Capítulo 10
Se hallaba en una sala totalmente sola, fría y oscura. No podía ver absolutamente nada, ni siquiera alguna pequeña mota de luz. Caminaba sin rumbo, teniendo miedo a tropezar en cualquier momento, estiraba sus manos con la esperanza de tocar algo. A pesar de estar solo, curiosamente no sentía miedo, era como la sensación de que nada habría de pasarle allí adentro. Aunque tampoco le agradaba mucho la idea de estar quién sabe dónde y no ver una sola alma.
—¿Hola? ¿Hay alguien por aquí? —solo escuchaba su eco. —¿Sasuke?
En esos momentos solo podía pensar en Sasuke, ¿dónde estaría metido en esos momentos? Normalmente él sabría qué hacer en esta clase de situaciones. Sintió una fuerte respiración a sus espaldas, lo cual le había provocado un escalofrío y una gran sensación de temor. Giró su rostro lentamente, solo pudo enfocar una pupilas rojas.
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Nadie podía darle una respuesta concreta con respecto al estado de Naruto, empezaba a entrar en una estado de pánico. Ya habían pasado dos semanas luego del incidente con el condensador, y en ese tiempo el rubio no daba ninguna señal de querer despertar. Estaba estable, pero habían veces en que parecía murmurar. Tal cual hace unos instantes, que había pronunciado su nombre. Ya había intentado entrar en su mente, pero sucedía lo mismo que cuando lo hizo con aquellos inertes cuerpos, algo lo bloqueaba por completo.
—¿Hay algún cambio? —sus ojos negros se levantaron al escuchar esa voz, Sakura siempre venía cada dos horas con la esperanza de recibir buenas noticias.
—No, sigue con lo mismo, no hace más que murmurar. —volvió su mirada al rostro tranquilo del rubio, Sakura tomó una silla para sentarse frente a él. —He intentado varias veces ver qué le está sucediendo, pero...
—No te desgastes, sabes que hacer ese tipo de cosas te agotan mucho. Haz hecho todo lo que está a tu alcance, solo queda esperar. —sonrió, antes de volver a su expresión seria. —Ni aún con todos los estudios que hemos hecho, logramos encontrar la causa de que siga así. Y con la información que nos diste no es suficiente, no tiene marcas en su cuerpo a algo que dé alguna señal de que algo esté en su cuerpo.
Sasuke suspiró, ha pensado de todo, incluso estuvo repasando toda su vida en busca de algo que se parezca a lo que Naruto está pasando, pero nada. Itachi tampoco le da alguna respuesta, ni siquiera está en la sala, Sasuke puede sentirlo al otro lado de la puerta. Por alguna razón, no se ha querido acercar a Naruto, algo de extrañar, ya que desde que lo conoció tuvo una pequeña conexión, le caía bien, ¿ahora qué era diferente?
Como si se tratase de una chispa, el recuerdo de aquellos demonios llegó a su mente. Quizá ellos tenían la respuesta que estaba necesitando, podía ser arriesgado, pero con tal de despertar al Naruto haría todo lo que esté a su alcance.
—Sakura, ¿dónde están los cuerpos de aquellas ocho personas?
—¿Para qué los quieres? —frunció el ceño. —Sabes que la última vez que estuviste con ellos quedaste muy débil, no quiero que vayas a hacer algo que te deje igual o peor que esa vez.
—Serán unos minutos, no puedo permitir que Naruto siga así. Ponte en mi posición, Sakura, no es fácil verlo en esas condiciones.
—Te entiendo, pero lamento decirte que los cuerpos ya no están aquí.
—¡¿Qué?!
—Así como lo escuchas. —se levantó de su asiento. —La intención de la Señora Tsunade al tenerlos aquí era solamente de medir tu capacidad, como ya lo consiguió, pues los entregó a otro centro de investigación. Dejarán de estar en congeladores, una vez estén lo suficientemente podridos pues... la verdad no tengo idea de qué harán con ellos cuando ya no les sirvan. —ella notaba con facilidad la decepción en el rostro del menor, aunque nunca fuese una persona de mostrar sus emociones, lo conocía como la palma de su mano. —Entiendo que estás desesperado por encontrar una solución a lo que le sucede a Naruto, pero no queda más opción que seguir esperando.
Lo único que quería era no seguir escuchando esa maldita frase, "No queda más que seguir esperando", ya ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que se la han dicho en un intento por tranquilizarlo. Estaba enojado, y mucho. Sería mentira decir que su enojo es contra los científicos, menos con Sakura, ninguno de ellos tiene la culpa de todo esto. Más bien, está enojado consigo mismo. Fue a su habitación, necesitaba dormir y olvidarse de todo.
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Estaba acostumbrado a esa extraña sensación, como si alguien pasara sus dedos con suavidad sobre su brazo. Algo que poco a poco lo iba sacando de su sueño, no quería despertar, estaba muy a gusto, pero el sentir como ese tacto empezaba a ser más violento lo terminó de sacar de su sueño. Se sentó por inercia sobre su misma cama, todo estaba oscuro, solo podía ver una silueta a la orilla de su cama, lo estaba observando.
—Tanto te quejaste de que no despertaba y tú haces lo mismo. —dijo con burla, reconocería esa voz.
—¿Naruto? —quiso acercarse, pero Itachi, a sus espaldas, se lo impedía.
—¿Quién más voy a ser? —se levantó del suelo, la sonrisa en su rostro no le estaba inspirando confianza. —¿De verdad hiciste todos tus esfuerzos para que yo despertara? Porque siendo sincero, no ayudaste en nada.
—¿Qué dices? Intenté varias veces averiguar qué demonios te había pasado, Sakura tuvo que detenerme en una ocasión.
—Ay, pobrecito. —soltó una risa, el pelinegro frunció el ceño.
—A todo esto, ¿cómo llegaste aquí? Y, ¿en qué momento despertaste?
—Bueno, llegué aquí de pura casualidad. Deberías estar alegre, ¿no?
—Pues sí, pero...
—Entonces deja de hacer preguntas estúpidas.
Calló por unos segundos, algo no estaba para nada bien.
—¿Se puede saber qué demonios te pasa? Hasta puedo decir que tienes peor carácter que yo.
—Nada que sea de tu incumbencia, me siento bien, bastante... en realidad. Con eso te puedes conformar, niño.
Sin quitarle la mirada de encima, bajó de su cama con cuidado. Se sentía acorralado en su propia habitación, claro, ese rubio bloqueaba el paso a la puerta. Itachi le decía que se mantuviera alejado, y además de eso, tranquilo.
—Oye, y ese que anda contigo, ¿nunca te deja solo? Digo, debe ser un poco fastidioso para ti tenerlo tan cerca todo el día. —sus lentos pasos resonaban en la habitación.
—¿No se supone que conoces su nombre? ¿Por qué no me lo dices?
—No es necesario, sabes perfectamente de quién estoy hablando.
—Pero el Naruto que conozco lo llama por su nombre.
—¿El Naruto que conoces? ¿Y quién crees que soy yo?
—Cualquier cosa, menos Naruto.
El silencio llegó, Sasuke sabía que estaba metiendo sus manos en el fuego, pero nada iba a lograr haciendo de cuentas que todo estaba bien. La sonrisa en aquel rostro desapareció por completo.
—No eres nada estúpido, niño.
—Le llamaría experiencia, ¿acaso eres lo que atacó a Naruto aquella noche?
—¿Tú qué crees? —había dado en el clavo, ahora entendía la lejanía que Itachi estaba teniendo desde hace dos semanas.
—¿Qué es lo que quieres con Naruto?
—Con él, nada, es desesperante. Solamente quería de un cuerpo para poder vivir, uno fuerte, y lo conseguí. —restó importancia al tema con un movimiento de hombros.
—¿Un cuerpo para vivir? —conocía esa historia, ya sabía en qué clase de territorio estaba entrando. —Me suena a que eres de aquellos demonios que conocí, curiosamente hacía falta uno y me dijeron que andaba vagando por ahí, ¿tanto te interesó ese tarado? Te aseguro que hay mejores. —si Naruto lo escuchara, ya le estaría reclamando.
—Eso lo sé, pero era la única manera de llegar a ti.
—Wow, eres muy directo. Aunque no me sorprende, más bien, me agrada que vayas al grano de tus intenciones. —le brindó una de sus típicas sonrisas. —Bien, si sabes eso, también debes de saber que no es nada fácil entrar en mi cuerpo, por Itachi; como tú mismo lo dijiste, nunca me deja solo, así que suerte con ello.
—Me gustan los retos.
—Te estarías arriesgando, ¿no eres sensato como los otros ocho?
—¿Te estás preocupando por mí? Estás muy confiado para ser un simple humano.
—No me preocupo por ti, sino por el imbécil de Naruto. —dio unos cortos pasos hasta quedar delante de aquellos ojos rojizos, similares a los de un zorro. —Y te aseguro algo, no soy un "simple humano".
—Ya lo veremos.
El azul de aquellos ojos volvió, y el cuerpo del rubio estuvo por caer al suelo de no ser por los brazos de Sasuke, Terminó de acostarlo en el suelo con cuidado, estaba reaccionando bastante rápido. Su mano acarició con suavidad la mejilla de Naruto, hasta que la mano de este se posó sobre la suya aún con los ojos cerrados.
—Sa... suke.
—No seas perezoso y despierta. —apretó la mejilla con fuerza, generando que el rubio acabara de abrir los ojos y de sentarse en el suelo.
—¡Auch! ¡Eres un bruto! —lo miraba con enojo, pero los ojos de Sasuke le mostraban otro sentimiento, se sorprendió cuando estuvo rodeado por los brazos de ese azabache.
—No vuelvas a hacer algo así.
—Yo... ¿qué hice?
—Creí que no ibas a despertar...
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—¡¿Estuve inconsciente por dos semanas?! ¡¿DOS SEMANAS?!
—Sí, ya te lo dije mil veces, ¡y deja de gritar! —su cabeza le dolía, y ese atolondrado no lo ayudaba en nada. —¿Viste algo mientras estabas inconsciente?
—¿Si vi algo? —miró al techo con un pequeño puchero, intentando recordar un poco de todo lo que había vivido ahí. Podía recordar que estuvo llamando a Sasuke, la oscuridad del lugar, aquellos ojos y... —¡Claro! Un enorme zorro. —sonrió con inocencia.
—¿Perdona? —parpadeó varias veces, ¿así tan fácil podía decirlo?
—Lo que escuchaste, un zorro muy muy muy grande. —levantó sus brazos en un intento por darle a Sasuke la idea de su tamaño, aunque ya la conocía a la perfección a causa de los otros demonios. —Al principio me asustó, mejor dicho, me cagué, pero luego me acostumbré a estar con él, bueno... no podía hacer mucho. El lugar en que estábamos era negro, pero luego parecía que estábamos dentro de una alcantarilla. Platicamos mucho, aunque mejor dicho... solo yo hablé, ¡me ignoraba!
—Lo entiendo... —murmuró.
—Dijo que quería tu cuerpo, yo le dije que no se lo iba permitir, mucho menos Itachi; me seguía insistiendo, yo a él, y discutimos.
—¿De verdad es una bestia? —volvió a hablar en voz baja
—Me agrada. —asintió con seguridad de sus palabras.
—¿Estás consciente que tienes un demonio viviendo en tu cuerpo?
—Sip.
—¿Y que quiere poseer el mío?
—También.
—¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?! —le aventó una almohada en la cara, Naruto la agarró y dejó sobre sus piernas.
—Porque sé que no te hará nada, solo es altanero. —hablaba serio. —Me di el tiempo de tratar con él, aunque bueno... no tenía opción, y no es tan malo como parece.
—¿Cómo se llama?
—Ehm... —miró en otra dirección. —No se lo pregunté...
—Sí serás... —suspiró. —Como sea, nadie en este lugar, más que Sakura, puede enterarse de eso. No te dejarían salir si fuera el caso, esto lo vamos a resolver nosotros.
—Pero...
Los toques en la puerta interrumpieron su conversación, esta se abrió al segundo, dejando ver unos ojos verdes y una cálida sonrisa. Sakura entró a la habitación, seguida de otros dos adultos.
—¡Naru!
—¡¿Mamá?! —los fuertes brazos de su madre lo rodearon, casi al punto de empezar a dejarlo sin aire, miró sobre el hombro de la pelirroja. —¡¿Pa-papá?!
—¡Estábamos muy preocupados! No sabíamos nada de ti ni de cómo llegar a este lugar, llamamos a la señorita Sakura con la esperanza de que estuvieras con ella, ¡y gracias al cielo estás bien! ¡No vuelvas a hacer algo así, o si no...!
—Kushina, déjalo respirar, ¿sí? —el rubio mayor sonrió a su esposa, logrando calmarla un poco.
—Ambos vinieron aquí para llevarte a casa, Naruto. —habló Sakura. —También a ti, Sasuke.
—¿A mí? ¿Pero qué va a pasar con...?
—Hablé con la Señora Tsunade... —tomó lugar en la cama a un lado de él. —Está de acuerdo con que regreses un tiempo a tu hogar, con la condición de que vuelvas cuando te necesite —se acercó a su oído aprovechando el despiste de los otros tres. —Además, tienes que estar cerca de Naruto.
Solo asintió una vez, Sakura se alejó de él, el sonido de sus tacones llamó la atención de la familia presente.
—Pueden irse cuando gusten, los estaré esperando afuera.
—Claro, muchas gracias. —sonrió la otra mujer con una de las manos de Naruto entre las suyas.
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Se le hacía extraño volver a ver esos edificios luego de todo el tiempo en Suna, Naruto iba en la otra ventana sumido en sus pensamientos, y sus padres al frente en silencio. Al principio del viaje hablaban de muchas cosas, pero con el pasar de las horas se quedaron sin ningún tema de conversación. Por suerte, el silencio no era incómodo.
—Sasuke, ¿te gustaría quedarte en nuestra casa hoy? —le ofreció, con una sonrisa, la única mujer.
—Gracias, pero me gustaría ir a mi casa. —y era verdad, quería estar solo y pensar mejor las cosas, además de sus pasos a seguir con la nueva situación que se le había presentado.
Todo se había complicado, desconocía el nivel de dificultad que iba a ser todo de ahora en adelante con ese zorro viviendo en el cuerpo de Naruto. Debía estar precavido en todo momento, ya luego le tomaría la palabra a Kushina e iría con ellos. Como le dijo Sakura, debía estar cerca de ese rubio a como dé lugar.
Con un agradecimiento, se despidió de la familia Namikaze. Los vio alejarse en el auto, por fin estaba solo. La noche empezaba a llegar lentamente. Antes de poder tomar la perilla, sintió a alguien detrás suyo.
—Mamá... —mencionó, sin siquiera voltear.
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