Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✧c.-043

N/A: Después de esta historia, no sé cual de todos mis Jungkook es mi favorito, estoy dividida. Ah, y 6/7... xD

Cap dedicado a KVYMNJ07 ♡♡

Hoy os recomiendo 'BABY SAID' de Måneskin, la mejor discografía del mundo.

[...]

"¡Mis cerdos, por el amor de Aethee!" Chillaba TaeHyung, yendo de un lado a otro sin parar tras haber recuperado la consciencia. Porque sí, se había desmayado, efectivamente.

Se sentía miserable.

"Mosquito..."

"¡Son como mis hijos, mis niños! ¡¿Qué clase de padre olvida a sus hijos?!"

Jungkook apretó los labios. "Bueno, podría darte una lista bastante larga..." Dijo, y la mirada que este le dio fue suficiente para que no quisiera volver a abrir más la boca.

Desesperado, TaeHyung cayó sobre la roca, con las piernas tan temblorosas que ni siquiera podía mantenerse en pie. Lloriqueando, mientras se tapaba el rostro con una mano. La culpa era demasiado grande, incluso más que él mismo.

"¿Cómo he podido...?"

Jungkook tomó asiento a su lado, frotando su muslo.

"Oye, no es algo que hayamos decidido ninguno de los dos, mosquitos. La tormenta nos arrastró, del mismo modo en que posiblemente hiciera con ellos dos. No es tu culpa."

"Lo es porque no noté que faltaban, Jungkook..." Apenas susurró con voz temblorosa, llevándose la mano al pecho esta vez. "No me di cuenta hasta casi una hora después de que saliéramos volando por los aires, dejándolos completamente solos a su suerte."

En cuanto la primera lágrima se deslizó fuera, Jungkook acortó la distancia que los separaba para así eliminarla, aprovechando para acariciar su rostro. "Yo tampoco lo noté, TaeHyung, y no me martirizo."

"Ya..."

"Es en serio, no lo hago. No lo hago porque, primero, sé que no es mi culpa nada de lo que ha sucedido. Segundo, el miedo que hemos pasado ha sido tan grande que sirve como excusa para todo y, tercero, no soy peor dueño por haber notado que faltaban casi una hora después, porque, repito, hemos pasado un muy mal trago, TaeHyung, y es completamente normal."

"Lo sé, pero es mi deber cuidar de ellos..."

"Y eso es justo lo que haces. Lo que llevas haciendo desde que te conozco."

"Pues al parecer lo hago fatal." Susurró entre lloriqueos. "Deben estar tan asustados, mis bebés... Tienen que estar pasando tanto miedo, allá donde sea que esta puñetera tormenta los haya llevado... Oh, por Aethee... ¿y-y si están heridos?"

"TaeHyung..."

"No puedo pensar en mis cerdos heridos, Jungkook, mucho menos si están alejados de mí... ¿Qué voy a hacer yo ahora?"

"Vamos." Corrigió, del mismo modo en que él había hecho anteriormente. "Y te digo lo que vamos a hacer: encontrar el modo de salir de este sitio e ir a por ellos de inmediato, ¿te parece?"

TaeHyung asintió con los ojos llenos de lágrimas. "Vale, sí..." Sorbiendo por la nariz, no dudó en acceder. "P-Pero, ¿cómo...? Yo no puedo volar porque está demasiado alto, tú ni siquiera puedes de todos modos y..."

Viendo que amenazaba con volver a llorar, Jungkook quiso tomar la palabra. Sin embargo, para ese momento TaeHyung ya había entrado en pánico y había poco que se pudiera hacer.

"Estamos atrapados... A-Atrapados..." Comenzó a hiperventilar, haciendo un sobresfuerzo por tragar el nudo en su garganta sin demasiado éxito.

"TaeHyung, escúchame un momento."

Por supuesto, eso tampoco tuvo mucho éxito.

"¿Y si nunca salimos de este lugar? Si- si nadie nos encuentra, si ni siquiera nos buscan en primer lugar... ¿Y si morimos aquí, Jungkook?"

"TaeHyung..."

"Yo no quiero morir. No puedo morir, ¿entiendes? No puedo, no..."

Aceptando que sus intentos ni siquiera tendrían lugar, Jungkook apretó los labios, sosteniendo el rostro ajeno, usando tan sólo una pequeña parte de su fuerza para hacerse notar y que TaeHyung dejara de desvariar por unos instantes, logrando así obtener su tan aclamada atención.

"Escúchame un momento, ¿de acuerdo?" Pedía, viéndole asentir. "No voy a dejarnos morir aquí, eso te lo prometo por lo que más quiero en el mundo que eres tú, TaeHyung. No pasará. Encontraré la forma de que podamos salir y reunirnos de vuelta con Nuka y Maoi-lee."

TaeHyung volvió a asentir. "E-Eso que has dicho es muy bonito..."

Jungkook le dio una dulce sonrisa ladeada.

"Pero, ¿cómo vamos a hacerlo?" Quiso saber. "Yo no vuelo, tú estás herido... ¿Cómo?"

Antes de responder, tomó una respiración profunda, pues sabía que ambos necesitaban unos segundos de receso para asimilar su primera y única opción viable. En especial, el mosquito pelirosa.

"Escalando."

Sus ojos viajaron por todo el rostro de Jungkook en cuestión de segundos, luciendo aterrado. "¿Cómo dices?"

"Eso, escalando. Yo escalaré, más bien; tú subirás a mi espalda y te agarrarás tan fuerte como puedas hasta que lleguemos arriba, ¿de acuerdo?"

Y, tal y como esperaba, negó. "No. No, Jungkook, claro que no..."

"Sí, mosquito."

"No." Volvía a negar. "Estás herido, tu brazo... No, simplemente no. No voy a dejar que escales nada."

"Aprecio tu preocupación como no tienes una idea, TaeHyung, pero desgraciadamente ahora no es momento de pensar en eso. Maoi-lee y Nuka están desaparecidos y debemos encontrarlos cuanto antes. Ellos son lo más importante ahora, ¿recuerdas?"

Por tercera vez, su cabeza, aún atrapada entre las manos del azabache, se zarandeó de un lado a otro, negando.

"Tú también eres importante. Muy importante."

"Lo sé, por eso mismo estoy decidiendo lo que haremos, porque sé que soy importante para ti y no me dejarás hacer esto sólo aún si te mueres de miedo." Acariciándole las mejillas, dijo. "Lo sé porque yo haría lo mismo por ti sin dudarlo."

Con más lágrimas recorriéndole el rostro, asintió. "Vale..."

"¿Sí?"

"Sí, de acuerdo. Pero si veo sangre, heridas abiertas o te escucho quejarte de dolor, te prometo que me lanzo yo mismo de cabeza al vacío. Lo prometo." Aseguró, robándole una carcajada. "No te rías, es algo muy serio. Estoy diciendo la verdad."

Jungkook asintió. "Y te creo, te creo... Sé que eres muy capaz. Por eso mismo es que lo haremos a mi manera."

El ceño del pelirosa se frunció, mostrándose repentinamente confundido.

Veinte minutos después, habiendo cambiado su expresión confundida y sus lágrimas saladas por una mueca de incredulidad, al no ser capaz de creer lo que estaba viviendo, TaeHyung se vio a sí mismo —literalmente— atado a la espalda de Jungkook.

"...¿esto es estrictamente necesario?"

"Claro que lo es."

"Es que me siento como un bebé, Jungkook." Mascullaba, observando el trozo de cuerda que rodeaba su espalda baja y lo unía a Jungkook, terminando en su abdomen con un nudo extremadamente fuerte. Tanto que casi dolía e incluso permitiéndole escuchar los latidos del azabache vía su propia espalda.

"Piensa que se trata de seguridad, TaeHyung."

"Ya..."

Jungkook no sólo lo había subido a su espalda, pidiéndole que mantuviera ambas piernas alrededor de su cintura, aferrándose a él con fuerza para evitar que cayera en mitad del trayecto, rodeado y atado fuertemente con una cuerda gruesa que iba desde la espalda baja de TaeHyung hasta su propio estómago, manteniéndolos unidos de esa forma. Sino que se las había arreglado para agarrar un coco, partirlo a la mitad, vaciarlo —por supuesto, habiéndose comido y bebido previamente su contenido a partes iguales— y cubrir sus cabezas con él.

"Se me va a poner el pelo grasiento con esta mierda..."

Jungkook bufó ante tal queja. "¿Es eso un problema ahora mismo o sólo te quejas porque sí?"

"Es un problema si pensamos en la cantidad de bichos que podemos atraer, sobre todo si yo soy alérgico a algunos. Y no es quejarme porque sí, en todo caso sería por nerviosismo."

El ceño del azabache se frunció. "¿A qué insectos eres alérgico?"

"A las abejas."

"Pero no vas a atraer abejas por llevar medio coco incrustado en la cabeza, mosquito, tranquilízate."

"¿Seguro?"

"Segurísimo."

"Bueno..."

Un suspiro sonó. Jungkook asintió, mentalizándose tras observar hacia arriba y ver el tramo que les esperaba por cruzar. Agradecía más que nunca poder conservar gran parte de su fuerza, pues, de lo contrario, no estaba tan convencido de poder aguantar escalando una distancia tan considerable. La presión en sus hombros era abismal y ni siquiera tenía nada que ver con el hecho de tener a TaeHyung agarrado a él.

Un resbalón tonto y se iban a la mierda los dos juntos.

Llenándose los pulmones de aire, relamió sus labios, mirando hacia atrás para verificar el estado de su consternado acompañante. "¿Estás preparado o tienes algo más que objetar?"

"Tengo mucho que objetar, pero solo porque estoy nervioso, así que no lo tengas en cuenta."

El azabache rio entre dientes. "Tranquilo, ni siquiera pensaba hacerlo..."

Como consecuencia, TaeHyung estampó la palma de su mano contra el hombro ajeno, tal golpe resonando por todo el oasis. Jungkook siseó, girando la cabeza para mirarle.

,"¡Oye!"

"Maleducado."

"Si lo has dicho tú mismo..."

"Ya, pero podrías haber sido amable y negarlo, no darme la razón. Estúpido de mierda."

Poniendo los ojos en blanco, optó por ignorar sus palabras y simplemente pensar en TaeHyung como una embarazada en medio de las contracciones. No quería llevarse un mal sabor de boca cuando ese podría ser su último recuerdo junto al pelirosa.

"Vamos allá, mosquito. Agárrate bien y sobre todo no mires al suelo. Tampoco arriba, sólo no mires. Mantén tus ojos en mi espalda o al frente."

Este asintió. "Vale..."

"Y agárrate de mi espalda, no del cuello. Pasa los brazos por debajo de mis axilas."

"Vale..." Repetía, haciendo exactamente aquello.

"¿Preparado entonces?"

TaeHyung meneó la cabeza. ¿Cómo iba a estar preparado?

"No, pero, ¿qué vamos a hacerle? Tampoco tenemos otra opción. A la aventura, vamos..." Dijo con tono quejumbroso, cerrando fuertemente los ojos sin soltar al azabache, quien dejó escapar una risita.

Jungkook se agarró de la primera roca sobresaliente, usando ambas manos antes de impulsarse hacia arriba. Ese simple movimiento hizo a TaeHyung hiperventilar.

"Madre mía..."

"Tranquilo, mosquito."

"E-Estoy tranquilo, sí, tranquilísimo..." Aseguraba. Sin embargo, el hecho de que Jungkook no sólo pudiera sentir su nerviosismo evidente, el corazón ajeno latiéndole desbocado en la espalda y sus manos temblorosas contra el abdomen, le hacía parecer todo lo contrario.

Es por eso mismo que, a la quinta roca sobresaliente, cuando TaeHyung respiró hondo y el azabache lo imaginó medio muerto, colgando de su espalda, es que se detuvo.

"¿Q-Qué pasa? ¿Por qué te detienes?"

"Estás muy alterado, TaeHyung."

"No, no lo estoy..."

Él suspiró. "Claro que sí. Te late tan rápido el corazón que siento como si Nuka me taconeara en la espalda, no puedo avanzar así, sabiendo que probablemente te desmayes en cualquier momento. Necesito que respires hondo y te calmes, por favor."

TaeHyung sollozó sin lágrimas. "E-Es que tengo miedo..."

"Lo sé, créeme que lo sé, pero no hay nada que debas temer ahora mismo. No te vas a caer, no me voy a caer, ¿de acuerdo? Los dos vamos a estar bien y de una pieza en cuanto lleguemos arriba."

"¿Y si se te duermen los brazos en cualquier momento?"

"No pasará."

"¿Pero y si pasa?" Insistía.

"No pasará, TaeHyung, hazme caso. Te he dicho mil veces que conservo mi fuerza de cuando era gigante y eso implica que tengo la capacidad suficiente para hacer cualquier cosa que creas inhumana." Le recordó, aquello haciéndole suspirar. "Cuando estaba en Suraek Dee Bhadam, escalar montes y montañas era lo más normal del mundo, así que no soy nuevo en esto. Haz el favor de tranquilizarte, ¿vale? No te caerás y no te dejaré caer."

De nuevo, este asintió. "Vale..."

"Necesito que confíes en mí, por favor."

"Y lo hago, Jungkook, de verdad que sí."

"¿Confías en mí?"

TaeHyung rodeó su abdomen, apoyándose en él junto a un suspiro. "Más que nunca, por supuesto. No estaría atado a tu espalda de lo contrario."

Sus labios se estiraron en una pequeña pero satisfecha sonrisa, asintiendo.

"De acuerdo, pues allá vamos. Agárrate fuerte, cierra los ojos, respira hondo y... Prepárate para llegar arriba pronto, mosquito."

"Hecho."

Así mismo y siguiendo las indicaciones de Jungkook, TaeHyung cerró los ojos con fuerza, manteniendo un agarre fuerte a su alrededor y rezando por llegar vivos a la cima de aquella dichosa montaña. Algo que, afortunadamente, lograron tan sólo quince minutos después, cuando Jungkook puso sus manos magulladas sobre la arena caliente, apoyándose en ella para impulsarse por última vez y alcanzar tierra firme. Incorporándose sin mucha dificultad, se alejó de borde con rapidez, respirando hondo.

"Ya hemos llegado, mosquito, ¿estás vivo?"

TaeHyung emitió un sonidito afirmativo. "Eso creo, sí..."

"Muy bien, pues no dejes de agarrarte, voy a quitarle el nudo a las cuerdas, ¿de acuerdo? Espera a que te lo indique." Le avisó, notando como sus manos le sostenían más fuerte, causándole un leve estremecimiento mientras se encargaba de deshacer los nudos.

Una vez liberado al fin, TaeHyung sacudió los pies tras soltar al azabache, alcanzando el suelo de un salto. Inmediatamente la arena impactó contra sus pies descalzos.

"¡Ay, quema, quema!" Chilló, dando pequeños saltos.

Dándose la vuelta, Jungkook dejó escapar una carcajada al ver tal escena. "¿Por qué haces lo contrario a lo que te he dicho, pedazo de bruto? Dije claramente que no te soltaras hasta que te diera el aviso."

"¡Quema!"

Sin dejar de reír, este se apresuró en atraparlo entre sus brazos otra vez, impidiendo que la dichosa arena continuara cociéndole la planta de los pies. TaeHyung se aferró a su cuello, trepando como si su vida dependiera de ello, respirando hondo poco después, cuando se sintió a salvo.

O al menos, hasta que la voz del azabache sonó.

"Huh, huele a mosquito quemado..." Dijo, tras olisquear brevemente el aire a su alrededor.

Tal y como se esperaba, TaeHyung se sintió horrorizado, mirándole de tal forma.

"¡¿Huelo a quemado?! ¡Jungkook!"

Y la risa del susodicho se volvió más sonora, negando de inmediato. "No, claro que no, tranquilo."

"¡Jungkook, huelo a quemado!"

"Que no, tranquilízate, ¿quieres? Sólo era una broma, no hueles a mosquito quemado ni a quemado en general. Hueles bien." Tranquilizándole con sus palabras, le apretó las mejillas, apenas acercándose para depositar un casto beso en sus labios tras escucharle suspirar. "Ow, pero sí que sabes a quemado..."

"¡¿Qué?!"

Su risa resonó por todo el desierto, mientras TaeHyung lucía a punto de desmayarse.

Una hora más tarde, cuando la paranoia de creer que olía a mosquito quemado dejó de atormentar a TaeHyung y sus pobres pies al borde del calcinamiento se acostumbraron —muy dolorosamente— a la arena hirviendo, lograron avanzar entre corrientes de viento que, como si fuera poco, también les lanzaba arena a la cara, una ola de calor tortuosa y el sol que parecía querer dejarlos ciegos con su potencia, consiguieron avanzar por el desierto, rumbo a cualquier parte, cruzando dunas monstruosas de más de dos metros de alto y estepicursores cada cinco minutos.

"¡No veo!" Se quejaba el pelirrosa, tapándose el rostro. "¿Tú ves algo?"

Jungkook negó. "Nada de nada, las dunas son demasiado altas y no alcanzo a ver. Tendremos que cruzarlas."

"Espera." Le dijo, deteniéndose en seco y teniendo la idea en mente de sobrevolarlas ahora que sus alas parecían ser un poco resistentes al viento. El azabache le observó desde abajo, teniendo un muy mal presentimiento.

"No, TaeHyung, no hagas eso, te llevará el viento."

Por supuesto, este no le hizo caso en lo más mínimo. Menuda sorpresa.

"¡Creo que veo algo a lo lejos!" Chilló, haciéndoselo saber, tambaleándose en el aire debido a la fuerza con la que el viento soplaba. "Parece una cantina o algo por el estilo, deberíamos acercarnos a ver qué tal."

"Lo haremos, pero primero vuelve aquí."

"¡Ay!" El pelirosa miró hacia abajo, quejándose por la arena que acababa de entrarle en los ojos. "¡¿Qué has dicho?! ¡No me entero!"

"¡Que bajes! El viento está empezando a soplar más fuerte y temo que se levante una segunda tormenta de arena pronto." Usando su brazo como escudo antiarena, Jungkook trató de usar el otro para alcanzarlo, pero estaba demasiado alto. "¡Baja ahora mismo, TaeHyung!"

Claramente, eso él tampoco lo escuchó.

"¡Hay gente, Jungkook! ¡Veo gente al fondo!" Chilló, sacudiendo la mano en el aire. "¡Eh, aquí, aquí! ¡Hola!"

Maldiciendo en voz baja y entre dientes, Jungkook miró a su alrededor, al vacío desierto que habían dejado atrás. Solos. Acompañados únicamente por montañas de arena, rocas, dunas, estepicursores, cactus que sobrepasaban los cinco metros de alto y más arena.

"¡Baja ya!" Gritó, sabiendo lo que sucedería si no tomaba las riendas del asunto pronto. "¡TaeHyung, vuelve aquí, joder!"

Y, tal y como podía esperarse, considerando su pésima suerte, medio segundo después, cuando el viento sopló más y más fuerte, TaeHyung fue empujado hacia atrás sin posibilidad de evitarlo, ni siquiera teniendo tiempo para reaccionar cuando se encontró a sí mismo rodando en el aire y envuelto en granos de arena.

"¡Jungkook!"

"¡TaeHyung!" Gritó de vuelta, cubriéndose con los brazos y corriendo atrás en sus propios pasos, queriendo así huir del vórtice arenoso que se acercaba desde la distancia, mientras TaeHyung volaba hacia él en contra de su voluntad.

"¡Socorro, Jungkook!"

Respirando hondo, apenas alcanzó a subirse a una de aquellas famosas dunas que habían dejado atrás recientemente, queriendo llegar hasta la más alta. Esto no estaba pagado, pensó, mientras luchaba por lograr su cometido y se aseguraba de que TaeHyung no pasara de largo, pues sus gritos sonaban cada vez más cerca, tan erráticos y aterrorizados como el ritmo de su desbocado corazón al latir.

TaeHyung gritó más fuerte, desgarrándose la garganta. A Jungkook se le erizó la piel.

Definitivamente no estaba pagado.

"¡Jungkook!"

Justo a tiempo para el momento en que alcanzó el pico más alto de aquel grupo de dunas, dando un salto y logrando atrapar su tobillo. Contracorriente, jaló de este hacia abajo con fuerza, haciendo que TaeHyung cayera sobre él. Una vez lo atrapó, pudo respirar con alivio.

"Te tengo." Le hizo saber, sosteniendo su cabeza. "Te tengo, tranquilo..."

"Jungkook..."

Sin embargo, apenas fue capaz de llenar sus pulmones a la mitad cuando el peligro volvió a llamar a su puerta —la cual tampoco había tenido tiempo de cerrar—. En cuanto levantó la vista para ver el estado del pelirosa, descubrió que, a sus espaldas, la segunda tormenta de arena se había desatado finalmente, amenazando con enviarlos lejos de nuevo.

El corazón se le detuvo en ese preciso instante.

"Mierda..." Masculló, tragando saliva y no dudando ni por un segundo en hacer lo primero que ordenó su mente.

"¿Qué...?"

"A cubierto, mosquito."

Aquello fue todo lo que dijo, antes de tomar la túnica de TaeHyung de un puñado y deslizarse cuesta abajo por la duna, oyéndole gritar a todo pulmón. Una vez llegaron abajo, lo empujó hacia las rocas de arena maciza y matojos secos, no permitiéndole levantar la cabeza cuando hizo que se tumbara bocabajo y prácticamente se lanzó sobre él, cubriéndolo con su propio cuerpo.

Cerró los ojos y la boca, sosteniendo a TaeHyung contra la arena caliente y notando como todo a su alrededor salía volando por los aires. Su ropa se sacudía con fuerza, violentamente amenazando con dejarle semidesnudo allí, golpeándole la espalda sin detenerse ni un segundo, del mismo modo en que los granos de arena impactaban contra su rostro, sintiéndose como pequeños dardos clavándosele en la piel. Aguantó la respiración por varios segundos. Uno, dos, tres, cuatro, cinco y hasta quince, temiendo inhalar algo que no fuera aire puro.

Un par de minutos después, cuando el vórtice de arena desapareció a lo lejos casi sin dejar rastro, Jungkook fue capaz de incorporarse, saliendo de encima del pelirosa a toda prisa y ayudándole a incorporarse.

"TaeHyung, ¿estás bien?" En cuanto lo tuvo frente a frente y pudo ver que respiraba, tomó su rostro, quitándole el cabello de la frente mientras su propio corazón le latía desbocado en los oídos, al borde de un ataque. "¿M-Me escuchas? ¿Cómo te encuentras? ¿Te has hecho daño? Háblame, mosquito."

"Bien... E-Estoy bien, sí, tranquilo." Dijo, mirándole a los ojos con temor, queriendo asegurarse de que él tampoco estuviese herido. "¿Tú...?"

"Perfectamente, descuida."

TaeHyung asintió, tragando el nudo en su garganta. "Vale, bien... Menos mal, e-es un alivio."

"Sí..."

Con las manos temblorosas y el corazón aún acelerado, Jungkook lo abrazó con fuerza, pasando las manos por su espalda. Él se estremeció, dejando escapar un pequeño gruñido, consiguiendo que la atención ajena fuera hacia sus alas, donde acababa de rozarle con los dedos. El extremo de una de ellas se encontraba doblada hacia fuera. Jungkook dejó de respirar.

"Tus alas... ¿Qué...?"

"Creo que está rota." Murmuró, su expresión de dolor alertando al azabache. "Me golpeé con una rama en algún momento, no sé cuándo... Sólo- sólo recuerdo estar dando vueltas en el aire y sentir como algo impactaba contra mí."

Jungkook tenía ganas de llorar, pasando los dedos por su rostro. "Dios mío..."

"Pero estoy bien, no te preocupes. No pasa nada."

"¿Seguro? ¿No te duele?"

TaeHyung asintió, mostrándose angustiado a pesar de que le sonrió para evitar alarmarlo. "Sólo un poquito, no es para tanto. Se curará pronto."

Sin embargo y aunque creía en su palabra, Jungkook no podía no sentirse culpable por lo sucedido. Incluso si había advertido a TaeHyung de lo que pasaría, estar allí, en aquel desierto sólo tenía un culpable y no era otro que él.

"Mosquito..."

Acallando sus reclamos, TaeHyung se inclinó para besarle en los labios, negándose a verle llorar por él. "No pasa nada, ¿de acuerdo?"

"Lo siento..."

"¡Por aquí, por aquí! ¡Me ha parecido verlos por aquí!"

El pelirosa se puso recto de repente, separándose de Jungkook antes de siquiera poder llegar a decir algo cuando el sonido de una tercera voz llegó hasta ellos.

"¡Deben estar cerca!"

Ambos se miraron. TaeHyung quitó las escasas lágrimas del rostro ajeno. "¿Oyes eso? Creo que son las personas que vi antes, a lo lejos. Seguro que nos están buscando."

"¿Estás seguro de que eran dexianees y no pájaros?"

"¡Que sí, pesado!"

"¡Aquí, ayuda!" Chilló al instante, incorporándose con la ayuda del azabache. "¡Estamos aquí abajo, detrás de las dunas, socorro!"

Uno de ellos siseó.

"¿Lo escuchas?"

"Detrás de las dunas, corre. Por aquí."

Jungkook mantuvo a TaeHyung tras él por acto reflejo, su respiración volviéndose errática. Un segundo más tarde, dos chicos altos, idénticos y con el cabello casi plateado aparecieron frente a ellos, luciendo aliviados al instante. No dudaron en acercarse a paso rápido, logrando que el azabache se sintiera nervioso, pegándose más a TaeHyung.

"Hola, ¿cómo estáis?" Uno de ellos se dirigió a ellos. "Mi hermano y yo vimos como uno de vosotros salía volando a lo lejos antes de que llegara la segunda tormenta. Creímos que necesitaríais ayuda."

"¿Estáis heridos?"

Sólo entonces, Jungkook asintió. "Él. Él lo está, una de sus alas se ha roto al impactar contra una rama. La primera tormenta nos lanzó por un acantilado y logramos sobrevivir de una pieza, pero ahora no hemos tenido la misma suerte..."

"Dios, qué horror..." El rostro del que había estado callado hasta ese momento se arrugó. "Será mejor que vengáis con nosotros, ¿de acuerdo? Tenemos una clínica sanitaria donde podemos ayudaros, somos doctores. Estábamos curando a varios civiles cuando llegó el aviso de una segunda tormenta y salimos para advertir a los que se estaban marchando."

"De acuerdo... Gracias."

Poniéndose en pie de inmediato, Jungkook elevó el cuerpo de TaeHyung, sosteniéndolo cuidadosamente antes de seguir a los chicos.

"¿Cómo os llamáis? No parecéis ser de por aquí."

"Él es TaeHyung y yo soy Jungkook, venimos desde Ae-Dexian-The... ¿Y vosotros?"

"Este de aquí es Jinseok y yo soy Seokjin, somos gemelos."

El azabache asintió, aclarándose la garganta y sintiendo las manos de TaeHyung rodeándole el cuello. Le observó para asegurarse de que seguía bien, topándose con una diminuta sonrisa por su parte que no tardó en devolverle.

Aún le dolía el corazón por tanta culpa.

"¿Hay muchos heridos?" Quiso saber TaeHyung tras un corto silencio, dejando atrás todas las dunas del camino.

"Esperemos que no tantos como creemos, pero sí... Aunque son heridas leves, mucha gente ya estaba asumiendo que se avecinaría una ráfaga de tormentas pronto." Explicaba este, mirando al azabache y señalando su brazo. "Te sangra el brazo."

Los ojos de TaeHyung inmediatamente viajaron hacia él de vuelta. "¡Jungkook, tu herida!"

Este negó. "No es nada, tranquilo."

Sin embargo, el pelirosa ya se encontraba mirando al par de gemelos.

"Se hizo daño al caer durante la primera tormenta e intenté curarle con las provisiones que tenía, pero seguramente su herida se abriese cuando quiso escalar la montaña... ¿Creéis que podéis hacer algo para ayudarle?"

"Claro que sí, por supuesto."

"Nosotros nos encargamos, descuida."

Tan sólo tres minutos y varias pisadas en la arena caliente después, llegaron a un pequeño edificio con una cruz roja dibujada al costado donde varias personas se encontraban, algunos con extremidades vendadas y otros simplemente acompañando a los pacientes. Jungkook se adentró tras los doctores, los hermanos Kim, llevando a TaeHyung consigo. Un chico más bajo y joven que ellos se les acercó.

"La sala número siete se encuentra vacía, jefes."

"De acuerdo, mi hermano se encargará de estos dos chicos allí. Gracias, Yoojung."

Sonriendo, el chico se metió en otra habitación, siendo seguido por otro paciente. Seokjin se dirigió a ellos en cuanto su gemelo hizo lo mismo que el otro doctor, despidiéndose con una dulce sonrisa. TaeHyung meneó la mano en el aire a modo de despedida también, Jungkook sólo asintió.

"Seguidme, por favor. Dado a la cantidad de bajas que tenemos y el espacio tan reducido, os trataremos a los dos en una misma habitación, ¿de acuerdo? Espero que eso no sea un inconveniente, pero normalmente no estamos tan ajustados, ya sabéis..."

"En absoluto, no pasa nada."

"No hay problema."

Ambos negaron a la vez, adentrándose en una sala vacía con dos camillas de madera y un colchón blando.

"Primero voy a curarte el brazo y luego miraremos esa ala torcida, no parece estar completamente rota, así que con un vendaje simple puede mantenerse estable hasta recuperarse."

"¿Usted cree?"

El doctor asintió. "Es un simple apunte por encima, a lo mejor me equivoco, pero no lo parece."

"Espero que no se equivoque..." Murmuró, causándole una risita.

"Yo también."

Durante los siguientes diez minutos, Seokjin se concentró en curar la herida del azabache, quien se encontraba sentado en una de las camas, simplemente extendiendo el brazo para facilitarle el trabajo al doctor. Sin hacer muecas de dolor, quejarse o emitir gruñidos que indicaran algún tipo de daño. Como si nada. TaeHyung no podía creer cómo funcionaba su cuerpo, pero lo admiraba.

"Vale, esto ya está, Jungkook... El vendaje que tu amigo te ha hecho antes ha sido perfecto para que no te llenes de arena y suciedad la herida, pero seguramente al subir por el acantilado te hayas abierto la piel." Explicaba, lavándose las manos. "Por suerte no hay que amputar nada."

TaeHyung palideció, la risa del azabache y del doctor resonando de fondo.

"Ahora vamos a ver ese par de alas dobladas." Una vez su risa cesó, se giró hacia el segundo paciente.

Sin embargo, unos fuertes golpes en la puerta cerrada sobresaltaron a los presentes, obligando a Seokjin incluso a abrirla en cuanto se volvieron más y más bruscos.

"Pero, ¿qué demonios...?" Masculló, abriéndola finalmente. Algo húmedo y blandito empujó al doctor. Él gritó. "¡La madre que me parió!"

«Oink, oink»

«Oink...»

Jungkook se incorporó rápidamente, mirando al exterior de aquella sala.

"¡Maoi-lee! ¡Nuka!"

El cerdo más grande, que llevaba a su hermano cachorro montado encima se adentró en la habitación sin pedir permiso siquiera, esquivando al doctor y yendo directamente hacia Jungkook, sus pequeñas colitas rizadas moviéndose a la vez.

"¡Hola, grandullones, cuánto tiempo!"

Los ojos de TaeHyung se llenaron de lágrimas inmediatamente.

"¡Maoi-lee, Nuka!"

"¿S-Son vuestros...?"

Él asintió. "Son nuestras mascotas... Las perdimos después de la tormenta. Salimos volando, caímos por un acantilado y la mochila de Jungkook se quedó enganchada en un árbol. Después de eso caímos directos al oasis." Le explicó, respirando hondo al ver que sus mascotas estaban sanas y salvas. "Cuando nos dimos cuenta de que ellos faltaban quisimos ir a buscarlos, pero la siguiente tormenta llegó..."

"Dios..."

"Pensé que no volveríamos a verlos nunca más." Admitía, quitándose las lágrimas que habían empapado sus mejillas sin previo aviso. "¿Cómo han llegado aquí?"

"Probablemente haya sido obra de Boun y Prem, una pareja de voluntarios experimentados que se encargan de rescatar animales durante las tormentas de arena. Les dan agua, comida, todo eso... Viven justo al lado. A veces Yoojung les echa un vistazo si están en malas condiciones, es bueno con los animales." Explicaba el doctor, tras haberse recuperado del susto. "Imagino que estaría atendiéndolos justo cuando llegamos con vosotros."

Él asintió, admirando a los mencionados, que jugueteaban con Jungkook sin parar.

"Pues menuda suerte..."

"Ya lo creo, ya..." Estuvo de acuerdo. "Habéis tenido una suerte impresionante. Estáis vivos de milagro."

TaeHyung asintió, llenándose los pulmones de aire y llevándose una mano al pecho.

"Voy a necesitar que te quites la camiseta para poder ver si el ala se encuentra dañada de raíz, TaeHyung. Si me haces el favor de quitártela..."

"Por supuesto, sí." Accedía de inmediato, desprendiéndose de su prenda superior con un pequeño suspiro.

Seokjin sonrió. "Bonito colgante."

Y su ceño fruncido, sin entender absolutamente nada, se hizo presente junto a una sonrisita confundida.

"¿Disculpa?"

El doctor señaló su cuello. "El colgante que llevas, es precioso. ¿Qué piedra es?"

Sólo entonces, mirando hacia abajo a su propio pecho, TaeHyung no pudo ver nada en absoluto. Aquello le dejó aún más confundido, haciéndose notar a ojos de Seokjin, quién usó un espejo de mano para permitirle verse a sí mismo y que descubriera de lo que hablaba.

Tal y como había dicho, tenía un collar reluciente, cuya piedra preciosa descansaba sobre sus clavículas como si nada. Una Amerita, exactamente igual que la que le entregó al señor Lan un tiempo atrás. Su corazón se detuvo abruptamente, no tardando en ser consciente de que ese collar ni siquiera le pertenecía a él y desconocía el tiempo que llevaba usándolo sin ser consciente.

La risita de Seokjin le causó un pequeño escalofrío.

"¿Acaso usas accesorios y no te das ni cuenta?" Bromeó, viéndole sonreír, todavía sin saber qué hacer o decir al respecto.

"Eh, sí... Es que soy muy despistado."

"Te entiendo, me pasa lo mismo."

Tragando saliva (o más bien, el nudo en su garganta), miró tras el doctor, observando como Jungkook y los cerditos jugaban, demasiado ocupados pasándoselo bien como para notar la consternación en los ojos ajenos.

¿Cuánto tiempo llevaba desafiando a su propia suerte?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro