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Stained Glass.

Vitrales de colores”.

La sangre de Dipper se heló cuando de repente sintonizó la conversación y tragó, metió sus pertenencias en su bolso antes de que, con torpeza cerrarla con rapidez, tratando lo mejor que podía de escapar sin que lo vean.

Bill levantó una fina ceja, su mano pasando lentamente a su cintura, empujando su abrigo por debajo mientras envolvía sus dedos alrededor de una hermosa pistola de oro. Le había costado más de £6, 30 chelines y 6 peniques. El doble de su precio normal... eso y un hombre muerto. Y su cartera, ¡así que técnicamente había sido gratis! Retorciéndose lentamente sobre sus talones, Bill miró por el alto mástil y los pilares en la cubierta principal, dando lentas zancadas a lo largo. Visualizó la llanura grande y abierta. Sólo habitada por unos paños y cajas. "Vamos sal, ahora... ¡no te puedes ocultar de mí por siempre!" Intervino, tamborileando sus dedos ligeramente a lo largo del arma, su ojo bueno mirando lentamente a través de la cubierta mientras su tripulación deambulaba, encendiendo nuevos cigarros.

El corazón de Dipper latía en su garganta mientras se debatía qué hacer. ¡La salida al muelle era a través de la nave! Tragó y se puso en cuclillas, sin saber si sería más fácil revelarse a sí mismo y simplemente irse feliz por su camino, o esconderse y...

Tragó saliva y se levantó. "Ah-lo siento- ¡precioso barco! ¡¡Yo sólo- quería revisar el es-espléndido acabado!!" Dipper tartamudeó, levantó una mano, pero sin conocer los ojos del hombre. Era evidente que era el capitán, y tenía una puta pistola en su mano. La curiosidad mató al jodido gato Dipper, y tú eres un felino muerto. Él tragó y comenzó a caminar. "Se ve... ocupado- señor- así que sólo voy a, uh, seguir adelante."

"Parece que tenemos un pequeño ladronzuelo aquí..." uno de los miembros de la nave se quejó, sacando un cuchillo de su vaina. "Luce como un sucio pequeño estúpido para mí..."

"Shh; chicos. Yo lidiaré con sus travesuras..." Bill escupió, levantando la mano hacia ellos, antes de bajarla lentamente. Toda su atención ahora centrada bruscamente en el hombre más pequeño delante de él. Su mano todavía se movía sobre la pistola, y comenzó a girar la otra un poco.

"¿Oh?... Ya veo, checando a la vieja chica." Bill habló, señalando orgulloso e inclinando la cabeza un poco. "Partem Mente, así se llama". Dijo Bill, levantando su mano para rodear al muchacho, lo miró, antes de pararse justo en frente de él mientras empezaba a caminar, agarrando su cuello con una mano enguantada en cuero.

"¿Sabes lo que eso significa, chico?"

Dipper gruñó, un dolor de cuello provenía de la rápida quemadura de la tela de su camisa que atravesaba cuello, su rostro ahora cerca y a la altura del Capitan. "P-perdóneme, y-yo" farfulló, tratando de recordar, rompiendo su cabeza.

Estaba seguro de que el hombre frente a él sólo era mayor por unos pocos años, cinco a lo mucho, tal vez un par más, pero desde luego se dejó intimidar como el infierno por él. Miró como el Capitán caminó a su alrededor, escuchando temeroso con tensos oídos. Esperaba que este capitán no lo matará en el acto por esto. Los corsarios eran desagradables- oh diablos ¿qué diría Mabel?

Dipper se dio cuenta de un pin en la solapa de Bill, era brillante, destellando oro, y cuando el sol lo golpeó, le rebotó en su ojo, haciendo que su visión se desenfocará un poco.

Una vez que sus ojos se adaptaron, se dio cuenta de que la cosa era muy simple. Sólo un pequeño triángulo hueco.

Se acordó de algo acerca de su tío diciendo algo sobre el... Par... Per... Partem Mente.

Bill Cipher.

Demonios, si este era Bill Cipher, él en realidad ya era hombre muerto "¿Qué significa eso?" Él decidió responder, reuniendo sus palabras y pensamientos. Su tío siempre le dijo que responda a la autoridad con preguntas, y aunque esto no era la autoridad, estaba seguro como el infiero que tenía el poder de matarlo. Definitivamente él estaba arriba en el esquema social y Dipper estaba casi seguro de que estaba incluso debajo de los miembros de la tripulación.

Bill rió, con el aliento evidentemente manchado con cigarro mientras se inclinaba un poco más cerca, sus dientes increíblemente cuidados y una brillante sonrisa cuando levantó las cejas con interés. Poco a poco, los negros dedos enguantados de Bill se deslizaron hacia arriba y lejos de la pistola, apuntando su propia cabeza, antes de ponerla en la frente del hombre más pequeño con dureza, sujetando aun su cuello.

"La mente, mi parva lepus(1)." Bill arrulló, antes de alejarse, enderezándose mientras mantenía sujeto el tenso cuello del hombre. "Ahora..." Bill comenzó, levantando la ceja. "Dime, ¿qué es tan bueno del... del..." movió la mano un poco. "Acabado. De esta nave."

"Bill, ¡no dejes que se meta adentro de tu cabeza!"

"Está poniendo mucha presión en el pobre chico, Capitán..."

"¡Unas cuantas bebidas más y va a empezar cantar para ti, muchacho!"

Bill se dio la vuelta, lanzándoles una mirada asesina por un momento, apretando su agarre. "Cállate, ¡tú cabeza de chorlito borracho!"

Dipper se estremeció, mirando hacia el capitán y tratando de no toser en su rostro mientras que el humo del puro flotaba a su nariz.

Hasta el momento no estaba muerto, y el capitán no parecía interesado en dispararle más. "Es magnífico... nunca he visto un barco como él." el muchacho tragó. "El palo de rosa esta finamente cuidado y p-pintado... Y el oro acentúa finamente." Exhaló lentamente, tratando de no luchar contra el agarre del capitán.

Bill se burló en voz baja, alcanzando su mano con dureza hasta la mandíbula del otro hombre, inclinando la cabeza de lado a lado. "¿Sabes lo mucho que costo, muchacho?" Él siseó, su aliento caliente contra la cara del hombre más pequeño. "Más que el oro que hayas visto en toda tu maldita vida."

Dipper jadeo y entrecerró los ojos hacia él, con el corazón palpitante en el pecho. Su cabeza apuntó hacia arriba y estaba tratando de averiguar porque estaba siendo estudiado. Tenía la boca abierta y esperaba que las palabras salieran, pero no había ninguna. Se limitó a mirar hacia arriba, un poco confundido e impotente. Se preguntó cuánto tiempo el capitán iba a hablar antes de que se pudiera ir.

"Dime... chico." Bill comenzó, con una ceja interrogante levantada mientras empujaba rápidamente al hombre hacia abajo, lanzándolo hacia atrás con una sonrisa torcida. "¿Cuál es tu nombre?" Bill se volteó, su mano cepillando debajo de su abrigo de nuevo, agarrando la pistola despacio con el ojo entrecerrado.

Dipper se tambaleó hacia atrás cuando lo empujó y se esforzó por mantenerse a sí mismo. Finalmente encontró el equilibrio y miró hacia él. "Dipper Pines." Respondió, tratando de parecer confiado, a pesar de que era su apodo. Tragó. "¿Y el suyo?" Se preguntó si esa pregunta sería lo que lo matará.

Bill lo miró, observando al hombre de arriba abajo con una sonrisa enfermiza mientras sus dedos golpeaban contra del oro y la madera. Pero pronto, entrecerró los ojos y lo miró a través de sus gruesas pestañas. "¿Dipper? ¿Cómo la Osa Mayor?"

"¿Qué es eso? ¿Una especie de apodo?" Uno de los miembros de la tripulación gritó, riendo tontamente a través de sus finos labios. Bill levantó la mano enguantada que estaba libre, deteniéndolo de hablar más. "Shh..." el capitán habló, lentamente. "Cipher." Bill comenzó, bajó la mano y la retiró de la pistola otra vez. "Bill Cipher".

"Sí..." Dipper tragó. "Es un apodo..." Confirmó mientras se pasaba la mano por el pelo y comenzaba a picar sus cutículas, mirando alrededor del barco un poco, y luego sosteniendo la mirada de Bill un poco nervioso, con los labios fruncidos y los ojos inquietos trataba fuertemente de no apartar la vista de la intimidante mirada.

"Hm..." Bill hizo una pausa para quitarse la gabardina rápidamente, tirándola hacia abajo con un golpe y en un tintineo, escuchando como el oro se deslizaba fuera de su bolsillo y en la madera. "Eres bastante interesante chico, Pines." Exhaló, enrollando las mangas de su camisa blanca, exponiendo muchas cicatrices y tatuajes. Bandas de negro expandidas en la longitud de sus brazos inscritos en Latín. Mientras que sus manos se mantuvieron enguantadas.

"Ven a hablar conmigo a mi camarote."

Dipper lo observó y tragó, asintió rápidamente. Parecía que no tenía otra opción. Caminó detrás de Bill, escuchando con atención el satisfactorio clic de sus botas. Dipper sólo pudo dar patéticos pasos. Frunció los labios, sobre todo por cómo los otros miembros de la borracha tripulación reían con escepticismo. Dipper olfateó y paso su bolsa a un lado cuando Bill abrió la puerta de la cabina, y Dipper bajó las oscuras escaleras.

Bill tarareaba una melodía tranquila mientras caminaba, lanzándole una mirada asesina a sus idiotas tripulantes mientras que sus botas de tacón hacían clic con orgullo contra las tablas de madera.

"No los escuches." Bill se acercó, encendió las dos lámparas de aceite mientras atravesaba la puerta hasta el fondo, mirando como la sala desprendía un olor rancio que se plegaba con una luz parpadeante. Aspiró el olor, sintiendo la comodidad tan pronto como abrió la puerta, tirando del otro hombre ampliamente, mostrando su caballerosidad.

El dulce olor del tabaco y ron, whisky caliente y el almizcle de la colonia del Capitán se colaron a través, y con sastisfacción Bill entró, caminando a lo largo de la habitación grande y abierta. Sobre las paredes exteriores, estaba situado a unos diez pies atrás un gran escritorio, habían ventanas que daban la vista al mar con cortinas rojo vino, ahora metidas a un lado y ondulando contra estantes de cajas de libros. En la parte inferior de las grandes ventanas enganchadas, había asientos de madera de cerezo con adornos de terciopelo azul marino, con botones de oro en un apropiado patrón.

Los asientos se extendían a lo largo de las ventanas, pero se cortaban abruptamente con cajas de libros que llenaban el resto de la pared del fondo, la cama de Bill descansaba en la oscuridad de la izquierda. A la derecha de la sala, un piano de cola. El escritorio estaba puesto sobre una alfombra bastante grande, allí estaba una silla de madera con un increíble e intrincado diseño. Acolchado terciopelo rojo en el asiento.

Sobre de su viejo escritorio, que estaba teñido y pulido de madera oscura, estaba cubierto de papeles y más papeles. Pilas de trabajo, un gran mapa del mundo y mapas de Inglaterra, así como de Europa en sí, y del Caribe también. En un cuaderno abierto con tapas de cuero; nombres estaban garabateados en una furiosa letra cursiva, tinta negra parecía intrincadamente ordenada hasta convertirse de garabatos a nada. Y tinta roja sangre apestando a incienso y las palabras ensangrentadas 'TRUST NO ONE' contra las viejas páginas.

Un cenicero de oro, claramente desgastado por el uso; se sentó junto a un par de botellas de alcohol.

Mientras Bill se acercó y tomó asiento, con las manos extendidas en contra de la mesa, los ojos sobre el desgaste de la habitación. Sobre la otra pared había muchas botellas desbordas con astillas de hueso y musgo en los estantes. Una gran bandera británica tenía muchos golpes de espadas y cuchillos, armas de fuego y agujeros clavados en ella. Así como una daga, penetrando en el portafolio de un líder gallardo de la armada. Sin embargo, esas historias no eran para ser compartidas del todo todavía...

El cuchillo parecía contener una vieja, desmoronada, sustancia de aspecto oxidado... de color marrón. A lo largo de las paredes había cuadros y pinturas, los marcos forrados de oro puro en sus propias complejidades. Libros dispersos a lo largo de algunas secciones, y botellas de licor en las otras. Alcanzó el cajón y tiró de la manija abierta, Bill suspiró mientras sacaba un cigarrillo y una caja de cerillas. Encendió un cerillo, colocó el palo de papel y algodón en su boca, sostuvo el fuego en su mano y lo prendió. Inhaló lentamente a medida que giraba la mano para apagar la llama, Cipher luego se cruzó de piernas y se inclinó hacia atrás; su ojo miraba con interés al hombre, mientras que una brasa rosada lo invadió "Así que..."

Dipper levantó las cejas y se mordió el labio, con el corazón saltando en el pecho con la vista de la que era testigo. Tragó con nerviosismo y se situó cerca de las sillas frente al escritorio de Bill. "¿Sí señor?" Preguntó de nuevo, mirándolo, con los hombros rebotando un poco mientras contenía la tos por el tabaco.

"Toma asiento. ¡Vamos, relájate!" Bill habló, agitando las cenizas de su cigarrillo hacia abajo distraídamente, mientras alzaba su mano libre para agarrar el cuello de una botella de vidrio, quitándole el corcho y elevándola a sus labios. Con la otra mano, se quitó el cigarrillo en la boca, antes de tomar un largo trago. Sintiendo como bajaba por su garganta con gusto. Tragando un poco de ella, Bill luego tiró el frasco con aroma alcohólico con un pop. Jadeando, sonriendo. Con una ceja levantada, le tendió la botella, ofreciéndole a Dipper antes de inclinar la cabeza al asiento del que Dipper estaba delante parado. Inhalo de su cigarrillo entre sus labios de nuevo. "¿Bebes?"

Dipper levantó una ceja y liberó el labio que se había estado mordiendo. "Uh... A veces, sí." Tomó la botella y se la llevó a los labios, tomando un trago, trató no toser y expulsarlo tan pronto como intentó tragar. Le quemó horriblemente, más que con cualquier otro alcohol que había tomado en su vida. Sus hombros encorvados y las cejas fruncidas. Se estremeció un poco y colocó la botella sobre la mesa. "Um."

Bill sonrió ligeramente con la vista, su forma inclinada ahora lentamente puesta hacia delante de la silla mientras descruzaba las piernas, colocando su mano enguantada sobre la mesa. "Verás... Me gustaría ofrecerte una propuesta." Empezó, alcanzando los dedos hacia delante para filtrarse a través de unos papeles mientras inhalaba el humo. "Un trato, sí quieres."

"¿Oh...?" Dipper preguntó e hizo una mueca de lo informal que sonó. Siguió adelante y lo observó con nerviosismo, el pie golpeando repetidas veces el suelo y la espalda tensa con fuerza. Alzó la mano para tocar la punta de su sombrero como un hábito nervioso, sólo para darse cuenta que no estaba allí. Él desvió la mirada.

"Arg, relájate, ¿¡podrías!?" Bill se alteró, absorbiendo un poco el tabaco, antes de deslizar sus pies hacia el suelo otra vez, parándose con un pisotón temperamental de sus botas. "No muerdo tan duro como dicen, Pines. Sólo tranquilízate. Vamos a hacer esto casual".

"Bu-bueno- bien." Dipper se echó hacia atrás en su silla por el pisotón. Él tragó saliva y asintió con la cabeza rápidamente. "¿Cuál es la proposición?" Preguntó humilde, comenzando a sentirse ansioso.

Bill inhaló una larga calada, antes de establecerse hacia abajo con una brillante sonrisa. Lucía similar a un perro callejero excitado, cerrando sus manos sobre la mesa. "Quiero ayudarte a salir de aquí..." Dijo, inclinando un poco la cabeza, alzando su mano para apoderarse de su gorra de capitán. "Todo lo que desea ver en el mundo. El oro, las mujeres, el dinero... bebida y ganancias. Los tesoros y aventuras de todos los mares. La emoción de la lucha, alejarte de esta pequeña colonia enconada..." Bill comenzó, una risa subió por su garganta mientras se ponía el sombrero que estaba en el escritorio, poniéndoselo en la cabeza. Plumas de avestruz revoloteaban, oro, diamante y zafiro brillaban juntos sobre el negro, sombrero de oro. "Haré eso, darte todo ese conocimiento" hizo un gesto hacia la caja de libros en la parte de atrás, asintiendo un poco. "Y sólo pido una cosa a cambio."

Dipper siguió su mirada mientras cruzaba sus piernas, mirando hacia atrás en la estantería. "¿Qué pides a cambio?" Él tragó con fuerza, le dolía la garganta, y se había agravado por del alcohol.

"Nada demasiado grande..." Bill habló, frunciendo los labios, levantando las cejas y encogiéndose de hombros, tamborileando con los dedos enguantados ligeramente contra la madera y el papel.

"¿Qué te hace pensar que quiero todo eso?" Dipper miró hacia el sombrero extravagante.

"Parece un hombre de aventura para mí, señor Pines..." Bill comentó mientras ligeramente se quitó el cigarrillo de la boca. "Fuera de casa, recogiendo notas y datos... Imagínese atravesando los mares, ver todo lo que está escrito en los libros que lee... piratas. Europa, estrellas y universos que pintan las aguas como una tela..." tarareó, antes de levantar el puño cerrado. "¡Gigantescos monstruos marinos! El kraken, sirenas-" se inclinó un poco hacia delante, viéndose un poco mal de la cabeza mientras sonreía, señalando al chico con entusiasmo. "Todo es malditamente real, señor Pines." Bill habló, inclinándose sobre su escritorio, golpeo su pecho antes de tirarse hacia atrás y tirar su cigarrillo, apoyándose de nuevo sobre la silla con una expresión ahora calmada.

"Pero si usted desea permanecer en Nueva York. Pudrirse toda su vida, sólo desear una vida de encuentros misteriosos y peligro. Ni una sola vez teniéndola en su alcance." Bill continuó, inspeccionando sus expresiones con cuidado. "Es una verdadera pena."

Dipper tragó. Todo honestamente sonaba muy atractivo para él. Siempre había pensado que su vida era demasiado aburrida... Mabel estaba demasiado ocupada para verlo en estos días. Tragó. "¿Tengo alguna opción?" Sus dedos empezaron golpear su brazo mientras su corazón latía con excitación en lugar de miedo. Él apoyó los codos sobre la mesa y se cruzó de brazos, mirando al hombre más alto y olfateó. Él sabía que estaba invadiendo su nave, que no pertenecía, que sólo estaba apreciando el trabajo de la madera...

Bill resopló, tirando el papel escurrido y las hierbas de su boca, apagándolo mientras se lamía los labios, sintiendo el sabor amargo persistir y adhirieron se a su garganta y boca. "Yo diría que la tiene. Incluso si no lo obligamos... escoja quedarse aquí. Posiblemente en una caja de madera," sopló, inclinando la cabeza casualmente. "O bien, puede convertirse en un miembro del Partem Mente".

"¿Cómo es que no me ha matado todavía?

Pronto, Bill rió, dulce y brevemente mientras sus dedos golpeaban a lo largo del cristal de su ron. "¡No te he matado todavía! ¡Psh, escucha! niño", Se rió, con la mano extendida. "Escucha." Pausa, Bill fijó su sombrero un poco, inclinándolo hacia arriba. "Puedo usarte. En primer lugar. Y hay algo en ti... verás..." El capitán se aclaró la garganta. "El punto es, me gustas."

"¿Te gusto?" Dipper rió con incredulidad y levantó una ceja. "Me alegro de no estar muerto entonces." tragó un poco nervioso y se preguntó que le gustaba a Bill de él. "Está bien..." Miró a las aguas detrás del hombre, una amplia extensión de azul profundo, oscureciéndose cuanto más lejos se ponía.

"Lo haré."



***

1- Pequeño conejo en latín.

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