𝟶𝟸𝟷; 𝙱𝙴𝙵𝙾𝚁𝙴 𝚂𝚄𝙽𝚂𝙴𝚃
❛❛ 𝐁𝐄𝐅𝐎𝐑𝐄 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐄𝐓 ❜❜
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Temprano a la mañana siguiente, Cassandra salió silenciosamente de la residencia Reed. Necesitaba ir a la escuela y ayudar con la limpieza del gimnasio.
─¿No me ayudarás a limpiar? ─preguntó, sorprendida, al teléfono.
─Klaus llamó, se va a ir y quiere que empaque su casa ─excusa Tyler al otro lado de la línea.
─Que sea tú, señor, no significa que seas su esclavo ─replicó la Forbes, frunciendo el ceño.
─Si lo soy, desde que se dio cuenta de que no me dejarás por él ─indicó el moreno, divertido.
─Se comporta como un idiota ─bufó Cassandra.
─Está bien, seguiré actuando y todo terminará pronto ─la tranquilizó Tyler.
─Ya tengo que irme, te amo ─comentó el moreno.
─Igual yo ─dijo Cassandra, terminando la llamada y suspirando.
─¿Hola? ─dijo Cassandra al escuchar un ruido detrás de ella.
Nadie respondió, así que caminó rápidamente hasta el gimnasio, donde vio a Rebekah tirando algunos vasos a la basura.
─¿Dónde está Caroline? ─preguntó Cassandra, confundida.
─No lo sé, es tu hermana ─respondió la original a la defensiva.
─Qué amabilidad ─dijo la Forbes, con una sonrisa falsa─ Entonces somos tú y yo.
─Sí, y llegas tarde. La limpieza empezó a las 8:00 ─señaló Rebekah.
─Son las 8:02 ─dijo Cassandra, restándole importancia mientras miraba su teléfono.
─Exacto, yo llegué a tiempo y no pude ir al baile que organicé ─espeto la original, levemente molesta.
─Créeme, no te perdiste de mucho ─aseguró Cassandra, y la vampira simplemente la ignoró para seguir ordenando.
─Supe lo de tu madre, lo lamento ─dijo la Forbes con una amable sonrisa, y la original finalmente la miró─ Sé que la odiabas y todo eso, pero lo lamento.
─Lamento lo del maestro, se veía gentil ─se disculpó la Mikaelson.
─Lo era ─aseguró Cassandra con una leve sonrisa.
─Bien, iré al comedor ─agregó ella, saliendo del gimnasio.
Cassandra caminó con tranquilidad por el pasillo, pero Alaric apareció en su camino, dejándola completamente sorprendida.
─Creí que estabas muerto ─dijo, incrédula.
─Lo estoy ─aseguró él, empujándola a velocidad vampírica hacia los casilleros.
─¿Qué haces? ─cuestionó Cassandra, preocupada, al ver su estaca de madera.
Rápidamente apareció Rebekah, alejando al maestro de la rubia. Ambas le clavaron su propia estaca en el pecho.
Alaric rió falsamente para quitarse la estaca, y el dúo de rubias compartió una mirada. Rebekah, a velocidad vampírica, llevó a la rubia hasta su auto, para luego desaparecer.
Cassandra, desesperada, apretó el botón para desbloquear su auto y trató de abrir la puerta, pero sus llaves parecían no estar funcionando.
─No hay escapatoria, Cassandra ─aseguró Alaric, antes de tirarla fuertemente al piso.
La Forbes trató de levantarse, pero él rápidamente sujetó una de sus piernas y comenzó a arrastrarla por el piso, de regreso a la escuela.
Rebekah, desde la lejanía, vio cómo Cassandra protestaba y trataba de liberarse de su agarre, pero el maestro no mostraba ningún interés en dejarla ir.
─Alaric Saltzman trató de matarme ─acusó Rebekah una vez en su casa.
─Alaric Saltzman debería estar muerto ─indicó Klaus.
─No lo está y ya es vampiro gracias a nuestra madre, con una estaca de olmo blanco que no lo mata ─señaló la original─ Es fuerte, Nik. Demasiado.
─¿Dónde está ahora? ─preguntó el híbrido.
─En la escuela. No tiene anillo, pero en cuanto caiga la noche, vendrá por nosotros ─aseguró Rebekah─ Debemos irnos.
─Bien, iré por Elena y nos iremos ─aceptó él.
─Olvídala, no necesitas estúpidos híbridos ─aseguró la original.
─Lo que necesito es protección de los continuos ataques de Esther ─aclaró Klaus.
─Bien, quédate. Pero antes de buscar a esa doppelgänger, quizás quieras hacer otra cosa... ─espeto Rebekah ante la atenta mirada de su hermano.
─Creo que deberías salvar a la rubia loba ─espeto ella, dispuesta a alejarse de él.
─¿Qué? ─cuestionó él, frunciendo el ceño.
─Él tiene a Cassandra ─reveló Rebekah, antes de dejarlo solo.
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La rubia llora, adolorida, viendo sus manos atadas, con un dardo de matalobos clavado en cada una. Sentía como si su cuerpo ardiera, pero no podía gritar, pues Alaric tenía su boca cubierta.
─Cassandra ─dice Elena al entrar al salón, preocupada─ Déjala ir, Alaric…
─Liberala tú ─responde él con simpleza.
─Vas a estar bien ─asegura Elena, mientras le quita un dardo de su mano.
Antes de que pudiera quitar el segundo, Alaric clava otro dardo en la pierna de la Forbes.
─Dijiste que las dejarías ir ─acusa Elena, al ver a su amiga sollozar.
─¿Cuántas veces tengo que decírtelo, Elena? ─cuestiona Alaric─ No puedes confiar en estos monstruos.
─Se supone que tú quieres matar vampiros. Cassandra no es uno de ellos ─replica Elena, con evidente molestia.
─Cierto, pero es un fenómeno igualmente. Y se relaciona con vampiros a diario. Su hermana es uno de ellos ─indica el Saltzman, con una sonrisa falsa.
─Ahora siéntate ─ordena él, y Elena obedece.
Alaric remueve la venda que la Forbes tenía en la boca para mojarla con matalobos.
─¡No, por favor! ─niega Cassandra, sabiendo que eso dolerá demasiado.
─¡Alaric, basta! ─exclama Elena, poniéndose de pie.
─¡Siéntate ahí! ─espeta él, empujándola con fuerza.
─Esto la mantendrá débil. Será como inhalar fuego en cada respiro ─dice Alaric, colocando la venda empapada en su boca.
Cassandra llora de dolor, sintiendo como toda su boca comienza a arder, mientras la desesperación la consume.
─¿Por qué haces todo esto? ─pregunta Elena, sin entender.
─Te facilito las cosas para que termines con su sufrimiento ─responde Alaric, entregándole una estaca.
─¡No! ─niega Elena, incrédula.
─¿No es lo que querías, Elena? ¿Qué te enseñará a matar un vampiro? ─cuestiona el Saltzman─ Ella no es exactamente uno, pero te servirá.
─Adelante, Elena. Mátala ─insiste el maestro, con una sonrisa perversa.
─No es lo que quiero ─niega ella, angustiada.
─Claro que sí. Todo ese entrenamiento, esa fuerza. Tienes que usarla. Podrías ser cazadora ─anima Alaric.
─Ahora solo debes practicar. Hazlo con ella ─insiste él, su sonrisa llena de malicia.
─¿Por qué haces esto? ─pregunta Elena, sin entender su actitud.
─Porque me necesitas. Tienes 18 años, no tienes padres, ni un guía, ni un sentido claro del bien y el mal ─asegura Alaric.
─¿Y tú sí? ─pregunta Elena, incrédula.
─Ella ha matado ─dice Alaric, señalando a la rubia─ ¿Eso está bien?
Elena guarda silencio. Sabía que Cassandra había asesinado a alguien, y aunque eso no estaba bien, ella sabía que nunca fue la intención de su amiga. Cassandra solo quería mantener a Tyler a salvo, pero eso solo trajo más problemas, activando su gen licántropo.
─Tus padres dirigían el consejo. Era la misión de su vida salvar este pueblo. Seis meses después de su muerte, lo arruinaron todo ─dice el maestro.
─Tú no sabes nada sobre ellos ─responde Elena, con dureza.
─¿Por qué? ¿Me equivoco? ¿Crees que ellos estarían orgullosos? ─pregunta Alaric, y la Gilbert guarda silencio.
─Si no estás con los humanos, también eres como ellos…
─Ahora, mátala, Elena ─insiste Alaric, sin perder la calma.
─¡Levántate! ─ordena él, haciendo que Elena se ponga de pie y tome la estaca.
Elena se acerca lentamente a Cassandra, pero se detiene, sorpresivamente voltea y trata de clavarle la estaca a Alaric. Él rápidamente la detiene, negando con la cabeza.
─Creí que te había enseñado algo ─dice el maestro, con una sonrisa falsa.
─Así es ─responde Elena, lanzando el frasco con matalobos directo a los ojos de Alaric.
El Saltzman siente cómo sus ojos arden levemente y pasa las manos por su rostro, intentando calmar el ardor. Mientras tanto, Elena rápidamente ayuda a la rubia a ponerse de pie y le quita los dardos de su cuerpo.
─Ve por ayuda ─dice Elena, y Cassandra sale débilmente del salón, tratando de mantenerse en pie.
La rubia camina débilmente por el pasillo sintiendo cómo todo su cuerpo arde. De un momento a otro, alguien la sostiene y cubre su boca. Ella trata de protestar, pero no tiene la suficiente fuerza.
─Tranquila, tranquila ─susurra Klaus tras ella, envolviéndola con sus brazos─ Soy yo.
Cassandra se voltea levemente, sorprendida, para mirarlo detenidamente y cargar sus heridas manos sobre los hombros de él.
─Estás a salvo, estarás bien ─asegura él, mirándola fijamente.
Klaus pasa su mano por el cabello de la rubia, acariciándolo levemente, mientras la observa detenidamente, asegurándose de que se encuentre estable. Antes de sacarla de la escuela a velocidad vampírica.
─Salvaremos a Elena, vete a casa y enciérrate allí ─pide el híbrido una vez llegan a la entrada de la escuela.
─¿Entendiste? ─pregunta él, sosteniendo su rostro.
─¿Qué pasará contigo? ─pregunta Cassandra, frunciendo el ceño con preocupación─ Él tiene una estaca.
Él niega, sin dejar de mirarla. ─Solo di que me entendiste ─
─Lo hice... Gracias ─dice ella, apenas tratando de sonreír.
Klaus rápidamente desaparece y Cassandra comienza a caminar hasta su auto. Para su suerte, Madelyn ya está allí, esperando por ella.
La rubia la mira con los ojos llorosos y ella rápidamente se acerca para ayudarla a subir al auto.
─Estarás bien, iremos a casa ─asegura la pelinegra, cerrando la puerta del auto luego de que ella sube.
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─¿Te sientes bien? ─cuestiona Madelyn a su lado, observando cómo la quemadura que estaba en los bordes de sus labios ya casi desaparece.
─¡Cass! ─la pelinegra llama su atención.
La rubia se voltea a observarla, confundida. Su mente está demasiado distraída. Su único pensamiento es Klaus. ¿Acaso él se encontraba bien? ¿Alaric había logrado matarlo?
Esos pensamientos eran incorrectos. No tenía por qué pensar en él, ni tampoco preocuparse, pero no puede evitarlo. Le preocupaba y odiaba admitirlo.
─¿Dijiste algo? ─cuestiona la Forbes, confundida, acomodándose en su cama.
─¿Estás bien? ─pregunta nuevamente Madelyn, viendo a su amiga asentir.
─¿En qué tanto piensas? ─cuestiona ella, al verla distraída.
─En nada ─responde rápidamente Cassandra.
─Pues yo creo que estás pensando en la persona que te salvó esta tarde ─comenta Madelyn, nada sutil.
─¿Tú crees que yo estoy pensando en Klaus? ─cuestiona Cassandra, sin creer en su insinuación.
─Es bastante obvio que estás pensando en él, Cass ─dice la pelinegra con una sonrisa ladina─ Como también es evidente que algo ocurre entre ustedes.
La rubia frunce el ceño y su amiga rápidamente justifica sus palabras. ─Él entró ahí para salvarte a ti, yo vi cómo sostenía tu rostro y te observaba… ─
─Él no se fue hasta asegurarse de que estabas bien ─agrega la Reed con obviedad.
─Madelyn, basta ─niega la Forbes, poniéndose de pie─ Esto no está bien, estamos hablando de Klaus.
─¿El híbrido malvado que asesinó a Jenna, a Devon, que quiso ocuparme a mí y a mi hermana en su sacrificio? De él estamos hablando ─le recuerda la rubia.
─Era gracioso bromear con que la posibilidad de que estuviera interesado en mí, pero esto tiene que parar ─agrega ella, abrumada.
─Pues si me lo preguntas, no es solo una posibilidad. Él parece muy interesado en ti ─suelta la pelinegra con honestidad.
─Pero yo no puedo pensar en él de esa manera, no está bien, no es correcto ─niega rápidamente la rubia y su amiga la mira atentamente.
─Además, Tyler está de vuelta. Y él realmente quiere que funcionemos, no es apropiado pensar en Klaus ─agrega la Forbes con culpabilidad.
Madelyn voltea sus ojos disimuladamente al escuchar sobre “Tyler”. A este punto, ella sentía un profundo desagrado por el lobo. Había abandonado a su amiga dos veces en los peores momentos de su vida y luego vuelve como si nada, a recuperar a Cassandra.
Claro que Klaus no era una buena persona, pero Madelyn estaba harta de ver a Cassandra sufrir por Tyler y volver con él. Su amiga necesitaba una distracción, alguien que la hiciera cuestionarse, salir de la rutina, y Klaus podía hacer eso por un momento.
Aunque claro, Cassandra era demasiado racional. Había límites que, por más divertidos que fueran, no estaba dispuesta a cruzar.
─Solo responde algo por mí, Cass, ¿alguna vez has pensado en Klaus como algo más que un hombre malvado? ─interroga la Reed.
─Madelyn ─la Forbes le da una mala mirada, pero su amiga la mira atentamente.
─Bien, lo admito. Hay momentos en los que me siento confundida por él ─admite ella frustrada.
─Sé que es alguien peligroso, pero irónicamente me siento protegida a su lado, como si supiera que él no me va a lastimar ─explica ella con una mueca─ Y en estos momentos solo espero que esté bien, espero que Alaric no lo mate…
─¡Demonios! ¿Qué estoy diciendo? ─dice Cassandra, sorprendida de sus propias palabras─ Creo que me he vuelto loca.
─No, no estás loca. Solo tienes una increíble tensión con el híbrido malvado ─se burla Madelyn, divertida.
Cassandra le da una mala mirada, golpeando suavemente su brazo. Aparentemente, su amiga tenía razón, y más de la que a ella le gustaría admitir.
Una hora después, todo el grupo de amigos se encontraba en la residencia Gilbert, dispuestos a celebrar la muerte de Klaus. Después de todo, Bonnie había logrado detener el corazón del híbrido con un hechizo. Sin embargo, para Cassandra, esa victoria no sabía igual.
Disimuló bastante bien el anuncio de la noticia, pero no podía seguir fingiendo durante toda la celebración. Tyler a su lado la abrazaba suavemente, pero ella no le prestaba atención. Su mente estaba en otra parte, atrapada en un sentimiento de culpa. Klaus estaba muerto, ¿y ella debía estar feliz por ello?.
“Es lo correcto”, se repetía una y otra vez, pero las palabras no lograban calmar la sensación extraña en su pecho. ¿De verdad lo es? pensó, mientras ignoraba la conversación que ocurría a su alrededor.
─Dame tu mano ─pidió Tyler, y Cassandra reaccionó rápidamente.
Él puso algo de sal en su dorso, y ella, con la otra mano, sostuvo un shot de vodka.
─Gracias por confrontar a Klaus ─comentó Elena a su lado.
─Digamos que me tardé un poco ─sonrió Lockwood, mirando a su novia.
Tyler sonríe a su lado, y ella lo mira sin verlo realmente. “No es que no lo quiera, no es que no lo aprecie, pero no es Klaus…” Pensó, y la culpa aumentó.
─Demasiado ─bromeó Cassandra falsamente, haciendo reír a sus amigos.
─Bueno, a beber ─pidió Caroline.
─No creo que esté bien que bebas ─comentó Elena, mirando a su hermano.
─Sobreviviste a Klaus, haz una excepción. Puedes volver a ser responsable mañana ─dijo Jeremy, y su hermana asintió.
─Esperen, ¿oyeron eso? ─preguntó Tyler, y todos se miraron confundidos.
─Es el sonido de una vida sin Klaus ─agregó él con una gran sonrisa, y los demás celebraron.
En ese momento la rubia, se sentía como una espectadora en su propia vida. ¿Cómo pudo pensar en su bienestar? ¿Cómo pudo desear que él estuviera bien, cuando era el causante de tantas muertes?
Madelyn y Cassandra compartieron una mirada. Esta última fingió entusiasmo por la situación.
─Por una vida sin Klaus ─brindó Elena, alzando su shot─ Y por ustedes, mi familia.
Todos levantaron su shot, incluyendo Cassandra, sintiendo que esa acción era una traición hacia sí misma. Estaba celebrando la muerte de alguien, pero no podía evitar preocuparse por esa misma persona…
─¡Salud! ─dijeron todos al unísono, levantando sus tragos.
Cassandra bebió el trago con gran culpa. Celebrar la muerte de Klaus, cuando había sido gracias a él que había logrado abandonar la escuela, no le parecía correcto. “¿Era esa la forma de actuar de alguien que se llama a sí misma buena persona?” pensó.
Voten y comenten que les pareció esté capítulo, ya que me motiva mucho a actualizar 🤍 ✨
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