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Capítulo 15

—¿Estás listo? —preguntó la pelirosa con algo de pena en su mirada, sabía que esto no estaba siendo nada fácil para el Uchiha, menos cuando su vida por fin estaba tomando forma. Ni siquiera había recibido una respuesta, soltó un corto suspiro. —De acuerdo, vámonos ya.

Ella misma le abrió la puerta de los asientos traseros, Sasuke solamente se limitó a entrar sin poner objeciones. Hinata estaba sentada al lado de la otra ventana, le brindó una pequeña sonrisa para transmitirle confianza, pero ella sabía en el fondo que de nada le serviría. Con ellos dos en los asientos traseros, Sakura en el asiento del copiloto y el otro hombre de confianza de los Hyuga como chofer, emprendieron viaje aún con la oscuridad que le brindaba la noche.

—¿Cómo es que estás involucrada en esto? —habló por primera vez el Uchiha, sin apartar su mirada de la ventana.

—Oh, bueno, me encontré con Sakura y dio la casualidad que estaba hablando de lo que sucedía en el laboratorio de Suna; como se trataba de ti no podía quedarme de brazos cruzados, así que hablé con mi familia y ellos están dispuestos a ayudarte hasta que estés a salvo.

—¿Cuánto tiempo tendré que quedarme allá? 

—El que sea necesario, Sasuke. —respondió la otra mujer. —Una vez estés con los Hyuga, yo iré a Suna, trataré de resolver todo esto lo antes posible para que puedas regresar. Primero quiero asegurarme que estarás bien.

Ya no respondió. Y tampoco podía dejar de pensar en lo que diría Naruto cuando despertara. Naruto... su novio...

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Al ser las siete de la mañana Naruto pudo percatarse que las sábanas al lado suyo estaban desocupadas y frías. Abrió sus ojos con esfuerzo, aún tenía bastante sueño, y palpó en varias partes en busca de alguna señal de Sasuke. Terminó por sentarse en su cama cuando se percató que solo estaba él en su habitación, miró su alrededor, no habían rastros de su novio por ningún lado. Tampoco se escuchaban ruidos afuera de su cuarto, era un hecho que sus padres seguirían dormidos. Salió de su cuarto, quizá Sasuke se había levantado bastante temprano y estaba en la segunda planta.

Pero estaba vacía.

Volvió a su habitación, percatándose que la mochila que el Uchiha cargaba el día anterior no estaba por ningún, lo cual solo le dejaba pensar que se había ido. ¿Acaso pasó algo importante?

Marcó a su celular, pero solo recibió la contestadora. Esa situación no le estaba gustando y le preocupaba más el hecho de saber que cuando estaban junto Sasuke había actuado extraño algo le estaba ocultando, y esto solo lo confirmaba. Sin embargo, tampoco tenía la manera de demostrarlo. 

Luego de una ducha rápida, agarró su celular y salió de su casa sin siquiera pretender desayunar. Sus padres de preocuparían, pero en estos momentos no estaba para pensar en otra cosa. El primer lugar que visitaría sería la casa de la madre adoptiva de Sasuke, quizá ella sabía algo, o con suerte lo encontraría allí. Al menos esperaba que estuviera despierta.

Por favor, abre la puerta... —pensó luego de tocar tres veces. Esperó unos minutos hasta que escuchó unos pasos aproximarse para seguidamente ver la puerta abrirse. —Hola, yo vine para...

—Dime que sabes algo de Sasuke, por favor. —le dijo con preocupación, y eso no mejoró los nervios de Naruto.

—Precisamente vine para saber si usted sabe algo de él, anoche se quedó conmigo pero no sé a donde se fue. —el rostro de la mujer dejó ver a simple vista la gran preocupación que estaba cargando.

—Ayer nos dijo que quería que hiciéramos algo juntos, los tres, pero la forma en que lo dijo me hizo pensar que había algo más. Después solo se fue con una mochila y me dijo que iría a ver a la señorita Mikoto.

—Quizá ella sepa algo. —dijo más para sí mismo, miró a la castaña a los ojos, sonrió para brindarle tranquilidad. —Cualquier cosa que sepa de él, le avisaré.

—Gracias, estaré esperando.

Su siguiente parada sería la clínica de su papá. Definitivamente Mikoto debía de saber algo. Las calles poco a poco empezaban a llenarse de gente, de todos aquellos que iban para sus trabajos o de niños camino a sus centros de estudio, para esos momentos sus padres ya deben de haberse dado cuenta que él no está en casa. 

Una vez llegó a la clínica topó con la suerte de que estaba abierta, agradecía a los enfermeros que se quedaban allí toda la noche y la ponían en marcha desde temprano. Recorrió los pasillos que ya conocía a la perfección, hasta llegar a la puerta de aquella mujer. También tocó tres veces, al menos esta vez le abrieron más rápido.

—¿Naru? ¿Qué haces aquí? Aún es temprano.

—¿Sasuke vino aquí ayer? —ignoró las preguntas de Mikoto y lanzó la suya, no tenía tiempo que perder.

—Pues... sí. ¿A qué viene eso? —ella se adentró en la habitación, dándole paso al menor, el cual cerró la puerta para asegurarse de que nadie los escuchara.

—¿Lo vio actuar extraño? —
Mikoto bajó su mirada y soltó un suspiro.

—Parece ser que no fui la única que lo notó, desde que llegó parecía ser que estaba pensando en algo... algo que no lo dejaba tranquilo. —una de sus manos estaba sobre sus piernas, mientras que la otra agarraba con fuerza la sábana de su cama. —Me quedé muy preocupada por él, ¿sucedió algo?

—Aparentemente sí, anoche se quedó en mi casa y hoy en la mañana no estaba. Estoy seguro que algo está pasando, él no se desaparecería solo porque sí. —apoyó su espalda contra la puerta blanca, cruzando sus brazos y pensando si había algo más que lo llevara a su paradero.

—Yo conozco esa actitud. —dijo con voz suave. —Cuando tenía su edad, mi hermano estaba ligado a mí, lo hizo meses después de su muerte. Él no quiso dejarme sola, me lo dejó bien en claro. Comprendo a la perfección las cosas por las que mi pequeño tuvo que pasar en su vida, y la verdad, no me extraña que esté huyendo.

—¿Huyendo? ¿De qué?

—Sabes que tener doble alma conlleva una gran responsabilidad y control mental, así como tiene sus ventajas... también tiene sus desventajas. —eso no contestaba su pregunta, pero aún así la dejó hablar. —Y la principal es cuando personas con malas intenciones se percatan de eso. A mí me estuvieron buscando durante mucho tiempo, tenía miedo de que me encontraran, así que la única opción que encontré fue huir sin dejar rastro de mi paradero. Dejé a mis padres y desde esa vez nunca los volví a ver. Llegué a esta ciudad y aquí empecé a crear una nueva vida, pero no me dejaron en paz hasta que se dio la noticia de mi supuesta muerte.

—Entonces... ¿supone que Sasuke hizo lo mismo? Pero si nadie lo está buscando, muy pocas personas conocen de él. 

—Sé que él ayudó con un Condensador que crearon en un laboratorio de Suna, ¿crees que unos científicos se van a detener en sus investigaciones cuando estuvieron tan cerca de lograrlo?

—Bueno, supongo que no. Pero aún así, Sasuke les ayudó en lo que ellos quisieron, la idea era que él volvía aquí y ellos lo dejaban en paz.

—No lo harán, querido. Son personas que solo velan por sus propios intereses, si tienen que sacrificar vidas en el proceso... lo harán sin pensarlo. Ellos fueron testigos de las capacidades de Sasuke, y estoy segura de que volverán a buscarlo, si no es ya lo están haciendo y por eso huyó.

—¡Entonces tenemos que buscarlo! No podemos dejarlo en manos de esas personas, ¡puede morir!

—Lo sé. —nuevamente bajó su mirada, desde el día anterior tenía un mal presentimiento respecto a su pequeño, le aterraba no volver a verlo.

—Vamos a Suna, si está ahí entonces lo vamos a detener. —su mirada le demostró a Mikoto que no estaba vacilando con su decisión. —Sé que como madre está preocupada, por eso le pido que me acompañe. Sus conocimientos nos ayudarán a estar un paso adelante de ellos.

—De acuerdo pero tu padre...

—No le diremos nada a nadie, es lo mejor. Sé que si les digo, querrán ir conmigo, no quiero ponerlos en peligro.

Y tratando de no llamar la atención de nadie, los dos salieron de la clínica para emprender camino a Suna. Naruto anhelaba en su corazón encontrar a su azabache sin un solo rasguño, no ahora que lo tenía a su lado iba a permitir que lo alejaran.

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Sasuke nunca se imaginó que el viaje sería tan larga, ni siquiera se le había ocurrido en preguntar en un principio. Habían hecho varias paradas para comer algo y descansar un poco para recargar las energías. La noche había vuelto a caer, y ellos volvían a montar el auto y seguir con su viaje, en ese punto quizá estaban a unas cinco horas de la ciudad en que vive la familia de Hinata.

—Solo un poco más, ¿sí? —le habló Sakura mirando hacia el asiento trasero. La carretera en la iban de camino estaba desolada. —Ya verás que valdrá la pena.

—Eso espero. —ya no estaba de tan buenos ánimos, tantas horas en un auto llegan a hartar a cualquiera.

Todos volvieron al silencio, no era incómodo, hace varios kilómetros que se les habían agotado los temas de conversación. Sasuke miró a su derecha, notó que Hinata estaba algo intranquila y constantemente miraba por la ventana, y antes de querer preguntarle los motivos Sakura llamó la atención.

—No puede ser... —miraba por el espejo retrovisor. —Acelera. —dijo con voz severa.

—¿Qué es lo que sucede? —preguntó el Uchiha inclinándose hacia el frente para acercarse un poco a la pelirosa.

—Nos están siguiendo. —los dos jóvenes se miraron entre sí, ambos empezando a preocuparse. Sasuke miró por la ventana trasera del auto, podían haber dos o más camionetas con el logo del laboratorio de Suna, además de varios hombres en motocicleta que se acercaban cada vez más. —¿Cómo demonios nos encontraron?... Sasuke, ¿pueden hacer algo para alejarlos?

—Creo que sí. —respiró hondo y se concentró para empezar a percibir las personas a su alrededor y saber exactamente a donde atacar.

—Escucha, sé que nunca lo haz hecho... pero si tienes que herir gravemente a uno e incluso matarlo, no dudes en hacerlo, eso dependerá de cómo terminemos. —tragó grueso de solo pensar en matar a una persona, no se sentía con el valor necesario para hacerlo, pero todos estaban corriendo peligro.

Sintió que uno se acercó por el lado derecho del auto, y en solo segundos ya estaba cayendo de la motocicleta cuando una de las llantas de esta falló por completo. Cada vez se fueron acercando más, y no podía con todos a la vez, eso ya excedía sus límites. Su concentración se perdió cuando la ventana trasera estalló a causa de una bala, unos pedazos de vidrio cayeron entre él y Hinata, la misma bala impactó contra la ventana del frente, pero no logró romperla por completo. Era bastante difícil poder ver el camino con el vidrio casi roto. 

Y la situación no mejoraba, ya que había empezado a llover con fuerza. Más balas empezaron a llegarles, y cada vez estaban más cerca de acertar. Haciendo uso de toda su fuerza, el pelinegro extendió todo su poder al máximo, logrando detener a los atacantes con una pequeña barrera que no dudaría muchos minutos, al menos tendrían tiempo para alejarse de ellos. Una pequeña línea de sangre empezó a salir de su nariz, su cabeza le punzaba sin piedad y su respiración se tornó agitada. Hinata se acercó a él para asegurase de que estuviera bien, su cuerpo le pesaba y se sentía totalmente débil. Itachi se estaba quedando atrás mientras mantenía en pie la barrera, y solo provocaba que el cuerpo del Uchiha empezara a dolerle.

—¡Aguanta un poco más, por favor! —le pidió Sakura preocupada por la salud del menor.

Todo era un gran bullicio que generaba que la cabeza del Uchiha solo quisiera explotar del gran dolor que sentía, pero de un momento a otro, todo quedó en silencio cuando quedó casi inconsciente luego de que el auto derrapara en una curva por culpa de la lluvia y terminaran por tener un accidente.

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Naruto sintió una fuerte presión, miró a Mikoto y ella estaba tocando su pecho mientras su rostro mostraba angustia. Estaban cerca de llegar a Suna, hacía ya varias horas que tomaron un taxi para poder llegar. El rubio empezaba a desesperarse, no podía sacar a Sasuke de su mente, temía que algo le hubiese pasado.

—Mi pequeño... tiene que estar bien. —murmuró Mikoto tratando de mantener la calma, Naruto miró por la ventana las gruesas gotas de lluvia que la golpeaban, era de no terminar. 

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Sus ojos se fueron abriendo poco a poco, sentía un fuerte dolor en todo su cuerpo, y hubiese sido peor de no ser porque Itachi lo protegió. A como pudo salió del auto, las ventanas estaban totalmente destruidas, incluso tenía unas cuantas heridas a causa de los vidrios que se incrustaron en su piel. Su mente pronto pensó en sus acompañantes del viaje, se acercó al hombre que lo llevó hasta ese punto, ni siquiera tuvo que tocarlo para saber que había muerto, pero sintió el débil corazón de las otras dos mujeres inconscientes. Debía de actuar rápido antes de que lo alcanzaran de nuevo, habían ganado unos cuantos kilómetros de tiempo.

Con Itachi, sanó las heridas más graves de Sakura y Hinata, a la vez de que las había sacado de lo poco que quedó del auto. No podía hacer nada si ellas estaban inconscientes, pero tampoco podía dejarlas solas a su suerte. Al menos contaba con la seguridad de que estarían bien.

—¡Demonios!

No tenía la suficiente claridad para pensar en algo pronto, y ya podía sentirlos cerca. Si las dejaba allí, era claro que los del laboratorio se las llevarían, y por ende estarían a salvo, en las manos incorrectas, pero a salvo. No iba a permitir que la vida de aquel hombre y las heridas de ellas fueran en vano, él debía seguir. Aunque claro, no por la carretera ya que lo encontrarían en pocos minutos; así que iría por el bosque que tenía a ambos lados, izquierda o derecha de todas formas estaría perdido, pero lejos de aquellos hombres.

A como pudo, se adentró entre los árboles, solamente caminando en línea recta. Llevaba prisa, principalmente cuando unas luces lo iluminaron desde atrás, ya habían llegado los tipos y estaban revisando el auto. Se le hacía difícil poder caminar en ese terreno, la tierra estaba excesivamente húmeda y se resbala fácilmente.

—¡Ahí está! —el menor miró a sus espaldas, habían unos siete hombres con linternas apuntando en su dirección.

Aceleró el paso, cada vez que se resbala volvía a tomar equilibrio en solo segundos. El tiempo era vital en esta ocasión, y no quería que se volviera en su contra. Otra luz más fuerte lo alumbró desde el cielo, sus ojos captaron un helicóptero que lo iba siguiendo y guiando a los otros hacia su ubicación.

¿Pero qué les pasa?

Se detuvo a la orilla de un río, sus aguas fluían con violencia a causa de la lluvia que no le daba tregua. Ni siquiera se tomó un momento para pensarlo y se adentró con cuidado de no pisar en un mal lugar. El agua podía estarle llegando por encima de la cintura, haciendo más difíciles sus movimientos.

Hasta que llegó al otro extremo volvió a retomar su velocidad en el escape. Esquivaba los árboles en su camino, saltaba troncos que yacían en el suelo o, al contrario, le pasaba por debajo a las ramas que se atravesaban. Se desesperó cuando topó de frente con una enorme pared de piedra, estaba acorralado. Se que fuera por izquierda, derecha, o pretendiera devolverse, de igual forma lograrían atraparlo.

No tuvo más opción que tratar de escalar el muro, se aferraba con cuidado a la piedra y medía bien el lugar donde fuera a poner su pie, todo estaba malditamente resbaloso, un paso en falso y tendría una caída segura. Los hombres estaban a escasos metros de su posición, pero logró escalar y esconderse entre las rocas a esperar que se fueran. Su respiración estaba acelerada, y sentía que su corazón se saldría de su pecho, nunca en su vida se imaginó estar en una situación así, o al menos similar. 

Una vez seguro, siguió por el nuevo camino que tenía al frente. Varios metros después podía ver más autos de estos hombres, los identificó por el logo que llevaban en las puertas. Tenía la pequeña suerte de haber vuelto a una carretera, pero ahora debía de encontrar la manera de poder huir sin que lo detectaran.

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—Esto no me gusta para nada... —dijo la mujer de cabello negro en voz baja. Luego de haber resuelto el problema monetario con el taxista, pudieron acercarse a los terrenos del laboratorio, el cual estaba custodiado por varios guardias de seguridad. —¿Y si nos atrapan?

—Bueno... esa no es la idea. Primero tenemos que saber si Sasuke está ahí, y si no lo está, pues buscaremos la forma de hablar con la vieja que vi la vez pasada.

—¿Tienes un plan? —los dos miraban a los dos hombres parados en la entrada principal.

—¿Debería tener uno? —la mayor suspiró.

—Claro que sí, no podemos solamente entrar y ya.

—En realidad... eso es lo que pensaba hacer. —rió con nerviosismo —Ahí viene alguien.

Se escondieron entre unos arbustos, un hombre con bata blanca iba hablando por medio de un comunicador, prestaron atención a la conversación.

Perdimos el rastro del Uchiha. —escucharon en la otra línea. —Se fue en una de las camionetas con uno de nuestros hombres. —los dos se miraron entre sí.

—Saben las capacidades de ese niño, lo comprobamos la última vez que estuvo aquí. Debe de tenerlo bajo su control, tengan cuidado. No sabemos qué tan lejos puede llegar.

De acuerdo. También encontramos en el vehículo que estaba viajando a la señorita Sakura junto a una joven, hace más o menos una hora que las enviamos a Suna.

—A la señora Tsunade le encantará hablar con ella, buen trabajo. 

La comunicación se cortó. Esperaron a que el hombre se alejara lo suficiente.

—Entonces no está aquí... —mencionó Naruto decepcionado pero a la vez aliviado de saber que estaba lejos de ellos.

—Pero iban dos personas con él y las traen para acá, ellas deben de saber algo más. —quedaron en silencio, hasta que Mikoto tuvo una loca idea. —Dejémonos atrapar.

—¡¿Qué dice?!

—Shhhh, baja la voz. Escucha, aquí no vamos a hacer nada, ya confirmamos que son estas personas quienes están buscando a Sasuke, si haremos algo por él debemos hacerlo desde adentro. Incluso podemos averiguar qué es exactamente lo que quieren, y si esas dos muchachas estarán aquí, será mucho mejor.

—Ohhh. entiendo. —meditó un poco todo el plan, con suerte y hablarían con aquella rubia, —En ese caso...¡OIGAN, USTEDES DOS!

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Sasuke se sentía muy nervioso, nunca antes había hecho tanto desastre con tal de salvar su vida. Habían logrado llegar a un pequeño pueblo ya en horas de la madrugada, y momentos atrás, volcaron varias camionetas con tal de abrirse paso. 

Un francotirador arriba de un edificio disparó a la cabeza del que iba conduciendo, provocando que el auto perdiera el control e impactara contra el cristal de una tienda. El asiento del conductor amortiguó el golpe del cuerpo del menor, quien salió del auto sin perder tiempo cuando escuchó que los otros hombres se venían acercando. Todo estaba cerrado, así que no hubo más opción que ocultarse entre unos autos y dejar que Itachi se encargara de ellos; normalmente nunca dejaba que hiciera cosas a su antojo, pero esta vez sería la excepción.

Ni siquiera tenía ganas para ver toda la lucha de aquellos hombres contra alguien que no pueden ver ni sentir. Sasuke solo escuchaba las explosiones de los autos o los gritos de aquellos que morían violentamente. A su mente llegó la sonrisa de aquel rubio que dejó atrás, ¿qué haría él en una situación así? Incluso se dio cuenta que para ese momento, Naruto ya es más que consciente de su ausencia, se preguntaba qué hizo o dijo; si se habrá enojado con él o preocupado. ¿Qué hizo?

—No te muevas. —dijo una voz severa a su derecha. Sasuke levantó la mirada y se alejó inconscientemente aún sentado en el suelo, estaba tan sumido en sus pensamientos que no se había percatado de que todo el caos se había acabado, y además de aquel hombre que lo apuntaba con su arma. —Hasta aquí llega todo, mocoso.

El menor cerró los ojos sin saber exactamente qué debía de esperar, pero nada sucedía, por lo que decidió mirar nuevamente al uniformado delante suyo. Sus ojos estaban de color blanco, y con movimientos rápidos, disparó el arma justo debajo de su mandíbula. El cuerpo cayó inerte delante del Uchiha.

Se levantó aún temeroso de que hubiera alguien por ahí. Se sorprendió al ver el estado en que terminó aquel pequeño pueblo; las tiendas destruidas, hidrantes reventados, autos volcados y gran cantidad de cuerpos en el suelo. Caminó en medio de todos, tratando de no memorizar nada de lo que lo rodeaba, hasta que un comunicador llamó su atención.

Espero que ya hayan encontrado al Uchiha, me informan que la señorita Sakura y la niña que está con ella se niegan a darnos información de él. Además, tenemos a otros dos conocidos que están en la misma situación... ¿me escuchas?

¿Otros dos? ¿Quienes?

—Eres Sasuke, ¿no? —volteó asustado, había una niña delante suyo. Su cabello era castaño y sus ojos idénticos a los de Hinata, lo miraba con una corta sonrisa. —Me llamo Hanabi, hermana de Hinata.

—¿Hermana?

—¡Sip! Ella nos dijo que vendrías a vernos, pero no pensé encontrarte en un lugar así.

—¿Cómo sabías que estaba acá? Me desvié del camino, apenas si pude llegar a este pueblo... —lo poco que quedaba de él.

—Es un secreto. ¡Así que vamos! Mi papá nos está esperando.

Confió sin pensarlo en ella, no tenía que tener pruebas para saber que es perteneciente a la familia Hyuga, esos ojos le resolvían todas sus dudas. Aún seguía pensando en quienes serán las otras dos personas que llegaron al laboratorio de Suna, que según el hombre que lo dijo, son conocidos de él...

Cuando tuviese la oportunidad, y claramente un teléfono, llamaría a la casa de Naruto. Quería saber cómo estaba, y quizá le daría explicaciones.

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