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14

Cuando el sol se cuela entre los resquicios que deja abierta la cortina de la pequeña habitación, inmediatamente siento esa ligereza extraña que ya me resulta casi familiar. Al abrir los ojos lentamente y ver una minúscula habitación de hotel, ni siquiera me inmuto.

Buenos días, cuerpo de Grace.

Por fortuna, a ninguno de los dos nos ha pillado por sorpresa esta vez y hemos preparado nuestra agenda de acuerdo a la hipótesis que tenía Grace sobre los cambios de cuerpo. No estábamos seguros, pero dedujimos que hoy sucedería lo mismo que el pasado domingo y parece ser que así ha sido. Previendo que esto podría suceder, acordamos encontrarnos en Los Ángeles para continuar tanto con mis clases sobre literatura universal, como con las de interpretación de Grace.

Como excusa, ella ha venido con Olivia y su hermana pequeña para verme, aprovechando que habrá puente hasta el miércoles por fiesta nacional. Sí, todo el país tiene vacaciones estos días excepto yo, aunque nunca me ha importado. Grace está de suerte, porque no se trata de trabajar en el rodaje, sino de aparecer esta noche en un programa de entrevistas y realizar una sesión de fotos el martes. Por supuesto, estos compromisos han sido cortesía de mis padres, que hicieron oídos sordos a mi petición de tomarme estos días libres y solo me concedieron el lunes después de una larga discusión, como si estuvieran haciéndome un favor. Si fuese por mí, no me importaría trabajar de sol a sol cada día, ya que es lo que llevo haciendo toda mi vida y adoro, pero no quería abrumar a Grace, aunque ella me aseguró que no había problema.

Desde la videollamada el viernes por la noche, hemos estado hablando por mensajes prácticamente continuamente, sobre todo de la fiesta. Cuando Grace me pidió apoyo el viernes, no dudé en decirle que sí, aunque yo también estaba de fiesta con Tyler. Quería ayudarle porque se merece pasárselo bien y darse cuenta de que vale mucho más de lo que cree. No me gusta ver lo nerviosa que se pone por el mero hecho de arreglarse, como si no mereciese sentirse guapa aun siéndolo. Me he prometido a mí mismo animarla hasta que se quiera tanto que hasta a mí me resulte demasiado.

Y yo pienso que nunca te puedes querer demasiado.

Parece ser que la fiesta fue bien, especialmente porque empezó a hablar con ese tal Leo Wood y flirtearon un poco. Aunque creo que tienen personalidades parecidas y encajan bastante bien, hay algo en ese chico que no termina de gustarme, y también me he prometido a mí mismo en secreto investigar mientras esté en clase con él. Necesito saber si es como parece ser o si hay algo en él que se me escapa. Como hombre, sé qué preguntas hacer para conocerle mejor, pero he de disimular, obviamente.

Afortunadamente, actuar es una de las pocas cosas que se me dan bien en la vida.

Al incorporarme y ver la pantalla del móvil de Grace, veo algunos mensajes de Olivia y otros de "Rapunzel", el mote con el que me ha bautizado. Los primeros me indican que su mejor amiga se va con su hermana a pasar el día juntas de visita por Los Ángeles. Según me ha dicho Grace, Liv quiere aprovechar que ambas son mis fans para pasar tiempo juntas y tratar de solucionarlo. Ha sido la excusa perfecta para que ambas se quedasen en una habitación juntas y ella sola en otra. No me hizo falta mover muchos hilos para asegurarme de que pudieran comprar tres entradas para la entrevista de esta noche, así que no solo me va a tocar fingir ser Grace, sino también hacer de intermediario entre las hermanas. Bueno, intermediaria.

Tras responder rápidamente a Olivia, veo que Grace ha dicho hace quince minutos que en media hora estaría aquí, por lo que me da tiempo a vestirme y arreglarme. Con los ojos cerrados y tratando de dejar la mente en blanco para no pensar en mi desnudez, me ducho con rapidez pasmosa y elijo la ropa menos básica que he metido en la maleta. En cuanto termino de peinarme, escucho los toques en la puerta.

Grace entra en la habitación agachada, como si estuvieran persiguiéndola, y completamente cubierta por ropa negra, de cabeza a los pies.

—Buenos días, tortuga ninja.

Cuando cierro la puerta, se destapa y me mira, soltando un bufido.

—¿Prefieres que salga corriendo desnuda por Rodeo Drive cubierta con pintura de neón?

—¡No, no! Así estás divina, muy rollo espía del Pentágono —balbuceo antes de sentarme junto a ella en el escritorio que hay frente a la ventana—. Bueno, te toca estudiar para la entrevista de hoy. No te preocupes, porque todas las preguntas están preparadas y luego solo tendrás que hacer un jueguecito con el presentador, ya sabes cómo van estos programas.

—¿Y si me pregunta algo que no está en el guion y la cago? No quiero cargar con el muerto de uno de tus escándalos, aunque sería gracioso liártela un poquito...

Grace sonríe con malicia y suelto un bufido, echando parte de mi larga melena hacia atrás con un rápido movimiento.

—Primero, yo apenas tengo escándalos negativos que no sean inventados por terceras personas, y segundo, como se te ocurra manchar mi carrera, me encargo de que te echen de la universidad. Tendrás que ir a una de segunda y no podrás publicar una novela, ni ser editora, ni...

—¡Vale, vale, no te la voy a liar! Venga, vamos a empezar. Tú eres el entrevistador y yo soy tú —dice, cogiendo el guion que he preparado tras conocer las preguntas de la entrevista.

—¡Buenas noches, Axel! Es todo un placer tenerte aquí esta noche, especialmente teniendo en cuenta lo apretada que es tu agenda. ¿Qué tal estás?

—El placer es mío, Andrew —responde y me estrecha la mano con una amplia sonrisa, bastante buena teniendo en cuenta que apenas tiene práctica—. Estoy divinamente, disfrutando del rodaje de mi próxima película.

—Ah, sí, el misterioso proyecto que va a concederte el Oscar... ¿Puedes desvelarnos algo o vais a seguir manteniendo tanto secretismo?

—Bueno, no puedo darte muchos detalles, pero sí puedo decir que se trata de un romance precioso y profundo que hará llorar a más de uno... ¡así que llevaos pañuelos al cine! —Grace frunce el ceño tras leer en alto la última frase y me mira con desagrado—. ¿Los chistes malos se pueden quitar o es que eres así de poco gracioso?

—Dijo la maestra de la comedia —respondo con una ceja alzada—. En fin, siguiente pregunta. Megan y tú estáis a punto de cumplir dos años de relación y sois la pareja ideal. ¿Cómo habéis logrado mantener una relación tan bonita teniendo trabajos tan exigentes?

—La verdad es que, cuando dos personas se quieren tanto como nos queremos, es muy sencillo estar juntos incluso en la distancia. Siempre logramos encontrar huecos para vernos lo máximo posible y nos comunicamos a diario. Para nosotros, la distancia no es más que un pequeño inconveniente.

—Vale, eso lo tienes que decir muy enamorada, como lo diría yo —aviso mirándole a los ojos—. Bien, en este momento, el presentador igual se salta un poco el guion y te hace algún comentario acerca de posibles cuernos por mi parte a Megan o viceversa. Lo hará en forma de chiste, así que te tienes que reír y seguirle un poco la broma antes de darle pie al siguiente tema, ¿vale?

Grace levanta los ojos del papel y me mira boquiabierta, como si me hubiese salido una cabeza adicional de repente. Espero a que deje de boquear, pero no habla y no entiendo por qué está tan sorprendida.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo diciendo que pueden decirte que te ponen los cuernos sin estar planeado en el guion? ¿Es que te parece normal que alguien pueda llamarte cornudo o infiel delante de millones de personas?

—Estoy acostumbrado —digo encogiéndome de hombros, sin comprender todavía por qué reacciona así—. Además, sé que es mentira y solo están haciendo su trabajo, ¿sabes? No tienen mala intención, solo buscan el titular fácil.

—Axel, sí que tienen mala intención y esto no es normal. No deberías aceptar que insinúen este tipo de cosas sobre ti o tu pareja, ese no es su trabajo. Los periodistas de verdad se encargan de buscar información interesante y verídica de forma ética, no de inventarse rumores para arruinarle la vida a alguien. Eres el mejor actor de tu generación, un hombre con mucho talento que lleva toda la vida en el mundo de la interpretación y uno de los próximos ganadores del Oscar. ¡Tienen a una superestrella delante, por Dios, ¿es que no se dan cuenta?! ¡¿Es que no ven la cantidad de cosas interesantes que podrían preguntarte sobre tu carrera?!

Grace sigue taladrándome a través de mis ojos, reflejando la indignación y enfado más puros en su expresión. Ahora soy yo el que se sorprende viendo lo mucho que le ha afectado saber lo común que es esa práctica en mi vida. Desde que era prácticamente un crío, he tenido millones de ojos pendientes de mí, ávidos por saber todos los detalles sobre mi vida, y todo eso fue a más cuando cumplí los dieciséis. La prensa rosa lleva siendo mi inevitable compañera desde hace casi diez años y hace tiempo que aprendí a convivir con ella, como si se tratase de una compañera de piso ocasionalmente molesta.

—No les interesa demasiado mi carrera profesional, a no ser que sea una exclusiva sobre mi siguiente película. Suelen hacerme preguntas sobre mi vida, ya sabes: con quién he estado, qué busco en una mujer, si me puedo quitar la camiseta para enseñar músculo en televisión... Todo lo que vende.

—¿Y a ti qué te parece todo eso?

—No sé, estoy acostumbrado. Me gusta hacer felices a mis fans, así que si eso es lo que les interesa de mí, no me importa hacerlo.

—Axel, tú eres mucho más que un tío bueno, que un objeto de deseo —murmura Grace, cogiendo mi mano con gentileza—. No solo en el ámbito profesional, sino también como persona. Eres mucho más interesante que todas esas estupideces y me entristece que no lo veas. ¿Es que no te das cuenta?

—No, si yo ya lo sé, pero lo hago por mis fans, ya te lo he...

—En tu opinión, ¿qué más rasgos interesantes tienes aparte de tu físico y tu atractivo? —me corta.

—Bueno, soy carismático, aunque creo que eso entra dentro de mi atractivo... Definitivamente no soy el más listo del mundo, así que esa la descartamos. —Mientras pienso en una respuesta, hago una pausa que se alarga más de lo que quiero y me desespero tratando de encontrar una respuesta real—. ¡Ah, Tyler dice que soy gracioso!

Grace suspira y me sonríe débilmente, acariciando mis nudillos con el pulgar.

—Eres mucho más que eso, Axel. Si solo te has podido dar cuenta de que eres gracioso porque te lo ha dicho Tyler, entonces te voy a decir yo más rasgos buenos que tienes. En primer lugar, sí que eres listo y eres idiota por no verlo. Igual no eres inteligente en el ámbito de los estudios, pero eso no lo es todo. Tu trabajo requiere mucha inteligencia y actuar se te da mejor que a nadie. También eres gracioso, seguro de ti mismo, agradable, positivo, fiel, tenaz, ingenioso, amigable, extrovertido y el mejor de los amigos. ¿Y sabes qué? Yo he podido decirte toda esa lista conociéndote de apenas una semana, ¡imagínate lo que diría alguien que te conozca bien!

Mientras Grace me bombardea con cumplidos, la sangre empieza a subir a mis mejillas y me siento incapaz de hablar, sorprendido. A medida que va mencionando características que supuestamente tengo, no puedo evitar pensar que está hablando de otra persona. El único que me ha dicho algo parecido es Tyler, pero él es mi mejor amigo y seguramente lo diga por eso. Solo el hecho de que alguien tan instruida como Grace considere que soy inteligente ya me parece mentira, la verdad.

—¿De verdad crees que soy todo eso? Porque me has llamado listo, eso me suena a mentira. Ya sabes, tú siempre me has odiado por ser el típico guapo tonto, me lo dices sin parar.

—¡Claro que lo pienso! Y no te odio por eso, te odio por otras cosas. Bueno, ya no te odio exactamente, ahora es más irritación que otra cosa. Supongo que pasar tanto tiempo fingiendo ser tú termina por hacerte más tolerable —responde con una sonrisa burlona.

—¿Ves? ¡Lo decías por decir, lo sabía! ¡Te has inventado todas esas cosas para hacerme sentir mejor!

—¡Que lo digo en serio! ¿Por qué voy a querer hacerte sentir mejor si te acabo de decir que eres irritante?

—Para probar tu punto. Ambos sabemos lo mucho que te gusta tener razón, cueste lo que cueste.

Grace me da un golpe suave, ajustando su fuerza a su nuevo cuerpo, y me mira con el ceño fruncido y toda la seriedad del mundo en sus ojos, mis ojos, tanta que me siento como un alumno frente a su profesora.

—Te lo digo en serio, Axel. No permitas que las personas te vean solo como un cuerpo bonito sin alma o cerebro dentro. Eres inteligente, simpático, bondadoso, generoso y mil cosas más, cualquiera que te conociera se daría cuenta. Mereces respeto, no solo como persona, sino también como profesional. Eres Axel Maddox, la superestrella, ¡y nadie le falta el respeto a una superestrella! Nunca dejes que nadie te pisotee por nada, y mucho menos por mentiras.

Una sonrisa se extiende tímidamente por mi rostro y Grace no tarda en devolvérmela, apretando mis manos una última vez antes de soltarlas.

Siempre he tenido mucha autoestima, tal vez demasiada, dirían algunos. Necesito tener confianza en mí mismo si quiero sobrevivir en este mundillo y he sido así desde que tengo memoria. Sin embargo, esta es la primera vez que me siento seguro y orgulloso de algo que no sea mi físico o mi actuación.

Tal vez sí soy interesante después de todo.

—Bueno, yo ya he terminado. ¿Tú qué quieres?

Rodeo Drive está abarrotado de gente demasiado ocupada haciendo sus compras como para molestarse en prestar atención a las personas con las que se cruzan. Paradójicamente, el mejor momento para salir por Los Ángeles es cuando hay gente, ya que las personas tendemos a dejar de fijarnos en alguien específicamente y pasamos a identificar la multitud, sin más. Eso sí, cubrirse sigue siendo esencial para no ser reconocido.

Por ello, he conseguido convencer a Grace de salir de compras y a comer después de nuestro simulacro de entrevista diciéndole que yo necesitaba ropa. Esto no era más que una excusa para conseguir lo que realmente quiero: comprar la ropa que le guste a ella sin preocuparse por el precio o lo que puedan decir otras personas. Bueno, y también he aprovechado para llenar mi armario aún más porque nunca se puede tener suficiente ropa. La verdad es que ha sido bastante gracioso ver a Grace probándose la ropa que le decía para ver si me quedaba bien, aunque ha estado a punto de matarme varias veces. Solo he conseguido aplacar su irritación comprándole un cubo de pollo frito al terminar.

Evidentemente, no voy a obligar a Grace a comprar nada si no quiere, pero después de ver lo feliz que estaba al mirarse al espejo con el vestido de la fiesta del viernes, pensé que tal vez le gustaría ampliar un poco su armario y explorar sus gustos en moda. Su ropa se basa en vaqueros, camisetas y sudaderas básicas con algún modelito de fiesta ocasional que ha comprado con Olivia, así que, si quiere, hoy podrá tener todo lo que quiera porque estamos en la calle de la moda de lujo por excelencia y hoy pago yo.

—¿Yo? —pregunta Grace y aunque no pueda verle el rostro debido a las gafas de sol y mascarilla, puedo imaginarme la sorpresa que se refleja en él—. Yo no quiero ni puedo comprar nada, ¿tú has visto los precios? ¡Si te has gastado tres meses de mi alquiler solo en una chaqueta!

—Primero, era una chaqueta espectacular, y segundo, pago yo y no es por presumir, pero tengo muchísimo dinero, tanto que podría comprarte todas las prendas que vieses sin pestañear, así que no te preocupes por los precios. Tú dime lo que te gusta y yo paso la tarjeta. Hoy seré tu cajero automático particular.

—No te preocupes, Axel, de verdad. Me vale con la ropa que tengo ya y hay un millón de cosas que ni siquiera me pongo. No quiero que te gastes el dinero en mí y menos en cosas que no necesito.

—Eres consciente de que estoy en tu cuerpo, que tengo mi tarjeta de crédito y de que siempre consigo lo que quiero de una forma u otra, ¿verdad? —pregunto, mostrándole mi tarjeta Centurión con una sonrisa pedante, la más exclusiva del mundo.

—Espera, espera, ¿tienes la tarjeta negra? ¿La real? Joder, ¡nunca había visto una en persona!

—Sí, y para mantenerla tengo que gastarme al menos doscientos mil dólares al año, así que tienes que ayudarme porque yo solito no puedo...

—Te acabas de gastar más o menos eso en dos horas, Rapunzel.

—¡Que me dejes comprarte ropa, leche!

Intuyo que Grace me devuelve la mirada fulminante durante casi un minuto hasta que finalmente suspira y baja la cabeza, derrotada.

—Venga, vale, llévame de compras —suspira dramáticamente—. ¿Te he dicho alguna vez que eres un niño mimado?

—Soy el niño más mimado del mundo y me encanta, pero ahora me toca mimarte a ti. Vamos a Chanel primero, que te he visto mirando un modelito con ojos golosones.

—Claro, es que a través de esta máscara negra mi expresión es clara como el agua.

Agarrándole de la mano, arrastro mi enorme cuerpo hacia la tienda, dejando que el pelo largo de Grace flote a mi alrededor cada vez que doy un saltito. Al entrar de nuevo en la tienda, la dependienta se dirige a nosotros inmediatamente, probablemente recordando la suma de dinero que me he gastado hace un rato.

—Buenas tardes de nuevo. ¿Puedo ayudarles?

—Hola de nuevo. Parece que me he animado yo también a comprarme alguna cosilla —explico, cogiendo la bolsa que me tiende la chica antes de arrastrar a Grace hacia la sección femenina.

—Si necesitan algo, no duden en avisarme.

En cuanto la mujer se marcha, hago un gesto hacia la ropa. Grace finge que no le interesa nada, como si quisiera marcharse, pero he pasado demasiado tiempo en mi vida comprando ropa como para detectar las miraditas de deseo que le dirige furtivamente a más de una prenda.

—Vale, empieza a coger todo lo que te guste y yo me lo probaré para que veas qué tal te queda.

Grace se pasea desinteresadamente entre la ropa y termina cogiendo una falda básica a la que solo le ha mirado el precio y que, casualmente, es de las prendas más baratas de la tienda.

—Solo me gusta esto.

—Muy bien, princesita de otoño, soy un niño rico muy mimado y pesado, así que vamos a hacer esto por las buenas o por las malas, pero vamos a hacerlo sí o sí. ¿Vas a cooperar, sí o no? —pregunto, y cuando Grace se limita a bufar, sonrío con arrogancia—. Por las malas entonces, perfecto, pues vamos allá.

Sin esperar una respuesta por su parte, empiezo a caminar con rapidez por toda la tienda, fijándome en cada cosa que veo ante mí. Recordando todas las prendas que Grace ha mirado durante más de medio segundo esta tarde, voy cogiéndolas y metiéndolas con cuidado en la bolsita. No tardo más de cinco minutos en llenarla y frenar frente a los probadores, mirando a Grace con una sonrisita de suficiencia.

—¿Me he dejado algo?

Detrás de las gafas de sol se pueden adivinar sus dos ojos abiertos como platos y podría jurar que está boqueando bajo la mascarilla.

—Joder, eres como una especie de robot maruja especialista en analizar y comprar ropa. ¿Cómo has sabido que todo eso me gustaba? ¡Ya ni siquiera puedo disimular!

—Te he dicho que soy un experto en salir de compras. He estado toda la tarde fijándome en cada cosa que mirabas más de medio segundo, recordando la ropa que he visto en tu armario y viendo tus reacciones cada vez que me paraba a coger algo. Recuerda que mi novia es modelo, uno de mis trabajos como novio es básicamente este.

—Sí, vale, me gusta todo lo que has cogido, pero es demasiado, Axel. No me siento bien dejándote gastar esa cantidad de dinero en algo tan inútil por mucho que me guste.

—¡¿Inútil?! —digo en forma de grito ahogado, fingiendo que me desmayo en sus brazos—. Mira, me voy a meter en el probador porque como siga escuchando esa clase de blasfemias voy a terminar desintegrándome.

Al caminar hacia el lujoso espacio reservado para probarse las prendas, otra dependienta me acompaña tras una de las puertas, dejando a Grace fuera. Lo primero que me pruebo es un conjunto clásico de Chanel rosa y negro, escogiendo los accesorios adecuados, mientras Grace ahuyenta a la mujer con la excusa de querer privacidad. Cuando abro la puerta de nuevo, empiezo a posar para ella, tratando de exacerbar todos los atributos importantes para que pueda ver qué tal me sienta.

—Madre mía, estoy divina —digo, mirando mi reflejo en el espejo junto a Grace—. Como vayas así vestida a la universidad, la rubia oxigenada del otro día se cae muerta en cuanto te vea.

—¡Para de hacer el ganso y déjame ver los detalles! Estate quieto, como si fueses una muñeca, y déjame moverte.

Le hago caso de inmediato y dejo los brazos muertos, convirtiéndome en una Barbie de carne y hueso. Grace me rodea con la mano en la barbilla, observándome con detalle.

—Da una vuelta y luego anda hacia allá —ordena y hago lo que dice, tratando de imitar la forma de andar de Megan sobre la pasarela—. ¿Qué tal? ¿Estás cómodo?

—Muchísimo, la verdad. Mira, si puedo hasta agacharme sin que se me vean las bra-... —En el mismo instante en el que me toco la punta de los pies con los dedos, veo a mi espalda a una dependienta acompañando a otra clienta, lo cual me hace erguirme de nuevo en un milisegundo—. ¡Cariño! ¿Qué te parece? ¿Me queda bien?

Grace pega un pequeño brinco y asiente tan vigorosamente que casi se le caen las gafas al suelo. Al mirarnos, nos aguantamos la risa y me acerco a ella de nuevo, tratando de no pensar en lo surrealista de la situación.

—Te queda precioso, amor. Venga, ahora pruébate el vestido negro, a ver qué tal me... ¡Te queda! A ti, sí. A ti.

Tras la media hora que tardo en probarme toda la bolsa de ropa que había traído, me dirijo hacia la caja para pagar. Antes de que el chico que escanea las prendas pueda abrir la boca, saco la tarjeta y esbozo mi mejor sonrisa de asqueroso niño mimado, rezando porque también surta efecto en este cuerpo. El hombre asiente silenciosamente y me ofrece el datáfono. Evitando que Grace pueda mirar la cantidad que marca la pantalla, paso la tarjeta sin mirar y chasqueo los dedos para que ella coja todas las bolsas.

—Bueno, Rapunzel, ya hemos terminado. ¿Nos vamos a casa? —dice Grace una vez estamos fuera.

Al escuchar sus palabras, le miro de la cabeza a los pies y suelto una carcajada mientras me echo mi larga melena hacia atrás.

—¿Terminado? Ah, no, princesita de otoño, esto no ha hecho más que empezar.

¡Hola, hola!

Bueno, pues el cambio ha vuelto como ya parece ser tradición de domingo, pero estos dos ya parecen más que cómodos en el cuerpo del otro...

¿Cómo creéis que irá la entrevista?

Os leo! ❤️

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