✧c.-051
N/A: Llevaba tiempo sin poner a otros dos de mis polluelos en una historia y volver a hacerlo me emociona mucho, así que aquí están xD
Cap dedicado a _Tae_es_omega_ ♡♡
Hoy os recomiendo 'Day That I Died' de WOOSUNG, una voz maravillosa que amo.
[...]
Al día siguiente, tras pasar toda la noche acurrucados y riendo entre dientes por todas las cosas que habían dejado atrás, rememorando situaciones, personas y hechos, Psayd recibió a un emocionado Jungkook y a un malhumorado (por la falta de sueño) TaeHyung, que seguía haciendo énfasis en lo mucho que le disgustaba el avance tecnológico de aquella ciudad.
"E-Esto es..."
"Horrible, ¿verdad?" Cruzado de brazos, masculló.
Y para sorpresa de TaeHyung, el azabache negó. "No, no, es alucinante... Me encanta."
Y es que Psayd no era nada comparado a lo que tenía en mente. Con edificios altos y blancos, prácticamente construidos sobre islas flotantes y rodeados de esferas transparentes que se encontraban decoradas por enredaderas, otros en forma de espiral, un inmenso castillo asomándose por el horizonte, puentes que conectaban las distintas edificaciones y una fuente de agua cristalina en medio de la plaza central. Jungkook estaba convencido de que no había visto nada igual.
"¿Te encanta?" El incrédulo TaeHyung no pudo creerlo siquiera.
Jungkook asintió, con la boca semiabierta. "Sí... Jamás había visto algo así. Es increíble, mosquito..."
TaeHyung estaba a punto de llorar.
"¡¿Eso de ahí que flota es un teleférico?!" Señalando al cielo, cuestionó, viéndose tan entusiasmado que el pelirosa no lo reconocía.
Con los ojos brillantes, llenos de asombro, emoción e impaciencia, Jungkook parecía un niño pequeño, aquella imagen siento tan enternecedora bajo el escrutinio de un TaeHyung que inicialmente estaba del peor humor posible, que ni siquiera pudo evitar sonreír, asintiendo. Su indiscutible odio por la tecnología de Psayd podía disminuir un poquito si aquella ciudad hacía a Jungkook tan feliz.
"Sí que lo es, ¿por qué?" Posó una mano en su hombro, apareciendo junto a él. "¿Quieres subir?"
La sonrisa del azabache se volvió más amplia. "Me encantaría, sí..." Asintió con efusividad, mirándole de vuelta. Entonces, aquella sonrisa adorable se esfumó. "No, no quiero... E-Es horrible."
Sabiendo que él era el causante (inintencionalmente, claro) de su cambio tan repentino de humor, TaeHyung dejó escapar una risita, sosteniendo la mano de Jungkook y entrelazando los dedos para jalar de él.
"Vamos a subirnos, venga."
"¿Por qué? Si no te gustan estas cosas..."
"Bueno... Ahora que estoy aquí y lo veo todo más de cerca, no me parece tan malo." Él se encogió de hombros. "Además, acordamos que estaríamos abiertos a vivir nuevas experiencias y no podemos marcharnos de Psayd sin subirnos a uno de esos. Tienen un pequeño transportín para mascotas también, estoy convencido de que a Maoi-lee y Nuka estarán deseosos de montar."
Sólo entonces, más aliviado y recuperando su entusiasmo inicial, Jungkook volvió a sonreír de oreja a oreja. "Entonces vamos." Dijo, siendo él quién jalase de TaeHyung esta vez. Sin embargo, se detuvo, confundido. "¿Dónde tenemos que ir...?"
La risa de TaeHyung se volvió más sonora.
"Primero debemos preguntar dónde queda la tienda de Yeonjun y de ahí sabremos cuál teleférico necesitamos tomar. Haz de cuentas que es un medio de transporte, ya que es complicado acceder de un lado a otro sin ellos... Todos los edificios están prácticamente construidos sobre cimientos flotantes."
"Entiendo... ¿Quieres ir primero a la tienda de Yeonjun?"
Él asintió. "Sí, tengo muchas ganas de verlo. No sabe que vengo, así que será una sorpresa."
"Perfecto, pues en ese caso, vayamos a preguntar."
Acto seguido, TaeHyung sostuvo la correa atada alrededor del cuello de Maoi-lee, dándole una señal para que empezase a caminar sin necesidad de jalar de él. Los cuatro avanzaron entre los civiles que, apurados, pasaban junto a ellos sin inmutarse siquiera.
Nadie parecía asombrado de que llevasen un par de cerdos con ellos y eso era algo que maravillaba a Jungkook, quien en un inicio pensó que sería extraño hasta que vio a Jimin subido en su propio pollito bebé. En Idexium la gente era tan inusual como encantadora. Era increíble.
"¿Cómo se llama la tienda de tu amigo?"
"¿La perfumería?" Jungkook asintió, caminando a su lado. "Creo que se llama "Yawnz" o algo así, nunca quiso explicarnos el significado detrás de ese nombre."
Una risita abandonó los labios del azabache. "Me gusta, es muy creativo."
TaeHyung estuvo de acuerdo, sonriendo casi con melancolía. "Yeonjun es así, creativo y único... Siempre lo ha sido."
"¿Le echas de menos?" Quiso saber, viéndole asentir.
"Muchísimo, sí. Hemos sido amigos desde que íbamos prácticamente en pañales, la señora Choi y mi madre llevan siendo amigas desde niñas también, así que estos dos años sin estar cerca de él han sido raros..."
Jungkook frotó su hombro. "Imagino que debes estar muy emocionado por volver a verlo, ¿verdad?"
"Y tanto. Quiero darle una patada en el culo por habernos abandonado durante todo este tiempo, el muy desgraciado parece haberse olvidado de nuestra existencia desde que se vino a vivir aquí y eso que era el primero en no querer irse..." Bufó, meneando la cabeza y haciendo a Jungkook reír. "Me pregunto qué le haría cambiar de opinión..."
"A saber, mosquito, a saber..."
Dejando escapar un suspiro, TaeHyung decidió que no sería rencoroso con su querido amigo.
Afortunadamente para ambos, no les fue demasiado complicado encontrar el camino exacto (o más bien, el teleférico exacto) hacia la tiendecita de Yeonjun, cuya dirección también le habían facilitado un matrimonio de señoras muy amables, quienes llevaban un restaurante donde los invitaron a comer tan pronto como lograran reunirse con Yeonjun. Por supuesto, TaeHyung había tenido que compartirles la historia de su gran amigo.
Así mismo, media hora después y un par de corazones latiendo (con emoción el de Jungkook y nerviosismo el de un TaeHyung que seguía temiendo profundamente a las alturas), se subieron al respectivo teleférico tras haberse asegurado de que Nuka y Maoi-lee estaban cómodos y seguros en la zona de mascotas como unas quince veces seguidas.
"Bueno..." Suspiraba TaeHyung, abrochándose el cinturón con manos temblorosas. No quería dar a conocer su nerviosismo, pero, en fin... Estaba nervioso.
A tientas, buscó la mano del azabache, queriendo sostenerla para mayor seguridad.
"Desde aquí todo se ve tan pequeño e increíble... Dios..." Susurraba un maravillado Jungkook, ni siquiera siendo consciente de que junto a él estaba aproximándose el cadáver de su amado mosquito rosa.
"Sí..."
Claramente, su emoción no dejaba espacio a nada más.
"El agua es súper clara y brillante, me veo reflejado incluso desde esta altura, mosquito."
"Sí, sí..."
TaeHyung seguía en la misión silenciosa de atrapar su mano. Sin demasiado éxito, cabía recalcar.
"Las personas parecen hormiguitas... Aunque eso no es muy complicado." Bromeó, riéndose solo. Esperando recibir un comentario por parte del pelirosa y siendo recompensado por el silencio, fue que finalmente le observó, encontrándose con su rostro contraído por el miedo, los ojos muy abiertos y la tez pálida. Él se puso recto. "TaeHyung, ¿qué pasa?"
Este sonrió, su cara rígida como una piedra. "¿A mí? Na- nada... ¿Qué me va a pasar?"
"Estás pálido..."
"Qué va."
"Estás pálido, TaeHyung, ¿te encuentras bien?" Pasando su mano por la frente del pelirosa y apartándole el cabello de allí, tomándole la temperatura. No parecía tener fiebre, eso era un alivio. "¿Qué te pasa?"
"Nada. Estoy perfectamente."
Su ceño se frunció, dudando en si confiar en su palabra o no. Entonces, el teleférico comenzó a moverse y el rostro contraído de TaeHyung terminó por confirmarle sus sospechas, viéndose horrorizado y a punto de morir en cuestión de segundos. Jungkook permaneció preocupado, confundido, hasta que el pequeñísimo detalle de TaeHyung temiéndole con todas sus fuerzas a las alturas dio un par de toquecitos en su cerebro, apenas haciéndose notar. Sus ojos se ensancharon.
"¡Las alturas!" Gritó, lleno de horror. "¡¿Por qué nos hemos subido si le tienes miedo?!"
Y él, que estaba a dos segundos de convertirse en gelatina de hada, sonrió. "Yo me hago la misma pregunta..." Dijo, por accidente mirando hacia abajo. Todo comenzó a darle vueltas. "Madre mía, qué alto está esto..."
Jungkook sostuvo su barbilla, obligándole a levantar la cabeza.
"No, no mires abajo, mosquito. Vista al frente siempre." Le indicó, en busca de algo que le hiciera distraerse. "Mira, eh... ¡ese edificio de ahí! Tiene forma de espiral, ¿lo ves?"
Él asintió.
"¿Qué crees que puede ser?"
"E-El ayuntamiento..."
"Vaya... ¿Y cómo lo sabes?"
"Porque lo pone justo arriba..." Señaló el inmenso cartel donde claramente podía leerse «Ayuntamiento de Psayd. Fundado en 1923».
La sonrisa del azabache flaqueó con creces, comenzando a sudar frío. "Joder..."
TaeHyung lloriqueó, por lo que de inmediato buscó otra nueva distracción, su cabeza moviéndose de un lado a otro con rapidez, amenazando con desenroscarse del cuello si seguía así. Al instante en que algo captó su atención, lo señaló.
"¿Y ese sitio de ahí a lo lejos? ¿Qué es?"
"Creo- creo que es el teatro. Yeonjun nos dijo que suelen hacer funciones todos los fines de semana... Recrean obras antiguas, ya sabes."
"Qué interesante, ¿por qué no vamos a ver una de esas obras? Suena divertido."
TaeHyung volvió a asentir, tragando saliva. "Me parece bien, sí... Yo quiero visitar el antiguo taller de Kyo Ko Tchaine, una diseñadora muy famosa que inspiró a mi bisabuela en los inicios de su carrera."
"¿En serio?"
"Sí, según me contaron mi abuela y mi madre, mi bisabuela vino hasta aquí durante un seminario sólo para conocerla y consiguió tener una pequeña charla con ella donde le enseñó sus técnicas favoritas de costura y confección. Incluso le regaló su primer libro firmado, lo tengo en el taller como recuerdo..." Una pequeña sonrisita apareció en sus labios, mostrándose algo más tranquilo.
Aquella sonrisa diminuta contagió al azabache, eliminando todo rastro de preocupación una vez notó que comenzaba a relajarse, sin mirar a su alrededor en busca de peligro. Apretó su mano suavemente. "Podemos visitar ese taller si te apetece."
E inmediatamente después de decir aquello, los ojos de TaeHyung brillaron.
"Por favor, sí, me encantaría ver todos sus diseños. Dicen que los guardan en cajas hechas con cera de abeja para que se mantengan intactos."
Él asintió. "En ese caso, nuestra próxima parada después de que te reencuentres con Yeonjun y comamos algo, será ir a visitar ese famoso taller de costura. Quizás podamos comprar alguna de esas cámaras que hacen fotos instantáneas para tener recuerdos."
"Sí... Eso suena genial, Jungkook. Aunque dicen que es complicado poder acceder, hay una lista de espera de varios días." Su gesto se torció, inconscientemente mirando hacia su izquierda cuando Jungkook se lo impidió, sosteniendo su rostro para evitar que volviese a entrar en pánico. Él, repentinamente desolado, suspiró, ni siquiera siendo consciente. "Quizás no nos dé tiempo..."
"Tú no pienses en eso, ¿de acuerdo? Encontraremos la forma de ir y que puedas visitarlo, ya lo verás." TaeHyung asintió y su sonrisa se volvió amplia, justo a tiempo para que el teleférico se detuviera a los pies de unos cimientos flotantes. "Anda, mira, ya hemos llegado."
Bajándose de un saltito, no tardó en tenderle una mano a TaeHyung, quien la sostuvo sin pensárselo demasiado, yendo tras él. La cabina donde Maoi-lee y Nuka viajaban, que se encontraba justo debajo de la suya, dio un pequeño vuelco hasta intercambiar posiciones y colocarse arriba, abriéndose de par en par para que los cerdos salieran. Una vez estos se reunieron con sus dueños, Jungkook agarró la correa de Maoi-lee y TaeHyung sostuvo a Nuka contra su pecho.
"La verdad es que este sitio es mejor de lo que creía... No parece tan artificial como me lo imaginaba." Admitía finalmente TaeHyung, paseándose por los alrededores de aquella isla flotante, la cual tendría aproximadamente dos kilómetros de distancia entre extremo y extremo.
"¿Verdad? Es muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, sobre todo tú, pero a mí tampoco me desagrada para nada." Decía el azabache. "Además, huele muy bien."
Entonces, el pelirosa se detuvo en seco. "¿Huele bien?"
"Sí, muy bien."
"¿A qué huele exactamente?"
Jungkook se mostró pensativo mientras olisqueaba. "Jazmín, vainilla, coco... Son muchos olores diferentes, y-"
El grito que TaeHyung emitió no sólo lo interrumpió, sino que además alcanzó a dejarle sordo por, al menos, tres segundos, sobresaltándole para colmo.
"¡Es aquí, es aquí!"
"¿Qué...?"
"¡La tienda de Yeonjun, Jungkook, debe estar cerca! Su madre me dijo que sus fragancias podían olerse desde el otro lado de la calle, así que no puede estar muy lejos." Explicó, tomándole de la mano. "Vamos a buscarla, corre."
Sin darle tiempo alguno a reaccionar, el pelirosa jaló de él con efusividad, prácticamente correteando calle arriba, mirando todas y cada una de las tiendecitas que se iba encontrando. Hasta detenerse en seco, por segunda vez, frente a una. De donde provenían todos esos deliciosos olores que habían dejado embelesado a Jungkook.
«Yawnz» podía leerse justo arriba, en un cartel decorado con flores, hojas y cuyo nombre se encontraba metido dentro de un frasco de perfume. Pues sí que era creativo.
"¡Aquí es, Jungkook!" Señalaba con la efusividad que le caracterizaba, una sonrisa de oreja a oreja reluciendo en su rostro y contagiándole a él, quien asintió. "Ven, vamos a entrar. Espero que esté dentro."
No teniendo tiempo tampoco de decir algo, Jungkook fue jalado y guiado hacia el interior de aquella tienda, cuyos olores no hacían otra cosa que dejarlo maravillado.
"Hola, buenos días." Un chico tras el mostrador les saludó. Jungkook sabía que no se trataba del famoso amigo de TaeHyung porque, primero, este no había saltado a sus brazos y, segundo, no tenía el pelo amarillo como la señora Choi. "¿En qué puedo ayudaros?"
"Venimos buscando a Choi Yeonjun, ¿está por aquí? Soy un viejo amigo suyo."
El chico tras el mostrador lo señaló con una pluma, frunciendo el ceño. "Eres TaeHyung, ¿verdad?"
"Sí... ¿Cómo lo sabes?"
"Yeonjun me ha hablado mucho de sus amigos, siempre os menciona cuando tiene oportunidad, dice que os echa muchísimo de menos. En especial a un chico con el pelo rosa y buena mano para la moda..." Explicó, viendo su sonrisa crecer cuando rio. "Yo soy Soobin, encantado. Yeonjun está en el almacén, le diré que venga en seguida. Se va a poner súper contento cuando te vea."
"Por favor, sí. Pero no le digas que estoy aquí, por favor, quiero que sea una sorpresa."
"Eso está hecho. Esperad." Levantándose de donde estaba sentado, Soobin fue hacia una puertecita a medio cerrar justo al final de la tienda, abriéndola y asomando la cabeza. "¡Yawnie, ven un momento!"
Ambos, Jungkook y TaeHyung se miraron instantáneamente.
"Con que de ahí venía el nombrecito..." Susurraba este último, apretando los labios.
"¡Voy!"
Soobin se giró a mirarlos con una sonrisa de oreja a oreja, para luego enfocarse en el almacén. "Ven, ven. Date prisa, vamos."
"¿Qué pasa? Estaba terminando de embalar algunos pedidos..."
"Es una sorpresa, tú ven. Tápate los ojos, no mires." Poniendo las manos sobre estos, le impidió poder mirar a su alrededor.
TaeHyung se estremeció nada más ver a Yeonjun salir por la puerta, sus ojos llenándose de lágrimas incluso si aquello no estaba previsto en absoluto. Yeonjun continuó quejándose y mascullando en voz baja mientras él aguantaba la respiración incluso.
"¿Qué es, Soobin? Me vas a estropear las pestañas y tengo que ver si la tinta es duradera..."
"¿Estás preparado?"
Yeonjun bufó. "Que sí."
Lentamente, Soobin apartó sus manos de los ojos ajenos, permitiéndole ver aquello que tenía en frente. Y, tan pronto como los abrió y reconoció aquel mosquito pelirosa, cuya sonrisa le ocupaba toda la cara, chilló.
"¡TaeHyung!"
"¡Hola!"
Yeonjun no tardó ni un segundo en correr hacia él, del mismo modo en que TaeHyung lo hizo, saltando en el aire y siendo atrapado de inmediato, rodeándole con sus piernas. Se abrazaron con fuerza, bajo la atenta mirada de Soobin y Jungkook, quienes se sonrieron mutuamente.
"¡Cuánto tiempo, TaeHyung! ¡¿Qué haces aquí?!" Separándose sólo para ver su cara y verificar que era él, volvió a abrazarlo. "¡Por la mismísima Aethee, estás aquí!"
Él rio, notando como todo le daba vueltas ahora que el mosquito amarillo había comenzado a girar y a girar con él en brazos.
"¡Estoy aquí!"
Yeonjun se detuvo con suma lentitud, permitiéndole bajar y sostenerle el rostro inmediatamente después. Sí que era él. El caótico y adorable TaeHyung con el que había pasado toda su vida. Su gran amigo.
"No me lo puedo creer... Estás aquí."
Asintiendo, le sonrió. "Estoy aquí..."
"P-Pero, ¿cómo?"
"Tu tía nos envió en busca de algunos ingredientes para sus pociones, Jungkook y yo llevamos casi tres semanas dando vueltas por todo Idexium en busca de todos ellos. Esta es nuestra última parada, así que no podía no venir a visitarte." Dijo, mirando hacia atrás cuando mencionó al azabache y tendiéndole una mano para que se acercase. Jungkook así lo hizo, sonriendo al peliamarillo. "Este es Jungkook."
"Encantado, TaeHyung me ha hablado mucho de ti."
Yeonjun le sonrió de oreja a oreja. "Encantado... De ti no he podido escuchar nada, pero estoy seguro que, por como TaeHyung te está mirando, voy a saberlo todo en cuanto te gires." Bromeó, logrando que este se sonrojara, mirando hacia el frente con una expresión de pocos amigos.
"Idiota..."
Jungkook soltó una carcajada.
"Si dice algo malo de mí, por favor házmelo saber."
"Cuenta con ello." Aseguró, respirando hondo. "Bueno... ¿Y cómo es que mi tía os ha enviado? No sabía que trabajabas para ella."
El gesto de TaeHyung se torció. "Y no lo hacemos... En realidad, es una historia bastante larga."
"En quince minutos cerramos, podemos ir a comer algo en cualquier parte y nos ponemos al día, ¿te apetece? Así te puedo presentar con tranquilidad a Soobin." Señalando al mencionado que había vuelto a su puesto de trabajo, sonrió. "Yo también tengo mucho que contarte."
"Y que lo digas..."
Ambos rieron, mientras Yeonjun apretaba las mejillas del pelirosa.
Cuarenta y cinco minutos después, tal y como Yeonjun mencionó y TaeHyung había planeado desde mucho antes, los cuatro se encontraban rodeando una pequeña mesa en el restaurante de aquel matrimonio de amables mujeres, Jungkook y él permitiendo que la otra pareja se encargase de elegir los platillos que comerían, especialmente Soobin, cuyo gusto culinario era exquisito y, además, era nativo de Psayd.
"Bueno, y, ¿cómo os conocisteis Soobin y tú?" TaeHyung se dirigió a su amigo, deseoso por saber más sobre ellos, quienes no tardaron en mirarse con una pequeña sonrisa.
"Verás... ¿Recuerdas los diez viajes contados que hice antes de mudarme definitivamente aquí, a Psayd?" Cuestionaba, viéndole asentir. "Pues digamos que sólo dos de ellos estaban relacionados con mi traslado."
El pelirosa jadeó. "¿Os conocisteis antes de que te mudaras?"
"En mi primer viaje, sí. Él fue mi guía turístico improvisado y estuvimos juntos todo el tiempo que permanecí en Psayd. Antes de empezar a salir juntos, él trabajaba en el ayuntamiento con su padre."
"¿Tu padre trabaja en el ayuntamiento?"
"Es el alcalde." Respondió, tragando la comida en su boca.
"Vaya..."
"Conocer a Soobin fue el empujoncito que necesitaba para tomar la decisión final sobre quedarme en Ae-Dexian-Thee o venir aquí." Siguió diciendo Yeonjun, junto a un suspiro. "Bueno, eso y que mi madre estaba empeñada en que me comprometiera contigo, TaeHyung."
Nada más escuchar a Yeonjun decir aquello, Jungkook se pronunció por primera vez desde que empezaron a comer, su ceño fruncido. "¿Con TaeHyung?"
"Sí. Como no funcionó con mi hermana, lo intentó conmigo... Antes de eso había estado probando con otras chicas de la zona, hijas de amigas suyas o hermanas de mis propios amigos; pero en cuanto vio que las mujeres no eran lo mío, se empeñó en que TaeHyung fuera mi futuro marido."
El azabache dejó escapar un bufido. "Joder..."
Y TaeHyung, como no podía ser menos, simplemente rio. "También intentó emparejar a Jungkook con tu hermana sin conocerlo siquiera."
Yeonjun observó al mencionado con los ojos como platos.
"¿Es en serio?"
"Y tanto..."
"Pero, ¿contigo delante?" Cuestionó, viéndolos asentir y resoplando. "Qué descarada es mi madre..."
TaeHyung rio más fuerte.
"Y hablando de eso, ¿cómo os conocisteis vosotros dos? Porque lo último que supe de mi gran amigo TaeHyung cuando me fui es que había terminado su relación con Park Hyungsik y no parecía tener interés alguno en salir con otro hombre. Sin embargo, míralo ahora... Viene a visitarme con su grandullón." Burlándose del modo en que había escuchado a TaeHyung referirse a Jungkook, hizo al azabache reír.
"Lo cierto es que Jungkook y yo sólo somos amigos."
Yeonjun dejó los palillos sobre la mesa. "¿Amigos?" TaeHyung asintió. "Imposible, cuéntame otra mentira más creíble que esa."
Ellos se miraron de nuevo, antes de que TaeHyung volviera a tomar la palabra.
"No, en serio sólo somos amigos." Insistió, tragando saliva. "Quiero decir, nos queremos y nos comportamos como una pareja, pero desgraciadamente no podemos serlo por más que lo deseemos."
Jungkook asintió, dándole la razón con una mueca desolada.
"¿Y eso por qué?" Yeonjun miró al azabache. "¿Acaso eres un hombre casado o algo así...?"
"No, no, claro que no, Dios..." Completamente horrorizado, negó, mirando a su alrededor para comprobar que nadie más estuviera escuchando aquella conversación. "Es sólo que no pertenezco a este sitio."
"¿A Psayd?"
"A Idexium en general, no soy como vosotros. No soy un dexian... Somos especies completamente opuestas, de hecho."
El ceño del mosquito amarillo se frunció, aún más confundido que al inicio, buscando respuestas donde jamás las encontraría: en Soobin, quién se mostraba exactamente igual de confundido que él.
"¿Estás diciendo que eres de otra especie?"
Jungkook asintió.
"¿Cuál, si se puede saber?" Soobin, interesado de más, preguntó. "Oh, no, no me lo digas, déjame adivinarlo." Pidió, a lo que el azabache respondió con un silencio sepulcral, permitiéndoselo. "¿Un elfo zacvary?"
"Nop."
"¿Un elfo a secas?"
"Tampoco..."
"¿Duende de orejas cortas?"
Su ceño se frunció. ¿Eso existía, acaso? "Hm, no..."
"¿Gnomo abeja?"
"¿Qué se supone que es eso?" TaeHyung, confundido, murmuró. Yeonjun se encogió de hombros.
"No tengo ni idea de si eso existe o te lo estás inventando, pero tampoco. Ninguna de esas."
Soobin suspiró. "Pues me he quedado sin especies..."
"Porque estás apuntando muy abajo."
"Literalmente..." Masculló el pelirosa, haciéndole reír.
"Entonces si no eres nada de lo que Soobin ha mencionado, ¿cuál es tu especie? Porque yo tampoco puedo pensar en nada ahora mismo."
Jungkook apretó los labios, echándose hacia atrás en la silla tras mirar a TaeHyung.
"Soy un raekhyem."
"¿Un qué?"
"Un raekhyem."
"¿Y eso es...?"
"Son sucesores de gigantes y cércopes, básicamente criaturas inmensas físicamente muy parecidas a los humanos." Respondió Soobin, resolviéndole la duda.
TaeHyung dejó escapar un bufido, luciendo incrédulo.
"¿Por qué siempre hay alguien que sabe algo sobre tu especie...?"
"Soobin es un caso especial, es una ratita de biblioteca obsesionada con las distintas especies y sus cualidades."
"Exacto. Hubo una época en la que me obsesioné con los gigantes y su guerra interminable con los cércopes, la sucesión de los renacidos y todo eso... No salí de la biblioteca nacional por meses." Corroboró el susodicho, asintiendo y echándole un rápido vistazo al protagonista. "Debí haberlo adivinado por tus marcas, son muy características."
Jungkook pareció sorprendido, señalándose los brazos descubiertos. "¿Mis marcas?"
Él asintió. "Sí, son sombras de Hwize o algo así, ¿no? He leído también sobre ellas, me gustan mucho y también lo que representan."
"¿En serio?"
"Me resulta muy interesante, sí. De hecho, creo que hay un señor cerca del bosque Temesia que pudo viajar a Suraek Dee Bhadam cuando era joven y fue capaz de perfeccionar la técnica que usan para hacer esas sombras." Comentó, colocando un poco de su comida en el plato de Yeonjun. "No sé si seguirá practicándolo, pero escuché que era bastante bueno."
"¿Bosque Temesia?"
De nuevo, Soobin asintió. "Es como un punto muerto de Psayd, se encuentra al norte de la ciudad y tiene un acceso bastante limitado, ahí solo vive gente que quiere mantenerse alejada de la civilización o alquimistas que practican la magia negra."
"Oh, ya veo... No tenía ni idea de que gente fuera de Suraek supiera manejar las sombras Hwice, creí que eso sólo era algo que teníamos allí."
Luciendo perplejo, Jungkook se mantuvo desconectado de la conversación poco después, manteniendo los labios apretados y escuchando de fondo como TaeHyung explicaba lo sucedido entre ambos, cómo se conocieron y todos los datos que él conocía de sobra pero nunca se cansaba de escuchar. Por eso mismo, mientras se encontraba en su propio mundo, tenía una sonrisita inconsciente en los labios, simplemente escuchando al pelirosa hablar sin parar.
"...tu primo, San, tuvo que darle una pócima para hacerlo diminuto y que no causara un caos en todo Idexium, ya puedes imaginártelo... Fue super caótico."
"Me imagino, qué desastre..."
"Luego tu tía nos citó en el bosque para decirnos que lo sabía todo y Jungkook aceptó un trato con ella, lo que nos llevó a recorrernos absolutamente todas las regiones de Idexium hasta acabar aquí, en Psayd."
El ceño de Yeonjun, quien conocía a su tía Garam como a la palma de su mano, o eso creía, se frunció. "¿Qué trato exactamente?"
"Nosotros conseguimos los ingredientes que ella necesita para una pócima y a cambio ayudará a Jungkook a volver a casa con sus... Dotes, por así decirlo."
"Entiendo... Es un acuerdo bastante amigable viniendo de mi tía."
"Ya, bueno, me esperaba algo peor, honestamente." Se encogió de hombros. "Pero no podéis contarle esto a nadie, ¿de acuerdo? Lo saben muy pocas personas, las justas y necesarias. Los chicos, tu primo San, mi hermano, tu tía, vosotros dos, obviamente Jungkook y yo."
"Y la señora Dong." Añadió entre dientes el azabache.
TaeHyung le observó con los ojos como platos. "¡¿La del barco?!"
"La misma, sí."
"¿Y cómo lo supo?"
Jungkook simplemente se encogió de hombros, no luciendo alterado en absoluto. "Siendo una persona observadora que ha visto muchas cosas, según ella."
"Vaya..."
"Bueno, y el hecho de que no pudiera volar también era impactante."
"¿No puedes volar?" Yeonjun se interesó, incorporándose hasta apoyar los brazos en la mesa cuando el azabache negó. "¿Y esas alas?"
"TaeHyung las hizo para evitar levantar sospechas, pero no sirven de nada, son inútiles."
Jungkook se arrepintió tan pronto como soltó aquellas palabras, sintiendo los ojos del susodicho quemándole el costado del cuello casi inmediatamente después, viéndose incapaz de decir nada más.
"Vuelves a decir que mis alas son inútiles y te las comes de postre, Jeon Jungkook."
Él tragó saliva.
"B-Bueno... No me sirven para volar, pero sí para verme más guapo. Son preciosas."
Yeonjun dejó escapar una carcajada. "Mucho, sí, TaeHyung es un genio para estas cosas... Ni siquiera podría haber adivinado que son falsas."
El pelirosa levantó la barbilla, orgulloso tras recibir aquel halago, pero sin dejar de fulminar a Jungkook, quien apenado alcanzó su mano, dándole un apretón y una sonrisa lo suficientemente adorable como para que este olvidase su —demasiado— reciente molestia, devolviéndosela con dulzura.
Quizás Jungkook ni siquiera era consciente de qué tan envuelto alrededor de su dedo tenía a TaeHyung. O, tal vez, sí que lo era pero no pretendía tomar ventaja de ello.
"¿Entonces, este es vuestro último destino?" Soobin se dirigió al pelirosa.
"Sí, después de esto volvemos a Ae-Dexian-Thee." Asentía, sus labios apretados en una pequeña mueca triste. "Bueno, en cuanto consigamos el penúltimo ingrediente, claro."
"¿Cuál es, si se puede saber?"
Y él, que ni siquiera lo sabía de memoria, tuvo que girarse en dirección a los cerditos, quienes comían en silencio junto a la mesa, agarrando la bolsa donde guardaban todo lo relacionado con los ingredientes y sacando aquella lista que Choi Garam les dio antes de que marcharan rumbo a Qyopsae, leyendo su contenido.
"Necesitamos, uhm... Ah, ya, aquí. Orento, orento. Es una planta-"
"Venenosa."
Su rostro se descompuso. "¿Eh...?"
"¿Cómo que venenosa?"
"El orento es una planta venenosa, su polen es normalmente usado para combatir plagas de víboras. Aunque no es letal para nosotros, sí que podemos presentar algunos efectos secundarios al estar cerca de ellas..."
Para TaeHyung fue complicado incluso el hecho de incorporarse, mirando horrorizado a Jungkook, quien hizo lo mismo.
"¿Q-Qué efectos secundarios?"
"Mareos, vómitos... Lo típico, no es gran cosa y el malestar se pasa rápido, pero cuanto menos contacto directo tengáis con la planta, mejor. Siempre podéis pedirle a algún agricultor de la zona que os ayude. No tendrán problemas."
Sus rostros, contraídos por el horror y la preocupación, fueron incapaces de demostrar otra emoción.
"Pues qué bien... Una causa de muerte más que añadir a la lista..." Mascullaba el azabache, su voz únicamente siendo audible para los otros tres, quienes se mostraron preocupados. A excepción de TaeHyung, claro, pues él se encontraba preparando su propio testamento mentalmente.
¿Con quién iba a dejar los cerdos si moría...?
"TaeHyung, ven, ayúdame a elegir los postres. Soy muy indeciso y me gusta todo." Al cabo de unos minutos en los que estuvieron charlando sobre cosas banales mientras terminaban la comida, Yeonjun se puso en pie, tendiéndole una mano a su amigo.
Este se incorporó también nada más oír la palabra 'postre'. "¿Hay postre?"
"Sí, aquí hacen los mejores pasteles de queso."
TaeHyung no tardó en estremecerse de pies a cabeza, pudiendo saborear aquel dulce antes de tiempo. Tan entusiasmado y ansioso se encontraba, que terminó siendo él quien jalase de Yeonjun hacia el interior de aquel restaurante.
"Vamos, vamos."
Y, riendo, este le siguió. "Volvemos en seguida, chicos."
Soobin y Jungkook asintieron entre risas, dejando escapar un suspiro en cuanto se marcharon.
"Vaya dos..."
"Sí, son más parecidos de lo que me esperaba cuando TaeHyung mencionó a Yeonjun, normal que sean tan amigos." Dijo, viéndole asentir.
"Y que lo digas..."
Tan pronto como un pequeño silencio se formó entre ellos, viendo a TaeHyung a través del cristal, riendo por algo que Yeonjun estaba diciéndole y sonriendo sin ser consciente siquiera, que la bombilla sobre la cabeza de Jungkook se iluminó, mirando a Soobin tras recordar algo de máxima importancia.
"Soobin." Le llamó, obteniendo una mirada interrogante por su parte. "Necesito pedirte algo."
"Dime."
"Eres el hijo del alcalde, ¿verdad? Debes tener muchos contactos."
Este se puso recto, asintiendo con el ceño fruncido. "Pues supongo... ¿Por qué?"
"Verás... TaeHyung tiene muchísimas ganas de visitar el antiguo taller de una señora muy famosa, Kyo Ko algo... No recuerdo el apellido, pero debes saber de quién hablo." Viéndole asentir, continuó. "Me dijo que la lista de espera para poder entrar allí es interminable y nosotros apenas estaremos aquí unos días, así que pensé que tal vez podrías ayudarnos."
Inexplicablemente, aquella petición hizo a Soobin sentirse aliviado, suspirando. "Oh, es por eso..."
Jungkook asintió. "Sí... Es que TaeHyung también tiene un taller de costura que heredó de antiguas generaciones y es muy importante para él. Su bisabuela era bastante admiradora de Kyo Ko... eso."
"Kyo Ko Tchaine, sé quién es. Y sí, por supuesto que puedo conseguiros un par de entradas para ver su taller, no me cuesta nada. Cuenta con ello."
"¿En serio lo dices?" Sorprendido, casi tuvo el impulso de lanzarse sobre él cuando asintió.
"Claro que sí, descuida. Pensé que ibas a pedirme algo más descarado cuando mencionaste al alcalde, estoy acostumbrado a que me pase todo el tiempo; pero si es por TaeHyung no hay ningún problema. Yeonjun mencionó algo parecido cuando pasamos por delante del taller hace un tiempo, supuse que querría visitarlo."
La sonrisa del azabache fue inmediata y reluciente. "Te lo agradezco muchísimo, Soobin, de verdad. TaeHyung va a estar super contento cuando le dé la sorpresa. Gracias."
Por supuesto, él le devolvió la sonrisa.
"No es nada."
"Aunque primero debemos encontrar un sitio en el que alojarnos, claro..."
"¿No habéis alquilado ninguna habitación antes?"
Jungkook negó. "No, lo primero que TaeHyung quería hacer cuando llegamos era ver a Yeonjun, estaba tan emocionado por reencontrarse con él después de dos años que todo lo demás pasó a segundo plano. Supongo que me contagió, porque yo tampoco pensé en eso... Espero que podamos encontrar un sitio donde acepten cerdos." Mirando a los susodichos que de inmediato se dieron por aludidos, devolviéndole la mirada, hizo una mueca.
"No te preocupes por eso, tú déjamelo a mí."
En cuanto se dio la vuelta para mirar a Soobin tras escuchar su voz, le vio con un aparato metálico en la mano y poniéndose en pie.
"¿Qué...?" Quiso preguntar, ni siquiera teniendo tiempo de decir nada cuando este se alejó un par de metros, llevándose aquel aparatejo al oído. Él no había visto algo así antes. "¿Dónde va con eso...?"
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