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✧c.-071

N/A: No tengo nada que decir hoy, más que estéis preparadas y alertas para lo peor ji ji ji xD

Cap dedicado a VeronicaIglesias8 ♡♡

Hoy os recomiendo '30FT' de Sammi Constantine, gracias al maravilloso Descubrimiento Semanal, como casi siempre.

[...]

La semana en cuestión fue tan caótica como todos se esperaban, pero más exitosa de lo planeado, afortunadamente.

Gracias a la señora Chopra, pastelera de confianza, madre de Yim y -ahora- ángel de la guarda sin certificar, lograron planear, llevar a cabo y emplatar más de cinco snacks distintos, un pastel de cumpleaños con su respectiva decoración, bebidas y pastelitos varios, bajo la seguridad y tranquilidad de que Yim estaba fuera de la cocina. Incluso si eso al pobre no le había demasiada gracia, claro. Mucho menos bajo lo métodos de su querida madre.

Todo había ido tan bien que TaeHyung incluso sacó tiempo extra para terminar el regalo de Yim: un gorro blanco de chef a conjunto con un precioso delantal. Al igual que Jungkook, quien esta vez no sufrió mientras veía las horas pasar demasiado rápido en el reloj que tenían justo en frente, pues había sido capaz de finalizar la corona de flores blancas que le daría a Yim.

Había sido todo un éxito para ambos. Algo que no tenían el placer (ni mucho menos la suerte) de decir todos los días. O prácticamente nunca, en realidad.

Sin embargo, siempre había un pequeño lugar para el caos.

Ahora, a diez minutos de que Yim hiciera acto de presencia en su propia fiesta de cumpleaños semisorpresa, seis de ellos se encontraban ocultos tras las piedras, bajo el enorme acantilado, pues de esa forma Yim no podría ver la sorpresa nada más bajar por este. Lo tenían todo fríamente calculado, a excepción de un pobre Jimin que, bueno... No parecía estar precisamente en sus cinco sentidos. Ni en ninguno, en general.

"¡Deprisa, deprisa, daos prisa!" Chillaba este, yendo de un lado a otro con un plato en cada mano y dejándolos sobre la manta, tan estresado que podría morir en cualquier momento. "¡Ahí va el pastel, Hyeongjun, quita ese vaso!"

El mellizo lloriqueó. "Pero me acabas de decir que lo ponga ahí..."

"¿Yo? Imposible."

"Sí lo has dicho, yo me he enterado." El otro mellizo mencionó.

"¿Ves?"

"Que no, que no puede ser. Quítalo, vamos."

Ambos se miraron sin saber qué hacer. Cuando Jimin estaba nervioso, todo a su alrededor se volvía tenso, casi sombrío. La gente le temía. Algo cuanto menos curioso, tratándose de alguien que lucía como un algodón de azúcar con piernas.

"P-pero..."

"¡Jungkook acaba de hacer sonar el silbato, ya deben estar llegando!" Les hacia saber Joowan, logrando desestabilizar aún más la situación sin saberlo.

El peliazul dio un saltito, histérico. "¡¿Qué?! ¡¿Ya?! ¡¿Tan pronto?!"

"Bueno, pronto... Llevan dos horas dando vueltas por toda la ciudad intentando distraer a Yim. TaeHyung es creativo a morir, pero no creo que pueda tirar tanto del cable..."

Inmediatamente, este se llevó las manos a la cabeza. "¡No nos va a dar tiempo!"

Joowan no podía estar más enfadado, mirando a sus dos temblorosos hermanos como si estos tuvieran la respuesta que buscaba. No era el caso.

"¿Y a este qué le pasa?"

"No sabemos... Se supone que habíamos terminado de colocarlo todo y ahora quiere que quitemos los vasos de ahí para poner la tarta."

El dedo índice del mayor de los hermanos señaló la manta situada en el suelo, donde un pastel de tres pisos destacaba. "La tarta está en el centro, me dijo que la pusiera ahí."

Jimin miró el lugar señalado con verdadero horror.

"¡¿Y qué hace ahí?!"

"Tú me lo dijiste, acabo de explicarlo..."

"¡No, no va ahí!" Negó. "¡Va a un lado, los vasos van en el centro, junto a las bebidas! ¡No os enteráis!"

Wooyoung y el doctor Choi se acercaron a ellos tras escuchar semejante alboroto.

"¿Qué pasa? ¿Por qué gritáis tanto?"

"¿Ha ocurrido algo malo?"

"Jimin tiene una crisis nerviosa." Los tres hermanos dijeron al unísono.

Al mencionado le chirriaron los dientes. "¡Yo no tengo ninguna crisis nerviosa! Sois vosotros, que no sabéis hacer las cosas bien. ¡Ahora hay que cambiarlo todo de lugar!"

"Pero, ¿qué dices? No da tiempo."

"¡¿Cómo que no?!" Sus ojos ahora parecían fuera de órbita.

Definitivamente, ser quien se encargara del pastel -sin recibir ayuda de nadie y bajo su propio criterio-, le había pasado factura. No podían culparlo.

"TaeHyung y Jungkook están de camino, avisaron por el silbato. Llegarán aquí en cualquier momento."

"Sí, tenemos que escondernos."

La risa escandalosamente exagerada (a propósito) de TaeHyung sonando a lo lejos, fue la señal que necesitaban para actuar, poniéndose alertas.

"Oh, oh..."

"Rápido, buscad un buen sitio en el que esconderos." Indicó Joowan. "Yo voy detrás de esa roca que está al fondo."

"Mi hermano y yo vamos a la de la izquierda."

El doctor asintió. "Pues yo elijo la que está más escondida."

"Bien."

"¡No!"

Todos miraron a Jimin cuando gritó.

"¿No?"

"¡Tenemos que cambiarlo todo de lugar, no puede quedarse así!"

Wooyoung resopló. "Que no da tiempo, pesado..."

"¡Que sí! Sólo necesito un minuto."

"No tenemos un minuto, ni medio. Hay que esconderse, Jimin. Ya."

El susodicho comenzó a sudar frío, sus manos temblorosas haciéndose de notar. "No, no..."

"Jimin..."

"Que no, cállate. Callaos todos. Tengo que arreglarlo, dejadme."

"¡Jungkook, no pienso bajar así!"

De nuevo, la voz de TaeHyung sonando a lo lejos, pero cada vez más cerca, era la señal infalible de que no podían seguir discutiendo y tenían que pasar a la acción.

Wooyoung miró al peliazul, viendo como este hacia el amago de arrodillarse en la manta.

"Escondeos todos, rápido. Yo me encargo." Les indicó.

Todos volaron en busca del escondite perfecto, dejándoles a solas con un histérico Jimin que estaba completamente fuera de sí. Casi se compadecía de él.

Sin embargo, no alcanzó a hacerlo. No tenía tiempo. Actuó casi sin pensarlo, agarrándolo en un puñado y llevándoselo consigo, ni siquiera molestándose en decir algo, sólo tapando su boca para impedir que sus gritos alertasen al resto.

Lo empujó contra una roca, permaneciendo a su lado y manteniéndolo quieto tras esta. Aún a pesar de sus constantes quejas, lo soltó.

"¡Serás...!" Fue todo lo que pudo vocalizar contra él, pues tan pronto como abrió la boca, Wooyoung le propinó dos sonoras cachetadas, una en cada mejilla, que realmente no le hicieron daño en absoluto; mas sirvieron para hacerle reaccionar.

Algo en su cerebro hizo click.

"Cállate y quédate aquí hasta que Jungkook de la señal definitiva, ¿estamos?"

Jimin asintió sin abrir la boca esta vez.

"Perfecto." Sentenciando, se giró para observarle de nuevo, queriendo asegurarse de no haberle causado algún tipo de conmoción tras el golpe. "¿Te encuentras mejor ya, o todavía no?"

Este volvió a asentir. "Sí, sí... Lo siento, no sé qué me ha pasado... Estaba muy alterado."

"Descuida, está bien. Nos puede pasar a cualquiera, tranquilo."

Un suspiro sonó, relajándose conforme Wooyoung sacaba la cabeza para ver cómo iban las cosas ahí fuera. Jungkook cargaba a TaeHyung acantilado abajo, una cuerda atada a su cintura y pasando por la espalda baja del pelirosa, manteniéndolos unidos. Junto a ellos, Yim volaba hacia la arena.

Los ojos de Jimin se abrieron de par en par, sólo entonces notando un pequeño detalle en el que ni siquiera habían recaído.

"Wooyoung..."

"¿Qué pasa?"

Él ni siquiera se giró a mirarle.

"Creo que nos hemos saltado un pequeñísimo detalle de nada..."

Wooyoung resopló. "Ya te hemos dicho que no vamos a cambiar las cosas de sitio."

"No, no es eso."

"Ni tampoco vamos a poner la tarta en la otra punta del mantel. Todo se va a quedar tal y como está."

"Que no es eso..."

"Y los vasos se quedan ahí."

Jimin apretó los labios con fuerza. "¿Te quieres callar, cabezón? No es nada de lo que estás diciendo."

"¿Entonces?"

"Pues si cerraras la boca y me dejara hablar, podría decirlo, pero no es el caso. Hablas, hablas y hablas, no dejas que otros lo hagan y-"

"Jimin." Wooyoung tenía las cejas alzadas cuando le interrumpió. "Habla ya."

"Oh, eso, sí..." Aclarándose la garganta, asintió. "No sé si te has dado cuenta, pero estamos escondiéndonos de Yim."

"Sí, ¿y?"

Él parpadeó, creyendo que estaban hablando idiomas distintos. "Pues que es Yim..." Repitió, confiando en que así le entendería. Error. "¡Que puede vernos hasta debajo del agua, Wooyoung! Nos estamos escondiendo de la persona menos indicada."

Sólo entonces, los ojos del pelimorado se abrieron de par en par, cayendo en cuenta.

"¡Hostias!" Siseó, asomándose de inmediato para comprobar que no estuviera merodeando alrededor. Él pudo respirar de alivio, llevándose una mano al pecho y mirando a Jimin de vuelta cuando observó que Yim llevaba sus gafas especiales puestas. "Está usando las gafas, menos mal..."

Jimin también respiró hondo. "Qué alivio..."

"Entonces, ¿los chicos aún no han llegado?"

La vocecilla de Yim sonó, clara, pero lejana, pues se encontraba yendo de un lado a otro con la compañía de TaeHyung y Jungkook.

"No aún no." El azabache murmuró.

"El doctor Choi tenía algunos clientes más que atender antes de venir, dijo que se ausentaría máximo una hora."

"Jimin está terminando un par de cosas en la granja, no creo que le quede mucho."

"Sí, y Joowan y los mellizos deben estar al llegar. Dijeron que pasarían antes por Wooyoung para que no tuviera que venir sólo, ya sabes lo poco que le gusta tomar tramos largos sin compañía..." Le recordaba TaeHyung, oyéndole reír.

"Cierto, cierto... Supongo que pronto estarán todos aquí."

"Seguro que sí." Asentía el pelirosa. "Ven, demos un paseo por las piedras, creo que Jungkook no ha visto esta zona todavía."

Comenzó guiándolos hacia la entrada a la pequeña cueva de techo abierto bajo el acantilado, siguiendo el plan al pie de la letra, mientras con disimulo, Jungkook miraba por los alrededores, en busca de pequeñas caras que le resultasen familiares.

"Aunque se van a llevar un gran chasco cuando sepan que no he podido hacer ese menú tan increíble que os prometí..." Yim sonó desolado. "Mi madre me ha tenido toda la semana sin parar haciendo galletas de naranja para perfeccionar su receta, y ni siquiera le gustan las naranjas, ¿os lo podéis creer?"

Jungkook y TaeHyung dejaron escapar una carcajada.

"No me extraña, tu madre es de otro mundo... Esa mujer es increíble, te lo prometo."

"No pienso negarlo."

Wooyoung miró a Jimin con el ceño fruncido. Estaba impaciente. "¿Cuándo van a decir la palabra mágica? A este paso Yim verá el picnic antes que a nosotros y se fastidiará toda la sorpresa."

"No tengo ni idea..."

"De todas formas no te preocupes por la comida, Yim, ya sabes que eso no es lo importante." Seguía diciendo TaeHyung, sonando cada vez más y más cerca.

"Bueno..."

"TaeHyung tiene razón. Nosotros nos alimentamos de piedras si hace falta."

La risita del cumpleañero volvió a sonar. Piedras. Esa era la palabra que estaban esperando escuchar.

Wooyoung palmeó la pierna de Jimin, buscando su confirmación. Ambos asintieron, preparándose para actuar mientras Yim seguía riendo, afortunadamente ajeno a todo.

Seis cabezas coloridas saltaron fuera de las piedras, sorprendiendo de lleno a un pobre castaño que lucía un poco decaído, incluso con la existencia de una pequeñísima sonrisa brillando en sus labios.

"¡Sorpresa!" Chillaron todos al unísono.

Entonces, la expresión de Yim cambió por completo. Sus ojos se llenaron de -lo que parecían ser- gruesas lágrimas, mostrándose conmocionado aún cuando su sexto sentido debió sospechar algo, por más mínimo que fuese. Con las mejillas coloradas, una sonrisa que poco a poco aumentaba de tamaño y el corazón acelerado, dejó escapar una carcajada eufórica, segundos antes de que todos se le lanzaran encima.

"¡¿Qué hacíais ahí escondidos?!"

"Pues darte una sorpresa, ¿qué íbamos a hacer si no, tonto?" TaeHyung frotó su espalda. "Me ha costado la misma vida que no te quites esas dichosas gafas en todo el viaje, sentía que ibas a verlos aun cuando estábamos en el centro."

Yim soltó otra carcajada, cerrando los ojos en medio del abrazo.

"¡Feliz cumpleaños, Yim!" Los mellizos se encargaron de acribillarle las mejillas de pequeños besos.

"¡Ven, ven aquí, cumpleañero!"

Jalando del susodicho, Wooyoung lo llevó hacia el improvisado picnic que habían montado a tan sólo un par de metros de distancia. Su cara, definitivamente, no tenía precio.

"¡Mira toda esta comida! ¿Qué te parece?"

"¡¿Todo esto lo habéis hecho vosotros?!"

Ellos asintieron, orgullosos. Yim no cabía en sí mismo.

"Hasta el pastel, claro que sí. Jimin se ha pasado las últimas veinticuatro horas horneando como un loco, casi lo perdemos en el proceso, pero ha valido totalmente la pena." Jungkook halagó a un peliazul que aún luchaba por recuperarse del trauma, sonriendo.

"Y que lo digas..."

Con mucho disimulo, Yim se deshizo de unas pocas lágrimas que lo delataron, sorbiendo por la nariz. "Es increíble, chicos... No tengo palabras. Muchas- muchas gracias, en serio."

"Nos alegra mucho que te guste."

"¿Llevabais mucho tiempo planeándolo?"

"Una semana, en realidad. TaeHyung y Joowan creyeron que sería una buena idea sorprenderte." Explicaba Wooyoung. "Fuimos al bosque para estar más alejados y que así no pudieras enterarte de nada, pero de algún modo apareciste allí y casi se arruina todo nuestro plan inicial..."

"¡Oh! ¿Por eso queríais que me fuera tan rápido?" Él casi parecía aliviado cuando los vio asentir. "Santa Aethee, y yo pensando que no sabíais como libraros de mí..."

Todos lucieron incrédulos.

"¡¿Qué dices?!" Dijeron al unísono, sus ceños fruncidos. Entonces, Yim se mostró avergonzado.

"¿Por qué pensarías algo así?"

"No lo sé, supongo que actuabais muy raro y eso me hizo pensar cosas que no eran, pero fue sólo un momento, no os preocupéis. Luego fui consciente de que sois raros por naturaleza y no debía preocuparme por nada."

TaeHyung, Joowan y Jimin le fulminaron, mientras que Jungkook y el doctor Choi soltaron una carcajada. Wooyoung golpeó su nuca y directamente los mellizos ni siquiera entendieron lo que había dicho.

El castaño se quejó tras recibir el golpe. "¡Oye!"

"¿Cómo tienes la cara tan dura de llamarnos raros justo después de ser sorprendido el día de tu cumpleaños?"

"Eso."

"¡¿Qué?! ¿Nos has llamado raros?" Ofendido hasta la médula, Hyeongjun dijo.

Woongki suspiró, meneando la cabeza de un lado a otro, viéndose decepcionado. "Qué poca vergüenza, Yim..."

Los mellizos estaban totalmente fuera de órbita, apenas enterándose.

Por su parte, Yim tan sólo rio, negando. "No raros en el mal sentido, chicos. Me refiero a que sois personas peculiares, al igual que yo. No hay un solo día en el que estemos calmados, tranquilos, sin que nos ocurran cosas desafortunadas."

"Ah, bueno... Entonces sí."

"Cierto, cierto."

"No hay cómo negarlo, eso seguro..." Estando de acuerdo, TaeHyung murmuró. "Pero hoy sí que será uno de esos días. Vamos a celebrar tu cumpleaños tal y como hemos planeado: os bañaréis en el agua mientras yo miro desde la orilla, comeremos, abrirás tus regalos y luego disfrutaremos del pedazo de pastel que Jimin ha hecho."

"Bien dicho, mosquito." Jungkook apoyó su plan, asintiendo. "Yo me quedaré en la orilla contigo."

La sonrisa del pelirosa se volvió aún más grande, abrazado a él, encantado.

"Wooyoung y yo nos adelantamos, os esperamos en el agua." El doctor Choi dijo sin siquiera avisar al susodicho, apresurándose a elevarlo por los aires en contra de su voluntad y dejándolo en su espalda para salir corriendo, directo hacia el agua. Wooyoung tan sólo atinó a chillar y chillar, pataleando.

"¡Oye! ¡Suéltame ahora mismo!"

Riendo, los demás observaron aquella escena mientras negaban con la cabeza. Ni siquiera podían asimilar el hecho de que esos dos habían 'limado asperezas' a niveles estratosféricos.

"Vamos con ellos, anda... No vaya a ser que Wooyoung se olvide del trato que tienen y al llegar nos encontremos al doctor Choi flotando en el agua."

"Sí, vamos, vamos."

No tardaron demasiado en volar hacia el agua, haciendo una pequeña carrera que muy digna y orgullosamente mente Jungkook, quien simplemente corría y llevaba a TaeHyung a sus espaldas, ganó, dejando humillados al resto. Incluido al propio cumpleañero, quien no pudo evitar hacer una mueca de decepción.

Veinte minutos después, TaeHyung se encontraba sentado entre las piernas de Jungkook, en medio de la orilla, mientras observaban a los chicos dentro del agua. Jungkook acariciaba su abdomen desnudo con los dedos y cada cierto tiempo le besaba el hombro, haciéndole suspirar.

"¿Cómo te encuentras, mosquito? Estás muy callado."

Este dejó escapar un suspiro, apoyándose en su pecho. "Bien, muy bien... Sólo disfruto del ambiente ahora que puedo, han sido unas semanas agotadoras."

"Demasiado, sí..."

"Aunque no me quejo ni me arrepiento, en realidad. Yim está tan contento, tan feliz... que todo el estrés acumulado de estos días ha merecido completamente la pena."

"Pues como todo lo que haces."

Sonrojándose apenas, él negó. "Qué va, claro que no..."

"Que sí, lo digo en serio, TaeHyung. Siempre sabes cómo mejorar las cosas aunque tú también te veas afectado y en ocasiones ni siquiera seas demasiado consciente de lo que haces; pero no te rindes por nada del mundo. Continúas, hasta que lo logras." Señaló, logrando que se le acelerase el corazón. "Y eso es una de las mil cosas que tanto me gustan de ti, lo valiente, fuerte y decidido que eres cuando se trata de la gente que tanto quieres."

TaeHyung se encogió de hombros, avergonzado. "No hago gran cosa, en realidad... Sólo veía a Yim un poco decaído desde lo de Tutor y quería que se animara, tampoco hago milagros."

"Ni los necesitas, en primer lugar."

"Ya, bueno..."

"Que estés aquí, en la vida de los demás, en la mía, ya es un milagro por sí solo. Todo lo demás son pequeños añadidos que hacen la vida a tu lado más fácil y memorable." Continuaba haciéndole saber, depositando un beso en su mejilla cuando este se giró a mirarlo, sus ojos llenos de lágrimas . "Te lo digo porque siento que no eres tan consciente como deberías, TaeHyung, pero eres único. No hay nadie como tú, que se te asemeje ni un poco."

"¿De verdad lo crees?"

"No lo creo, lo sé." Eliminando la primera lágrima, aseguró. "Ya te lo he dicho muchas veces y probablemente deba repetirlo unas mil más, aunque eso no me importa; pero eres lo mejor que me ha pasado en la vida -en todas las que vaya a tener si reencarno-. Y no hay nada que esté a tu altura ni pueda compararse."

El pelirosa se lanzó a sus brazos, escondiéndosele en el cuello cuando lo sintió reír contra su piel fría y desnuda, estremeciéndose. "Tú también eres lo mejor que me ha pasado, Jungkook. Tampoco hay nada que esté a tu altura ni se asemeje."

Una sonrisa ladeada cruzó los labios del azabache.

"Literalmente no hay nada que esté a mi altura." Bromeó, robándole una carcajada estruendosa tras separarse. TaeHyung golpeó su hombro y él se inclinó, besándole en los labios castamente. "Te amo."

De inmediato, un segundo beso resonó contra sus labios. "Te amo." Repetía el pelirosa, sosteniéndole del cuello con ambas manos e inclinándose de nuevo para un tercer beso, uno más profundo y húmedo, chupando el inferior y jalando de él hasta que un chasquido llenó el silencio entre ambos.

Tras ellos, el ruido de una arcada exageradamente fingida sonó, TaeHyung viéndose obligado a separarse del azabache y darse la vuelta en busca del dueño, encontrando a Wooyoung (al que ya habia identificado sin necesidad de verlo) portando una mueca de puro desagrado.

"Bah, qué asco..."

Los demás rieron. TaeHyung, por su parte, dejó escapar un bufido, mirando al doctor Choi, que estaba tras el pelimorado y compartiendo una mirada cómplice con él. San asintió, y acto seguido Wooyoung fue empujado hacia atrás por una fuerza bruta, cayendo de espaldas al agua tan rápido que sólo tuvo tiempo de chillar mientras su cuerpo impactaba.

"¡La madre que me parió...!"

Nada más salir, ni siquiera tuvo que buscar un culpable para saber que se trataba del doctor Choi, cuya sonrisa era orgullosa y resplandeciente. Doctorucho de pacotilla..., pensó, fulminándolo en el proceso, antes de estampar la mano en el agua y que esta saliera disparada contra él, salpicándole directamente en la cara. Este rio.

"¡A la próxima te ahogo, doctorucho de pacotilla!" Refunfuñaba, sin dejar de fulminarle.

Riendo aún más fuerte, el doctor no perdió la oportunidad de sostener su cara y besarle en los labios, acallando sus quejas bajo la atenta mirada de los demás, quienes permanecieron en completo silencio, perplejos.

"¡¿Qué haces?!" Chillaba, horrorizado, nada más separarse.

"Nada, es que como te veías tan consternado, pensé que tú también querrías recibir un besito y yo me he ofrecido a dártelo." Él se encogió de hombros, impasible. "No hace falta que me lo agradezcas, lo he hecho sin acritud."

"¿Agradecerte...?" Ahora, el pelimorado echaba humo por las orejas. "Te voy a matar..."

El resto sólo podía continuar perplejo, intentando asimilar lo que habían visto. Sentían que un hada acababa de pasar junto a ellos silenciosamente, concediendo un milagro inesperado. Algo que no creían volver a ver. En especial, Yim, siendo esta su segunda vez.

"Pero qué acaban de ver mis ojos..." TaeHyung se frotó la cara bruscamente.

"Yo sigo preguntándomelo desde la otra vez." El cumpleañero dijo, sacudiendo la cabeza para eliminar ambas imágenes. Luego, se puso en pie, yendo hacia la orilla. "Vamos- vamos a comer antes de que se me cierre el estómago."

Jimin asintió. "Será lo mejor, sí."

"Sí, sí, vamos..." Joowan empujó a los mellizos hasta sacarlos del agua casi a la fuerza.

De un momento a otro, tan pronto como Jungkook y TaeHyung se levantaron y se marcharon también, Wooyoung se vio a sí mismo a solas con el doctor Choi, quien le guiñó un ojo de manera sugerente. Sufriendo un escalofrío, casi fue catapultado fuera del agua.

"¡E-Esperadme, chicos...!" Chilló, correteando tras ellos.

San esbozó una sonrisita satisfecha.

La noche cubrió el cielo de Ae-Dexian-Thee al completo antes de que pudieran ser conscientes de ello, mientras contaban anécdotas entre risas y chillidos esporádicos, disfrutando de los snacks y platillos que ellos mismos habían preparado, los mismos que sorprendieron gratamente a Yim, quiten no sé cansaba de repetirlo, halagando sus habilidades culinarias cada segundo.

"Todavía recuerdo como la madre de TaeHyung tenía que hacernos cojines a medida para que Wooyoung, Jimin y yo pudiéramos ver la pizarra." Contaba Yim, limpiándose las lágrimas.

"¡Es verdad! Erais los más bajitos de la clase, recuerdo que ni siquiera llegabais a la mesa."

Jungkook silbó. "¿Tan pequeños eran?"

"Wooyoung medía la mitad que ahora, lo que vienen a ser cinco centímetros, vamos. Su cojín tenía que estar súper relleno, o el pobre no veía tres en un burro. Era adorable."

"Owww... Qué pequeñito."

Volviendo a reír, Wooyoung fingió estar ofendido, contagiando al resto. "Yo no me recuerdo a mí mismo tan pequeño..."

"Yo sí que lo hago." Corroboraba San, sus dedos acariciándole la espalda baja, muy sutilmente, estremeciéndole sin que los demás fuesen conscientes. "Y coincido en que eras adorable."

Él se sonrojó hasta las pestañas.

"¡Oye, que ya son las doce! Hay que empezar a abrir los regalos." Les recordaba Hyeongjun.

Inmediatamente todos se movieron hasta rodear a Yim en cuanto este reaccionó, peleándose por ver quién le entregaba su respectivo regalo antes, siendo Choi San el claro ganador, quién le obsequió con su propia planta de Sechuan button, una flor bastante peculiar que servía para potenciar sabores y él llevaba tiempo queriendo conseguir.

"¿Cómo la has conseguido? Llevo años buscándola y no había manera..."

"Tutor me facilitó el número de su amiga alquimista en Psayd, ella hizo el favor de enviármelo hasta aquí. Dice que es buenísima para ensaladas y cremas."

Ante la mención del susodicho, su corazón dio un pequeño vuelco.

El segundo, fue nada más y nada menos que Wooyoung, que para seguir con la tradición quiso demostrar su fuerza bruta regalándole su propio naranjo en miniatura con la ayuda de Jimin, quién no quiso quedarse atrás, encargándose de hacer el macetero más bonito y estético que Yim había visto nunca. Después, Joowan y los mellizos le obsequiaron con platos, bowls y tazas de cerámicas que Joowan había fabricado -casi se había vuelto un experto gracias a la ayuda de Taevin- y sus hermanos decoraron con sus flores favoritas pintadas.

Por parte del pelirosa, Yim pegó un grito al cielo en cuanto abrió la bolsa de tela y encontró un conjunto de gorro de copa y delantal blancos, «Chef Yim» bordado con letras negras en ambas prendas y decoradas con pequeñas flores, naranjas y estrellitas.

Y en último lugar, pero ni de broma menos importante siguiendo también con una tradición que inexplicablemente se había vuelto enternecedora y sumamente especial para los dexianees, Jungkook le entregó su famosa corona de flores, aquella que había hecho por sí mismo y de tanto orgullo le llenaba.

"¡Es preciosa, me encanta!" Exclamó el cumpleañero, la sonrisa gigante en su rostro y el brillo de sus ojos confirmando que hablaba con la verdad. "Muchísimas gracias, Jungkook, no sabes lo que me emociona tener una."

El azabache se sonrojó, devolviéndole la sonrisa sin dudarlo. Su pecho se sentía caliente.

"Me alegra mucho que te guste, Yim." Le dijo, devolviéndole la sonrisa. "Mi meta es que todos tengáis vuestra corona de flores antes de que me vaya, para que os acordéis de mi, ya sabéis... No quiero que me olvidéis."

Los mellizos volaron hacia él, abrazándole con fuerza.

"No te olvidaríamos por nada del mundo, Jungkook."

"¡Exacto! Además, vas a volver, así que estaremos esperando tu regreso hasta que vuelvas a reunirte con nosotros. Siempre te tendremos en mente."

Él no pudo ocultar su emoción, estremeciéndose ante el modo en que aquella manta metafórica de terciopelo le cubrió el pecho. TaeHyung lo abrazó, sonriendo de oreja a oreja.

"Yo también pensaré mucho en vosotros."

Wooyoung lo señaló. "¡Más te vale, grandullón! No puedes olvidarnos, ¿eh?"

"Claro que no... Eso nunca."

"Así me gusta."

Dejando escapar un suspiro, Yim se dejó caer en el rechazo de Joowan con total comodidad. "Definitivamente este ha sido el mejor cumpleaños de toda mi vida, chicos... No creo que exista otro igual." Murmuró, esbozando una sonrisita dulce, sintiendo las miradas de los demás puestas en él. "Os lo agradezco muchísimo."

"Sabes que eso no se agradece, Yim."

Este se encogió de hombros. "Ya... En realidad sólo lo hago por ser considerado."

Bufando, Wooyoung golpeó su brazo.

"Gilipollas."

No pasó demasiado tiempo -cuando la oscuridad se volvió persistente y el cansancio comenzó a formar parte de ellos-, que decidieron poner en orden todas sus pertenencias, limpiar lo mínimo que habían ensuciado y subir a lo alto del acantilado de manera exitosa. En especial, TaeHyung, pues ya no se sentía tan asustado ni lleno de miedo al pensar en que Jungkook escalaba metros y metros de altura con él aferrado a su espalda, únicamente una cuerda fina soportando su peso.

"Tengo tanto sueño y estoy tan cansado, que cuando llegue a casa voy a dormir hasta camuflarme con la almohada..." Suspiraba TaeHyung, nada más poner los pies en el suelo.

Jungkook, que guardaba la cuerda en la mochila, rápidamente paso un brazo por su cintura, empujándolo más hacia sí mismo. "Mañana no tenemos nada importante que hacer, así que podremos dormir bastante."

Llenándose los pulmones de aire, lo soltó con una sonrisita, apoyándose en el acto. "Esa es mi frase favorita..."

"¿Sólo esa?"

"Bueno, también me gusta mucho cuando dices que me quieres más que a nada y a nadie en el mundo. Creo que esa es la primera..."

Sonrojándose, el azabache rio, inclinándose hasta besarle en los labios.

Caminando por delante de ellos, Wooyoung fingió una arcada.

"Sois repulsivos..."

Al instante, TaeHyung lo fulminó. "¡Tú sigue caminando, entrometido! O le digo al doctor Choi que se encargue de ti."

Wooyoung no tardó en girarse y correr por su vida en dirección a los demás, quienes iban unos metros por delante. Victorioso, el pelirosa rio, inflando su pecho de orgullo. Había encontrado el método perfecto de amenaza.

"Qué malo eres, mosquito..." Decía Jungkook en tono de broma, palmeándole el culo.

TaeHyung rio más fuerte, viéndose prontamente encandilado por unas flores a lo lejos. Rosas, moradas y blancas. Sus ojos formaron corazones inmediatos, separándose de Jungkook casi sin ser consciente.

"¡Ay, qué flores tan bonitas!" Exclamó, antes de correr en dirección a los matorrales.

"¿Adónde vas?"

"A cogerlas, quiero decorar nuestra habitación con ellas, seguro que quedan genial."

Jungkook dejó escapar una carcajada, embobado al ver su efusividad crecer conforme correteaba. Él negó con la cabeza, suspirando mientras avanzaba tan sólo un poco, no queriendo alejarse demasiado del resto.

Entonces, un repentino zumbido retumbándole en los oídos le dejó completamente conmocionado por unos segundos, frotándose la sien.

"Pero, ¿qué...?"

«Está aquí. Ha llegado. Corred.»

Y una voz femenina, suave, la cual conocía casi a la perfección, sonó en su cabeza, poniéndole los vellos de punta antes de que un fuerte viento se levantara repentinamente. Quiso reaccionar, actuar. Decir, hacer algo, llamar a los chicos y aún más llevarse a TaeHyung lo más rápido posible de ahí; pero no fue capaz, pues lo que verdaderamente le dejó temblando, horrorizado, fue una segunda y profunda voz, que le resultaba repugnante y se repetía constantemente en su cabeza.

«Volvemos a vernos, mi querido y estúpido amigo Jungkook... ¿Qué obsequio valioso me has traído esta vez?»

"Sounik..." Temblando, susurró su nombre.

Seguido de eso, un chillido prolongado llenó las profundidades del bosque, dejándole helado tras oírlo. Agudo, lleno de desconcierto y miedo. Le pertenecía a TaeHyung.

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