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27

El melodioso timbre de la enorme mansión de Axel resuena por fin en el salón y yo casi corro a la puerta, sintiendo cierto apremio después del cansancio acumulado. He pasado todo el día en el rodaje de la nueva película de Axel y, como cada vez que me toca hacer su papel, siempre siento que mi horrible interpretación provocará el despido fulminante del pobre y trabajador Axel, que no tiene la culpa de lo mal que lo hago. Sin embargo, las clases que me da cada semana y los ensayos que compartimos deben de estar dando sus frutos, porque tanto el director como Eva, mi coprotagonista, no paran de alabar los matices que le doy a mi interpretación. No sé si lo dicen para regalarme los oídos o por compromiso, pero me contento con que Axel conserve la fama y respeto que se merece en la industria.

Además, estoy segura de que hoy he estado más distraída de lo normal teniendo en cuenta todo lo que me contó Axel ayer. Entre lo que ocurrió con Leo y Courtney, sus planes para organizarme mi fiesta de cumpleaños soñada y todo ese lío en general, mi cabeza no estaba donde tenía que estar y lo único en lo que podía pensar era en si ese grupito estaría poniendo a Axel en un compromiso de nuevo.

Sin embargo, Axel me ha escrito diciéndome que todo fue bien, especialmente ahora que se ha corrido la voz de mi fiesta, así que dentro de lo malo, parece que la cosa está bajo control.

—Buenas tardes, inquilina del cuerpo de mi mejor amigo. ¿Qué tal te tratan la fama y los focos? —saluda Tyler con una amplia sonrisa en cuanto abro la puerta.

—¿Cómo sabes que no soy Axel gastándote una broma para jugar con tu cabeza?

Tyler me mira de arriba abajo antes de soltar una pequeña risa burlona, cerrando la puerta a su espalda.

—No te ofendas, pero Axel jamás mancharía un chándal de cinco mil pavos con polvito de Cheetos porque él no come esas cosas y casi no viste de chándal. Lo considera una ordinariez.

—¡¿Esto cuesta cinco mil dólares?! ¡Si he cogido el que parecía más normal, ¿cómo puede ser tan caro?! —exclamo, sintiendo puro pánico al ver el polvito naranja sobre mi pecho. Una nueva preocupación florece al darme cuenta de esto y suelto un quejido—. Por favor, dime que esto se puede lavar y no es de una tela carísima que solo puede encontrarse en el rincón suroeste de Madagascar. ¡Como Axel se entere de que he comido Cheetos me va a matar!

—No te preocupes, tú échalo a la cesta y mañana lo tienes lavado. En cuanto a lo de comer Cheetos, dudo que picar un poco de vez en cuando arruine tu dieta, por mucho que Axel afirme lo contrario. No le culpes, lleva toda su vida obsesionado con estas cosas por culpa de sus padres.

—De hecho, esa es una de las cosas que también quería hablar contigo hoy. Me temo que nos toca tratar temas poco divertidos esta tarde.

—Ah, ¿visita de malas noticias? ¿Por qué nunca me querrás por mi cuerpo en lugar de por mi inteligencia? —suspira dramáticamente, haciéndome reír con su broma, antes de sentarse junto a mí en el sofá—. Me has dicho que tenías algo que consultar conmigo acerca de Megan. No soy imparcial cuando se trata de esa... mujer, pero intentaré ayudarte de la forma más justa.

—Bueno, este tema no requiere imparcialidad, principalmente porque yo tampoco lo soy en este caso. La cuestión es que el domingo, Axel me comentó que el treinta de octubre es su aniversario con Megan. Me preguntó qué me parecía que fuese a sorprenderla yendo a verla uno de estos días y que le había comprado un collar alucinante de diamantes y claro, yo le pregunté qué se habían regalado años anteriores para comparar y... No sé, tal vez sea yo la imparcial, pero que el año pasado le regalase una colonia que ni siquiera era la suya cuando él le montó un pedazo de sorpresa me da mucho en qué pensar.

—¿Y qué es eso en lo que has pensado? Porque me da que tú y yo tenemos lo mismo en la cabeza.

Su petición me hace soltar un quejido y veo cómo una sonrisa malévola se extiende por su rostro, esa que ya me es tan familiar después de todas las veces que quiere avergonzarme. Desde que Tyler descubrió el pastel de mi extraña situación con Axel, he estado pasando mucho tiempo con él, especialmente cada vez que me toca despertarme en este cuerpo. No solo mi vida como Axel ha sido mucho más fácil con su mejor amigo a mi lado haciendo de piedra de toque para mí, sino que también me arriesgaría a afirmar que entre él y yo también se ha forjado una amistad. Tyler es un chico encantador, gracioso, agradable y muy chistoso, exactamente la imagen que da cara al público, y nuestras personalidades encajan mejor de lo que habría imaginado. Era de esperar que alguien tan gracioso como Ty se aprovechase cada vez que puede de lo fácil que es avergonzarme y hacerme sonrojar.

—¿Por qué disfrutas tanto haciéndome decir cosas malas de la gente? ¡Te he dicho mil veces que no me gusta hablar mal de nadie que apenas conozco!

—Pues un pajarito me ha dicho que a Axel le llevas poniendo a caer de un burro desde hace años y le conociste en persona hace solo dos meses —apunta él con una sonrisa aún más amplia, lo cual solo hace que me sonroje más—. Bueno, ¿qué pasa con Megan y lo mucho que se aprovecha de mi mejor amigo por su fama? ¿Has empezado a planear ya el asesinato? ¿Quieres que te ayude, que lleve la mochila con los bocatas...?

—¡Que no quiero matar a nadie, Ty! —digo entre risas, convencida de que tiene el plan escrito en alguna libreta teniendo en cuenta todas las veces que me lo ha sugerido—. La cosa es que, como tú, creo que Megan se olvidó de su aniversario el año pasado y le compró lo que pilló en el duty free. Algo me dice que este año también va a ocurrir y no pienso permitir que esa... chica le rompa el corazón a Axel. Por mucho que se haga el tonto, sé que él también se da cuenta de estas cosas y sabiendo lo mucho que hace por ella, quiero que tenga el regalo que merece por parte de su novia.

—¿Entonces quieres llamar a Megan y decirle que como no le compre algo a la altura le quemamos todo el vestidor o algo así? Porque yo no quiero hacer de profesor de parvulitos y menos con esa bruja. Ya debería saber lo que tiene o no tiene que hacer.

—No, nada de eso. Lo que quiero hacer es comprarle a Axel un regalo a la altura y, en caso de que Megan no le regale nada, dárselo como si fuese de su parte. El problema es que tampoco tengo mucho dinero y no puedo comprarle nada que se acerque económicamente ni un poquito a lo que él se ha gastado. ¿Qué crees que podría regalarle?

Tyler parece sorprendido al escuchar mi propuesta y creo atisbar el fantasma de una sonrisa misteriosa en sus labios antes de que se ponga pensativo, acariciándose la barbilla levemente.

—No creo que orientar el regalo en el precio sea lo correcto con Axel, especialmente con alguien tan especial para él. Lo que más le gustaría recibir es algo con significado personal para él que represente su amor y todas esas cosas, lo cual me parece imposible tratándose de Megan porque esa mujer no siente absolutamente nada por nadie que no sea ella misma. Piensa en algo que siempre haya querido o le haría ilusión tener sin importar el dinero.

—Pero eso es complicado porque no puede ser algo que yo sepa y Megan no, tendría que ser algo que ella supiera con certeza. Por ejemplo, yo sé que a Axel le gusta mucho el teatro aunque no lo deje ver y le encantaría ver alguna función representada. También sé que le gusta la moda y tal vez... no sé, ¿le gustaría desfilar? Como Megan es modelo, podría conseguir algo de eso, ¿no? Pero yo no tengo ni idea ni de a quién contactar para lograrlo.

Tyler se para a pensar y mi voz se extingue mientras yo también barajo más opciones, descubriendo pronto lo difícil que es encontrar algo que compartan Axel y Megan que yo también sepa. Aunque Axel adora contarme cosas sobre él y nunca deja de hablarme de todo y de todos en su vida, no suele hablarme de su novia. De hecho, sé más cosas de ella por Tyler que por el propio Axel.

—Mira, ¿sabes lo que te digo? Que lo del teatro me parece una idea maravillosa. Sé que a Axel le hará mucha ilusión y me da igual si Megan lo sabe o no. De hecho, estoy dispuesto a salvarle el culo diciéndole a esa arpía que yo compré el regalo porque sé que Axel lo amaría diciéndole que es de su parte. Lo único que quiero es que mi hermano sea feliz, ¿sabes? ¡Así que vamos a comprar entradas para el mejor teatro del país!

Su ilusión me hace soltar una carcajada y me alegro al comprobar que Axel tiene a su lado a un amigo que le quiere tanto como merece y que está dispuesto a hacer por él tanto como yo misma. Teniendo en cuenta cómo son sus padres y cómo parece ser Megan, Axel no merece a personas tan desagradecidas a su alrededor cuando él hace tanto por ellos.

—Ty, no hay algo así como "el mejor teatro del país", pero entiendo tu punto. Sé que le gusta Shakespeare aunque no quisiera que viese un drama como Hamlet, por lo que será mejor que compre entradas para El sueño de una noche de verano. Es una de mis comedias favoritas de todos los tiempos —digo, cogiendo el portátil para comprar las entradas por internet—. A ver, la mejor interpretación está definitivamente en Broadway, pero aquí en Los Ángeles también hay muchas opciones interesantes. ¿Crees que Axel tendría problema con ir a ver una obra a Nueva York?

—No te ofendas, querida, pero los conceptos espacio y tiempo son bastante distintos que para vosotros. De hecho, Nueva York está cerca para ver una obra de teatro. Podrías cogerlo incluso en París o Londres si crees que allí está mejor, a Axel no le costará nada coger un vuelo y alojarse donde sea. ¿O es que se te está olvidando que ese hombre va cada dos minutos a tu universidad con todo este lío de cuerpos que os traéis?

Aunque Tyler habla de broma para burlarse de mí, se me ocurre una idea que puede ser una alternativa mucho mejor a comprar entradas para una obra en Estados Unidos. En su lugar, me meto en la web del teatro Shakespeare's Globe, uno de los teatros originales de la época y más famosos para ver representaciones del autor. Siempre ha sido mi sueño ver una obra allí, pero incluso cuando vivía en Inglaterra era demasiado caro para mi familia pagar las entradas, la estancia en Londres y todos los gastos que eso podía conllevar.

—¿Cuándo es la semana de la moda en Londres?

—Dentro de un par de semanas, ¿por qué?

—Porque había pensado que será mejor coger entradas para el Shakespeare's Globe allí. Así Megan no tendrá que desplazarse y es uno de los mejores teatros del mundo para ver cualquier obra de Shakespeare. Siempre he deseado ir, pero ya sabes, para los no millonarios es un poco caro —explico con una sonrisa triste.

Tras entrar en la página web y ver los altos precios por entrada, suspiro para mis adentros y asimilo que este mes tendré que apretarme un poco más el cinturón. Aunque Axel siempre intenta pagarme absolutamente todo, no quiero que mis gastos del hogar corran a su cuenta, por lo que tengo que pensar muy bien cómo me gasto el dinero y lo que le dejo ver para que no sé dé cuenta cuando ando más justa.

Al comprar las entradas, siento una especie de nudo en el estómago muy desagradable. Me imagino a Axel viendo la obra de teatro con Megan, que no apreciará en absoluto lo que estará viendo ni tendrá en cuenta la ilusión de su novio. No puedo evitar pensar en lo mucho que me gustaría ser yo la que acompañase a Axel a ver la obra... tal vez en una cita o algo así... Se pueden tener citas entre amigos, ¿verdad?

Aunque... ¿realmente quiero tener una cita de amigos con Axel u otro tipo de cita?

—¿Siempre has querido ir y nunca has podido permitírtelo? —pregunta Tyler sorprendido—. ¡Pues yo te voy a invitar! ¿Cuándo te apetece ir? No tiene por qué ser conmigo, ¿eh? Si quieres os compro entradas a tus padres y a ti. Ve con quien quieras, no te preocupes.

Su oferta me hace girar la cabeza para mirarle en shock, con los ojos como platos. Él se limita a sonreír mientras saca su tarjeta de crédito de la cartera, dispuesto a cumplir con su palabra de inmediato.

—¡Tyler, guarda eso! ¿Cómo vas a invitarme a todo eso, estás loco? ¿Por qué cada vez que digo que quiero algo delante de Axel o tú os convertís en el genio de la lámpara con la tarjeta de crédito?

—Bueno, ¿y por qué no? —pregunta Tyler, confuso, a medio camino entre guardar la tarjeta y terminar de sacarla—. Tú no te puedes permitir algo que quieres con muchas ganas, nosotros sí, tú eres nuestra amiga y el dinero está para gastárselo. No sé, yo lo veo lógico.

—Porque... Porque no... No sé, es que... me siento mal, ¿sabes? No quiero aprovecharme de vuestro dinero, los amigos no hacen eso.

—No sé si será cosa de los británicos, de los no millonarios o algo solo tuyo, pero eres muy rara, Grace. — Tyler se encoge de hombros y termina guardando la tarjeta de crédito de nuevo—. En fin, ¿qué era eso otro que querías hablar conmigo?

Antes de que pueda responder, el móvil de Axel suena y compruebo en la pantalla que es su madre, a la cual tiene guardada como "Agente/Madre" a petición de ella. Pongo los ojos en blanco y le muestro la pantalla a Tyler con una mirada significativa.

—Hablando del rey de Roma... Lo pondré en altavoz, necesito que me eches una mano para no ponerme a insultar como una loca.

—No sé si yo seré capaz de aguantarme, tampoco confíes mucho en mí —responde él con un gruñido hosco y tras respirar hondo, descuelgo.

—Axel, este fin de semana tienes una reunión en Nueva York con Rob Vance. Tiene una nueva película en mente y tienes que ser el primero en hablar con él para que te coja como protagonista. Tu vuelo saldrá el mismo viernes a las seis de la mañana para que puedas estar allí temprano. Ni se te ocurra cagarla, ¿vale?

Una rabia sube por mi esófago, empujando todas esas palabras horribles que ojalá pudiera decirle a esta mujer que trata a su hijo como un cajero automático, pero me muerdo la lengua y miro a Tyler. Este niega con la cabeza tan fervientemente que creo que se le va a salir del cuello.

—¡Ni hablar! Axel está muy emocionado por tu fiesta de cumpleaños y ya les avisó de que su fin de semana estaba blindado. ¡Diles que te busquen otro hueco en cualquier otro momento!

—Lo siento, pero ya tengo un compromiso este fin de semana —respondo como Axel me indicó que hiciera cuando hablase con sus padres—. De hecho, es mi aniversario con Megan y os lo dije. Este fin de semana está completamente blindado.

—Axel, es el trabajo de tu vida. Robert tiene mucho interés en que protagonices su película, ¡no puedes ignorar una oportunidad así! Además, te he dicho mil veces que en este trabajo no hay descansos ni días blindados, deberías saberlo ya. Si quieres ser el mejor en esto, lo que tienes que hacer es trabajar cada día de tu vida.

Aprieto los dientes y no me hace falta mirar cómo Tyler niega con la cabeza para saber que debo mantenerme en lo que he dicho. Tal vez Axel no quiera plantarle cara a los déspotas de sus padres, pero yo no pienso permitir que sigan explotándole de esta manera.

—Si tanto interés tiene en mí, seguro que puede esperar unos días para reunirse conmigo. Este fin de semana ya tengo planes y no hay más que hablar. Reorganiza mi agenda a partir de ahí y punto.

—Axel...

—Perdona, ¿quién te paga el sueldo? —interrumpo con voz cortante, decidiendo que si quiere comportarse como una agente en lugar de como una madre, yo haré lo propio—. Yo te contrato, yo te pago y tú me obedeces. Soy tu jefe, trabajas para mí y no al revés, así que haz lo que te digo. Si no te gusta, estoy seguro de que podré encontrar a otra persona dispuesta a hacer lo que digo.

El silencio domina la línea y Tyler sonríe ampliamente, levantando ambos pulgares con alegría. Yo también sonrío, orgullosa de mí misma, especialmente teniendo en cuenta que no suelo ser capaz de enfrentarme a nadie de esta manera.

—Yo... Está bien, Axel, como quieras. Reorganizaré la cita para la semana que viene, pero si pierdes el papel, luego no me eches la culpa...

—Muy bien —corto a la mujer de nuevo, decidida a no escuchar su manipulación emocional—. Voy a colgar, que mi horario laboral ha terminado. Buenas noches.

Sin esperar a su respuesta, cuelgo la llamada y chillo de emoción, dejando el móvil a un lado. La adrenalina me hace temblar y no sé si me he pasado o si lo he hecho bien, por lo que miro a Tyler con los ojos como platos.

—¿Ha sido demasiado? ¿Me he pasado? ¡No quiero arruinarle la carrera a Axel! ¡Ay, Dios, la he cagado! ¡¿Por qué me has dejado hacer eso?!

—¡No, no, has estado estupenda! —me anima Tyler, abrazándome entre risas—. No vas a arruinar nada, todo lo contrario. Ya va siendo hora de que las garrapatas dejen de chupar la sangre que no les corresponde.

Cuando me separo ligeramente, alzo la mirada y Tyler me sonríe con complicidad, dándome palmaditas en la espalda. Con él dándome su visto bueno, me siento capaz de hacer cualquier cosa, especialmente si es por Axel.

No pienso permitir que nadie más siga pisoteando a una de las personas más especiales de mi vida.

¡Holitaaa!

Este ha sido un capítulo puente como llamo yo, de estos en los que parece que no pasa nada pero dan mucha información para el futuro 😊

¿Qué creéis que pasará en el aniversario de Axel y Megan? ¿Y con los padres de Axel?

Os leo! ❤️

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