✧c.-008
N/A: Mi segundo capítulo favorito hasta la fecha, no tengo mucho más que decir sinceramente xD
Cap dedicado a Sonrmy_x ♡♡
Hoy os recomiendo 'Speed Drive' de Charli XCX, amo demasiado su música y a ella.
[...]
Cinco días después, Jungkook, oficialmente, estaba más cerca de rasparse las rodillas en el suelo que de alcanzar la segunda planta del taller. Aunque seguía rozándola, al menos, pero sus cien centímetros exactos hacían la diferencia. Sólo que eso todavía él no lo sabía.
"¡Cien! ¡Ya son cien, ya son cien!"
Unos grititos que apenas podría escuchar de no ser porque siempre se mantenía alerta mientras dormía, le hicieron despertarse entre quejidos. Era TaeHyung, por supuesto. Esa voz la reconocería en cualquier parte. Su vista completamente borrosa hizo el intento de hallarlo en alguna parte de la habitación.
"¿Mosquito...?" Lo llamó con voz rasposa, luciendo y sonando confundido.
TaeHyung al ver que abría los ojos, no tardó en ir hacia él a toda prisa, dejando el metro que traía consigo en cualquier parte. Parecía emocionado.
"¡Jungkook, te has despertado!" Chilló, sus alas moviéndose con notoria efusividad. Como para no despertarse... Pensó, haciendo una mueca. "¡No vas a creer la increíble noticia que tengo para darte!"
Este se aclaró la garganta. "¿De qué se trata?"
"¡Has alcanzado los cien centímetros!" Le informó, tan eufórico que -literalmente- no cabía en sí mismo. "¿A qué es genial?"
Los ojos de Jungkook no tardaron en llenarse de lágrimas.
"¡Eh! ¿Por qué estás llorando?" Señaló, tan pronto como se dio cuenta de ellos. "¿No te parece la mejor noticia del mundo? Haber llegado a esa meta significa que ya podrás salir del taller al exterior y conocer la ciudad. No tendrás que quedarte aquí encerrado eternamente."
Él asintió. "Ya..."
"¿Entonces por qué lloras?"
"Porque me estoy convirtiendo poco a poco en un enano, mosquito... Es humillante."
Tal y como esperaba, TaeHyung dejó escapar un bufido, cruzándose de brazos y perdiendo todo rastro de emoción en su mirada. Ahora estaba molesto ofendido e indignado. No podía creerlo.
"¡¿Cuántas veces tengo que repetirte que no somos enanos ni mucho menos mosquitos, Jungkook?!"
"Ninguna..."
"Y, además, ¿qué es lo que te resulta tan humillante exactamente?" Cuestionaba esta vez, sus cejas alzadas. A Jungkook empezaba a darle miedo. "¿Ser pequeño? ¿Que empiecen a confundirte con uno de nosotros? Porque somos la especie más ágil, creativa e independiente de todo el reino. Muchos quisieran ser como nosotros."
Admirando su pecho hinchado, hacia delante y la barbilla alzada, el gigante tragó saliva. "Claro..."
"¡En lugar de acomplejarte tanto, deberías estar agradecido!" Lo señaló.
"T-Totalmente de acuerdo..."
Sin embargo, el mosquito rosa estaba tan, pero tan molesto por su desprecio que ni siquiera terminó ahí, moviéndose de un lado a otro mientras demostraba su enfado.
"Podrías haber aterrizado en cualquier parte. Cualquiera. Otros gigantes quizás más grandes que tú, incluso titanes. Perros de dos cabezas, de tres, ¡hasta de cuatro! Quizás a lo mejor hubieras caído en tierra de nadie; ¡pero no!" Sólo se detuvo para volver a señalarlo. "Aterrizaste aquí, donde lo mejor que podía pasarte era convertirte en uno de nosotros para sobrevivir."
"TaeHyung..."
"En lugar de lloriquear tanto, sé un poco más considerado y aprecia la buena suerte que has tenido, porque no la tendrás una segunda ve-"
"TaeHyung." Llamó de nuevo, usando un tono de voz más alto, casi demandante. Lo suficiente como para que el susodicho le prestara atención. Y eso fue justo lo que hizo. "Lo siento."
Aquello confundió a la pequeña criatura. "¿Eh...?"
"Que siento haberte ofendido, no era mi intención. Estoy, de hecho, muy agradecido con todos vosotros por haber cuidado de mí e incluso hacer todo lo posible por ayudarme. No es algo que alguien anteriormente hiciera por mí. No de manera altruista, al menos."
"Ow, bueno..."
"Pero he sido un raekhyem toda mi vida. He estado rodeado de otros también y no puedo simplemente acostumbrarme a medir quince centímetros de la noche a la mañana."
TaeHyung se aclaró la garganta. "Todavía no son quince..."
"Lo sé, pero el punto es ese. Para ti era increíble mi tamaño cuando llegué aquí, del mismo modo en que lo es el vuestro para mí."
"Sigue pareciéndome increíble, honestamente..." Admitió, junto a un suspiro.
El azabache le dedicó una sonrisa. "Gracias."
"Pero tienes razón, Jungkook, estoy siendo muy poco comprensivo contigo y eso no es algo que me caracterice en absoluto. Lo siento." Se disculpó de inmediato, volando hacia él otra vez, quién lo atrapó en sus manos. TaeHyung ni siquiera se inmuto. "Lo cierto es que antes de esto estaba celebrando que hubieses llegado a la primera meta, porque eso significa que por fin podías salir de aquí."
Este asintió, admirándolo de cerca. "Y estabas en lo cierto cuando dijiste que era una buena noticia."
TaeHyung parecía inseguro cuando le devolvió la mirada.
"¿Si...?"
"Mucho. Hacerme pequeño no es lo mejor que me está pasando de momento, pero quiero salir de aquí." Dijo, encogiéndose de hombros. "Soy consciente de que no hay otra forma, así que iré acostumbrándome poco a poco."
Su positividad devolvió la emoción a los ojos del mosquito rosa.
"¡Claro que lo harás!" Exclamó, asintiendo. "Cuando menos te lo esperes ni siquiera te darás cuenta de que eres tan pequeño como un plátano y al momento en que debas volver a tu tamaño no querrás hacerlo."
Algo se atascó en la garganta del pobre azabache. "¿U-Un plátano?"
"Sí, porque las bananas son un poco más grandes que nosotros." Le explicó, sin ser consciente de su mueca angustiada, como si alguien estuviera asfixiándolo. "De hecho, modificamos el tamaño de sus árboles solo para que cuando maduren no causen accidentes. Ya hemos tenido varios problemitas con eso..."
Una risita sonó, algo torpe. Por su parte, Jungkook se había quedado atascado en la comparación tan gráfica de tamaños.
No estaba tan seguro de que fuese a acostumbrarse pronto. O acostumbrarse en lo más mínimo.
"Dios..."
"Bueno, a lo que iba. El caso es que con los chicos, como ya te dijimos, saldremos esta noche para celebrarlo y que así puedas conocer un poquito la ciudad."
"Me... Me encantaría, sí. Q-Qué bien..."
TaeHyung río, enternecido por la emoción (horror disfrazado de, más bien) que el azabache demostraba, negando. "Espera, espera, aún no te he dicho lo más importante."
"Ah..."
"Como hace unos días pediste, hemos acordado llevarte a un lago. El más grande que tenemos." Anunció, sus manos juntas. "¿No es súper emocionante? Podrás darte ese baño que tanto querías. El agua es deliciosa durante la noche y ayuda a que duermas mucho mejor después."
Tragando saliva de nuevo, este volvió a asentir. Lo cierto es que sí sonaba emocionante. Por primera vez.
Él le sonrió. "Estoy ansioso porque llegue esta noche."
"Yo también, pero no tan rápido, grandullón." Dijo, para acto seguido señalarle. "Primero debemos comprobar que no se te han atrofiado los huesos al estar tanto tiempo aquí metido sin moverte."
"Joder..."
"No te quejes, es por tu bien." Le recordaba. "Así que en cuanto desayunes y repongas fuerzas comenzaremos con las pruebas, ¿vale? El doctor Choi dice que debo hacerte caminar por aquí un poco antes de que salgas al exterior, eso haremos."
Suspirando, Jungkook accedió. "De acuerdo."
"Perfecto, pues toma, cómete esto."
El mosquito rosa no tardó en tenderle un plato gigantesco que había sacado por arte de magia, pues no recordaba haberlo visualizado cerca de sí cuando se despertó. Estaba repleto de frutas frescas, jugosas. El estómago de Jungkook rugió un instante después.
"Qué hambre..."
"He seleccionando las mejores frutas para ti. Naranjas, fresas, sandía, uvas verdes, manzanas, melocotones y plátanos." Explicaba, sacando su propio cuenco diminuto y tomando asiento frente a él para comenzar a desayunar también.
Jungkook volvió a encontrarse a sí mismo maravillado por la diferencia de tamaños tan absurda incluso cuando cada vez estos se adaptaban a sus propios cambios también, por lo quien no pudo evitar soltar una risita. Risita que, afortunadamente, TaeHyung ni siquiera escuchó.
"...oh, y Jimin también ha traído un poco de esa sopa de castañas que tanto te gustó la otra vez, está en un termo, puedes servirte tanto cómo quieras."
Él asintió, apretando los labios al notar que los trozos de fruta que TaeHyung se llevaba a la boca eran del tamaño de sus uñas. Otra risita abandonó sus labios.
"¿De qué te ríes? ¿Qué pasa?" Quiso saber, confundido.
"No, de nada." Negó repentinamente, aclarándose la garganta. Por nada del mundo mencionaría la verdadera razón tras aquella risa. "Me... me causa risa la palabra castaña."
El mosquito rosa rio a causa de la absurdez de aquel dato, meneando la cabeza de un lado a otro.
"Son las mejores frutas que he probado en mi vida..." Mencionó al cabo de unos segundos en silencio, probando su desayuno con los ojos brillantes.
"¿Te gustan?"
Jungkook asintió. "Me encantan, están riquísimas. No había comido algo tan dulce desde que mi vecina hizo pan de nueces."
"Oh, ¡qué rico!" Exclamaba TaeHyung, sus alas moviéndose en el proceso.
"Pero si no tienes gusto, mosquito... ¿Cómo sabes que está rico si no puedes saborearlo?"
TaeHyung apenas fue consciente de eso. "¿Está bueno?"
"Mucho."
"Pues entonces, ¡qué rico!" Repitió, causándole una risa inmediata al más grande.
Alrededor de media hora más tarde, una vez terminaron su desayuno y Jungkook encontró energía suficiente para llevar a cabo el plan que inicialmente TaeHyung hizo, dejó los platos a un lado y se preparó para ponerse en pie.
Sabía que le costaría bastante al haber pasado las últimas dos semanas prácticamente metido a la fuerza en un taller de confección, en el que por suerte podía estar sentado sin abrirse la cabeza contra el techo. Sin moverse, ponerse de pie ni mucho menos caminar. Sus huesos se sentirían como gelatina en el mejor de los casos.
"¿Preparado?" TaeHyung quiso saber, mirándole con preocupación.
Él asintió. Aquel taller se veía tan grande ahora que incluso él mismo se sentía pequeño. Aún más de lo que ya comenzaba a ser, claro.
"Eh... Sí, lo estoy." Aseguraba, aunque su tono de voz indicaba todo lo contrario. El mosquito rosa dejó escapar un suspiro, sus ojos dulces luciendo aún más preocupado si era posible.
TaeHyung no quería que Jungkook se sintiera presionado, pues sabía que la simple idea de todo lo que había sucedido anteriormente a eso, ya era bastante complicado para él. Era plenamente consciente de las dificultades por las que había pasado, antes, durante y después del accidente. No quería hacerlo todavía más difícil.
"¿Seguro...?" Insistió, haciendo una mueca. Jungkook parecía nervioso, abrumado. "Podemos dejarlo para otro momento si crees que todavía no estás preparado, sabes que no hay ningún problema con eso."
Sin embargo, el azabache negó. "No, q-quiero hacerlo... No sé si aguantaré más tiempo aquí encerrado, mosquito. Necesito aire fresco."
"Está bien, de acuerdo. Lo entiendo. Sólo tómate tu tiempo, ¿de acuerdo? No hay prisa, no te sobreesfuerces si ves que se te dificulta." Pedía, dejándole ver lo angustiado que se encontraba por la situación.
Incluso si inicialmente TaeHyung parecía estar dispuesto a realizar una fiesta por todo lo alto, ahora el pequeño mosquito rosa se veía cohibido, asustado, preocupado. Quizás temía que Jungkook se hiciera daño, fracasara en su primer intento por volver a caminar y aquello afectara a su autoestima, la cual ya de por sí se encontraba bastante herida.
"No te preocupes, creo que puedo hacerlo."
"Sé que puedes hacerlo sin problemas, Jungkook." Se apresuró a decir, negándose a expresarle lo contrario con sus acciones. "Pero no quiero que te sientas forzado a ello, o termines haciéndote daño, ¿e-entiendes? Llevas... Llevas mucho tiempo aquí encerrado sin poder moverte y es totalmente normal que te cueste al inicio. Incluso si estoy convencido de que eres capaz."
Una sonrisita apareció en los labios del más grande. TaeHyung estaba incluso más tenso que él y eran sus articulaciones las que se encontraban rígidas como piedras.
"Tranquilo, ¿vale? Estaré bien, sólo necesito acostumbrarme a mi nuevo tamaño y también mi cuerpo lo necesita."
"Vale..."
Conforme veía al azabache doblar las rodillas y sostenerse de las paredes con dificultad, TaeHyung sentía que el corazón le latía cada vez más y más rápido, amenazando con salírsele del pecho en cualquier momento. Sin embargo, consiguió ponerse en pie, lo cual fue toda una sorpresa para el mosquito rosa, pues era la primera vez que se veían a esa altura.
"¡Jungkook!" Chilló, moviéndose a su alrededor con rapidez para comprobar que era cierto lo que veía. "¡E-Estás de pie!"
El mencionado rio entre dientes, todavía aferrado a las tablas de madera que conformaban las paredes de aquel taller y casi jadeando. Podía sentir sus músculos tensos, adoloridos, al igual que sus huesos, quienes rechazaban la acción de moverse. Pero eso no fue un problema en absoluto.
"¿Ves? Ya te lo había dicho..."
TaeHyung estaba maravillado. "¡Eres gigante!"
Otra risita abandonó sus labios. "Bueno... Era mucho más grande unas semanas atrás, te lo aseguro."
"Sigues siéndolo todavía." Aseguraba, alejándose de él poco a poco, conforme se alejaba hacia la puerta de salida sin dejar de observarle. Luego, le hizo señas. "A ver, intenta alcanzarme. Ven aquí."
"Voy, e-espera."
Movió su pierna derecha con lentitud, seguido de la izquierda, manteniendo su vista fija en el mosquito rosa mientras daba su primer paso, seguido del segundo.
Estaba tenso, muy tenso. Temía tropezar y caerse, incluso si TaeHyung se había encargado de apartar cualquier obstáculo que pudiera haber en su camino minutos antes, para evitar precisamente eso.
"Lo estás haciendo genial, sigue así."
"Gracias..." Susurró, avanzando a duras penas con un tercer y cuarto paso corto, sus músculos rígidos quejándose por tal acción.
Miró sus pies con determinación. Al quinto paso la seguridad se hizo presente en sus movimientos, tomando una respiración profunda antes de animarse a ir un poco más rápido, lo suficiente como para alcanzar a TaeHyung en unos cuantos más.
"Muy bien, muy bien, ya casi llegas." Decía, cada vez la emoción en su voz aumentando.
Jungkook sonrió, levantando la mirada de sus pies para observarle, encontrando que lo tenía más cerca de lo que esperaba. Su corazón se aceleró, eufórico al saber que estaba consiguiéndolo, dando los últimos pasos casi con los pies arrastrándose por el suelo.
TaeHyung chilló.
"¡Eso es, bien hecho, grandullón!" Celebró tan pronto como este lo alcanzó, felizmente volando a su alrededor sin poder contenerse, sus pequeñas alas meneándose en señal de entusiasmo.
No pasó demasiado tiempo hasta que terminó estampándose contra el cuello ajeno, apretándole tanto como sus brazos se lo permitían en un abrazo de oso.
Una risita abandonó sus labios, suavemente palmeándole la espalda.
"Gracias, gracias."
Estaba tan eufórico como para devolvérselo con la misma intensidad, pero temía acabar con su pequeño amigo en el intento. El cual, para sorpresa del propio Jungkook, era todavía más diminuto desde esa altura. Aunque, por supuesto, no se atrevería a mencionar aquello en voz alta.
"¡Ahora hacia el otro lado! Ven, corre."
Medio segundo después, TaeHyung se alejó rápidamente.
Horas más tarde, cuando los demás chicos aparecieron frente a la puerta del taller, expectantes porque tanto TaeHyung como Jungkook salieran, un pequeño gritito grupal resonó en los alrededores, viendo al azabache aparecer tras el inmenso trozo de madera sin dificultades aparentes.
"¡Jungkook!"
"¡Madre mía, Jungkook! ¡Estás andando!"
Con una sonrisa, este asintió. "Hola, chicos."
Tras él, TaeHyung llegó, su pecho hinchado de orgullo y la barbilla en alto. Ese había sido su mayor logro en, probablemente, toda su vida.
"¿Te ha costado mucho? ¿Ha sido complicado?"
"Un poco... Mis piernas estaban entumecidas y todavía no termino de acostumbrarme a las distancias. Normalmente todo mi alrededor solía ser más grande que yo, pero ahora es todo lo contrario."
Yim dejó escapar una risita. "No te preocupes, con el tiempo eso cambiará. Además, ahí fuera todo es mucho más diferente."
Aquel comentario hizo que Jungkook se sintiera intrigado. "¿Por qué lo dices?"
"Las casas son muy altas, súper altas. Como ya te explicamos hace tiempo, nuestras casas están ubicadas en los árboles que fácilmente alcanzan los treinta metros de alto." Explicó, viendo sus ojos ensancharse. "Es una locura."
"Suena como tal, sí..."
"¿A qué estamos esperando? Vamos fuera. Jungkook debe estar deseando salir, ¿verdad?" Wooyoung se apresuró en decir, emocionado por cuáles serían las reacciones del nuevo integrante.
"Cierto. Vamos, vamos, hace una noche estupenda."
El azabache asintió, sintiéndose abrumado sólo de pensar en todo lo que viviría a continuación.
Sin embargo, tan pronto como puso un pie fuera del taller, supo que nada se asemejaba a la realidad. Ni siquiera unos pensamientos tan vívidos como los que tenía. Aquella ciudad parecía sacada de un cuadro, pintoresca, sumamente colorida aún estando a oscuras.
Los árboles eran inmensos y la luna gigantesca en el cielo alumbraba todo a su paso. El aire fresco, agradable chocaba contra su rostro mientras caminaba a paso lento, no pudiendo quitarle la vista de encima a aquel paisaje.
"Es increíble..." Susurró, hipnotizado ante tal belleza.
"¿Verdad que sí? Somos el reino más bonito de todo Idexium." Comentaba un muy orgulloso TaeHyung.
"No me cabe duda..."
Y es que no podía creerlo. No le entraba en la cabeza cómo un lugar podía ser tan bonito, como una paleta de colores perfecta pudiera existir en la vida real. El lugar de dónde él venía era casi paradisíaco, pero ni de broma podía compararse a semejante cuadro. Le encantaba.
Aun cuando físicamente seguía siendo un gigante para los que estaban a su alrededor, no se sentía como tal, pues tal y como le habían dicho, los edificios estaban tan altos que ni siquiera él mismo llegaba. Era alucinante.
"Ven, Jungkook, por aquí. Vamos al lago." TaeHyung se aferró a su brazo cuando quisieron adentrarse en el bosque, guiándolo para que no se desviara de los demás. "No te asustes si escuchas ruidos cerca, ¿vale? Por aquí viven muchos animales indefensos."
Él asintió. "Descuida, está bien."
"Vas a alucinar con el lago, te lo prometo." Seguía diciendo, todavía sin soltarle. "Es una de las zonas más bonitas que tenemos."
Escuchar aquello le emocionó aún más. "¿En serio?"
"Totalmente."
"Por suerte no está muy lejos, de lo contrario tendríamos que acampar en el bosque." Comentaba Jimin, para confusión del azabache. "Este sitio tiene más de quince mil hectáreas. Es uno de los lugares más amplios que existen en Idexium, por debajo del Santuario de las Ballenas en Psayd."
"Dios..."
"¡Ahí es, ya hemos llegado!" Woongki anunció, avanzando con rapidez hasta el enorme lago.
Jungkook miró hacia el frente, donde un inmenso agujero en la tierra recubierto por agua cristalina hasta los bordes llamó su atención. Era casi brillante, rodeado de flores coloridas que de algún modo aportaban luz y pequeños nenúfares. Aquella imagen le robó el corazón inmediatamente. No había visto nada igual.
De un momento a otro, la sensación de alguien jalándole por el brazo lo sacó de su hipnosis. Era TaeHyung.
"Ven, grandullón."
"Vamos, vamos."
Siguió a los demás dexianees que ya habían llegado junto al mellizo, alcanzándolos en cuestión de segundos sólo para poder ver aquella masa de agua cristalina aún más de cerca. Era precioso.
"¿Te gusta?"
"M-Me encanta..." Susurró, agachándose sólo para hundir sus dedos en ella. Estaba fría, justo como le gustaba. "Dios..."
"Puedes entrar si quieres, no está tan fría cuando te mojas todo el cuerpo." Dijo Jimin, sentándose en el borde, junto a Wooyoung. "Además, esas flores que ves ahí son las que te hemos estado aplicando desde que llegaste. Ya sabes, para curarte las heridas. Te sentirás genial."
"¿En serio?"
Jimin asintió. "Claro. Aunque ten cuidado en un futuro, el agua es más profunda de lo que parece. Todavía eres grande y esta advertencia no te servirá de nada, pero cuando seas más pequeño..."
Una risita abandonó sus labios. "Me ahogaré."
"Correrás el riesgo si no sabes nadar, como TaeHyung." Le dijo, señalando al susodicho que ahora se encontraba rojo como un tomate. "Al pobre se lo lleva la corriente."
Los ojos del azabache viajaron con rapidez hacia el mencionado. "¿No sabes nadar?"
"No..."
"¿Y cómo es eso?"
"No lo sé, simplemente no sé nadar... Además, tampoco me gusta bañarme en estos sitios porque luego me pesan las alas y no puedo volar. Es súper incómodo." Se defendió, avergonzado de tener que explicarse. "Ahora deja de hacer tantas preguntas y métete en el agua, grandullón. Apestas."
Otra risa abandonó los labios de Jungkook, más sonora y llena de diversión, mientras que hacía lo pedido, adentrándose en aquel lago sin dudarlo. Luego, tomó asiento. El agua helada arropó su cuerpo al instante, haciéndole sentir liberado, relajado, como hacía tanto tiempo no podía. Echaba de menos esa sensación. La de sentirse vivo otra vez.
"Esto es vida..." Susurró, cerrando los ojos.
Al poco tiempo, el leve golpeteo de algo chocando repetidamente contra el agua le hizo levantar la cabeza, mirando a su alrededor. Confundido, se extrañó al no ver nada, ni siquiera a los chicos allí, únicamente TaeHyung frente a él.
"¡Qué fría está el agua!" Uno de los mellizos chilló, sobresaltándole.
Miró hacia abajo con rapidez, encontrando que tenía a Hyeongjun nadando muy cerca de su brazo izquierdo, tras haberse lanzado de cabeza. Del mismo modo en que había hecho Wooyoung, Jimin, Woongki, Joowan y Yim, quienes estaban repartidos por todo el lago. Llevándose una mano al pecho, suspiró.
TaeHyung rio, notando el susto que se había dado. Jungkook le miró, riendo también.
"¿Por qué no te unes?"
Él negó. "Estoy bien aquí... Quizás más tarde."
"De acuerdo, como prefieras." Volviendo a suspirar, acumuló un poco de agua en la palma ahuecada de su mano, echándoselo por la cabeza.
"¡TaeHyung!"
A lo lejos, tras el grueso tronco de un árbol, la cabeza de alguien cuyo rostro era bastante similar al del mosquito rosa, sonó. Jungkook no tardó en reconocer a Taevin, su hermano mayor (aquel al que casi le causó un infarto la primera y única vez que se vieron), quien sobresaltó a TaeHyung, provocando que este se resbalase encima de la piedra sobre la que estaba sentado y perdiera el equilibrio.
"¡Ay!" Exclamó, cayendo hacia delante e impactando con el agua. Inmediatamente se hundió.
Los demás chillaron, tratando de alcanzarlo sin mucho éxito.
"¡TaeHyung!"
Por suerte su sufrimiento no duró demasiado, pues Jungkook se apresuró en hundir la mano justo donde había caído él, atrapándolo para acto seguido sacarlo de allí, luciendo preocupado.
"¿Estás bien?" Cuestionó al instante, usando su dedo índice para apartarle el cabello del rostro. "¿Te has hecho daño?"
"N-No..."
"¡TaeHyung, ven aquí ahora mismo!"
Un pequeño gruñido sonó, mientras Jungkook dejaba al mosquito rosa sobre tierra firme. TaeHyung se sacudió, para acto seguido alcanzar a su hermano, quien parecía sumamente molesto; pero no más que él.
"¡¿Qué narices quieres, Taevin?!" Fue lo único que le escuchó decir (gritar, más bien).
Sus labios se apretaron.
"Pues sí que es sobreprotector, sí..." Murmuró para sí mismo, aunque los demás también pudieron escucharle, estando de acuerdo con él. Woongki suspiró.
"Taevin está todo el tiempo pendiente de TaeHyung." Le escuchó decir, mientras se acomodaba en su pierna izquierda. "Su preocupación es enternecedora, pero hay momentos en los que se vuelve demasiado obsesiva. No le deja vivir."
"¿Os sigue allá dónde vais?"
Jimin negó. "No, claro que no, pero su taller está cerca, así que nos habrá escuchado. Aunque es raro que haga esto..."
Para el azabache no fue difícil entenderlo, ni mucho menos raro. Estaba claro que se trataba de él. Él era lo que tanto preocupaba al hermano de TaeHyung. Y lo peor de todo es que ni siquiera podía culparle por ello. Una sonrisita triste jaló de sus labios, meneando la cabeza de un lado a otro, sin poder siquiera apartar la mirada de ambos hermanos, quienes discutían a lo lejos.
"...no soy un niño pequeño para que tengas que venir detrás de mí, Taevin, basta. En serio, basta ya." Le reprendía, muy molesto. "Puedo cuidarme solo."
"No puedes. De ser así, ese tipo mega gigante no estaría durmiendo en el taller familiar. Eres muy descuidado, TaeHyung, y no me gusta eso."
"¡Mi taller!" Recalcó, señalándose a sí mismo. "Y no es ningún tipo mega gigante, aunque físicamente así sea; se llama Jungkook y es nuestro nuevo amigo. No tienes nada de lo que preocuparte."
Un bufido abandonó sus labios. "Claro que debo... Eres mi hermano pequeño, ¿cómo no voy a preocuparme si vas por ahí con semejante criatura?"
"Deja de referirte a Jungkook como si estuvieras describiendo a un monstruo."
"Es un monstruo, TaeHyung." Señaló, casi horrorizado sólo con tener que volverlo a ver. "¿Acaso te has parado a confirmar si es salvaje? ¿Si puede transformarse en algo peor? Porque conociéndote sé que no, por eso mismo no me gusta la idea de que estés cerca suyo."
El pelirosa no podía sentirse más molesto, impotente y ofendido. "¡Para!" Le grito, con la sangre hirviéndole en las venas.
Su hermano suspiró.
"TaeHyung, escucha..."
"No, no te escucho, Taevin, estoy harto. Tú me tienes harto." Lo apuntó con el dedo índice. Tenía los ojos brillantes, llenos de pequeñas lágrimas. "Deja ya de querer protegerme cuando no necesito que lo hagas. Puedo cuidarme solo. Sé cuidarme solo."
"TaeHyung..."
"Jungkook es mi amigo y se quedará con nosotros todo el tiempo que me apetezca y él necesite."
Taevin meneó la cabeza, dispuesto a negar. "Ni lo sueñes."
"Ya está decidido." Dijo, dando un paso hacia atrás.
"TaeHyung, si papá y mamá se enteran..."
El pelirosa sintió que estaba a punto de explotar. "¡Nada! Si ellos se enteran no pasa nada, porque el único que me sobreprotege eres tú." Le dijo, con los labios apretados. Odiaba enfrentarse a Taevin, pero no le quedaba de otra. "Eres el único que me ve como un inútil sólo porque no tengo nada que me haga especial y odio que lo hagas."
Sus palabras sonaron irreales a oídos de su hermano mayor, a quien le tomó por sorpresa que dijese algo tan absurdo.
"¿Qué dices...?"
TaeHyung vació sus pulmones. "Nada, olvídalo." Murmuró, negando con la cabeza. "Vuelve a hacer lo que estabas haciendo antes de seguirnos hasta aquí y déjame en paz, Taevin."
Y tan pronto como dijo aquello, este se dio la vuelta, dejándole allí de pie, con las palabras en la boca. Palabras que se negaba a escuchar.
"TaeHyung..."
"No voy a alejarme de Jungkook ni de nadie por mucho que te preocupe." Aseguró, sin girarse a mirarle. "Adiós."
Avanzó hasta el lago de nuevo, topándose con los ojos de Jungkook que le observaban llenos de preocupación, confusión e incluso miedo. TaeHyung no era tonto, sabía que él era consciente del miedo que causaba en Taevin, pero estaba dispuesto a hacerle entender que no era el suyo propio.
"...¿y de qué son todas estas marcas?" Jimin señaló sus brazos, aquellos que se encontraban cubiertos por una tinta oscura, rodeándolo desde la muñeca hacia el hombro.
"Son sombras de Hwize, casi todo nuestro cuerpo está cubierto por ellas." Explicó, mostrándolas más de cerca. "Tengo veinte, uno por cada año de vida." La voz le tembló al decir aquello. "Todos los años, durante el aniversario del pueblo renacido sumamos uno más para celebrar la prosperidad de nuestra especie."
"Vaya... Eso es increíble. Me gusta mucho."
Él le dio una sonrisa a modo de agradecimiento al mosquito azul. "Gracias."
"Oye, ahora que lo dices, en unas cuantas semanas se celebrará el homenaje a la ninfa Aethee, deberíamos ir todos juntos." Proponía Yim, apenas recordándolo.
"Sí, es una buena idea. Deberíamos acampar como solíamos hacer antes, así Jungkook puede vivir la experiencia completa." Wooyoung añadió, emocionado. "Acampar, hacer una hoguera, cantar... Sería divertido."
Por supuesto, su emoción contagió a TaeHyung. "Yo me apunto, hacía mucho tiempo que no íbamos." Dijo, dirigiéndose al azabache poco después. "¿Te apetece, Jungkook? Estoy seguro de que lo pasarías genial."
El azabache asintió, dándole una sutil sonrisa. "Suena divertido, así que sí. Nunca antes he acampado."
"Vas a alucinar. Le rendimos homenaje a nuestra ninfa con hojas de cerezo, sus favoritas. Llenamos el río más grande de toda la región y acampamos en la orilla a la luz de la luna. Hacemos hogueras, preparamos mucha comida y nos sentamos a disfrutar de la música e incluso cantar."
Este también fue contagiado por la emoción, sólo que su portador fue el mosquito rosa, cuyos ojos brillantes le robaron una sonrisa.
"Me gusta mucho la idea."
"También se acerca el cumpleaños de estos dos." Joowan señaló a sus hermanos, quienes emocionados movieron la cabeza a la misma vez, asintiendo. "Deberíamos preparar algo también."
El corazón de Jungkook dio un vuelco ante algo tan simple, que anteriormente no tenía significado alguno para él, pero ahora sonaba demasiado fuerte a sus oídos. Los cumpleaños.
La idea de que había pasado cierto tiempo de su vida prácticamente sin existir, sin vivir, metido de cabeza en un agujero negro, todavía le pasaba factura.
Jimin asintió. "¡Es verdad!"
"¿Qué os parece si lo celebramos en el parque de atracciones? La cascada es tan grande que Jungkook se sentirá como en casa."
"¡Sí!"
"Yo voto porque este año Yim se encargue de las tartas, es el que mejor las hace."
Todos asintieron de inmediato (a excepción del mencionado, claro) ante la propuesta de TaeHyung, estando totalmente de acuerdo con él.
Un quejido sonó, logrando que todos se callaran repentinamente y mantuvieran el silencio, buscando la procedencia. No tardaron en encontrarla más cerca de lo que esperaban. Junto a ellos, específicamente.
Jungkook estaba llorando.
TaeHyung fue el primero en reaccionar, volando hacia él con rapidez y el corazón en un puño, profundamente angustiado por ver a su nuevo amigo llorar.
"¡Jungkook! ¡¿Qué ocurre?!"
Gracias a su grito, todos los demás fueron conscientes también. En cuestión de segundos, Hyeongjun y Woongki estaban a cada lado del azabache, abrazados a él con lágrimas en los ojos.
"¡Estás llorando, Jungkook! ¿Qué te pasa?"
"¿Estás bien? ¿Te duele algo?"
"Deberíamos volver al taller, ya has estado suficiente tiempo aquí." Se apresuró en decir Yim, poniéndose en pie. "Debes descansar, mañana será otro día y podemos ir a dónde te apetezca."
Jungkook negó, sorbiendo por la nariz y quitándose las lágrimas con cuidado de no empujar a los mellizos ni a TaeHyung. "No, no, no es necesario... Estoy bien."
Todos se quedaron en silencio, a la espera de que dijese algo más, pues parecía estar debatiéndose consigo mismo entre lo que hacer a continuación, si hablar o tragarse la angustia que lo había estado persiguiendo desde hacía días.
Sintió una mano en su hombro y ni siquiera necesitó mirar para saber que se trataba de TaeHyung, pues reconocería su aroma en cualquier parte.
"¿Qué sucede, Jungkook...?" Quiso saber este.
Respirando hondo, este buscó la forma de hacerles saber lo que sucedía, levantando la mirada del suelo para encontrarse siete pares de ojos sobre él, mirándole con una preocupación que nunca antes había sido dirigida hacia su persona.
"Sabéis que... Que nunca fui consciente del tiempo exacto que pasé en ese agujero negro, cayendo sin parar." Comenzó. Ellos asintieron en completo silencio. "Recuerdo el día exacto, uno de septiembre, porque era mi cumpleaños. Cumplía veinte años. Lo demás está todo borroso en mi mente. No hay imágenes, datos, nada ahí. No tengo recuerdos."
"¿Nada de nada?"
"Nada. Desconocía cuánto tiempo estuve inconsciente, lo hacía hasta hace unos días, cuando el doctor Choi quiso calcularlo."
Notando como su voz perdía fuerza, TaeHyung se pegó instintivamente más a él, con el corazón en un puño. Siempre que la imagen de Jungkook en aquel bosque, completamente solo y confundido llegaba a su mente, se le rompía el alma, por lo que ni siquiera encontraba valor suficiente para pensar en todo lo que significó para él aquello. Caer al vacío sin saber si eso sería lo último que haría.
"¿Y lo consiguió?" Wooyoung quiso saber.
Jungkook asintió. "Tenía veinte años cuando pasó y cumpliré veintidós en menos de dos meses."
Algo aplastó el corazón de TaeHyung hasta convertirlo en polvo.
"Dios..."
"Dos años... Estuviste ahí por dos años casi completos."
El azabache volvió a asentir, sorbiendo por la nariz nuevamente.
"Eso es una mierda, Jungkook, lo siento mucho. Debe ser horrible saberlo ahora."
"Lo es, sí. Siento que he perdido tiempo muy valioso para mí, tiempo que- que no volveré a recuperar nunca..."
TaeHyung, conmocionado y con un nudo en la garganta que no podía eliminar de ninguna forma, le frotaba el hombro como si de esa forma todo lo malo fuera a desaparecer. Los mellizos le abrazaron más fuerte.
Un par de horas más tarde, cuando Jungkook logró calmarse gracias a las palabras de aliento que recibía por parte de sus nuevos acompañantes, aquellos que se encargaron de hacerle olvidar momentáneamente los trágicos sucesos de su vida, pudo seguir disfrutando del momento hasta que la madrugada los acechó.
Jimin silbó, atrayendo así a una multitud de mariposas que aletearon con fuerza alrededor de los presentes y secaron sus ropas, incluidas las del propio Jungkook. Por supuesto, aquello le dejó lo suficientemente sorprendido como para ni siquiera ser capaz de abrir la boca.
"¿Mariposas, en serio?" Decía, comentando la situación con TaeHyung, en la comodidad de su almohada.
El mosquito rosa soltó una carcajada, ni siquiera mostrándose extrañado.
"Sé que suena irreal, pero así es. El vínculo de Jimin con los animales es algo que toma por sorpresa a cualquiera; incluso a él mismo. Ya te acostumbrarás."
"No lo creo..."
Otra risita sonó. "Por cierto, mañana me acompañarás al bosque frondoso a recoger unas cuantas flores que sólo salen por la noche, ¿vale? Las necesito para un par de zapatos en los que estoy trabajando."
"¿Zapatos?"
"Sí, para ti."
"Pero eso no es necesario, mosquito... No hace falta que lo hagas, puedo ir descalzo sin problemas."
Escucharle decir aquello fue para TaeHyung lo más parecido a recibir una bofetada. Y viniendo de Jungkook, cuya mano probablemente le podría causar un traumatismo craneoencefálico sólo con rozarle, significaba mucho.
"¿Qué dices por esa boca? Claro que no, Jungkook. Eres mi amigo y un amigo mío nunca iría sin ropa bonita o unos buenos zapatos. Eso me daría una reputación nefasta como diseñador y me haría dormir muy mal por las noches. No puedo permitirlo."
Con el corazón arropado por una mantita cálida, la sonrisa más pura y dulce en los labios y sus ojos empapados de emoción, Jungkook rio.
"Cierto, cierto... Pues en ese caso, por favor hazme los zapatos más cómodos que puedan existir."
"Cuenta con ello." Accedió felizmente, devolviéndole la sonrisa hasta percatarse de algo que no había notado hasta ahora. "Hm... Qué raro."
Jungkook le observó con interés tras escucharle murmurar aquello.
"¿Qué pasa?" Quiso saber, extrañado al ver cómo su nariz se movía cómicamente de arriba hacia abajo, arrugándose. Él rio ante aquella imagen. "¿Qué se supone que haces con la nariz?"
"Es que nunca me había pasado esto antes, pero puedo oler tu perfume."
Aquello también fue una novedad para Jungkook, cuyo ceño se frunció, confundido. "¿Cómo es eso? Pensé que no teníais olfato."
"Yo también, por eso me parece tan raro..." Susurró, no queriendo darle demasiada importancia incluso si esa era la primera vez en su vida que podía percibir el aroma de algo. Él se encogió de hombros. "Quizás es lo suficientemente fuerte, supongo."
"Será eso, sí."
"Pero hueles bien, me gusta."
Incluso si tal vez eso no era ni de lejos un cumplido exclusivamente dirigido hacia él, Jungkook se sonrojó.
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