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Capitulo 3

Luego de ese suceso, la auténtica Emma Swan,  despertó abruptamente en su cama, en lo que parecía ser su habitación. Confundida y mirándose a si misma, tenía la misma ropa, el mismo saco beige, la misma camiseta de manga larga y pantalones oscuros. Nada en ella había sido alterado.

Tenía unos vagos recuerdos de su momento como una "simple silueta casi visible". Aunque lo más extraño era que, solo aquella mujer de lentes pudo verla.

Se cuestionó internamente si todo eso que sucedió fue real, como aquel hombre peliblanco que logró presenciar ayer. Pensó en él y en lo atractivo que se veía. Eso, hasta que, esa misma voz la volvió a interrumpir.

Si sigues teniendo esas fantasías, consideraré en hacer algo para no dejarte salir. —dijo aquella voz, un tanto irritada.

La mujer de cabello lacio suspira, procediendo a levantarse de esa cama. Efectivamente, era su habitación de la mansión en la que vivía, ningún detalle cambió por completo. Ahora que tenía su cuerpo recuperado, por fin podría calmarse como debería.

—¿Ah, si? Pues eso no fue lo que ví en ese momento. Yo diría que te divertiste demasiado. —ella le reprochó a esa voz en su mente. Luego de unos minutos, recordó una cosa que dejó pendiente con esa mujer. —A propósito...¿Podrías ser tan amable de decirme quién eres?...

¿No te lo dejé bastante claro?...

—Solo ví que peleabas con demonios, pero puede interpretarse de muchas maneras. Sé más específica, por favor...

Soy una cazadora de demonios. —dijo finalmente aquella voz. —Bueno, ese es mi trabajo la mayoría del tiempo. Puedo llegar a variar en lo que hago, pero esa será siempre mi especialidad.

—¿Una cazadora de demonios?...¿Igual que ese hombre?

Mas o menos...No diré que somos similares, pero estoy casi en su mismo ámbito. ¿Satisfecha con esa respuesta?

—Tengo más preguntas que respuestas... —ella procedió a agarrar una almohada para abrazarla, mientras se volvía a sentar en el borde de su cama. —¿Por qué estás dentro de mi?...

Hubo un breve momento de silencio, la voz no dió ninguna respuesta, y Emma seguía esperando una explicación a este suceso extraño.

—Por favor, di algo, no te quedes callada... —la mujer trataba de abrazar la almohada, para relajarse y no entrar en pánico. Acto seguido, escogió otra pregunta. —Te lo pondré más específico, ¿Quien eres?...

Nuevamente, no hubo respuesta de parte de la voz en su cabeza. La mujer empezaba a impacientarse, su pierna se movía muy rápido, debido a la ansiedad que se hacía presente.

Soy Emma Swan... —finalmente aquella voz pudo articular una respuesta, solo que esto no era del agrado de la rubia.

—Eso no es cierto, yo soy Emma Swan. Usaste mi nombre y eso no está bien. —le reprochó muy disgustada. Su pie se dejó de mover y dejó la almohada en su lugar.

Ni en sueños te daré mi nombre real, me parece repulsivo. Pero, debes saber que ambas llevamos el mismo nombre. —explicó de manera calmada, aunque con algo de molestia interna, como si recordar su nombre fuese un dolor de cabeza. —Asi que, como siempre he hecho, usaré tu apellido.

—El mismo nombre, ¿eh?... Bien, te dejare hacerlo, pero solo hasta que encuentres un seudónimo. ¿O quién sabe? Ya descubriré quien eres realmente. —estaba a punto de abrir la puerta para salir.

Alto... Ellos no saben de esto...

—¿Ellos? ¿A qué te refieres con-...? —no terminó su pregunta, debido a una interrupción al otro lado de la puerta.

—¡Emma, soy yo! ¿Todo bien? ¿Ya estás mejor? —cuestionó una voz femenina, la misma de la chica de hace unas horas.—¡Habla si estás despierta!

La rubia no supo que responder, mientras que al otro lado de la puerta, estaban la chica de las trenzas y ambos chicos de orejas puntiagudas.

—Yo digo que entremos, algo no está bien. —el de cabellos oscuros estaba cruzado de brazos, recostado en la pared. No tenía buen presentimiento dentro de todo ese asunto.

Ninguno de ellos se esperaba que Emma saliera en ese momento. Lo diferente, era que ella un peinado diferente, con una diadema oscura. Su mirada lo decía todo, estaba muy confundida.

—Primero que nada...Hola, ¿si? Soy Emma Swan... —se presentó con nerviosismos internos, pero trató de ser lo más educada posible.

—Sabemos que eres Emma Swan, Emma... —esta vez, habló el de cabello cenizo. —Pero...¿Podemos saber que sucede contigo?

Ellos, excepto el de cabello amarrado, se acercaron a Emma un poco, esperando explicaciones. La mujer no supo que responder. En eso, la mirada cambió drástricamente en la fémina de coletas.

—Ragen...Ella no es Emma... —comentó con preocupación.

Ambos la miran extrañados, en eso, la mujer aprovecha la distracción para correr rápido de estos tres individuos raros.

—¿Soy yo o está escapando de su propia casa?

—Si...y ya da igual. —dijo Kaege, dispuesto a seguirla. —No va a ir tan lejos.

La mujer corrió y corrió hasta la salida de dicha mansión. Pero en eso, un destello rojo la alcanzó y la atrapó, sin aplicar tanta fuerza para no lastimarla.

—Mocosa, no pongas resistencia, debes calmarte primero. —Kaege hacia lo posible para que Emma no escapase.

—¡Suéltame! ¡Voy a llamar a la policía! ¡No tienen derecho de estar en mi casa!

—¡De hecho si tenemos, tu misma nos lo concediste! —mencionó Ragen, acercándose a Emma.

—Emma... —Salem se acercó a Emma con cuidado. —Eres una cazadora de demonios, la más hábil y astuta que he visto, eres esa Emma, ¿No es así?

La rubia dejo de patalear, mirándola atónita. Hasta ahora notó las orejas punteagudas de los tres, lo cual ya le daba muy mala espina.

—No lo soy...No soy esa persona... —ella dice cabizbaja.

—Ella dice la verdad. —dijo Kaege, soltandola. —No es la Emma que conocemos.

—Pero hace unas horas lo era...—el de cabello cenizo vio a Emma. —Tal vez haya una muy buena explicación detrás de todo eso. Pero, necesitamos tiempo, y ya no lo tenemos por desgracia.

—¿Tiempo?... —la rubia se acerca a Ragen. —¿A qué te refieres con eso?

Unos cuantos minutos después, los tres se encontraban sentados en la mesa principal del comedor. Emma tomaba una taza de café para calmarse, mientras los tres comían unos sandwiches de jamón y queso.

—Verás, esto no sería tan fácil de escuchar, pero... Nosotros, tu incluida, estamos luchando por sobrevivir. —explicó Ragen, mientras daba algunos mordiscos a los sandwiches, por los bordes.

Emma quedó levemente impresionada por esta revelación. Si bien, se supone que era una cazadora de demonios, no está en peligro, debería ella ser el peligro para los demonios.

—Si puedo preguntar. ¿Por qué ustedes están involucrados? ¿Y quiénes son? Si pueden presentarse como se debe, lo tendría más claro. —decretó, Emma no tenía muy en claro quienes eran ellos.

—Vale...en ese caso. Soy Ragen, un demonio por supuesto. De hecho, los dos aquí conmigo, también lo son.

—No le digas así, se va a asustar... —Kaege lo regañó levemente al ver que Emma se paralizó un poco ante dicha información.

—Ya lo noté... —dijo mientras miraba a Kaege y Salem, uno comía sin dejar de analizarla, y la otra al parecer tenía hambre. —Las orejas los delatan.

—¡Lo sabemos! Pero el hechizo que usamos era el único que permitía la apariencia humana de manera permanente. —con su sandwich, Salem miró a Emma con una sonrisa emocionada, parecía estar más animada que antes. —¡Solo podemos volver a nuestra forma demoniaca cuando sea necesario! ¿No te parece intrigante?

—Si, muy intrigante...espero que eso no sea cuando me vayan a comer... —comentó brevemente de manera irónica y preocupada, mientras tomaba otro sorbo de su café.

—¡No vamos a comerte! Por cierto, soy Salem. ¡Un gusto conocerte, nueva Emma! —ella le tendió la mano.

Con algunas dudas, la mujer estrechó su mano con la de dicha Salem. Parecía más amigable y comprensiva, aunque no estaba del todo segura y a salvo.

—Igualmente... —luego ella miró a Kaege. —Y tu...debes ser Kaege. No eres tan hablador, ¿No?

—Muy gracioso, niña. —le dió un mordisco a su sandwich. Sin dejar de mirarla fijamente. —Pero, solo quiero que sepas, que si resultas ser un estorbo, me encargaré personalmente de encontrar la solución más drástica a tu condición... —dijo esto con una voz medio grave y severa. —Procura no dar problemas, ¿Entendido?

—E-entendido... —ella desvío la mirada hacia su café.

—Tranquilizate, estoy seguro que ella no va a complicar las cosas. ¿Vas a cooperar, Emma? —preguntó amablemente el de cabellos cenizos.

—Trataré... —ella volvió a levantar la mirada. —Supongo que no me queda de otra, ¿Verdad?

—Es tu única salida, por eso...tu misma, accediste a establecer una alianza con Dante.

Ante la mención del peliblanco, las mejillas de Emma se sonrojaron al recordar lo sucedido. Lo cuál no paso desapercibido.

—Amm...¿Sucede algo? —Ragen le cuestiona, mientras Salem llama su atención.

—¡Yo vi eso! ¡Déjenme relatarlo! —ahora con la atención de ambos demonios, ella habló muy emocionada. —En cuánto salí a detenerlos, digo, ¡Yo pensé que se matarian, pero no fue así! —sonrie como si hubiese descubierto algo muy valioso. —¡Ellos andaban muy juntitos como tortolitos! ¡Debieron ver eso! ¡Están enamoradooos! —ella canturreó, mientras Ragen y Kaege estaban boquiabiertos, este último sobre todo.

—¿Encerio eso paso? —cuestionó el de cabello amarrado y vió a Emma, la cual parecía tener sus pensamientos en otra parte de la existencia. —¡Contesta!

—¿Eh? ¿Que fue lo que decían? —rapidamente, Emma recuperó la compostura.

—¡Hablabamos de tu romance, bobita!

—Emma, se que tenías que amistarte con él, pero tampoco era para que te hicieras su novia. —Ragen le reprochó un poco, aunque más que eso, parecía bromear un poco.

—¿Pero que cosas dicen? No pasó eso... —la cantidad de rojo que tenía en sus mejillas era comparado a un tomate. —Bueno, me gustaría que eso haya pasado, ¡Digo! No, claro que no pasó nada más allá del acercamiento permitido. —ella trató de calmarse. —Lo que quiero decir...es que, no sucedió nada que se malinterprete.

—¡Oh, vamos! ¡Estaban a punto de besarse!

—¿Podríamos pasar a temas importantes? —Kaege interrumpió, algo molesto por la situación de que Dante hubiese estado muy cerca de Emma.

—Si, mejor pasemos de eso. —Emma le dió la razón y está vez, ella cuestionó. —¿Que tiene que ver el tal Dante en todo esto?

—El hombre con el que interactuaste anteriomente, resulta ser El Legendario Cazador de Demonios, el mejor que se haya visto en estos años. —explicó Ragen. —El nos puede echar una mano en todo este asunto.

—¿Y quieren que yo se lo pida? ¿Por qué no lo hacen ustedes? —ella le cuestionó a los tres.

—Simple, tú fuiste la de la idea, y nosotros accedimos por lógica. —Kaege respondió a su pregunta, mientras termina su sandwich. —Y no creas que se te ocurrió por gusto, Dante ha sido capaz de acabar con demonios de alto calibre.

—Comprendo...—Emma cruzó un poco los brazos y se levantó de su asiento. Quería servirse más café, pero sintió que ya fue demasiado por hoy.

Miró el reloj en la pared, eran las 11 de la noche. Era lo suficientemente tarde como para dormir, pero sintió que si dormía, no volvería a ser ella misma.

—Dijeron que hay demonios persiguiendome, ¿Son los mismos de aquel edificio? —cuestionó viendo a los tres, con algo de preocupación en su mirada.

—De hecho... Los demonios que viste en el edificio, eran pelusas al lado de los que enfrentas a diario...

El de cabello rubio cenizo, finalizo de hablar y terminó su sandwich. Se levantó de su asiento y vio a Salem, indicando que deben irse a hacer vigilancia afuera.

Los dos de cabellos cenizo se van, dejando a Kaege y Emma en el comedor.

—¿Podrías ya decir que sucede contigo? —cuestionó de brazos cruzados, a diferencia de su compañero, necesitaba una respuesta clara.

Emma quedó un rato en silencio, no sabía que hacer o decir, ojalá fuese esa mujer que hace unas horas. Pero no, debía ser honesta.

—Ni yo misma lo sé... —ella lo mira, con clara confusión y miedo. —Esta tarde era solo una mujer común y corriente...Y ahora tengo una voz en mi consciencia que me obliga a hacer cosas que ponen en riesgo mi vida...¡Y sin mencionar de la existencia de los demonios, que hasta ahora, tenía muy claro que eran cuentos y fantasías!

—Solo quieres vivir de manera normal, pero nosotros somos la piedra en el camino. Es comprensible...—él se levanta de su asiento y da unos cuantos pasos hacia ella, sin acercarse mucho. —Pero, al saber ciertas cosas, la vida normal se convierte en la fantasía.

Dicho esto, el joven deja la habitación. Dejando a una Emma un tanto pensativa. Ella queria algo diferente a lo que necesita hacer ahora, adaptarse a este estilo de vida.

Tiene razón... Y, deberías acostumbrate a ello... —dijo la voz en su cabeza.

—Entonces...¿Que hago primero? Yo digo que disculparme por ese robo de misión...

No hay que preocuparse por esa parte, ya me encargue de eso.

Mientras en dicha oficina, de aquel local en Devil May Cry.

Dante, hace unos segundos, había recibido unas pizzas que no había pedido. Pero, no cuestionó mucho, ya que debía aprovechar la oportunidad y comerse esas pizzas.

Ninguna pizza tenía aceitunas, y estaban encima con doble queso. Sus pizzas favoritas.

—¡Al fin! ¡Pizzas sin aceitunas! —comentó claramente contento y comió sus pedazos de pizzas.

Sin embargo, en la última pizza, había una nota incluida. Pensó en leerla, y así tal vez descubrir por qué tanta suerte hoy. Sin embargo, al leer la nota, quedó algo impresionado.

"Toma esto como una disculpa por la misión robada, Espero que nos volvamos a ver pronto."

Atte, Emma Swan.

Dante sonrió divertido, al pensar nuevamente en esa mujer de hace unas horas, no pensó que era tan considerada como para disculparse así. Aún así, le pareció una disculpa perfecta.

—Disculpa aceptada. —dijo, mientras dejaba la carta en su escritorio, y se disponía a comer la siguiente rebanada. —Esa mujer... Definitivamente es algo...

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