N/A: Escribir este capítulo ha sido tan satisfactorio que ni siquiera tengo palabras. Simplemente me ha encantado escribirlo xD
Cap dedicado a BlancaluzTorres4 ♡♡
Hoy os recomiendo 'All For Me' de Two Friends ft. HRVY, la amo demasiado.
[...]
Tres semanas antes, en medio del bosque...
La noche fría como un témpano de hielo se cernió sobre él y su cuerpo únicamente cubierto por plumas y grasa animal que ni siquiera le pertenecía. Húmeda hasta el punto en que respiraba y una estela de vapor blanquecina abandonaba su pico. Sin compañía de nadie más que la luna inmensa, pero no lo suficientemente como para sentirse solo, pues no había pasado demasiado tanto rodeado de otras personas para llegar a acostumbrarse a esa sensación; aunque sí vacío. Muy vacío.
Probablemente se había dejado el corazón en casa, en el taller, junto a su único hermano y los recuerdos de alguien que ya no se encontraba con ellos. Tutor debía estar furioso, no lo culpaba, pues él también se odiaba a sí mismo un poco.
Por su culpa, TaeHyung ya no tenía un sitio al que volver y Jungkook había perdido a lo único que le ataba. Lo había arruinado todo.
Con pequeñas lágrimas, que a comparación de su cuerpo animal eran prácticamente invisibles, Minsu aceleró la velocidad a la que se movía por el aire, dejando atrás nubes cargadas de agua y otras aves más pequeñas. Odiaba volar, odiaba ir contra corriente y que todo aquel al que dejase atrás ni siquiera pareciese notar su presencia. ¿Por qué siempre arruinaba todo?
La imagen de Tutor en su cabeza, mirándole con tanto desprecio y decepción, como si no pudiera reconocerle en absoluto. El pecho le dolía, negándose a llorar incluso si era todo lo que quería hacer.
¿Por qué dolía tanto? ¿Por qué si siempre había estado acostumbrado al rechazo?
"Hola otra vez." La voz de TaeHyung se reprodujo en su mente de forma automática, visualizando al pelirosa frente a él meses antes, con el muelle de Baehmsue al fondo de sus recuerdos.
TaeHyung llevaba una bolsa consigo. Llena, repleta de comida deliciosa. Aún si no podía olerla para comprobarlo, él lo sabía.
"No sé si vas a aceptarlo, pero por si acaso te hemos traído comida." Dijo, acto seguido le tendió la bolsa, esperando que la tomara. Él así lo hizo, casi arrancándosela de las manos. "Me llamo TaeHyung y este de aquí es Jungkook." Señaló al muchacho que lo acompañaba.
Junto a él, un chico alto, de cabello azabache y rojizo se encontraba. Nada más verlo, Minsu pudo reconocer su cara fácilmente, sintiendo cómo el corazón se le volvía diminuto. Jungkook le devolvió la mirada, asintiendo en señal de saludo. Sólo entonces, pudo respirar con alivio. No había muerto.
Verle allí de pie, con su mismo tamaño, cuando solía ser un gigante, y de una pieza, provocó que quisiera llorar hasta deshidratarse por completo. Aunque tampoco faltaba demasiado, en realidad
"Espero que con eso tengas suficiente para unos cuantos días, me he encargado de seleccionar cosas que no vayan a caducar pronto y sean deliciosas. O lo parezcan, al menos, ya que no puedo saborearlas..."
Él se aclaró la garganta, sus ojos brillantes inspeccionando el contenido de la bolsa cuando miró hacia ella de nuevo. Sí que parecía deliciosa.
"La próxima vez que necesites dinero o comida, pídela." Volvió a sonar la voz del pelirosa. "Esa mujer a la que ibas a robar antes, hubiera estado encantada de ayudarte si se lo pedías."
Agachando la mirada, no dijo nada en absoluto, tan avergonzado que las palabras no sabían. Incluso si ninguno de los dos le miraba con lástima, como todos solían hacer, seguía sintiéndose avergonzado, como si acabase de cometer un crimen. Como si no tener nada ni nadie fuese motivo suficiente para ser crucificado de por vida.
Tal vez lo era. Justo lo que merecía por sus errores.
"Bueno, eso es todo. Ojalá encuentres un buen lugar en el que quedarte esta noche y que comas bien... Espero que mi elección sea de tu gusto y que al menos me hagas caso." Le miró con los labios apretados en una mueca.
Al ver que no hablaba ni tenía pensamientos de hacerlo, TaeHyung suspiró, meneando la cabeza y mirando al azabache, para acto seguido ir junto a él. Minsu agachó la cabeza tímidamente, decepcionado consigo mismo la no encontrar la valentía para hablar.
Tenía miedo. Miedo de ser juzgado, de que descubrieran su verdadera identidad. Lo que había hecho y el daño irreparable que había causado solo por tratar de sobrevivir.
"No confíes en nadie, Moze, no hables con extraños ni les dejes saber quién eres a menos que tengas la certeza de que estás a salvo, ¿de acuerdo?" La voz de su hermano mayor se reprodujo en su mente, como siempre lo hacía.
Y, de esa forma, Minsu permaneció en silencio incluso cuando su única compañía era él mismo.
La gente no hacía cosas buenas de manera altruista, o al menos, no con él. Sin embargo, aquella señora del puerto le permitía llevarse un poco de su dinero e incluso añadía más con la esperanza de que ese día comiese algo diferente, el par de chicos que tenía frente a él le tendían comida caliente y deliciosa sin conocerle siquiera, mucho menos esperar algo a cambio.
"Vámonos, grandullón... Tenemos que volver con Maoi-lee y Nuka."
"Claro, vamos."
Ambos se dieron la vuelta, alejándose a paso lento de allí. Minsu tragó el nudo de su garganta. Tal vez, sí que quedaba gente buena en el mundo, personas que lo tratarían bien sin tener constancia de que eso no era lo que merecía.
"Gracias." Alcanzó a susurrar, viendo como inmediatamente ambos se giraban. "M-Muchas gracias por esto..."
TaeHyung le dedicó una dulce sonrisa, asintiendo. "No es nada."
"Me... Me llamo Minsu."
"Encantado de conocerte, Minsu."
Aún si tenía miedo y se sentía inseguro consigo mismo tras presentarse, sonrió también, apenado.
"Seguramente haya un albergue por aquí cerca, Minsu, un lugar en el que puedas quedarte por tiempo ilimitado. Búscalo." El otro chico, Jungkook, le dijo. "De no ser el caso, entre las ruinas no hace frío cuando anochece. Busca alguna casa abandonada o edificios que veas que no vayan a derrumbarse contigo dentro. Los animales también protegen del frío, hazte amigo de alguno..."
Él asintió con suma lentitud.
"Mañana por la noche saldremos de aquí rumbo a Li-Minn-Kwest, por si quieres unirte a nosotros. Hay sitio de sobra para uno más."
"Sí, en ese cerdo caben quince como nosotros. Eres bienvenido."
Inmediatamente sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Cómo podía aceptar tal propuesta cuando eso significaba que podía ponerlos en peligro? Jungkook no había sobrevivido a un infierno del que él fue partícipe para arruinarlo otra vez. No tenía ningún derecho.
"Gracias..."
"Vendremos a buscarte a este mismo lugar, ¿vale? Piénsatelo, al menos."
Asintiendo, vio como se marchaban, desapareciendo de su campo de visión muy lentamente. Luego, devolvió la mirada a toda aquella comida deliciosa, dejando escapar un suspiro.
No podía permitirse anhelar la libertad cuando le había quitado el privilegio a otros. No lo merecía.
Con los ojos llenos de lágrimas y el rostro sonriente de TaeHyung, aquel que lo ayudó, que confió en él y le proporcionó un hogar, reflejándose en su mente sin pensamiento de marcharse, Minsu sollozó, su pelaje humedeciéndose superficialmente y sintiéndose helado al contacto con el viento frío.
No había podido proteger a la persona que tanto le había dado sin esperar nada a cambio.
"Lo siento, lo siento tanto..."
Aquel al que una vez consideró su propio padre, por más humillante que fuera admitirlo en voz alta, al que vio como un héroe, le había hecho tanto daño a quienes, por primera vez en años, podía considerar familia. E incluso si no fue su culpa, él no podía permitirlo.
Su rabia, el odio acumulado que tanto deseaba salir a la luz, no hicieron más que llevarlo por el camino de la agonía, divisando aquella cueva donde dejó a Sounik por última vez tan sólo un tiempo atrás. Aterrizando frente a ella, se adentro sin pensarlo, esperando ver a madre en su interior, cuidando del amor de su vida como siempre había querido. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Sounik se encontraba justo donde lo había dejado la última vez, sólo que en un peor estado de lo que lo recordaba (tal vez, los chicos y su valentía habían tenido mucho que ver). Tenía heridas abiertas por todo el cuerpo, agujeros, sangre muy oscura y líquida brotando de todos ellos. Y, a pesar de su estado tan deteriorado, seguía respirando, vivo, con el cadáver de la única mujer que lo amó descomponiéndose a su lado. Minsu sintió lástima por ella, reconociendo sus restos sólo gracias a la ropa que Íldara acostumbraba a usar.
Después de todo, ambos eran igual de despiadados. Ella no merecía su lástima.
Sus ojos se encontraron fugazmente. Sounik dejó escapar una carcajada, como si realmente no esperase verlo ahí, sangre escapándosele de las comisuras.
"Así q-que has vuelto, ¿eh, Moze?" Dijo, entre jadeos, sonriendo de oreja a oreja. "Sabía que sería cuestión de tiempo, pero no esperaba que fuese tan rápido... ¿Me echabas de menos, hijo?"
Minsu no pudo escuchar nada en absoluto, pues había elegido transformarse en una criatura sin audición para evitar ser afectado por él. Ya no tendría forma alguna de apoderarse de su mente.
Aterrizando frente a él, puso sus ojos grandes, rasgados y oscuros sobre aquel monstruo decrépito y repugnante, acercándosele muy lentamente.
"Lamento recibirte así, hijo, pero tu madre no quiso cooperar cuando supo que iría a por ese bichillo amigo tuyo y tuve que actuar antes de que intentara d-detenerme... Supongo que lo entiendes. Ella no lo hizo." La señaló con algo de dificultad. "Tantos años profesándome su amor para darme la espalda en el mejor momento, ¿lo puedes creer?"
Él simplemente gruñó.
"Tendrás que encargarte tú de su labor, me temo..." Tartamudeó prácticamente, viéndole acercarse, temblando de frío. "Aunque e-es un poco desagradable, pero confío en que no me decepcionarás esta vez."
«Ven a curarme» Pidió la voz en su cabeza, aquella que Minsu ni siquiera llegó a oír. «Hazlo, Minsu, elimina todo este dolor que estoy sintiendo. Es una orden de tu padre». De nuevo, no surgió efecto alguno. Aquella criatura gigante, llena de plumas, con garras afiladas y un pico alargado, sólo se acercaba a él con mayor eficacia. Sólo entonces, algo en su mirada cambió, tornándose casi temeroso.
"Moze..." Susurró, teniéndolo en frente finalmente. Y, por primera vez en años, Sounik tembló de miedo. "Hijo, ¿q-qué?"
Con un gruñido feroz, Minsu alzó sus garras, escuchándole gritar antes de empujarlas contra él una y otra vez, sin detenerse. Demasiado furioso, dolido, triste. Impotente. La sangre del monstruo brotó de él, salpicando por todos lados mientras aquellos ojos inyectados en el más puro de los terrores, le observaban, apagándose gradualmente, del mismo modo en que sus gritos desgarradores lo hacían, dejando de pedir clemencia.
Tantos años siendo cegado por su poder, por la imagen del hombre al que endiosaba sólo porque salvarle la vida era conveniente para él. Pero no lo quería. Sounik nunca lo quiso.
"¡Basta, hijo, p-por favor!"
"¡Moze, Moze!" La voz chillona de Rasheen llegó hasta él, viendo a la chica bajita y de ojos saltones aparecer a su lado. Parecía horrorizada, llena de miedo. "¡Tienes que hacer algo!"
"¿Qué ocurre?"
"Es padre, p-pretende hacer algo horrible. Ahora que Mai se ha ido, quiere ir a por él." Aquellos ojos saltones se llenaron rápidamente de lágrimas. "Va- va a matarlo, Moze..."
Su corazón se detuvo cuando escuchó aquello, visualizando la imagen de su hermano mayor.
No importaba si se trataba de aquellos niños a los que él crio, quienes lo siguieron hasta el fin del mundo sólo porque su figura autoritaria así lo ordenaba. Sounik acabaría con quienquiera que le desobedeciera.
Esa fue la primera vez que Minsu tuvo que dejar que la balanza se descompensara, pues se trataba de su familia. De su hermano.
Debió haber sido la última.
"¡Detente, te lo suplico, hijo!" Los gritos de Sounik, cada vez más desesperados, no cesaban, tratando de cubrirse aún cuando no le quedaban fuerzas. "¡Para, para!"
Pero él no lo haría. Nunca más cedería. La balanza había colapsado y ya no tenía sitio para alguien tan repugnante como Sounik. No después de haberlo perdido todo por su culpa.
"¡Moze, por favor! ¡Moze!"
Con un grito desgarrador y las gotas de su sangre restante salpicando contra las rocas, Sounik quedó sin aliento, sabiendo que había perdido todas y cada una de sus extremidades en aquel brutal ataque. Que sus órganos estaban inservibles y ya no le quedaba nada. Observando aquellos ojos que lo miraban con tanta rabia, odio, repugnancia, sonrió.
"Debí haberte matado cuando tuve oportunidad, maldito desgraciado..." Escupió, sin fuerzas. "Y a ese hermano tuyo, Mai, también. Nunca- nunca me gustó... Siempre fue un inútil."
Gruñendo ante la mención de Tutor, Minsu clavó sus garras en el cuello de aquella bestia, despedazándolo por completo. Finalmente, tras el golpe final, Sounik dejó escapar su último aliento. El último de verdad.
«Hasta siempre, padre. Nadie va a notar tu ausencia. Púdrete.»
Así mismo y observando aquellos ojos sin rastro alguno de vida en ellos, Minsu sacudió sus largas alas, apartando las garras de él. Estaba hecho. Había acabado con Sounik. Tal vez eso lo convertía muy probablemente en un asesino, pero no importaba. Ya nadie tendría que preocuparse por vivir un tormento al lado de ese monstruo.
Saliendo de allí sin mirar atrás, Minsu alzó sus alas al vuelo.
En la actualidad...
"¿Estás seguro de que quieres hacer esto?" Mirando al pelirrojo, Choi San cuestionó, su ceño fruncido.
"Muy seguro, doctor, claro que sí." Asentía Minsu, quien estaba empeñado en acompañar a su hermano mayor hasta Suraek Dee Bhadam. "No es la primera vez que lo hago, Jungkook es testigo de ello. Tampoco supondría un problema para mí cuando fácilmente puedo convertirme en cualquier animal y no quiero dejar a Tutor solo en esto."
"Yo estaré bien por mi cuenta, Minsu, no es necesario..."
"Aún así, es mi decisión. Quiero ir contigo, ya está." Insistía. "Dos pares de manos son mejores que una y sé orientarme bastante bien en ese mundo, como ya he dicho. Fui tras Sounik muchas veces para sacarlo de todas las cárceles en las que estuvo."
El azabache frunció el ceño inmediatamente, mirándole. "¿Tú fuiste quién nos sacaste de la cárcel esa vez?"
Minsu asintió para sorpresa de nadie.
"Joder..."
"Bueno, pues si él está seguro de lo que quiere hacer y cree que será de ayuda, dejémosle intentarlo, ¿no?" Encogiéndose de hombros, Wooyoung dijo, mirando al doctor Choi en busca de confirmación.
"Sí, claro... Mientras no suponga un peligro para ninguno de los dos, no veo por qué debería ser un problema."
"Perfecto."
Incluso cuando Minsu parecía convencido al cien por cien, Tutor no lo estaba, observando a su hermano. "¿De verdad quieres hacer esto?" Preguntó una vez más. "¿Al cien por cien?"
"Por supuesto que quiero, hermanito, ¿por qué lo preguntas tanto? ¿Es que acaso no quieres que sea tu acompañante...?"
Un bufido abandonó sus labios. "No digas tonterías, claro que quiero."
La sonrisa que Minsu le dio fue brillante.
"Entonces deja de replicarme y prepárate para marcharnos. Tenemos que irnos de aquí antes de que anochezca, ¿cierto, doctor?" Dirigiéndose al doctor Choi, le vio asentir, dándole la razón. "Pues en marcha, hermanito."
Era el día. Después de tanto planearlo, sufrir desgracias y atrasarlo al máximo, Tutor —con la ahora compañía de su hermano pequeño, Minsu— viajarían a Suraek Dee Bhadam. Choi San había ocupado el lugar de su indispuesta madre tras haber recibido todas las indicaciones por su parte.
Por su parte, Garam se había presentado en el taller de TaeHyung un par de días antes, queriendo verificar que estuviera bien. E incluso cuando saber que aquel chico —quien por primera vez desde que lo conocía, saltó a sus brazos a modo de agradecimiento por salvarle— al que tanto juró proteger, había vuelto exitosamente a la vida gracias a una poción que tanto tardó en conseguir, su corazón seguía doliendo profundamente ante el pensamiento de no tener cerca a Hakmo. Sabía que estaría orgulloso de ella por priorizar la vida de alguien que, a diferencia de él, tenía un largo camino por delante, pero el dolor jamás se iría.
"¿Estáis preparados, entonces?" Choi San se dirigió al par de hermanos, quienes asintieron.
"Sí." Dijeron al unísono.
Y tras aquella confirmación, el doctor sacó algo de su bolsillo que parecía una valija en miniatura, volviéndose más grande una vez tocó el suelo. Entonces, la abrió, volviendo a sacar más y más utensilios que llevaba consigo. Piedras preciosas, hojas que ninguno de los presentes (a excepción de Jungkook) había visto en su vida, un líquido luminiscente bastante extraño y trozos de vidrio que volvió a unir.
"¿Qué es todo esto?" Susurró Wooyoung, confundido, mientras veía a San colocarlo todo minuciosamente.
A su lado, Jimin se encogió de hombros. "A mí me vas a preguntar..."
"Son rocas y hojas provenientes del bosque Fhinadynn, el último sitio en el que estuve antes de aparecer aquí." Murmuró Jungkook. "Hacía mucho que no las veía... Son imposibles de encontrar fuera de Suraek Dee Bhadam."
Usando los vidrios como base, San colocó las piedras y las rocas sobre ellos una vez los unificó, de manera que formaran un ecosistema en miniatura. Luego, vertió el líquido luminiscente sobre todo aquello que había formado, creando una película brillante que poco después cobró vida, presentándose frente a ellos como un cuadro gigantesco que flotaba en el aire, a lo lejos.
Wooyoung soltó un chillido, sobresaltándole ante algo tan repentino. "¡Ay, mi madre! ¿Qué ha sido eso?"
Orgulloso, el doctor Choi se separó. "Acabo de crear un portal hasta el bosque Fhinadynn, en Suraek Dee Bhadam." Explicó, señalándolo. Los ojos de Jungkook, brillantes y puestos sobre su obra de arte, indicaron que no estaba equivocado. "Es una zona sin control alguno, por lo que nadie podrá interceptar la llegada de Tutor y Minsu."
"Dios..." Susurraba el azabache, hipnotizado. "Es increíble..."
Llevaba tanto tiempo sin ver su mundo, aquel lugar del que provenía. E incluso cuando pensó que no extrañaría su primer hogar, pequeñas lágrimas se agolparon en las esquinas de sus ojos. TaeHyung le apretó la mano, acariciándola sutilmente.
"Una vez crucéis el portal, será como si os teletransportárais directamente hasta ese bosque." Siguió diciendo el doctor. "Es posible que presentéis mareos, fatiga, e incluso dolor de cabeza, pero se os pasará en seguida."
De nuevo, el par de hermanos volvía a asentir. "De acuerdo."
"¿Estáis preparados, entonces? ¿Lo hacéis ya?"
Una vez más, Minsu y Tutor asintieron, mirándose mutuamente y suspirando, esbozando una sonrisita nerviosa.
Minsu colocó su brazo sobre el hombro ajeno. "Vamos allá, hermanito..."
"Vamos."
"¡Espera!" La voz casi desesperada de Yim, quién prácticamente temblaba en su lugar, sonó justo cuando dieron un paso lejos de ellos. Ambos se giraron, viéndole juguetear con sus dedos. "¿No os vais a despedir...?" Preguntó con evidente timidez.
"Nos hemos despedido seis veces antes de llegar aquí..." Le recordaba un confundido Minsu, intentando que su respuesta no fuese recriminatoria.
Yim se encogió de hombros. "¿Y...?"
Finalmente, Tutor dejó escapar una risita, acercándose a él tras notar su nerviosismo. "Ven aquí." Le dijo, susurrando, mientras abría sus brazos para recibirlo. Yim le abrazó de inmediato, como si esperase aquella indicación desde el primer momento. Y así era, en realidad.
"Te voy a echar de menos, Tutor..." Susurró con los labios apretados, sólo para que él pudiera escucharlo.
"Yo también a ti, Yim."
"¿En serio?"
"Muy en serio." Dijo, sosteniendo su cabeza con una mano y la espalda baja con el brazo libre, pegándolo más cerca de sí mismo en un abrazo cálido, apretado. "Estaré de vuelta pronto, te lo prometo."
"Más te vale..." Yim asintió, su voz afectada por el llanto silencioso. "Porque cuando lo hagas, hablaremos muy seriamente, ¿de acuerdo?"
"Ow... ¿de qué quieres hablar?"
"De ti... y d-de mí."
Una risita abandonó los labios del pelinegro, cuyo nerviosismo desapareció de inmediato. El corazón le latió muy rápido, probablemente más rápido de lo que había latido nunca, con fuerza.
"En ese caso, volveré más rápido aún." Le dijo, separándose sólo para poder verle de cerca.
"Bien..."
"Bien."
Sonriéndole, se inclinó hasta atrapar sus labios en un pequeño beso que Yim correspondió de inmediato, entreabriendo los suyos y ladeando la cabeza para mejorar el contacto, aferrándose a sus mejillas tibias por el calor del sonrojo.
Tras ellos, Wooyoung gritó y, horrorizados, los mellizos se taparon los ojos.
No pasó demasiado tiempo hasta que Tutor y Yim se separaron de aquel abrazo, una vez este último se calmó y dejó de llorar, permitiéndole marcharse con un último y fugaz beso de despedida.
"¡Tened mucho cuidado, chicos!"
"¡No tardéis demasiado!"
El par de hermanos que finalmente se alejaban, se giraron de vuelta sólo para sacudir la mano en el aire en señal de despedida. Los demás hicieron lo mismo. Minsu dejó escapar una risita antes de mirar a su hermano.
"El chico ese, Yim... Te gusta mucho, ¿no?"
Tutor suspiró. "No tienes una idea de cuánto..."
Su hermano rio más fuerte. "Se nota, se nota. De hecho, confiaba en que estaríais juntos cuando volviese esta última vez, pero se ve que todavía necesitáis un último empujoncito."
"En realidad no, yo ya he decidido lo que quiero. Sólo estamos esperando a volver de este viaje para hablar las cosas. No quiero iniciar algo y acto seguido cruzar un portal al otro lado del universo, ¿sabes...? Sería un poquito complicado." Explicaba señalando dicho portal, viéndole asentir. Una duda fugaz cruzó si mente. "Ahora que lo dices, ¿por qué narices volviste convertido en un pez? Es lo que más odias."
Minsu prácticamente se sonrojó antes de responder. "Oh, e-eso..."
"Sí, eso."
"Ese otro chico, Woongki, dijo que le gustaban mucho los peces."
"¿Y qué?"
Negándose a darle una respuesta directa, pues se encontraba demasiado avergonzado, se encogió de hombros. Sólo entonces, ante su silencio, Tutor comprendió, riendo a carcajadas.
"¡Oh! Así que es por eso... Vaya, hombre, mi hermano pequeño fijándose en alguien tan inocente como fácilmente capaz de meterse en sus peores pesadillas sólo con tocarte la cabeza, ¿quién lo diría...?"
Minsu bufó, con las mejillas ardiendo. "No me lo recuerdes, ¿quieres?" Pidió, oyéndole reír aún más fuerte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro