✧c.-088
N/A: La maldición de los primeros capítulos interminables me perseguirá de por vida, pero no me quejo, porque al menos aún faltan unos días para que me pueda adaptar a la nueva historia como corresponde xD
Cap dedicado a RoxanaCorzoTorres ♡♡
Hoy os recomiendo 'Hated' de YUNGBLUD, lo amo.
[...]
Jungkook corrió. Corrió con todas sus fuerzas, hasta sufrir calambres en las piernas y sentir que ya no le funcionaban como deberían. Soobin fue tras él, intentando seguirle el ritmo aún si era imposible.
"¡Jungkook, espera!" Gritó, pues realmente no podía ir tras él. "¡Jungkook!"
Este ni siquiera se giró para mirarle.
"¡Te veo en el taller!" Fue todo lo que dijo, yendo más rápido si es que era posible aún.
Soobin ni siquiera podía culparlo, pues probablemente todo lo que Jungkook tuviera en la cabeza ahora mismo, era nada más y nada menos que a TaeHyung. Y de estar en su lugar con Yeonjun, no duraría en actuar de la misma forma.
El problema era que él no tenía ni idea de dónde se encontraba, y el camino que habían tomado de vuelta, no era ni de broma el que había seguido él para llegar hasta el bosque.
"¿Qué...? P-Pero, Jungkook..."
Sin darle tiempo a formular una frase, llamarlo siquiera, la sensación de que algo empujaba su cuerpo desde atrás hacia arriba de manera brusca, le hizo soltar un alarido, aterrizando con seguridad sobre el lomo de un cerdo gigante, junto a uno más pequeñito, idénticos a los que acompañaron a TaeHyung y Jungkook durante su viaje por Psayd.
"¡Eh!" Grito, justo antes de que el cerdo más grande comenzara a correr con rapidez y el pequeñito se le subiera encima. "¿Q-Qué narices...?"
Soobin no entendía nada en absoluto, pero apenas tuvo tiempo de quejarse o lamentarse por ello, pues poco a poco alcanzaba a Jungkook, quién le llevaba una ventaja considerable, lo cual .significaba que el par de cerdos sólo estaban guiándolo de camino a casa.
A sí mismo, una vez alcanzó al azabache, estiró —exageradamente— su mano en dirección a él, invitándolo a acompañarlo allí arriba. "¡Sube!" Fue lo único que dijo, antes de que Jungkook tomase su mano y, de un salto, sin necesidad de que Maoi-lee se agachase, subió junto a él con rapidez, jadeando tras la carrera previa.
"¡¿De dónde han salido?!" Chillaba Soobin, aferrándose a las cuerdas cuando la adrenalina lo dejó prácticamente sin respiración.
"Lo más seguro es que Jimin los trajera hasta nosotros para que pudiéramos llegar más rápido. Tanto él como TaeHyung se encargaron de entrenar a Maoi-lee para esto, antes de nuestro viaje por todo Idexium." Explicó, aún recobrando la respiración, sin dejar de acariciar el suave pelaje de Nuka, que había saltado hasta su regazo. "Bien hecho, Maoi-lee."
"Ah, vaya... ¿Y cuánto puede correr este animal?"
"Todo lo que se proponga y más. De hecho, hasta vuela si se lo pides." Respondió, luciendo tan orgulloso de su cerdo mascota que ni siquiera notó la mueca de horror en el rostro de Soobin.
"Joder, q-qué habilidad..."
"¡Ve más rápido, Maoi-lee!" Golpeando el lomo del cerdo más grande, pidió.
"¿Más rápido...?"
"Claro, eso que has oído antes, el silbato, era un aviso de los chicos. Tenemos que llegar al taller cuanto antes, necesito saber si ha pasado algo con TaeHyung."
Maoi-lee no tardó en cumplir su orden, aumentando la velocidad de tal modo que Soobin comenzó a sentirse enfermo, mareado, y Nuka meneaba la colita de un lado a otro. Esa era una señal de que el pequeño animal, que llevaba semanas decaído tras el accidente de su dueño, debía estar alegre. El corazón de Jungkook bombeó con rapidez, obligándose a mantener la calma.
Necesitaba llegar a TaeHyung cuánto antes, pero no quería llenarse de ilusiones, pensando lo mejor, sólo para llevarse un mal trago al final.
"Q-Qué rápido va esto, ¿no...?" Con medio cuerpo hacia atrás y una mueca descompuesta, Soobin se aferraba más que nunca a las cuerdas de Maoi-lee, tratando de regular su respiración.
Jungkook no respondió, sino que su atención se vio rápidamente opacada al momento de visualizar el taller a menos de dos metros, de l cual salían Jimin, Tutor y Yeonjun con rapidez.
"¡Jungkook, corre! ¡Corred!"
"¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué ha pasado?!" Gritó, bajándose de un salto y llegando hasta ellos.
"¡Corre, corre, entra dentro!"
Soobin necesitó que Maoi-lee se agachase para poder bajar, pues sus piernas temblorosas le impidieron saltar e inclusive andar tan pronto como alcanzó al suelo. Yeonjun fue rápidamente hacia él, ayudándolo.
"Soobin, estás blanco, ¿qué te pasa?" Preguntó, preocupado, mientras sostenía su mano.
Él ni siquiera encontró fuerzas para responderle.
"¿Qué ha pasado? ¿Está bien? ¿Dónde está?" Jungkook corría dentro del taller, con todos los ojos puestos sobre él conforme avanzaba.
"Arriba, sube a vuestra habitación, deprisa."
Sin saber muy bien qué decir o hacer al respecto, completamente confundido, el azabache tragó el notorio nudo en su garganta. "P-Pero, ¿qué...?"
"¡Que subas, corre!" Wooyoung le dio un leve empujoncito (que no fue leve en absoluto), enviándolo a las escaleras.
Aún fuera de lugar, Jungkook subió las escaleras con torpeza, el corazón latiéndole en los oídos y sus pensamientos más altos que nunca. Él esperaba de todo corazón que Joowan tuviera sus tapones puestos, pues ni siquiera podía soportarlo aún siendo suyos. Batalló contra los escalones y piernas temblorosas, luchando por llegar a la segunda planta, donde Taevin y los padres de TaeHyung, sorpresivamente, se encontraban, rodeando la cama donde el pelirosa descansaba el matrimonio impidiéndole verlo.
Los tres le observaron tan pronto como Taevin hizo un gesto hacia él.
"Jungkook, cielo, hola."
"Taevin, se-señor, señora Kim, ¿qué ha...?"
Sin siquiera permitirle terminar lo que estaba por decir, Yurin y Jaejoong se apartaron de modo que él pudiera visualizar la cama, encontrándose a TaeHyung sentado sobre esta, con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos fijos en él. Su corazón se lanzó desde muy, muy alto.
"Hola, grandullón." Saludó, y los ojos se le llenaron de lágrimas.
Siendo incapaz de creer lo que sus ojos veían, Jungkook se acercó a la cama a duras penas, autoconvenciéndose de que aquello era parte de un sueño. Un muy buen sueño del que, de tener la oportunidad, no querría despertarse nunca.
"TaeHyung..." Susurró, dando pequeños pasitos hacia él.
La señora Kim le hizo un gesto a su hijo mayor y marido, indicándoles que fueran tras ella para abandonar la habitación silenciosamente. Una vez se marcharon, dejándoles a solas, TaeHyung tomó su mano, apretándosela, haciéndole ver que no era parte de ningún sueño; sino que era más real que nunca.
Con lágrimas empapándole el rostro por completo, Jungkook no encontró las palabras que quería decir, quedando en blanco, conmocionado, observándole.
"Precioso... ¿E-Eres tú? ¿Estás despierto de verdad?" Acariciando con el pulgar sus nudillos, murmuró.
Una pequeña risita abandonó los labios del pelirosa. Esa risa que tanto necesitaba oír. "Claro que estoy despierto, mi amor, ¿no me ves?"
Jungkook negó, sorbiendo por la nariz.
"No- no puedo creer que sea cierto, no..." Sollozó, siendo jalando por TaeHyung esta vez y cayendo junto a él en el colchón, pudiendo así admirarle de cerca. Llorando más fuerte, pasó los dedos por su rostro, viéndose ensimismado. Se sentía tan real. TaeHyung cerró los ojos. "Tu cara, t-tu nariz... Tus ojos..."
Tenía la piel suave, gracias a la cantidad de cremas que tanto él mismo como sus padres o los chicos le habían colocado a diario. Cálida, tersa, pintada de un sutil color rosáceo en las mejillas. Era él, estaba ahí, a su lado, mirándole a los ojos como tanto esperó que lo hiciera. Como deseó que sucediera todas las noches antes de irse a dormir.
TaeHyung le sostuvo la mano, entrelazando sus dedos con los impropios. Tenía los ojos llenos de lágrimas, mirándole con dulzura. Le rompía el corazón verlo de esa manera.
"Mi amor..."
"De verdad has vuelto..." Sollozó, permitiendo que esta vez las manos impropias le sostuvieran el rostro. "Estás aquí, no es un sueño..."
"Claro que no, Jungkook, esto es más real que nunca. Estoy aquí."
Sólo entonces, sollozó más fuerte. Los brazos delgados del amor de su vida lo arroparon como nunca antes, besándole la frente y permitiéndole llorar contra su pecho, dejando atrás todo el dolor que lo había carcomido durante días, semanas, mientras la sensación de dedos cálidos recorriéndole la espalda por debajo de su ropa lenta y muy suavemente. El miedo de perderlo para siempre, la incertidumbre de no saber cuándo volvería.
"Tranquilo, grandullón, tranquilo." Susurraba contra su oído. "Está bien, ya ha pasado, estoy aquí contigo."
"Te he echado tanto de menos, TaeHyung. No podía soportar estar más tiempo sin ti, t-te necesitaba tanto..." Hipó, mirándole a los ojos tan pronto como aquellas manos temblorosas le sostuvieron el rostro. "Me sentía miserable por no tenerte conmigo..."
Los labios del pelirosa esbozaron una sonrisa triste, eliminándole las lágrimas con sus propios dedos. "Siempre me vas a tener contigo, Jungkook, sea como sea." Aseguró, obligándole a mirarle a los ojos. "Te dije que encontraría la forma de llegar hasta a ti independientemente de qué tan difícil fuera... Y eso aplica para toda la vida, no sólo para el momento en que decidas irte a casa otra vez. Una parte de mí va a acompañarte siempre, vayas a donde vayas. Lo sabes."
Sosteniéndole la mirada, Jungkook negó.
"¿I-Irme?" Susurró. Decir aquello en voz alta ahora sonaba tan irreal que no podía ni tan siquiera repetirlo una segunda vez. TaeHyung asintió. Él sorbió por la nariz sin dejar de zarandear la cabeza. "No, y-yo no me voy a ningún lado..."
La confusión no tardó en pintar el rostro de TaeHyung, por lo que Jungkook se vio obligado a explicar:
"La mañana en que Sounik te llevó, salí antes con los chicos para prepararte una sorpresa, por eso no me quedé contigo como pediste." Le dijo, apartándole el cabello de los ojos. "Quería que te enterases de una forma un poco más especial de que, a pesar de todo el trabajo y esfuerzo que nos tomó, no volvería a ningún lado. Me quedaría aquí, contigo."
TaeHyung se mostró perplejo. Nunca, a pesar de ser consciente y confiar en el amor honesto que Jungkook le profesaba constantemente, pensó que le escucharía decir tales palabras. Tampoco se las pediría, aún si a diario había soñado con ellas.
"¿Q-Qué? ¿No ibas a...?"
De nuevo, el azabache negó. TaeHyung usó su pulgar para eliminar más lágrimas que caían sin cesar. "Choi Garam me dijo que la probabilidad de volver vivo de Suraek Dee Bhadam, tras cambiar mi tamaño en más de una ocasión para sobrevivir, era prácticamente nula. Tendría que quedarme allí para siempre y-y yo no podía soportar la idea, TaeHyung."
Sus ojos se llenaron de lágrimas, lágrimas que, en esta ocasión, fue el turno de Jungkook eliminar.
"¿Nunca hubieses vuelto?" Repitió como si no pudiera creerlo, viéndose horrorizado ante la simple idea de Jungkook permaneciendo en su tierra natal de por vida.
Él tampoco sobreviviría sin Jungkook cerca, ¿cómo podría? Pensar en ello le causaba escalofríos, miedo, angustia.
"Desgraciadamente no, por eso decidir cancelar todos mis planes y quedarme aquí." Seguía diciendo. "Aun cuando todavía tenía una deuda pendiente con mi padre y la abuela Binna, sabía que ellos entenderían mi situación. Mi elección, que eras tú. Mi prioridad."
TaeHyung se señaló a sí mismo con un dedo tembloroso. "Yo..."
"Tú, sí. Desde que te conocí siempre lo has sido y ahora más que nunca lo serías. Ambos comprenderían eso, e incluso si tendría una espina clavada en el corazón de por vida, no me arrepentiría nunca."
Sus ojos no tardaron en llenarse de lágrimas. Más lágrimas que ni siquiera pudo contener.
"Después de todo por lo que pasaste para poder volver a casa, ¿me elegiste a mí?" Pronunció, el hueco en su pecho haciéndose cada vez más notorio.
Y sin siquiera mostrarse dubitativo, pues aquella decisión había sido tomada mucho tiempo atrás, Jungkook asintió, eliminando una lágrima solitaria del rostro ajeno.
"Te dije que eras mi prioridad por encima de todos y no mentía, pero eso también incluía a las personas que dejé atrás, TaeHyung. Tú no ibas a ser una de ellas. Prometí que volvería sólo si existía posibilidad; de lo contrario no me iría a ninguna parte." Aseguró, bajo aquella y todas las circunstancias. Sus ojos se llenaron rápidamente de lágrimas otra vez. "Eso fue lo que intenté decirte la mañana del accidente, p-pero ni siquiera tuve la oportunidad... Ese monstruo te llevó cuando bajé la guardia. No pude hacer nada, y-yo..."
"No vayas a decir lo que estás pensando, Jungkook." Frenó sus intenciones de inmediato. Luego, le sostuvo el rostro, batallando contra sus propias lágrimas mientras lo confrontaba. "No fue tu culpa."
"Pero yo..."
"No lo fue." Sentenció. Después, con evidente torpeza, TaeHyung se inclinó hasta besarle en los labios castamente, impidiéndole decir algo más.
La sensación fue ínfima, pues no duró más de dos segundos, pero el cosquilleo perduró más tiempo de lo debido, siendo suficiente para causarle un estremecimiento de pies a cabeza. Buscó su mirada, casi desesperado por sentirlo de nuevo, suplicante.
"Haz eso otra vez." Pidió, con los ojos brillantes. Las mejillas del pelirosa ardieron, por lo que tuvo que sostenerlas para que no apartase la mirada. "Por favor, precioso."
Y, sintiendo su corazón latir desbocado, como si esa fuese la primera vez que Jungkook y él se besaban, TaeHyung volvía a inclinarse, besándole otra vez.
Sólo entonces, el azabache respiró hondo, pudiendo oler la fragancia de sus cremas combinada con la de su perfume favorito, ese que él mismo se había encargado de ponerle todos los días después del baño. Y actuó sin pensarlo después, atrapándolo inmediatamente entre sus brazos, sin darle oportunidad alguna de escaparse (incluso si ese pensamiento no entraba ni siquiera en las opciones de TaeHyung). Lo abrazó fuerte, impregnándose las fosas nasales de su aroma como si temiera olvidarlo para siempre.
"Te amo." Susurraba, besándole repetidamente en los labios. "Te amo tanto, precioso..."
TaeHyung rio debido a las cosquillas que su boca le producía, retorciéndose entre aquellos brazos fuertes y mirándole a los ojos tan pronto como se detuvo. Cara a cara otra vez, él suspiró, estirando el brazo y acunando su rostro.
"Yo también te amo, Jungkook."
Este volvió a inclinarse, frotando ambas narices con suavidad. "Gracias por volver a mí."
"¿Cómo no iba a hacerlo? Eres el amor de mi vida, Jungkook, no podía dejarte después de todo lo que hemos vivido." Eliminando una lágrima solitaria, dijo. "Además, tú me elegiste a mí, debería ser yo quién te agradeciera eso."
De los labios del susodicho brotó una risita casi eufórica. "¿Cómo no iba a hacerlo?" Repitió sus mismas palabras, haciéndole reír también.
TaeHyung se inclinó sólo para besarle de nuevo.
"Te amo."
Jungkook le devolvió el beso sin pensarlo. "Te amo."
Alguien más se lanzó junto a ellos en el colchón, un brazo pasando por encima de cada uno hasta que la presencia de Wooyoung se hizo notoria.
"¡Yo os amo a los dos!"
Dejando escapar una carcajada, ni siquiera tuvieron que decir algo, tampoco quejarse, antes de que el doctor Choi, quien aparecía por la puerta sonriendo de oreja a oreja tras seguirlo, arrastrase al pelimorado fuera de la cama con un agarre firme pero suave, poniéndolo a su lado cuidadosamente de nuevo.
"Levanta de ahí, entrometido."
"¡Oye!" Por supuesto, Wooyoung se quejó, fulminándolo mientras se soltaba. "Doctorucho de pacotilla..." Escupió, como si unos minutos antes no hubiese saltado a sus brazos como loco.
Efectivamente, unos minutos antes, en un lugar no muy lejano...
Wooyoung salió del taller dando voces que fácilmente dejarían a cualquiera sordo, pero poco le importaba cuando se sentía eufórico, feliz, aliviado de ver a su querido amigo consciente y en sus plenas facultades después de haber pasado las peores semanas de su vida.
Corrió lejos, siguiendo el camino que su instinto le guiaba (de forma literal, además, pues había salido de allí sin rumbo fijo) y siendo consciente de que se dirigía hacia la consulta de su archienemigo número uno, el dotor Choi San, que ya no era un enemigo en absoluto. Todo lo contrario, en realidad.
"¡San, San!" Chillaba, dando saltos entre el pasto, esquivando flores preciosas y rocas que podrían hacerle perder los dientes en una fatídica caída. "¡San!"
Llegó a la clínica del doctor poco tiempo después, gritando su nombre sin parar, alzando tanto la voz que dejaría sordo a quienquiera que lo escuchase en cualquier momento. Sin embargo, eso le importaba muy poco cuando había recuperado las esperanzas y estaba tan feliz como para pregonarlo a los cuatro vientos.
"¡San, San!" Siguió llamándole aún cuando empujó la puerta para adentrarse en aquel local, buscando al susodicho por todas partes y encontrándolo tras una mesita, luciendo confundido mientras le devolvía la mirada y se ponía en pie.
"¿Wooyoung? ¿Va todo...?"
"¡San!"
Y, sin darle tiempo en absoluto a contestar, Wooyoung saltó sobre él, rodeándole la cadera con ambas piernas y el cuello con los brazos. Aquello tomó por sorpresa al doctor, quién aún así no desaprovechó la oportunidad de devolverle el abrazo.
"¡Por fin, San, por fin, ha ocurrido!" Chillaba el pelimorado, apretándole con todas sus fuerzas. "¡Por fin!"
Él, por supuesto, no entendía nada.
"¿Qué...?" ¿Me he perdido algo o...?"
"¡TaeHyung! ¡TaeHyung se ha despertado!"
"¡¿Qué?!" Chilló también, la noticia golpeándole como si de un chute de adrenalina entrando directamente a su sangre se tratase. Separándose, miró a Wooyoung, quién estaba demasiado feliz para ser una broma. "¡¿Lo dices en serio?!"
Este asintió, una sonrisa de oreja a oreja reluciendo en su bonito rostro. "¡Sí, muy en serio!"
"¡Pero eso es una noticia increíble!"
"¡Lo sé!"
San dejó escapar una risita, su corazón latiendo como nunca antes mientras sostenía el cuerpo ajeno.
"¿Y-y qué hacemos aquí parados que no estamos yéndonos al taller ya mismo?" Dijo, sintiéndose inexplicablemente nervioso por la cercanía. "Pensé que Yim me avisaría mediante el silbato.
"Yim y los demás están avisando a Jungkook, que fue con Soobin a visitar el señor ese que venia desde Psayd por el tema de sus sombras, así que quise venir yo personalmente a decírtelo porque pensé que era lo más justo." Explicó, tragando saliva. "Y también a darte las gracias otra vez, en privado, ya que creo que no lo he hecho lo suficiente."
Una pequeña sonrisita jaló de sus labios. "Ow, Wooyoung, claro que sí..."
Sin darle tiempo a acabar (como siempre que San tomaba la palabra estando él cerca), Wooyoung lo interrumpió usando sus labios, presionándolos contra los impropios en un beso casto al principio y profundo después, usando su lengua para humedecerlos.
No pasó demasiado tiempo hasta que San tomó el control, chupándole los labios y sosteniéndole el rostro para impedir que se separase (pues de normal, los besos que Wooyoung iniciaba, eran tan cortos cómo él así lo quería). Ladeó la cabeza, mejorando el contacto mientras el sonido de sus labios uniendo y separándose llenaba toda la sala, aquellos chasquidos volviéndose más sonoros cuando lamió la lengua de Wooyoung, sosteniendo su barbilla. Separándose tan sólo unos milímetros y por menos de dos segundos, volvió a acortar la poca distancia, simplemente queriendo verlo de cerca antes de besarlo otra vez.
Una puerta se abrió y se cerró, haciendo el ruido suficiente para que se separase del doctor con rapidez y mirase a su izquierda, encontrándose a Choi Garam fuera del despacho donde siempre permanecía trabajando, con la vista fija en ellos. De inmediato, Wooyoung quedó quieto como una estatua, manteniendo el contacto visual con la mujer casi de manera instintiva, sin poder hablar o siquiera moverse.
Qué incómodo...
"Eh, mamá..."
La mujer tan sólo parpadeó un par de veces antes de retroceder en sus pasos y adentrarse nuevamente y en silencio en el despacho, cerrando tras de sí.
Incómodo y avergonzado, Wooyoung se aclaró la garganta. "Huh..."
Por su parte, San ni siquiera le dio importancia, ignorándolo y permitiéndole volver al suelo sólo porque debían salir de allí cuanto antes, no porque así lo quisiera en realidad.
"Volvamos al taller, rápido." Le dijo, viéndole asentir e inmediatamente recuperar el brillo en sus ojos.
"Sí, vamos." Wooyoung jaló de él. "Deprisa, deprisa."
De vuelta a la actualidad...
El doctor Choi dejó escapar una risita debido a la mirada fulminante de Wooyoung sobre él e ignorándola, visualizando a su paciente favorito (cuando el propio Jung Wooyoung no estaba siendo un kamikaze por ahí fuera), ahora rodeado de todos los demás que inicialmente quisieron darle su tiempo a solas con Jungkook.
"Me alegra verte despierto, TaeHyung, es un alivio." Le dijo, sonriente, pasando su brazo alrededor de los hombros del pelimorado. "Estábamos muy asustados por ti."
TaeHyung le devolvió la sonrisa.
"Gracias, doctor Choi. Y por cuidar de mí, también, los chicos me dijeron que estuviste pendiente todo el tiempo de que me recuperase."
"No hay nada que agradecer, es mi trabajo y un deber cuando se trata de un buen amigo." Todavía sintiendo la mirada fulminante de Wooyoung sobre él, le escuchó mascullar «docotorucho adulador de pacotilla...», provocándole una carcajada. "¿Y qué tal, cómo te encuentras? ¿Tienes algunos dolores? ¿Molestias...?"
Él negó. "Quitando el gorila que hace un momento saltó sobre mí, no, ninguno. Estoy bastante bien."
Todos los presentes dejaron escapar una carcajada, incluso el propio Wooyoung, antes de que sus ojos se llenasen de lágrimas, agachase la cabeza y sollozase, convirtiendo risas en jadeos de preocupación.
"¡Eh!" Al unísono, los que estaban más cerca reaccionaron de inmediato.
"¡Wooyoung!"
El doctor Choi sostuvo sus hombros, verificando que estuviera bien, mientras TaeHyung entraba en pánico, arrepintiéndose de sus palabras. "¿Estás bien?"
"¡E-Era una broma, Wooyoung, no eres ningún gorila, lo siento!"
Lentamente, este negó. "Estoy bien, e-estoy bien, sólo me ha emocionado que me llamaras gorila. Significa q-que de verdad estás aquí, con nosotros. Vuelves a ser tú."
"Ow..."
Los ojos de TaeHyung se llenaron de lágrimas, estirando los brazos. "Gorila... ¡Ven aquí y dame un abrazo ahora mismo!"
Y él así lo hizo, lloriqueando mientras el doctor Choi le dejaba en libertad y correteaba hacia la cama, llegando hasta TaeHyung e inclinándose sólo para poder alcanzarlo, atrapándolo entre sus brazos.
Tal vez sólo ese TaeHyung que había quedado atrapado en esa dichosa trampa para serpientes, cuando casi se vieron morir mutuamente, podía entender cómo se sentía, por eso lo abrazaba con la misma fuerza. Porque él también estaba aliviado de verlo allí.
Poniéndose en pie y permitiéndoles tener un momento a solas (aunque estaban rodeados de gente), Jungkook aprovechó para limpiarse las lágrimas, admirando en completo silencio a TaeHyung, quién era abrazado por Wooyoung y reía a carcajadas por algo que le estaba diciendo. Su risa, probablemente, se había convertido en el sonido que más añoró durante las ultimas semanas. Volver a escucharla después de tantísimo dolor, se sentía tan bien, tan sano, como recibir un masajito en el corazón con guantes de terciopelo. Quería atesorarla para siempre.
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