21
—¿Cuáles son las características principales de la literatura del Romanticismo?
—El rechazo a la sociedad burguesa e industrializada para evadirse en el paisaje rural, el pasado histórico y los países exóticos. Empleaban un nuevo lenguaje literario basado en el sentimiento y lo irracional, la subjetividad y la libertad del artista frente a toda regla. Fue una forma de enfrentarse a la literatura de la Ilustración.
Axel habla sin un ápice de vacilación en la voz, pasando una mano por mi pelo mientras juega a un juego tonto en el móvil con la otra. A pesar de que no parece estar prestando atención a lo que le digo, sé que no solo está escuchando mis preguntas con atención, sino que también conoce todas las respuestas a la perfección.
Tras dos días de calma asistiendo a clase en mi propio cuerpo, la tarde del viernes ha llegado y Axel ha cogido un avión para pasar el fin de semana en mi casa. Hemos comido juntos y después nos hemos puesto a estudiar, aunque cuánto más le pregunto, más me convenzo de que Axel no lo necesita. Tumbada en el sofá, con mi cabeza sobre su regazo, observo con admiración cómo es capaz de responder a todo como un robot mientras se distrae con un juego. Para esto último me ha pedido permiso, ya que dice que no es capaz de concentrarse en una única cosa, lo cual solo me ha hecho alucinar más.
Si el miércoles se encendió en mi cabeza la chispa de la posibilidad de que Axel tuviera una suerte de memoria fotográfica, hoy es una fragua ardiendo a plena potencia.
—¿Por qué Jane Austen es una de las autoras más importantes del Romanticismo?
—Porque interpretó con ironía y comicidad el género, exagerando sus características hasta crear situaciones y personajes demasiado perfectos para ser de carne y hueso, a pesar de tener problemas y fallos. —Axel me mira y me guiña un ojo con una sonrisa traviesa—. Además, es reconocida en la actualidad por ser la primera autora en crear protagonistas masculinos adorados por las mujeres, lo que ahora se conocen como "hombres escritos por una mujer".
Mis mejillas se colorean de un tono rosado que siento a pesar de no verlo, y le miro tratando de reprimir la sonrisa con una falsa expresión de seriedad.
—Pero no puedes poner eso en el examen o pensarán que soy una loca desesperada por encontrar a un hombre que no existe.
—Ah, ¿es que no eres una loca obsesionada por encontrar a tu hombre ideal e inexistente?
Axel ríe y se encoge, esperando el golpazo que le doy en el brazo. Ahora que estoy en mi cuerpo, puedo darle más fuerte, pero sigo sin saber controlar muy bien la fuerza con tanto cambio. Su risa termina por contagiarme y me encuentro sonriendo contra mi voluntad.
—Todas queremos encontrar a nuestro hombre escrito por una mujer, pero ya asumimos hace tiempo que eso es imposible, así que tendremos que conformarnos con lo que más se le acerque.
—Bueno, tú ya has encontrado al chico perfecto, ¿no? Leo Wood es como Laurie, el de Mujercitas.
—Sí, la verdad es que se parece mucho a... —Mi suspiro de adolescente enamorada se ve interrumpido por un pensamiento nacido a raíz de sus palabras, algo que casi se me pasa por alto—. Oye, ¿tú cómo sabes quién es Laurie? ¿Has leído Mujercitas?
—Claro, ¿te crees que soy un extraterrestre? Era una de las lecturas obligatorias en el colegio. Además, aunque no lo hubiera leído, han hecho unas siete mil adaptaciones en el cine. Supongo que las bibliotecas de Hollywood tienen muy pocos libros.
—Me gusta más el teatro en ese sentido. Ninguna adaptación se acerca ni de lejos a la interpretación en vivo de Romeo y Julieta o El sueño de una noche de verano. Lo siento, pero deberías haber sido actor de teatro.
—Un actor de teatro no tendría una casa en cada capital importante del mundo, princesita —apunta con una sonrisita arrogante, más burlona que seria—. Además, mis padres nunca me han dejado aceptar ningún papel de esos porque no pagan mucho y dicen que sería ensuciar y estancar mi inmaculada carrera. Si te soy sincero, me gustaría interpretar alguna obra de teatro alguna vez. Creo que son muy bonitas, aunque no sé si tengo talento suficiente para hacer un buen papel.
Sus palabras me hacen fruncir el ceño, como cada vez que me cuenta uno de sus deseos frustrados por culpa de sus padres. Al hablar de la posibilidad de hacer teatro, los ojos color miel de Axel brillan con emoción y siento la irrefrenable necesidad de cumplir su anhelo, sea como sea.
—Bueno, tal vez no puedas interpretarlo ante un teatro a rebosar, pero a mí me encantaría ser tu público esta noche. Si quieres, pueda buscarte un soneto de Shakespeare y lo recitas para mí. Sé que rebosas talento para interpretarlo como el mejor actor de teatro, ya lo verás.
—¿Un soneto? —pregunta, un tanto nervioso, aunque veo cómo se le ilumina el rostro por la emoción—. Vale, pero déjame leerlo un par de veces antes. Recitar algo mientras lo lees le quita gran parte de la magia y la belleza a lo que estás leyendo y jamás soñaría con arruinar la obra de Shakespeare.
—Claro que sí, mira. Lee este, es uno de mis favoritos.
Axel coge mi iPad con una sonrisa y le observo leer con cuidado el soneto, apreciando el brillo que crece en sus ojos desde mi privilegiada posición en su regazo. Tras unos breves minutos, aparta el iPad y esboza una sonrisa.
—Allá voy, ¿estás lista? —pregunta y yo asiento, contagiada por su entusiasmo.
Axel respira hondo y empieza a hablar de nuevo:
Cuando caído en desgracia ante la Fortuna y los ojos de los hombres,
en soledad lloro mi condición de proscrito,
y perturbo el indiferente Cielo con mis inútiles lamentos,
contemplándome a mí mismo, maldigo mi destino.
Deseando parecerme a otros más ricos en esperanza,
ser tan hermoso como ellos, como él contando con amigos.
Deseando el arte de aquel y el poder de este otro,
descontento de lo que más placer me da.
Y aunque me halle hundido en estos pensamientos casi despreciando,
por suerte pienso en ti, y entonces todo mi ser,
como la alondra que asciende al amanecer
desde la sombría tierra y canta ante las puertas del cielo.
Solo evocarte, dulce amor, me da tal riqueza,
hace que me horrorice cambiar mi destino por el de un rey.
La voz de Axel es suave como la miel sobre una rebanada de pan caliente, pero también firme y poderosa mientras habla como un hombre que se hunde en la tristeza nacida de la soledad y la pobreza hasta que recuerda a esa persona especial que siempre estará ahí para él. Sus iris castaños no se apartan de mis ojos y siento que está leyendo las bellas palabras a través de ellos. Cuando pronuncia la última palabra, todo el vello de mi cuerpo se ha erizado debido a la emoción. Ni siquiera me doy cuenta, pero estoy sonriéndole desde abajo como una idiota.
—Bueno, ¿qué tal lo he hecho? Es un soneto muy bonito, aunque es un poco agridulce. Me siento un poco identificado con las palabras en cierto modo, ¿sabes?
—Es real, como la vida misma —respondo, volviendo a mi ser cuando él habla—. ¿De verdad? Yo a veces también me siento sola, pero no de una forma tan desgarradora. Es una soledad más normal, pasajera.
—Bueno, es que... es raro, ¿sabes? Porque siempre estoy rodeado de gente en todos los sentidos, siempre siento todos esos ojos sobre mí, todas esas personas pendientes de cada cosa que hago..., pero me siento cada vez más solo porque sé que a ninguna de esas personas les importa realmente quién soy o cómo me siento. Antes sentía que me hundía en ese pozo de tristeza cada vez que empezaba a sentir esa soledad, pero ahora me he dado cuenta de que no estoy solo, sino que mi círculo de personas en las que confío y se preocupan por mí es más reducido.
—Claro, Tyler y Megan siempre van a estar ahí para ti y a ellos sí que les importa de verdad lo que sientes y cómo eres. Y no sé si te sirve de algo porque probablemente después de todo este lío pase no querrás tener nada que ver conmigo, pero yo también estoy aquí. Si necesitas que alguien te escuche, te aconseje o te insulte por ser tan vanidoso, ya sabes dónde encontrarme —bromeo con una sonrisa.
—Y si tú necesitas hablar, consejo para conquistar a Leo o renovar ese armario tan básico, yo siempre voy a estar aquí para ti. —Axel y yo reímos un poco antes de que él se ponga serio de nuevo—. Yo... No me gustaría dejar de hablar contigo cuando todo vuelva a la normalidad. Sé que tener contacto conmigo es más un engorro que algo positivo para ti, que odias la atención, pero podríamos... hablar por FaceTime o lo que sea. Se me haría muy raro no volver a hablar con mi princesita de otoño nunca más.
El mote que ideó para mí y que antes me enervaba tanto, ahora me hace sonreír, mirándole desde abajo. Su confesión avergonzada me resulta adorable y me alegro de que lo haya dicho porque yo me siento igual. Si tuviera que imaginarme mi vida de ahora sin Axel, sentiría que me falta algo. Ni siquiera me importan todos esos supuestos defectos que ha mencionado acerca de tener contacto con él. Yo ni siquiera veo esos supuestos defectos.
—Pues claro que seremos amigos después de todo esto, Rapunzel. ¿Te crees que voy a dejar que tu narcisismo crezca sin devolverte a la Tierra con el resto de mortales? ¿Quién va a evitar que te gastes miles de dólares en una cazadora exactamente igual que las quince que ya tienes porque tú las ves radicalmente distintas?
—Si crees que mis cazadoras son iguales, definitivamente me necesitas, princesita. No pienso permitir que sigas caminando por la vida sin saber distinguir un Chanel de un Dior.
—¡No, por Dios, qué sacrilegio! —exhalo dramáticamente antes de romper a reír y coger el iPad de nuevo—. ¿Quieres revisar el último epígrafe antes de volver a tu hotel o prefieres irte ya? Seguramente estarás cansado.
Axel asiente y miro a la pantalla, buscando mis apuntes de nuevo. Cuando abro la boca para hacerle la siguiente pregunta, la suave voz de Axel suena sobre mí:
¿Podría yo al estío compararte?
Es mayor tu belleza y tu templanza.
Viento intenso flores de mayo bate
y el verano se acaba sin tardanza.
El ojo celeste o con fulgor brilla
o su dorada luz se desvanece;
y lo bello en su belleza declina,
por natura o azar desaparece.
Jamás morirá tu verano eterno,
ni tu belleza te ha de abandonar,
ni Muerte gala hará de ti en su seno,
pues en mis versos has de perdurar.
Mientras haya un hombre u ojos que vean,
vivirán mis versos que te recrean.
Axel recita los versos con suavidad, haciendo que cada uno de ellos se sienta como una caricia directa a mi alma. Soy incapaz de apartar mis ojos de los suyos, perdiéndome en el hechizo que él mismo está creando con la dulzura apasionada que rezuma su voz. Cada palabra, cada pausa, cada inhalación están cargadas de significado, uno que mi mente todavía no sabe descifrar, pero que siento cómo cada fibra de mi ser comprende a la perfección. Cuando sus labios pronuncian los dos últimos versos y su profunda voz se extingue, dejando que un silencio cargado de significado nos abrace, siento una lágrima descender por mi mejilla.
Antes de que pueda inmutarme, el pulgar de Axel la recoge con delicadeza, así como a las que la siguen silenciosamente. Mi mano se posa sobre la suya y la aprieto más contra mi mejilla, sintiendo la necesidad de estar cerca de él, de encontrar de nuevo esa conexión con él que me ha embargado al escuchar el soneto.
—Cuando lo he leído antes, he pensado en ti —murmura, posando su otra mano en mi otra mejilla como si me hubiese leído la mente—. Flores, dorado, verano, belleza... Si tuviera tu don para las palabras, te habría escrito un soneto como este. No sabes lo bella que eres, Grace, pero no pasa nada. Mientras mis ojos sigan mirándote, jamás dejarán que lo olvides.
Las lágrimas vuelven a nacer en mis ojos antes de morir en sus dedos de nuevo. La intensidad de su mirada me mantiene encadenada a sus ojos aunque incapaz de articular palabra. Sé que cualquier cosa que salga de mi boca arruinará todas las palabras hermosas que está diciendo, como un chirrido en mitad de una interpretación de Tchaikovsky.
Pero entonces, las palabras encuentran la salida de su encierro en mi interior.
—Me encantaría verme como me ves tú. Me encantaría conocer a la Grace que conoces tú. Me encantaría... encontrar a alguien que pensara en mí como lo haces tú. Sería la mujer más afortunada del planeta.
—Ya lo has encontrado —responde antes de inclinarse sobre mí y posar un beso sobre mi frente, haciendo que mis ojos se cierren, como si así pudiera atesorar este momento durante más tiempo—. «Mientras haya un hombre u ojos que vean, vivirán mis versos que te recrean». Aquí está el hombre y sus ojos, y no se va a ir a ninguna parte.
El rostro de Axel sigue a apenas unos centímetros del mío, tan cerca que siento su respiración contra mi piel. Cuando vuelvo a abrir los ojos, lo primero que veo son sus labios, dominando mi mente por completo. Me pregunto a qué sabrán, cómo se sentirán sobre los míos, si se sentirán tan suaves como parecen... Axel se acerca un poco más de forma involuntaria antes de cerrar los ojos y negar con la cabeza. Al mismo tiempo, como si nuestras mentes estuvieran conectadas para pensar lo mismo, coloco mi índice sobre sus labios, como una barrera física aparentemente pequeña y estúpida, pero capaz de frenar todo en apenas un instante.
—No... Esto no... —murmura, abriendo los ojos y distanciándose de mí. Sus manos siguen en mis mejillas, pero ya nada es igual. Lo que sea que acaba de pasar se ha volatilizado hace apenas un segundo—. Perdóname, Grace. No por el soneto ni por todo lo que he dicho, porque todo eso es verdad. Perdóname por...
—No te preocupes —le corto, sonriendo con tristeza—. Lo sé. Y yo también lo siento.
Y lo sentiré durante el resto de mi vida.
¡Holiiii!
Procedo a dejar esta línea de comentarios para que me amenacéis de muerte y os caguéis en todo mi linaje, aunque antes dejadme decir que... lo sientooo 😇🤍✨
¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Os ha gustado? (Soy muy mala gente, lo sé, lo sé) 💅🏼
Os leo! ❤️
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