
✧c.-006
N/A: Sólo puedo decir que aquí aparece uno de mis personajes favoritos... Y eso que tengo varios je je xD
Cap dedicado a Kookvshipper3 ♡♡
Hoy os recomiendo 'Dizzy' de mi hombre favorito, Olly Alexander.
[...]
"¡¿Qué?!" El grito de Jungkook resonó por todo el taller, ensordeciendo a los presentes, quienes no alcanzaron a cubrirse los oídos para evitar precisamente aquello.
"Jungkook, por Dios..."
"Pero, ¡¿cómo voy a hacer eso?! Es una locura." Decía, horrorizado e hiperventilando. "No puedo. Yo-yo no puedo hacer eso... ¿cómo voy a...?"
TaeHyung tenía miedo de que muriera en cualquier momento.
"Es la única forma." Le repitió el mosquito rosa, llegando hasta él de nuevo, luego de que la ola expansiva de su grito lo empujara hacia atrás. "Además, tampoco es nada peligroso que te pueda hacer daño... Creo."
Jungkook no podía creer la opción que le proponían. La única opción, de hecho. Lo veía como algo tan bestial, tan increíblemente descabellado y absurdo que ni siquiera podía sopesarla como debería. Rezaba no sólo porque estuvieran burlándose de él y se tratase simplemente de una broma, sino que durase lo menos posible para reírse también.
Sin embargo, cada vez sus esperanzas eran menores.
"¿Cómo voy a... empequeñecer?"
"Con un elixir, ya te lo hemos explicado." Yim repitió por quinta vez, habiendo perdido la paciencia desde la tercera. "No es nada que deba preocuparte, Jungkook."
Este resopló. "¡Claro que debe! No puedo volverme pequeño, así como si nada, mi tamaño es lo más especial que tengo, lo que me define..."
"También es lo que te impide vivir aquí." Le recordaba TaeHyung, de brazos cruzados. "Recuerda que eres un gigante en un mundo de mosquitos, tú mismo lo has dicho. Si de verdad quieres salir ahí fuera y encontrar la forma de volver a casa, tendrá que ser así. Aunque no te guste."
Los ojos de Jungkook se llenaron de lágrimas. "No quiero... No quiero ser enano... ¿De verdad no hay otra forma?"
"¡Eso!" Wooyoung, en una esquina, de brazos cruzados y con una evidente mueca de pocos amigos, refunfuñó, exactamente igual de molesto que Jungkook, sólo que por razones totalmente distintas. "Debe haber otra solución."
Un gruñido resonó en el taller. Era Yim, cuya paciencia lo había abandonado a su suerte.
"No, no la hay." Repitió por última vez (o al menos, eso esperaba él). "Y tú no te quejes porque a ti lo único que te molesta es que necesitemos la ayuda de Choi San para conseguir ese dichoso elixir." Le dijo a Wooyoung, quien bufó. Luego, se dirigió al azabache. "Jungkook, si de verdad quieres volver a casa, recuperar tu collar y darle un buen golpe en los dientes a ese tal Sounik, deberás tomar decisiones importantes ahora mismo."
"Pero..."
"Y no, no hay ninguna más que esta. Sí o no. O eliges quedarte aquí de por vida, encerrado en un taller de costura sin poder salir a ver la luz del sol, o te conviertes en alguien verdaderamente valiente que se sacrifica por su propio bien."
La segunda lágrima cayó, mojando las mejillas de un pobre y cohibido Jungkook. Los mellizos jadearon, yendo hacia él con rapidez.
"¡Yim, le has hecho llorar!"
"¡Salvaje!"
Ambos lo envolvieron entre sus brazos de la manera menos ortopédica posible, teniendo en cuenta que ni siquiera eran capaces de rodearle el cuello, por lo que simplemente se limitaron a darle pequeños golpecitos en el brazo.
Yim dejó escapar un suspiro. "Lo siento... No pretendía..." Trató de disculparse lo más honestamente posible, pues en realidad se sentía culpable. "Joder..."
Jungkook no podía evitar sentirse consternado, asustado. Jamás había escuchado que alguien pudiera cambiar de tamaño tan libremente, así como así. No sabía si sería seguro para él, si hacerlo tuviera algún efecto negativo en su cuerpo, su salud.
¿Y si se quedaba pequeño eternamente? Como uno de ellos. No podía volver a casa midiendo menos de quince centímetros. A su casa. No cuando eso significaba ser incluso más pequeño que una décima parte del cuerpo promedio de un raekhyem. Sólo de pensarlo se le helaba la sangre.
"No llores, Jungkook, está bien. No pasa nada." Le decía Hyeongjun.
"Ser uno de nosotros no es malo, ni siquiera cuando antes de eso has pasado toda una vida siendo gigante."
"Eso. Te acostumbrarás, ya lo verás."
"Nosotros te ayudaremos."
"Claro."
"No quiero... Soy un raekhyem, descendiente de gigantes que pelearon contra monstruos terroríficos, ¿cómo voy a medir diez centímetros de la noche a la mañana?"
Por supuesto, aquel comentario en un tono evidente de lamento ofendió a la gran mayoría de dexianees, quienes cruzados de brazos lo hicieron muy obvio, manifestándose.
"¡Oye!"
"¿Qué insinúas, grandullón? ¿Crees que por ser pequeños en tamaño no damos miedo o somos menos imponentes que tú? Porque el único miedo que has dado hasta ahora ha sido cuando caíste del cielo encima de TaeHyung."
Tan pronto como Yim se acercó a él, sumamente ofendido y con un dedo acusatorio apuntándole la cara, Jungkook negó, tratando de pegarse lo máximo posible a la pared.
"No, no... Yo no pretendía..."
Las lágrimas no tardaron en volver a su sitio, de repente, tan intimidado por aquella criatura diminuta que le observaba fijamente.
"¿Acaso piensas que aquí lloriqueando y quejándote vas a dar miedo? ¿Que esos gigantes de los que hablas se sentirán orgullosos de ti?" Contraatacó, su ceño fruncido. Jungkook negó de inmediato.
"No, no, no..."
"Porque si yo estuviera en el lugar de cualquiera de ellos, sólo sentiría vergüenza al verte."
"¡Yim!" Los mellizos gritaron su nombre.
Este bufó, incorporándose tras haber terminado su discurso. "¿Qué?" Dijo. "Ha insinuado que somos una especie inferior a la suya sólo por nuestro tamaño. Se merecía un poquito de mano dura."
TaeHyung dejó escapar un suspiro, empujando cuidadosamente a los mellizos para que soltaran a Jungkook y así poder acaparar toda su atención.
Todo se estaba saliendo de control.
"Quitad, quitad, dejadme a mí." Pidió, oyéndolos quejarse.
"¡Ay!"
"Lo siento."
"¡Ten cuidado, bruto!"
"¡Qué lo siento, he dicho!" Se giró para mirarles. Ambos huyeron de inmediato.
Jungkook le observó con los ojos brillantes. "Mira, gigante, entiendo que todo esto te asuste porque es lo más normal del mundo. A cualquiera de nosotros le asustaría tener que cambiar drásticamente de tamaño, pero lo cierto es que no hay otra opción. Nada va a ser peor que por lo que has pasado antes de esto. Lo sabes."
El azabache asintió.
"Así que, si te parece bien, le pediremos a Choi San que se una a nosotros y te de más información sobre ese elixir, ¿vale?"
"¡No!" Wooyoung chilló.
TaeHyung inmediatamente le miró, sus ojos lanzándole dagas. "¡Cállate la boca, Wooyoung!"
"¡¿Por qué tiene que venir ese imbécil?!"
"¡Porque es el único que sabe lo que hay que hacer!" Le gritó de vuelta. "¿No te das cuenta de que esto es algo serio? Va más allá de ese odio que le tienes. Lo necesitamos, te guste o no. Jungkook lo necesita. Acordamos ayudarlo. Tú, los chicos, yo, todos."
El mosquito morado tragó saliva. "Bueno..."
"¿Bien?"
"Bien." Wooyoung asintió.
"Perfecto, porque eres tú quién irás a buscarle."
Los ojos del susodicho se abrieron de par en par. "¡¿Qué?!"
"Eso."
"¡¿Te has vuelto loco o es que esa es tu habilidad especial y nos estamos enterando ahora?!"
TaeHyung resopló. "Ni una cosa ni la otra, por suerte. Tú eres el único, y lo sabes de sobra, además, que puede convencerle de ayudarnos. Así que guárdate esos ojos donde estaban y ve."
"No."
"Sí, lo harás. Yo iré contigo."
"Vale." Con los labios apretados, accedió, quizás más rápido de lo que cualquiera habría esperado, pero tampoco iban a señalarlo.
"Muy bien."
Dejando escapar un ultimo suspiro, aliviamido de que hubiese surgido efecto y que Wooyoung no intentara alargar aun más la situación, este puso su mano en el hombro de Jungkook, consiguiendo su atención de nuevo.
"No tienes nada que temer, ¿de acuerdo? Conseguiremos la ayuda de Choi San y ya verás como todo sale bien."
Jungkook asintió, suspirando. El mosquito rosa se alejó, pasando junto a Wooyoung y jalando de su brazo para indicarle que le siguiera. Bufando, el hizo lo pedido, siendo jalando prácticamente a la fuerza.
"Volveremos en seguida, chicos." Les advirtió los demás.
"De acuerdo. No tardéis, por fa."
"Vamos, Wooyoung." Fue lo último que dijo, asintiendo con la cabeza a modo de despedida, sus ojos apenas captando como Woongki y Hyeongjun alcanzando a Jungkook otra vez, en un intento ágil por consolarlo.
Él vació sus pulmones, llevándose a Wooyoung consigo y abandonando el taller en un aleteo rápido.
"Espero que estés de acuerdo en que tú hablarás con Choi San y yo me mantendré al margen." Oyó al pelimorado decir. "No pienso dirigirme a él, que quede claro."
"Descuida. La idea es que nos ayude, no que nos prohíba entrar a su tienda de por vida. Con que te vea es más que suficiente."
Un bufido abandonó los labios de Wooyoung. "¿Y eso por qué?"
TaeHyung resopló, no creyendo que realmente estuviera haciéndole esa pregunta tan absurda.
"Creo que es obvio, ¿no? Le gustas."
Como era de esperarse, la mueca en el rostro de Wooyoung no fue otra más que de puro desagrado, mostrándose horrorizados ante la idea que TaeHyung (la cuál sonaba increíblemente ridícula a sus oídos) había planteado.
"¿Seguro que estar loco no es tu habilidad oculta? Porque creo que deberías darle un par de vueltas... Igual hasta te sorprendes, TaeHyung."
"Claro, claro... Tú hazte el tonto como si no lo supieras."
Wooyoung bufó nada más oír su risa, decidiendo que ya no quería participar en aquella conversación si únicamente él saldría escaldado. No le convenía.
Llegaron al pequeño negocio de alquimia que la familia Choi tenía a su cargo, tan sólo diez minutos después, afortunadamente para TaeHyung, quien ya no tenía que escuchar las insoportables quejas de su querido amigo a tiempo completo y némesis por hobby Wooyoung, quien se detuvo de brazos cruzados tan pronto como él abrió la puerta.
"Yo te espero aquí fuera."
TaeHyung ni siquiera optó por darle una respuesta negativa, sino que directamente impactó su propio cuerpo contra él, empujándolo de manera brusca hacia el interior de la tienda. Tanto que de no ser porque podía volar, hubiese entrado haciendo la croqueta.
"¡Ay!"
"Para dentro." Indicó, adentrándose también.
Wooyoung apareció repentinamente frente a un Choi San que se encontraba atendiendo tras el mostrador, sentado en una silla, sobresaltándole hasta el punto en que se incorporó por acto reflejo.
Por supuesto, este fulminó a TaeHyung. "La madre que te..."
"Joder..." Choi San suspiró, recuperándose del susto momentáneo.
Sólo así, Wooyoung recordó donde estaba (o, más bien, donde le habían obligado a estar), recobrando la postura y poniéndose recto antes de acomodarse el cabello torpemente.
"Hola." Dijo entre dientes.
"Hola, San, ¿qué tal?" TaeHyung apareció tras el pelimorado, esbozando una sonrisa e ignorando la mirada fulminante ajena. "¿Cómo va todo? ¿Mucho trabajo?"
Confundido, este frunció el ceño, negando. "No, lo normal." Dijo, sus ojos visitando momentáneamente hacia Wooyoung antes de volver a TaeHyung. "¿Qué puedo hacer por vosotros?"
"Pues... En realidad, y si no es mucha molestia, nos gustaría que nos acompañaras un momento."
"Le. Le gustaría; a él, no a mí." Se apresuraba Wooyoung a corregir.
El ceño de San se frunció aún más, ignorándolo por completo. "¿Y eso? ¿Para qué queréis que vaya con vosotros? ¿Qué ocurre?"
"Necesitamos tu ayuda."
"Necesita."
"¡Wooyoung, cállate!" Chilló el pelirosa.
"Pues no me metas a mí en el saco..."
TaeHyung bufó, meneando la cabeza de un lado a otro mientras centraba su atención en San de nuevo. "Necesitamos tu ayuda para algo muy importante, San. Eres el único que puede ayudarnos ahora mismo..."
"¿Y no puedes especificar de qué se trata?"
"¿Ves? Te dije que no ayudaría, TaeHyung m Vámonos y buscaremos la solución por nuestra cuenta." La voz repelente de Wooyoung, a quien quería con toda su alma y por quién daría la vida, causó una pequeña migraña en el susodicho, quién respiró hondo.
"Wooyoung..."
"No he dicho que no vaya a ayudar." Dijo San, aún con el ceño fruncido. "Sólo quiero saber para qué me necesitáis."
"Yo no-"
Antes incluso de que Wooyoung terminase de abrir la boca para replicar aquello, TaeHyung le introdujo una manzana verde en ella, impidiéndoselo.
"Cállate."
Por supuesto, eso le tomó por sorpresa, escupiéndola en cuanto fue consciente. Miró al pelirosa con los ojos entrecerrados.
"¿De dónde has sacado...?"
"La tenía guardada para dársela a Maoi-lee si aparecía." Respondió como si nada.
"Oh..."
San, que les observaba con una ceja en alto, se hizo notar, aclarándose la garganta. Inmediatamente, TaeHyung le devolvió la mirada, recordando dónde estaban y qué hacían allí.
"¿Podéis responderme?"
"Es que es muy largo de explicar y probablemente no te lo creerías así de primeras... Por eso es mejor que vengas a comprobarlo. Será más fácil para todos." Pidió, tratando de darle su mejor sonrisa. "¿Por favor...?"
Choi San dejó escapar un suspiro, con los ojos fijos en Wooyoung, quien permanecía muy sereno comiéndose aquella manzana. Hasta que notó el par de ojos sobre él.
"A mí no me mires, no pienso suplicar."
TaeHyung bufó.
"Wooyoung..."
"No." Sentenció (o esa era su intención), cruzándose de brazos y apartando la mirada. Sin embargo, sentir los ojos intimidantes de TaeHyung sobre él hizo que suspirara, sabiendo que no tenía otra opción más que ceder.
Todo fuese por su nuevo y gran —literalmente, gran— amigo.
"Haz el favor de acompañarnos, ¿quieres?" Masculló. "Debes ser consciente de la gravedad del asunto si yo mismo he venido a pedir ayuda. Necesitamos que nos acompañes."
San esbozó una sonrisita.
"De acuerdo, os acompañaré."
"Genial. Muchas gracias, San." TaeHyung celebró, sonriendo y aferrándose al brazo de Wooyoung poco después, acercándose a su oído para susurrar. "Luego te daré pastel de manzana como recompensa. Bien hecho."
Wooyoung sonrió de oreja a oreja.
"Me... Me gustaría advertirte de que, quizás, lo que estés apunto de ver resulte un poco... Sorprendente para ti."
"¿Cómo de sorprendente?"
"Mucho."
"¿Mucho? Va a alucinar. Estoy seguro de que nunca en su vida ha visto algo igual."
"Bueno... E-Entonces, bastante... Sólo quiero asegurarte de que no es nada peligroso. De hecho, es inofensivo. Que su apariencia no te engañe, ¿vale?"
"Me estás asustando, TaeHyung. ¿Con qué se supone que me voy a encontrar?"
Wooyoung dejó escapar una risita. TaeHyung no sabía que responderle, así que simplemente meneó si cabeza de un lado a otro. Lo mejor era que Choi San lo viese por sí mismo.
"Ya lo verás, tú sólo... Eh... Ya lo verás."
Este suspiró, preparándose para lo que fuese que encontraría ahí dentro, pues aquella respuesta no le tranquilizaba en absoluto.
Wooyoung se adentró primero, dando pequeños saltitos. "¡Ya hemos llegado, chicos!"
Estaba tan feliz creyendo que lo que vería a continuación espantaría de inmediato a su mayor némesis, que ni siquiera planeaba ocultarlo. Quizás ese sería el mejor día de su vida.
Antes de siquiera dar un paso más, TaeHyung se giró hacia Choi San.
"¿Estás preparado?"
"No, pero conociéndoos no creo que vaya a estarlo nunca."
Él le sonrió. "Perfecto, pues vamos."
Dubitativo, este fue tras él, apretando los labios al no tener idea alguna con lo que se encontraría a continuación. Y, definitivamente, tal y como TaeHyung le había advertido, aquello le sorprendería. Probablemente, más que cualquier otra cosa a lo largo de su vida.
Tan pronto como se adentró en aquel taller donde todos los chicos estaban, resguardando a una criatura inmensa, asustadiza y cuya especie él desconocida, San abrió los ojos desmesuradamente.
"No me jodas..."
La sonrisa de TaeHyung se volvió algo tensa, sintiéndose algo nervioso, mientras señalaba al azabache. "Te- te presento a Jungkook."
"Dios santo..." Susurró, acercándosele sin dudarlo. "Pero, ¿qué...?"
Wooyoung le observó con una sonrisa inmensa, de brazos cruzados. "Terrorífico, ¿verdad?"
"Eh, oye..." Jungkook se quejó.
Sin embargo, para sorpresa de todos los presentes allí, Choi San negó, con los ojos brillantes y una sonrisa haciendo acto de presencia. Estaba maravillado.
"Qué va, es extraordinario. Me... Me encanta."
El gigante se sonrojó.
"Vaya, gracias."
"Jungkook, este de aquí es Choi San." Jimin se encargó de presentarlos formalmente. "Estoy seguro de que has oído hablar mucho de él desde que estás aquí, pero San no es sólo hábil con la alquimia, también es un doctor y curandero excepcional."
Este asintió, mirando por el rabillo del ojo a Wooyoung. "Sí que he oído hablar de él, sí..."
"¿De dónde lo habéis sacado?" Acercándose para inspeccionarlo de cerca, San quiso saber, ignorando todo lo demás.
"Del cielo." Respondió Joowan, simplemente. San le observó como si pensara que estaba gastándole una broma. "¿Qué? Es verdad. Literalmente del cielo. Nos cayó encima... A TaeHyung, para ser más exactos."
"Hm, ya..."
"Dice la verdad, en serio."
Yim asintió, dándole la razón a su amigo, ya que San no parecía terminar de creérselo. Por supuesto, no le culpaba en lo más mínimo.
"¿Sí?"
"Te lo prometo. Estábamos cosechando fruta cuando el cielo se abrió, inició una tormenta y Jungkook cayó de la nada."
Este no tardó en atar cabos. "Así que todo ese desastre del campo hace unos días fue cosa tuya... Pensábamos que la tormenta había destrozado todo. Tiene sentido..."
"Fue un accidente..." Se defendió Jungkook.
"D-De todos modos, eso no es lo verdaderamente importante ahora, chicos." Haciéndose notar, TaeHyung balbuceó. "Te pedimos que vinieras porque, como podrás comprobar, Jungkook no pertenece a este sitio."
"Ya, ya, no hace falta que lo jures..." Silbó, fascinado. "¿De dónde vienes?"
"Vengo de Suraek Dee Bhadam."
"Tierra portadora de magia negra, vaya... Eso es interesante, cuanto menos."
"Jungkook llegó aquí luego de que alguien lo lanzara de cabeza al abismo." Seguía explicando el mosquito rosa, dándole información que no tomó por sorpresa al doctor en absoluto. "Necesita volver a casa y para ello-"
Choi San terminó la frase por él, sabiendo lo que diría.
"Debe menguar, sí. Me lo imaginaba." Asintió, pasándose la lengua por los labios, sin poder quitarle la vista de encima a Jungkook. Era colosal. "Aquí vuestro amigo tiene un tamaño importante... Me da que será bastante complicado."
"¿Pero imposible?" TaeHyung temió preguntar.
Afortunadamente, negó. "No, no imposible."
"Yim leyó en un libro de vuestra tienda que existía una poción o algo parecido. Un elixir, más bien, que podría funcionarle a la hora de volverse más pequeño."
"Un elixir, sí, lo hay."
"¿Y no es peligroso? Quiero decir, para mi salud."
Tan pronto como el azabache se dirigió a él, San torció el gesto. "Bueno... Es la mezcla de muchas plantas medicinales recogidas durante la época de lluvias ácidas en Baehmsue, una región al noroeste. Como comprenderás, eso conlleva una alteración química en los beneficios de la planta y, bueno..."
Desde el fondo del taller, Wooyoung, que había terminado de comerse la manzana que TaeHyung la metió forzosamente en la boca minutos antes, se la lanzó directo a la cabeza.
"No le metas miedo y responde, inútil."
Choi San bufó. "Cualquier cosa que altere tu cuerpo genéticamente es peligroso." Le dijo finalmente, consiguiendo que Jungkook comenzara a sudar frío.
"¿Cómo de peligroso exactamente...?"
"Bastante... Piensa que si modificas algo tan brutal como lo es tu propio tamaño, todo tu interior se ve afectado. Tus órganos, músculos, nervios, huesos... cambian también." Le explicó a un asustadizo TaeHyung. "Por ejemplo, tu mides alrededor de quince centímetros, ¿verdad?" El pelirosa asintió. "Pues tus órganos, huesos y demás están formados acorde con esa medida. Así que si un día decides tomarse esa poción que altera tu tamaño para volverte gigante, imagina lo que sucederá dentro de ti."
TaeHyung se estremeció de pies a cabeza, sintiéndose asfixiado sólo con tal pensamiento. Y no fue el único, pues rápidamente Woongki cayó inconsciente en brazos de su mellizo.
"Quieres decir que moriré si me convierto en un mosquito como vosotros, ¿verdad?"
"No, nada de eso, no vas a morir." Respondió, como si lo que el gigante acababa de suponer fuese una exageración total, negando. "Será doloroso. Sentirás mareos, náuseas, quizás incluso tengas pérdidas de visión espontáneas, ya sabes. Experimentarás no sólo los cambios obvios, sino muchos que ni te esperarías. Como pequeñas heridas subcutáneas, menor apetito, resistencia..."
Llevándose una mano al pecho, Jungkook creyó estar teniendo su primer ataque de pánico. "Dios santo, ¿en qué me he metido...?"
"...pero con los cuidados requeridos, reposo absoluto y la medicación necesaria, nada tendría por qué salir mal. Estarás completamente recuperado en cuestión de días. O bueno, lo que dure la transición, claro."
"¿Lo que dure...?" Repitió Wooyoung, su ceño fruncido esta vez. "¿Dices que puede alargarse?"
Inicialmente, Choi San estaba decidido a reclamarles por su falta de conocimiento, sin embargo, no tardó en recordar que el profesional era él y ellos no eran más que meros espectadores desentendidos de cómo verdaderamente funcionaba la alquimia biológica. Por lo que tan sólo se abstuvo a respirar hondo y responder.
"No es pueda alargarse, es que debe hacerlo. Es un proceso largo, irá menguando de cinco a siete centímetros por día hasta conseguir el tamaño deseado."
Recomponiéndose apenas del leve desmayo, Woongki pudo incorporarse con ayuda de sus hermanos y seguir escuchando a San. "¿Y-y por qué no todo de un tirón? Quiero decir, ¿por qué no se hace pequeño como nosotros rápido en lugar de esperar?"
Para su sorpresa (y desgracia), la respuesta del doctor fue tajante.
"Porque se muere."
Y, como era de esperar, Woongki volvió a desmayarse.
Jungkook sudó frío, su corazón latiendo desbocado. "Morirme..."
"Bueno, es obvio, ¿no? Tus órganos se harían diminutos en cuestión de segundos, nadie sobreviviría a algo como eso. Sin embargo, no es lo que te sucederá a ti si es que decides seguir adelante con esto." Aseguraba, notando su nerviosismo a kilómetros de distancia. "Lo tuyo sería progresivo, poco a poco, como ya te he dicho."
Las palabras del doctor, quien se dirigía a él de forma honesta, directa pero comprensiva a partes iguales, consiguieron lo que ninguno de los demás dexianees a excepción de TaeHyung había hecho: tranquilizar a Jungkook.
"Entiendo, sí..." Asentía con lentitud. "¿Y será muy doloroso? ¿Sufriré?"
Sintió la presencia de alguien a su lado y aún cuando tenía los ojos llenos de lágrimas y el corazón en un puño, no necesitó mirar dos veces para saber que se trataba de TaeHyung. El poco tiempo que habían pasado juntos había sido más que suficiente para memorizar su olor y la calidez exacta que emanaba de su cuerpo.
El mosquito rosa puso una mano sobre su hombro, dándole un suave apretón.
"Sé- sé que la pregunta es más que obvia y de hecho me la respondiste antes cuando ni siquiera la hice, pero quiero asegurarme antes de tomar esta decisión." Se excusó, viendo al doctor asentir.
"Es un proceso doloroso, por supuesto. Pero hay infinidad de plantas curativas, regeneradoras y sobre todo con efectos anestésicos que te ayudarán a sobrellevarlo de modo que puedas estar plenamente consciente en todo momento. Puedo administrártelas si quieres." Ofreció ante su evidente angustia, señalando a los demás.
"De acuerdo..."
"También podría acercarme de vez en cuando a revisarte. Si los chicos te ayudan y toman la responsabilidad de cuidarte en mi ausencia, nada tendría por qué salir mal."
TaeHyung miró a su nuevo y gran amigo por puro instinto, preocupado, observando su mueca repleta de miedo, angustia y los ojos llenos de dudas. No era un secreto que Jungkook estaba asustado, muy asustado. Todos lo estaban, de hecho. Había pasado por un infierno anteriormente sólo para tener que soportar otro.
"Cuidaremos de él, claro que sí." Pronunció Jimin, muy convencido. Los otros seis asintieron. "Ya lo hemos estado haciendo desde que llegó, no será diferente ahora."
"Exacto. Yo me encargaré de él por las noches."
Tan pronto como el mosquito rosa dijo eso, todos, incluso el propio Jungkook le observaron como si repentinamente una segunda cabeza hubiese aparecido junto a la suya natural. Y él, quien orgulloso sonreía de oreja a oreja, se sintió confundido.
"¿Qué...?" Balbuceó, sin entender la razón tras aquellas miradas. "¿Por qué me...?"
Hasta que comprendió el doble sentido que podían dársele a sus palabras y resopló, sonrojado hasta las pestañas.
"¡Me refería a cuidar de él!"
"Ya, ya..." Joowan asintió, poniendo los ojos en blanco.
"Habéis dormido juntos durante una semana, cualquiera podría pensar en un doble sentido a eso que has dicho..."
El pelirosa comenzó a marearse. "¡Por el amor de Dios, Wooyoung! ¿Qué cosas dices por esa boca?" Chilló, horrorizado. Sin embargo, el hecho de que incluso Jungkook estuviera mirándole con las cejas alzadas lo empeoró todo. "¡¿Y por qué precisamente tú me miras así?! ¿Estás mal de la cabeza? ¡Mírate y mírame!" Lo señaló, su corazón yendo más rápido de la cuenta.
Jungkook dejó escapar una carcajada, la primera (y posible única del día), centrando su atención en el doctor.
"De acuerdo, lo haré."
"¿Lo harás?"
Los ojos de TaeHyung fueron inmediatamente hacia él. "¿Estás seguro, Jungkook?" Aterrorizado, cuestionó. Este le devolvió la mirada.
"Dijisteis que cuidaríais de mí y tampoco es como si tuviera otra opción más que esta... Si quiero volver a casa, debo hacerlo." Murmuró, encogiéndose de hombros. "Así que sí, tomaré ese elixir de plantas con lluvia ácida."
"Si no mencionas que tiene lluvia ácida da menos miedo." Le aconsejó Choi San, haciendo una mueca. "Aunque si estás tan convencido, iré a por ella ya mismo. Traeré también todo lo que ya mencioné con anterioridad, ¿de acuerdo?"
Este asintió, respirando hondo. Todo iba a salir bien, se dijo a sí mismo. "Claro."
"Vuelvo en seguida."
Choi San abandonaba el taller medio segundo después, alargando el brazo nada más pasar junto a la puerta y llevándose a Wooyoung consigo sin mediar palabra alguna, ignorando sus reclamos del mismo modo en que todos lo hicieron, demasiado ocupados en ir a verificar el estado de Jungkook como para notarlo siquiera.
Los mellizos corrieron a abrazarle del mismo modo en que anteriormente hicieron, escondiéndose en su cuello mientras lloriqueaban.
"¿Estás seguro de esto?"
"¿De verdad vas a hacerlo, Jungkook?"
Este rio. "Sí. Vosotros mismos dijisteis que no tenía otra opción, ¿verdad? Pues debo aferrarme a la única que me queda. No pasa nada."
"Claro que no, todo va a salir bien."
"Exacto. Ya verás como en unos días este sitio se te queda grande y estás por ahí, por el campo correteando como uno más de nosotros." La sonrisa que Jimin le dio fue inmensa, alegre.
Y esas palabras no deberían asustarle en absoluto, pero lo hicieron.
"Madre mía... Voy a ser un mosquito..."
TaeHyung golpeó su oreja, por lo que se la sobó al instante. "¡Oy!" Exclamó.
"¡Que no somos mosquitos, gigante de las narices, entérate ya!"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro