✧c.-083
N/A: Sigo sin dormir absolutamente nada, con mucho dolor y miedo por todo lo que está pasando en mi país, pero el drama de esta historia no me lo quita nadie (espero, por favor) xD
Cap dedicado a LITTLEKIMKTH ♡♡
Hoy os recomiendo 'Holidays' del maravilloso Conan Gray.
[...]
"Por favor, n-no me hagas esto... No es necesario, Sounik." Titubeaba un TaeHyung que carecía de fuerzas, escuchando gritos y más gritos a su alrededor que no le pertenecía. "Por favor..."
Él sabía que todos estarían buscándole, pero no estaba tan seguro de si quería ser encontrado o no.
Los dedos de Sounik alrededor de su cuerpo se sentían pesados, apretándole las costillas de modo que no lograba comprender si la falta de aire provenía de allí o del cansancio repentino que sentía. Débil, sin fuerzas apenas para levantar los brazos o gritar. Estaba muerto de miedo.
"¡TaeHyung!"
"¡TaeHyung!"
"Lo es, bichejo." Su voz gruesa dijo, sonando exasperado. "Es el precio que debes pagar por tener algo tan poderoso que ni siquiera puedes controlar."
TaeHyung dejó escapar un sollozo. ¿Por qué no hacia más que decir lo mismo una y otra vez?
"¿Yo? ¿Qué tengo yo...?"
"Lo sabes mejor que nadie, no te hagas el tonto, ¿quieres?"
Su cabeza se zarandeó de un lado a otro, desesperado. "No, no sé a qué te refieres. Desconozco qué... qué es tan sumamente importante como para hacer todo esto."
"Cualquier insecto mundano querría tener algo así. Ser tan poderoso que nada en el mundo te haga justicia..." Sus ojos vacíos pero extrañamente brillantes causaron un estremecimiento en el pelirosa. "Es un sueño. Mi sueño... Y estoy tan cerca de él que no me importa si debo llevarme a alguien más por delante. Incluso si tú me caes bien."
Gruesas lágrimas mojaron las mejillas de TaeHyung, cuyo rostro diminuto se encontraba empapado por estas. Sounik eliminó algunas con sus uñas afiladas.
"¿T-Te caigo bien?"
"No tienes maldad en tu cuerpo. Ni un solo porcentaje entre esos huesos diminutos e insignificantes... Admiro eso desde una perspectiva corrompida al máximo, supongo." Indiferente, se encogió de hombros. "Además, tienes una infinidad de puntos débiles y eso me encanta."
"Te encanta..."
"Sí, porque no hay manera de que vayas a zafarte de mí ahora que te tengo. Eres un objetivo tan dócil que prácticamente tengo todo el trabajo hecho." Los bichos entre los huecos de su encía salieron a saludar cuando sonrió. "Pero dado que no me caes tan mal, podríamos llegar a un pequeñísimo acuerdo... Todo depende de ti."
TaeHyung tembló ante la posibilidad de llegar a un acuerdo con un monstruo como Sounik.
"¿Q-Qué clase de acuerdo?"
"Pues una vez tenga lo que deseo, tu novio y esos amigos tuyos ni siquiera formarán parte de mi objetivo. Me olvidaré de ellos, así puedes estar tranquilo si eso es lo que taaanto te preocupa, bichejo."
La sangre en sus venas ardió hasta quemarlo vivo. Podía soportar que Jungkook se riera de él, pero nunca que alguien más le faltara el respeto a su especie.
"No me llames bichejo." Escupió, sorbiendo por la nariz. "Si tanta admiración tienes por mí, asegúrate de demostrarlo siendo menos irrespetuoso. Yo no te llamo puto monstruo asqueroso aunque lo seas y me causes repugnancia."
Sounik dejó escapar una carcajada.
"Ay, bichejo, me encantas... Eres tan adorable que desearía ser tu amigo en otra vida." Suspiró, mirándolo con un tipo de adoración que causó repulsión en él. Luego, se encogió de hombros. "Una en la que no deba matarte para cumplir con mis propósitos, claro..."
"Eres repugnante, Sounik."
"Bueno, ¿qué se le va a hacer?" Encogiéndose de hombros, dijo. "Entre ser moralmente correcto o increíblemente poderoso, creo que sabes de sobra lo que elegiría, ¿verdad? Cualquiera lo haría en mi lugar."
"No, claro que no, cualquiera no. Todavía hay gente buena ahí fuera, gente q-que podrá hacerle frente a monstruo como tú." Escupió, incapaz de controlar las lágrimas que mojaban sus mejillas sin cesar. "Y ojalá me puedan hacer justicia a mí."
"¿Ese es tu ultimo deseo?"
"Tal- tal vez, sí."
"Hmpf, bueno... No creo que se te vaya a cumplir, bichejo, lo siento mucho."
"Entonces seré yo quien lo haga."
"En ese caso, te deseo mucha suerte."
TaeHyung zarandeó la cabeza son dejar de llorar, sintiéndose cada vez más y más débil, como si estuviera a punto de caer rendido. "Tú eres quién necesitará suerte, Sounik. No yo."
De sus labios brotó una carcajada, demasiado entretenido para tomar en serio aquellas palabras.
"Qué dulce... Hubiéramos sido tan, pero tan buenos amigos..." Suspirando, casi se lamentó. "Una pena muy grande, TaeHyung. Estoy seguro de que una mente podrida como yo hubiese cedido ante ti, de habernos conocido antes."
"Y aún así has decidido matarme." Lo señaló, cabeceando torpemente hacia delante. "Ahora entiendo por qué ni tus propios hijos te quieren, Sounik, las personas a las que les salvaste la vida y te deben lealtad. Nadie pondría la mano en el fuego por ti."
"Ya... Triste, ¿cierto?"
"Predecible." Murmuró, buscando sus ojos y encontrándolos. Ya no podía soportarlo más. "Como el destino q-que te espera si incumples tu promesa."
"¡TaeHyung!"
"¡TaeHyung!"
Un pequeño silencio reinó entre ellos, el cual era perturbado por los gritos de fondo que sonaban todo el tiempo, sintiéndose más cercanos con el paso de los segundos. Reconociendo aquello también, Sounik esbozó una sonrisa.
"Parece que ya vienen..."
Él zarandeó la cabeza hasta sentirse mareado. La sonrisa repugnante del monstruo se volvió todavía más grande, sintiendo su desesperación carcomiéndolo a él también.
"¡TaeHyung!"
"No será doloroso, bichejo, te lo prometo. No quiero hacerte daño..." Repetía, aquella voz retumbando en su mente. "Es más fácil que cooperes a que yo tenga que conseguirlo por la fuerza, lo sabes. Todos tus mini amiguitos y ese novio tuyo tan impertinente pueden ahorrarse el mal trago de morir también, ¿no crees?"
Él sollozó. "No..."
Sounik le arrebató otra lágrima, mirándole con adoración. Era increíble que esa fuese la manera exacta en que sus ojos estaban dirigiéndose a él.
"Siempre has querido ser un mini superhéroe, ¿no es así? Salvas a todos, ayudas a los más necesitados y te encanta sentirte útil..." Susurraba, acariciándole el rostro muy lentamente, notando como poco a poco la diminuta criatura en sus manos se apagaba. Por primera vez en su vida, no sintió satisfacción alguna. "Así que deberías saber que aquí es cuando realmente puedes demostrar lo bueno que eres."
Gruesas lágrimas recorrieron su pequeño rostro. "Pero no q-quiero... no quiero morir."
De los labios de Sounik brotó una carcajada que le erizó la piel.
"¿Y quién quiere morir realmente, bichejo? Nadie. Pero a veces uno tiene que sacrificarse por un bien común, anteponer la vida y seguridad de otros a la de sí mismo... ya sabes de sobra cómo funciona esto."
"¡TaeHyung!"
"¡TaeHyung, ¿dónde estás?!"
"¡No tengas miedo, vamos a buscarte!"
Su corazón se sacudió, sollozando sin emitir ningún sonido cuando reconoció a la perfección las voces de Jimin y los mellizos. Sonaban tan cercanas como lejanas para él, cuyos oídos no lograban captar todos los sonidos como solía hacerlo con regularidad.
La barrita de energía metafórica situada en lo alto de su cabeza disminuyó hasta marcar un cinco porciento. Se estaba apagando.
Los ojos de Sounik se posaron sobre él, atento. "Tú decides, bichejo."
Y muy lentamente, TaeHyung negó.
"No me llames bichejo, por favor, e-es humillante..." Suplicó en apenas un hilito de voz. Sounik rio con ganas.
"Tú decides, TaeHyung." Se corrigió aún así. "Tus amigos llegarán pronto y no puedo asegurarte que vaya a ser tan amables con ellos como lo he sido contigo... En el fondo eres la única criatura que me da pena matar."
Pena. Alguien repugnante y sin corazón como Sounik nunca sintió pena por nada. Ni siquiera cuando tuvo que matar al primer niño que apareció frente a él, diminuto, metido en una cesta de mimbre y cubierto por una mantita descosida, abandonado en mitad del bosque. Aquel a quien acogió en su hogar y que lo llamó «papá» por primera vez, que caminó junto a él hasta el fin del mundo. Su primogénito.
Sin embargo, sentía pena por TaeHyung. Una criatura insignificante y poderosa a la que ni siquiera conocía.
Aquella palabra tan simple y corta resonó en su cabeza. Pena. Tal vez eso era lo único que causaba en aquellos que lo conocían. Lástima, decepción al ser un dexian incompleto, fallido. Que no servía para nada. Inútil.
"¡TaeHyung!"
Al reconocer la voz de Jungkook, el susodicho se quedó helado, de piedra, dándole a Sounik una mirada vacía inmediatamente. Dos gruesas lágrimas recorrieron la repentina palidez de su rostro, zarandeando la cabeza a modo de asentimiento.
La sonrisa que él le dio en respuesta fue, por primera vez, brillante.
TaeHyung cerró los ojos y dejó escapar un pequeño suspiro, permitiendo que, sin dolor alguno, Sounik obtuviera de él aquello que tanto quería.
"¡TaeHyung, ya vamos a por ti!"
"¡TaeHyung, tranquilo!"
Más lágrimas desbordaron las esquinas de sus ojos, temblando mientras poco a poco sus sentidos se apagaban y el corazón le dejaba de latir poco a poco.
"¡Mosquito!"
En completo silencio, él sollozó, dejando escapar un último suspiro.
«Lo siento» Susurró la voz en su cabeza, aquella que nunca antes tuvo el placer de escuchar, sonando muy lejana aún cuando provenía de sí mismo. «Siento no haberte podido proteger»
Él aceptó aquella disculpa, pues parecía sincera incluso si desconocía al remitente, asintiendo con las mínimas fuerzas que le quedaban. Todo a su alrededor se volvió negro al momento en que cerró los ojos definitivamente.
"¡TaeHyung!"
"¡No, TaeHyung! ¡Mi TaeHyung!" La voz de Jimin, desolada y temblorosa se mezcló con la risa frenética de Sounik.
Furioso ante la escena que tenía delante, con el corazón roto y los pedazos de este clavándosela en la garganta, echó a correr hacia él sin pensárselo siquiera. Los demás gritaron su nombre a lo lejos, pero él estaba demasiado enfocado en llegar hasta Sounik como para detenerse. No podía perder más tiempo.
Subió a lo alto del primer árbol cercano que vio, escalando, haciendo uso de su fuerza y arrancando una rama cualquiera, filosa. Luego, alcanzó la copa, permaneciendo de pie sobre ella para admirar a semejante monstruo.
"¡Sounik!" Lo llamó, apuntando hacia su pecho con aquella rama.
Una vez este se giró, reconociendo su voz, dejó escapar un gruñido, lanzándosela antes de poder reaccionar siquiera. La rama salió disparada en su dirección tan rápido como se dio la vuelta, clavándosele en el pecho. Quedándose quieto par admirar la obra de arte del azabache en su propio cuerpo, dejó escapar una carcajada mientras se despojaba de ella.
"¡Hola otra vez, Jungkook! Veo que me has echado de menos, ¿no es así?" Prácticamente se burló de él.
Jungkook reconoció a los mellizos distribuidos en el césped, cada uno situado a un lado de sus piernas. Respiró hondo. No podía descuidarse y que otros salieran heridos, no cuando se trataba de ellos.
"¡Has sido muy rápido esta vez, te felicito!" Siguió diciendo, jactándose. "¡Aunque debo decirte que has llegado un poquito tarde!"
Su corazón se detuvo, tratando de no pensar demasiado en lo que decía. Mucho menos cuando eso significaba que TaeHyung seguía en su poder, inconsciente. No podía pensar en que el hecho de que no levantaba la cabeza ni se movía, pudiera ser la evidencia de que ya no seguía con ellos. No lo soportaría.
"¡Cállate!"
La risa de Sounik se volvió más sonora y ruidosa, logrando que Jungkook se sintiera enfermo.
"¡Jungkook!" Joowan apareció junto a él en el árbol, abalanzándose para sostenerle la cabeza y tapar sus oídos con los mismos tapones que siempre usaba, pudiendo respirar hondo tan pronto como cumplió su objetivo. "Ahora sí... Sigamos."
Con los ojos llenos de lágrimas, Jungkook asintió. "Gracias..."
"¡Eh, tú, saco de huesos!" Otra voz sonó, perteneciente a Wooyoung, quien volaba hacia él con un tronco grueso, arrancado por sus propias manos. Clavándoselo como una estaca en el estómago, gracias a la velocidad que había tomado.
Sounik se quedó momentáneamente sin aire, mirando a la criatura voladora que pululaba a su alrededor.
"No toques a uno de los nuestros y pienses salir ileso, saco de huesos."
Entonces, para sorpresa de Wooyoung, Sounik sonrió. "Le prometí a tu amigo que no os pondría una mano encima, pero veo que me estáis obligando a romper mi promesa."
"¿Q-Qué dices?"
"La última voluntad de ese bichejo fue protegeros... No quiero ni imaginarme lo triste que estaría si se entera que sus propios amigos se pusieron en peligro." Falsamente lamentándose, dijo. Wooyoung se estremeció de pies a cabeza.
"¿Última voluntad...?"
Sounik le ignoró por completo, continuando con su papel de falsa víctima. "Hpmf, aunque ahora que lo pienso, ya no necesito mancharme las manos de sangre para hacer lo que quiero. De hecho, sería más fácil si consigo que entre vosotros mismos os ataquéis, ¿cierto?" Su risa volvió a sonar, consiguiendo que Wooyoung sufriera una arcada.
«Usa esa fuerza tan encantadora tuya con alguno de tus amigos... Derríbalo hasta que ya no pueda más.» Ordenó sin borrar la sonrisa. Claramente, no estaba consciente de aquel par de tapones en sus oídos, impidiéndole lograr su cometido.
"¿Qué...?"
"¡Ahora!"
Algo fuerte golpeó la parte trasera de su cabeza, al mismo tiempo en que una fuerza externa jaló de sus pies hacia delante, obligándole a retorcerse en el suelo. Un gruñido abandonó sus labios en cuanto la sensación de algo punzante clavándose en sus brazos y piernas, anclándolo al suelo, lo abordó. Gritó. Luego, otro fuerte golpe fue a parar a su cabeza, desfigurándole la cara en el acto. Y, tan pronto como se encontró a sí mismo ahí tirado, abrió los ojos, topándose con una criatura a la que ya conocía, sosteniendo una roca gigante.
Él volvió a reír. "Choi San, qué sorpresa... Tu padre estaría m-muy orgulloso de saber que eres exactamente igual de incompetente con él."
El doctor Choi se quedó de piedra ante la mención de su progenitor.
"Mi padre, tu hijo." Susurró, fulminándolo. "Ese al que no dudaste en matar, ¿verdad?"
"Exacto. Después de tantos años, deshacerme de él fue casi pan comido... Supongo que nunca fui muy apegado." Encogiéndose de hombros, dijo, indiferente. "Aunque veo que tú eras muy cercano a él, asumo que le echarás de menos, ¿verdad...? Creo que puedo ayudarte a reunirte con él."
Acto seguido, y sin dejarle actuar al respecto, lanzó al doctor Choi al suelo de un golpe seco, su cuerpo al completo estampándose contra la hierba tan pronto como Sounik hizo saltar las ramas clavadas en sus brazos al suelo.
"¡San!" Wooyoung corrió hacia él, siendo golpeado en el acto y enviado lejos.
"¡No! ¡Wooyoung!"
Sounik apretó el cuerpecillo de aquella criatura que chillaba contra el suelo, sintiendo como bajo sus dedos le crujían las costillas. San dejó escapar un grito de dolor, retorciéndose.
"Tu padre siempre fue un incompetente, ¿sabías...? Sacrificarse de esa forma por una mujer cualquiera y un bicho con alas al que ni siquiera creó. ¿No te parece ridículo?"
"Tú... Tú eres ridículo."
La piedra que anteriormente sostenía él, chocó de nuevo contra la parte posterior del cráneo de Sounik, a manos de un furioso Jungkook, quién fue derribado de un zarpazo. Gotas de sangre que no le pertenecían impactaron en el rostro de San, que cerró los ojos, aguantando la respiración tan pronto como Sounik empujó hacia abajo más fuerte.
"No, yo no, muchacho, tu padre. Hakmo se sacrificó por un hijo al que vera dentro de muy poco, eso es más triste y desafortunado... Pobre Hakmo."
La sangre del doctor hirvió. "¡No digas su nombre!"
Riendo, Sounik apretó hasta que el ruido de sus costillas rompiéndose le masajearan los oídos. Gritando hasta desgarrarse la garganta, San dejó escapar un sollozo.
"Pobre, pobre Hak..."
Su voz burlesca fue cortada de raíz, apenas pudiendo acabar lo que decía cuando algo punzante atravesándole el pecho le robó el aliento, haciéndole sentir repentinamente helado. Muerto de frío, sufriendo temblores que ni siquiera podía controlar y sintiéndose débil.
Tan pronto como Sounik permaneció inerte, prácticamente flotando en el aire, la doctora Choi apareció frente a su hijo malherido. Tenía la mirada vacía, furiosa, viendo lo que aquel monstruo había causado en la persona que más quería.
"No volverá a pasar Sounik, no de nuevo." Ella miró a su progenitor a los ojos, negando, mientras movía el cuerpo seminconsciente del azabache fuera del objetivo. "Y por nada del mundo será a mi hijo."
El monstruo cayó al suelo de costado cuando ella lo soltó sin haberlo tocado, tosiendo, escupiendo coágulos de sangre por la boca. Luego, cerró los ojos.
Garam se agachó inmediatamente junto a San. "Mi amor..."
"Ma- mamá... Duele..." Susurró, gruesas lágrimas recorriéndole las mejillas. Su madre se las limpió, acariciándole el rostro.
"Ya, cariño, ya, lo sé... Sé que duele. Pero estarás bien pronto, ¿vale? Me encargaré de eso."
Un pequeño sollozo sonó desde el fondo de su garganta, mientras asentía, rompiéndole el corazón a su progenitora. Cuando quiso incorporarse para mirar a su alrededor, el dolor se lo impidió. "Wooyoung, mamá, ¿d-dónde está Wooyoung?"
"¡San, San!"
La voz del susodicho fue más que suficiente para hacerle suspirar con alivio, además de la sensación que invadió por completo su cuerpo al sentirle cerca tan pronto como apareció junto a él, pudiendo respirar hondo aún cuando todo le dolía.
"Wooyoung..." Atrapando su mano con dificultad, dijo, viendo como las lágrimas le empapaban el rostro.
"¿Te duele mucho?"
"No, n-no duele, tranquilo. Estoy... Estoy bien."
"¿Seguro?"
"Sí, claro..." El doctor asintió, permitiendo que Wooyoung le acariciase el rostro.
"¡Jungkook!"
"¡Jungkook, Jungkook!"
Más voces sonaron, acercándose al también malherido azabache junto a ellos, que tenía una herida profunda en el estómago, sangrando a borbotones.
"Por la mismísima Aethee, Jungkook..." Un horrorizado Woongki susurró, arrodillándose junto a él en el suelo. "¿Q-Qué te ha pasado?"
"Me a-atacó, Sounik é-él me atacó." Este jadeó, incapaz de formular una frase al completo.
El otro mellizo sostuvo su cabeza. "Jungkook..."
Pequeñas lágrimas le mojaron la mejillas. Dolía. Dolía como el infierno. Más que cualquier cosa, cualquier herida o golpe que hubiera sufrido antes. Era como tocar el inferno con los dedos.
"Duele... Duele m-mucho..." Hipó, llorando en silencio. "Y no puedo encontrar a TaeHyung, ¿d-dónde está TaeHyung?"
Una de las húmedas manos de la señora Choi se posó en su estómago del mismo modo en que lo hizo con su hijo. Ambos gruleron del dolor cuando sintieron que estas cubrieron las heridas abiertas y costillas rotas, adormeciendo la zona lentamente hasta que ya ninguno de los dos pudiera sentir dolor alguno. Las costillas rotas se acomodaron de nuevo en su sitio y las heridas abiertas se cerraron.
"¿Mejor?"
"Sí..." Con lo ojos llenos de lágrimas todavía, susurró el azabache, recuperándose del dolor previo. La imagen de TaeHyung no salía de su cabeza ni por un segundo. "TaeHyung, ¿dónde está mi TaeHyung?"
Inmediatamente Wooyoung levantó la mirada, buscando a su amigo con evidente desesperación.
"TaeHyung- él... Él está..." Titubeó, pues era incapaz de encontrarlo por ningún lado, Jimin y Joowan, quien lo había socorrido a él cuando cayó, tampoco parecían estar cerca. Eso lo confundió, preocupándose al instante.
Sin embargo, fue el grito de lamento que la Jimin emitió a lo lejos, "¡Chicos!" lo que le hizo entrar verdaderamente en pánico, buscando desde donde provenía su voz y encontrándose con una escena que, en un millón de años, pensaría que podía ver.
"No, no..."
Jungkook se tensó ante el tono de su voz y la pérdida de color repentina en su rostro. "¿Qué? ¿Qué ocurre, Wooyoung?"
Sin embargo, este ni siquiera encontró fuerzas para hablar. Jungkook, impaciente, tampoco esperó a que las recuperase, incorporándose con la ayuda de los mellizos. Entonces, descubrió de lo que se trataba y su corazón dejó de latir en ese preciso instante.
TaeHyung se encontraba a lo lejos, tirado en el suelo, aunque él solo podía ver con claridad su cabello rosáceo y sus pies descalzos. Rodeado por Jimin, Joowan y dos cerditos inquietos que, por primera vez desde que los conocía, no movían sus colas. Él dejó de respirar.
"No..." Susurró, zarandeando la cabeza en señal de negación, corriendo hacia ellos incluso si ni siquiera había dado la orden a sus piernas de hacerlo. "No, no..."
Corría. Rápido, tanto que si tuviera alas estas ni siquiera le harían justicia. Con el corazón acelerado, bombeándole en los oídos y ensordeciéndole, temiendo llegar y encontrar una escena que jamás desearía ver. No con el amor de su vida como víctima.
"¡Jungkook!" Wooyoung lo llamó, corriendo tras él sin pensarlo. Y tras él, los mellizos y el doctor Choi por igual.
Para cuando llegó a la escena del crimen, los sollozos de Jimin y los lloriqueos de ambos cerdos le cortaron la respiración, cayendo al suelo tan pronto como vio lo que tanto temía, sus piernas fallando estrepitosamente.
TaeHyung se encontraba justo frente a él, en el suelo, con los ojos cerrados y la piel algo mas pálida de lo normal, sin su brillo tan característico, aquel que siempre le hizo ser tan único.
"TaeHyung..."
El jadeo del doctor Choi sonó a su izquierda, viendo su mano aparecer frente a él casi por arte de magia, alcanzando el cuello de TaeHyung y tomándole el pulso. Él lo observó del mismo modo en que todos lo hicieron, conservando unas esperanzas que murieron al momento en que Choi San agachó la cabeza y se mantuvo en silencio, apenas negando. No había nada que él pudiera hacer. Ya no.
Jimin se tapó la boca, sollozando con todas sus fuerzas. Wooyoung se mantuvo en silencio con la mirada perdida y un semblante pálido, incapaz de asimilar lo que aquello realmente significaba.
Los mellizos se abrazaron, sus diminutos rostros llenos de lágrimas, mientras su hermano mayor acariciaba la espalda del azabache.
"No..." Susurró el azabache, negando con desesperación, inclinándose para tomar su cuerpo. "Precioso, no... No, TaeHyung..."
Las lágrimas mojaron inmediatamente sus mejillas, dejándolas salir sin preocuparse por ellas siquiera, abrazándolo, sintiendo su cuerpo todavía cálido contra el suyo propio y sollozando.
"No, no, TaeHyung, mi amor... Por favor, no, no..." Hiperventiló, escondiéndose en su pecho. No podía sentir su corazón latir. Aquello aumentó la intensidad de su llanto errático. "TaeHyung, p-por favor, TaeHyung... Respóndeme, te lo suplico."
Pero TaeHyung no le respondió. Había llegado demasiado tarde.
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