CAPÍTULO 16
Un gruñido volvió a escapar de los labios del pelirrojo mientras observaba la manera en la que su pareja terminaba en el suelo, estaba lo suficientemente molesto como para golpear al demonio de la soberbia que lo sostenía e ir a parar la extensa clase del pequeño Shiota.
"– Pareces perro. — Dijo con burla la rubia que iba ingresando a la habitación— Solo gruñes y aprietas los dientes.
– Cállate. — Bufó el ojicobre — Le dije al maldito vejete que no dañará ni un poco a Nagisa, está es la sexta vez que termina en el suelo.
– Bueno, no puedes decir que Nagi tiene toda la fuerza del mundo. — Respondió con ironía la ojiazul al mismo tiempo que tomaba asiento al lado del dueño del Inframundo— Pero la otra vez que hablé con él me dijo que seguía con el entrenamiento por ti.
– Yo le dije que no era...
–No estas entendiendo Karma. —Suspiro la única chica de la casa al ver aquellos iris cobre posados en ella— Nagisa hace esto porque también quiere protegerte, no te lo dice y se que tú tampoco pero está preocupado por lo que va a pasar."
El fuerte ruido de un cuerpo chocando contra el suelo logro que los 3 ajenos al entrenamiento voltearan rápidamente a observar la situación, la sorpresa estaba presente en sus facciones y una sonrisa llena de orgullo resaltaba en el rostro de Akabane; Lovro estaba contra el suelo aturdido mientras el peliceleste colocaba una daga en su cuello, las bocanadas de aire que intentaba tomar Nagisa demostraba el trabajo y esfuerzo que había puesto en ese mes y medio después de la caída del limbo.
"– ¡Karma! — Gritó con emoción el peliazul mientras se alejaba de su maestro y corría al encuentro con el demonio— ¿Viste eso? ¡Lo logré!
– Estoy orgulloso de ti ratoncito. — Respondió rápidamente el ojicobre después de brindarle un golpe a su mano derecha para quitar el agarre— Sabía que lo lograrias.
– ¡Estoy tan feliz! —Gritó rápidamente el menor para lanzarse a los brazos de su pareja— Solo necesito un poco más de práctica y al siguiente que tendré en el suelo es a ti.
– Me parece perfecto. —Contestó con una gran sonrisa el pelirrojo mientras envolvía la pequeña cintura de Nagisa— Te adoro.
– Te adoro. —Respondió de la misma manera el pequeño Shiota— ¿Podemos tener una tarde para nosotros?
– ¡Me siento realmente ofendido de que quieran deshacerse de nosotros! — Interrumpió Isogai al momento de entrar— Nosotros que les somos tan fieles y no queremos separarnos de ustedes."
La fuerte risa de los presentes mientras empezaban a alejarse de la pareja hizo que el castaño hiciera una pequeña rabieta, en definitiva estando dentro de ese pequeño departamento podían sentirse como personas normales; las preocupaciones de la caza contra Nagisa eran nulas en esos momentos y en especial si aquel chico de hebras azules se daba por desaparecido en cualquiera de los aposentos.
Ninguna noticia del mundo exterior había ameritado que alguno de los dueños de los aposentos saliera, Kimura Justice había llegado 3 semanas atrás y en definitiva parecía decidido a no abandonar el lugar; mientras que el dueño del Limbo no se separaba de aquel chico de apariencia androgina más que en sus entrenamientos y claramente cuando el rey del Inframundo se lo pedía.
"– Bueno, nosotros los dejaremos solos por hoy. — Contestó con picardía la rubia— Veremos una película en tu sala Nagisa, ¿Puedes creer que Kimura no sabía que el Titanic lleva años fuera de cines? ¡Es una locura!
– Bueno Kimura es muy reservado. — Respondió el mencionado— Pero me alegra que se esté acoplando a ustedes.
– En definitiva Kimura e Itona llegaron a buenas manos. — Dijo con simpleza el pelirrojo— Pero no estaría mal molestarlos un poco...
– Lo tengo todo listo. —Sonrió con malicia Nakamura— Por cierto Karma, creo que es momento de lo que hablamos."
Un bufido fue emanado por parte del pelirrojo al ver a aquella persona salir, en definitiva Nakamura Río había sido un gran apoyo en el ámbito amoroso para el ojicobre y gracias a ellos y después de todo estaban empezando una amistad algo caótica.
La mirada azulina buscaba con atención la de su pareja para cuestionar que había sido eso, los celos no podian estar presentes y mucho menos después de las constantes acciones que demostraba el dueño de las tinieblas para demostrar el cariño hacia el más bajo; una pequeña y dulce risa fue soltada por los carnosos labios del menor mientras volvía a aferrarse al demonio.
"– Te amo. — Soltó de repente el pequeño Shiota— Te amo tanto.
– ¿Acaso Nakamura también hablo contigo? — Sonrió con calidez— Te amo ratoncito, te amo demasiado."
Las pequeñas sonrisas que sobresalían en los rostros de los dueños del tercer aposento brindaban paz a los invitados que tenían espiando detrás de la puerta del recinto mientras pequeños brincos eran dados por la única chica mortal.
Unas pequeñas manos taparon la boca de la rubia al momento de que un grito quería escapar, las atentas miradas eran dirigidas al pequeño y delicado relicario que estaba en una de las manos de Akabane.
"– Creó que es hora de que los dejemos solos. — Dijo el albino al momento de emprender camino— Aparté quiero ver una película en el aposento terrenal, nunca tuve la oportunidad de venir.
– ¿Lo dices en serio? — Cuestionó la rubia — ¿Ninguna?
– Ninguna."
Un jadeó escapó de los labios de Nakamura Rio por la sorpresa generada, en definitiva vivir tantos años no los había dejado disfrutar cada cosa que la vida tomaba como divertida; simplemente vivir con los dueños de los aposentos era una aventura diaria.
"– Oye rubia. — Llamó con seriedad el demonio de la soberbia al momento de sentarse en el sofá—Sabes que Nagisa no está enterado que ustedes fueron las que incovaron a Karma ¿Verdad?
– ¿Qué? — Se escuchó a las espaldas de aquel sillón una delicada voz— ¿Qué acabas de decir Asano?
– ¡Nagisa! ¡Yo! — Hablo inmediatamente la ojiazul— Realmente no tengo excusa.
– Ratoncito. — Susurro Akabane en el oído del más bajo— La rubia no me cae muy bien pero deberías escuchar como pasaron las cosas antes de decidir matarla."
Las miradas de reproché viajaron rápidamente ante el último comentario brindado por Karma, en definitiva aquel demoníaco hombre no sabía hablar con tacto y los habitantes del departamento lo sabían a la perfección.
"– Te escucho. — Habló el menor mientras apresaba el relicario que tenía en su cuello— Vamos Nakamura, quiero saber ¿Por qué lo hiciste? ¿Lo hiciste sola?
– En realidad no fue mi idea. — Suspiró con pesadez al sentir los recuerdos golpearla rápidamente— Todo empezó cuando rechazaste a Kaede, justamente en el otoño que sus padres decidieron dejarla.
– ¿Eso fue hace unos 3 meses? — Interrogó el castaño al observar a la chica— ¿Fue cuando volvimos al curso?
– Justamente, pero todo fue muy raro sabes. — Contesto con nervios la rubia— Kaede había dicho de una invocación un mes antes de declararse a Nagisa, empezó a hacer el ritual en el bosque a finales de Julio.
– ¿Y tú lo hiciste con ella? — Cuestiono con una ceja fruncida el demonio de la soberbia— ¿O no sabías ni que era?
– En realidad me pidió ayuda en la última semana, dijo que la otra persona empezaba a negarse a terminar el ritual y simplemente lo abandonó. — Dijo con incredulidad — Pero por lo que me contó, la otra chica era menor que nosotros y ella fue la que robó el libro de su abuela cuando llegaron por primera vez a su casa.
– Alto. — Demandó con molestia el pequeño ojizafiro — ¿Me estás diciendo que Kayano ya tenía planeado hacer eso a pesar de mi respuesta?
– Nunca me lo dijo, solo hablo acerca de destruirte como ella lo estaba. — Respondió con pena Nakamura mientras bajaba la mirada — Pero el último día del ritual fue el día que se te declaro, ese mismo día conocimos a Karma.
– ¿Y tú simplemente aceptaste? — Preguntó con resentimiento Nagisa al ver a su pareja— ¿Solo querías estar conmigo por ese ritual?
– No ratoncito, es complicado de explicar. — Contestó rápidamente el ojicobre— El principio de esto fue totalmente distinto, pero te puedo asegurar que ahora todo es diferente.
– ¿Es diferente? ¿Por qué? — Susurro el menor al momento de alejarse de todos los del lugar— ¿Es por qué ahora todos quieren matarte Karma? ¿O es por qué soy la presa que todos quieren cazar?
– Nagisa escucha por favor. — Habló el de ojos ámbar dando un paso adelante— Todo es diferente, lo único que queremos es cuidarte.
– No Itona, no quiero escuchar nada por el momento. — Respondió con intranquilidad mientras retrocedía— Por ahora quiero pensar realmente todo lo que pasó y sobretodo asimilar en que nos metimos.
– Nagisa. — Mencionó con nervios la rubia— Nosotros invocamos a Karma porque pensamos que era un demonio sexual, Kaede lo dijo y esperaba que le pidieras ayuda pero...
– Pero no lo soy Nakamura.— Suspiro con pesadez el mencionado— Quieres pensarlo, házlo te lo he dicho siempre y vuelvo a recordartelo Nagisa; te pertenezco.
– Cállate Karma. — Mascullo el ojizarco— ¿Es por eso que querías cerrar el vínculo? ¿Por un ritual?
– No, realmente cuando cerramos el vínculo eso ya estaba completamente olvidado. — Respondió con exaltación Akabane— Nagisa lo que te dije es verdad, te amo.
– No, no lo digas ahora. — Susurro el segundo dueño del Inframundo mientras intentaba limpiar las lágrimas que empezaban a bajar por sus mejillas— No quiero escucharlo ahora, solo déjame tranquilizarme.
– Nagisa, eres mi...
– ¡Que no! ¡Cállate! — Gritó en respuesta el de hebras azules—"
Una fuerte llamará emitida en los sellos puestos por los propietarios de los aposentos empezaba a arder mientras las barreras que se habían colocado empezaban a descender rápidamente; un jadeó de sorpresa abandonó los labios de Kimura al momento de ser empujado al tratar de acercarse a las protecciones que había colocado.
"– ¡AKABANE! ¡Debe tranquilizarse! — Grito el dueño del paraíso al observar las letras desvanecerse entre el fuego— A este paso lo quemara todo."
Una ligera maldición salió de los labios del pelirrojo al observar el temor reflejado en los ojos del pequeño Shiota, las protecciones que estaban puestas desde el día que decidieron tomar el hogar de Nagisa como refugio; el calor que emanaban los pedazos de diversos pergaminos lograban elevar la temperatura de manera catastrófica.
Los fuertes pasos que resonaban por el pasillo que se encontraban a las espaldas del alboroto solo ocasionaba que el causante de todo se alterará en demasía; la hermosa mirada zafiro empezaba a opacarse a la par que todos los sentidos del cuerpo del pequeño Shiota empezaban a fallar.
Unos fuertes brazos apresaron el delicado cuerpo que empezaba a desvanecerse mientras las llamaras que eran emitidas empezaban a disminuir conforme los ojos de Nagisa se iban cerrando; la preocupación se reflejaba claramente en los ojos negros de la persona que iba entrando a la habitación al ver a su nuevo estudiante en los brazos de su pareja mientras los dueños del primer y segundo aposento trataban de volver a levantar lo poco que había quedado de las barreras.
"– ¿Él había hecho esto antes? — Preguntó Lovro en cuanto Akabane paso a su lado— ¿O es la única ocasión que a pasado?
– Se alteró demasiado, supongo que su cuerpo no está acostumbrado a todas las emociones. — Contestó el ojicobre mientras caminaba hacia la habitación— Creo que es momento que lo ayudes a controlar su nueva parte infernal.
– ¿Todo su parte infernal? — Habló con sorpresa el azabache al seguir al dueño del inframundo— ¿Hasta tu habilidad?
– No me agrada la idea. — Suspiró con cansancio el pelirrojo al momento de abrir la puerta de aquel lugar de descanso— Pero prefiero que pueda defenderse por si solo, aunque las barreras se estén levantando gracias a Itona y Kimura les dió el tiempo suficiente para sentir nuestras presencias."
Un ligero asentimiento brindado por el azabache fue la única respuesta que obtuvo Akabane antes de entrar al único lugar con suficiente privacidad, la frustración estaba carcomiendo lentamente los pensamientos del pelirrojo mientras colocaba con delicadeza a su pareja en el mullido colchón.
"– Sabes, en un principio si tenía la idea del ritual. — Dijo con frustración acumulada el ojicobre— Pero mierda, juro que todo me llama a ti; desde la vez que deje la media runa en tu cuello no saliste de mis pensamientos ni un segundo, después todos te buscaban y solo quería desaparecerlos.
– No tienes la idea de lo mucho que te amo Nagisa, eres mi adoración. — Susurro el pelirrojo mientras depositaba un pequeño beso en la frente ajena— Haría todo por tenerte feliz."
El pequeño toque en el antebrazo
del demonio logró que toda la tensión que retenía inconsciente abandonara su cuerpo, los grandes zafiros que su pareja poseía en sus pupilas veían con anheló al pelirrojo mientras lágrimas bajaban rápidamente por las mejillas de Nagisa.
"– Estaba enojado. — Mascullo entre sollozos el ojizarco— Y se que el vínculo que nos une no podía ser porque si, pero no me importa ya.
– Ratoncito, calma. — Susurro dulcemente Akabane mientras jalaba al menor a sus brazos — Tenemos un vínculo porque es una regla de los aposentos, pero no te mentiría de lo que siento por ti.
– Te amo Karma. — Sollozo el mas bajo en el pecho ajeno— Te amo tanto que me duele.
– Yo también te amo ratoncito. — Contestó con preocupación el ojicobre— Te amo demasiado, como para volverme loco."
El crujir de los huesos rotos inundó la habitación mientras el dolor se reflejaba en la cara del chico de hebras azules, a pesar de que las habilidades que había obtenido gracias al rey de infierno estaban progresando su pequeño y delicado cuerpo no soportaba la mayoría; el entrenamiento con aquel demonio de la soberbia había incrementado su dificultad en la última semana a pedido de Akabane y por el momento era algo que la pareja del mencionado empezaba a odiar.
"– Vamos Shiota, párate. — Exigió el demonio azabache mientras observaba al mencionado— Apenas puedes controlar un 30% del poder que te dió Akabane, tenemos mucho por recorrer."
Un quejido abandono los labios apiñonados del ojizafiro al momento de intentar levantarse ejecutando la única habilidad que había perfeccionado, el acomodo de los huesos mientras la sanación hacía su trabajo lograba que el dolor se intensificará antes de poder afirmar que se encontraba bien y al parecer el hombre de ojos negros lo entendía a la perfección.
"– La sanación es buena Shiota y tu control en las armas celestiales e infernales es perfecto. — Confesó el mayor— Pero tu fuerza es nula, ¿Así quieres defender a Akabane?
– ¡No quiero! ¡Voy a defender a Karma! – Contestó con molestia — Hagámoslo de nuevo."
Una pequeña sonrisa se asomó en el serio rostro de Lovro en el momento que vio la actitud del ojizafiro, su manera de actuar y de sobrellevar las cosas se acoplaba totalmente a la del chico que le pidió ayuda; el azabache no podía negar que Akabane Karma había encontrado a su pareja perfecta.
El fuerte tirón proporcionado en las extremidades del profesor logro que el azabache volviera a la realidad al sentir como frías manos trataban de separar sus piernas y brazos de su cuerpo mientras llamaradas inundaban el ambiente.
"– Veo que hablar de Akabane te motiva. — Dijo rápidamente el de iris negras al sentir el suelo bajo él— Pero puedes mejorar esto y tener más dominio.
– Es tan cansado. — Susurro el menor al dejarse caer al suelo — No puedo creer que Karma lo haga como si nada.
– Esto no es nada a comparación de la habilidad con la que nació. — Contestó el viejo profesor— Pero si no puedes controlar está habilidad que es una de las más sencillas, no podrás con otras.
– Bueno, si pone empeño podrá manejarla en unas cuantas semanas. — Dijo cierto pelirrojo que entraba al lugar— Buen trabajo ratoncito, cada día vas mejorando.
– No puedo tomar eso en serio, Karma. — Bufó el más bajo al momento de pararse— Si termino exhausto con lo poquito que hago, nunca podré abarcar ni la mitad de lo que haces.
– Bueno cuando acabe esto, dudo que tengas que utilizarlo. — Respondió con extraña seriedad el de iris mercurio— Solo estás practicando por si las cosas se complican, pero después de que acabemos con Takeshi y su loca amante todo será sencillo.
– ¿Así? ¿Por qué sencillo? — Preguntó el de cabello celeste mientras rodeaba a su pareja con sus pequeños brazos— ¿Me los comeré y podrán darme más fuerza?
– El canibalismo es prohibido en la mayor parte del aposento terrenal Nagisa, no pensé que ser mi pareja te perturbaria tanto. — Contestó con burla el pelirrojo a la vez que apresaban aún más a su pareja— Pero no Ratoncito, después de esto será sencillo porque solo deberás actuar como mi esposo mientras gobernamos el infierno y tenemos esas citas que aún me debes.
– ¿Nos casaremos después de esto? — Dijo con emoción el peliazul mientras depositaba pequeños osculos en el mentón del demonio— Pero debe ser aquí en el aposento terrenal, si no Nakamura no podrá ir.
– Yo le dije que si se moría tendría su lugar asegurado en el infierno. — Sonrió con malicia el dueño del tercer aposento— Así nos vería y ya sabes no estaría aburrida con Kimura.
– Me encantaría esa idea."
Una pequeña risa fue emitida por el ojizafiro al observar a su maestro salir rápidamente al ver el momento de melocidad, el tiempo estaba pasando rápidamente y las guardias para acabar con los demonios o aliados del ex dueño del Inframundo empezaron a ser rutina después del accidente que provocó el pequeño Shiota.
"– Hoy debo salir con la rubia. — Habló el ojicobre al inclinarse para apoyar su mentón en la cabeza ajena— No hay nada de comida y solo iremos al pequeño supermercado que está a la vuelta.
– ¿Quieres que le diga a Asano o a Isogai que los acompañe? — Pregunto con malicia disfrazada el ojizarco— Sabes que solo es cuestión de que se los diga.
– No puedo creer que mejor acatan tus órdenes que las mías. — Murmuró el ojicobfe— Pero yo tampoco podría resistirme a obedecer, amor."
La fuerte carcajada que resonó por parte de Akabane solo logró que el sonrojo en las mejillas porcelana creciera, tal vez la tensión aumentaba poco a poco pero esos pequeños momentos que el demonio le estaba regalando al dueño de hebras azules lograban que un poco paz persistiera en ambos.
"– Eres mi vida Nagisa. — Susurro el mayor en el momento de brindarle un pequeño beso de esquimal a su pareja— Te amo.
– Te adoro Karma. — Suspiró el menor entre los pequeños osculos que había empezado a repartir el mayor en sus labios— ¿Puedes traer las cosas para hacer un pastel de fresas?
– ¿Haremos un pastel de fresas? — Cuestionó el más alto— ¿Es una cita?
– Es una cita. — Respondió con alegría el de mirada azulina— No tardes, te adoro tanto cariño.
– Podría acostumbrarme a todos esos apodos cariños si vienen de ti. — Habló con tranquilidad el pelirrojo en el momento que acercaba sus labios a los de su pareja— Te adoro Multum lapidis sapphirini."
Un pequeño osculo fue la respuesta a aquellos sentimientos dichos mientras el anheló junto a la adoración se reflejaba en él, no eran movimientos pasionales ni trataban de pasar la línea de lo normal; era un ligero beso que daba a entender la complicidad, el cariño y el amor que tenía aquella pareja.
Un pequeño jadeó por parte del más bajo retumbó entre las paredes al sentir los labios de su pareja terminar el beso, una pequeña inquietud empezaba a crecer en Nagisa mientras intentaba aferrarse inconscientemente más al pelirrojo.
"– Me encanta que quieras estar conmigo ratoncito, pero te prometo no tardar. — Hablo con burla el mayor— Debo irme antes de que no quiera."
Con dudas el pequeño Shiota empezó a dejar en libertad al demonio mientras intentaba calmar esa pequeña ansiedad que se estaba presentando en él, un nudo en la garganta empezaba a formarse al ver al pelirrojo salir de la habitación con una sonrisa; las lágrimas empezaron a abandonar rápidamente los ojos zafiro cuando el dueño de ellas se encontraba solo mientras un dolor inevitable se instalaba en su corazón.
"– Vamos rubia, no tengo todo el día. — Habló el pelirrojo al llegar a la estancia— ¿Hay alguna novedad antes de salir?
– No. — Respondió con tono aburrido el ojimiel— No hay nadie cerca y todo está tranquilo, así que vayan con tranquilidad.
– Entonces vamos teñido, no tengo todo el día y si dejamos a Itona con esos 2 mucho tiempo me lo pueden corromper. — Interrumpió con frustración la ojiazul— Corre."
Sin esperar ninguna palabra, aquella rubia emprendió camino rápidamente mientras sentía al ojicobre seguir su paso, en el momento que el apartamento fue abandonado por ambos chicos la inquietud y alerta empezaba a presentarse entre ellos; el fuerte sonido que dejaban sus pasos al pisar empezaban a generar cierta desconfianza en Nakamura mientras observaba por las pequeñas ventanas que daban vista hacia el exterior.
La extraña tranquilidad que se podía observar por los cristales empezaba a crear dudar en la chica del cuarto aposento mientras bajaba lentamente los escalones, ciertamente algo en su interior le pedía que sintiera seguridad por la compañía que llevaba mientras que su subconsciente gritaba peligro; la puerta de vidrio que daba paso hacía las calles del condominio empezaba a notarse sin rareza.
Un ligero escalofrío paso por la columna de ambos personajes al poner un pie fuera de aquel lugar, las emociones negativas se acentuaban en el pelirrojo mientras observaba detalladamente su alrededor.
"– ¡Corre! — Gritó exaltado el ojicobre en el momento que brindo un empujón a la ojiazul—"
Un gran estruendo se escuchó rápidamente entre las calles del condominio mientras que un fue fuerte golpe fue proporcionado en la cabeza de la chica que intentaba salvar el demonio, la desesperación inundaba rápidamente al pelirrojo al estar encerrado en aquella triquetra que había conocido gracias a Yukimura.
Los iris cobres viajaban desesperados en busca del causante cuando cuatro fuertes paredes se levantaron rápidamente a su al rededor logrando cubrir totalmente el panaroma, un gruñido escapó rápidamente de los labios del pelirrojo al notar aquellos marcos dorados que sobresalían en lo que el pensaba era el simple hechizó.
"– Mierda, mierda, ¡MIERDA! — Gritó con desesperación mientras evitaba ser tocado por las cartas vacías de Marsella— "
Un quejido salió inconscientemente por el aire retenido, la triquetra empezaba a cumplir su labor al evitar que el dueño del Inframundo se moviera a la par que aquella prisión desconocida empezaba a reducirse y acorralar a su objetivo; la oscuridad empezó a cubrir a Akabane justo en el momento que uno de los personajes del Tarot lo empujaba hacia su inevitable destino.
Un último gritó salió de aquella baraja de Marsella antes de regresar al tamaño habitual y observar que en la parte superior caía aquella carta vacía que Hayato había colocado para su plan; Akabane Karma se veía igual de dominante en su forma demoníaca, así fuera dentro o fuera del tarot.
"– Hayato, ¿Qué haremos con la rubia? — Pregunto la pequeña chica que lo acompañaba— No contábamos con que vendría acompañado.
– No haremos nada, déjala ahí. — Contestó con indiferencia el viejo brujo al recoger las cartas del suelo— Hemos sellado a Akabane y eso era lo que importaba ahora vámonos Katherine.
– Pero...
– Los otros dueños de los aposentos no se meterán, el limbo está destruido y Kimura deberá regresar algún día al paraíso. — Murmuró el mayor al guardar la hermosa baraja en su abrigo— Lo único que nos importaba era detener lo que Akabane estaba a punto de causar, ahora ya cumplimos nuestros deber."
Un pequeño asentimiento lleno de temblores fue la respuesta hacía aquella demanda, los pensamientos de la pequeña bruja del aquelarre solo se centraban en aquel exilió desconocido mientras la culpa empezaba a amedrentar silenciosamente a la chica.
Tal vez si no hubiera ayudado a Kayano Kaede en un principio, eso no estaría pasando y simplemente aquella mirada zafiro llena de lágrimas que los observaba por la puerta de cristal sellada no le causaría tanto temor...
Hola, hola personitas ❤️.
¿Cómo se encuentran el día de hoy? ✨
Bueno, no puedo dar comentarios ni argumentos ni explicaciones porque eso se verá en el siguiente capítulo.
Subí el capítulo hoy, ya que ayer no pude actualizar Timere debido a que la historia no me abre así que es un intercambio de días. 🤭
Cuando Karma habla en latín, el apodo que le dió a Nagisa es "mi pequeño zafiro" .
Teorías, sugerencias, comentarios -------->
Nos vemos en la siguiente actualización 😜.
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