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Capítulo 12

Sasuke observaba a Naruto sin saber exactamente con quién estaba hablando. Y justamente estaba mirando a alguien detrás de él, pero no había nadie más que ellos allí (a excepción de Itachi, claro, pero él era un caso distinto) Incluso miró sobre su hombro, encontrando absolutamente nada, para luego mirar al rubio.

—¿A quién le hablas? —notó cómo Naruto observaba algo, sus ojos se movían lentamente en distintos lugares de la cocina, pareciera que olvidaba su presencia. —Oye, te estoy hablando, Naruto. —seguía sin darle atención. El rubio frunció el ceño y luego lo miró con una sonrisa, como si nada hubiese pasado.

—¿Te quedarías esta noche? —ahora era el turno del azabache para fruncir el ceño, no estaba entendiendo nada de lo que pasaba en la mente de Naruto, y menos entendía su extraña actitud.

—¿Me dirás con quién hablabas? —se acercó un poco más, temiendo que alguien en la sala pudiese escucharlos. A pesar que ya todos ahí conocían de su "condición" (los padres de Naruto fue cuando visitaron el laboratorio en Suna), sin embargo, no sabían nada de lo que ocurría con su hijo.

—Bah, no me hagas caso en eso, solo me distraje. —pasó su mano por su cabello, mirando a otro lado. —¿Te quedarás?

—Bueno...

—¡Hermano! —escucharon cómo Ayame se acercaba a ellos, Naruto se aferró a la mano del pelinegro mientras le mostraba una sonrisa. —Dice mamá que nos vayamos, ¡los tres juntos a casa!

Naruto sonrió ante la escena, el solo imaginar que Sasuke podría recuperar a su familia lo hacía feliz, como si fuese él. Se maravilló con la sonrisa que el azabache le daba a su hermana, dejando ver claramente el gran cariño que sentía por esa niña. Su corazón latió con fuerza.

—Hoy me quedaré con Naruto.

—Ehh, ¿por qué? —la pequeña mostraba un adorable puchero, típico en los niños cuando no se le complacía en algo.

—Resulta que el idiota tiene miedo de la oscuridad, y me pidió que me quedara con él. A veces parece un gato asustado. —esto último lo susurró, pero aún así Naruto pudo escucharlo. Sonreía con una vena resaltada en su frente y un leve tic en su ojo izquierdo, haciendo sus esfuerzos por no decir nada inapropiado. Ayame soltó una pequeña risita, tapando su boca con sus manitas

—¿Entonces te quedarás a cuidarlo?

—Así es.

—¡En ese caso está bien! —pasó a un lado de Sasuke para acercarse a Naruto, tomó sus dos manos y lo obligó a agacharse un poco. —Ya verás que mi hermano cuidará bien de ti, así que no tienes que tener miedo si él estará contigo, ¡no dejará que nada te pase! Eso te lo puedo asegurar.

De pronto su enojo se esfumó al ver la carita de Ayame llena de inocencia, por lo que esta vez sonrió con sinceridad.

—No tengo duda de que será así. —levantó su mirada para ver a Sasuke, dándose cuenta que este miraba a otro lado, ocultaba el rostro con su cabello.

Ayame salió de la cocina directo a los brazos de su madre, pronto Sasuke se dio cuenta cuando ya no estaban en la vivienda Namikaze al ya no sentirlas cerca. Seguramente se irían en algún taxi, él se aseguraría que fuese así, y vaya que lo haría.

Los únicos dos mayores les dieron las buenas noches, Kushina le dio un pequeño beso en la frente a Sasuke y amenazó a Naruto con que lo dejara dormir tranquilo, ya conocía a quién tenía por hijo. Seguido de eso, se fueron.

Los dos quedaron en completo silencio, sin saber qué hacer exactamente.

—Vamos a mi habitación, no quiero correr el riesgo de que nos escuchen hablando de eso.

Naruto caminaba al frente de Sasuke, esperanzado de que este no volviera a preguntarle con quién hablaba. Le diría con todo gusto, a él no le gustaba ocultarle cosas, pero el hecho de que Itachi le dijera que guardara silencio se lo impedía, no quería que le jalara los pies en la noche.

Se encerraron en la oscuridad de la habitación, ni siquiera la luz de la luna entraba a causa de que las cortinas estaban cerradas, para Naruto era más fácil hablar así. Solo se sentaron en la cama, uno frente al otro.

—Yo... quiero que me ayudes con ese demonio, ya sabes. Quiero poder entender todo esto mejor, si no puedo sacarlo mínimo quiero saber lidiar con esto. —Sasuke escuchó un corto suspiro, sintió una presión en el pecho ante esa petición.

—Ya te he dicho que nunca he estado en una situación de esa magnitud, así que no sé cómo hacerlo. Y no me gustaría hacer "lo que crea conveniente", no quiero ponerte en riesgo. Sabes que no hablamos de cualquier cosa.

—Lo entiendo perfectamente, pero el solo pensar que pueda hacerle daño a alguien... me aterra. Recordé perfectamente lo que ocurrió entre ustedes en el laboratorio, no quiero que algo así vuelva a suceder. —se abrazó a sí mismo, sintiendo algo de culpa. —Sé que he dicho que es agradable cuando lo conoces, pero... me da miedo. Solo quiere un lugar para estar tranquilo y no tener que pensar en nada más, ¡pero no me convence!

—Lo mismo era con los otros... —dijo en voz baja. Colocó su mano sobre el hombro de Naruto, sonrió, aunque este no podía verlo. —Quizá yo no te pueda ayudar en esto, pero sé de alguien que sí.

—¿Ah sí? ¿Quién?

—¿Recuerdas a Hinata? Nuestra compañera de salón.

—.... —miró hacia el techo, pensando en cada uno de sus compañeros. —¿La tímida?

—Sí, ella te puede ayudar con eso.

—¡¿De verdad?! ¿Ella es como tú? ¡O como yo!

—Solo te digo que la busques y hables con ella, ya si tampoco logras nada, pues intenta hablar con... ¿ya sabes su nombre?

—No...

Volvieron a su silencio.

—Imbécil...

—¡Oye!

:::::::::::::::::::::::::

Para el otro día, Naruto fue el primero en levantarse. Habían dormido en la misma cama, ya nada de colchones en el suelo, simplemente se habían dado al espalda en la noche y listo. Lo observó durante unos segundos, le gustaba ver cuando el azabache tenía ese rostro tan pacífico, casi que podría mirarlo todo el día. Se levantó intentando no despertarlo, al ser las 9 de la mañana sabía que sus padres estarían despiertos. Se dio una ducha rápida, pensando en ir a ver a la Hyuga ese mismo día.

En la primera planta vio a su padre acomodando unos papeles, y guardando otras cosas en su maletín. Se acercó con curiosidad y observó sobre el hombro del mayor, se trataba del historial médico de un nuevo paciente en su clínica, era una mujer.

—Buenos días, hijo. —le saludó este con una sonrisa, Naruto se posicionó a un lado de él y devolvió el saludo con una sonrisa.

—¿Y todo esto? —preguntó aún con curiosidad, aunque ya más o menos sabía de qué se trataba.

—Ayer entró una nueva paciente a la clínica, su caso es algo complicado. Ha pasado por varios psicólogos y en ninguno ha obtenido resultados, me enteré de ella y decidí hacerme cargo. Aunque sea quiero que esté en un lugar fijo, no creo que le agrade tener que estar cambiando de lugar a cada rato, así que hoy iré a verla.

—Ohhh, ¿y qué le pasó?

—Eso quiero averiguar con detalles, lo único que sé es que se le había dado por muerta al dar a luz, pero en realidad no murió. Cuando se recuperó no recordaba absolutamente nada. No tiene ningún daño psicológico, según el informe de otras clínicas, pero aún así no deja de ser extraño. Es como si hubiese algo más en todo este asunto.

—Mmm... —pensó tan solo un instante en todo lo que le había dicho su padre. —¿Y si llevas a Sasuke?

—¿A Sasuke?

—¡Sí! Ya que ustedes saben de lo que puede hacer no hay nada que ocultar, así que no creo que haya problema, quizá te pueda ayudar. —volvió a sonreír.

—No lo sé, no quisiera abusar de su confianza.

—¡De eso no te preocupes! Yo hablaré con él. —empezó a caminar hacia las escaleras, ignorando el hecho de que Minato trataba de detenerlo. —¡Espérame aquí!

Entró a la habitación sin ningún cuidado, si Sasuke aún estaba dormido pues su intención era despertarlo de una, pero no lo encontró en la cama. Recién iba saliendo del baño, con una toalla secaba su cabello, su camisa estaba sobre la cama, solo tenía puesto un pantalón negro. Naruto desvió su miraba instantáneamente, ni él mismo sabía los motivos, ¡ambos son hombres! No debería de apenarse, ¿no?

—¿Ocurre algo? —preguntó Sasuke al ver que Naruto solo se quedaba de pie en el marco de la puerta, sin decirle nada, ni siquiera lo estaba viendo.

—Ahm... yo me preguntaba si tú... ¿podrías acompañar a mí papá a la clínica? —se animó a observarlo cuando se dio cuenta que ya se había puesto la camisa.

—¿Para qué? —levantó una ceja, nunca se esperó algo así. En realidad su plan era despedirse de los padres de Naruto e irse con su hermana y madre, quizá aún habían asuntos que hablar entre ellos.

—Pues tiene que ver a una paciente un tanto... complicada, y pensé que tal vez podrías ayudarla. ¡Si quieres!

En realidad no estaba del todo convencido de ir, y ni siquiera sabía qué tenía que ir a hacer exactamente. Ya imaginaba que Itachi tendría que estar involucrado en esto. Bueno, no había nada que perder, además, ayudaría Minato, y debe admitir que le tiene bastante aprecio. Por no decir cariño.

—Está bien.

:::::::::::::::::::::::::::

Naruto ya se hallaba al frente de la puerta de la vivienda de Hinata, había buscado en su lista de contactos a alguien que supiera donde vive la muchacha, por suerte la encontró, como se deja ver. Tocó la puerta tres veces y esperó, se sentía nervioso, MUY nervioso.

Luego de que su padre y Sasuke se fueran a la clínica, él se despidió de Kushina y emprendió su búsqueda de Hinata. Solo duró cerca de una hora en llegar, se puede decir que su amigo no le dio las mejores indicaciones para llegar, se llegó a perder más de una vez. ¡Y resulta que ella vive cerca de la institución! Le pudo haber dicho que empezara por ahí.

—¿Naruto? —ella apenas si se asomaba la puerta, desde dentro pudo sentir algo que le provocaba miedo, incluso había dudado en abrir —¿Qué haces aquí?

—Yo... solo puedo decirte que Sasuke me dijo que tal vez podrías ayudarme, por eso vine, necesito hablar contigo. —ella no respondió, parecía que en su mente se estaba debatiendo en si dejarlo entrar o no, raramente Naruto no pudo escuchar ningún pensamiento de ella en su mente, como había sucedido con Sasuke, pero su expresión dejaba ver su duda

—Pasa...

Se hizo a un lado, luego cerró la puerta una vez Naruto entró. Sentía sus manos temblar, nunca antes se había sentido de esa manera. Se sentó en el pequeño sofá delante del rubio, sus manos estaban sobre sus rodillas, lo miraba a los ojos tratando de no lucir intimidada.

Naruto empezó a contarle todo desde el momento en que Sasuke se había ido al laboratorio, cuando él fue a buscarlo y entró a aquel lugar por el asunto del condensador. Todo lo relacionado a la bestia en su interior, además de eso, todos los cambios que ha notado en sí mismo. Hinata solo se limitaba a escucharlo, en silencio. Estaba sorprendida, nunca se imaginó que Naruto fuese a pasar algo así, aunque sabía desde el primer día que él y Sasuke se hicieron amigos que algo así podría pasarle, pero solo fue una posibilidad.

—Y dices que lanbestia... ¿es agradable?

—Es confuso que algo así sea agradable, pero sí. Su aspecto no le ayuda en nada, es muy grande... bastante, diría yo. Tiene muchas colas, la verdad no me tomé el tiempo para contarlas. Solo imagina un zorro gigante. —hizo una pequeña pausa, Hinata seguía callada, a la espera de más información. —Cuando hablé con él, en el tiempo que estuve inconsciente en el laboratorio, dijo que solo quería un lugar para estar tranquilo, ¡pero que eso no quitaba que de vez en cuando le gustaría divertirse! ¡¿Y sabes cómo le gusta divertirse?! ¡¡Me dijo que hiriendo a la gente!! ¡NO QUIERO ESO! —la muchacha tomó algo de aire.

—Ya voy entendiendo un poco esto, no es un demonio como los que todos conocemos, como dices... es una bestia, y son varias. Es una leyenda un tanto complicada de entender, en realidad muy pocas personas la conocen, solo alguien como yo, o como Sasuke, podrían entenderla. Para cualquier otra sería "un cuento", quizá uno de esos que usan para asustar a los niños.

—¿Quién te la contó? Quizá esa persona también pueda ayudarme. —se sintió más esperanzado.

—Nadie lo hizo. Después de cumplir cinco años simplemente lo sé, es como si esa leyenda hubiera formado parte de mí en algún momento de mi vida. Recuerdo incluso que la había escrito en un cuaderno, temía que la fuera a olvidar, pero no fue necesario. —exhaló un poco de aire, antes de empezar —En realidad esto es algo que pasó hace muchísimos años, las cosas no eran como las conoces hoy en día. Estas bestias antes eran una sola, pero fueron divididas y esparcidas por el mundo, por el gran riesgo que significaba tener una con un inmenso poder. Lo único de lo que no tengo conocimiento es de lo que sucedió antes de que la bestia fuera creada... —Naruto nunca antes había estado tan concentrado en algo, quizá de eso dependía que al menos pudiese entender a esa bestia que lleva. —Los humanos en ese tiempo tenían conocimiento de ellas, sin embargo tenían miedo de cada una, en realidad las bestias lo único que querían era estar en un sitio tranquilo, sin tener que preocuparse por los humanos que las odiaban, cada una tiene un pensamiento propio. A una le puede gustar herir a los humanos, como es el caso de la tuya, a otra simplemente le puede ser indiferente todo. Pero eso sí... cada una tiene un motivo, porque solían ser pacíficas.

—¿Y por qué, ¡de tantos humanos en el mundo!, justo yo tengo una?

—Eso quién te lo puede contestar es la misma bestia. Primero que nada averigua su nombre, eso empezará a crear un lazo entre ustedes, las bestias no andaban diciendo a todo el mundo su nombre, por lo que únicamente se lo dirán a aquellos que de verdad lo merezcan. —sonrió ante el puchero del rubio. —Con respecto a lo que te dijo de "divertirse", hay una posibilidad de que te esté probando, quizá quiere saber con qué clase de humano está tratando.

—¿En qué sentido?

—En si estarías de acuerdo con andar por ahí lastimando a las personas, o al contrario, si más bien quisieras defenderlas de él.

—No lo había pensado de ese modo.

—Intenta volver a tener una conexión, pero ten mucho cuidado, las bestias saben cómo manejar la mente de los humanos para que caigan en su trampa.

—¡Claro! Ya verá que no soy cualquier persona, ¡le demostraré a esa bola peluda con quien se metió! —se levantó del sofá lleno de emoción, estaba ansioso por contarle todo a Sasuke.

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Minato le había permitido entrar solo a la habitación, claro, luego de que él entrara e hiciera sus estudios. Estaba frente a la puerta, no sabía qué hablar con aquella mujer, cómo tratarle, qué tan grave era su condición, ¡no sabía nada! Maldita la hora en que aceptó ir. Minato se había ido a su oficina, confiaba enormemente en Sasuke y sabía que podría manejar la situación.

Sasuke giró la perilla, y luego de soltar bastante aire, entró.

Se quedó parado en el marco de la puerta, no sabía qué hacer (se acordó de Naruto en la mañana). Aquella mujer se veía joven. y debía admitir que era muy hermosa. Su mirada estaba concentrada en la ventana, quizá no veía nada en concreto; tenía cabello largo, casi por la cintura. Cuando ella se percató de que había otra persona en la habitación dirigió su mirada hacia la puerta, pensaba que se trataba de algún doctor o una enfermera, pero al ver a un joven solo sonrió.

Sasuke desvió la mirada, no podía creer que una mujer como ella estuviera en esa clínica. Su rostro se veía totalmente angelical, tenía una hermosa sonrisa, sus ojos era negros (igual que su cabello) No llevaba puesta la ropa que todos los pacientes debían de usar, llevaba un vestido blanco que le llegaba por encima de las rodillas, marcaba su figura delgada. Ella caminó hacia él, soltó una pequeña risa al ver que ese muchacho seguía sin hablar.

—¿Ocurre algo? —su voz era suave y dulce, sintió una extraña sensación en su pecho. —Ehm... ¿hola?

El menor salió de sus pensamientos, ni cuenta se había dado que ella estaba al frente suyo. intentó sonreír, pero solo dejó a la vista sus nervios, le parecía extraña su actitud, ¡él nunca se había puesto así con una persona desconocida! Cerró la puerta cuando ella volvió a alejarse y se acercó a la ventana nuevamente.

—Lo siento, estaba... pensando en unas cosas. —sintió algo de pena, la mujer lo miró nuevamente, al menos no se veía molesta por su actitud de hace un momento.

—No te preocupes por eso. —le brindó una sonrisa más pequeña —¿Qué haces aquí? Es raro ver a un joven en mi habitación, y no a una enfermera o un doctor. —se sentó en la cama, dando palmaditas para que Sasuke se sentara a un lado de ella.

—Bueno... me enteré que usted estaba aquí, y quise pasar a verla. —mintió, aunque parecía que ella lo había creído —Pensé que tal vez querría hablar con alguien que no fuera de aquí, ya sabe... algo distinto.

—De hecho... tienes razón. Es aburrido que todos los días sea lo mismo, siempre hay enfermeras entrando en mi habitación a cada rato, casi ni tengo privacidad. Es algo frustrante.

—Pero usted no se ve mal como para que esté en un lugar así. —empezó a sentirse cómodo al lado de ella.

—Y no lo estoy, estoy en perfectas condiciones. Pero según todos los doctores por los que he pasado dicen que no soy capaz de estar sola, ni de cuidarme. ¡Y están equivocados! —frunció el ceño. —En una de las clínicas que he estado las enfermeras eran muy desagradables, eran de las que se aprovechaban de la condición de los pacientes para tratarlos mal, claro, habían unas cuantas que todo lo hacían con amor. Pero esas... ¡Uy, me enoja el sólo pensarlo! Intentaron hacer lo mismo conmigo, pero evidentemente no se los permití. ¿Y sabes qué hicieron? Fueron con los doctores a decirles que yo tomaba actitudes violentas cuando ellas solo querían "ayudarme", eso también es mentira. —hizo un pequeño puchero. —A causa de eso me pasaron moviendo de clínicas, hasta que llegué aquí. El doctor Minato es muy amable, muy diferente a los otros doctores.

—¿Y no tiene algún familiar? Quizá así podrían dejarla salir.

—No... —calló por un momento. —Desde hace varios años me dicen que yo tenía esposo y dos hijos, pero yo no los recuerdo. Por más que he intentado recordar, no lo logro. Así que siempre les digo que nunca me he casado y nunca he tenido hijos, si no lo recuerdo... es porque seguramente es así.

—Entiendo...

—¿Y qué me dices de ti? ¿Cómo es tu familia? —lo miró con una sonrisa.

—Bueno, no es mi familia de sangre.

—¿Ah no? ¿Entonces?

—Me adoptaron cuando era bebé, me dijeron que mi madre murió al darme a luz. Ni siquiera sé cómo es, no tengo alguna fotografía de ella. —miró el techo, recordando varias cosas. —La relación con mi madre no fue la mejor, como a mis... seis o siete años, la verdad no lo recuerdo muy bien. Mi padre, hacía de cuentas que yo no existía. Mi hermana, ella era el caso contrario, siempre andaba cerca de mí, a pesar que mi madre le decía que no lo hiciera.

—¿Y por qué sucedió eso? Si te adoptaron fue para amarte, no para rechazarte.

—Es una historia... un poco complicada. Quizá en algún momento te la diga. —sintió la vibración de su celular en la bolsa del pantalón, lo revisó rápidamente. Era Naruto, quería verlo en el parque.

—¿Tienes que irte? —preguntó con voz suave, en sus ojos Sasuke pudo ver algo de tristeza.

—Este... sí. —se levantó de la cama y caminó hacia la puerta. —Fue un gusto haberla conocido.

—¡Espera!... ¿podrías venir otra vez? Me agradó mucho tu compañía, quisiera saber más de ti. —juntó las manos a la altura de su pecho, a la espera de una respuesta positiva. De alguna forma, sentía que quería estar con el azabache más tiempo, todo el que fuera posible.

—Claro, también quisiera saber más de usted. —brindó una corta sonrisa, abrió la puerta, pero la voz de la mujer lo volvió a detener.

—No he preguntado tu nombre, ¿cómo te llamas?

—Sasuke. —notó un pequeño cambio en el gesto de ella, pero luego dio una última sonrisa.

—Un gustó conocerte, Sasuke. Mi nombre es Mikoto.

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