Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✧c.-007

N/A: Sólo puedo decir que empieza lo bueno... xD

Cap dedicado a  LittleDream521 ♡♡

Hoy os recomiendo 'Both Ways' de The Script, porque todo lo que me inspira a escribir esta historia son canciones cuya letra desconozco, pero ritmo me animan demasiado.

[...]

La semana siguiente fue aún más caótica si es que eso era posible.

Jungkook tomó el elixir que Choi San trajo expresamente para él, llenándose de valor y bebiendo aquel brebaje que sabía a rayos y centellas. A mierda pura. Era, se veía y sabía tan sumamente asqueroso, que por un momento el azabache rezó porque tuviera larvas dentro. Como esas que TaeHyung le ponía a los desayunos.

Y, tan pronto como ese brebaje del demonio hizo efecto, su cuerpo comenzó a manifestarse en su contra, pues un día después, Jungkook despertó con fiebre alta, sudores fríos y temblores exagerados. Su piel ardía, lloriqueaba en sueños y suplicaba entre murmullos. Todo dentro de él parecía quejarse a gritos. Los huesos dolían a rabiar, se le saltaban las lágrimas si no recibía una buena dosis de medicación y juraba estar a punto de perder el conocimiento. Pero había despertado midiendo siete centímetros menos.

El segundo día fue incluso peor. Despertó entre gritos a TaeHyung, quien saltó de su lugar y voló hacia él inmediatamente. La fiebre había aumentado hasta el punto en que incluso deliraba, por lo que no dudó en llamar al doctor Choi, quien acudió sin pensárselo dos veces. Seis centímetros menos.

El día tres y el cuatro fueron medianamente aceptables. Estuvo consciente todo el tiempo, sufriendo dolores de espalda y teniendo que lidiar con paños de agua tibia en la frente cada cinco minutos; pero había dejado de delirar e incluso pudo mantener más de tres conversaciones razonables con TaeHyung, quien estuvo leyéndole pequeños párrafos de los libros que Joowan y los mellizos habían traído para él. Apenas podía ver más que una figurita rosa —y borrosa— yendo y viniendo, pero era capaz de escucharle perfectamente. Doce centímetros menos.

El quinto fue el mejor de todos, especialmente porque todo lo que hizo fue dormir. No quería abrir los ojos luego de escuchar a TaeHyung decir que había perdido otros siete centímetros de su preciada altura.

Al sexto día ya no podía más. Con cinco centímetros menos y muchas horas de sueño que no necesitaba, estaba harto de su mala visión, de los fuertes dolores de cabeza, mareos y nauseas que apenas le permitían comer. Empezaba incluso a odiar cómo sonaba su propia voz, que poco a poco también cambiaba.

Jungkook estaba rozando el término «enanismo» con los dientes.

Y, oficialmente midiendo un metro con treinta y seis centímetros en su séptimo día, medicado, agotado y odiando cualquier cosa que se le cruzara por medio, Jungkook se sintió ridículamente pequeño.

"Abre la boca." TaeHyung pidió, sosteniendo una cuchara más grande que su cuerpo con ambas manos.

"No."

Estaba dándole la última comida del día y Jungkook no parecía querer cooperar. "Jungkook, por favor, abre la boca."

"Que no quiero."

"Esto pesa, así que hazme el favor de comerte la sopa."

"No tengo ganas."

"Jungkook, se me duermen los brazos. Por favor."

"Pues suelta la cuchara y se acabaron los problemas."

"No. Come."

Un bufido sonó. "¡Que no quiero la puta sopa, joder!" Gritó, sobresaltando a TaeHyung hasta el punto en que este terminó volcando la cuchara sobre de sí mismo, empapándose de la sopa fría que tanto le había costado hacer.

"¡Ay! ¡Jungkook!"

Por supuesto, el mencionado ni siquiera fue consciente de lo sucedido, tomando aquello como una oportunidad para quejarse como si no hubiera un mañana.

"Estoy harto de esta situación, de todo. Estoy hasta las narices. Me duele el cuerpo, veo borroso desde hace una semana, me mareo todo el tiempo. Quiero vomitar. No puedo comer, no puedo dormir por el puñetero dolor, no puedo hacer nada." Se lamentaba, meneando la cabeza de un lado a otro. "No debería haber accedido a tomarme esa mierda, ha sido un error. Yo- yo no quiero..."

Sólo entonces, cuando levantó la vista para visualizar al mosquito rosa, fue que notó los estragos que su molestia había causado alrededor. TaeHyung estaba empapado de sopa de pies a cabeza.

"Oh..." Balbuceó, la culpa carcomiéndole al instante en que se dio cuenta. "Dios mío, mosquito... L-Lo siento..."

Se movió con rapidez para atrapar a TaeHyung entre sus manos, gruñendo tan pronto como sus huesos y músculos le reclamaron tal movimiento (que, por supuesto, por nada del mundo tenía permitidos hacer) e ignorando el dolor que aquello le hizo sentir. El mosquito rosa lloriqueó en su lugar, sintiendo como todo a su alrededor daba vueltas hasta encontrarse de lleno con Jungkook y sus ojos húmedos cargados por la preocupación que lo invadía.

"¡Jungkook!"

"Lo siento, lo siento muchísimo. ¿E-Estás bien? ¿Te has quemado?" Cuestionó con un tono de voz tembloroso, para acto seguido comenzar a soplarle.

"No me he quemado, es una sopa fría."

El azabache arrancó sin pensarlo demasiado un segundo trozo de su propia camiseta (la cuál le quedaba exageradamente ahora, tanto que incluso podía bailar dentro de ella), tratando de secar a TaeHyung lo más cuidadosamente posible. Estaba tan asustado de haberle hecho daño, que ni siquiera escuchó lo que este le había dicho.

"Jungkook... Escúchame, haz el favor." Pidió, sólo así consiguiendo captar su atención. "Estoy bien, ¿vale? Es una sopa fría, sólo me has mojado hasta las cejas. No pasa nada."

Lentamente, asintió. "Vale..."

"Entiendo que estés enfadado por toda esta situación y que te arrepientas de haberla tomado porque debe ser muy molesto lo que estás viviendo. Lo entiendo perfectamente." Decía, respirando hondo mientras tomaba asiento en la palma de su mano. "Pero no es mi culpa, yo sólo intento cuidar de ti para que esto sea lo más llevadero posible."

"Lo sé, mosquito, lo siento..."

"Que no soy un mosquito, Jungkook."

"Sí que lo eres." Replicó, apretando los labios en una mueca desolada. "Y pronto yo también lo seré... Dios..."

"Jungkook..."

Este se atrevió a mirarle, sus ojos llorosos. "¿Cuánto he menguado en total? Tú llevas la cuenta exacta, ¿verdad? Debes saberlo mejor que yo. ¿Cuánto? ¿Mucho? ¿Poco...?"

Preguntar aquello, él sabía, sería como recibir un bocado en el corazón.

"Cuarenta y cuatro centímetros hasta el día de hoy... Vas muy bien." Dijo, quitándose algunas gotas de los ojos, sorbiendo por la nariz.

"¿Bien?" Repetía, sin poder creer lo que había dicho. Sin embargo, se detuvo al ver como limpiaba su rostro. "Espera, ¿estás llorando, mosquito?"

"Me ha entrado sopa en los ojos."

"Ow..."

Sus labios inmediatamente se movieron cómicamente hacia abajo en una mueca exagerada, torpe e incluso en la que indicaba lo avergonzado que se sentía, haciendo su mejor esfuerzo por limpiar los restos de sopa en el rostro ajeno, tratando de no sacarle un ojo en el intento.

TaeHyung suspiró, permitiéndoselo.

"Y sí, claro que vas muy bien. Piensa que cuanto más rápido encojas, antes podrás salir de aquí." Le recordó. "Sé que estás agobiado por llevar tanto tiempo encerrado."

"Pues sí..."

"Los chicos y yo hemos hablado mucho esto, entendemos que debe ser una pesadilla permanecer dos semanas aquí metido sin poder hacer nada. Ni siquiera moverte de aquí para allá." Decía, viéndole asentir. "Por eso decidimos que en cuanto tu tamaño se reduzca a los cien centímetros, podrás salir de aquí."

Aquella fue la mejor (y peor, si teníamos en cuenta lo que verdaderamente significaba para Jungkook) noticia que el azabache pudo recibir, mirándole con ojos amplios y brillantes.

"¿Qué? ¿Lo dices en serio?"

TaeHyung asintió, sonriéndole. "Muy en serio, sí. Y lo mejor de todo es que no necesitarás al ejército de chinchillas de Jimin para entrar y salir por la puerta, ya que tendrás la altura perfecta para hacerlo por ti mismo."

"¿De verdad...?" Dejando ver su incredulidad y emoción al mismo tiempo, repitió. El mosquito rosa volvió a asentir. "Dios, menos mal, por fin voy a poder salir de este sitio... Te daría un abrazo de oso, de no ser porque posiblemente termine aplastándote como una hormiga, mosquito."

Una risita abandonó sus labios. "Yo puedo abrazarte como un oso sin aplastarte, descuida."

Y, acto seguido, eso fue justo lo que hizo. TaeHyung voló hacia él, acortando la distancia que los separaba y rodeándole el cuello con ambas manos. El contacto fue enternecedor, pero ser consciente de que podía rodearle el cuello sin dificultad, después de dos semanas, le preocupaba en demasía.

¿Cómo de pequeño debía verse a ojos de los demás?

"P-Por cierto, mosquito..." Titubeó a la hora de preguntar, conforme este se separaba, mirándole atentamente. "¿Se nota mucho que estoy menguando?"

"Nosotros no lo notamos tanto como tú, así que no sabría qué decirte. Sigues siendo un gigante comparado con cualquiera de los chicos y yo."

"Hm, ya..." Asintió, tratando de que aquella información le dejara un poco más tranquilo. Por supuesto, no fue así. "Y, bueno... ¿qué tan cierto es eso de que medís entre diez y quince centímetros?"

TaeHyung no supo qué respuesta darle, pues su pequeña sonrisa entre triste e incómoda lo delató. "¿Totalmente cierto?"

Jungkook se llevó una mano (la que no sostenía al mosquito rosa) al rostro.

"Dios..."

"Quiero decir, mido doce centímetros. No soy el dexian más pequeño que vayas a conocer, pero tampoco el más grande... Quizás tú, al estar genéticamente modificado por una pócima, lo eres un poquito más."

"¿Cuánto?"

"No sé, ¿quince? ¿dieciséis centímetros?"

Tal y como esperaba, el gigante se echó a llorar. "Estoy acabado..."

TaeHyung refunfuñó. "¡Que no digas eso!" Le recriminaba, molesto por su tono de voz. "No hay nada de malo en ser pequeño como nosotros. Es normal que para ti sea un cambio drástico considerando que eres... inmenso, pero hay cosas peores."

"Ya, ¿cómo cuáles?"

"Muchas. Tantas que no tengo tiempo ni para mencionarlas." Dijo, e inmediatamente el cacareo de un gallo a lo lejos e incorporándose con rapidez. "¡Es hora de las medicinas!"

El azabache bufó tan pronto como reconoció el sonido de aquel animal. Jimin había enseñado a su gallo a cacarear cada tres horas sin excepción, sólo para recordarle a TaeHyung que debía administrarle a Jungkook su dosis.

"Otra vez no..."

"No te quejes, que gracias a todas estas plantitas es que no te estás muriendo del dolor, ¿eh?"

"Pero las odio. Odio todo." Decía entre dientes. "Incluso estoy empezando a odiar un poquito este sitio... No te ofendas, por favor."

TaeHyung le fulminó, como era de esperar. "Pues me ofendo, claro que me ofendo."

"Lo siento..."

Tomando la opción de ignorar sus hirientes palabras, el mosquito rosa se enfocó en aplicarle cinco raíces de ñame sobre el pecho desnudo y cubrirlas con un trapo húmedo, templado, para conservar su vapor. Jungkook dejó escapar un suspiro, observando cada pequeño movimiento que este hacía.

"Oye, ¿y nadie de tu familia viene aquí? Cuando dijiste que era un negocio familiar, pensé que trabajarías con alguien más."

"No, no, era un negocio familiar. Aquí solían trabajar mi tatarabuela y mi bisabuela juntas, luego mis tías abuelas, tío abuelo y abuela con mi madre. Y... finalmente yo. Mi padre y mi hermano mayor, Taevin, tienen un taller de artesanía no muy lejos de aquí."

"Ya veo..." Asintió, sus labios fruncidos. "¿Ellos saben que estoy aquí?"

TaeHyung meneó la cabeza, colocando una hoja esta vez en su frente. "Claro que no, si llegaran a enterarse de que un gigante ha estado a punto de caerse encima de mí, me meterían en una jaula."

Una risita abandonó los ojos del azabache. "Comprensible..."

"Mi hermano es muy sobreprotector conmigo. Demasiado."

"¿Y eso? ¿Es porque eres muy torpe?" Quiso saber, no tardando en ser fulminado por el pelirosa, quien no se consideraba a sí mismo torpe en absoluto. "Q-Quiero decir..."

"No, no soy torpe. Taevin me sobreprotege porque siente que estoy en desventaja con los demás."

Ante esa respuesta que le tomó por sorpresa, Jungkook frunció el ceño. "¿Por qué?" Quiso saber, extrañado e intrigado por la respuesta que obtendría. TaeHyung simplemente se encogió de hombros.

"Porque no tengo ninguna habilidad especial como el resto."

"Oh... Es cierto..."

"Pero me da igual." Dijo al instante, negándose a que ese pensamiento le afectara en lo más mínimo, incluso si lo hacía totalmente. "No necesito ninguna habilidad."

Jungkook asintió en silencio, estando de acuerdo.

"Soy una persona fuerte, independiente e inteligente que puede valerse por sí mismo sin tener fuerza extraordinaria, ver a través de objetos, leer pensamientos o mantener un vínculo estrecho con animales hasta poder formar mi propio ejército de roedores."

"Claro..."

"...además, no es como si me importara tener o no una habilidad especial. Soy muy feliz a-"

"TaeHyung, ¿estás aquí?"

La voz de su hermano mayor llegó a sus oídos antes de siquiera poder terminar lo que estaba diciendo, tomándole por sorpresa y sobresaltándole. Por supuesto, no tuvo oportunidad alguna para reaccionar, pues en cuanto reconoció a Taevin, este ya estaba dentro del taller, frente a él.

"Venía a..."

Y sus ojos se ampliaban gradualmente, encontrándose también con Jungkook, quien no tenía idea alguna sobre cómo reaccionar, mientras veía al hermano mayor de TaeHyung abrir y cerrar la boca cual pececillo, señalándolo.

"E-Eso... ¿Eso es...? ¿Es...?"

"Eh... hola..." Saludó, moviendo su mano en el aire e intentando darle la mejor sonrisa que tenía en su repertorio.

"Taevin..."

Taevin cayó al suelo inconsciente, con un golpe seco.

"¡Taevin!" Chilló el hermano pequeño, corriendo hacia él.

Jungkook jadeó por la sorpresa. "Vaya hostia se ha dado..."

"¡Por el amor de Dios, que te vas a matar!" Decía en un tono de voz recriminatorio, mientras le ayudaba a incorporarse, pues recobró la consciencia casi al instante de tocar el suelo. "¿Estás tonto?"

Casi parecían haberse invertido los papeles entre ambos.

Taevin, confundido y sin terminar de entender lo que había pasado, se sobó la cabeza, quejándose entre dientes.

"He visto algo rarísimo, TaeHyung... Creo que me está fallando la vista..."

"¿Qué dices?"

"Lo que oyes. Una criatura gigante, lleno de tatuajes y que me miraba fijamente... Era terrorífico." Explicaba, sacudiéndose la ropa. Sólo entonces, se encontró de nuevo con Jungkook y volvió a sobresaltarse, chillando. "¡A-Ahí está, míralo!"

TaeHyung dejó escapar un bufido. Luego el exagerado de la familia era él.

"Pero no soy terrorífico..." Susurraba este.

"¡Habla! ¡Ha... Ha hablado, TaeHyung!"

Su hermano asintió. "Ya, ya, si lo sé, tranquilo, tranquilo." Decía, agarrándole del brazo para evitar otro desastre. "Él es Jungkook, y no es ninguna criatura terrorífica, aunque lo parezca."

"Eh..."

"Es mi amigo, lleva un par de semanas aquí."

Taevin buscó su mirada inmediatamente, creyendo haber escuchado mal. "¿Tu amigo? ¿S-Semanas? ¿Qué...?"

"Es una historia muy larga que no tengo tiempo de contarte ahora mismo, Taevin, ya te lo explicaré en otro momento. Ahora tienes que irte, Jungkook necesita reposo y debe descansar."

"No, si yo estoy bien..."

El mosquito pelirosa lo fulminó.

"Cállate."

"Bueno..."

Para suerte del propio TaeHyung, la puerta por donde su hermano mayor había entrado se abrió por segunda vez, Joowan adentrándose con rapidez y una mueca preocupada. Este corrió al interior.

"TaeHyung, ¿qué ha pasado? Estaba por los alrededores y he escuchado a alguien gri...tar..." Tan pronto como vio a Taevin allí, apretó los labios, deteniéndose en seco. "Huh... Ya se ha enterado."

Este cada vez se mostraba y sentía más y más fuera de lugar, incrédulo.

"¿Me he?" Se señaló, los ojos como platos. "¿Es que acaso aquí lo sabían todos menos yo?" Inquiría, mirado esta vez a su hermano pequeño, como si tuviera todas las respuestas que buscaba escritas en la frente.

No sabía qué le sorprendía más, si el gigante atascado en el antiguo taller familiar o el hecho de no haber sido consciente de que estaba allí.

Era indignante y casi un insulto a su rapidez mental.

Tenso hasta el punto en que su cabello rosa estaba a escasos minutos de tornarse completamente blanco por las canas, TaeHyung se rascó la frente, comenzando a estresarse poco a poco.

"Joowan, hazme un favor y llévate a mi hermano fuera, ¿vale? Así le explicas cuál es la situación ahora mismo con Jungkook. Él necesita descansar y no puede hacerlo con tanta gente aquí." Pidió a su amigo, viendo por el rabillo del ojo como Jungkook abría la boca, posiblemente para llevarle la contraria (pues era un hobby que últimamente las personas cercanas a él habían adquirido sin previo aviso), por lo que en lo que duraba un parpadeo se lanzó sobre él —sobre su cara, más bien— impidiendo aquellas palabras salir de su boca.

Aquello confundió a Joowan, quién sin objetar nada, asistió, manteniendo las cejas en alto. "Eh... Claro."

"Gracias." Dedicándole su mejor sonrisa, hizo el mayor esfuerzo por tapar la boca de Jungkook con ambas de sus manos, pues el condenado se estaba resistiendo. "Nos vemos chicos... B-Buenas noches."

"Pero..."

Joowan jaló de Taevin hacia la puerta. "Vamos fuera, deja que el pobre descanse."

"Pero mi hermano..."

Conforme se alejaban, el mayor de los hermanos Kim señaló al pequeño, balbuceando torpemente. Definitivamente los papeles entre ambos se habían intercambiado.

Por su parte, TaeHyung sólo pudo respirar hondo cuando no hubo rastro alguno de Taevin.

"Dios, por fin..." Dijo, moviéndose para soltar a Jungkook en el proceso.

"¿Qué ocurre?"

Ante el sonido de la voz de Jungkook, este se giró, topándose con la mueca disgustada que el gigante tenía en su rostro. "¿Eh?"

"Le has mentido a tu hermano, ¿por qué? No tengo que descansar ahora mismo, estoy bien. El doctor Choi vendrá en cualquier momento... ¿Por qué no quieres que sepa nada?" Quiso saber, no dándole tiempo a responder cuando asumió lo peor. "¿Es por mí?"

"¿Qué?"

TaeHyung no podía estar más confundido.

"Eso. ¿Te avergüenzas de que esté aquí? Quiero decir, soy un gigante, una especie muy diferente a la vuestra... Tal vez resulte bochornoso tener que cuidar de mí como si fuera un niño pequeño, ¿no?" Se cuestionaba prácticamente a sí mismo, dejando escapar una risita apenada.

"No, claro que no..."

"...debe ser una mierda... No querría ser tú ahora mismo."

Por su parte, el mosquito rosa no podía creer lo que estaba escuchándole decir, moviéndose hasta alcanzar su rostro con ambas manos mientras este seguía hablando, sólo así consiguiendo que le mirase de vuelta y quedara en silencio, abatido.

"¿Por qué dices eso? Claro que no me avergüenzo de ti ni mucho menos de tenerte aquí. Nadie lo hace." Aseguraba, su ceño fruncido. "De hecho, ni siquiera tú eres un problema, Jungkook; sino mi hermano."

"¿Tu hermano?"

"Sí, ya te lo dije hace un rato. Taevin es muy sobreprotector conmigo. No le gusta que conozca a nuevas personas, vaya por ahí sin compañía o simplemente haga cosas sólo. Cree que no puedo valerme por mí mismo y que soy muy descuidado." Bufó ante el pensamiento. "Y honestamente me molesta bastante."

El gesto de Jungkook se torció. "¿Por qué estás tan convencido de que piensa así? ¿Te lo ha dicho?"

"Ni siquiera es necesario, lo sé de sobra. No tengo ninguna habilidad especial, así que eso me convierte en alguien inferior a los demás." Otro bufido abandonó sus labios, indignado.

Incluso si quería demostrarse indiferente al respecto, no tener nada que le hiciera mínimamente especial le hacía sentir incómodo, molesto. Odiaba no poder destacar por sí mismo, que nadie pudiera señalar algo importante sobre él porque no existía. Odiaba ser quien era.

Notando su repentino cambio de humor, Jungkook levantó la mano cuidadosamente hasta alcanzarle el rostro, frotando su mejilla con los nudillos. TaeHyung le devolvió la mirada, permitiéndole ver sus ojos brillantes, llenos de lágrimas e impotencia.

"No creo que seas inferior al resto, mosquito." Le dijo. "He visto gente allá donde vivo con menos energía teniendo un cuerpo mucho más grande que el tuyo. Eres cualquier cosa menos inferior."

Este dejó escapar una risita, sonriéndole. "Eso es encantador, Jungkook, gracias."

Jungkook se la devolvió.

Tan sólo cinco minutos después, mientras TaeHyung seguía dando vueltas por todo el taller como si estuviera poseído por una noria en miniatura, la puerta se abrió con facilidad a manos de Choi San, uno de las dos únicas personas de Ae-Dexian-Thee que podrían abrirla de ese modo, considerando su peso y tamaño. Tras él, Jimin apareció también.

"Buenas noches, chicos." Saludó, adentrándose con una sonrisa tan pronto como ambos notaron su presencia.

"¡Buenas noches, San!"

"Hola, doctor Choi."

"¡Jimin, hola!"

"Hola, ¿cómo habéis pasado la noche?" Abrazando a TaeHyung tan pronto como este llegó hasta él, sonrió. "Hemos visto a Joowan y a tu hermano salir de aquí, ¿acaso ya ha descubierto a Jungkook?"

TaeHyung suspiró antes de simplemente asentir. "Sí, por desgracia sí... Entró sin llamar, lo vio ahí tumbado y acto seguido se desmayó."

"Joder..." Jimin resoplaba, sabiendo qué tan difícil era para su mejor amigo lo que podría suceder a continuación. "Bueno... ¿Te sientes mejor, Jungkook? Justo pasé por la tienda de la señora Choi para conseguir más plantas curativas, así que traigo al doctor conmigo."

La sonrisa del mencionado se volvió más amplia conforme se acercaba al gigante. "¿Qué tal? Vengo a ver cómo evolucionas, Jungkook."

Este suspiró. "Bueno... Evolucionar poco, más bien todo lo contrario."

"¿Y eso por qué? ¿Te sientes muy mal?" Quiso saber, preocupado. El azabache negó.

"No, lo digo porque cada día soy como seis o siete centímetros más pequeño." Explicó. De fondo, escuchó a TaeHyung bufar. "Estoy empezando a sentirme menos como un gigante y más como una pulga."

El doctor Choi dejó escapar una risita. "Comprensible... Aunque si te sirve de consuelo, las pulgas son tres veces más pequeñas que nosotros."

"Es un alivio, no cabe duda."

La risa de San se volvió más sonora esta vez.

"¡Ay! Un chillido sonó, antes de que Jungkook visualizara a TaeHyung sobrevolando su cabeza, con un trozo de tela gigantesco. "Joder, cómo pesa esta mierda..." Se quejó, siendo prontamente ayudado por Jimin, quien sostuvo uno de los extremos al ver su dificultad por avanzar.

"Ten cuidado, hombre."

"Gracias... A ver, ayúdame a extenderla, quiero ver hasta dónde llega."

Jimin así lo hizo, bajo la atenta mirada de un confundido Jungkook. "¿Para qué es la tela?"

"Para uno de mis próximos diseños." Explicó, logrando su cometido poco después y sonriendo. "¡Listo! Ya tengo las medidas que necesitaba."

Jungkook seguía sorprendiéndose por la rapidez del pequeño mosquito rosa. E incluso si conocía la realidad tras ella, no podía superar el hecho de que la habilidad especial de TaeHyung no consistiera en ser extremadamente rápido.

"Ahora necesito salir para recoger algunas bayas que necesito para el tinte. ¿Me acompañas, Jimin? Así dejamos al doctor Choi hacer su trabajo más cómodamente."

"Claro."

"Perfecto, pues vamos." Moviéndose hacia su mejor amigo para volver a juntas ambos extremos y que así fuese más fácil transportarla de un lado a otro, TaeHyung suspiró. "Agarra la tela con fuerza, que no se caiga."

Él siguió sus indicaciones, aferrándose a ella. "Listo."

"Volveré dentro de un rato, ¿vale, Jungkook? Espérame aquí." Le dijo, sin ser realmente consciente de sus palabras y, por ende, del estado del azabache.

"Descuida, no me moveré."

San rio entre dientes. "Tampoco es como si pudieras..."

Tan pronto como el doctor dijo aquello, haciendo a Jungkook y a Jimin reír, fue que TaeHyung le dio un repaso a sus propias palabras, cayendo en cuenta de que el pobre gigante ni siquiera podía ponerse en pie aún. No tardó en sentirse ridículo, riéndose también.

"Lo siento, lo siento, es la costumbre." Se disculpó con rapidez. "Estaré de vuelta en seguida, ¿vale? No tardaré."

Jungkook volvió a asentir, manteniendo la mueca de diversión en su rostro. "Tranquilo."

"Cuida a nuestro nuevo amigo por nosotros, doctor. Queremos que esté recuperado para hacerle un pequeño tour por la ciudad en unos cuantos días. El pobre lleva mucho tiempo aquí encerrado." Le decía Jimin, mientras TaeHyung y él se dirigían a la salida con la tela bajo su agarre.

"Descuida, así será."

Tan pronto como los chicos abandonaron el taller, el doctor San fijó toda su atención en aquel gigante que le observaba con atención, dedicándole su mejor sonrisa.

"¿Cómo te encuentras, Jungkook? ¿Muchos dolores? ¿Mareos? ¿Náuseas?"

"No tengo náuseas apenas, dolores sólo cuando se me pasa el efecto de las medicinas, pero mareos sí. No de forma tan constante, pero sí que son un poco molestos..." Respondía junto a un suspiro. "¿Tendré que estar así mucho más tiempo? Porque estoy empezando a preocuparme, doctor."

"Bueno, el tiempo exacto no sabría decírtelo con exactitud, pero cuando hablamos sobre el tema, especifiqué cuáles serían los efectos secundarios." Mencionaba con voz suave, sacando algunas tablas de madera dónde tenía apuntados los datos del azabache. "De todos modos, es un alivio que las plantas medicinales estén haciendo efecto. Has disminuido casi cincuenta centímetros desde que iniciaste el tratamiento."

Un suspiro cargado de lamento abandonó sus labios. "No me lo recuerdes... TaeHyung lleva el conteo exacto y todos los días va restando los centímetros que pierdo en una pizarrita."

El doctor rio suavemente, asintiendo.

"Está bien que lo haga, Jungkook."

"Lo está, sí, pero es que también han programado a un gallo para que chille cada tres horas y así acordarse de que debe volver a darme la medicación." Le hizo saber, oyendo a San reír todavía más fuerte. "Aunque no me quejo, en mis veinte años de vida nadie me ha cuidado tanto..."

Choi pareció muy interesado en aquello recientemente mencionado. "¿Tienes veinte años?"

"Sí. O bueno, los tenía antes de caer en ese puñetero agujero negro, ahora ya no estoy tan seguro... Tal vez ha pasado mucho tiempo desde entonces."

"¿No sentiste nada?" Quiso saber, viéndole hacer una mueca. Luego, el azabache negó.

"Al principio sí, pero no dolor, sólo que caía y caía, sin parar. Luego perdí el conocimiento, supongo, aunque cada vez que recobraba la consciencia siempre sentía eso, que no tocaría fondo nunca... Supongo que el abismo es inmenso." Encogiéndose de hombros en la total ignorancia, dijo. "Ese monstruo que me atacó mencionó que podías caer en cualquier lado o no caer nunca."

Apretando los labios, el doctor dejó escapar un suspiro, mostrándose angustiado por una situación que no le había tocado vivir a él en su propia piel, pero que le hacía sufrir como si así fuera. Observó a Jungkook con detenimiento, analizando su rostro.

"¿Cuántos años tenías exactamente cuando ocurrió el accidente?"

"Veinte."

"Años exactos, Jungkook. Veinte años y dos meses, tres... ¿Cuántos?"

"Veinte." Repitió, sus comisuras doblándose hacia abajo. "Era mi cumpleaños ese día."

Algo se encogió dentro del pecho ajeno. "Lo siento..." Murmuró, frotando su brazo torpemente. "¿Podrías decirme de qué mes y año? Para calcular, más que nada. No sé si vuestro calendario es el mismo que el nuestro, pero no será difícil."

"Claro. Fue el primer día de septiembre del dos mil quinientos setenta y cinco, seguimos el calendario budista."

"Ya veo... Así que son como quinientos cuarenta años más, ¿no?"

Jungkook asintió. "Quinientos cuarenta y tres, sí. ¿En qué año estáis vosotros?"

"Dos mil veinticuatro. Siete de julio, para ser más exactos." Respondió, odiando el hecho de que aquello significase lo que significaba y que Jungkook tuviera que haber pasado por eso.

Los ojos del gigante se apagaron inmediatamente, tan pronto como hizo el cálculo rápido en su mente. El corazón se le paró, siendo consciente de cuánto tiempo había pasado desde entonces.

"E-Eso quiere decir que estuve..." Titubeó a la hora de hablar, horrorizado, sus ojos buscando al doctor cuando no pudo continuar.

"Casi dos años." Choi terminó por él, tragando saliva. "Cumplirás veintidós pronto."

Jungkook quiso llorar allí mismo. Dejarse caer en posición fetal y permitir que todas las lágrimas acumuladas, el miedo, la impotencia y el desconcierto salieran en forma de llanto. Un llanto estruendoso, en el que pudiera gritar incluso. Sin embargo, cuando abrió los labios, nada salió de ellos.

Tenía el corazón congelado, el cerebro estancado en aquel dato y las emociones danzando a su alrededor, queriendo adentrarse en él pero no siendo capaces.

No podía creerlo. Tanto tiempo de su vida, tantos segundos, minutos, horas, días, semanas, meses..., tirados a la basura por un monstruo al que incluso la magia negra había dado la espalda. Incluso si dos años se decían rápido, para Jungkook era una parte de él que nunca podría recuperar. Recuerdos que nunca podría obtener porque simplemente no existieron.

Pensar en ello le revolvía el estómago.

"¡He vuelto!" La vocecilla de TaeHyung, a quien no había visto entrar, sonó, tan enérgica y llena de emoción como siempre. "¡Mira lo que traigo para ti, gigante!"

Jungkook se vio obligado, por nadie más que sí mismo, a mirarle, buscando la manera de desviar sus ojos y atención hasta el pequeño mosquito rosa. Sólo de esa forma pudo ver lo que llevaba consigo, algo que le dejó maravillado a pesar de su situación. TaeHyung había convertido aquella tela inmensa, sin color alguno, en una túnica larga y negra, bordada con pequeños detalles blancos, rojos y azules por todas partes, que muy probablemente era de la misma talla que Jungkook estaría usando cuando midiese cien centímetros exactos.

"¿Te gusta?" Quiso saber, con una sonrisa de oreja a oreja brillando en su rostro.

El azabache asintió. "Me encanta, mosquito... E-Es preciosa, ¿es para mí?"

"Claro. La ropa con la que llegaste aquí se te quedará gigante en cuestión de días, además de que está sucia, agujereada y rota." Respondía, conforme se acercaba a él para que pudiera verla de cerca. "Quise hacerte ropa con la que estuvieras cómodo, es la misma que usamos aquí, por lo que pasarás desapercibido."

Incluso si sentía que todo su mundo estaba ahora mismo patas arriba a su alrededor y él se encontraba justo en el centro del caos, Jungkook no pudo no darle una sonrisa.

"Es alucinante." Repetía, admirando la tela de cerca. "Nunca he tenido ropa así de bonita."

La sonrisa de TaeHyung se volvió aún más grande, feliz de escuchar aquello. "Pues estás de suerte, porque esta es única y exclusivamente para ti."

"Te lo agradezco mucho..."

"No es nada, gigante. Podrás estrenarla cuando salgamos de aquí en unos días e iré modificándola según te vayas volviendo más pequeño, para que no te quede muy grande y puedas estar cómodo todo el tiempo."

"Esa túnica es increíble, TaeHyung, tienes un talento único para la costura." Escuchó al doctor Choi decir, mientras este recogía las pocas cosas que había traído consigo.

"Gracias. Te haré otro a ti como agradecimiento, sólo dime qué colores te gustan."

"Por supuesto que te lo diré." Aseguraba. TaeHyung rio, sonrojándose.

Jungkook dejó escapar un pequeño suspiro, volviendo a su burbuja cuando dejaron de dirigirse expresamente a él y continuaron hablando entre ellos, cerrándose en sí mismo otra vez, sólo para admirar aquella túnica.

Era curioso como en sus años de vida anteriores, no sólo no había apreciado sus cumpleaños, sino que odiaba aquel día como ningún otro. Siempre estaba solo, sin compañía. No tenía amigos más allá de sus vecinos, familia o seres queridos con los que compartir aquel momento. Era él contra el mundo. Sin nadie. Sin embargo, odiaba profundamente haber perdido un año de vida en aquel agujero negro.

¿Y si ese año era el definitivo? Quizás podría haber conocido a mucha gente. Amigos con los que pasar el tiempo. Tal vez todo hubiera sido diferente si no hubiese conocido a Sounik. A lo mejor su vida sería distinta ahora.

"...bueno, yo me marcho ya, se está haciendo tarde y tengo que cerrar la tienda, chicos. Pasado mañana volveré a ver cómo continúas, ¿vale, Jungkook?"

El azabache asintió, aclarándose la garganta. "Sí, doctor..."

"Puede salir a dar un paseo, ¿verdad? Con los chicos prometimos hacerle un pequeño tour nocturno cuando llegara a cien centímetros y pudiera cruzar la puerta."

"Siempre y cuando no haga demasiado esfuerzo, sienta mareos previos o dolores, sí, puede hacer de todo." Les dejó saber, recuperando sus tablillas de madera. Aquella afirmación puso muy feliz a TaeHyung. "Aunque os recomiendo que antes de eso camine un poco por aquí, por el taller, para que vaya acostumbrándose. Lleva varios días sin moverse y puede presentar rigidez en todo el cuerpo."

"Lo tendré en cuenta. Muchas gracias, doctor Choi."

San le dio una sonrisa. "No es nada. Nos vemos, chicos."

En cuanto el doctor se marchó, un extremadamente feliz TaeHyung apareció junto a él, mostrándole su sonrisa amplia y brillante. Si tuviera problemas de visión y siguiera midiendo metro ochenta como acostumbraba, Jungkook juraba que sería todo lo que percibiría en aquel rostro diminuto.

"¿Has oído eso? Podrás salir dentro de muy poco, ¿no es emocionante?"

"Sí, lo es..." Asintió, luchando por no verse tan decaído como estaba. No quería preocupar a TaeHyung. "Tengo muchas ganas de salir al exterior."

"Yo también las tengo." Le dijo, tumbándose a su lado en la almohada. "Por cierto, no te he preguntado, ¿hay algo que te gustaría hacer cuando ese momento llegase? No sé... Tal vez te gustaría ir a algún lugar en concreto."

Jungkook se mostró pensativo. "Supongo que caminar, ver un poco los alrededores... Oh, y darme un baño, un buen baño." Recordó, suspirando sólo al imaginarlo. "Llevo mucho tiempo sin tocar agua y me siento asqueado... No sé cómo puedes convivir conmigo, debo oler a demonio."

Una risita abandonó inmediatamente los labios del mosquito rosa. "Desconozco a qué hueles porque los dexianees no tenemos olfato, pero tendré en cuenta tu petición."

"¿Cómo que no tenéis olfato?"

"Pues eso, no tenemos."

"¿Nadie?"

"Nadie."

"¿Tampoco tenéis gusto?"

TaeHyung se encogió de hombros, sintiéndose confundido ante la sorpresa ajena. "Depende, hay muchas comidas lo suficientemente fuertes como para poder saborearlas, pero en su gran mayoría, no, tampoco."

Este levantó las cejas, atando cabos. "Eso explica muchas cosas..."

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro