Capítulo 9
Sasuke abría lentamente sus ojos, se hallaba en la oscuridad de su habitación. Quiso sentarse en la cama, pero la cabeza le dolía de forma inimaginable. Casi no lograba recordar lo que había pasado, su mente estaba totalmente confundida, nada tenía sentido de esos momentos.
—La bestias... —murmuró, apoyaba su frente en la palma de su mano, esta descansaba en su rodilla una vez logró sentarse
Claro, había intentado conectarse con la mente de aquellas ocho bestias sin pensar en las consecuencias que pudo traerle.
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Estaba en un cuarto totalmente negro, aunque quisiese hacer un esfuerzo por ver una mínima de luz, era inútil. Dio pasos lentos hacia el frente, procurando no pisar nada que provocara su caída.
Se sentía observado en todas direcciones, se detuvo y miró a sus espaldas. Unos pequeños ojos lo observaban desde gran altura, sabía que se trataban de la bestia de aquel pelirrojo. Si comparaba los tamaños de ambos, él era como una pulga.
La enorme cantidad de energía que emanaba de la bestia lo hacía sentir totalmente vulnerable ante cualquier ataque. Sabía que no podía defenderse en caso que se dé, Itachi no estaba con él. Quiso hablar, pero las palabras no salían.
—¿Qué te pasa? ¿Ya no eres tan valiente estando delante de mí? —le dijo con burla aquella bestia. —¡JA!
—Eres... Shukaku, ¿verdad? —tragó en seco.
—Y tú, un mocoso entrometido, ¡¿me dirás a dónde me trajiste?!
—¿Traerte? —levantó una ceja.
—Cálmate, no eres el único que está aquí, Shukaku. —otra voz, parecía femenina, aunque un poco grave.
Al lado de lo que parecía ser un mapache, habían dos ojos de distinto color, uno verde y otro amarillento. El cuerpo de la otra bestia se iluminaba por algo que asimilaba el fuego. Era azul, con marcas negras en todo su cuerpo. Al menos agradecía que el aspecto de esa bestia no fuese desagradable, era intimidante, pero podía lidiar con eso.
—Si este muchacho nos trajo a casi todos aquí debe ser bastante especial.
—No me agrada que ese humano se metiera en mi mente, sería más fácil matarlo y problema resuelto. —el azabache retrocedió por instinto.
—Dije que te calmaras, tiene que haber un motivo por el que lo hizo. —la mirada gatuna se centró en él, exigiendo respuestas.
—Yo... no pensé que podría funcionar.
—¡¿No pensaste?! —volvió a hablar el mapache. —¡Aunque no me extraña, eres un humano!
—¿Podrías dejarlo hablar? —otra voz nueva, al lado del gato azul.
El nuevo aspecto de la tercera bestia que veía tampoco era tan mal. Parecía una tortuga, un poco rara.
—En serio no pensé que pudiera estar en un mismo espacio con...
—Tienes mucha fuerza contenida en tu interior, muchacho. —una cuarta voz, este era algo similar a un mono con colmillos pronunciados. —Es la clase de humano que buscamos para vivir, pero hay algo que lo protege.
—Este, yo... me gustaría saber...
—Igual eso no debería ser impedimento para tomar su cuerpo, si puedo vivir en él no me importa el resto. —dijo Shukaku.
—¿Podrían decirme...?
—No hables tan precipitadamente, las cosas no son tan fáciles cuando se trata de dos almas. —habló una quinta bestia, asemejaba una cabra.
Lo estaban ignorando, únicamente se limitaban a hablar entre ellos. Apretó sus puños con fuerza, sentía como todo el miedo se desvanecía por completo.
—¡¿Pueden callarse y decirme qué rayos son ustedes?! —gritó, captando la atención de las bestias, tapó su boca al instante.
—No eres tan miedoso como aparentabas, si tienes lo tuyo. —le dijo la séptima bestia, un insecto.
—Si fueran demonios normales, no seguirían atrapados en los cuerpos de esas personas, ¿qué son?
—Se puede decir que somos reencarnaciones, tampoco tenemos que darte mucho detalle. —dijo la segunda. —Suelen conocernos como demonios.
—Algo así fue lo que me dijeron, ¿por qué siguen encerrados en estos cuerpos? Digo, están muertos, ya no les sirven. —le empezaban a inspirar algo de confianza, en todos los minutos que llevaban ahí no hacían nada más que hablar, no habían intentado atacarlo de alguna forma. Quizá son pacíficos, o al menos la mayoría.
—Luego de que se llevan tantos años en el cuerpo, el vínculo se hace tan fuerte que, a pesar de que el cuerpo esté muerto, el vinculo sigue vivo. No podemos salir tan fácilmente, necesitamos de otro cuerpo para poder salir, como si fuese un canal hacia el exterior. —explicó la que parecía una tortuga.
—Pero no cualquier humano es capaz de soportar nuestro poder, necesitamos de alguien fuerte para que pueda sacarnos de aquí.
—Pero esos cuerpos en algún momento se van a descomponer, ¿ahí qué harán?
—Mientras estemos adentro, no se van a descomponer, así los saquen de los congeladores. —habló el de ocho colas.
—No parecen ser tan malos. —dijo Sasuke más para sí mismo. —Quizá pueda ayudarlos, pero no prometerlo. Ni siquiera sé cómo hacerlo.
—Por el momento estamos bien, no necesitamos de la ayuda de un mocoso como tú. —dijo el mapache.
—Un momento. —miró al felino. —Habías dicho que estaban "casi" todos, ¿acaso hay otro de ustedes?
—Ah, sí. Anda por ahí buscando a alguien, suele ser muy quisquilloso, él...
Su vista se empezaba a distorsionar, su cuerpo se sentía pesado. Sabía que Matatabi le seguía hablando, pero su voz se escuchaba como si estuviese alejándose. Fue hasta que perdió el conocimiento por completo.
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La cabeza le dolía, al menos ya era algo más soportable. La puerta de su habitación se abrió, dejando ver a Sakura con un rostro preocupado, sin embargo, este cambió al verlo despierto.
—Me alegro que estés bien, me preocupé muchísimo cuando te desmayaste en medio de la sala. —se sentó en la orilla de la cama, con una leve sonrisa.
—Exactamente, ¿qué me pasó?
—Luego de que dijiste que querías probar algo, te quedaste allí parado como en trance. Por más que te hablábamos, no respondías. A los minutos te desmayaste.
—Ya veo... ¿la prueba salió como ellos querían?
—Pues no del todo, nadie sabe qué fue lo que hiciste, así que no obtuvieron mayores resultados. Sólo que pudiste saber el nombre y lugar en el que vivían esas personas. —tomó algo de aire. —Mañana pondrán a prueba el condensador, es aquella máquina de la que hablé antes de que vinieramos aquí. Aún está algo inestable, pero los científicos insisten en ponerla a prueba. Necesito que descanses lo más que puedas, no sabemos si llegarán a necesitar de tu ayuda.
—¿Tan pronto? Aún no me siento del todo preparado para algo así, eso supera cualquier cosa que haya hecho en mi vida.
—Lo sé, pero esa es una de las razones por las cuales viniste aquí.
Tocaron la puerta, uno de los asistentes de Tsunade llamaba a Sakura desde el otro lado de la puerta. Esta se levantó de la cama, y con un "buenas noches", salió de la habitación.
—¿Qué vamos a hacer...?
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Su madre ya lo había llamado para que bajara a almorzar, hoy era uno de esos días en los cuales podían estar todos juntos. A pesar de ser domingo, a veces su padre tenía que trabajar la mañana y parte de la tarde. Eran casi la 1:00p.m.
Antes de apagar el televisor, una noticia llamó su atención. Era trasmitido desde Suna, el lugar en donde se encuentra Sasuke.
—"Hoy será el día en que se decida qué tan capaz es el ser humano de unir el más allá con nuestro mundo. Si este proyecto sale bien, será un gran paso para nuestras próximas investigaciones." —habló un hombre con gabacha blanca
—"¿Hay alguna probabilidad de que esto salga mal? Y de ser así, ¿cómo puede verse afectada la humanidad?
—"Hemos investigado durante mucho tiempo, es casi imposible que haya alguna falla. Y de ser así, tenemos a un chico que nos puede ayudar."
—"¿Este chico del que habla se encuentra aquí? ¿Podría decirnos su nombre?"
—"No, no se encuentra aquí. Y su nombre es confidencial, incluso para nosotros. De ello sólo tienen conocimiento los investigadores del centro de la señora Tsunade Senju."
El televisor se apagó por su cuenta, por más que Naruto había intentado encenderlo de nuevo, no lo hacía. El grifo de la ducha se había abierto, dejando caer el agua caliente, a pesar que empezaba a acostumbrarse a ese tipo de cosas, aún le generaba algo de miedo. El vapor había logrado empañar un poco el vidrio, lo suficiente para que se empezara a ver unas pocas palabras.
"Él te va a necesitar"
Aquello no le explicaba exactamente quién lo iba a necesitar, pero en su pecho sentía que se trataba de Sasuke. Volvió a su habitación, tomó sus ahorros y su celular. Rápidamente, bajó a la primer planta donde su madre lo esperaba con una sonrisa.
—¿Por qué tardaste tanto? Ya iba ir a tu habitación.
—Tengo que ir a Suna, ¡ahora mismo!
—Ya habíamos hablado de esto. Además, me comuniqué con la señorita Sakura, dijo que sí podías ir, pero que es algo arriesgado por el momento. No voy a permitir que te expongas.
—¡Sasuke me necesita!
—Pero él está acompañado de todas las personas de allí, no es necesario que vayas, querido.
—¡Sí, pero... agh!
Naruto pasó a un lado de su madre, de ninguna manera iba a dejar a Sasuke solo en eso. Tenía que ir, así se opusiera la mitad del mundo. Ignoraba los llamados de su madre, sabía que si volvía, no viviría para contarlo. Al menos no lo haría por ahora. Detuvo al primer taxi que pasó frente a él y se subió.
—Directo a Suna, ¡rápido!
—Disculpe, joven. Pero esa ciudad se excede de...
—Le pagaré lo que sea, ¡solamente vaya!
Y así, el taxista arrancó.
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Eran casi las 9:00 de la noche, Sasuke estaba acostado en su cama mirando el techo, como si fuese lo más interesante del mundo. Había visto las noticias, mejor dicho, Itachi se las había mostrado. Sólo con encender la televisión fue suficiente para enterarse que esos idiotas no reconsiderarían su proyecto. Quizá solamente estaba esperando a que llegara alguien a llamarlo, o quizá simplemente deseaba que todo saliera bien. Ni él lo sabía, y tampoco le importaba. En momentos en los cuales no tenía nada que hacer, pensaba en Naruto. ¿Qué estaría haciendo? ¿Estará bien? ¿Estaría cuidando de su dinosaurio? De no ser así, lo mataría. Incluso llegaba a pensar en Hinata, de ella si no había tenido ni una sola noticia.
Le estaba entrando el sueño, los nervios de este día no le habían permitido dormir bien. Estaba cerca de acabar el día, nada malo puede pasar. Al menos hasta que escuchó varios toques en la puerta, que no tardó en abrirse. Otra vez era Sakura. No fue necesario cruzar palabras para saber el resultado del proyecto.
—¿Qué tan grave fue?
—Debes verlo por ti mismo...
En el auto iban solamente ellos dos, el laboratorio en que él vivía estaba desolado. Todos debían de estar en el otro, incluso Tsunade no estaba allí.
Estando más cerca de su destino, veía camiones de bomberos y ambulancias llenar todo el lugar. Unos iban y otros llegaban. No tenía que bajarse del auto para ver y sentir la angustia en todas las personas de allí, unas estaban hasta traumadas de lo que vivieron adentro.
—Sasuke, si no quieres puedo entenderlo, sólo le diré a Tsunade y buscaremos otra solución.
—No, está bien... —le sonrió para darle tranquilidad. —Saldré de esta.
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—¿Falta mucho? —el conductor ya pudo haber perdido la cuenta de las veces que el rubio ha preguntado eso.
Naruto había llegado a tener hambre y grandes ganas de ir al baño, pero intentaba olvidar todo eso pensando en Sasuke. Vaya estrategia.
—Le recuerdo que ni siquiera me ha dicho el lugar exacto al que quiere ir, pero estamos por llegar a la ciudad.
—Cierto... ahm... ¿ha visto esa noticia de un laboratorio? De esa gente que está loca.
—¿De verdad quiere ir ahí? Es lógico que la zona estará cerrada, no creo que dejen a un chiquillo como tú entrar ahí.
—Para eso existen las segundas opciones. —miró por la ventana, las calles apenas eran iluminadas por el alumbrado eléctrico, era la primera vez que iba a esa ciudad, empezaba a sentirse inseguro, no sabía si podría encontrar a Sasuke, ¡y con este viaje no tendría ni dinero!
Sumido en sus pensamientos, olvidó por completo el viaje restante. Solamente podía pensar en cómo ayudar a Sasuke, él no tiene ni una sola experiencia en todo ese mundo, sólo llegaría a estorbarle. Pero si lo que fuese que le dijo que viniera lo hizo por algo, ¡pues algo hará! Así sea darle apoyo moral...
—Chico, ya no puedo avanzar más, la calle está cerrada. —el auto se detuvo y Naruto se acercó un poco, habían camiones de bomberos y varias ambulancias, tenía un mal presentimiento.
—¡Quédese con el cambio! —dejó unos cuantos billetes sin saber su valor monetario y salió del auto, corrió lo más rápido que pudo. Le aterraba ver a Sasuke entre esas personas herido.
Varias de las personas con ropas blancas estaban muy heridas, otros en camillas directo a la ambulancia. Los oficiales custodiaban el límite que ellos mismos habían impuesto en la carretera, habían unos cuántos espectadores. Naruto no tardó en localizar una cabellera rosada entre la multitud de gente, no podía pasar, así que optó por su segunda opción.
—¡Sakura! —si ella lo escuchaba, era un milagro, el ruido de las sirenas de los camiones opacaba cualquier otro. —¡Hey, Sakura!
Como regalo del cielo, ella volteó a ver en dirección a los llamados. Se acercó a paso rápido hasta el muchacho con expresión confundida y, a la vez, sorprendida.
—¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡Le dije a tu mamá que era muy peligroso que vinieras!
—Se puede decir que me escapé... ¡ese no es el punto! ¿Dónde está Sasuke?
Unos cuantos oficiales los observaban de reojo, en espera que la intención del rubio no fuese cruzar, que era lo que más dejaba ver.
—Hace unos minutos entró al edificio.
—¡¿Sólo?! —eso no le estaba gustando para nada. La pelirosa asintió. —Tengo que ir con él.
—¡No, no, no! Espera. —colocando sus manos a la altura del pecho de Naruto, sin tocarlo, lo detuvo. —Nadie más que Sasuke puede entrar ahí en estos momentos, es muy peligroso que vayas. Muchas personas han muerto.
—¡No me importa, tengo que ir con él! —de un salto, pasó las barandas que le impedían el paso. Unos oficiales lo llamaban en advertencia que no avanzara más, otros simplemente fueron tras él.
—¡Naruto!
Esquivó a las personas que llenaban el lugar, una vez estuviese adentro, nadie intentaría detenerlo. De eso estaba seguro. Rogaba por la seguridad de Sasuke, no le gustaría para nada verlo hecho pedazos en algún lugar de ese sitio. Una vez logró entrar, dejó que la puerta se cerrara a sus espaldas.
El ambiente no era para nada cómodo. Todo estaba absolutamente oscuro, caían chispas de los fluorescentes rotos. Habían salpicones de sangre en el piso y paredes, además de uno que otro cuerpo. Le aterraba la idea de estar ahí, tanto que tomó en consideración el regresar, pero a su mente volvía Sasuke.
—Maldición...
Con pasos inseguros, comenzó a avanzar por el pasillo, tratando de no enfocar mucho su vista en los puntos que lo hacían sentir incómodo. Al pasar al lado de una puerta enorme, parecía ser un ascensor, esta se abrió por su cuenta.
—¡Waa! —retrocedió hasta pegar su espalda con la otra pared, no sabía si entender eso como que debía entrar ahí. Quizá se trataba de lo mismo que le dio a entender que tenía que estar ahí. —Espero que no seas un fantasma violador de personas inocentes...
Se sentía como un idiota hablándole a la nada, incluso llegaba a cuestionarse si Sasuke se ha sentido así más de una vez. Subió al ascensor y sintió un escalofrío cuando este comenzó a descender.
—Ay, claro, claro... iré al último piso y ahí habrá alguna niña terrorífica esperándome, ¡¿verdad?!
Casi podía asegurar que estaba en el último piso, según las películas, era el más aterrador. Y este tenía toda la pinta de serlo.
—¿Hola?... ¿Sasuke?... —cada ruido cerca suyo le hacía dar un pequeño brinco del susto, recordaba perfectamente que Sasuke le había dicho que no debía de mostrar miedo, ¡¿cómo mierda iba a hacer eso?!
No le quedó de otra más que seguir avanzando. Lo que se le hacía curioso, es que el camino estaba como si alguien ya hubiese pasado por ahí. No le cabía duda que era Sasuke, o al menos eso esperaba.
Vidrios rotos, muebles partidos en dos, personas muertas por todos lados, pequeños incendios, ¿algo más se le podía añadir a esto? El rubio terminó llegando a una sala que parecía ser una oficina, se veía más desacomodada que el resto que ya ha visto, incluso, algunos muebles estaban en el suelo, o habían cables colgando.
—¡Rápido!
—Sasuke... —pudo reconocer esa voz, ¡estaba cerca de él!
Terminó pasando como pudo entre una puerta casi cerrada y llegó a un lugar congelado. El cambio de temperatura era extremo, hasta su aliento estaba gélido. Al final del pasillo vio la puerta a punto de cerrarse, ignorando a los cuerpos caídos de el suelo, corrió a esta.
—¡Sasuke! —logró sujetarla, era pesada, bastante a su parecer.
La otra sala era más pequeña, y la temperatura era normal. Gracias a los cielos. La observó rápidamente.
—Maldición...
Miró a su derecha, allí estaba Sasuke frente a un panel de control. Detrás de un cristal, estaba una especie de máquina extraña Algo que ni él mismo podía describir. Habían varias cosas negras volando alrededor del lugar. Estaba sin palabras, caminó lentamente hasta posicionarse a un lado de Sasuke sin llamar su atención.
—¿Tienes que cerrar esa cosa?
—¡Ahh!
—¡Auch! —retrocedió unos pasos mientras se sobaba su mejilla donde había recibido un puñetazo. —Sí, también estoy feliz de verte.
—¿Naruto? ¿Qué estás...? ¡¿Qué estás haciendo aquí?! —estaban en shock, primero estuvo al borde de un ataque cardíaco y ahora sólo quería matarlo.
—Después te explico, ¿si? ¿Se puede saber qué rayos está pasando? ¡¿Qué es esa cosa?!
—Es un condensador.
—¿Un qué? Eso me suena a leche condensada. —el azabache soltó un suspiro.
—Un portal al otro mundo.
—¿Y esas cosas negras salieron de ahí? —las apuntó con su dedo índice.
—Exactamente... espera, ¿puedes verlas? —lo miró sorprendido.
—¿No debería de hacerlo?
—En realidad, no. —ya se encargaría de saber eso, ahora no tenía tiempo.
—¿Qué tienes que hacer?
—Se supone que esta maldita porquería iba a apagar esa cosa, pero no funciona. Y allá... —señaló el final de la sala. —Hay otra cabina con una palanca, hay que activar las dos al mismo tiempo. Si Itachi va, puede ser peligroso para él, y si voy solo, no duraré mucho tiempo... tendríamos que ir los dos.
—Ejem... —sonrió. —Por algo vine, ¿no?
—Estoy totalmente seguro que ni sabías en lo que te estabas metiendo.
—¡Eso no importa ahora!
—¡Cómo sea! Si de verdad me quieres ayudar, quédate aquí y yo iré a la otra cabina, ¿entendido?
—¡Sí, señor!
Sasuke se acercó a la puerta que lo llevaría a la última sala, tomó bastante aire y la abrió. El rubio se quedó en su posición observando al Uchiha al otro lado del cristal, su corazón se aceleraba cuando alguna de las cosas negras se le acercaba al punto de querer arrastrarlo, pero se tranquilizaba cuando algo lo salvaba de eso. Seguramente se trataba de Itachi.
No podía hacer nada más que mirarlo, lo hacía sentir inútil. Desde un principio imaginó que podría ayudarlo en todo el proceso, pero lo único que tiene que hacer es jalar una palanca, nada más. ¡Aunque algo es algo! A pesar de que Sasuke se estaba poniendo en peligro con tal de llegar a la otra cabina, no tenía que complicarse en buscar la solución de hacerlo todo él solo.
Le llamó la atención una especie de humo rojo emergiendo del centro del portal, cada vez se hacía más. Los seres que atacaban a Sasuke, se alejaban de lo que fuese eso. Parecían temerle.
El ruido a su alrededor empezó a desaparecer, no podía dejar de ver aquel tono rojizo, era algo hipnotizante. Empezaba a tomar una forma, orejas largas, hocico largo, ojos rojos como la sangre. Podía escuchar la voz de Sasuke a lo lejos, más no lo lograba entender. Al menos hasta que una de las cosas negras se estrelló contra el cristal casi al punto de romperlo. Fue como un golpe a la realidad.
Sasuke estaba al otro extremo de la sala, se le veía desesperado por no recibir ninguna respuesta por parte de Naruto. Con una comunicación de miradas, ambos jalaron de las palancas al mismo tiempo. El condensador empezó a colapsar, había tomado una fuerza descomunal, tanto, que empezó a absorber todo lo que tuviese cerca. Naruto vio como la otra cabina empezaba a ser destruida pedazo por pedazo.
—¡Sasuke!
El cristal se reventó por la presión generada, fueron muy pocos los pedazos que cayeron frente al rubio. Buscó refugio detrás del panel, casi sentía que iba a morir en ese instante, aunque se estaba preocupando más por Sasuke, ¡él estaba ahí adentro! En un instante, se escuchó una enorme explosión y todo volvió a quedar en silencio.
Se levantó con cuidado, todo estaba oscuro y sólo podían observarse las pobres chispas que habían quedado a causa del corto circuito. Cruzó por la misma puerta que Sasuke había usado, este ya iba en camino hacia él. Naruto le brindó una sonrisa desde su posición, sentía un gran alivio al verlo bien.
—¡Al final todo salió bien! —dijo en voz alta, el eco resonó en cada rincón.
—¡No te vayas a creer muy valiente, idiota!
—¡¿Idiota?! ¡Te ayudé, al menos dame las gracias!
Sasuke bajó de la última escalera, sólo hicieron falta unos cuantos pasos para quedar frente a Naruto. Había esperado ansioso para poder verlo, más nunca se imaginó la situación en que lo haría. Luego se encargaría de reprenderlo por ponerse de una situación tan arriesgada, por ahora, no existía nada más que ellos dos.
—Me hiciste falta...
—Supongo que... tú también a mí.
—¿Es muy aburrido estar dentro de un laboratorio? —el azabache soltó una pequeña risa.
—Ni te lo imaginas. Conociéndote, no aguantarías ni una semana.
—¿Eso es un reto? —se cruzó de brazos. —Espero que lo sea, porque no tengo manera de regresar con mis padres.
—De verdad que nunca cambias, imbécil.
—Mira quien lo...
Naruto miró sobre el hombre de Sasuke, otra vez aquel humo rojo salía. Esta vez se veía con más violencia, tanta, que se dirigió hacia ellos dos con velocidad. Por impulso, empujó al Uchiha con uso de todas sus fuerzas, de un pronto a otro, sentía un fuerte ardor en su abdomen.
—¡¿Qué rayos te...?! —al alzar su mirada, vio como el cuerpo de Naruto caía de rodillas, su mirada estaba ausente. En ese momento, Sasuke sintió verdadero temor, más cuando el rubio se desplomó cerca de sus pies totalmente inconciente —¡Naruto!
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