¿Nunca sentiste nervios antes de rendir un examen?

¿Nunca te sentiste ansioso por un viaje?

Supongo que todos nos sentimos alguna vez nerviosos, y en otros casos ansiosos. Ahora, en mi caso, tengo una mezcla de ambos. Estoy nervioso, y a la vez ansioso. Me llena de nervios los estudios, exámenes, pruebas. Pero me siento ansioso por todo lo que sigue, ansioso por la respuesta, sea cual sea. Aunque no me siento preparado para recibir una respuesta, bueno creo que nadie lo estaría. No quiero pensar en positivo para así no ilusionarme, y tampoco quiero pensar de forma negativa porque eso me quita las ganas de muchas cosas. Lo mejor es no pensar, y dejar que pase lo que tenga que pasar.

Ya habíamos ido a una clínica de fertilización, nos habían informado de todo, y nos hicieron preguntas para saber si realmente estamos listo para todo esto. Ahora solo siguen los exámenes, ver el por qué Nathalie no puede tener hijos, ver si ambos estamos sanos, y después... la prueba final, por decirlo de una manera.

Decidimos compartirlo con personas mas cercanas a nosotros, o sea que, las únicas personas que lo saben son Chloe, Hunter, Ivan y los padres de Nathalie. Eso es el suficiente apoyo que necesitamos, no queremos que alguien venga y nos pregunte a cerca de todo, u opine algo al respecto, por eso decidimos compartirlo con muy pocas personas. Personas las cuales nos conocen, y saben que si no queremos hablar del tema, no preguntan.

Definitivamente esto es un antes y después en nuestras vidas. Así como lo fue para mi conocer a Nathalie, así como lo fue casarnos y así como lo fue tener a Nolan con nosotros.

Nolan... quien nos alegraba todos los días con su personalidad tímida, y encantadora. Quien nos hacia reír con sus ocurrentes preguntas o ideas. Lo que mas destaco de la actitud ultima de Nolan, es que notó que Nathalie estaba rara, y todos los días le regalaba un dibujo para robarle una sonrisa. Y lo conseguía.

Me siento lleno de nervios, pero cuando veo los ojos de Nolan puedo decir que me encuentro en paz. Veo sus profundos ojos marrones y se que todo estará bien.

Nolan sera de esas personas que tan solo verlas te generan paz, y bienestar.

Y hablando de Nolan ¿qué estará haciendo? ¡Encima esta con Zoey encerrado en su habitación! Se que son niños, pero ¿qué demonios?

Me levanto del sofá y me dirijo a la habitación de Nolan. Pienso en si debo llamar o no, pero decido no hacerlo. Abro la puerta y me encuentro con el desastre.

Las paredes azules ahora se encontraban con algunas manchas de tempera, rojas, amarillas, y verdes. Observo la habitación como si estuviera viendo una escena de horror ¡Me tomo mucho tiempo pintar esta maldita habitación!

Ahora mis ojos se detienen en Nolan y Zoey, ambos con manchas de colores en el rostro, cabello, y ropa. Zoey se encuentra más pintada que Nolan. Los dos me miran como si no hubieran hecho nada.

Sonrío negando con la cabeza, y luego los miro fijamente.

–¿Qué demo... –me detengo y suspiro– ¿Quien fue?

–Zoey.

–Nolan.

Contestan ambos al unisono mientras se señalan.

–Yo no fui –se defiende Zoey.

–Tú tuviste la idea –contesta Nolan.

–¿Ustedes saben el tiempo que me tomo pintar esta habitación? –ambos miran al suelo– ¿Saben lo que me costo comprar la pintura?

–Te la regalo papá –me dice Zoey.

–Zoey...

–Lo siento –vuelve a mirar al suelo.

–¿Quién fue? No quiero mentiras.

–Ella –la señala Nolan, y Zoey lo mira con mala cara.

–¡Tú empezaste! 

Cuando Zoey le grita, Nolan baja de forma inmediata la mirada.

No, hijo. No le des el poder.

–Tio, Nolan tiene la culpa de todo.

–¡No digas mentiras!

–¡No me grites!

–¡Tú empezaste a gritarme!

–¡Se callan los dos! –grito e intento no reírme de la forma que Zoey mira a Nolan.

–Papá, yo no fui –aun muero de amor ante su forma de llamarme– Zoey me dijo que le demos color a mi habitación, y después me pinto la cara –Nolan mira a Zoey– ¡No me mires así, tú empezaste!

–¡Me dijiste que no te iban a retar!

–O sea que fuiste tú, Zoey.

Zoey me mira y agacha la cabeza.

–Lo siento.

–Bien, ahora discúlpate con Nolan por haberlo culpado.

–No, él me gritó.

–Nolan, pídele disculpas a Zoey.

–¿Por qué? ¡Ella empezó!

–Nolan...

Nolan suspira y se cruza de brazos enojado.

–Lo siento, Zoey.

Zoey lo mira, y le asiente sonriendo.

–Lo siento, Nolan.

–Lo siento, papá.

–Si, lo sentimos.

Ambos  me miran con cara de perro mojado, y esa mirada me puede mucho. Tengo que mantenerme firme.

–Zoey, ve a bañarte. Y luego sigues tú Nolan –contesto serio– Y ahora no veremos Frozen.

Zoey me mira como si hubiera dicho la peor cosa que hubiera escuchado.

–Ja- ja no veremos Frozen –se burla Nolan.

–Ni Iron Man –digo, y ahora Nolan me mira como Zoey.

–JA- JA –le dice Zoey, y sonrío negando con la cabeza.

–A bañarse, Zoey. Nolan tú guardas las temperas.

Zoey se dirige al baño, y Nolan se encarga de recoger las temperas. 

La puerta principal se abre, y entra Nathalie sonriendo pese a su notable cansancio.

–Hola tú –me abraza y le sonrío.

–Fea –beso su frente.

–Idiota –me contesta sonriendo– ¿Y Nolan?

–Tu hijo esta castigado.

–¿Qué? ¿Qué hizo?

–Ve a ver... 

Le señalo la habitacion de Nolan con la cabeza, y Nathalie me frunce el ceño antes de dirigirse alli.

–Oh, mald... oh no –me río.

–Fue Zoey –dice Nolan.

–Hijo...–digo y me poso serio al lado de Nathalie.

–Bueno, fuimos los dos. Mamá, lo siento.

La mirada de Nathalie se suaviza.

–No te dejes manipular –le susurro y se rie negando con la cabeza.

Cuando Nolan y Zoey estan bañados, nos sentamos a comer pizza sentados en el sofa, mirando una película que no es para nada el gusto de los chicos. 

–Yo no entiendo –dice Zoey– ¿Ese es el asesino?

–No, el asesino es el vecino –le contesta Nolan.

–No, el vecino es bueno.

–No, es malo.

–Bueno.

–Malo.

–¡Dejame en paz! –Zoey se agarra la cabeza como si Nolan la hartara y con Nathalie nos reimos– Hombre tenias que ser.

Estallo en una fuerte carcajada por su forma inocente de decirlo.

–¿Qué tiene de malo? –le pregunta Nolan.

–Siempre piensan con las dos cabezas –tanto Nathalie, como yo nos ahogamos con el jugo.

–Pero yo tengo una...

Zoey se queda pensando.

–Mi papá también, pero mamá siempre le dice eso cuando se enoja y papá la besa.

Me vuelvo a reír, y ambos me miran como si estuviera loco.

–Suficiente por hoy –dice Nathalie negando con la cabeza– Hora de ir a dormir. Los dos se van a cepillar los dientes.

Zoey y Nolan, luego de cepillarse los dientes se van a dormir. Con Nathalie nos reímos de lo que Zoey dijo mientras juntamos las cosas que utilizamos para la pizza.

–Nos espera una semana interesante... –dice cuando termina de lavar los vasos.

–Demasiado.

–¿Nervioso?

–Un poco ¿y tú?

–Igual... –suspira– Pero estamos juntos en esto.

–Siempre estaremos juntos en esto, siempre que tú me dejes.

–Sabes que siempre lo querré así –asiento y la abrazo. Nos quedamos unos largos segundos en silencio, escuchando el respirar del otro, sumidos en nuestros pensamientos– Un nuevo paso... –susurra y la miro a los ojos.

–Los pasos que doy contigo son lo mejor que tengo. Sea cual sea el final, se que ambos sabremos como seguir.

–No se si soy tan fuerte como tú, Paul. 

–Eres fuerte, solo que tú no lo ves. Y siempre seré fuerte por tí, incluso aunque me cueste serlo.

–Eso no es justo... –baja la mirada, y yo se la subo. Sus hermosos ojos azules ahora se encuentran inundados de lágrimas.

–Tú sigue que yo te cuido –acaricio su mejilla– Aun cuando te tropieces, te caigas o no tengas ganas de seguir, yo estaré ahí. Seré el motor de tus días –le sonrío.

–Sigue sin ser justo para ti.

–Nathalie, ¿cuando vas a entender que con solo tener tu presencia en mi vida soy feliz? No pienses en que no es justo, porque tenerte aquí conmigo, en mi vida, a mi lado... es todo lo que necesito. Ya lo dije, tú sigue que yo te cuido.

Unas cuantas lágrimas caen sobre su rostro mientras me mira a los ojos.

–Eres la mejor parte de mi –me dice, y le sonrio– Te amo, Paul ¿lo sabes?

–Lo se –seco sus lagrimas– Y espero que sepas que también te amo.

–Todo esto me lo demuestra.

Le sonrío, y la beso. El beso es tranquilo, y encantador. Todo lo que ella hace lo es.

–Amo la persona en que me convertiste –le susurro sobre sus labios y la vuelvo a besar. 

Entre besos y caricias la guío hasta nuestra habitación y las sabanas son testigo de lo que sucede alli.

Nunca, jamas me sentí de esta manera.

Nos encontrábamos con Nathalie en el consultorio del doctor que iba a llevar nuestra situación, nos estaba a punto de decir como estábamos de salud, y si podíamos seguir con el siguiente paso.

–Bueno... ¿quieren saber? –pregunta y con Nathalie asentimos– Tranquilos, se que estos resultados están bien –nos sonríe y abre el sobre blanco. Luego lee con atención, y nos mira– Ambos están en perfecto estado, y es el mejor momento de sus vidas para intentarlo –siento como mi cuerpo se relaja, y puedo asegurarme que a Nathalie le paso lo mismo–  Lo siguiente que sigue, puede que sea lo más complicado y difícil, pero si se apoyan mutuamente todo sera mejor.  Y se que se apoyaran –el doctor me mira, y le asiento– Bien. Cuando salgan de aquí solicitan un turno, y nos vemos ese día. Traten de estar tranquilos, y de no pensar tanto. Se que es difícil hacerlo, pero pueden intentarlo –nos sonríe para inspirarnos fuerzas– Los veo el día en que soliciten el turno.

Y que sea lo que Dios quiera, dirían muchos.