World's End
-Wow-
-Es una excelente vista-
-No parece nada de lo que imagine-
-Bienvenidos al Inframundo, mocosos- declaró Azazel, entrando al vagón del tren correspondiente para Vergil y su séquito.
-Mi destino aguarda- pensó el Dark Slayer, viendo por la ventana del tren el Territorio Gremory a sus pies.
1 mes había pasado ya desde el [Rating Game] entre Sparda y Gremory, con el primero de estos dos ganando por una victoria aplastante contra su adversario.
Justo como había sido estipulado, todo acoso o agresión de parte de Rias Gremory hacia el Clan Sparda había sido detenido en seco, y ahora todo el séquito del Nephlim podía disfrutar de una vida escolar tranquila.
Pero eso no era lo importante en este momento.
-¿Nervioso?- cuestionó Azazel a Vergil, sentándose a un lado del chico.
Todo el Séquito Sparda se callo en sus conversaciones y voltearon a ver a su Rey con expresiones preocupadas, notando por primera vez el cómo su postura era más rígida de lo regular.
-Estaría mintiendo si digo que no- admitió el chico, viendo a la lejanía.- Por un motivo me había mantenido al margen del Inframundo y del resto de la Facciones en general, Azazel.
-El gran peso que trae consigo tu nombre- adivinó el Caído.
Para un ser tan antiguo como Azazel, uno de los pocos sobrevivientes de la Gran Guerra aún con vida, el leer a la gente se había vuelto cosa de todos los días para el(nunca se sabe cuando algún mocoso se quería pasar de listo y probar un cambio en la administración).
Si bien cada vez que se cruzaba con Vergil este mismo era un témpano de hielo andante, el podía ver el dolor debajo de ese frío exterior, así como también una búsqueda impuesta de algo que Azazel no podía llegar a entender.
Vergil ahora mismo era un libro abierto, con inseguridades surgiendo de su ser.
-Toda mi vida me he enfrentado a monstruos que buscan venganza de alguna forma contra mis padres- empezó Vergil.
»Su poder no fue lo único que herede de ellos, sino también sus propias responsabilidades así como enemigos pasados.
»Este es mi legado- declaró Vergil.
-Puede ser- concedió Athena, poniendo una mano en el hombro de Vergil y haciendo que este alzara un poco la mirada.
Una cálida sonrisa fue el recibimiento del chico. Y no solo de parte de su Reina, sino también del resto de su séquito en general.
Los ojos de todos resplandecían, llenos de comprensión y apoyo.
-Pero no significa que tienes que hacerlo todo tu solo- declaró de forma decidida la antigua diosa.
Todas las chicas asintieron en afirmación, mostrando su solidaridad y compromiso con el Dark Slayer.
-Master- llamo Astarte desde la puerta, ganándose la atención de todos.- El conductor me ha informado que llegaremos al Territorio Gremory en 5 minutos, y recomendó que nos preparemos para el desbordar.
-Muchas gracias Astarte- agradeció el chico, antes de pararse de su asiento y estirarse un poco.
-Fue un buen detalle de parte de la Familia Gremory el dejarnos quedar en su territorio hasta la reunión de los Demonios jóvenes dentro de dos días- comentó Wendy, viendo maravillado por la ventana toda variedad de criaturas que rondaban el Inframundo.
-Ellos fueron los primeros de muchos en ofrecerse- comentó tranquilo Azazel.- Solo para que sepan, Grigori gustoso les hubiera dado asilo, tenemos nuestra propia sección del Inframundo a fin de cuentas.
-Sin ofender Azazel, pero las Caídas son todas unas pervertidas- comentó con cara plana Vergil.
En lugar de mostrarse enojado o insultado, el Caído dejó salir una carcajada limpia.- Si, lo son- comentó con una sonrisa mordaz.
-[Hemos llegado a nuestro destino]- anunció el conductor del tren a través de los altavoces.- [Todos los pasajeros pueden desembarcar de manera ordenada, y esperamos que tengan un buen día. Vuelvan pronto].
Apenas termino el anuncio, las puertas del vagón se abrieron nuevamente, y por estas un batallón de soldados de la casa Gremory entraron.
Todos los presentes se quedaron tranquilos en sus lugares, sabiendo de antemano que esto era parte del protocolo a seguir.
Luego de comprobar que no se trataba de una amenaza, todos los soldados salieron como entraron, y al poco tiempo los patriarcas del clan mismo entraron.
-Vergil-kun, mina-san, bienvenidos- salido la matriarca con una sonrisa en su rostro.
-Esperó que el viaje haya transcurrido sin ningún contratiempo- comentó Zeothicus, dándole la mano a Vergil en forma de saludo.
-Todo marchó sobre ruedas- informó Vergil, aceptado el saludo de parte del pelirrojo.
Finalmente habían llegado.
Su destino a...
Con una desorbitada, Vergil inmediatamente se dio vuelta y empezó a correr.
Algo estaba pasando.
-¡Darling!- grito Athena desconcertada.
Sin siquiera darles caso a los gritos a su nombre, Vergil invocó su confiable espada, y con esta misma abrió una rasgadura en el tejido dimensional. Entrando por este sin rechistar.
Si Vergil hubiera sabido lo que estaba por pasar, este mismo se hubiera quedado. Tratando de pasar los últimos momentos posibles junto su gente querida.
XXX
Cabo Cañaveral:
Vergil salió de su propia grieta dimensional, vio la situación en frente de el y no rechistó ni un segundo en actuar.
Todo fluyó en cámara lenta desde su perspectiva, su katana siendo extendida desde su funda, su superficie reflejando la luz del sol de frente. Su objetivo el cuello de un sacerdote de piel oscura.
El mismo sacerdote volteó a ver a Vergil con una sonrisa de superioridad en sus facciones, mientras que a espaldas de este mismo un ser humanoide con la parte baja de un caballo por piernas se manifestaba.
De un momento a otro, el hombre pareció teletransportarse, ahora quedando en frente de una mujer rubia que lo estaba encarando. Con un toque en su cabeza, el hombre sacó un disco de esta misma, que inmediatamente insertó dentro de su ser.
-[Stone Free]- musito simplemente el hombre, manifestando otro humanoide a su espalda, este de color azul.
Algo parecido a telaraña cubrió tanto a Vergil como al resto de los acompañantes de la mujer. El tiempo corriendo en normal de vuelta.
-¡Jolyne!- gritó un hombre, pero eso fue todo lo que pudo decir.
El sacerdote pasó a repetir la acción con todos los presentes, discos abandonando sus cuerpos para que algunos de estos fueran insertados en el hombre mientras los otros dejados de lado.
Por un momento, el hombre conocido como Enrico Pucci se permitió el relajarse. El sueño de su amigo estaba por ser cumplido.
-Eres un usuario de Stand-
Pucci volteó con el recién llegado, notando como este había adquirido su verdadera forma para salir de las telas producidas por [Stone Free].
-Y tu eres un demonio- devolvió conciso el sacerdote, su [Made in Heaven] acompañándolo a darle cara a este adversario.
Alrededor de ambos, el tiempo volvió a acelerarse, pero a ninguno le afectó en lo absoluto.
Vergil se preparo, el enemigo en frente de el uno peligroso en sus propios términos.
-Dime, crees en la gravedad?- cuestionó Pucci, antes de atacar.
Inmediatamente la gravedad alrededor de Vergil aumento, tomándolo desprevenido y dejándole lugar a Pucci para acercarse.
-[Star Platinum: The World]-
El tiempo se detuvo, y con el Stand de Kujo Jotaro empezó un bombardeo de golpes en los tres segundos que Pucci podía mantenerlo.
PAM!
El piso a los pies de Vergil se resquebrajó, pero en cuanto el tiempo se descongeló blandió su espada hacia el cuello del ente.
El sacerdote sonrió, antes de acelerar el tiempo al mismo tiempo que aumentaba la gravedad sobre su oponente. Alejándose de lo más casual de su alcance.
Chasqueando la lengua, Vergil mando sus [Espadas Convocadas] a hacer el trabajo por el, pero el sacerdote todavía no perdía su sonrisa.
-[Weather Report]-
En pleno aire, los constructos de energía fueron congelados sólidos.
-¡Atomic Thunderbolt!-
-¡[Star Platinum: The World]!-
Pucci apenas pudo esquivar el ataque de energía a tiempo, la carga que The World ponía sobre su corazón mayor de la que imaginaba.
-[Made in Heaven]- con su propio Stand, Pucci volvió a acelerar el tiempo, rodeando a Vergil de todos lados.
Vergil invocó sus [Espadas Convocadas] en un anillo alrededor suyo a modo de defensa. El mismo tratando de seguir con sus instintos a Pucci.
CRACK!
Pero el universo no lo podría aguantar por mucho tiempo.
-¡Hahahaha! ¡Fuerzas superiores conspiran a mi favor!- declaró con convicción en su voz el sacerdote, apareciendo a un costado de Vergil dentro de su anillo de defensa.
-¡Kirin!-
El titán de electricidad descendió desde los cielos, separando a ambos combatientes unos 50 metros el uno del otro.
-Está en la voluntad del Señor que el sueño de mi amigo se cumpla. Todas sus pruebas en mi camino las he cruzado sin rechistar- declaró con seguridad el hombre, manifestando otro Stand ajeno detrás suyo.- [Stone Free].
Disparándose en el aire, [Stone Free] liberó sus hilos rápidamente sobre todo el campo, Vergil solamente pudiendo limitarse a evitar el ser sepultado en todas las hebras.
Hilos tan resistentes como el mítico Oricalco mismo, tan delgados como una hoja de papel, creaban distancia entre Pucci y Vergil. Ambos viéndose el uno al otro a los ojos.
Con ambas manos en su espada, Vergil dio una respiración onda, preparando sus pulmones de antemano. El siguiente ataque decidiría todo.
-[Made in Heaven]-
Con un aceleramiento final al tiempo, Pucci se movió.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
-Hinokami Kagura: Enbu!-
Con su espada brillando como si de una llama se tratase, Vergil se movió.
Paso por paso, hilo de telaraña era cortado magistralmente por Vergil, su adversario no teniendo problema por parte al no tener ningún obstáculo de por medio.
Paso por paso, Pucci aceleraba el tiempo del universo todavía más, su objetivo se completaría luego de vencer a este enemigo.
A un solo paso el uno del otro, ambos adversarios cruzaron la mirada.
SPLAT
Ambos tenían su espalda hacia el otro, sus miradas nubladas por sombras.
-Agghh-
Vergil perdió su [Devil Trigger] mientras se tambaleaba hacia en frente, un enorme agujero en su pecho.
-Parece ser...la última prueba del Señor...fue una que no podía superar- comentó Pucci, una enorme herida desde su hombro derecho hasta su cadera izquierda en su pecho.
Ambos cayeron al suelo simultáneamente. La respiración de Vergil revelando al único ganador del encuentro.
-Pero aún así...lo he conseguido, amigo mío- fueron los últimos pensamientos del sacerdote, al ver cómo el universo a su alrededor se empezaba a reestructurar.
Vergil también veía esto, y con un último pensamiento claro en mente, se maldijo a si mismo. No debió de dejar a sus seres queridos.
XXX
???
Postrado en la cima de un edificio, cierto peliblanco tenía un solitario periódico en sus manos. La primera plana hablaba por si sola.
¿El Fin del Mundo? - Atlanteanos vs Amazonas
Con una solitaria lágrima en su cara, Vergil aulló su dolor al mundo.
-¡AAAAAGGGGGHHHHHHHHH!-
XxXxX
...Bueno, eso fue todo.
Se que muy WTF todo, pero simplemente ya no se como continuar. Así que he decidió iniciar desde cero.
La siguiente vez que vean esta historia sea actualizará, un mundo más amplio nos espera.
Sin más, me despido.
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