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Capítulo 5.


Casi al mismo tiempo que la reunión en la mina, un carruaje proveniente del reino Arcobaleno llega al castillo, en este vienen el embajador de dicho Reino junto a cierta persona que ama disfrazarse, una vez el carruaje se estaciona frente a las puertas, baja un hombre con un traje rojo y portando elegantemente una trenza.

—Buenas tardes, mi Nombre es Fon y soy el embajador del Reino Arcobaleno, vine aquí a pedido de la reina— indica al guardia, quien ante tal presentación abrió la puerta y les comentó donde su alteza le estaba esperando

Ante aquel suceso, Alaude fue convocado por la reina ya que quería que su hijo fuera llevado hasta el salón del trono para hablar con el embajador, Alaude asiente y camina rumbo a la habitación de su alumno, ya dentro observa la concentración del príncipe ante cierta roca brillosa, de pronto y como si le estuviera esperando el príncipe nota la presencia de SU TUTOR, quien se acercaba a pasos sigilosos.

—¡Oh, Alaude!... ¡mira! Este mineral es pirita, el oro de los tontos— comento Giotto señalando el mineral

—Bien hecho, Su alteza— respondió Alaude

—¿Su alteza?, ¿Por qué la súbita formalidad?, Solo estamos nosotros— comentó serio el rubio platinado

—La reina me envió, su alteza— informó — al parecer el embajador está aquí con un regalo para su prometido— indica mientras mira a otro lado

—¿Qué?, ¿El embajador ya está aquí?— Giotto suspira al decir aquello

Y mientras Giotto y Alaude conversan, el embajador y el "sirviente" se encuentran frente la reina, dando el regalo que "envió" el Rey Reborn al príncipe Giotto, una vez la reina lo recibe mira en su interior encontrándose con un pequeño collar de diamantes, la reina sonríe y les agradece pues el regalo es precioso, de pronto las puertas del lugar se abren y por estas entra el Consejero real, sonriendo y pidiendo disculpa por la interrupción, se pone cerca de la reina y hace un gesto de que continúen con su conversación, el embajador levanta una ceja pero hace caso y habla.

—Disculpe el atrevimiento, pero ¿ya ha fijado una fecha para la boda?— pregunta mientras mira de reojo al sirviente

—Dentro de una semana— sonríe la reina

—Bien, entonces traeré al Rey Reborn para que venga a conocer a su prometido— comenta Fon feliz

El "sirviente" que acompañaba al embajador nota el ceño fruncido del consejero ante la mención de la fecha de boda, no le toma una importancia grande, talvez cree que es muy poco tiempo para organizar una boda real, así que mejor se dedica a observar el salón real, cuando se topa con la imagen de quien supone es el prometido del Rey, que aunque hermoso, siente que no es a quien debería desposar, pero calla y espera terminen de hablar el embajador y la reina para irse, de pronto sus ojos se posan en el único cuadro familiar, curioso se acerca y lo que ve le sorprende, pues ahí no solo están el rey y la reina con el príncipe Giotto en brazos sino que también, en brazos del rey con ojos cerrados un pequeño bebe de cabello castaño se observa... 

Una vez todo pactado, embajador y sirviente se van, regresan a su reino, todo visto por el príncipe quien se encontraba en el balcón de su habitación acompañado de su tutor y caballero personal Alaude, quien al ver la tristeza en los ojos de Giotto por el compromiso arreglado lo toma de la mano, junto a dos capas y sin ser visto por la servidumbre suben a un carruaje, donde Alaude le indica al conductor que los deje en cierta calle del pueblo, esperando que un cambio de aires animé al príncipe, además de que así podrían pasar algo de tiempo juntos antes del gran dia.

Ya en el pueblo el príncipe Giotto junto a Alaude y su pequeña gatita Sele pasean por sus calles, siendo todo admirado por el príncipe, pues se siente tan bien de estar lejos de su castillo que no puede evitar sonreír a todo lo que Alaude le señala y enseña del pueblo, incluso le mostro el lugar donde había crecido. Giotto ante tal muestra de confianza sonrió grande y sabiendo que nadie le reconocía tomo la mano de Alaude y lo llevo por una calle donde un mercado se extendía, todo parecía hermoso y Giotto se estaba divirtiendo, Sin embargo, justo al final de aquel lindo mercado donde el mayor le compro una dulce flor y chocolates, vio familias cerrando sus negocios o gente viviendo en la calle, Alaude notando aquello y tratando de confortar un poco al príncipe se dirige a uno de los pequeños puestos que esa gente parecía tener para vivir, tan metido se encontraba con aquello que no noto como el príncipe se alejaba, al parecer este había captado una linda voz cantando...

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