1. Memento mori
Durante poco más de un día, Kai permaneció bajo los escombros, apenas pudiendo moverse y sin dormir tampoco, inmovilizado hasta la mañana del segundo día, cuando por accidente, movió un pedazo de escombro, provocando que un trozo de concreto sobre su espalda resbalara a un costado, permitiéndole una bocanada que compensó todo el rato que estuvo inhalando bajas cantidades de oxígeno.
Era de madrugada. Conforme movía los brazos, más piedrecillas caían y más movilidad recuperaba Kai: llevaba ya un tiempo sin comer ni beber nada y sentía que iba a desmayarse en cualquier momento, pero no ocurrió. Ni siquiera probó a gritar por ayuda: si la Armada Carmesí había tomado Xalapa, lo único que iba a conseguir sería que vinieran a rematarlo.
Cuando empezó a arrastrarse en el suelo, logró ver algo de luz al final del túnel de escombros: Kai se arrastró poco a poco, cuidando de no hacer colapsar el concreto sobre él. Sería muy estúpido morirse después de haber salido entero de la explosión. Mientras reptaba para salir de ahí, pensó en lo ocurrido: la Armada Carmesí corriendo por las calles de Xalapa, las chicas del Triskelion atacando el campus universitario... Arze al interior del destruido palacio de gobierno. Sam recibiendo un tiro en la frente y cayendo al suelo. Toph intentando volver con él...
¡Toph! Tenía que encontrarla. De seguro, a estas alturas, ya lo daban por muerto, pero necesitaba llegar con ella, enterarse de la situación actual... si la batalla no estaba perdida, Kai estaba dispuesto a seguir peleando. Alba Dorada...
Kai tosió con fuerza una vez su cabeza se asomó fuera de los escombros: la ciudad se encontraba desierta. Aunque era de madrugada, no se veía ni a una sola persona caminar por el centro (y el centro de Xalapa siempre tenía algo de actividad). Preocupado, Kai se arrastró hasta sacar sus piernas de los escombros, que se reacomodaron para aplastar el vacío que dejó el cuerpo de Kai ahí adentro.
Tras incorporarse, se permitió observar sus alrededores: mucha sangre derramada en el suelo, marcas de granadas por el suelo del parque juárez, a la izquierda de donde se encontraba él... Kai lo tenía más que claro: la Armada Carmesí había vencido en cuanto explotó el palacio de gobierno.
Cojeando levemente, Kai se dirigió en automático colina arriba, por una de esas inclinadas calles empedradas que llevaban a la parte alta del centro de la ciudad. Al pasar a un costado de la catedral, Kai volteó atrás una última vez para contemplar el palacio de gobierno: eran un montón de ruinas ahora. Realmente tuvo suerte de sobrevivir a esa explosión.
Con su comunicador roto y el traje de Alba Dorada bastante golpeado, Kai no tuvo más opción que caminar hacia el edificio donde él y Toph vivían, en departamentos uno al lado del otro. En este momento, decidió que tal vez no era tan necesario revelarle al mundo que seguía con vida: ya le había funcionado una vez desaparecerse de la faz de la tierra, poco antes del asedio a La Ciudad, hacía ya varios años. Quizá Arze y su Armada Carmesí lo dejarían en paz si creyeran que estaba muerto.
Siguió caminando mientras se sacudía algo de polvo del traje, abollado y con grietas. Se dio cuenta de que llamaba mucho la atención así, probablemente sería buena idea cambiarse la ropa antes de seguir su viaje a donde se dirigiera después de esto. También podía unirse a Alba Dorada para pelear por defender el país... lo que le recordó que antes del ataque a Xalapa, la Armada Carmesí ya había aplastado a las fuerzas de Alba Dorada en Coatzacoalcos y estaban atacando otras ciudades alrededor de la Ciudad de México.
"Tendremos algo de suerte si no han llegado aún a la capital", se dijo a sí mismo, para después restarle crédito a sus propias palabras. A estas alturas, lo más probable es que le hubiesen prendido fuego al zócalo o algo por el estilo. Siguió caminando mientras pensaba en sus amigas del Paraselene. Ojalá Mei estuviese bien. Ojalá Nessa siguiera cuerda. Ojalá Kalea y Khanna supieran cuidar de sus amigas.
Al inicio, a Kai le pareció algo cruel marcharse así como si nada, sin decirle a sus amigas que había logrado sobrevivir. Sin embargo, se convenció a sí mismo de que era lo correcto. Lo que tenía en mente requería discreción. Requería que Kai no fuera el centro de atención. Algo que había aprendido después de tantos años es que un solo hombre vestido normal llamaba menos la atención que un batallón con uniformes dorados.
Claro, que tendría menos recursos, pero no podía permitirse llamar la atención ahora: llegó a Xalapa intentando mantener un perfil bajo y en cuanto asomó la cabeza... ¡PUM!, mercenarios y asesinos de Arze intentaron asesinarlo uno tras otro. El Cazador, Caleidoscopio, el Nightstalker y finalmente las Triskelion: Tenebra, Niambi y Noah. La última era todo un caso: aunque pudo resolver ese asunto desde el comienzo, dejó que los problemas crecieran debido a su renuencia respecto a castigar a Noah por lo que había hecho. La chica traicionó a Alba Dorada, y sin embargo, Kai se hizo de la vista gorda y la dejó a sus anchas hasta que los problemas subieron de nivel y Caleidoscopio vino a Xalapa a buscarlo.
Las calles a su alrededor se volvieron más familiares: solo debía cruzar la avenida a un par de cuadras a la izquierda y por fin llegaría a la calle donde vivía Toph. Tras reflexionar un poco más acerca de Noah y de la Armada Carmesí, se detuvo ante el edificio donde vivía y, a falta de llaves, decidió saltarse la reja y subir por las escaleras de servicio hasta el piso donde ambos vivían. Un golpe bien dado a la cerradura y ya estaba dentro del pasillo. Era sorprendente la facilidad con la que alguien podría meterse sin permiso, pensó Kai.
Detrás de él, la luz de la mañana empezó a colorear el cielo. Frente a él, un pasillo a oscuras era lo último que tenía que atravesar antes de llegar con su amiga: de pie ante su puerta, Kai dio varios golpecitos sobre la madera, esperando a que fuera suficiente para despertarla. Cuando por fin se abrió la puerta, una somnolienta y confundida Toph lo observó fijamente antes de pronunciar palabra alguna.
El idiota seguía con vida.
— Bueno, este será el plan - Exclamó Toph, comenzando con la reunión ante la atenta mirada de sus compañeros y subordinados - Si tenemos oportunidad de cambiar la balanza a nuestro favor, esto es lo que debemos hacer.
Las chicas del Paraselene prestaron atención al instante: Ezra encendió el mapa digital sobre la mesa y cargó la información más reciente. Para este día, la Ciudad de México estaba rodeada por tierra y estimaban que pronto, la Armada Carmesí intentaría algún ataque. Ezra en persona iría a ayudar a Alyssa Pendragon en una misión especial.
Además, algunos grupos militares apoyarían a estabilizar el sur. Hasta los lugares más tranquilos como Campeche estaban sufriendo la ocupación de la Armada. Sin embargo, el centro del país era lo más preocupante a ojos de los estrategas de Alba Dorada. Nora observó que todos los estados que rodeaban la capital estaban siendo atacados o ya habían sido ocupados por la Armada Carmesí. Si bien, el apoyo del pueblo no estaba precisamente con Arze, Nora entendía perfectamente que desearan vivir.
Plantada entre los estrategas, Toph empezó a señalar puntos clave a retomar y, consciente de la situación en Xalapa, volteó a ver con las Paraselene para darles la orden de permanecer ahí y reestablecer el orden.
— Camiones de suministros vendrán desde el puerto entre hoy y mañana - Les informó - Chicas, si queremos tener esto bajo control, necesitaremos que ustedes permanezcan aquí y cuiden Xalapa. No dudo que tengan suficientes voluntarios entre sus compañeros.
— Pero, tenemos que vengar a Kai - Interrumpió Nessa, desafiando las órdenes de Toph. Sin embargo, cuando Kalea tomó la mano de su amiga, Nessa retrocedió un paso, volviendo con las demás.
— Sé que están conmocionadas por lo de Kai - Le aseguró Toph - Yo lo conocía de más tiempo, así que... no crean que no lo siento, pero tenemos que concentrarnos y seguir organizados o nuestros esfuerzos no servirán de nada.
Las Paraselene aceptaron, aunque no precisamente gustosas. Mei vio a Toph a los ojos, como si quisiera decirle algo: Toph entendía como se sentiría aquella chica. Después de todo, era la más cercana a Kai entre las miembros del Paraselene, sin contar a la propia Toph.
— El escuadrón de Rafael fue erradicado, ¿no? - Preguntó Toph a Nora, quien negó con la cabeza.
— No todos. Rafael, Violet, Keri, Mariela y Tristán sobrevivieron a Coatzacoalcos, pero fueron los únicos.
— Monterrey necesitará refuerzos ahora - Sugirió Toph - Es una de las pocas ciudades grandes que aún resiste a la Armada. Evitar que la tomen es más que necesario.
No fue necesario insistir. Nora accedió y uno de sus secretarios apuntó las nuevas órdenes para ejecutarlas en cuanto la reunión finalizara.
— El equipo Copa Escarlata estará reforzando La Ciudad. Me dijeron que tuvieron problemas con un batallón de la Armada Carmesí que iba directo a Campeche, así que será mejor no molestarlos un tiempo - Sugirió Nora - ¿Qué otros equipos tenemos?
— Los Cruzados de Titanio están en Quintana Roo por si el batallón que va hacia Campeche intenta avanzar más - Reportó el secretario de Nora - ¿Los movemos?
— Quizás Oaxaca necesite algo de ayuda - Sugirió Toph - Además. el Regimiento 69 ya va de camino a Campeche.
— No, les dimos una misión secundaria primero - Interrumpió Nora - Ciudad Hidalgo será atacada pronto y quizá necesitemos ayuda de esos sujetos.
El consejo se prolongó durante al menos una hora más, en lo que Nora y sus consejeros de confianza repartían a los agentes de Alba Dorada y a sus respectivos escuadrones por todas partes. Al terminar, las Paraselene, consejeros y otros funcionarios que se encontraban dentro de la sala de juntas abandonaron el recinto, dejando a solas a Eleazar, Nora y Toph con un sujeto con el casco puesto que aguardaba en una esquina. Cualquiera lo habría tomado por un guardia, como las Paraselene, por ejemplo, pero los otros tres ocupantes de la sala de juntas sabían la verdad:
— Ya, quítate eso - Ordenó Nora.
Kai avanzó hacia ellos con el casco en la mano. Tras escuchar toda la junta, contempló fijo a sus superiores y a Toph, esperando sus siguientes órdenes.
— Irás a La Ciudad - Le ordenó Eleazar - Vas a reunirte con una o dos personas ahí y esperarán órdenes. ¿Listo para no volver a pisar Xalapa en un buen rato? - Preguntó.
— No en realidad - Confesó Kai - Pero no puedo quedarme hasta que las cosas se calmen un poco.
Nora asintió.
— Durante el ataque de Triskelion al campus, nos dimos cuenta de que había una espía al interior del campus que les permitió entrar sin llamar la atención - Explicó Nora, viendo hacia el mapa sobre la mesa - No sabemos quién fue, pero no es buena idea que sigas en Xalapa hasta que sepamos quién estaba espiando para Arze.
Después, Kai volteó a ver a su amiga Toph, quien todavía no asimilaba del todo que ese chico había sobrevivido a que le cayera un edificio encima.
— Te voy a extrañar, Toph - Se despidió Kai - Intentaré volver pronto.
— Intentaremos atrapar pronto al espía.
Ninguno de los dos era consciente de que "pronto" sería poco más de un año.
A Kai le sabía mal no despedirse de sus otras amigas, pero si alguien del campus (incluyendo a las Paraselene) se enteraba de que seguía con vida, sería más difícil para Kai cumplir su misión. Después de todo, el Nightstalker estuvo un año entero sin que lo atraparan y ocasionó que Kai y sus seres queridos fueran vulnerados durante un buen rato. No iba a repetir ese error: realmente iba a hacerse a un lado y dejar que otros se hicieran cargo, por más difícil que fuera para él no ser el héroe.
Además, así podría pelear en otro frente sin tanta gente buscándolo.
"Y serás un fugitivo de nuevo, viviendo una vida a escondidas del mundo", dijo Kai para sí. "Nada ha cambiado".
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