A unas ocho calles de donde Tsuna y Giotto se encontraban, un par de gatitos parecían presentarse o eso pensaron sus dueños al encontrarlos tan cerca maullando y ¿ladrando?

—¿tu gato ladro, cierto?— pregunto el príncipe Giotto al momento de tener a su gatita en brazos

—Bueno... tiene su propio estilo— sonrió un poco nervioso el castaño, pues la gente por eso lastimaba o golpeaba a su gato

—Y muy propio diría yo— contesto divertido

De pronto frente a ellos un carruaje real se detiene y Alaude abre la puerta informando al príncipe que es hora de partir rumbo al palacio, Giotto aunque triste por la partida, sonrió y mientras acomodaba a su gatita en el carruaje le informo a su "nuevo y proclamado" hermano que en unos días enviaría a alguien por el para presentarlo a su madre y cantara en el palacio, el castaño asintió emocionado y le prometió daría lo mejor de si cuando eso pasara, el príncipe asintió y finalmente subió al carruaje, ambos con una sonrisa pero tristes internamente, se despidieron, aunque sabían que pronto se verían; así que una vez Tsunayoshi observó el carruaje irse, tomó a Natsu y a paso un tanto rápido se dirigió al taller de la señorita Bianchi.

.

.

Una vez el príncipe llego al palacio, volvió a su habitación sin ser visto, pareciendo que nunca salió de ahí, ya una vez dentro y con la emoción a flor de piel comenzó a dibujar algunos paisajes de su dia, reafirmando en su mente que el casarse es lo mejor pues esperaba con eso la gente ya no tuviera que vivir tan mal o tuviera que irse a otro lado, de pronto y aun con aquellos pensamientos el sueño le ataco y sin deseos de moverse se recostó sobre sus hojas, parecía que aquel dia había sido el mejor en la vida del príncipe, sin embargo, y para mala suerte de este, aquello solo anunciaba el inicio de una mala semana para él y dicho y hecho, pues al caer la medianoche la pequeña Sele fue despertada por un curioso juguete de gato, ocasionando fuera atrapada por ciertos ayudantes, todo para atraer al príncipe, quien al escuchar el maullido lastimero de su gatita se levanto y al no verla en su cama salió en su búsqueda, sin embargo, al encontrarla también encontró su perdición... pues los hombres que habían usado a la gatita de carnada le adormecieron y se lo llevaron dentro de un enorme costal hasta cierta cabaña oculta en lo mas profundo del bosque.

Cuando el príncipe despertó se encontró en un cuarto que no reconocía y que había sido puesto bajo llave, trato de abrir y hasta lo exigió, pero nada funciono, parecía que nadie más había con él y ante aquel pensamiento una lagrima cayó sobre su mejilla.

Mientras tanto sus secuestradores discutían en voz baja ya que cierto peliazul estuvo a punto de abrir la puerta donde tenían al príncipe, pero se detuvieron cuando escucharon llegar a cierto caballo, el pelirrojo esperando su compañero haya entendió se dirige a la puerta para abrirla y es en ese momento cuando el consejero real baja de su caballo y se dirige a él.

—¿El príncipe sospecha que estoy en esto?— pregunta

—No tiene la más mínima idea, Señor Ricardo— contesta el pelirrojo Giordano

—Bien, manténganlo aquí, hasta que la boda con el Rey Reborn se cancele— indica el azebache consejero —Ya vera la reina que soy mejor pretendiente— sonríe mientras vuelve a montar a su caballo y toma camino hacia el palacio.