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OPT

La piedra rasgaba un poco la pared, apenas haciendo un rasguño, uno que era suficiente para Ruxandra, ya que solo quería hacer una pequeña marca que no superaba los cinco centímetros de largo. La hacía cada día, le servía para llevar la cuenta de cuánto tiempo estaba en ese lugar y no volverse loca.

Seis meses y catorce días de estar encerrada y siendo torturada para que soltara información, lo cual no había hecho y no pensaba hacerlo en un futuro.

Su compañera, Amelia, era una mujer que rondaba los cuarenta años y llevaba al menos un mes más que ella en esa celda inmunda. La acusaban de ser una bruja y al igual que ella, la torturaban para que confiese su crimen, pero ella seguía alegando que no practicaba brujería.

-Un día más- dijo Amelia, mientras veía como Ruxandra dejaba la piedra en el piso y se sentaba.

-Un día más...- dijo con resignación. Su cabello había crecido y le hubiera encantado que Nicusor pudiera verla, pero sabía que eso nunca pasaría.

-Él vendrá- Ruxandra la miró y deseó con todas sus fuerzas que lo que dijo fuera cierto.

Ambas se habían hecho amigas y se habían contado sus respectivas historias. Pasaban todo el tiempo juntas, padeciendo los mismos tormentos y dolores; cuidaban de la otra cuando volvían heridas después de una sesión de tortura.

-Me gustaría creerlo, pero sé que no será así- dijo desilusionada, mientras dirigía la vista a la pequeña ventana que estaba casi tocando el techo de la celda y que era la única abertura que dejaba ingresar un poco de luz, además le servía para saber si era de día o de noche.

-¿Por qué? ¿Acaso él no te quiere?- ella negó con la cabeza, mientras sentía que el dolor comenzaba a invadirla.

-Nosotros no teníamos ese tipo de relación, no hablábamos de sentimientos o nos decíamos "te quiero". Sólo pasábamos el rato juntos y lo disfrutábamos, sabiendo que terminaría en algún momento- no quería que su voz se quebrara, pero el estar tanto tiempo encerrada le había servido para darse cuenta de sus errores.

Estaba enamorada de Nicusor y todo el tiempo había querido engañarse a sí misma diciéndose que sólo se divertían. Para no sufrir luego, no quería sentir dolor al ser abandonada. Pero el dolor que sentía ahora al saber que no lo volvería a ver nunca más y que no pudo decirle lo que realmente sentía, la estaba matando.

-Mi niña- dijo en un tono dulce- Con todo lo que ese hombre ha hecho por ti, realmente crees que no siente nada por ti- ella la miró incrédula- Pudo haberte abandonado y olvidado cuando se separaron en Moldavia, pero no. Te mandó una carta para que fueras con él, te presentó a sus hermanos y te defendió de ellos siempre. Si sólo te hubiera deseado, no se hubiera hecho tantas molestias y se hubiera buscado otra, las mujeres sobran. Pero te eligió a ti y luego lo volvió a hacer, ese hombre te quiere demasiado- vio como las lágrimas caían de los ojos de Ruxandra- Y tú mi niña, ¿qué sientes por él?

Ruxandra comenzó a llorar desconsoladamente.

-Lo amo, y nunca pude decírselo y ahora moriré en este agujero- dijo entre sollozos, Amelia se acercó a ella y la abrazó intentando tranquilizarla.

-Él vendrá mi niña, lo hará. Y podrás decírselo- dijo mientras la acunaba en sus brazos. Ruxandra lloró más fuerte y se aferró a Amelia, esa mujer era como la madre que nunca tuvo.

Sólo esperaba que lo que dijera Amelia sea verdad.


+++


-Puedes tranquilizarte, ya tenemos todo listo para el plan- Bastián veía como su hermano caminaba de un lado para el otro, cada vez más nervioso y eso comenzaba a exasperarlo a él también.

Habían logrado escapar y llegar al refugio, pero Mireia no estaba ahí. La buscaron por tres días, hasta que Bastián se enteró que había muerto, la habían asesinado. Y el dolor junto con la culpa lo invadieron, él la había dejado sola para ir por Ruxandra, a quién tampoco pudieron salvar. Y ahora su hermana estaba muerta, Mireia era la persona en quién más confiaba, a la que más quería y él la abandonó a último momento, cuando más lo necesitaba por ir a salvar una cazadora a la que apenas le tenía un poco de cariño, no como a Mireia que la amaba y que había estado en sus momentos más difíciles. Siempre apoyándolo y reconfortándolo, intentando que superara el dolor de la separación con Sac Nicté. Ella nunca lo había dejado solo, él sí lo había hecho.

Buscó su cuerpo, pero le habían dicho que Lariku se lo había llevado y fue directamente a encararlo. Sabía de la relación que esos dos tenían, pero nunca pensó que fuera tan fuerte y cuando vio al vampiro entendió todo.

Le hizo prometer que le avisara cuando encontrara al culpable, él también quería venganza. Lariku a regañadientes aceptó, ambos sabían que el culpable no saldría vivo de esta. Pero desgraciadamente aún no había noticias.

-Dentro de tres días es la ejecución- dijo Nicusor. Estaba enfadado y Bastián lo entendía. La información era clara, en tres días sería la ejecución de Ruxandra y otra mujer.

-Eso ya lo sabíamos, pero el plan no fallará. Lograremos sacar a Ruxandra antes, sólo debes tranquilizarte- aunque sabía que era inútil que le pidiera eso.

-No me pidas cosas estúpidas. Hasta que Ruxandra no esté fuera de esa prisión y a salvo, yo no estaré tranquilo.

Bastián volvió a suspirar y prefirió concentrarse en los últimos detalles del plan de escape. Nicusor estaba muy insoportable y no quería lidiar con él. Lo entendía, pero Bastián también sufría, había perdido a su hermana y a Nicusor eso parecía importarle una mierda.

Se estaba cansando de ser el Bastián bueno, el amable, el comprensivo y sabía que no duraría mucho.


+++


-Les quedan dos días- canturreó el guardia con alegría. Ambas alzaron la vista y vieron como les arrojaban un poco de comida, que a simple vista se podía ver que estaba en mal estado.

-¿Dos días para qué?- preguntó Amelia, aunque Ruxandra también quería saber.

-Tú eres la bruja, ¿no? Pues adivínalo- y volvió a soltar carcajadas. Ambas no cambiaron el semblante y el guardia al no ver reacción se fastidió- En dos días será la ejecución de ambas, las quemarán vivas en el centro del fuerte- y volvió a reír- Disfruten su comida, tal vez sea la última, ya que mañana me puedo olvidar de alimentarlas. Total, se mueren en dos días- y se marchó aunque sus risas seguían escuchándose.

Ruxandra alzó la vista hacia la ventana, el sol estaba en su más alto esplendor. En cambio, ella estaba sumida en la más profunda oscuridad.

-No pierdas las esperanzas- dijo Amelia mientras apoyaba una mano sobre su hombro.

-Ha pasado mucho tiempo, él no vendrá. Nadie podrá salvarnos, ni siquiera mi padre porque está muerto y hasta me culpan de ser su asesina- dijo con bronca.

Amelia bajó la mirada y luego también miró por la ventana.

-Entonces hay que verle el lado positivo- Ruxandra enarcó una ceja y la miró sin entender, pero Amelia no apartó la vista del cielo azul- Ya no se divertirán a nuestra costa, ya no podrán torturarnos, no sentiremos más dolor. Por fin podremos descansar en paz.

Ruxandra volvió a mirar hacia esa pequeña abertura que les mostraba el mundo exterior, haciéndoles sufrir por su libertad perdida, pero que también las reconfortaba.

-Sí, tal vez tengas razón...


+++


-¿Por qué lo haces?- mañana pondrían el plan en marcha y liberarían a Ruxandra- Y no me vengas con esos cuentos de que le tienes aprecio a Ruxandra, porque sé que preferirías estar con Lariku buscando al asesino de Mireia.

Bastián suspiró resignado.

-Es verdad, pero ya no puedo hacer nada por ellos. Mireia está muerta y su amor se vio truncado. Pero Ruxandra aún está viva, tú si podrás ser feliz, aún tienes posibilidades- dijo sincero y Nicusor volvió a mirarlo, sabía que había algo que no le estaba contando.

-Hay algo más- no era una pregunta sino una afirmación. Bastián se acomodó en el sillón y tomado una copa de sangre comenzó.

-Supongo que Ruxandra te contó mi historia- Nicusor asintió- Pero yo no le dije todo, el relato no terminaba ahí- Nicusor lo miró desconfiado por no contar la verdad- No me alejé de ella por eso, luego de estar casada con el señor de Itzamal, nosotros seguíamos viendo a escondidas y disfrutando de nuestro amor, podían ser sólo minutos o unas horas, pero era el momento más feliz del día. Esperaba cada mañana sólo para poder estar ese pequeño momento con ella. Pero a las semanas todo mi mundo se desmoronó, Sac Nicté estaba embarazada y solo con verla, sabía que esa criatura era mía- suspiró hondo para darse el valor de continuar- No pude soportarlo, no quería traer una criatura así al mundo, iba a ser un dhampir, un monstruo. Cuando los de la tribu se enterarán lo iban a matar y a Sac Nicté también, por dar vida a una aberración. Los nativos son muy supersticiosos, la hubieran culpado de ser la reencarnación del mal. Entonces, de a poco le hice llegar la información al señor de Itzamal que esa criatura podría ser hijo de Chichén Itzá, fui sembrando las dudas en él y él se lo creyó. Pero adoraba demasiado a Sac Nicté, por eso esperó hasta que la criatura naciera y luego la mató- Bastián cerró los ojos al recordarlo. Y Nicusor no podría creerlo- Sac Nicté nunca volvió a ser la misma después de eso, ella amaba a su hijo porque sabía que era nuestro y yo no pude volver a mirarla a la cara, no cuando sabía que yo era culpable de la muerte de nuestro hijo. Y me alejé después de contarle todo, vi el odio y el asco en sus ojos- una lágrima resbaló por su mejilla- Ella tuvo otros hijos con Itzamal y se convirtió en señora cuando él murió, ahora maneja a todo el pueblo. Pero aún me siento horrible por lo que hice.

-Pero te sigue amando- dijo apenas en un susurro.

-Debería odiarme, pero sigue yendo al mismo lugar todos los días, como si esperara que me acercara- Nicusor se levantó y estaba dispuesto a irse, pero volteó a verlo.

-Tal vez deberías ir, ambos son libres. Tal vez llegó la hora de que vivan su amor sin miedos- y dicho esto se marchó.


+++


Era de mañana y hoy serían ejecutadas, escucharon los pasos del guardia acercarse y se tensaron. Si bien ya se habían resignado a ser rescatadas y tener una nueva oportunidad de vivir, el miedo seguía estando ahí.

El hombre abrió la puerta y a diferencia de otras veces, agachaba la mirada y el sombrero del uniforme imposibilitaba ver su cara.

-Es hora, pónganse de pie para poder encadenarlas y llevarlas hacia el lugar que corresponde- las dos se pararon con un poco de dificultad, Ruxandra había sido latigada hace dos días y sus heridas en la espalda aún estaban en carne viva.

-Así que eres nuestro verdugo- soltó Ruxandra, ya no le importaba si la volvían a golpear, total moriría dentro de poco, sólo quería acabar con el sufrimiento.

-No, soy su salvador- a esa voz la conocía. Miró al guardia asombrada, éste alzó la vista y se sacó el sombrero, entonces pudo ver el rostro sonriente de Bastián.


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OPT: ocho en rumano.

Sólo queda un capítulo para el final.

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