Capítulo 2.
—¡Vamos tarde príncipe!, tenemos exactamente 20 minutos para la prueba real, después debemos ir a su discurso en la sociedad histórica, una vez finalice es ir al concurso de Artes en la escuela real y no olvidemos sus clases de ballet, manejo de reinos, defensa personal...— comienza a decir G, el asesor y mano derecha del príncipe Giotto mientras una lista de papel cae al suelo
Giotto rueda un poco los ojos ante todo lo que aquel día debe hacer, más no replica, es el príncipe y tiene deberes que realizar...
Aunque muy en el fondo prefería dejar todo botado y tener todo el dia para él, leyendo o cantando con cierta personita a su lado, claro está.
Suspira tras sus pensamientos, mientras se asoma a su ventana y ve a la persona que ama en el jardín, dando su típica ronda y vigilando a sus pequeños hermanitos.
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Y mientras el príncipe continua con su tediosa rutina, un doncel de cabellos castaño y de ahora 16 años se encuentra cargando telas para confeccionar hermosos vestidos que surgen de su imaginación; todo mientras tararea una canción que encantan a su amiga y a su felino.
—¡Ah, Señorita Bianchi! — comenta tímida una chica de cabellos morados, compañera y casi familia del castaño
—¿Acaso tengo un cabaret? — comenta una mujer de cabellos largos y rosados desde lo alto de unas escaleras, mientras observa al castaño
—Tiene más bien una cárcel de deudores...— replica en voz baja el doncel, sin embargo, es escuchado por la mujer, quien baja por completo las escaleras
—Ja, si sigues quejándote te quedaras trabajando aquí otros 27 años más— sonríe la mujer como si fuera el gato Cheshire
—Pero... pero ya he pagado mas de la mitad de nuestra deuda— indica con una mueca el castaño mientras Chrome asiente de acuerdo
—Sabes que están también los intereses querido, sus abuelos debieron pensarlo antes de pedirle prestado a mi familia tanto dinero— indica dándose media vuelta y subiendo los escalones
—¡Lo necesitaban para cuidarnos y alimentarnos!— exclamo un poco molesto el joven, mientras la peli morada baja la cabeza ante lo dicho por la mujer
—Jajaja, que gran error...— y sale mientras azota la puerta de aquel taller
El castaño al verse al fin solos nuevamente se voltea y comienza a cantar, esperando con eso poder tranquilizarse un poco y lograr volver a inspirarse para seguir trabajando en aquel odioso lugar...
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