30
Cuando llega el fin del verano, en Los Ángeles suelen acumularse el calor y la humedad a medida que pasan los días. Siempre me ha gustado pararme en mi jardín y mirar hacia el mar, atento, hasta que de repente, el cielo parece romperse y descarga todo lo que había guardado en forma de cálida lluvia, truenos retumbantes y un vendaval incontrolable. Y así, durante unos minutos, me dejo empapar por la tormenta de finales de verano y embriagarme por todas las sensaciones que me transmite.
Justo esa sensación, pero multiplicada por mil, es la que me embarga cuando por fin pruebo los labios de Grace. La tormenta de verano empieza a sacudirme de la cabeza a los pies, dando rienda suelta a miles de maravillosas emociones que solo puedo disfrutar mientras continúo probando sus labios.
Mis manos no tardan en encontrar sus mejillas y la sostengo con todo el cuidado del mundo, acariciando sus pómulos con los pulgares. Tras meses negando mis sentimientos por Grace, obligándome a pensar que seguía enamorado de Megan solo y exclusivamente por el tiempo que hemos estado juntos, por fin puedo dar rienda suelta a mi amor verdadero. Todo a nuestro alrededor desaparece y para mí solo existimos ella y yo.
Cuando Grace se aparta ligeramente de mí, dejando su frente apoyada contra la mía, veo reflejada en sus ojos la misma pasión que siento en mi interior y sonrío, abrazándola con fuerza.
—Creo que este es el regalo de cumpleaños que más me ha gustado.
—¿En serio? Joder, con todo lo que me he gastado en los libros y podría habérmelo ahorrado y regalarte en su lugar todos los besos que quisieras —bromeo, posando mis labios sobre su frente y haciéndola reír.
—Fíjate, de ese tema quería hablarte. ¿Tú te crees que es normal haber servido barra libre de champán, sushi y todas esas cosas? Que antes lo he mirado en internet y cada cosa cuesta miles de dólares, Axel, ¡te dije que...!
—Princesita, siento mucho interrumpir tu riña, pero si dejas pasar más segundos sin hablar con Olivia, creo que Tyler va a tener que recoger sus ojos cuando terminen de salírsele de las órbitas —interrumpo, señalando discretamente a su mejor amiga.
Grace se gira y ve a Olivia con la boca tan abierta que su mandíbula casi roza el suelo, probablemente debido a nuestro beso. Hasta hace media hora, la pobre Liv ni siquiera sabía que Grace y yo nos conocíamos, por lo que todo lo que está ocurriendo ahora debe de resultarle un verdadero shock.
—¡Liv! —llama Grace, arrastrándome hasta nuestros mejores amigos—. Lo siento mucho, debería haberte explicado todo antes, pero...
—¡Sí, sí, te perdono, pero cuéntame ahora mismo en qué momento has pasado de estar bailando conmigo a dejar pasar a Axel Maddox, tu amigo secreto, a tu fiesta de cumpleaños y empezar a liaros en menos de cuarenta minutos!
Un intercambio rápido de miradas con Grace me confirma que no es el momento ni el lugar para contarle a su mejor amiga todo el lío del intercambio de cuerpos, por lo que tenemos que optar por contar una media verdad al menos hasta que Grace decida sincerarse.
—Olivia, este es Axel Maddox, mi... amigo especial o algo así, no sé exactamente qué somos —balbucea Grace, haciéndome soltar una risita al notar su vergüenza—. Axel, ella es Olivia, mi mejor amiga, mi hermana y tu mayor fan.
—Creo que mi mayor fan se merece mi mayor abrazo como mínimo, ¿no? Si ella me lo permite, por supuesto.
—¡Ay, ¿pero cómo no voy a querer abrazarte?! ¡Si me muero aquí mismo, por favor! —chilla Olivia, corriendo a rodearme con sus brazos. Le devuelvo el gesto con la misma intensidad, pensando en lo cercana que ya de por sí sentía a Liv después de estos dos meses estando juntos intermitentemente—. ¡Este es el sueño de mi vida, ¿sabes?! ¡Mi mejor amiga está saliendo con el mejor hombre del planeta, lo mínimo que merece!
—Es todo un honor que pienses eso de mí y espero estar a la altura de Grace. Ella merece lo mejor e igual yo no lo soy, pero voy a intentarlo por todos los medios.
—¡¿Y cómo ha pasado esto?! O sea, no quiero ser una mala víbora, pero hasta que fuimos a verte a la entrevista, a Grace no... Bueno, no eras de su agrado del todo —explica diplomáticamente, ruborizándose.
Su adorable reacción me hace romper a reír y niego con la cabeza, tranquilizando a la pobre mujer para que no se sienta mal por decir la verdad.
—Tranquila, ya sé que Grace me odiaba a muerte, no se molestó mucho en ocultarlo al principio. La verdad es que me sentí atraído por ella justo esa noche, con todo el jueguecito de la entrevista y todo eso. Solo quería ser su amigo, mi intención nunca fue iniciar nada romántico y menos teniendo novia. Le pedí su número o alguna forma de contacto porque necesitaba conocerla más a fondo y no sé cómo conseguí que me lo diera. Probablemente fueran mis artes para hacer que se sonrojase, que debieron de surtir algún efecto.
—A ver, te recuerdo que fuiste tú el que vino en mi busca y prácticamente me rogó que le diera una oportunidad, así que tampoco vayas de rompecorazones —bufa Grace, golpeándome en el costado con el brazo—. Creo que después de tantos años dándome la tabarra con Axel has debido de lavarme la cabeza, porque no me pareció tan horrible como pensaba. Empezamos a hablar todos los días, nos vimos alguna vez y hasta ahora que ha sido nuestro primer beso. Yo también pensaba que no seríamos más que amigos, pero ahora... La verdad es que no sé ni lo que somos.
—Creo que sois los únicos en esta conversación que no sabéis todavía que ya estáis saliendo —interviene Tyler de forma burlona y Olivia rompe a reír, asintiendo vigorosamente.
Grace se sonroja tanto que parece a punto de estallar, escondiendo el rostro en mi pecho. La perspectiva de salir con ella me resulta maravillosa, lo mejor que podría pasarme. Sin embargo, quiero pedírselo como Dios manda para cerciorarme de que queremos lo mismo, y ahora no es el momento para tener esa conversación.
—Ty, veo que ya conoces a Olivia —digo, dirigiendo la conversación hacia otro tema—. Olivia, siento mucho presentarte al tío más pánfilo que jamás conocerás, mi peor mejor amigo y hermano de otra madre, Tyler Okonma.
—La verdad es que también llevo siguiéndole durante mucho tiempo y me estaba cayendo muy bien mientras charlábamos, pero tú dices que es tan desagradable, tal vez no merezca la pena seguir hablando con él...
—Ay, preciosa, ¿de verdad vas a hacerle caso a este idiota? Me has prometido una canción a cambio de hacerte reír y ya he contado diez carcajadas, así que creo que me corresponden varios bailes contigo.
Tyler hace girar a Olivia sobre sí misma con un movimiento fluido, causando que ella ría de nuevo y le mire de forma tentadora. Con tanto agobio por hacer creíble mi mentirijilla con Grace, no he sido consciente hasta ahora de la química que fluye entre ambos, un sentimiento casi tangible. Una sonrisa se abre camino entre mis labios al ver sus rápidos intercambios de comentarios ingeniosos, convenciéndome cada vez más de que encajan como un puzle. La verdad es que no me pilla por sorpresa teniendo en cuenta que llevo planificando esto desde que hablé con Olivia sobre chicos el día que fuimos a la playa. En cuanto deduje por sus palabras el tipo de chico que le atraía y la conocí más, pensé que serían la pareja ideal, así que solo necesitaba una excusa para conseguir que se conocieran de forma orgánica. El cumpleaños de Grace ha sido la excusa perfecta y me alegro de que mi plan haya sido todo un éxito.
—Pues empieza a cobrártelos, que la noche no es eterna —responde Olivia, tomando la mano de mi amigo para caminar hacia la pista de baile—. Ha sido un placer y una pasada conocerte, Axel, ¡de verdad! Te admiro un montón, pero como le hagas daño a mi Grace, te juro que te dejo sin cara. ¡Me voy a cumplir con mi parte de la apuesta!
Grace rompe a reír al escuchar a su amiga y ambos presenciamos cómo nuestros mejores amigos hacen saltar esa primera chispa de la hoguera que es el amor, aún débil, pero que crecerá si se preocupan por mantenerla.
—¿Tú también estás viendo que Olivia y Tyler están flirteando descaradamente o es que he tomado demasiados chupitos y estoy flipando?
—No sé cuánto habrás bebido, pero sí, nuestros mejores amigos están a punto de caramelo —digo entre risas, abrazando su cintura de forma que me mire cara a cara—. ¿Te parecería una locura si te digo que era mi plan desde hace semanas?
—¿Te parecería una locura si yo te dijera a ti que también era mi plan?
—¡¿En serio?! ¡¿A que hacen la mejor pareja del mundo?! ¡Lo supe en cuanto empecé a conocer a Olivia!
—¡Y yo en cuanto empecé a conocer a Tyler! —dice Grace entre risas, abrazándome con fuerza y recibiendo mis labios con gusto cuando me inclino a besarla de nuevo—. Oye, ¡espera! No me intentes distraer con tus besos y planes secretos para liar a nuestros amigos. Aún tienes que decirme cuánto te ha costado todo esto porque no hay nada en este lugar que parezca ni remotamente asequible. ¡Que el DJ es Steve Aoki, por Dios! ¡Es imposible que contratar a uno de los mejores DJs del planeta por menos de decenas de miles de dólares! ¿Es que no me escuchaste ninguna de las siete millones de veces que te dije que no te pasaras con mi fiesta?
—Mira, princesita, no tengo ni idea de lo que estás hablando. Toda esta comida es del chino de la esquina, que tiene el menú a ocho dólares y está bien rico, y la bebida es garrafón, solo que Ace es un rata y lo mete en las botellas con embudo para fingir que es alcohol bueno. En cuanto al DJ, no sé qué te has debido fumar porque ese tío no es Steve Aoki, es un estudiante de música de tu uni. Le he dado cincuenta pavos por venir, ¡nada más!
La inocencia se refleja en mi sonrisita de pillo tras inventarme mil excusas, sabiendo que evidentemente Grace no se va a tragar ninguna de ellas. Cuando alza una ceja y se pone seria, tengo que aguantar con todo lo que tengo para evitar que se me rompa la máscara de inocencia que quiero fingir, cosa casi imposible.
—¿Ah, sí? ¿Y las primeras ediciones de los clásicos que me has regalado? ¿Y traer a Jimin y a Jungkook? ¿Y alquilar la sala VIP de uno de los clubes más lujosos de la ciudad? ¿Y las decoraciones salidas directamente de una fiesta de las Kardashian?
—Los libros son de una de esas ventas de garaje que ha hecho mi vecina, me han salido como por treinta pavos en total —miento, fingiendo que me paro a pensar de dónde he sacado cada cosa—. Jimin y Jungkook son colegas, han venido gratis cuando les he dicho que la comida era del chino de abajo, les flipa el menú. La sala VIP también es gratis porque Alexa ha aprovechado esta excusita para montar un cumpleaños, que le encanta, y las decoraciones son del Party City. ¿No será que te has acostumbrado a vivir rodeada por lujos en mi casa y ahora te piensas que todo cuesta una millonada?
—¡Axel, que Ace y Alexa me han dicho que esta fiesta es todo un lujo y no soy tonta, sé ver que todo lo que me rodea es carísimo!
—¿Ah, sí? Pues si algo de por aquí cuesta más de cincuenta dólares, no tengo ni idea de dónde ha salido —aseguro inocentemente, aprovechando que Tyler y Olivia están cerca para llamar a mi mejor amigo—. ¿Verdad que no sabemos de nada que cueste más de cincuenta pavos en este club, Ty?
—¡Ni de coña, tío! ¡Yo no sé nada de cosas caras!
La afirmación de Tyler tendría mucho más peso si de su cuello no estuvieran colgado varias cadenas de oro y diamantes propias de los raperos o si no tuviera los dedos llenos de anillos cuyo valor supera con creces los cien mil dólares. Grace también parece darse cuenta de este detalle porque mira a mi mejor amigo de arriba abajo significativamente y luego pone los ojos en blanco. Antes de que pueda decir nada, llamo a Jimin y a Jungkook y nos acercamos a la mesa del DJ.
—¡Chicos, creo que ya es hora de cantar vuestro repertorio, ¿no?! Ya sé que os faltan cinco miembros, pero seguro que a Grace le encantará cantar con vosotros!
—¡¿Yo?! ¡¿De verdad puedo?! —chilla la aludida, tan emocionada que la siento temblar en mis brazos.
Jungkook le ofrece un micrófono entre risas y otro a Jimin, que lo acepta con una amplia sonrisa.
—¡Pues claro, ¿qué hay mejor que cantar con la cumpleañera?! ¿Qué canción te apetece cantar primero? —le pregunta Jimin.
—¡Waste It On Me, por favor! No voy a cantar ni de lejos tan bien como vosotros, ¡pero me da igual! ¡Axel, corre, ven a cantar con nosotros!
A pesar de que odio cantar, la perspectiva de disfrutar de sus artistas favoritos junto a Grace me resulta lo más divertido y emocionante del mundo, así que yo también cojo uno de los micrófonos y preparo mi mejor show de karaoke. Jimin le hace una seña a Aoki y Grace chilla de nuevo cuando los invitados se reúnen a nuestro alrededor.
—¡Steve, dale!
Las notas empiezan a resonar y nuestras cuatro voces se entrelazan, formando la banda sonora más extraña que jamás he escuchado. La música angelical que surge de Jimin y Jungkook humilla completamente a los gañidos que suelto yo, que parezco un gato siendo arrastrado por la autopista. Grace, sin embargo, se defiende divinamente y su voz complementa a la de mis amigos de una forma que me resulta muy agradable.
Al girarme a mirarla, admiro lo preciosa que se ve disfrutando del momento, uniéndose a Jimin y Jungkook para improvisar una coreografía. Si pudiera, guardaría este momento en mi cabeza durante el resto de mi vida y me propongo hacer todo lo que esté en mi mano para tratar que Grace siempre se vea así de feliz durante el resto de su vida. Cuando me besa en la parte sin letra de la canción, me pierdo en sus labios, olvidando todo lo demás, sin prestar atención a nada ni a nadie, ni siquiera a mis redes sociales, que están ardiendo al ver un vídeo de la escena que protagonizo con Grace ahora mismo que alguien ha publicado.
Ni siquiera a Megan, que al ver un vídeo mío besando a otra chica viralizarse, sube una foto conmigo a su Instagram para celebrar nuestro aniversario, asegurando que seguimos juntos.
¡Hola, holita!
Ya sabéis que se acerca el final y todo parece estar atándose para acabar bien..., ¿o no?
¿Qué creéis que nos depara el siguiente capítulo? 🤭
Os leo! ❤️
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