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Finale

Monte Enzo/Cámara del Grial.
Vergil caminaba con paso decidido. Sus heridas pasando a un segundo plano en este momento.

Lo había conseguido.

Gilgamesh, el Rey de los Héroes y rival del Rey de los Demonios había perecido.

La Espada de la Ruptura había sido vencida. [Ea] había sido vencida.

Su gabardina azul tiempo atrás había quedado desecha, sus guantes sin dedos desgarrados hasta el punto en el que ni un pedazo del material quedó.

Las palabras de su rival resonaban con fuerza en su mente, y eso solo conseguía que su preocupación aumente todavía más.

-Aun sin mi o Zouken ayudando, esa...esa cosa no se rendirá. No ahora que casi renace en el mundo-

Esas habían sido las palabras de Gilgamesh de Uruk antes de desaparecer finalmente de este mundo.

El Rey de los Héroes era un hombre que veía a todos por debajo de él, con solo dos individuos que reconoció como sus iguales a lo largo de los milenios...y aún así el hablaba de aquella entidad en el Grial como si fuera algo más.

E Illya estaba siendo utilizada para que esa monstruosidad renazca.

La caverna se extendía aún más de lo que Vergil pensó en primera instancia, con pasadizos que bien podrían ser un dolor de cabeza para aquellos que no estuvieran familiarizados con la zona, pero no para un Servant.

El Prana en el aire era de mayor calidad conforme más se acercaran al Santo Grial, por lo que Vergil sabía por instinto que camino tomar.

Justo cuando Vergil dio una vuelta a una parte estrecha de la caverna, se quedó paralizado en su lugar.

Ahí estaba...ella.

-¿Ma...Madre?- pregunto con un hilo de voz el Servant.

Esperándolo pacientemente en el corredor, la figura de su madre lo observaba.

Portaba el Dress of Heaven, y una luz parecía emanar de su piel, pero su expresión, estaba...mal.

-Haz llegado finalmente...Vergil- saludó la mujer. Aunque tuviera una sonrisa de dicha, sus ojos muertos la traicionaban.

-Tu...Tú no eres ella- sentenció Vergil, agitando su cabeza mientras despejaba sus dudas.

La mujer no negó o afirmó eso, más sin embargo su sombra pareció ensombrecerse aún más y su postura se puso tiesa.

-Tu...eres lo que me trajo aquí en primer lugar- continuo Vergil, una expresión de realización finalmente llegando a sus gestos.- Tu no eres la consciencia del Grial, eres esa cosa dentro de él.

Nuevamente, la mujer ni siquiera emitió sonido alguno para contestar, pero eso sirvió sola para confirmar las sospechas de parte de Vergil.

-¿Que eres?- demandó Vergil. El enojo era palpable en sus palabras, y el no recibir respuesta alguno solo lo hacia enardecer aún más.- ¡¿Como hozas utilizar la forma de mi madre?!- exclamó iracundo.

A su espalda, una multitud de [Espadas Convocadas] se habían hecho presentes, apuntando al objeto de la ira de su creador.

-Yo...soy Todos los Males del Mundo- contestó finalmente luego de una eternidad el ser.- Yo soy...Angra Mainyu.

Una oscuridad sin precedentes rodeó a Vergil, robando todo color presente y pronto los mismos sonidos de la cueva fueron acallados también.

-Eh estado esperándote...Vergil-

El cuerpo de Vergil se encontraba entumido, su garganta seca y la oscuridad parecía querer consumirlo, pero sus ojos...sus ojos no habían perdido ese fuego ardiente de resolución.

SLASH

Con un simple desenvaine, [Yamato] fue capaz de cortar la oscuridad en si.

Vergil se encontraba de nueva cuenta en la cueva. Su respiración era pesada y una gota de sudor resbalaba por su cien.

-Eso...fue real- se dijo a sí mismo el Dark Slayer.

Agitando su cabeza, Vergil se puso de vuelta en movimiento, ignorando la oscuridad que percibía por su visión periférica.

-Te puedo dar cualquier cosa- susurró la voz en su mente. A primera vista parecía que su tono seguía careciendo de emociones, pero Vergil podía percibir en rastro de desesperación.

Vergil podía sentir como la temperatura iba disminuyendo conforme la calidad del Prana aumentaba, lo que significaba que el Grial se encontraba muy debajo de la superficie.

-Te puedo dar poder-

Sentía como su cuerpo fue rodeado por un par de brazos muy finos, pero eso no impidió su avance.

-Te puedo dar una segunda oportunidad-

El peso sobre el mismo aumento, pero Vergil continuo su marcha, no importándole nada.

-Te puedo devolver a tu madre-

Para este punto la desesperación ya era palpable en el ser, pero al Dark Slayer no le importó en lo más mínimo.

-¡Te puedo dar una nueva Illyasviel von Einzbern!- grito en forma de suplica.

Eso...detuvo a Vergil en su lugar.

Ningún sonido era emitido de su ser y su expresión era imperceptible, pero no avanzó mas.

Viendo que su objetivo fue conseguido, el ser se apresuró en volver a hablar.

-Puedo darte a cualquier Illyasviel von Einzbern que desees.

»Puede ser una joven mujer que pudo madurar hasta sus 19 años.

»Un alma inocente y pura que no sabe nada sobre la magia.

»O inclusive una criatura mucho más despiadada que aquella a la que conociste; una que está dispuesta a aplastar a cualquiera que se ponga en su camino.

El ser observó atentamente como la postura de Vergil se hacía más rígida con cada palabra que hablaba.

-O, por que detenerte con solo una, cuando, podrías tener a todas?-

Un silencio se presentó en el lugar. Vergil no se movía ni un centímetro y su postura seguía rígida.

No emitía ruido alguno.

-No-

Con esa simple frase, Vergil siguió su camino, ignorando completamente los intentos desesperados de aquel ser para tentarlo.

-Illyasviel von Einzbern...- comentó con tranquilidad, finalmente llegando a una cámara más grande, justo donde un altar estaba presente- ...solo hay una.

Ahí se encontraba ella.

Estaba acostada en un altar de roca sólida, con múltiples círculos mágicos dibujados tanto en su cuerpo como a su alrededor.

Si bien se encontraba dormida eran muy claros los restos de lágrimas secas en su joven rostro, así como también su expresión de dolor.

Llevando una mano a su cuello, Vergil se quitó su collar...el collar que le obsequió su madre antes de morir.

-Illya- dijo casi en un susurro el Dark Slayer.

Finalmente, después de un par de batallas que lo pusieron a su límite, finalmente había llegado con su preciada carga.

Vergil simplemente la observó por un momento, antes de que con sus ojos llenos de resolución se propusiera a ponerle su amuleto.

-No- dijo una voz, antes de que una mano detuviera su brazo.

El ser se había llenado de desesperación, y llegando hasta el extremo de utilizar su carta debajo de la mesa, pudo detener a Vergil.

Una pequeña y frágil pero pálida mano detenía el brazo del Dark Slayer.

Unos ojos del mismo tono que los rubís más finos cruzaron la mirada con aquellos de color azul celeste.

-No lo hagas...Vergil- pidió la figura corrompida de Illyasviel von Einzbern.

Si el tono de piel de Illya antes era un tanto pálido la figura ante Vergil parecía un fantasma salido directamente del mas allá. Su atuendo consistía en una versión negra del Dress of Heaven. Y sus ojos...esos ojos rojos suyos eran helados, fríos...muertos.

Vergil simplemente se encontraba estupefacto, no sabiendo cómo reacciona ya.

Angra Mainyu esperaba muchas reacciones a la hora de haber tomado esa forma. Duda, miedo o tristeza más que nada, por eso se llevó una sorpresa de ultratumba cuando de un momento al otro su cuerpo se encontraba estrellado contra el suelo, una mano firme apretando su pequeño cuello, en efecto ahorcándola.

La respiración de Vergil era pesada, su pecho subía y bajaba con brusquedad, su cuerpo temblaba y sus ojos...sus ojos reflejaban odio puro.

-Primero fue mi madre- siseo muy peligrosamente el peliblanco.- Primero mancillaste la imagen de mi madre.

Electricidad estática empezó a ser emitida del cuerpo del Servant, y la presa debajo de su agarre podia sentir la electricidad quemando su piel.

-Y ahora tu...- los ojos de Vergil eran rojo sangre en ese momento, reflejando la gran ira que sentía.- ¡¡TU TE ATREVES A HACER LO MISMO CON ILLYA!!

CRASH

El piso debajo de ambos se cuarteó un poco debido a la enorme presión que emanaba Vergil.

Una solitaria arma se presente en el brazo libre de Vergil. Un arma que juro jamás utilizar en toda su vida pero se había visto a hacerlo cuando tuvo que lidiar con Arkham.

[Ebony]. La compañera de [Ivory] y juntas las predecesoras de [Luce & Umbra]. El arma de Dante, y la única arma de fuego que Vergil ha utilizado en toda su vida.

Esta arma no solo representa el lazo que Dante y Vergil comparten, sino que simboliza el voto roto de parte de Vergil.

El cañón negro de la Colt apuntaba entre los ojos de Angra Mainyu, y el ser podía ver MUY de cerca la concentración de energía que se estaba acumulando en la bala, lista para disparar.

Angra Mainyu, Todos los Males del Mundo, el dios persa de la maldad...tenía miedo, y Vergil lo podía ver fácilmente.

-Jackpot- murmuró simplemente Vergil.

BANG

El disparo resonó con fuerza en la caverna, lo suficientemente fuerte como para despertar a Illya de su letargo.

La pequeña Master, ganadora de la Quinta Guerra del Santo Grial, Illyasviel von Einzbern había despertado finalmente.

-Ver...gil- dijo ella en un susurro apenas y audible, su garganta completamente seca.

La pequeña lo recordaba todo, el rapto de arte de Gilgamesh, como Zouken empezó a preparar el ritual con ella para que después el Rey de Uruk lo relevará...y Angra Mainyu.

El Servant Avenger, aquel que los Einzbern habían tratado de utilizar en la Tercera Guerra pero que fue rápidamente eliminado debido a sus estadísticas tan pésimas, no había muerto realmente.

Como una enfermedad, la consciencia del Servant más Débil en la Existencia había infectado al Gran Grial, esperando a que alguien pidiera un deseo a este mismo para así poder renacer en el mundo y esparcir los males que albergaba.

Esa cosa era la misma que impulsó a Illya en su camino de venganza hace tantos años, y ahora que Illya finalmente se había convertido en el Santo Grial volvió a hablar con ella, esta vez como Angra Mainyu.

Parecieron horas de tortura para la pequeña Master, donde cada desgracia en su vida fue mostrada con tal de quebrarla y que esta misma pidiera un deseo...pero la voluntad de Illya no flaqueó en ningún momento.

Desesperado, Angra Mainyu le mostró la batalla de su querido protector contra los Alters y Gilgamesh mismo, en un intento de que desee por más poder para su Servant.

Angra Mainyu gritaba en cólera por cada Servant que caía ante Vergil, y viendo que Illya jamás cedería fue a tratar de convencer al Rey de los Demonios.

Basta decir que no funciono para nada.

-Illya- pronunció Vergil, llamando la atención de su preciada carga.

La imagen que vio la peliblanca fue la de su Servant en frente de ella. Su mirada se vía cansada pero aliviada al mismo tiempo. Sus ropajes estaban por demás destruidos y la sangre de alguien más se encontraba salpicada en su cara.

Pero la sonrisa que portaba fue suficiente como para que los miedos y ansiedades que Illyasviel había desarrollado desde su rapto se evaporarán, siendo estos mismos reemplazados por alegría pura.

Era un momento de júbilo para ambos peliblancos. Un momento preciado.

A veces, el destino es simplemente cruel.

CRASH

El techo de la caverna colapsó, y Vergil simplemente pudo ver impotente como las maldiciones que habían saturado al Gran Grial eran salpicadas directamente sobre Illya.

-¡NO!-

XXX

Vergil despertó con dolor palpitando por todo su cuerpo.

Todo a su alrededor, el suelo, las rocas e inclusive el aire mismo estaba pútrido en maldiciones.

Si no hubiera sido por su Amuleto Vergil dudaría que hubiera sobrevivido tanto tiempo a tal nivel de exposición.

El Monte Enzou había sido completamente destruido, solo quedando en su lugar un enorme cráter, llenándose como una piscina de la forma más concentrada posible que las maldiciones podían alcanzar.

El bosque se encontraba completamente ennegrecido, los animales muertos. Fuegos ardiendo sin control en este mismo y la Ciudad de Fuyuki solo un recuerdo lejano ya.

En el cielo, el Gran Grial imitaba una presa, maldiciones lloviendo sin control y amontonándose en un solo lugar.

Vergil solo podía ver estupefacto lo que se podía describir como el Infierno en la tierra.

Gaia misma lloraba, no solo por tal escena, sino por la monstruosidad que se encontraba justo en el centro de todo esto.

De unos 15 metros de alto, una abominación hecha de carne se encontraba de pie, bañándose libremente en la maldiciones que seguían cayendo sin control alguno. Su silueta parecía imitar a la de un ser humano, pero el ser en si era todo lo contrario.

Y aquello que aterraba más a Vergil, aquello que lo atormentaba más que nada, era el saber  que Illya se encontraba dentro de esa cosa.

Ella...la persona más preciada para Vergil se encontraba justo en el núcleo de esa monstruosidad andante.

Vergil simplemente se hubiera hundido en su propio desesperación en ese momento...sino hubo sido por esa voz.

-Ver...gil- murmuró una voz en su mente.

-Illya- dijo por su parte Vergil incrédulo, antes de que un par de lágrimas de felicidad resbalasen por sus ojos.

Ahora sabía que seguía con vida.

-Espérame un poco- pidió el Servant a su Master.- Destruiré está cosa e iré por ti. Solo espérame un poco- aseguro, ya listo para ponerse en acción.

-¡NO!- grito de forma potente la voz de Illya.- ¡No puedes hacer eso! ¡Nadie puede! ¡Menos aún tu!-

-¡¿De que estás hablando?!- exclamó por su parte Vergil, frustrado ya por tan larga noche.- ¡No te puedo abandonar ahí Illya! Iré a...-

-Por este Sello de Comando...- lo interrumpió Illya bruscamente- ...te ordenó, Servant Grand Berserker Vergil Sparda, el no venir a rescatarme.

La energía carmesí fluyó en ondas sobre el cuerpo de Vergil, inmovilizándolo completamente en su lugar.

-¡No puedes hacerme esto!- exclamó furioso Vergil.- ¡Te iré a rescatar quieras o no!

Vergil trato de avanzar, pero su propio cuerpo no lo obedeció. No se movió ni un milímetro.

-No puedo dejarte hacer eso Vergil- hablo Illya, la tristeza palpable en su tono y un resoplido era audible.

-(Está llorando)- pensó Vergil para sí, sorprendido por este comportamiento de su Master.

-Angra Mainyu busca renacer en el mundo, pero para eso necesita un cuerpo- informó la representante de los Einzbern.- Más específicamente, busca tu cuerpo Vergil.

»Kiritsugu...Papa, el vio las verdaderas intenciones de Angra Mainyu hace 10 años. Esa fue la razón...la razón por la cual destruyó el Santo Grial en la Guerra pasada.

»Yo...no puedo dejar que el sacrificio de mis padres sea en vano. No puedo condenar al mundo si eso significa el que me salve.

-¿Y que haría yo sin ti...?- cuestionó Vergil, triste en verdad.- El mundo se puede quemar sin control y a mi no me importaría, ya que...tu eres mi mundo Illya.

-...- Illya simplemente no sabía que contestar, pero no era tan necesario, Vergil la podía oír claramente el como lloraba.

-Sin ti, mi vida ya no tendría sentido- continuo Vergil, lagrimas de tristeza inundando sus ojos.- Illya yo...yo...

-...Te amo- terminó de decir Illya, llorando libremente ya.

En ese momento, dos corazones palpitaron en perfecta sincronía. Muchas emociones fluyendo por ambos, pero había dos que más destacaban sobre los demás. El amor y la tristeza.

-...Yo te amo tanto *hick* No puedo permitir el que seas poseído por Angra Mainyu- continuo Illya, su voz sobre llevada por tantas emociones que cursaban por su pequeño ser.- Lo siento...-

-¡ILLYA!-

-Por el poder de TODOS mis Sellos de Comando...- comando Illya desde dentro del ser, los sellos de comando que surcaban su cuerpo como vasos sanguíneos brillando intensamente- ...te ordenó, Servant Grand Berserker Vergil Sparda...- la masa de maldad sentía el peligro que se acercaba, así que empezó a apretar con fuerzas a Illya en su interior, más todo fue inútil- ¡¡¡DESTRUIR TODO AQUELLO RELACIONADO CON EL SANTO GRIAL UTILIZANDO TODO TU PODER!!!

-No- ese fue el último pensamiento claro en la mente de Vergil, la ultima protesta que pudo pensar.

Con su [Devil Trigger] activado, y [Force Edge] siendo saturada en cantidades exorbitantes de Prana gracias al poder los Sellos de Comando, Vergil en un estado parecido al de un dron alzó su arma tan en alto como le sea posible, antes de desgarrar la realidad misma con la fuerza con la que blandió su arma.

WUASHHH

No solo el Prana de los Sellos de Comando fue invuido en el ataque, sino que la Counter Force misma se sumó a esto, con el objetivo de purgar tan grande amenaza.

Ningún sonido se hizo oír, solo fue un silencio tormentoso para todos.

La masa sólida de maldiciones había puesto sus recién adquiridos miembros en frente de si para tratar en un inútil intento de protegerse a sí mismo de la onda de energía.

Illya por su parte sentía como poco a poco su ser era bañado en la energía que [Force Edge] liberó, su propio cuerpo siendo desintegrado sin dolor alguno.

Una muerte piadosa dirían algunos, pero el corazón de Illyasviel se encontraba lleno de arrepentimiento.

-Lo siento, Vergil-

KA-BOOM

Una explosión sin precedentes sacudió Japón mismo en ese momento, y una luz dorada invadió sus cielos por un instante.

XXX

Vergil por su parte veía un paramo estéril.

El Dark Slayer se encontraba de rodillas, su mirada era la de un hombre roto y gruesas lágrimas fluían libremente de sus ojos.

Vergil Sparda, Servant Grand Berserker, ganador de la Quinta Guerra del Santo Grial era un hombre que se ahogaba en la desesperación, solo en ese parche de muerte.

-¡ILLYA!-

XxXxX

Esto, es el fin.

Este viaje acaba de concluir. Fue divertido mientras duro, pero me temo que debe de concluir.

Angra Mainyu fue purgado, el mundo está a salvo, pero lo único que quedó atrás fue un hombre roto...un hombre que se ahoga en la desesperación.

Fue un placer escribir esta historia, sus mismos comentarios impulsándome en el trayecto.

Devil's Fate ha concluido, pero, será este el final de Vergil?

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