Lucia.

Mire la puerta del baño mientras me mordía las uñas, no sabia que pensar, el sujeto tiene un aura poderosa, de las que aterran, pero por alguna razón se que no me lastimara.

¿Me forzara a algo?

Dice que soy perfecta, ¿atracción? ¿Qué pudo ver en mi?

Jamás interactúe con él al menos que yo recuerde, pero es seguro que a una persona como él jamás lo olvidaría.

—¿Qué haces ahí?— esta casi desnudo— El cliché de no hare nada, que no desees,  no aplica para mi, porque, mi preciosa Lucia, todo lo que yo te haga lo desearas y rogaras por mas.

Se quito la toalla y yo mire para otro lado, su torso desnudo era suficiente para impactarme, todos los músculos de su abdomen hasta su pecho están bien formados, son lo que decimos que son una tentación, la hermana Adore siempre decía que perdería sus habitos por un hombre como el que tengo enfrente.

No lo entendía hasta ahora.

—Ven a la cama.

—Esta desnudo— no me moví de mi lugar— sabe que no puedo acostarme con usted.

—Suponía que estarías mas nerviosa, pero te veo calmada y eso es sorprendente, por lo que dormir a mi lado no te causara problemas, hazlo ahora Lucia o iré por ti —lo observe— Lucia.

Me levante y camine hasta la cama, un extraño escalofrió me recorrió la columna, alce la sabana de la cama y me recosté casi en la orilla de la cama.

—Descansa Lucia, esta noche estas a salvo.

—¿Esta noche?

—Solo esta noche.