Capitulo 9
Kaege conducía lo más rápido que podia, está vez, evitando cualquier deformidad en la carretera. Mientras, Nero y Salem, se ocupaban de los demonios que disparaban. Las balas no eran tan difíciles de bloquear. En el camino, hubieron más demonios que los interceptaban, pero de esos se encargó Ragen, disparándoles flechas que electrocutaban. Sin embargo, los problematicos eran los demonios armados con mecanismos que disparaban. Ya que atacaban por detrás.
-Se me ocurre algo. -La rubia piensa rápido y invoca varias cuchillas rojizas, haciendo que todas cubran la parte trasera del auto, a modo de barrera. Así, las balas no serían un problema grande.
-Bien, si hacían daño al auto, estabamos jodidos. -dice Kaege, sin desviar la vista de la carretera, pasando por encima a uno que otro demonio caído.
-¿Por qué? ¿No es de ustedes? -cuestiona el peliblanco, metiendo su cabeza en el auto, pero aún con Blue Rose en mano, por si acaso.
-Es de Emma, y es bastante quisquillosa con su colección de autos. -Ragen respondió a su duda. -Hablando de Su Majestad, ojalá me responda. -saca el teléfono de la guantera, y marcó su número.
10:10 am, 7 de Agosto, mientras en Devil May Cry.
-Entonces, ¿Sabes quién es esa mujer? -Lady le cuestionó.
-¿Y por qué te cazaba? ¿Le hiciste algo?
-Calma, responderé a todas sus dudas. Y no, no sé muy bien quién es ella, y tampoco le hice nada, hasta anoche, por supuesto...Sin embargo, se exactamente por qué me cazaba...La han enviado a hacerlo. -ella los mira, aún recargada en el escritorio de Dante, cruzada de brazos.
-Con que eso, ¿eh? -Dante, todavía sentado y escuchando atentamente, empezó a entender la situación. -¿Sabes quién o quienes la han mandado?
-Seré directa, la ha enviado un clan conocido actualmente como "Clan Campbell". Un clan de semidemonios, podridos en lujos y poder demoníaco. -ella explicó, mientras los miraba de reojo, solo para ver sus reacciones.
La pelinegra se sorprendió mucho y luego miró al peliblanco. Puesto que si eran semidemonios, significaba que Dante no era el único con sangre demoníaca y humana corriendo por sus venas.
-¡¿Oiste eso?! ¡Son seres como tú!
El contrario, por su parte, le llamaba la atención y le interesaba saber sobre estos seres. Su sonrisa se amplió al pensarlo.
-"Clan Campbell"... -él repitió el nombre, aunque su tono se mostraba divertido ante la idea de pelear contra seres como él. De por si, los demonios se habían vuelto aburridos. Está vez, tendría una pelea real. -¡Al fin, tengo oponentes dignos para patearles el trasero!
-¡Hey, no te me emociones tan rápido, vaquero! No son faciles de encontrar. Se camuflan entre los humanos. -Emma le dice con una leve sonrisa. -Aunque, ahora que están empezando a mostrar la cara, sería la oportunidad de-... -ella se detuvo, debido a que su teléfono empezó a sonar. -Un segundo... -ella se va a un costado de la oficina, saca su teléfono del bolsillo y contesta la llamada.- ¿Diga?
-¡Espero ya le hayas dicho a Dante lo del clan! -habló Ragen desde el otro lado del teléfono y ella pudo oír uno que otro disparo.
-Ya se lo dije, no completamente, pero ya tiene una idea- ¿En dónde están? -ella cuestiona extrañada. -
-Digamos que estamos en plena persecusión. Tranquila, tu auto no ha salido dañado... -de fondo, se escucha uno que otro impacto de las balas contra la barrera que hizo Salem. -...Aún
-De acuerdo escúchame bien, van a regresar a la mansión, en cuánto terminen con ellos, por supuesto. Los quiero a las 12 en punto sin tardanzas. -ella cuelga.
-¿Algún problema? -el peliblanco cuestionó.
-Uno que otro imprevisto, nada más. -ella sonrie levemente y luego mira a Lady. -Lady, si fueras tan amable, ¿Te podría pedir, un favor? -ella cuestiona cortésmente. -Sería de mucha ayuda que busques alguna u otra pista sobre su paradero. Para más referencias, no cambian de apellido en el mundo humano.
-¿Ya ves, Dante? Así se pide un favor. -Lady, con una sonrisa burlona, miró al peliblanco, el cuál bufó. Luego miró a Emma. -¡Por supuesto! Me encargo. -ella toma su bazooka, y se va. -¡Espero paguen bien por esto!
-¡Cuenta con eso! -la rubia se despidió de ella. Una vez la pelinegra se fue, se volvió a Dante, con una expresión algo seria. -Encerio, necesito tu ayuda, ya se han estado burlando demasiado de mi en los últimos años. Y si siguen así, los humanos también saldrán perjudicados.
-Es cierto... -su expresión era sería. Lo consideró por unos segundos, está misión no era como cualquier otra. -Cuenta conmigo preciosa, estoy dentro. -Una pequeña sonrisa lo dijo todo, la ayudaría con en este problema.
-¡Perfecto! Así se habla. -Ella le levantó un pulgar arriba y le guiñó el ojo, sonriendo levemente.
-Tienes mucha actitud, ¿Lo sabías? Podría ser una misión suicida...-el dice mientras se reclina en su silla, con un estilo indiferente. -Eso no es problema, siempre y cuando pueda poner mis manos en algunos traseros demoniacos. Y todavía no te he agradecido adecuadamente por esas pizzas.
-Ya habrá tiempo para eso. -ella le lanza ligeramente una tarjeta dorada, a lo cuál el contrario atrapó con solo dos dedos. -Discutiremos los detalles más tarde.
Dante examinó la tarjeta dorada, tratándose de la tarjeta personal de negocios de Emma. La cuál contenía el número y dirección de lo que vendría a ser su negocio.
-En fin, nos vemos luego, Dante. -ella dice de manera elegante, mientras camina directo a la salida.
-¡Oye! ¿Tu negocio tiene algún nombre?
Una sonrisa leve tira de las comisuras de los labios de Emma, para luego, verlo de reojo.
-Devil Nest. -dicho esto, ella cruzó las puertas, saliendo de su oficina.
El se guardó la tarjeta en el bolsillo, con una sonrisa maliciosa y un destello de emoción en sus ojos. Oír el nombre tan similar al de su propio negocio, hizo que se riera. Encontraba encantador su confianza y estilo, tal y como alguna vez en el pasado, pudo presenciar.
-Devil Nest, ¿eh? ...Me gusta. No puedo esperar a verla de nuevo...
10:00 am, 7 de Agosto, en la mansión del distrito Lakeside.
El rubio de traje amarillento mostaza, se encontraba tranquilamente preparándose un sándwich, tarareando una melodía. Al ir a la sala de estar, le dió un breve escalosfríos al encontrarse con la mujer de traje militar, sentada en el sofá.
-¡Hey! ¡Pudiste haber tocado! ¿Sabes? Para eso existen los timbres. -el la regañó brevemente, aunque su tono indicaba que no iba encerio.
Por respuesta, la silueta solo movió su cara hacia él, sin hablar. Su prescencia era inquietante, ya que ni el sonido de su respiración era audible.
-Ah, ya lo recordé, ni hablas. No si son órdenes. ¿Verdad? Me parece una mierda, ¡Siéntete a gusto de hablar! ¿O qué? ¿El gato te comió la lengua? -el se sentó frente a la mujer, dándole un mordisco al sándwich. De parte de ella, no recibió nada más que un profundo silencio. -Es difícil ver tu expresión, a través de esas cosas que te tapan la cara. Si el objetivo de ellos, es que la mocosa no te reconozca, pues le agregan mucho dramatismo. ¿No crees?
El rubio se sirvió una taza de té, mientras que la mujer lo observaba en completo silencio, con un francotirador en mano.
-¿Quieres oír los informes? Da igual si respondes o no, te los diré... La mocosa ya se encontró con el hijo bastardo menor de Sparda. Sin mencionar a los tres demonios, y si no me equivoco... También está el mocosito de Nero... ¿Te suena?
Liam le cuestiona con una sonrisa burlona, aunque al oír solo el absoluto silencio y el ladeo ligero de la cabeza de ella, solo pudo echarse a reír a carcajadas.
-¡Joder, amo esto! ¡Te puedo soltar indirectas y ni siquiera las entiendes! Esto es lo que me gusta del lavado del cerebro. -el dice,
Después de recomponerse, la miró de manera medio sería.
-Ya encerio, nuestro clan no perdona mucho, si tú no te encargas de la mocosa...lo van a hacer ellos. Y quedarás en segundo plano. -él le da un sorbo a su té. -Por muchos años, le di mucha libertad creativa a esa mocosa, pero ya sabes, los del clan no están nada contentos por lo sucedido en Fortuna.
Él saca un fragmento de su bolsillo y se lo echa a su té. Dicho fragmento queda flotando en la superficie líquida.
-¿Te preguntas que es esto? Meh, es un pedazo de fragmento de la Yamato. La espada de cierto tipo hambriento de poder...¿Tampoco te suena? -él le siguió cuestionando indirectas, mientras toma un sorbo del té, junto con el fragmento.
La única reacción que provoca en ella, es un simple ladeo de su cabeza, extrañada. Una vez terminó de beber su té, le dió un mordisco al sándwich.
-Dios...el caos que habrá, en caso de que llegues a ser derrotada...
El rubio se levantó, dándole un último mordisco a su bocado y arreglándose su gabardina amarillenta.
-En fin, me toca ir a una reunión, hoy será noche de luna roja. -él se arregla la corbata. -Asegurate de salir victoriosa, ya envié a unos cuantos demonios con tu información genética. Solo como una pequeña ayudita. ¡El resto te lo dejo a ti!
Él procede a salir de ahí, ni corto ni perezoso. Mientras la mujer queda sentada en el sofá, habiendo captado la orden.
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