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✧c.-026

N/A: Aquí oficialmente comienza la nueva etapa jiji xD

Cap dedicado a  abejitakim ♡♡

Hoy os recomiendo 'All Yours' de Normani, amo.

[...]

La noche del domingo llegó de forma tan apresurada que TaeHyung ni siquiera había tenido hueco en su mente para pensar en otra cosa que no fuera: peligro, peligro, más peligro y Jungkook a punto de besarle. No podía sacárselo de la cabeza aún si lo había intentado por activa y por pasiva.

Temor y besar a Jungkook. Eso era todo lo que tenía en mente.

Por su parte, Jungkook tampoco es como si intentado eliminar aquel suceso siquiera, no cuando TaeHyung había admitido que él igualmente lo deseaba. Sin embargo, habían acordado, en un acuerdo silencioso, actuar como si nada hubiera pasado (técnicamente así era, en realidad), cosa que, en el fondo, molestaba un poco al azabache.

No quería ignorar aquello. Algo que se sentía real, bien. Algo que, por primera vez desde que había llegado allí, le hacía ver las cosas desde una perspectiva positiva.

Ambos estaban definitivamente jodidos. Tanto que, mientras Jimin repetía el plan que debían seguir pasó por paso una décima vez, TaeHyung sólo podía darle vueltas a la cabeza.

"...los chicos y yo os esperaremos aquí, con Maoi-lee." Señalaba al animal, que descansaba junto a él.

¿Cómo hubiese sido besar a Jungkook?

"Si a las cuatro en punto, no habéis hecho sonar ese silbato dos veces, iremos a por vosotros. Recordad que dos silbidos significa fuera de peligro, uno sin actividad y tres peligro extremo. No os equivoquéis por nada del mundo, ¿vale?"

El azabache asintió. "Entendido, sí."

¿Se habría sentido bien? ¿Raro?

"¿Sólo Maoi-lee escuchará ese sonido o nosotros también?" Quiso saber Wooyoung.

"Sólo él, los silbidos no están hechos para nuestro oído, es demasiado flojo y débil. Directamente no los percibimos."

El pelimorado silbó. "Vaya..."

¿Besaría bien? ¿Mal? ¿Con, sin lengua? ¿Mucha? ¿Poca, tal vez?

"...mantendremos a Maoi-lee despierto para que pueda hacernos entender el mensaje, ¿de acuerdo?"

Jungkook volvió a asentir.

"Sí, seguiremos las instrucciones sin problema. No te preocupes."

Mientras tanto, TaeHyung seguía en su propio mundo, con la mirada perdida, fija en cualquier parte de la habitación, como si realmente no se encontrara allí.

¿Se repetía la ocasión en otro momento? ¿Pasaría de verdad? ¿Cómo sería?

El suceso que nunca tuvo lugar se reproducía en su cabeza como si hubiese ocurrido, de una forma tan detallada que le ponía los vellos de punta. No podía parar de imaginarlo.

"Perfecto, pues será mejor que os pongáis en marcha. El camino hasta el viejo almacén no es precisamente corto y ya son las dos en punto."

"Vais a llegar tarde si seguís aquí."

"Es cierto, nos iremos ya." Jungkook dijo, moviéndose en busca de sus alas falsas, colocándoselas mientras miraba a TaeHyung. "Mosquito, venga, vamos." Lo llamó.

El susodicho, que mantenía la cabeza ladeada, visualizando aquella imagen tan gráfica en su mente, donde, inevitablemente, ambos eran protagonistas, no respondió. Tenía los labios fruncidos, casi moviéndose.

¿Debería estar preparado para cuando ocurriese? ¿Alerta?

No era un novato en esto, ya había besado a otras personas varias veces antes y nadie había tenido quejas, pero uno nunca sabía qué tan buena era su técnica hasta que la ponía en práctica con alguien más. No quería hacer el ridículo.

Jungkook frunció el ceño. "¿TaeHyung?"

"TaeHyung." Wooyoung directamente lo zarandeó como si de un árbol se tratase, trayéndolo de vuelta al mundo real.

Este, sonrojado a más no poder y sintiéndose —aún más— diminuto con tantos ojos fijos en él, se obligó a reaccionar, tosiendo con fuerza y recomponiéndose. Sin embargo, tan pronto como se encontró con la confusión en los ojos del azabache, apartó la mirada, considerablemente avergonzado.

"¿Q-Qué? ¿Qué pasa?"

"Tenemos que irnos ya, o llegaremos tarde al viejo almacén. Jimin dice que es un trayecto largo."

"Huh, sí, sí que lo es..." Asentía, relamiéndose los labios. Sólo esperaba no haber pensado nada en voz alta.

Dándole una mirada rápida a Joowan, descubrió que este llevaba puestos sus tapones. Aquello le hizo suspirar, aliviado. Menos mal.

Salieron del taller tan sólo unos minutos más tarde, perseguidos por un muy preocupado Jimin.

"Recordad: Un silbido «sin actividad», dos «peligro» y tres «tranquilidad», ¿entendido? No os olvidéis de eso. Es muy importante, chicos."

"Que sí, tranquilo." Repetía el pelirosa.

"No lo olvidéis, ¿eh?"

TaeHyung cerró la puerta frente a su rostro, suspirando.

Jimin les había otorgado un silbato de madera fabricado por el mismísimo señor Park, que tenía la peculiaridad de alertar o comunicarse con los demás a través de animales. Maoi-lee sería como su paloma mensajera. O, en su defecto, un cerdito mensajero.

"¿El sitio al que vamos es muy peligroso o simplemente él se preocupa demasiado?" Quiso saber Jungkook, algo confundido.

"Ambos."

"Ow..."

Jungkook torció el gesto, comenzando a mostrarse preocupado.

"Se trata de una zona recóndita de la ciudad, normalmente la gente no pasa por ahí en su día a día y mucho menos por la noche." Explicaba TaeHyung. "Después de que se inundara ese almacén y el señor Choi, un hombre muy respetado por todos nosotros, esa parte de Ae-Dexian-Thee quedó abandonada. Nadie quiso restaurarla."

"¿Por petición de sus familiares o...?"

"No se sabe, en realidad." Haciendo una mueca, dijo. "Hay muchas teorías sobre lo que realmente sucedió esa noche, ¿sabes? El señor y la señora Choi, los padres de San, siempre estuvieron metidos en todo ese tema de la magia negra... Es complicado."

Aún más confundido, el azabache frunció el ceño. Wooyoung le había hablado un poco por encima de la familia Choi, pero había omitido un montón de información importante.

"No entiendo... ¿La gente cree que sucedió algo relacionado con magia negra?"

TaeHyung se encogió de hombros. "Eso tampoco se sabe a ciencia cierta... Yo no soy un fanático de las teorías y mucho menos cuando se especula con la muerte de alguien tan querido y respetado, pero sí que he oído un centenar de suposiciones diferentes."

Un suspiro sonó. Jungkook parecía decepcionado. "¿San está al tanto de todo eso? ¿Sabe lo que la gente habla por ahí...?"

"Sí, por desgracia sí. Creo que está tan acostumbrado que para él ya es incluso algo normal."

"Pues menuda mierda. No sólo tener que lidiar con el duelo tras la muerte sumamente trágica y repentina de un ser querido, sino que también debes soportar a los demás haciendo especulaciones sobre lo que creen o no que haya pasado... ¿La gente no puede ser empática en al menos una ocasión? ¿Tanto cuesta?" Bufó, con los labios tan apretados que sus hoyuelos salieron a hacerse notar.

TaeHyung le observó, notando su consternación y haciendo una pequeña mueca, pues era muy obvio que Jungkook no estaba poniéndose en la piel de San sólo porque eran amigos. Había algo más.

"Lo dices por... ya sabes, ¿experiencia propia...?"

Y, confirmando lo que ya sabía, el azabache suspiró, la consternación en su rostro siendo aún más visible. TaeHyung sostuvo su brazo, dándole un tipo de apoyo emocional que él no sabía que necesitaba.

Finalmente, Jungkook asintió.

"La gente hizo muchos comentarios al respecto, tras la muerte de mis padres." Murmuró, usando un tono de voz bajo, decaído. "Aún estando yo presente. Ni siquiera se sentían avergonzados por mi presencia, mucho menos en hacerme ver como el culpable, la causa...

TaeHyung negó, pegándose un poco más a él. "No fue tu culpa, Jungkook."

"Pero ellos lo hicieron ver como tal. Durante años, tantos, tantos años en los que me señalaban siendo apenas un niño." Un par de lágrimas se le escaparon. "Yo no entendía nada, me costaba entender que mis padres se habían ido cuando todos asumían que fui el culpable. Fue un infierno."

"Siento mucho que tuvieras que pasar por eso tú sólo..." Susurró, apretando los labios cuando el azabache le miró. "No lo merecías."

Jungkook movió la cabeza a modo de asentimiento, respirando hondo. "Está bien, mosquito, ya no importa."

"Sé que ha pasado mucho tiempo de eso y ahora estás mejor contigo mismo, p-pero... Aún así, no dejes que alguien tenga el privilegio de hacerte sentir mal, ¿vale? No permitas algo que es injusto para ti."

Jungkook le dedicó una sonrisita dulce. "Ya no lo hago, descuida."

"Bien."

TaeHyung también asintió, incapaz de apartar sus ojos de los del azabache, quién simplemente se movió hacia delante esta vez, chocando casi tímidamente su nariz contra la impropia para luego frotarla suavemente. Él le sonrió, notando el modo en que sus mejillas enrojecieron, pero ni siquiera lo ocultó.

Dejaron atrás algunos edificios comerciales deshabitados, otros casi en ruinas, que a pesar de su cierre seguían manteniendo la esencia de Ae-Dexian-Thee intacta, dándole un aspecto medio triste, desolador. Casas en los árboles que Jungkook no había tenido oportunidad de ver hasta ahora, las cuales eran mucho más extravagantes que a lo que él estaba acostumbrado. Pequeñas cantinas, granjas privadas e incluso un par de albergues.

"Esta zona de la ciudad es muy diferente al centro, ¿no? O sea, tiene los mismos colores, pero una sensación distinta..."

El pelirosa asintió. "Sí, tiene un ambiente peculiar, más apagado, pero es normal."

"¿Siempre ha sido así?"

"No, no siempre. Antes todo esto era el epicentro, la parte más transitada, hasta que Ae-Dexian-Thee desapareció por completo tras el gran hundimiento y quedó devastada." Explicaba, torciendo su gesto. "Fue muy complicado construir en un lugar así, donde el agua había causado tantos estragos, así que se hizo lo que se pudo."

"Entiendo... Igual sigue siendo preciosa, no me quejo. Vuestro lugar menos alegre es nuestro sitio más luminoso."

Una risita abandonó sus labios, pegándose instintivamente más a Jungkook cuando dejaron atrás la civilización en su totalidad y llegaron a las ruinas al oeste del bosque Antial, semiabandonado. La humedad, falta de luz y el ruido de las aves nocturnas hizo que se sintiera intimidado, estremeciéndose.

"No termino de hacerme una imagen mental de cómo es Sudaek Dee Bhadam. ¿En serio es tan oscuro y triste? O tú eres un exagerado."

Jungkook también rio. "No es triste, sólo... Apagado, supongo. Las noches allí son muy largas y los días excesivamente cortos, por lo que todo el tiempo estamos a oscuras." Le hizo saber, tratando de ser lo más descriptivo posible. "Tenemos luz artificial por todos lados, pero no ver el Sol afecta muchísimo."

Haciendo una mueca de desagrado, suspiró. "Creo que moriría sin ver el Sol más de tres días consecutivos. Y de forma literal, además, porque todos nuestros cultivos se irían a la mierda."

"Cierto es... Nosotros tenemos invernaderos por todas partes por eso mismo."

"Bueno, no suena tan mal."

"No, claro que no. Sudaek Dee Bhadam tiene su encanto, como cualquier otro lugar. Cuesta encontrarlo, pero lo tiene." Se encogió de hombros. "Aunque ni de broma es como este sitio."

Los labios del pelirosa se estiraron en una sonrisita. "¿Te gusta más estar aquí?"

Jungkook asintió, incluso cuando sabía con qué intenciones hacía tal pregunta. "Mucho, sí. Es bonito, alegre y estáis vosotros... Estás tú." Le observó, suspirando. TaeHyung enrojeció. "A veces me gustaría no tener razones para volver."

Este tragó saliva.

"Pero las tienes."

"Lo sé, por eso lo digo."

"Ya..." Apenas murmuró, apartando la mirada para evitar verse decepcionado.

Trataba de ahogar su impulso egoísta todo el tiempo, negándose a decir algo para intentar convencerle de que no se marchara nunca. Sin embargo, sabía que no era justo y odiaba que así fuera. Él nunca había sido egoísta y jamás se perdonaría serlo con Jungkook por primera vez.

Notando su evidente descontento, el azabache apretó los labios, desviando la atención hacia el suelo.

Sin embargo, el sonido de las aves nocturnas volando a varios metros de distancia de sus cabezas, la oscuridad cada vez más presente y el viento ruidoso soplando a su alrededor, fue más que suficiente para tener a TaeHyung pegado a él, sintiendo su cuerpo temblar de manera inconsciente. Jungkook le observó, acabando con aquel silencio desolador.

"¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?" Quiso saber. El pelirosa levantó la cabeza, su expresión acongojada respondiéndole directamente.

"No..."

Jungkook atrapó su brazo, consternado al sentir cómo se estremecía y temblaba bajo su tacto.

"Estás temblando, TaeHyung, ¿te asusta la oscuridad?"

De nuevo, él negó. "No..."

"¿Por qué no me lo habías dicho? No era necesario que me acompañaras si ibas a terminar pasándolo mal, mosquito. Podría haber venido solo o incluso cualquiera de los chicos me hubiese acompañado en tu lugar."

Él tragó saliva. "¿Querías que viniera alguien más en mi lugar?"

Esa pregunta, totalmente absurda bajo su punto de vista, le hizo bufar.

"No, TaeHyung, lo que no quiero es que pases un mal momento por mi culpa."

"Pero e-estoy bien..."

Dejando escapar un bufido, meneó la cabeza de un lado a otro, deteniéndose por completo frente a TaeHyung, para acto seguido agacharse. "Sube." Le indicó sin muchos rodeos.

"¿Qué?"

"Que subas. A mi espalda, vamos."

TaeHyung tragó saliva por segunda vez. "No hace falta, puedo andar perfec-"

"Mosquito, o subes tú o te subo yo, y sabes que tengo fuerza de sobra para hacerlo. Elige rápido y bien." Interrumpiéndole en seco, advirtió.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, antes de acceder, dar un par de pasos hacia él y rodearle el cuello con ambos brazos suavemente, cuidando de no aplastar sus alas. Jungkook se incorporó, atrapando sus muslos traseros y obligándole a hacer lo mismo con estos. De un momento a otro, el pelirosa estaba subido en su espalda, resignado y con el corazón acelerado.

"Así me gusta. Ahora sí, continuemos."

TaeHyung resopló. "Qué poco amable eres cuando te lo propones..."

Y, por supuesto, Jungkook rio, ni siquiera sintiéndose ofendido por sus palabras.

"Hasta donde sé, ser considerado no es sinónimo de poco amable, pero tú eres un cabezón de manual y yo no pienso dejarte pasar miedo cuando puedo hacerte sentir seguro."

Las mejillas del pelirosa estaban rojas como dos fresas cuando trató de reclamar. "¿Q-Qué te hace pensar que me siento seguro contigo, egocéntrico?"

"Que lo estás, TaeHyung, es literal. Y sabes que es cierto, se lo dije a tu hermano y te lo digo a ti siempre, así que no puedes discutirlo. Los chicos y tú siempre vais a estar seguros si yo estoy cerca... Nunca dejaría que os pasara nada malo."

"Ya, claro..." Un bufido resonó.

"No me bufes, maleducado." Le dijo, oyéndole reír de nuevo.

Sin embargo, esa risita tan llena de diversión se convirtió en un jadeo tan pronto como el ruido del viento soplando directamente contra los árboles. TaeHyung se estremeció, aferrándose aún más a su cuello, como si quisiera esconderse. Jungkook sonrió, victorioso.

"¿Ves? Por lo menos tu cuerpo me da la razón."

Su evidente burla hizo que se sonrojara aún más, optando por simplemente esconderse. Ni siquiera podía negar lo evidente, pero mantendría su orgullo intacto todo el tiempo posible,

"Cállate..." Masculló. Jungkook soltó una carcajada.

Avanzaron por el bosque hasta dejar atrás la primera plantación de setas que Jungkook había visto en su vida. Setas que, a su parecer, eran exageradamente grandes. Él estaba convencido de que debían ser alucinógenas, pero TaeHyung nunca las había probado para confirmarlo y tampoco estaba por la labor. Cruzaron un riachuelo de agua cristalina que los llevó al otro lado, donde un edificio abandonado, prácticamente hecho destruido por el agua, lleno de enredaderas y musgo, se encontraba. TaeHyung le hizo detenerse.

"Aquí es." Le hizo saber, bajándose de su espalda.

"¿Este es el viejo almacén?"

"Sí... Quién nos haya citado debe estar cerca, ya es prácticamente la hora." Respondió, mirando a los alrededores con desconfianza y un poco de miedo. Jungkook lo notó, pasando el brazo por su espalda baja hasta pegarse a él. "Pero no veo a nadie..."

"Yo tampoco."

"Quizás haya sido una mala broma, ¿no crees?" Supuso, tragando saliva. "Alguien ha querido hacerse el gracioso y nosotros hemos picado..."

"Incorrecto."

Una voz firme, femenina y adulta sonó tras ellos, sobresaltándolos de modo que TaeHyung brincó por el susto para acto seguido girarse con rapidez, visualizando a la mujer que tenía delante con los ojos como platos y el corazón a punto de salírsele por la boca.

No tardó en reconocerla. "U-Usted es... e-es... ¿Señora Garam...?"

Ella asintió.

"Me alegra que hayáis venido, pensé que ni siquiera notaríais mi presencia cuando os encontré en el bosque... Estabais muy entretenidos, pero agradezco que estéis aquí."

Jungkook observó al pelirosa sin entender nada, luego hizo lo mismo con la mujer.

"¿Quién es usted?" Quiso saber, manteniendo el ceño fruncido.

"Cierto, cierto, no me he presentado ante ti, qué tonta..." Riendo por su descuido, se relamió los labios. "Mi nombre es Choi Garam, aunque supongo que conocerás un poco mejor a mi hijo, San."

Él asintió. "Lo hago, sí, pero no entiendo por qué nos ha traído hasta aquí."

La sonrisa ni siquiera se movió de su rostro, como si se encontrara estática allí. "Supuse que sería lo más adecuado, sobre todo para ti, Jungkook." Lo señaló. "No quería que nadie nos escuchara y tu pequeño secreto saliera a la luz."

"¿Mi... pequeño secreto?" Repitió, con los ojos entrecerrados. "¿A qué se refiere? ¿Y cómo sabe usted mi nombre?"

"Me refiero a que no eres uno de ellos, cielo. No eres un dexian."

TaeHyung luchó por no parecer angustiado ni nervioso, aunque estaba envuelto en ambas emociones, sudando frío. Quizás debería soplar en aquel silbato tres veces seguidas... O simplemente echar a correr.

"¿De qué habla, señora Choi?" Trató de sonar confundido. "¿Por qué dice eso?"

"Le vi caer desde el cielo midiendo dos metros... Creo que sé por qué lo digo, TaeHyung."

Su expresión cambió a una de puro horror. Ya no tenía forma de salir de ahí.

"Aunque has hecho un gran trabajo con esas alas, debo decir. Son fantásticas. Y ni hablar de mi hijo, se ha lucido dejándote a esa altura." Lo señaló. "Te camuflas a la perfección entre tus amigos, pero desgraciadamente alguien te vio y... Ese alguien soy yo."

Las cejas del azabache se alzaron. A diferencia de TaeHyung, él no estaba asustado, pero sí intranquilo. "¿Después de todo esto que me está diciendo viene una amenaza, o...?"

Ella negó con rapidez, ensanchando su sonrisa.

"Para nada, en absoluto, Jungkook. No soy una amenaza para ti ni busco serlo, sólo pretendo que nos hagamos las cosas más fáciles mutuamente." Le hizo saber. Su tono de voz suave, aterciopelado y el modo en que sonreía sin ningún tipo de preocupación, hizo al susodicho entrar en un estado de alerta.

"¿Qué tipo de cosas?"

"Me gustaría proponerte un pequeño trato, uno sencillo. Que ambos salgamos beneficiados al final. Algo justo, ¿sabes? No creo que vayas a rechazarlo, de todos modos."

"No lo sé, primero dígame de qué se trata y luego decidiré si debo aceptar o no."

Por su parte, Choi Garam rio, notando la condescendencia en el tono de voz ajeno, producto del estado de alerta en el que se encontraba, queriendo protegerse. Ella no pudo no verse reflejada en aquel muchacho aparentemente indefenso y vulnerable.

"Vale, vale... Me parece justo." Accedió, con los ojos brillantes. "Hay varias cosas que tú y yo tenemos en común, Jungkook, y una de ellas es que los dos estamos en busca del mismo ser despreciable."

"¿Sounik?" TaeHyung susurró, con el ceño fruncido.

"Así es."

Jungkook parecía cada vez más confundido, fuera de lugar.

"¿Y por qué busca usted a Sounik?"

"Por la misma razón que tú, porque tiene algo que necesito. Y ya que es un bicho escurridizo, debemos encontrar la forma de dar con él." Decía, cruzándose de brazos mientras caminaba alrededor de ellos. "Es por eso que he acudido a ti."

"Jungkook no tiene ni idea de cómo encontrar a Sounik, señora Choi."

Ella asintió. "Lo sé, cariño, lo sé; pero yo sí."

Aquella respuesta fue suficiente para que Jungkook levantara la vista, mostrándose repentinamente interesado en lo que decía. Garam sonrió, pues estaba convencida de que iba a funcionar tarde o temprano.

"¿Dónde está? ¿Lo ha visto?"

"Sounik está en todas partes, Jungkook, el problema es que no se deja ver. Va de aquí para allá, sin restricciones... No es difícil saber dónde se encuentra; sino encontrarlo."

TaeHyung suspiró, aferrándose al brazo del azabache.

"¿Entonces por qué dice que sabe cómo llegar a él?"

"Porque lo hago. ¿Habéis escuchado hablar alguna vez de las trampas para ratones? El mecanismo es muy sencillo, no tiene pérdida. Colocas un trozo de queso en un extremo y simplemente esperas a que el animalillo aparezca, vaya a por él y acabe siendo atrapado de un simple pellizco..." Explicaba, mirándolos con su usual sonrisa. "Eso es lo que necesitamos para dar con Sounik."

El pelirosa ladeó la cabeza. "¿Queso?"

Y ella rio, entretenida por su inocencia. "Sí, un queso metafórico. Algo que llame su atención, que nos sirva de cebo."

"Ow..."

"E imagino que usted sabe exactamente qué es esa cosa, ¿no?"

"Exacto." Asentía, manteniendo la barbilla en alto. "Hay algo que Sounik lleva buscando años, algo que sólo yo tengo y puedo facilitárselo... Se muere por tenerlo, literalmente."

Frunciendo el ceño de nuevo, TaeHyung notó que había una pieza del puzle que no terminaba de encajar. "Y entonces, ¿para qué nos necesita? Puede atraer a Sounik sin nosotros, no veo cuál sería nuestro papel fundamental en todo esto. No lo entiendo, señora Choi."

"No nos necesita para atraer a Sounik. Sounik es nuestro cebo." Jungkook le respondió. "Mi cebo."

La sonrisa de Garam se volvió más amplia. "Me encanta que seas tan inteligente."

"Gracias por el cumplido, supongo... Pero, ¿qué es lo que va a pedirme a cambio? A poder ser sin rodeos, por favor. Sea clara, lo prefiero así."

"Por supuesto, faltaría más." Accedió inmediatamente, tendiéndole algo que parecía ser una notita, exactamente igual que la que había dejado colgando de aquel árbol el día anterior. "Toma, esto es para ti."

Jungkook la atrapó, su ceño fruncido mientras leía.

"¿Me ha dado su lista de la compra?"

Una risita sonó. "Qué elocuente, cielo... No, no, nada de eso. Son los ingredientes de una pócima en la que estoy trabajando, ingredientes a los que no puedo acceder por mí misma y tenerlos me es indispensable. Necesito que vosotros lo consigáis por mí."

TaeHyung, que se encontraba leyendo el contenido de aquella nota, pareció aún más confundido.

"¿Y eso es todo? ¿Debemos conseguirle todo lo que pone aquí y ya?"

"Lo haces ver como si esperaras algo dantesco por mi parte, TaeHyung... ¿Qué imagen tienes de mí?"

"Sólo preguntaba porque creí que sería algo más arriesgado."

"Claro que no. Te conozco desde que naciste, no voy a pediros nada que os haga estar en peligro." Le dijo, observándole con dulzura. "Mi hijo os aprecia mucho, jamás me lo perdonaría."

Su gesto se torció. "Ya, bueno..."

"Entonces, ¿cuál es el trato? Obtengo todos los ingredientes que hay en esta lista y usted consigue atraer a Sounik para recuperar lo que me pertenece, ¿o...?"

"No es tan así. Atraer a Sounik no es la forma de que ambos salgamos beneficiados de esto y ya te dije que eso es lo que te estoy ofreciendo. Sería un trato descompensado, ¿no te parece?"

Jungkook fue incapaz de seguirle en esta ocasión. "¿Cuál es el trato entonces?"

"Si me traes todo lo que hay en esa lista, que advierto, no será fácil por mucho que lo parezca, yo te ayudaré a volver a casa sea como sea."

El corazón de TaeHyung dio un vuelco. "¿A casa?"

"Eso he dicho, sí."

"¿Y cómo me va a ayudar? Porque no pienso aceptar y que me engañe. Si conoce a Sounik por la misma razón que yo, deberá saber que he aprendido la lección muy bien por su culpa." Masculló, manteniendo los labios apretados al creer que le tendería una trampa.

Garam pasó su dedo índice por la mejilla ajena, mirándole con cariño. Jungkook se apartó al instante, temiendo ser dañado por ella.

"Claro que no, no voy a engañarte, Jungkook. Puedes confiar en mí."

Él negó. "No, no puedo."

Un suspiro abandonó la boca de la decepcionada mujer, que apartó sus manos del azabache y dio algunos pasos hacia atrás.

"Estoy convencida de que alguien ha debido mencionarte mi contacto directo con la magia negra, ¿verdad?" Sus ojos viajaron al pelirosa. "No es un secreto que los hechizos prohibidos son mi fuerte."

Jungkook empujó a TaeHyung para que se pusiera tras él.

"Algo he oído, sí."

"Bien... Entonces, sabrás hasta dónde puedo acceder con mis recursos y conocimientos. Y, por lo tanto, eres plenamente consciente de que soy la única persona en todo Ae-Dexian-Thee capaz de ayudarte en esto." Siguió diciendo, viéndole asentir. "No tengo malas intenciones, no busco tenderte una trampa. Tú quieres atraer a Sounik, yo también. Tú necesitas volver a casa y yo necesito todo lo que hay en esa nota para seguir con mi propósito. Eso es todo."

Jungkook tragó saliva. "¿Promete que no va a engañarme?"

"Claro."

"¿Por su hijo, Choi San?"

Garam apretó los labios ante la mención de su hijo. Los brujos no prometían bajo el nombre de un ser querido, mucho menos en vano. Esa era la prueba irrefutable que Jungkook necesitaba para darle un voto de confianza.

"Lo prometo por San. No te engañaré."

"De acuerdo..." Asintió, mordiéndose el labio inferior. "En ese caso, acepto. Le traeré todos y cada uno de los ingredientes que necesita."

Ella le sonrió. "Perfecto."

TaeHyung miró al azabache, temeroso. "Jungkook... ¿Estás seguro?"

Este mantuvo su mirada fija en la mujer, para luego enfocarse en él. Sus ojos se suavizaron tras ver la preocupación en estos.

"No tengo otra opción, mosquito..."

Para el momento en que ambos miraron hacia el frente de nuevo, encontraron que no había rastro alguno de Choi Garam. La mujer se había evaporado, desaparecido sin dejar rastro. Como si nunca hubiera estado allí. Jungkook dejó escapar un suspiro, frotando la espalda baja de TaeHyung en un intento porque se calmase.

"¡TaeHyung!"

"¡Jungkook!"

Las voces de los desesperados mellizos a lo lejos llegaron a sus oídos. Se miraron inmediatamente, sus ojos como platos.

"¡TaeHyung!"

"¡Jungkook!"

"No me jodas..." Susurraba el azabache.

"El silbato..." Finalizó él, tragando saliva.

"¡TaeHyung!"

"¡Jungkook!"

Jimin los iba a matar sin dudarlo. Si no moría él antes del susto, claro.

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