✧c.-062
N/A: Este es otro de mis capítulos favoritos y aprovecho para decir que el final está cerca jiji xD
Cap dedicado a LITTLEKIMKTH ♡♡
Hoy os recomiendo 'Sailor Song' de Gigi Perez, me tiene obsesionada.
[...]
La cena transcurrió tan bien que Jungkook incluso sintió que una parte de él siempre había permanecido a aquella familia. Con bromas por parte del señor Kim que le hacían llorar de la risa, anécdotas que la señora Kim parecía adorar compartir con él, regaños hacia Taevin (estos claramente a manos de Joowan) cada vez que intentaba intimidar a Jungkook del modo en que sólo un dexian de tres años lo haría: sacándole la lengua cuando creía que los demás no se daban cuenta, y comida deliciosa por todas partes.
"...y el viento sopló tan, pero tan fuerte que TaeHyung se soltó de la puerta y salió volando. Mi marido tuvo que ir corriendo detrás de él." Reía la señora Kim, mientras le mostraba una foto de como era el pelirosa cuando niño. Su cabello blanquecino le daba un aspecto único, adorable. "Tendías que haberlo visto, parecía una pulguita volando por los aires."
Jungkook también rio, observando aquella foto con ojos en forma de corazón. "Pobrecito..."
"En defensa de mi hermano debo decir que colocamos mal la puerta, porque los tornillos todavía estaban demasiado flojos. Era muy pesada para él y tú, mamá, le animaste a hacerlo aún sabiendo que no podía." Entre risas, Joowan defendió al menor. "Fue un poco vuestra culpa."
La mujer hizo una mueca. "Eso es cierto."
"Casi me deja sin amigo, Yurin, muy mal."
"Lo siento, lo siento, fue un accidente." Reía ante el reclamo de Joowan, esta vez inclinándose sobre la mesa hasta alcanzar el álbum de fotos en busca de otras. "¡Ow, qué bebé!" Chilló repentinamente, sacando una que derritió su corazón.
TaeHyung se cubrió la cara con ambas manos, pues sabía que sería vergonzoso para él. "Mamá, por favor..."
Por supuesto, ella lo ignoró, dirigiéndose al azabache como si su propio hijo no existiera. Típico. "¡Mira esta foto, Jungkook!" Le dijo, Tendiéndole una en la que el pequeño TaeHyung se encontraba, con su diminuta cara llena de mermelada y las manos en la boca. "No me digas que no es precioso..."
Una risita abandonó los labios del azabache, comprobando la mueca en el rostro ajeno y dándole un pequeño golpecito en la barbilla. "Lo es, sí."
"Esta foto fue justo después de darme el mayor susto de mi vida."
"¿Y eso?"
"Pues porque aquí el muy graciosito se había colado a escondidas en la pastelería de Chopra, la madre de Yim, cuando yo me distraje dos segundos. Escuchó que estaban haciendo tarta de queso y eso él no podía perdérselo, así que se escapó." Ella bufó. "Lo busqué por todos lados hasta que Chopra me dio cuatro gritos por el megáfono avisándome de que ni querido TaeHyung se había comido un tarro entero de mermelada él solito."
"Je, je..."
"Y ni siquiera le gusta la textura de la mermelada, ¿te lo puedes creer?"
Jungkook rio, meneando la cabeza, volviendo a enfocarse en TaeHyung para comprobar que lo que su madre decía era cierto. Este tenía las mejillas sonrojadas, delatándose a sí mismo.
"¿En serio, TaeHyung? No me esperaba eso de ti..."
"Pues espera porque ni siquiera es lo peor que ha hecho, tengo una lista de todas las veces en las que ha estado a punto de casarnos un infarto a su padre y a mí. Es interminable."
"¿De verdad lo dice?"
Jungkook ni siquiera podía creer lo que escuchaba, incluso si veía a TaeHyung capaz de hacer todo eso y más. Era tan valiente que le sorprendía no tener una foto de él abrazando a un león de siete cabezas. Quizás es que no existían.
"Y tanto... Hay muchas más fotos que lo documentan." Le daba la razón su marido, asintiendo. "Pasé días y días revelándolas para que en un futuro no pudiera negar lo travieso que había sido de niño. Todo calculado."
"Vaya..." Todavía más sorprendido, silbó.
A su lado, el pelirosa emitió un bufido, manteniendo los brazos cruzados y una expresión avergonzada. Parecía como si todos en esa mesa -a excepción de Joowan- se hubiesen unido para sacar sus peores trapos sucios a la luz y dejarlo como un vándalo cuando sólo había sido un niño muy experimental y curioso a lo largo de su infancia. No era justo.
"Oye, ya está bien, ¿no? Esto empieza a ser humillante, papá, mamá. ¿Por qué habéis tenido que sacar el álbum de fotos? Con lo que me costó esconderlo..."
"¿Humillante? Nada de lo que he contado es humillante, hijo mío, sólo son cosas anecdóticas divertidas que te sucedieron siendo un bebé. Es completamente normal, eras súper curioso, juguetón y travieso."
"Y adorable." Añadió el azabache, consiguiendo que un leve sonrojo apareciera en su rostro.
Por supuesto, el halago directo hacia su hijo pequeño encantó a la señora Kim, cuya sonrisa fue inmediata e inmensa, frotando el brazo de Jungkook.
"¿Verdad que sí? Mis hijos siempre han destacado por su ternura natural. Les viene de familia."
"Ahora destacan porque nadie sabe quién está peor de la cabeza de los dos..." Murmuró el padre de familia. "Eso también es genético, desgraciadamente."
"Lo será por tu parte."
Él se encogió de hombros. "Puede ser..."
Bufando, la señora Kim miró a Jungkook, cambiando el fastidio en su mirada por una sonrisa, claramente dedicada a él. Yurin, que era como se llamaba la mujer, había adoptado un trato cercano, amable y muy cariñoso con Jungkook, ni siquiera molestándose en ocultar cuánto le gustaba su yerno cada vez que se dirigía a él.
"Y, dime, Jungkook, ¿cómo es la vida allí dónde vives? Joowan y TaeHyung me han comentado que, según tú, es súper diferente a lo que conocemos."
"Muy diferente, sí, puedo asegurarlo." Asintió, relamiéndose los labios. "Suraek Dee Bharam es una única nación muy reducida donde sólo hay montañas, ni siquiera tenemos acceso al mar, a menos que seas pescador o marine, claro... Tampoco hay cambio de estaciones, siempre es invierno."
"¿Siempre?"
"Todo el tiempo. Anochece súper pronto e incluso hay temporadas en las que siempre es de noche, independientemente de la hora, así que desde muy pequeños tenemos que acostumbrar nuestra vista a la oscuridad. A parte, el clima es súper seco y frío... Y no todo el mundo puede permitirse una casa con chimenea, por lo que la gran mayoría se ven obligados a incentivar la tala masiva de árboles. Es cuestión de supervivencia básica, pero debido a eso nuestras zonas verdes cada vez son más pobres."
"Wow... Nunca había escuchado algo así."
"Me lo imagino..." Rio entre dientes. "Cuando llegué aquí fue como un choque a mi realidad, todo es tan colorido, sale el Sol siempre e incluso a veces hace calor, mucho calor... Jamás imaginé vivir algo parecido en toda mi vida."
Una sonrisita apareció en los labios de la señora Kim. "Ha debido ser un cambio muy grande para ti, ¿no?"
"Bastante."
"Yo no soy capaz de ponerme en tu pellejo, si te soy honesto. En cuanto supe que un gigante de dos metros había caído en el huerto comunitario y mi hijo con su grupo de amigos lo metieron a la fuerza en el taller, pensé que me estaban gastando una broma... Aunque Taevin se veía muy horrorizado para serlo." Señalaba el señor Kim, apuntando con un dedo al mayor de sus hijos. "Me sonaba demasiado irreal."
"A cualquiera, señor Kim..."
"Tampoco sería la primera vez que pasa, Jaejoong." Le recordaba su mujer con una risita. "Hemos vivido esto antes, casi deberíamos estar acostumbrados..."
Él asintió. "Ya, bueno..."
TaeHyung frunció el ceño, su cerebro quedándose paralizado en aquella conversación como si no supiera de qué estaban hablando. Y era cierto, no lo sabía. "¿Qué queréis decir con que habéis vivido esto antes...?"
"Eso." Taevin se unió a su confusión. "¿Es que acaso suelen caer gigantes del cielo muy a menudo?"
Yurin dejó escapar una risita, negando. "No, claro que no, nada de eso..."
"Tampoco tiene mucha importancia, en realidad." Habló de inmediato el señor Kim, aclarándose la garganta y apresurándose antes de que alguien más abriese la boca. TaeHyung observó a su padre con el ceño fruncido, pues sabía a ciencia cierta que ocultaba algo. "De todos modos, a donde yo quería llegar es que admiro mucho la fuerza de voluntad que has tenido, Jungkook. Estoy convencido de que nada ha debido ser fácil para ti... Aterrizar en un lugar completamente diferente a lo que estás acostumbrado, con otras criaturas que jamás has visto... No cualquiera podría adaptarse como tú lo has hecho."
"Cierto, es algo admirable."
Este se sonrojó. "Oh, muchas gracias, señor y señora Kim... Lo agradezco mucho, aunque creo que gran parte del mérito debería ir dirigido a TaeHyung y los demás, en realidad. Los chicos tuvieron más coraje, más valor que yo... Ni siquiera habría dado un paso por mí mismo de no ser por ellos."
TaeHyung buscó y apretó suavemente su mano por debajo de la mesa.
"Y como padres nos enorgullece muchísimo que nuestro hijo supiera actuar en una situación tan desafiante como esa, no cabe duda; pero el mérito sigue siendo todo tuyo, Jungkook." Insistió el señor Kim. "Tú eres quién tuvo que acostumbrarse, entender y adaptarse para sobrevivir y que de algún modo otros que querían ayudarte también lo hicieran. Ahí recae el mérito."
El corazón del azabache se aceleró bajo una cálida manta aterciopelado, Jungkook esbozó la sonrisa más dulce e inconsciente que tenía en su repertorio. "Cierto, sí... Gracias de nuevo, señor. A todos, en realidad."
"Es un placer."
"Creo que nadie podría haberlo dicho mejor, papá." TaeHyung se dirigió a su padre con orgullo, logrando que este se sonrojase y riera, contagiando a toda la mesa.
"Gracias, gracias..."
"Y tiene toda la razón, Jaejoong. A nosotros nos cayó un gigante del cielo, sí, fue casi traumático para todos, también..." Joowan torció el gesto cuando Jungkook le observó. "Pero es el gigante quién cayó, quién estuvo dos años de su vida en un agujero negro para luego aterrizar en un lugar completamente distinto, con otra gente, otras costumbres... Tuvo que tomarse una pócima asquerosa que le hacía menguar siete centímetros todos los días, con fiebre alta, heridas y a cada rato desmayándose del dolor que su cuerpo volviéndose cada vez más y más pequeño sufría, todo eso encerrado en un taller diminuto. Ni siquiera podía incorporarse sin sacar la cabeza por el techo."
"¿Qué? Pero eso es muchísimo, por la mismísima Aethee..." Se lamentó la señora Kim, horrorizada, mirando a su yerno con pesar. Este sonrió. "No pensé que hubieras pasado por tantas cosas, Jungkook, lo siento en el alma... Ojalá pudiéramos haberte ayudado de alguna forma."
Recordando el inicio de Jungkook como gigante, TaeHyung sintió una presión en el pecho, apretando aún más su mano y acariciándole los dedos. Nunca sentiría tanto odio como el que sentía por Sounik, deseándole la peor de las tragedias aún sin conocerlo.
Y es que no podía evitarlo. Lo odiaba a morir, demasiado. Pensar en todo lo que le hizo a Jungkook, cómo convirtió su vida trágica en una total pesadilla de la que casi no pudo despertar, quemaba su sangre. Quería a Jungkook, lo amaba con locura, tanto que incluso desearía nunca haberlo conocido, sólo si eso significaba que todo su dolor tampoco hubiese tenido lugar. Un sentimiento que este ni siquiera compartía, pues para él no existía sufrimiento alguno si todo lo vivido le llevó hasta TaeHyung, aquel que le devolvió el sentido al significado de la felicidad.
"Tuve toda la ayuda que necesité y más, señora Kim, no debe preocuparse." Se apresuró en decirle el azabache, sonriendo para tranquilizarla. "TaeHyung y los chicos me cuidaron hasta la saciedad, usted sin saberlo incluso cocinó para mí, Taevin hizo esa cama en la que duermo todas las noches y junto con su marido fabricaron escaleras sólo para que hoy pudiera cenar aquí, con ustedes. Todos me ayudaron y facilitaron mi estancia aquí de algún modo. Eso es algo que agradeceré siempre, de verdad."
Ella no pudo no devolverle la sonrisa. "¿En serio cociné para ti?"
"Claro. TaeHyung me llevaba comida hecha por usted casi a diario."
Tan pronto como su madre le observó con las cejas en alto, TaeHyung rio nerviosamente. "Je, je..."
"Pues me alegra mucho saber que de alguna forma pude hacer algo por ti... Aunque de haberlo sabido, hubiese hecho raciones bastante más grandes, así no te quedabas con hambre bajo ningún concepto."
Jungkook rio cuando sintió al pelirosa estremecerse junto a él.
"Eso jamás pasó, se lo aseguro."
"Bien, bien... Eso espero." Asentía ella, terminando de fulminar al más pequeño de la familia. Luego, volvió a enfocarse en el protagonista. "Por cierto, Jungkook, cielo, TaeHyung nos ha dicho que volverás a tu nación durante un tiempo, ¿es verdad eso?"
Con ese peso extra que siempre aparecía en su pecho cuando tocaban el tema de su vuelta a casa, el azabache asintió. "Sí, lo cierto es que sí... Debo volver para cerrar unos asuntos importantes."
"¿Te irás?"
La sorpresa en los ojos de Taevin le hizo sentir conmocionado, volviendo a asentir. "Pero volveré tan pronto como pueda."
Taevin apretó los labios, adoptando una postura tensa, como si la noticia de que en cualquier momento Jungkook ya no estaría allí le hubiese tomado por sorpresa, afectándole de algún modo que ni siquiera él mismo pensó que podría.
"¿Y cómo piensas volver, cielo?"
"Eso es lo único que no tengo muy claro, sólo sé que lo haré sí o sí." Miró a TaeHyung por unos instantes. "En primer lugar ni siquiera quiero volver, ya siento este sitio como mi hogar y dejarlo no es lo que más me emocione... Pero debo hacerlo aún así, por mi familia."
El gesto de la señora Kim se torció. "TaeHyung nos habló de lo que le pasó a tus padres, también mencionó que tenías alguien más allí."
"Binna, la señora que cuidó de mí durante los últimos años, sí."
"¿Tu abuela?"
"Probablemente, aunque no lo sé con exactitud... Es eso lo que necesito y quiero averiguar, para poder cerrar esta etapa inconclusa de mi vida y quitarme la espinita clavada."
Dedicándole una sonrisa, la mujer pareció entender mejor que nadie su situación. "En ese caso, espero que logres darle una respuesta a todas esas dudas y vuelvas lo antes posible con nosotros."
Él le devolvió la sonrisa aún si todo lo que quería hacer era llorar. Nunca se había sentido tan parte de algo como ahora.
"Gracias..."
Cuando la cena llegó a su fin y los postres fueron exitosamente devorados una hora después, Jungkook se encontró a sí mismo ayudando a limpiar la mesa con Taevin, el señor Kim y Joowan, mientras TaeHyung permanecía en la cocina con su madre, encargándose de la vajilla.
"Deberíamos repetir estas reuniones más a menudo, es muy divertido." Proponía el señor Kim.
"A mí me encantaría, sí."
"Usted sabe que yo me apunto a todas las comidas familiares, Jaejoong, así que no necesita mi confirmación para nada." Le decía Joowan, haciéndole reír. "Aunque ahora con más razón lo haré, es entretenido no ser el único añadido a la familia."
Jungkook también rio. "¿Verdad? Me quedé mucho más tranquilo cuando TaeHyung dijo que tú vendrías igualmente. Temía no ver más caras conocidas."
"¿Es que acaso te dábamos miedo?" Bromeaba Jaejoong.
"No, claro que no, señor, pero estoy desentrenado cuanto a comidas familiares se trata... La última vez que cené con más de dos personas en una mesa, fue la noche en que cumplí los dieciocho y tuve que irme del refugio para huérfanos. Y ni de broma era parecido a esto. Todos ahí estaban amargados."
"Oh, ya veo..." Riendo aunque tenía una daga atravesándole el corazón, Jaejoong frotó la nuca del azabache. "En ese caso, tendremos muchas más cenas familiares antes de que te marches y cuando vuelvas, verás como te acostumbras en seguida."
Emocionado, el azabache asintió, sus ojos tan brillantes que casi parecía un niño de nuevo. "Para mí sería un placer, señor."
"Llámame Jaejoong, hombre, somos familia ya. TaeHyung se enfadaría mucho conmigo si permito que sigas tratándome como un señor aleatorio cuando eres mi yerno. Tutéame."
"Bien... En ese caso, para mí sería un placer, Jaejoong."
Satisfecho, el señor Kim sonrió.
"Mucho mejor, no cabe duda." Le dijo, levantando una montaña de platos. "Voy a llevar esto a la cocina, en seguida vuelvo."
Y tan pronto como este desapareció por el marco de la puerta, dejando a los tres jóvenes en el comedor, Taevin, quién había permanecido muy callado hasta entonces, se dirigió hacia el azabache con disimulo y cautela, a pesar de que incluso antes de dar el primer paso, Joowan estaba atento a él. Tener un novio que podía leerle la mente no siempre era divertido.
"Tengo que hablar contigo un momento a solas, Jungkook, ¿por qué no me acompañas a la terraza? Será algo rápido, lo prometo."
Confundido, este asintió. "Claro..."
"¿Hablar de qué, Taevin? No empieces, que nos conocemos..."
Este negó. "No será nada malo, tranquilo. Sólo quiero tener una charla amistosa con él." Aseguraba, sus pensamientos sosegados siendo más que suficientes para que Joowan dejara de obstaculizarle las intenciones y simplemente asintiera.
Así mismo y guiando a Jungkook hacia el exterior de la casa, ambos salieron al balcón.
"¿De qué quieres hablar?" Jungkook rompió el escaso silencio, apoyando los antebrazos en la barandilla. "¿Vas a darme alguna advertencia por salir con TaeHyung o algo así? Lo llevo esperando desde que volvimos."
"No, nada de eso. En realidad, que estés saliendo con mi hermano no me importa en lo mas mínimo." Con total honestidad dijo, sorprendiendo al azabache. "Y créeme, eso me tiene tan sorprendido como a ti."
Una risa escapó de sus labios, creyendo que le había leído la mente. "¿No te importa?"
Taevin se encogió de hombros. "Bueno, no me quita el sueño, al menos, ni tampoco me hace estar intranquilo. Sé que TaeHyung te importa, lo quieres y harías cualquier cosa por él, así que confío en ti."
La honestidad en las palabras de su cuñado dejó a Jungkook perplejo, incapaz de creer que aquel hombre que tenía delante, era el mismo que le amenazaba con miradas sutiles cuando tenía oportunidad y creía que nadie más lo notaba. Claramente todos lo hacían, pero eso no importaba ahora.
"Vaya, pues muchas gracias..."
"No es nada."
Un silencio para nada incómodo se formó entre ellos, uno que Taevin rompió al poco tiempo.
"Aunque me vas a permitir que te pida un favor, Jungkook. Uno que espero que puedas cumplir."
El mencionado se giró para mirarle con las cejas alzadas. Taevin parecía encontrarse en una pequeña lucha consigo mismo, como si no supiera cómo decirle lo que realmente quería. O como si le costara horrores, más bien. Su expresión le confundió.
"Hm... ¿De qué se trata?"
"Vuelve."
Y esa orden tan simple pero exacta, aún más.
Jungkook frunció el ceño. "¿Vuelve?" Repitió, viéndole asentir.
"Sí, eso. Haz lo que tengas que hacer, habla con quién debas y todo eso, pero vuelve. No dejes que mi hermano se pase toda la vida esperándote si no planeas hacerlo, ¿de acuerdo? Le conozco mejor que nadie y sé que no lo soportaría."
De algún modo aquello le molestó, incluso si era consciente de que no debía. Taevin sólo pensaba en el bienestar de su hermano pequeño y Jungkook jamás podía culparle por ello, pero él también lo hacía. Y estar lejos no sólo afectaba a TaeHyung, también a sí mismo. Él tampoco lo soportaría si nunca llegase a encontrar la forma de cómo volver.
"Planeo volver cueste lo que cueste, Taevin."
"Bien."
"Quiero a tu hermano. Lo quiero más que nada en el mundo, puedo asegurártelo, aunque sé que eres consciente de ello." Se vio un poco obligado a decir, más para sí mismo que para el propio Taevin. "He llegado incluso a plantearme enfrentarme de nuevo contra ese monstruo que me trajo aquí si esa es la única solución, a pesar de que mi futuro sea incierto. Porque no hay otro lugar en el que quiera estar si no es junto a TaeHyung."
Taevin permaneció en silencio, enfrentando la dura pero honesta mirada del azabache.
"No necesito prometerte nada, porque lo haré sin importar las consecuencias."
Él asintió. "Me parece correcto, muy bien. Espero que cumplas tu palabra."
"Por supuesto."
"Eso sí, asegúrate de volver de una pieza, ¿estamos? No quiero que la primera persona a la que reconozco oficialmente como mi cuñado pierda alguna extremidad en el trayecto de vuelta... Sería desafortunado."
Jungkook dejó escapar una carcajada, asintiendo. "De acuerdo, lo intentaré."
Las cortinas se abrieron poco después, TaeHyung apareciendo tras estas con una mueca de incertidumbre.
"¿Va todo bien? ¿Qué hacéis los dos aquí solos?"
Ambos asintieron. Taevin palmeó el hombro del azabache. "Todo genial, no te preocupes. Estábamos teniendo una pequeña charla de cuñado a cuñado, para conocernos mejor ahora que somos familia."
"No me dejas más tranquilo..."
Su hermano bufó, mientras que Jungkook dejó escapar una carcajada.
"Taevin dice la verdad, mosquito, sólo charlábamos amistosamente. No necesitas preocuparte, tu hermano me está tratando muy bien."
"Gracias."
Aún un poco inseguro, el pelirosa asintió. "Bueno, como digáis... De todos modos, es tarde y deberíamos volver a casa, Jungkook."
"Pues vamos."
Se despidieron del señor y la señora Kim, quienes prometieron invitar a Jungkook y a Joowan muy pronto para una segunda reunión familiar, algo que Jungkook aceptó sin dudarlo, sintiéndose tan bien ante la idea que apenas se reconocía a sí mismo. Era maravilloso sentirse incluido en un lugar y que una de las posibles razones no fuese sentir lástima por él. Le gustaba.
Más tarde esa noche, tras llegar a casa entre risas cada vez que Jungkook mencionaba las anécdotas de TaeHyung cuando niño que tanto le avergonzaban y seguidamente desvestirse en la puerta del baño, ambos se encontraban bajo el chorro de agua caliente, masajeando sus cuerpos desnudos entre sombras de vapor y burbujas.
"¿Cómo te lo has pasado en la cena?" TaeHyung quiso saber, notando los dedos de Jungkook en su bajo vientre.
"Me lo he pasado increíble, mosquito... Ha sido de las mejores noches con diferencia."
Una sonrisa cruzó por sus labios, feliz, satisfecho de escucharle decir eso. "¿En serio? Temía que te sintieras incómodo con mis padres haciéndote tantas preguntas y Taevin mirándote como si fueras un asesino en serie..." Bromeó al final, robándole una carcajada. "Pero me alegra mucho que te hayan hecho sentir a gusto, es lo que más contento me pone."
"A mí también..." Devolviéndole la sonrisa, dijo, en apenas un susurro. "Además, lo que Joowan y tu padre me dijeron ha sido muy importante para mí, necesitaba escuchar algo así de alguien que no estuviera enamorado."
"¡Oye!"
Su carcajada resonó por todo el baño. "Lo digo en el buen sentido, mosquito."
"Ya, claro... Más te vale." TaeHyung abultó los labios, invitándole silenciosamente a besarlos, así que eso fue justo lo que hizo. Cuando se separó, suspiró. "Por cierto, ¿qué fue lo que Taevin quiso decirte cuando salisteis al balcón? No me he quedado muy tranquilo, si te soy sincero."
"Justo lo que te dije, tuvimos una charla amistosa, nada más."
"¿Seguro...?"
Jungkook llenó y vació sus pulmones bajo la atenta mirada del pelirosa, optando por acunarle el rostro y acariciarle las mejillas.
"Tu hermano me pidió que volviera."
Aquello fue lo último que TaeHyung esperó escuchar. "¿Taevin?"
"Así es, el mismo. Dijo que hiciese lo que tenía que hacer, que cumpliera con mis responsabilidades en Suraek y luego regresase aquí. También me hizo prometerle que lo haría de una pieza, además, ya que no le entusiasmaba mucho la idea de reconocerme como su cuñado y acto seguido perder una extremidad durante mi viaje."
TaeHyung rio, aunque el corazón se le aceleró de manera desmesurada. "¿En serio estamos hablando del mismo Taevin? ¿Mi hermano mayor?"
"Pues claro. No sé qué es lo que te sorprende tanto, si tú mismo dijiste que no podía caerle tan mal si se tomó la molestia de fabricar, junto con tu padre, unas escaleras para que pudiera subir a vuestra casa."
"Ya, bueno..."
"Taevin sabe que te amo más que a nada en el mundo, TaeHyung." Apartándole el cabello del rostro para poder verle mejor, Jungkook rodeó su cuerpo con un brazo, acariciando sus mejillas sutilmente. "Sabe que, como él, haría cualquier cosa, hasta lo imposible, por ti, y que te mantendría a salvo por encima de todo. Incluso de mí mismo."
"Lo sé." Susurró, chocando su nariz contra la impropia, luchando contra el impulso de besarle, aún cuando sus labios se rozaron ínfimamente. "Pero también sabe que yo haría lo mismo por ti, por eso me extraña que esté tan tranquilo."
Cediendo al impulso de besarlo y acortando la distancia que los separaba hasta atrapar sus labios, Jungkook, demasiado cegado por el deseo, ni siquiera tuvo en cuenta las últimas palabras de TaeHyung.
Quizás debió hacerlo.
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