✧c.-085
N/A: Para mí esta historia ya casi termina y volver a estos capítulos es como autoflagelarme. Voy a echar mucho de menos a mis haditas diminutas y los gigantes xD
Cap dedicado a Karimea1299 ♡♡
Hoy os recomiendo 'I Wouldn't Mind' de He Is We, una canción super vieja pero que me acompañó durante todo este capítulo.
[...]
El doctor Choi no tardó en actuar, llenándose los pulmones de aire y llevando a cabo la decisión que había tomado mucho antes siquiera de estar al mando. Se hizo paso entre todos los presentes, apartándolos con cuidado mientras sostenía aquel frasco.
"Apartaos, por favor, dejadme pasar." Pidió, tratando de ser lo más rápido posible cuando hizo a un lado a los mellizos y se dirigió hacia la camilla, donde el señor y la señora Kim de encontraban, sosteniendo fuertemente la mano de su hijo. "Permiso, señor y señora Kim, disculpen, por favor."
"¿Qué estás haciendo, San?"
"No hay tiempo de explicar eso ahora." Fue todo lo que dijo, llegando hasta TaeHyung mientras destapaba aquel frasco.
"Pero..."
"Ayudadme a incorporarlo, por favor." Pidió, frente a varias personas que permanecían muy quietas, como si no supieran cómo reaccionar. Él miró al pelimorado. "Wooyoung, por favor, ayúdame."
Titubeante, Wooyoung hizo lo pedido, acercándosele tan pronto como fue capaz de reaccionar. "¿Q-Qué necesitas que haga?"
"Incorpóralo para que pueda tragarse el elixir."
"¿Cómo un elixir?" Pronunció Yurin, tragándose las lágrimas. "¿Qué pretendes darle a mi hijo, doctor?"
El doctor Choi no respondió de inmediato, pues conforme Wooyoung hacia lo pedido, él sostuvo la cabeza de TaeHyung con intención de hacerle tragar aquel líquido, cuando un grito a sus espaldas se lo impidió.
"¡No!" Chilló la señora Kim, al no obtener ninguna respuesta, agarrándolo del brazo. "¿Qué estás haciéndole a mi hijo? E-Está- está muerto, mi bebé está muerto, ni siquiera puede moverse, ¿por qué le obligas a incorporarse como si fuera un muñeco de trapo?"
"Señora Kim..."
"¡¿Y qué es lo que estás queriendo darle de beber?! ¿No debería pedirnos permiso antes? ¡Somos sus padres, por el amor de Aethee, dinos algo! Respuestas, a-algo... Necesitamos saber."
Taevin sostuvo los hombros de su madre, quién parecía desesperada por saber. "Mamá, cálmate, por favor."
"¿Cómo me voy a calmar?" Casi gritó. "¡No sé qué están haciéndole a mi pequeño, Taevin! Nadie dice nada aquí, ni siquiera sé cómo murió o qué le hicieron, t-todo lo que me han dicho es que mi hijo pequeño falleció de manera trágica cuando un monstruo lo atacó." Rompiendo en llanto, dijo, lamentándose. "Me prometieron mil veces que lo protegerían, pero al final nadie hizo nada..."
"Mamá..."
"No hay mucho tiempo para explicárselo, señora Kim, sólo... confíe en mí, ¿de acuerdo? Quiero ayudar."
Ella negó, incapaz de verle por las lágrimas que se lo impedían. "Deja a mi hijo en paz, doctor Choi. No quiero que nadie más le ponga una mano encima hasta que podamos enterrarlo, así que detente ahora mismo."
"Yurin, cariño, deja que el doctor trabaje. Él sabe lo que hace."
"No, no... Quiero que lo dejen en paz, por favor..." Continuaba negando, apoyándose en su marido mientras sollozaba sin descanso, llena de dolor y una rabia que sólo creció. "¡Basta, por favor! Wooyoung suéltalo, no le toques, ¡no!"
Tan pronto como Yurin sostuvo su brazo, Wooyoung la miró, consternado.
"Señora Kim..."
"¡Basta, basta ya! Dejad a mi hijo descansar, os lo suplico, p-por favor..."
Wooyoung la estrechó entre sus brazos, batallando contra ella en silencio, simplemente permitiendo a la mujer desahogarse como merecía, pues era una madre con el corazón roto. Y es que él también había perdido a alguien a quien adoraba con toda su alma.
"TaeHyung también era mi amigo, Yurin, nuestro amigo..." Susurró, logrando que con su suave voz se calmara. "Quizás no le protegimos lo suficiente, pero tenga claro que queríamos a su hijo más que a nada en el mundo. El doctor Choi sólo quiere ayudar, hacer lo que ninguno de nosotros puede."
Zarandeando la cabeza, ella negó. "Lo sé, Wooyoung, y-yo lo sé, créeme. No... No pienso que sea vuestra culpa, sé que cuidabais de TaeHyung muy bien, m-mejor que nadie, pero no sé lo que está pasando." Hipó, tragando saliva. "He perdido a mi hijo y no sé nada, Wooyoung, doc- doctor... No sé nada..."
"La entiendo muy bien, Yurin, se lo prometo..."
Sorbiendo por la nariz, ella volvió a asentir, sintiendo como su marido le frotaba la espalda baja.
Aguantándose sus propias lágrimas, el doctor Choi se mantuvo impasible, tragando saliva mientras se acercaba al matrimonio, esperando poder ocupar el puesto de Wooyoung una vez este se apartó. Por mucho que quisiera ser rápido, debía hacer las cosas bien también.
"Tiene razón, señora Kim." Le dijo, pudiendo tomar sus manos una vez ella se lo permitió, encarando aquel par de ojos que tanto le recordaban a su amigo más cercano. "Y me disculpo de todo corazón por haber actuado sin avisar y sin pedirles permiso, yo sólo pretendía ayudar."
Una vez miró al padre de TaeHyung también, que abrazaba a su hijo mayor, vio a ambos asentir.
"TaeHyung no sólo fue mi primer amigo cuando mis padres me obligaron a integrarme entre los demás niños, él también fue mi confidente, aquel que siempre estuvo a mi lado cuando supe que era un niño adoptado y mis padres ni siquiera pertenecían a este mundo, y también cuando mi padre murió..." Agachando la cabeza cuando no pudo contener por más tiempo sus lágrimas, susurró aquello último. Yurin apretó sus manos.
"Lo sé, cariño..."
"Por eso quiero- quiero hacer esto por él, devolverle lo que le han arrebatado."
Jaejoong ladeó la cabeza, tragándose el nudo en su garganta como pudo, queriendo comprender lo que decía. "¿A qué te refieres con «devolver», doctor Choi?"
Respirando hondo, San buscó el modo menos complejo de decirlo sin parecer un completo lunático. Agachó la cabeza otra vez, hallando las palabras antes de levantarla, manteniendo el labio inferior entre los labios antes de finalmente hablar.
"Verá, señor... TaeHyung y Jungkook hicieron ese viaje para recolectar los ingredientes que mi padre pretendía usar en una poción para devolver a mi padre a la vida. La Contra Vitta, o algo así, se llama. Es la poción que puedes hacer y usar sólo una vez en la vida." Dijo, tras detenerse por unos instantes, apartando la mirada. "Por desgracia, mi padre tenía un cáncer sumamente avanzado que le hubiera matado tarde o temprano, así que sería un desperdicio total."
Ella se quedó helada, por lo que Jaejoong tuvo la necesidad de susurrar: "¿TaeHyung, él...?"
"TaeHyung no murió por un simple accidente, ese monstruo trajo a Jungkook hasta aquí, quiso matarme a mí, a Tutor y a Minsu, también mató a mi padre, su propio hijo, sólo por obtener un don y hacerse aún mas poderoso. E hizo lo mismo con él, con TaeHyung..."
"No- no entiendo, San..." Masculló un sumamente confundido Taevin.
"Tu hermano carecía de habilidades especiales porque lo suyo iba más allá. Tenía un don que le hacía único, poderoso, pero también muy vulnerable frente a los más crueles. El don de la manipulación, de meterse tanto en la mente de alguien como para conseguir controlarlo a su antojo. Algo excesivamente peligroso en manos de alguien como Sounik, pero nunca en las suyas."
Un jadeo resonó en aquellas cuatro paredes.
"¿Q-Qué...?" Wooyoung, incrédulo, apenas pronunció. "¿Cómo haría eso TaeHyung?"
"Él no era consciente de nada, nunca lo fue. Su don era demasiado grande para poder controlarlo siquiera, prácticamente actuaba por sí mismo..." Explicó, mirando a los padres del susodicho, quienes se encontraban cabizbajos. Él suspiró. "Aunque eso ustedes ya lo sabían, ¿cierto?"
Yurin dejó escapar un sollozo, cubriéndose la cara en cuanto su hijo mayor lució completamente fuera de lugar.
"¿Mamá...?" Apenas pudo pronunciar, mirando a su padre también, en busca de respuestas que nunca obtuvo. "¿Papá? ¿De qué está hablando?"
"La primera vez que sucedió, fue cuando tu madre y yo no quisimos que fuera a una expedición con Minhee porque haría mal tiempo y teníamos que, después de pasar su primera neumonía semanas antes, sufriera consecuencias severas." Explicaba él, incapaz de mirarle a los ojos. "E-Entonces, TaeHyung nos convenció de que estaría bien, que se cuidaría para que mamá y yo estuviéramos tranquilos, pero nunca habló, su voz no sonó mas allá de en nuestra cabeza. Todo lo que hizo cara a cara fue suplicar hasta que accedimos."
"Ahí papá y yo supimos que algo muy extraño pasaba, y venimos a consultarlo con Hakmo." Añadió su madre, limpiándose las lágrimas. "Él nos explicó qué podía ser y cómo debíamos afrontarlo hasta que TaeHyung por sí mismo fuera consciente de ello."
"Pero nunca lo fue..."
"Ni lo será." Sentenció el doctor. "Dado que Sounik le arrebató su don, una vez el elixir haga efecto, TaeHyung no conservará nada."
Taevin agachó la cabeza, frotándose el rostro. No entendía por qué él debía ser el último en enterarse, por qué jamás supo nada de lo que sucedía con su hermano pequeño. Y entonces, cuando quiso abrir la boca para manifestar su enfado, supo por sí mismo cual era la razón. Sólo con pensar en el sufrimiento por el que había pasado creyendo que TaeHyung moriría tras su primer accidente juntos, no quería ni imaginarse cómo de limitada habría sido su vida y su salud de haber conocido lo que realmente sucedía.
"Mis padres prometieron cuidarlo y protegerlo de todo cuando supieron que Sounik iría a por él, es por eso mismo que estoy haciendo esto, señora Kim, porque quiero traer a TaeHyung de vuelta."
Los ojos de Yurin le observaron con miedo, esperanzados. No era un secreto que temía mantener su fe más que cualquier cosa, confiar en aquello que le prometían. Los ojos del doctor parecían honestos, sinceros, así que ella suspiró, casi suplicándole con la mirada.
"¿Para siempre...? ¿Lo traerás de vuelta para siempre?"
"Si usted me lo permite, eso haré."
Ella apenas asintió, cediendo a su llanto de nuevo, más calmada, como si el dolor hubiese dejado sus sentidos adormecidos. "Por favor, sí..."
Finalmente, San esbozó una sonrisa, asintiendo también y dándose la vuelta, dispuesto a continuar con su trabajo, esta vez, sin interrupciones. Wooyoung y sus manos temblorosas lo ayudaron a incorporar al pelirosa, permitiendo así que el doctor pudiera vaciar el contenido de aquel frasco en su boca, haciéndoselo tragar a la fuerza. Luego, vertió sobre tres hojas grandes una especie de crema grasienta, con aroma mentolado, fresco y las colocó en el pecho, abdomen y frente de TaeHyung.
"Joowan, necesito que te quedes cerca para que vayas diciéndome los avances de su condición cerebral, ¿de acuerdo? Notifícame cualquier actividad que notes."
El peliverde asintió, haciendo lo pedido. Poco después, San buscó a Jungkook entre los presentes, tomándole del brazo.
"Acércate, Jungkook, ven."
"¿Yo...?"
"Sí, tú. Aún si no recuperará la consciencia en un tiempo, lo primero que su instinto hará será buscarte, por lo que debes estar cerca." Explicó. "Dale la mano, que note que estás ahí. Si sientes que te aprieta o mueve los dedos, dilo."
Asintiendo, Jungkook entrelazó sus dedos con los de TaeHyung, que se encontraban fríos. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, ignorándolo mientras simplemente se centraba en él, acariciando sus manos diminutas a comparación de las propias. Siempre le había encantado cómo TaeHyung y él encajaban a la perfección.
El doctor Choi se dirigió a sus padres y a Taevin, quienes miraban todo el movimiento a su alrededor con angustia y expectación, como si no supieran realmente lo que estaba sucediendo. Ellos probablemente no habían terminado de asimilar que TaeHyung se había ido, como para pararse a pensar que estaban intentando traerlo de vuelta.
"Escuchad, no puedo decir con exactitud cuándo despertará, ¿vale? Puede tardar horas, días, o incluso semanas, pero lo hará tarde o temprano." Aseguraba, tomando las manos de Yurin, que temblaban contra las suyas. "Se lo prometo, señora."
Con los ojos inundados en lágrimas, ella asintió. "Bien, v-vale... Confío en ti, San. Pero, por favor, prométeme que no va a sufrir mucho... ¿por favor?"
"No sufrirá, lo juro. La crema que le he aplicado adormecerá todas sus terminaciones nerviosas, le impedirá sentir dolor por varias horas." Explicó, logrando que ambos se quedasen tranquilos. Él señalo al azabache y también a Joowan. "Al igual que hicimos con Jungkook, Joowan me ayudará todo el tiempo a detectar cuando TaeHyung sienta o no dolor físico, para reaplicar esa crema una y otra vez. Lo haremos así hasta que despierte."
Joowan estuvo inmediatamente de acuerdo. "Eso es."
"Vale, de acuerdo..." Tragando saliva, Yurin accedió. Prefería mantener la esperanza, pues eso era lo que más caracterizaba a su hijo. "Haced lo que tengáis que hacer."
Asintiendo, el doctor Choi continuó con su labor. Pasaron dos, tres, cuatro, cinco, diez, quince minutos, en los que todos permanecieron a la espera de que algo mágico ocurriese allí. Un milagro. Intentando mantener las esperanzas a flote incluso si sonaba ridículo, frente a un cuerpo que poco a poco perdía todo rastro de color, de calidez. De vida.
Jungkook no podía negar que una parte de él también moría al sentir cómo TaeHyung se encontraba cada vez más y más frío contra sus dedos, aguantando las ganas de llorar en caso de que aquellas lágrimas le privaran de algo.
Hasta que sucedió. Aquellos dedos fríos, pálidos, largos y delgados apretaron los suyos sin previo aviso. Un agarre firme, fuerte, que le hizo estremecer de pies a cabeza y soltar un jadeo.
"¡Doctor, doctor!" Gritó, en busca del susodicho. "¡Mis dedos! ¡Me ha apretado la mano!"
Al instante, todos los presentes rodearon la camilla, verificando que TaeHyung estuviera consciente o simplemente moviéndose, pero ese no era el caso. Él seguía ahí tirado, sin abrir los ojos ni emitir palabra. Joowan acercó su cabeza a la impropia, queriendo percibir sus pensamientos con desesperación, pero no podía escuchar nada y eso le aterrorizaba.
"¿Percibes algo, Joowan?" El doctor se dirigió a él, quién con lentitud negó. Jungkook sintió como se le detenía el corazón. "Tal vez se trate de un espasmo, es muy común sufrirlo en situaciones de este estilo."
Tragándose las lágrimas por décima vez, Jungkook respiró hondo, simplemente pasando su pulgar por el dorso de la mano ajena una y otra vez, acariciándolo, manteniendo viva la esperanza de poder causar algo en él. Un par de lágrimas se desbordaron, mojándole fugazmente las mejillas. No dudó en eliminarlas con su mano libre, negándose ante el desgaste emocional que aquello le producía.
"Vamos, precioso... Sé que puedes hacer esto, no me dejes..." Suplicaba en apenas un susurro. "Eres fuerte, demuéstralo. Ahora lo necesitas más que nunca, por favor. Por favor, TaeHyung..."
Sintiendo como un par de manos le frotaban la espalda desde atrás, se giró para ver a Taevin dándole una sonrisa. Su sonrisa y la de TaeHyung no eran parecidas en absoluto, una era cuadrada y la otra prácticamente triangular; aún así, le produjo el mismo efecto que solía tener TaeHyung en él siempre que le sonreía: calma, seguridad.
"¡Lo tengo, lo tengo! ¡Ahora sí, ahora sí!" Joowan anunció. "Sus pensamientos son un caos absoluto, soy incapaz de identificar qué es todo eso que pasa por su mente ahora mismo, p-pero puedo notarlos perfectamente aún si me abruman demasiado." Les hizo saber, con pequeñas lágrimas corriéndole por las mejillas.
Los padres de TaeHyung prácticamente se abalanzaron sobre él, tan alterados que sus pequeños corazones amenazaban con salírsele del pecho en cualquier momento. "¿Cómo está? ¿Qué escuchas? ¿Qué...?"
Yurin tomó la mano de su primer yerno, necesitando respuestas urgentes.
"Está confundido, mucho, un poco adolorido... Supongo que la crema esa no ha debido de hacer efecto aún. Aunque parece alterado, su actividad cerebral es buena, muy buena. Activa, positiva... Piensa en Sounik, como es de esperar, e-en ti, Jungkook, recuerda que tu voz fue lo último que escuchó antes de que todo se desvaneciera para él."
La mujer se limpió las lágrimas, apoyándose en su marido. "Bien, bien... E-Eso es bueno, ¿verdad?"
"Muy bueno, claro que sí." El doctor Choi asintió, antes de acercarse a un Jungkook que se encontraba pletórico, con el corazón en un puño, y palmearle suavemente el hombro. "Eh, prueba a hablarle otra vez para ver cómo reacciona."
Jungkook asintió sin dudarlo, sosteniéndole la mano con determinación, sin dejar de acariciarla.
"Precioso, hola..." Algo avergonzado, se dirigió a él. "No tengo idea de si estás escuchándome o siquiera puedes notar que estoy aquí a tu lado, pero lo estoy. Siempre voy a estarlo."
La sonrisa que Joowan le dio a cambio fue, cuanto menos, esperanzadora. "Ahora puedo escucharlo mucho mejor, está tranquilizándose poco a poco."
"Continúa hablándole, Jungkook."
"Estamos... Estamos todos aquí juntos, en realidad. Tus padres, tu hermano, los chicos, yo..." Miró a su alrededor, hallando a dos pares de ojos extras observando desde la ventana. Él soltó una risita. "Y los cerdos nos ven desde fuera, supongo que no caben en la habitación."
Taevin, con el rostro empapado de lágrimas, soltó una carcajada.
"¡Eh! Ha reconocido tu risa, cariño." Joowan le dijo, ocasionando más lágrimas en él cuando vio a su hermano mover los dedos. "Piensa que estarás muy enfadado después de lo que ha pasado."
"No, no lo estoy..." Aseguró, limpiándose el rostro.
Joowan zarandeó la cabeza, una mueca resaltando en sus labios. "Sigue creyéndolo."
"¿Acaso puede escuchar lo que decimos?"
"No, sólo reacciona brevemente ante los sonidos que intercepta su oído. Algunos pueden colarse, otros no llega a percibirlos del todo y hay muchos que no percibe en absoluto." Explicó el doctor ante la duda de Hyeongjun. "Todavía no recupera la consciencia, sólo es una parte de su cerebro despertándose."
Los mellizos asintieron. "Ya veo..."
"Será un proceso muy largo, ¿verdad?"
"Un poco, sí, pero todo depende de él." Señaló a TaeHyung en la camilla. "No estamos frente a un caso como el de Jungkook, que cambió de tamaño poco a poco y necesitaba estar constantemente dormido, se trata de alguien cuyo corazón ha dejado de latir por completo durante más de cinco horas... Su cuerpo necesitará adaptarse de nuevo."
"Como si volviera a nacer..." Susurraba Wooyoung, admirándolo.
"Eso es, justo."
"¿Y qué haremos? ¿Cómo vamos a cuidar de él? ¿Qué necesitamos?"
El doctor se llenó los pulmones de aire. "Mucha paciencia y constancia. Tendremos que trasladarlo con mucho cuidado al taller para que se recupere allí, ya que el proceso será el mismo independientemente de dónde se encuentre, pero los estudios de alquimia sobre casos como este, indican que la recuperación es más eficaz en un entorno al que los pacientes están acostumbrados, como el taller."
"Entonces lo llevaremos allí e iremos turnándonos para cuidarle cada ciertas horas, así dejamos que Jungkook descanse un poco también, ya que él será quien se quede con TaeHyung más tiempo al vivir juntos."
"A mí no me importa quedarme despierto el tiempo que haga falta, en realidad... No tengo ningún inconveniente si es por cuidar de él." Pronunció este.
"También necesitas ocuparte de ti mismo, Jungkook, no vas a vivir en automático hasta que TaeHyung despierte. Debes descansar, alimentarte, todas las cosas básicas que cualquiera necesita para subsistir." Le recordaba Yim. "Esto es responsabilidad de todos, nos ocuparemos de él como hemos hecho desde que somos pequeños. Somos sus amigos, su familia... Queremos estar a su lado y al tuyo, cuidarle."
Sus labios se estiraron en una pequeña sonrisa de puro agradecimiento. "De acuerdo... Os lo agradezco mucho, chicos."
Esa misma noche, tan pronto como Wooyoung y el doctor Choi se apresuraron en transportar el cuerpo de TaeHyung hacia el taller nuevamente, Jungkook lo colocó sobre su colchón y se encargó de que estuviera en total comodidad, seguro, que pudiera descansar como un pequeño rey. Rodeó la cama que compartían de mantas, cojines y una sillita que él mismo usaría como su lugar de descanso hasta que alguien más le hiciera el relevo.
Una vez se acomodó en la silla, con una manta rodeándole los hombros, se inclinó sobre el pelirosa, analizando su rostro de cerca. Era precioso. Una belleza etérea, inigualable. No se comparaba a nada que hubiese visto antes, ni siquiera cuando había estado frente a frente con los mejores paisajes que pudieran existir; pero TaeHyung no tenía competencia alguna.
"Precioso..." Susurró, buscando su mano hasta poder entrelazar los dedos con los impropios. Luego, besó el dorso de estos.
Su cuerpo había aumentado considerablemente de temperatura durante los últimos cuarenta y cinco minutos, además de haber recuperado gran parte de su color natural. Ya no estaba frío ni pálido, sino que se veía lleno de vida. Y eso él lo agradecía, agradecía que TaeHyung estuviera aceptando su segunda oportunidad, que se aferrara a ella con todas sus fuerzas. Para volver a sí mismo, a él, a toda la gente que había estado a punto de dejar atrás.
Y es que Jungkook no podía imaginar una vida sin TaeHyung, no quería. Ahora que debía cuidar de él para traerlo de vuelta, es que entendía por qué la decisión que tomó era la correcta.
No había otro lugar para él que aquel, ese mundo diminuto lleno de criaturas inmensamente nobles y maravillosas. Allá donde TaeHyung estuviera, ese sería su hogar.
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