Capítulo 28
-Namjoon juro que si dices algo te disparo- había llegado el gran día.
Me encontraba en casa ya listo para la fiesta mientras Suran se arreglaba en el cuarto, la puerta fue tocada dejándome ver a Namjoon y a la teniente Park del otro lado, sin duda una pareja dispareja.
Llevaba un traje negro, corbata y camisa blanca, mi cabello peinado hacia atrás y unas enormes ganas de no ir a la dichosa fiesta.
¿Porque?
Me había adentrado al cuarto a buscar algo y vi a mi señora esposa enfrascada en un largo y pomposo vestido rojo, espalda y hombros al descubierto, mi pantalón comenzó a ajustar desde entonces.
Ahora no quería ir a la cena por desear enterrar mi cara entre sus piernas tanto como respirar.
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-¿Necesitas ayuda ahí abajo?- ¡Dios sí!. Íbamos camino al evento luego de haber encargado a la pequeña con sus tíos como ella los llama.
Aparqué el coche a mitad de la carretera y desabroché mi pantalón con rapidez, esta se arrodilló en su asiento y se inclinó para adentrar todo de mí en su boca, me sentía como un tuerto en tierra de ciegos.
...
-Mayor Jeon- saludó otro señor al cual siquiera reconozco
La noche estaba hermosa, pero las absurdas conversaciones y los comentarios de mal gusto me tenían asqueado.
Lo único divertido fue cuando uno de esos señores tallados a la antigua hizo un comentario sexista hacia Suran por pertenecer a la milicia y está lo humilló frente a su esposa, creo que fue una de las mejores cosas de la noche, a parte de la magnífica mamada en mi auto claro está.
-Deberíamos irnos- dije cuando está hubo salido del tocador, pasaban las 3 de la madrugada y esta tenía entrenamientos, le había pedido tomar un permiso pero no quiso, ahora debíamos volver a casa sin ella haber dormido para marcharse nuevamente.
Cuando íbamos a salir esta detuvo su andar tan abruptamente que casi me hace arrastrarla inconscientemente por llevarla del brazo, llevé mi vista a su petrificado cuerpo y luego a lo que veía con tanta atención.
Un hombre de más o menos mi altura estaba frente a nosotros, entonces lo supe, esa mirada era igual a la suya, ese era hermano faltante.
Este apretó la mandíbula y luego posó su vista en mi, luego en nuestras unidas manos y después en ella nuevamente.
-Hablemos Susu- dijo suavizando su rostro.
Esta me miró pidiéndome dejarlos solos y cuando lo hice estos se movieron en dirección contraria para hablar, hablaban normal y colmadamente, nada parecido a lo que tenía pensado pasaría cuando se encontraran, el carácter de mi esposa es un poco especial.
Y ahí estaba, le había dado un puñetazo justo en el pómulo llevando lo al suelo para luego comenzar a caminar en mi dirección como si nada hubiera pasado, este ni siquiera se movió de su lugar y la seguí cuando se subió al coche.
El camino a casa fue silencioso a pesar de nuestras manos encontrarse unidas y cuando llegamos a casa nos adentramos al cuarto de la misma forma, Namjoon y su novia se habían quedado en el antiguo cuarto de Suran.
Quitó su ropa y se adentró al baño siendo seguida por mi, el agua arropó nuestros cuerpos unidos por el abrazo con que la rodeaba para reconfortarla y luego comenzó a llorar de una manera que juraba no haberla visto nunca.
Ni siquiera con los más duros entrenamientos se había quebrado así.
Preferí colocar el tapón y sentarme con ella en medio de mis piernas dentro de la bañera, cuando esta fue totalmente cubierta por el agua sus sollozos habían disminuido considerablemente, las lágrimas seguían ahí.
Luego no se escuchó nada más que su respiración sobre mi pecho, la tomé en brazos luego de haberme desecho del agua y la coloqué en la cama, luego me vestí y dirigí a la cocina, en esta estaba Namjoon preparando un café.
-Hola- asentí, espero lo tome como respuesta, ni siquiera he dormido, necesito algo de café, algo no, mucho.
Tomé una de las tazas -¿Tan mal estuvo?- asentí
-No iremos hoy, Suran y yo -aclaré - y te agradecería con mi vida si llevas a Suni a la escuela hoy- asintió -Sabes que si muero tu serás a quien deje a cargo de mi familia- y así era, confiaba en él con mi vida.
-Procuraré mantenerte con vida- chocó mi taza con la suya.
Cuando este se hubo marchado llevé el desayuno para el cuarto, Suran se encontraba aún dormida, me recosté a su lado y la envolví entre mis brazos.
El ver a su hermano nuevamente le afectó aún más de lo que creía, y no quería imaginar cómo se pondría si se encontraba con el verdadero causante de todo, tenía tantas ganas de preguntarle sobre él porque había reaccionado así si estaban hablando tan cómodamente, siendo de un momento al otro que cambiaran las cosas.
Pero también sabía que debía darle su espacio, debía ser ella quien me contara, aunque esta opresión en el pecho me hará ir por él antes siquiera que esta despierte, ¿que tanto mal tuvo que haberle hecho su padre para que acabara odiándolo así luego de admirarlo tanto?
La alejó de su familia y la desechó como basura, me alejó de ella sin siquiera permitir que nos despidiéramos.
Cuando revisé los papeles de su baja dijeron que ella lo había solicitado, que ella había desertado, el teléfono que ponía estaba desconectado, ni siquiera tenía como buscarla y pensé que ella no quería que lo hiciera.
Luego llegó mi traslado, a solo dos días de esta haberse marchado, lo vi como una oportunidad para deshacerme del sentimiento de abandono que me generó su partida.
Me culpé
Me culpé a mí mismo por haberla mantenido tan lejos emocionalmente de mi para que no fuera capaz de contarme que desertaría, pensé que se había ido por su propia voluntad.
Ahora ese odio que se había ocultado bajo el amor por mi pequeña y su madre está nuevamente saliendo a la luz.
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