Parte sin título 5
Queréis matarme y lo sé, no tengo perdón por dejar pasar tanto tiempo desde la última vez ¿Pero que queréis que os diga? yo me muevo por el hype y cuando se me pasa tardo un tiempo en recuperarlo.
Intentaré que no vuelva a pasarme en un tiempo. ¡Muchísimas gracias por los comentarios!
El timbre que marcaba el final de la clase sonó liberando a Kevin de sus pensamientos, se echó la mochila al hombro y salió corriendo por la puerta en dirección a la biblioteca.
Era hora de que los clichés se encontraran.
Pasaban dos minutos de la hora en punto cuando Kevin pasó por la puerta de la biblioteca. La mejor forma de describir aquel sitio era antiséptico, guardaba la misma pulcredad que la enfermería del instituto y que el recordase solo había entrado allí en primer año cuando les enseñaron las instalaciones.
Oteo el entorno cargado de libros y observo la única figura que se encontraba allí a parte de la bibliotecaria.
Doble D.
Por un momento volvió a sentir las ansias de correr hasta donde se encontraba, derribarlo de la silla y reventarle la cabeza contra el suelo.
Suspiró tragándose toda su ira y caminó resuelto hacía el.
Seguramente Nazz llegaría de un momento a otro, la presencia de aquel idiota no iba a arruinar su plan perfecto.
Se sentó en una de las sillas quedando frente por frente del lugar de la mesa que ocupaba Edd, este desde detrás del grueso libro que parecía leer interesado no le notó.
"Hola"
Doble D quizá reaccionó de una forma un poco exagerada, al sonar aquel susurro dio un salto en su silla mientras lanzaba el libro a la mesa como si le hubiese mordido.
"Como podía Nazz salir con alguien como Doble D" pensó Kevin riendo interiormente ante aquel comportamiento.
El moreno se aclaró la garganta y le saludó como si no le conociese de toda la vida.
"Buenas tardes, Kevin"
Kevin no hizo el intento de entablar una conversación, en su lugar decidió descifrar que es lo que había atraído tanto a Nazz, Si no era su actitud debía ser su aspecto.
Desde la infancia hasta aquellos días los chicos del barrio habían cambiado de una forma u otra y Edd no era la excepción.
Doble D había crecido y aunque no se separaba de aquel estúpido gorro otras cosas habían cambiado. Como el hecho de que su gusto para la moda había mejorado bastante, quizá seguía vistiéndose demasiado formal para asistir a clase pero no quedaba casi nada de aquellas combinaciones para vestir casi aleatorias de su infancia.
A Kevin siempre le había gustado usar ropa de un estilo más bien deportista, él tampoco había llegado a separase nunca de su gorra ropa.
Esa era otra cosa que le diferenciaba del cabeza de calcetín, y si para conquistar a Nazz tenía que empezar a vestir camisa y chaquetas de punto para ir a clase le iba a costar la vida.
Edd se removió en su asiento incomodo por la mirada y Kevin volvió de su mundo.
El chico se estaba poniendo rojo. "Le intimido" pensó Kevin resoplando divertido.
Decidió que si Nazz no pensaba aparecer su visita a la biblioteca no iba a resultar infructuosa, si quería conseguir lo que quería quizá llevarse bien con aquel pardillo era lo mejor que podía hacer.
"¿Cómo te ha ido el día? Me han dicho que estas organizando el Decathlon académico de este año."
No era difícil saber aquello, podía ser que Kevin perteneciera a la elite deportista de aquella institución pero Edd era parte de la elite académica y no por ello era menos importante.
Puede que los deportistas tuviesen más publicidad de cara a la calle, pero era gracias a las altas calificaciones del centro que tenían tan buenas subvenciones en todos los departamentos.
Edd al igual que Kevin era admirado por todos, no de la misma forma pero lo era.
Edd era la razón de que ninguno de los jugadores del equipo de rugby hubiesen quedado en el banquillo por malas notas, el mismo se había asegurado de darles clases particulares que les aseguraran los aprobados.
Edd era la razón de que todos los años el baile de promoción y otras festividades fuesen un completo éxito.
Y aunque de vez en cuando se metiera en algún lio más causado por sus dos amigos que por el mismo era principalmente respetado.
Excepto por "las Tarambanas", que aparecían de vez en cuando para "joderles la existencia".
"Muy bien, gracias. Los preparativos están yendo genial"
Y así es como sin casi darse cuenta Kevin inició una conversación extrañamente amena con Doble D.
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