
✧c.-054
N/A: Este capítulo me vuelve loca en el mejor de los sentidos y por muchísimas cosas a la vez... Me encanta xD
Cap dedicado a letfaraway ♡♡
Hoy os recomiendo 'Dangerous' de, una vez más, BOYNEXTDOOR, porque estoy obsesionada.
[...]
TaeHyung despertó a la mañana siguiente como si de un verdadero príncipe se tratase. Rodeado de almohadas (obviamente para no caerse de la cama), con Maoi-lee y Nuka durmiendo plácidamente a sus pies y un delicioso desayuno esperándole a tan sólo quince centímetros. Por supuesto, todo eso solo podía ser obra de Jungkook, quién observaba al pelirosa felizmente disfrutando de su primera comida del día con una sonrisa de oreja a oreja.
En el tiempo que llevaba junto a TaeHyung, Jungkook había descubierto lo increíblemente fácil que era hacer feliz a un mosquito y eso le encantaba. En especial, cuando el modo estaba tan a su alcance.
"¿Te gusta el desayuno?"
TaeHyung levantó la cabeza de toda aquella comida para observarle de vuelta, asintiendo. "Me encanta todo, Jungkook, es delicioso." Dijo, oliendo el chocolate caliente que tenía cerca y estremeciéndose. "Ven, acompáñame. Es demasiado para mí sólo."
Accediendo de inmediato, el azabache se sentó junto a él en la cama, siendo rápidamente alimentado con un puñado de uvas verdes diminutas.
"Prueba estas uvas, están súper dulces."
Acotando su petición, Jungkook masticó, el dulce sabor de aquella uva expandiéndose en su boca. "Ow..."
"¿A que es deliciosa?" Interesado, le observó, viéndole asentir mientras se acomodaba de costado para poder tener un mejor acceso a la bandeja. "¿Y cómo has conseguido el desayuno?"
"Ha sido gracias a Soobin, él incluyó el servicio de habitaciones con desayuno, pero no quise tomar ventaja de eso hasta hoy."
Su respuesta confundió a TaeHyung, cuyo ceño se frunció. "¿Por qué hasta hoy?"
Él tan sólo se encogió de hombros.
"Es un día especial, simplemente."
"¿Por qué?"
"Ya lo verás más tarde." Fue lo único que respondió, concentrándose en el desayuno aún si podía sentir la mirada de TaeHyung sobre él, lo que le hizo reír, girándose en su dirección y golpeándole la frente con un dedo. "No me mires tanto y come, mosquito."
"Me dan miedo las sorpresas..."
"Pues que no te lo de."
Como era de esperar, TaeHyung lo fulminó, su mirada persistente haciéndole reír de nuevo y volver a girarse solo para momentáneamente acortar la distancia entre ambos y depositar un casto beso en sus labios.
"Prometo que te gustará, ¿vale?"
"Bueno..." Suspiro, desanimado, encogiéndose de hombros.
Jungkook resopló. "Confía en mí, sabes que no haría nada que no quisieras o no fuese de tu agrado."
"Ya, claro..."
"Oye, que lo digo en serio, mosquito. Es algo que te encantará, lo prometo. Tan sólo quiero que sea una bonita sorpresa, simplemente." Él hizo una mueca, un puchero que aceleró el corazón ajeno. "No me hagas arruinarlo todo contándotelo, por favor... Me he esforzado mucho."
Sólo de esa forma es que el pelirosa se rindió, optando por ser paciente (aún cuando esa palabra ni siquiera estaba escrita en su diccionario) y sonreír, pues incluso si odiaba las sorpresas, saber que Jungkook se había tomado el tiempo de prepararle una exclusivamente a él, era mejor que cualquier cosa. Por ello mismo, feliz como una perdiz, terminó inclinándose sobre un quejumbroso azabache que mantenía la cabeza gacha, sosteniéndole por la barbilla y levantándosela solo para poder alcanzar sus labios, donde depositó un beso casto, sonoro.
"Esperaré ansiosamente por ver de qué se trata esa sorpresa." Aseguró, sonriente.
Jungkook le devolvió la sonrisa de inmediato. "Así me gusta."
Al cabo de dos horas más tarde, cuando terminaron aquel desayuno demasiado grande para ambos (y, por consecuente tuvieron que compartirlo con el par de cerditos dispuestos a devorar lo que se les pusiera por delante), se asearon y prepararon, dispuestos a enfrentar un nuevo día, salieron del hotel despidiéndose de la amable recepcionista.
"¿A dónde vamos ahora?" Preguntó TaeHyung, caminando junto al azabache por la calzada mientras sus dedos permanecían entrelazados.
Maoi-lee y Nuka no tardaron en dormirse nuevamente tras desayunar, por lo que simplemente optaron por dejarlos descansando en la habitación mientras ellos salían a pasear y conocer un poco la ciudad. Necesitaban estar en buena forma para todo lo que les esperaba al día siguiente y TaeHyung no podía permitir que el descanso de sus mascotas se viera afectado.
"A un sitio que te va a gustar mucho, ya te lo he dicho."
"Pero no has especificado..."
"Claro, porque es una sorpresa, eso también te lo he dicho." Le recordó.
TaeHyung hizo un mohín, abultando los labios. "Tenía la esperanza de pillarte desprevenido y que terminases diciéndomelo por accidente..."
Tras escucharle admitir eso, el azabache rio, meneando la cabeza de un lado a otro.
"Lamento arruinar tus esperanzas, entonces, porque no sucederá."
"Ya..."
Su tono de voz desanimado le hizo reír más fuerte, apretando el agarre alrededor de sus dedos y empujándole más cerca de sí mismo. "No te desanimes, ¿quieres? Ya falta poco."
TaeHyung le observó, conservando la mueca. "¿Cuánto es poco para ti?"
"Poco." Respondió sin más, oyendo su pequeño bufido. "Deja de enfadarte y disfruta del paisaje, mosquito. Este lugar es demasiado bonito para que hagas pucheros mientras paseamos por él."
"Es que no tengo paciencia, Jungkook, no puedes decirme que tienes una sorpresa para mí y esperar que me quede tranquilo esperando."
"Oh, claro que puedo." Dijo, claramente siendo fulminado por él al instante. Dejando escapar una carcajada, se inclinó para besarle en los labios. "Alegra esa cara, por favor... No me hagas sentir mal por querer prepararte una sorpresa."
Sus cejas se alzaron. "¿Lo estoy haciendo?"
"Bueno... Pensaba que era un detalle bonito hasta que empezaste a mirarme con esa cara; ahora tengo dudas..."
"No, no, no, en absoluto. Es bonito, muy bonito, de verdad." Apresurándose en aclararlo, dijo. "Aquí el problema soy yo, que no tengo paciencia y me desesperan las sorpresas."
Otra risita sonó.
"Eso ya lo he notado, tranquilo."
"Pero intentaré ser paciente, lo prometo." Aseguró, apretando los labios al mismo tiempo en que su cerebro le dejaba muy claro que jamás lo conseguiría.
«TaeHyung» y «Paciencia» jamás podrían ir juntos en la misma frase. No, simplemente no. Eran incompatibles, como el agua y el aceite. TaeHyung no podía obligarse a ser paciente y la paciencia no podía obligarse a entrar en TaeHyung. No funcionaba.
Sin embargo y a pesar de la poca fe que se tenía a sí mismo, el pelirosa lo intentó.
Mantuvo sus labios apretados durante todo el trayecto, escuchando a Jungkook mencionar cada cierto tiempo qué tanto le maravillaba la estética de Psayd, lo increíble que era la diversidad arquitectónica, sus colores tan únicos y su avanzada tecnología. Él no dijo nada, incluso si estaba en bastante desacuerdo, pues quería mantener la compostura. Si abría la boca para decir algo, por más mínimo o insignificante que fuera, su nerviosismo saldría a la luz, obligando al azabache a darle pistas que jamás conseguiría.
Él incluso se quedó quieto, en silencio, mientras subían al teleférico, todo su mundo colapsando en cuestión de segundos conforme aquella cabina cuadrada y flotante se movía por los aires.
"...esas casitas de allí son preciosas." Señalando al horizonte donde un complejo de casas de madera se encontraban, Jungkook mencionó.
TaeHyung sólo alcanzó a emitir un sonidito afirmativo y asentir, manteniendo los ojos fuertemente cerrados. Ahora su mayor preocupación no era abrir la boca y ser impaciente, sino vomitar en el teleférico.
"Si tengo la oportunidad de volver a Idexium cuando me marche, definitivamente pienso venir aquí otra vez. Creo que es mi región favorita..." Seguía diciendo, manteniendo una sonrisita en los labios. "¿A ti no te gustaría volver, mosquito? Hacer un segundo viaje juntos, sin objetivos de por medio."
El pelirosa volvió a emitir un sonido afirmativo, negándose a hablar.
Qué mareo...
"¿Dónde te gustaría ir primero?" Conteniendo la emoción, el azabache le miró, inmediatamente alertándose por la palidez de su rostro. "TaeHyung, ¿qué te pasa?"
Él meneó la cabeza de un lado a otro, emitiendo sonidos negativos esta vez.
"¿Es por la altura? ¿Estás mareado? ¿Tienes miedo?"
TaeHyung lloriqueó en silencio, por lo que Jungkook sostuvo su mano, buscando algo con lo que entretenerle. Sin embargo, ni siquiera tuvo oportunidad de mirar más allá del horizonte cuando el teleférico se detuvo en seco a medio camino, del mismo modo en que lo hizo su corazón por unos instantes. Helado, miró al pelirosa, cuyo rostro se encontraba contraído por el miedo.
"¿Q-Qué pasa? ¿Por qué esto ha parado de repente?"
"No lo sé, tal ve..."
Las suposiciones del azabache fueron interrumpidas por el sonido repentino de algo chocando contra el techo del teleférico. Gotas. Gotas que anunciaban una lluvia tormentosa y furiosa. TaeHyung tembló de pies a cabeza, sus ojos llenándose de lágrimas con rapidez.
Si la lluvia les pillaba en tierra firme, él sabía cómo actuar con certeza, pero ahora se encontraba en blanco y sin salida.
"¡Llueve, está lloviendo, Jungkook!" Chilló el pelirosa, mirando por la ventana y sufriendo un escalofrío, seguido de un mareo que casi le hizo caer al suelo. Todos los demás teleféricos estaban parados, pero casualmente ellos habían sido los únicos en subirse. "Por la mismísima Aethee..."
Jungkook sostuvo su mano más fuerte. "Tranquilo, tranquilízate, ¿vale?"
"No, no... ¿Cómo me voy a tranquilizar? Estamos atrapados aquí arriba, e-estamos... ¡¿Y si nos caemos?! Podríamos morir, Jungkook..."
"Eso no va a pasar, tranquilo. Respira hondo."
"No puedo, no..." Tan pronto como el estruendo de la tormenta llegó a sus oídos, este gritó, desgarrándose la garganta. "¡Jungkook!"
El susodicho le miró con seriedad. "TaeHyung, a la tormenta le tengo miedo yo, no tú."
Y sólo entonces, TaeHyung fue consciente de eso, enrojeciendo.
"Ay, sí, e-es verdad, lo siento... Grita tú."
"No voy a gritar."
"¿Qué? ¿Por qué no?" Confundido y temeroso cuestionó, con el corazón en la garganta. "¿No tienes miedo? Vamos a morir, Jungkook... Esto es muy peligroso, puede desprenderse en cualquier momento y-"
Un segundo rayo opacó la voz del pelirosa, quien aferrándose a la mano del azabache ahogó un chillido, respirando hondo y prácticamente camuflándose con los asientos.
"Madre del amor hermoso..."
"Respira hondo y cálmate, TaeHyung, no entres en pánico." Le decía la suave voz de Jungkook, acariciando con su pulgar los nudillos ajenos.
"Tarde, m-muy tarde... Estoy a punto de sufrir un infarto."
Jungkook negó. "No, nada de eso. Cierra los ojos, llénate los pulmones de aire y ve soltándolo poco a poco, ¿de acuerdo? El teleférico ha debido de quedarse parado debido a la lluvia, pero ya verás como en seguida alguien lo arregla y podemos bajarnos. Soobin nos explicó que era un medio de transporte super seguro, por lo que no hay nada que temer ahora mismo."
"Sí, tienes razón..." Obligándose a confiar en sus palabras, TaeHyung, quien hacía lo pedido, respirando hondo y expulsando todo el aire que inhalaba, asentía, colocando una muy nerviosa sonrisita en sus labios. "Esto debe ser una avería sin importancia."
"Exacto, justo eso. Seamos pacientes."
La risita de TaeHyung resonó por toda la cabina. "Qué irónico..."
Y medio segundo después, el sonido agudo y chirriante de una alarma resonó por todo el lugar, consiguiendo que ambos se pusieran rectos en sus asientos, alertas. Seguido de tal ruido ensordecedor, una voz masculina se hizo presente.
"Alerta amarilla, alerta amarilla. Aquí el alcalde Choi Soomin. Todos los civiles evacúen las calles inmediatamente y manténganse alejados de árboles, ventanas o puertas. No salgan de casa, negocios o edificios hasta nuevo aviso. Se presentan riesgos meteorológicos graves en los próximos minutos. Tengan mucho cuidado y, de nuevo, no salgan de casa."
Inmediatamente se miraron entre sí, pálidos como dos hojas de papel.
"¿He escuchado bien, o...?"
"Has escuchado bien." Asentía el azabache, tragando el nudo en su garganta.
TaeHyung asintió. "¿Puedo...?" Y, de nuevo, Jungkook asintió, permitiéndole desgastarse las cuerdas vocales gritando. "¡Socorro, vamos a morir, socorro!"
Jungkook se obligó a sí mismo a respirar hondo y mantener la calma, mientras sus oídos estaban siendo perforados por la voz de TaeHyung, que se había vuelto aguda por el miedo, y los pequeños golpecitos que este daba a las ventanas, queriendo hacerse notar por alguien. Tal vez un águila, una nube o incluso el rayo más cercano. Jungkook no lo sabía, pues estaban solos allí arriba.
"¡Que alguien nos saque de aquí, por favor! ¡Ayuda!"
Aporreando el cristal, TaeHyung comenzó a lloriquear, sollozando el voz baja mientras poco a poco perdían la fuerza.
Una tribu, un beringal furioso, una tormenta de arena, casi ser tragado por el mar y ahora se les unía un dichoso teleférico parado en mitad del cielo por culpa de precipitaciones... Si volvían a Ae-Dexian-Thee con dos brazos, dos piernas y todos los dedos de las manos y los pies, era porque realmente tenían un ángel de la guarda custodiándoles las espaldas. De lo contrario, TaeHyung no era capaz de encontrarle sentido al hecho de seguir vivos.
"No nos escucha nadie..." Susurró la voz acongojada de Jungkook, mirando desde su propia ventana al exterior. "Las calles están desérticas, mosquitos..."
"Lo sé." TaeHyung susurró de vuelta. "Eso significa que nos quedaremos aquí para siempre, ¿verdad?"
"Es probable, sí..."
TaeHyung sollozó, siendo inmediatamente abrazado por Jungkook, quien le frotó la espalda. "Vamos a morir, Jungkook... Es la décima vez en el viaje que digo esto y ya estoy harto... No quiero morir..."
"Yo tampoco quiero..."
Antes de que el llanto de TaeHyung se intensificara, lo que parecía ser una melodía alegre resonó por toda la cabina, provocando que ambos, confundidos, se separaran.
"¿Escuchas eso?"
"Sí, ¿qué es...?"
Jungkook observó por la ventana, esperando ver de dónde provenía sin demasiado éxito, mientras TaeHyung hacía lo mismo, mirando a su alrededor, siendo incapaz de poder hallar su procedencia aun cuando buscó debajo de los asientos.
"No sé de dónde viene ese sonidito..." Murmuró, sorbiendo por la nariz (pues su llanto se había quedado a medio terminar) y viéndose cada vez más confundido.
"Viene de ti, creo."
Él se señaló. "¿De mí? ¿Crees que me he comido una caja de música o algo así?" Cuestionó, mientras Jungkook se le echaba encima, toqueteando su cuerpo. "¿Qué haces?"
"En tu bolso, debe estar ahí."
"¿Mi bolso...?"
Sin entender nada en absoluto, TaeHyung abrió la pequeña mochila que llevaba consigo, viendo que aquel aparatejo inútil que Yeonjun les había entregado emitía ese dichoso sonidito y además, también estaba iluminándose con algunas letras en pantalla. «Yeonjun» pudo leer. De inmediato lo tomó, manteniendo el ceño fruncido al mismo tiempo en que pulsaba un botón verde.
"¿Yeonjun?"
"¡TaeHyung!" Su voz apenas fue audible. "TaeHyung, ¿me escuchas? Necesito que-"
"¿Qué dices? ¡No te oigo, Yeonjun, habla más alto!"
Jungkook tomó su muñeca, llevando la mano que sostenía el teléfono hacia su oreja. "Esto va en la oreja, TaeHyung, acuérdate."
"Ah, sí, es verdad." Dijo, acomodándoselo poco después. "¡Yeonjun!"
"¡¿Dónde estáis?!"
"Eh..."
Yeonjun ni siquiera le dejó hablar.
"¿Habéis escuchado el mensaje por alerta amarilla? Se acerca una tormenta eléctrica desde el sur, han dicho que nos mantengamos lejos de las calles."
"Estamos-"
"Dime que Jungkook y tú estáis a cubierto, por favor."
"Pues..."
De nuevo, ni siquiera pudo abrir la boca del todo.
"¿Seguís en el hotel? No os mováis de ahí, ¿eh? No salgáis hasta que avisen por megafonía, esas tormentas son una mierda y bastante peligrosas, debemos-"
TaeHyung dejó escapar un gruñido, impaciente y desesperado al no poder tomar la palabra. "¡Calla y escucha, coño! ¡Estamos atrapados en uno de los teleféricos, Yeonjun, no podemos salir de aquí!"
"¡¿Qué?!" En esta ocasión, su grito incluso ensordeció a Jungkook. "¡¿Qué hacéis ahí?!"
"Subimos porque Jungkook quería llevarme a un lugar para darme una sorpresa y de repente se detuvo en el aire. Luego empezó a llover y poco después escuchamos el mensaje del alcalde... Si la tormenta está tan cerca como dicen, moriremos aquí dentro..."
El cielo sobre ellos se iluminó tan pronto como dijo eso, amenazando con tronar. TaeHyung se lanzó encima de Jungkook, tapándole la cabeza para cubrir sus orejas y que no pudiera escucharlo. Inmediatamente después, el teleférico vibró por la tormenta. Él gritó, cerrando los ojos con fuerza.
"¡Yeonjun, socorro!"
"Ay, por mi madre..." El mosquito amarillo jadeó. "¡Soobin, ven aquí!"
Las manos de Jungkook sostuvieron a TaeHyung en cuanto un segundo rayo iluminó el cielo, manteniéndolo firme en su lugar mientras él continuaba tapándole los oídos.
"TaeHyung y Jungkook están atrapados en uno de los teleféricos, tengo que salir para buscar ayuda y sacarlos de allí. Quédate aquí y no salgas por nada del mundo, ¿vale?" Escuchando cómo Yeonjun se dirigía a Soobin y pudiendo apreciar el nerviosismo errático en su voz, TaeHyung tragó saliva. "Claro que no vas a venir conmigo, te quedas aquí... ¡Soobin! ¡Soobin, estate quieto!"
El ruido del viento colándose por los altavoces del teléfono heló la piel de TaeHyung, reconociendo la furia en aquellos golpes sordos.
"Vamos- vamos a buscar ayuda, TaeHyung, vosotros no os mováis de ahí y quedaos quietos, ¿vale? En seguida os encontraremos."
"Vale..." Asintió, sorbiendo por la nariz. La llamada terminó y la voz de Yeonjun fue reemplazada por una serie de «pi» antes de que él guardase el teléfono de nuevo, enfocándose en Jungkook, quien todavía sostenía su cuerpo. "¿Estás bien, Jungkook?"
Este asintió con dificultad, temblando. "Sí, tranquilo... Estoy bien..."
Sin siquiera sonar convincente a oídos de un extremadamente preocupado pelirosa, Jungkook notó como un par de manos igual de temblorosas que él por sí mismo le sostuvieron el rostro, levantándole la cabeza y así pudiendo encontrarse con aquel par de ojos brillantes, llenos de miedo y lágrimas. Él permitió que las suyas, aquellas que tanto trataba de ocultar, salieran a la luz.
"Jungkook..."
"Lo siento, lo siento mucho, mosquito... No quería que nada de esto pasase..."
TaeHyung negó en rotundo. "No te disculpes, tonto, ni siquiera es culpa tuya. No era algo que pudiésemos evitar."
"Pero yo insistí en venir, insistí en subirnos aquí para darte una sorpresa de mierda y ahora probablemente estemos a punto de morir." Sollozó, cerrando los ojos con fuerza. "Yo sólo quería que pudieras visitar el taller de la señora esa antes de volver a casa, porque sé la ilusión que te hacía..."
Una risita sonó, nerviosa. "Lo acabas de decir..."
Jungkook lloró más fuerte, notando que, efectivamente, había destripado su propia sorpresa. "Mierda..."
"Pero me encanta, de verdad. Era justo lo que quería, incluso si ya no es posible y el clima lo ha arruinado todo, me encanta, Jungkook." Aseguró, sosteniéndole el rostro. "Es la mejor sorpresa del mundo. Gracias, muchas gracias."
"Ni siquiera hemos podido ir..., ¿cómo te va a encantar?"
"Porque lo has organizado tú." Fue todo lo que dijo, sonriéndole a pesar de que estaba muerto de miedo. Luego, se inclinó, depositando un beso casto en sus labios helados.
TaeHyung respiró hondo, sintiendo como Jungkook temblaba contra él, notando su corazón acelerado, errático, chocando junto al suyo propio, batallando por cuál de los dos iba más rápido. Por quién de los dos tenía más miedo y quién luchaba por aferrarse al otro, negándose mutuamente a dejarse ir. A soltarse.
"¿Sabes...? Tal vez este sea el final de nuestro viaje, de todo en general... A lo mejor morimos aquí atrapados, quizás nos cae un rayo y nos electrocuta en el acto o simplemente el teleférico de las narices se desprende y bueno... Ambos conocemos el final."
Riendo, él asintió. "Muy gráfico, sí."
«Salta»
Jungkook permaneció helado en el momento exacto en que una voz suave resonó en su cabeza, dándole aquella simple orden.
"...y si de verdad es así, quiero que sepas lo mucho que te quiero, Jungkook." El teleférico vibró, zarandeándose de atrás hacia delante al tercer rayo. "Quiero... quiero que sepas q-que a pesar de todo, no me arrepiento de haberte acompañado. De nada en general... Soy muy feliz de haber compartido este viaje contigo. Mucho."
«Abre la puerta y salta. No lo pienses»
"Yo también soy muy feliz, TaeHyung. Nunca he sido tan feliz como ahora, como desde que te conocí hasta este preciso instante..." Con las mejillas empapadas en sus propias lágrimas, dijo.
"Lo sé..."
«Empújalo. Lo atraparé. Salta»
"Jamás pensé que podía caer en un lugar donde todo el mundo es diminuto y formar parte de ellos, ¿sabes?" Sintiendo su corazón acelerado, dijo, tragando dificultosamente, algo mareado debido a la voz en su cabeza. TaeHyung asintió. "Mucho menos enamorarme de uno y vivir las experiencias más caóticas de mi vida. No pensé que podría desafiar a la muerte tantas veces seguidas."
"Ni yo..."
El teleférico se zarandeó más fuerte, siendo azotado por el viento. La mueca aterrorizada en la pequeña cara de TaeHyung le apretó el corazón en un puño.
"Pero no- no hay ni un solo momento en el que me haya arrepentido de esto, tampoco. De hacerme pequeño, de conocerte, de vivir todo lo que hemos vivido juntos. De enamorarme de ti, TaeHyung."
"Yo tampoco..." TaeHyung sollozó, su preciosa cara empapada en lágrimas.
Tan pronto como el cielo se pintó de azul, tronando con fuerza, rabia, la cabina se zarandeó nuevamente. Jungkook miró hacia arriba por la ventana, notando que el techo amenazaba con desprenderse y los cables que sostenían el teleférico permanecían abombados hacia abajo, apenas pudiendo sostener su peso por más tiempo.
Él tragó saliva, enfocándose en TaeHyung para no alertarlo.
"Y te quiero. Te quiero más que a nadie."
Con las piernas temblorosas, se levantó, acorralándole contra la puerta del teleférico, que continuaba zarandeándose sin parar. Miró sus ojos una última vez, alcanzando dicha puerta. Por un momento, TaeHyung parecía desconcertado.
"Jungkook..."
«Ahora. Hazlo. Salta, Jungkook»
"Por eso no puedo dejarte morir aquí." Fue lo último que le dijo, antes de abrir la puerta y poner una mano en el estómago del pelirosa, besándole en los labios. "Lo siento..."
Acto seguido y sin poder apartar la mirada de su rostro desencajado por el miedo, empujó a TaeHyung fuera del teleférico, escuchándole gritar y cerrando los ojos, disculpándose para sí mismo, como si pudiese oírle. Quería vomitar, mientras su voz se volvía más y más lejana, sus gritos ensordeciéndole junto al sonido del fuerte viento golpeando la cabina.
Lo siguiente que Jungkook notó, fue que la fuerza que sostenía el teleférico dejó de existir, aquellos golpes siendo reemplazados por un estruendo que le erizó la piel. Luego, la sensación de caer en picado le hizo escupir el corazón por la boca.
Moriría. Sabía que lo haría en el momento exacto en que el teleférico alcanzase el suelo. Y estaba bien, porque TaeHyung no lo haría con él.
Por una vez en la vida había podido salvar a quien tanto quería.
Después de cargar con la culpa, con la pérdida de sus padres y sentir que debía ser señalado eternamente, ahora podía decirle a ese Jungkook de tan sólo siete años que era momento de descansar.
O tal vez no.
La sensación de caer en picado frenó en seco, haciéndole perder el equilibrio y cayendo hacia atrás cuando algo chocó contra el teleférico y las paredes de la cabina se apretaron por una fuerza extraña que acabó sosteniéndolo. Jungkook, que había cerrado los ojos y se preparaba para recibir a la muerte, tuvo que abrirlos para ver de qué se trataba.
"¿Qué...?" Susurró, sosteniéndose de los asientos para levantarse torpemente, encontrando que las ventanas y salida se encontraban taponadas por lo que parecía ser una mano. Una mano grande, inmensa, como la suya. O lo que solía ser, claro.
Antes de poder asimilarlo siquiera, sintió que la cabina se movía hacia delante, permitiéndole ver aquello que tenía en frente. Él creyó que estaba alucinando cuando un par de ojos grandes, oscuros y brillantes le observaron desde fuera. Un par de ojos que ya había visto antes.
"¿Qué cojones...?"
"¿Por qué no has saltado? Te dije que saltaras." El dueño de aquellos ojos, cuestionó, mirándole con desaprobación.
"¿Tu- Tutor...? E-Eres..."
"Sí, a mí tampoco me emociona que me veas así, pero es lo que hay, compañero. Ahora hazme el favor de salirte de ahí antes de que alguien venga y tenga que dar explicaciones." Extendiendo su otra mano frente a él, sacudió la cabina hasta que Jungkook fue empujado por la inercia, aterrizando sobre esta. "Ahora sí, perfecto."
Tan pronto como tuvo al azabache bajo su —literalmente— poder, Tutor aplastó la cabina, dejándola caer en el suelo.
"TaeHyung, ¿dónde está TaeHyung?" Apresurándose en preguntar por su mosquito rosa de preferencia, Jungkook le observó con temor, antes de ser depositado en lo que parecía ser un bolsillo enorme, tal vez de la riñonera que este usaba. "¡Oye!"
Ahora sabía lo humillante que era...
"¡Tutor, sácame de aquí!"
"A eso voy, impaciente... ¿Te quieres esperar? No es fácil transportar hormigas, TaeHyung casi me deja sordo y eso que escucharle gritar es como el zumbido de un mosquito. Espérate."
Escuchando su propio corazón en los oídos, el azabache sintió que Tutor se agachaba para luego meter la mano en aquel dichoso bolsillo y sacarlo, depositándolo cuidadosamente sobre el húmedo asfalto.
"Dios santo..."
"¡Jungkook!"
La voz de TaeHyung sonó a sus espaldas, girándose inmediatamente para encontrárselo cara a cara.
"Mosqui..." Sin embargo, su alivio por verlo de una pieza no tardó en ser compensado por una bofetada con la mano abierta que le dejó la cabeza zumbando por tres segundos exactos.
Y es que Jungkook no había notado la pose indignada de TaeHyung, el cual le fulminaba como si acabase de matar a toda su familia.
"¡Gilipollas!" Acto seguido, gritó. "¡¿Sabes el susto que me has dado?! ¡¿A ti te parece normal empujarme así, pedazo de animal?! ¡¿No has visto lo alto que estábamos?! ¡Casi me mato! Y peor aún, ¡casi te matas tú!" Lo señaló, su dedo índice golpeándole el pecho. "¡¿Se puede saber en qué estabas pensando, inconsciente?!"
Una sonrisa apareció en sus labios, incluso si debería tener miedo y compadecerse de sí mismo por el modo en que TaeHyung estaba dirigiéndose a él. No pudo evitarlo, ni siquiera cuando tuvo el impulso de sostenerle el rostro y besarle en los labios.
"Te quiero, te quiero... Joder, cómo te quiero, mosquito." Decía, abrazándolo con fuerzas.
Aquello, inexplicablemente, calmó a TaeHyung quizás más de lo que debería.
"Yo también te quiero, p-pero eso no quiere decir que dejes de ser un imbécil. Me has empujado desde un maldito teleférico."
"Ya, lo sé... Lo siento, de verdad." Suspiró, aliviado. "Pero algo me decía que íbamos a estar bien, así que tuve que seguir ese impulso y sacarte de la cabina. No podía dejar que murieses ahí, mosquito..."
"Pero casi te mueres tú." Volvía a señalarle.
Jungkook se encogió de hombros. "Bueno, eso no ha pasado hasta donde sé, ¿verdad?"
"No, pero..." Mirando a su alrededor, rápidamente se dio cuenta de que alguien faltaba. "Oye, ¿dónde narices se ha metido Tutor?"
Sólo entonces, Jungkook hizo lo mismo, hallando su ausencia con el ceño fruncido. "No tengo ni idea..."
"¡TaeHyung! ¡Jungkook!" La voz de Yeonjun sonó, logrando que ambos se vieran obligados a desconectar de lo recientemente sucedido para enfocarse en el peliamarillo, quien corría hacia ellos con Soobin a sus espaldas.
Ambos se miraron por unos instantes, asintiendo como si tramaran un acuerdo silencioso.
"Aquí estáis, joder... Qué susto, chicos..."
"Escuchamos un ruido y nos pensábamos lo peor..." Yeonjun jaló de TaeHyung, separándolo del azabache y abrazándolo entre repentinos sollozos. "Pensé que estabais muertos, qué horror, TaeHyung..."
"¿Estáis bien los dos?" Soobin instintivamente abrazó al azabache, palmeando su espalda.
"Sí, muy bien... Conseguimos salir a tiempo."
Yeonjun se separó del pelirosa como si tuviera un resorte en el cuello. "¿Cómo que a tiempo? ¿A tiempo de qué?"
Por su parte, TaeHyung señaló el trozo de metal que anteriormente había sido la cabina, tirada junto a ellos.
"Hubo un pequeño accidente..."
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