Capitulo 2
Horas antes...
En otro lugar más sombrío y de tonalidades opacas, con unas cuantas luces blancas alumbrando dicho callejón a la luz del atardecer. Unos cuantos gruñidos y quejidos de criaturas se lograban escuchar en toda esa zona.
Un destello fugaz rojizo apareció a toda velocidad, mientras un ser demoniaco con un símbolo triangular en la frente, seguía su rastro. De inmediato, una flecha de brillo turquesa atravesó al demonio en la cabeza, matandolo al instante.
—Y ese fue el último... —dijo un joven con una mirada que se mantenía concentrada en el demonio que tenía en su delante. Sus orejas eran puntiagudas. Sostenía un arco de color oscuro con rayos turquesas, con el cual había disparado aquella flecha hacia la cabeza del demonio. —
El destello se detuvo al lado del joven, dejando ver que era otro joven con su misma condición de orejas, solo que su cabello estaba amarrado, con unos cuantos pelos sobresaliendo en su frente. El cuál, lo miró con algo de molestia al escuchar esas palabras de su compañero.
—Y ni hablar de los que vendrán, si no nos damos prisa. —mantuvo un tono entre estricto y preocupado. —Debemos llamar a Emma y decirle que ya no hay más tiempo que perder. —decretó.—
—Desde el incidente en Fortuna, el tiempo es algo del que ya no podemos darnos lujos, Kaege. —suspira y luego habla con un tono más calmado y autoritario. —La llamaré y le informaré sobre la situación...
Ambos van a una cabina telefónica, para suerte de Kaege, su compañero se sabía el número telefónico de la ya mencionada. El de cabello largo rubio cenizo, esperó a que Emma respondiese su llamada. Una vez se escuchó que la llamada había sido recibida, puso en altavoz la llamada y empezó a hablar mientras el contrario estaba apoyado a su lado, de brazos cruzados. Para la suerte de ambos, no había nadie cerca.
Sin embargo, cuando Kaege escuchó el "Hola, soy Emma Swan ¿Con quién tengo el gusto de hablar?" Inmediatamente se concentró en la llamada, con el ceño fruncido.
—Emma, soy yo, Ragen. Escucha con atención todo lo que te diré. Los demonios que te persiguen desde hace tiempo, se han vuelto más recurrentes. Kaege y yo, hacemos todo lo posible para eliminar a algunos que aparecieron en algunas partes de la ciudad. —suspira y continúa hablando. —Se que tienes una misión que irrumpir está noche, asegúrate de ya toparte con-...—se extrañó cuando su compañero rompió el cable del teléfono con una de sus cuchillas rojas, salidas de su antebrazo. — Oye, ¿Se puede saber que estás haciendo?
—Algo anda mal...Se quedó callada, excepto al empezar la llamada, obviamente... —de un codazo, deshizo la cuchilla de su antebrazo.—
—¿Estas sugiriendo que...la han secuestrado o la tienen amenazada? —cuestiono muy extrañado.— Recuerda de quién exactamente estamos hablando. Si la tuvieran amenazada, le tomaría 5 minutos en salir de esa situación.
—Solo es una conjetura, pero, no es solo eso...Andando. —finalizó mientras caminaba a una dirección contraria a la que vinieron.—
—¡Oye! —lo sigue a paso rápido. —Si vamos a reunirnos, al menos hay que traer a Salem.
—...Cierto, tu encárgate de eso.
—Ahorremos tiempo, ¿Vale? Tu traes a Salem, mientras yo te espero allá.
—Solo espero que su guardaespaldas no se ponga agresivo. —dice, mientras usa su velocidad para irse en un fugaz destello rojizo.—
Ragen suspira en negación, mientras que de su espalda, salen unas alas de tonalidades oscuras y brillo color turquesa. Empieza a aletear hasta alzar vuelo hacia una dirección totalmente contraria a la de su compañero.
En el presente...
Emma se encontraba bajando las escaleras, directo al tercer piso, donde antes habían estado la jauría de demonios. Inspeccionó que no haya ninguno escondido, después de todo, los demonios solían ser astutos a veces. O al menos era lo que pasaba por su mente.
—Esto es horrible... —dijo la silueta de Emma, parada detrás de la mujer de lentes. Su voz sonaba casi quebrada.—
—Bienvenida a mi mundo... —comentó de manera sarcástica. Luego volteó a verla, no tan feliz de su presencia. —Donde hay criaturas feas, que te pueden matar en un segundo de descuido... —aun seguía sosteniendo esa vara metálica que apoyaba en su hombro. —
—No es algo que acepte de un segundo a otro, ¿Entiendes? Quiero irme a casa, no debo estar aquí...—suplicó, con un tono de voz asustadizo.—
La de pelo recogido se aleja unos cuantos pasos de Emma, hasta ahora pudo notar que ella era un reflejo en el aire poco visible.
—No, aún hay algo que debo hacer...—miró al suelo y luego vió a Emma. —Acostumbrate a ello, por que hasta entonces, no vas a interferir, ¿Oiste?
—¿Y desde cuándo recibo órdenes de una loca que salió de la nada? Escucha, busca a otra persona, por qué voy a regresar a casa, y tomaré un buen descanso. Te guste o no. —decretó. —
—Esa desición no es tuya. —dijo sin más y se acercó a ella a paso lento. —Lo lamento, pero esto no puedes manejarlo.
—¡Al menos necesito saber que es todo esto! ¿Y por qué recién ahora, me entero de que existen estos demonios? Hasta donde yo sé, esos eran puros cuentos. ¿Por qué justo ahora? —tenía una mirada que le exigía una explicación. —
—Siempre ha sido así...—ella suspira pesadamente. —
—Al menos dime quién eres...por favor...
Aquella mujer de cabello recogido estaba por responder, pero en eso, es interrumpida por Ragen, quién vino volando hacia la ventana en la que Emma estaba.
—¿Interrumpo algo? —cuestionó algo intrigado, a la vez aliviado de no ver a su compañera en circunstancias complicadas. —
—No, de hecho me salvaste de una. —ella le respondió, al menos se ahorro más preguntas. —
—Es bueno saberlo. —se bajó de dicha ventana, aún sosteniendo el marco de esta misma. —Casi nos das un susto, por lo de aquella llamada.
—Respecto a eso... —la de lentes vio de reojo a la figura no notoria de Emma, supuso que Ragen no la veía, así que procedió de manera normal. —No fue nada. Me salí de lo habitual debido a circunstancias deficientes.
La silueta de Emma estuvo más que impactada, por qué la de lentes la catalogaba como: "circunstancias deficientes". Cosa que le pareció un insulto muy sofisticado y atrevido de parte de ella.
—Ya veo... —dijo el joven, no entendiendo muy bien de a qué se refería Emma, pero no quería alargar demasiado el asunto. —Entonces...supongo que lo hiciste, ¿no?
—En efecto. —aun sostenía su vara de metal en su hombro. —Falta que el alienado se aparezca, para completar la alianza... —comentó mientras miraba por la ventana, de manera cuidadosa. —
—Es bonito que quieras amistarte de una buena vez, sinceramente te hacía falta. Pero, ¿Que tal si se enoja por lo que hiciste? Robaste su misión, ¿Y si toma cargos contra ti? —eso último lo interrogó un tanto preocupado. —
—No lo hará... —dijo sin tomarle tanta importancia a su pregunta. —
—¿Cómo estás tan segura?
—Ya lo verás...—dijo, ella tenía esa seguridad en su voz, lo cuál calmó un poco a su compañero. Y luego de un rato, algo la hace sonreír levemente. —Está aquí... —volteó a verlo. —Esto tomará un rato. Tomaré el café y lo hablaremos. Descuida. —comentó con una sonrisa ladina y saltó ágilmente, por dicha ventana.—
El de cabellos largos suspiró, de algún u otro modo, sus pensamientos eran que tomar un café no sería lo único que esa mujer iba a hacer. Y en cuanto a la silueta de Emma, ya no estaba.
Hace media hora, mientras en un local con unas letras neón rojas que decía "Devil May Cry".
Por dentro dicha agencia estaba vacía, solo había un hombre de cabello blanco con gabardina de cuero roja y pantalones negros. El cual estaba dormido, cruzado de brazos y con las piernas sobre la mesa. Se oían sus ronquidos, pero luego de unos instantes, el teléfono sonó, despertandolo al instante.
—Devil May Cry. —dijo el hombre apenas atendió el teléfono.
Fue informado por alguien sobre que habían demonios habitando un edificio abandonado en la calle de Northfield. En cuanto oyó la palabra "demonios", el hombre no hizo más que sonreír de manera ligera.
—Suena como una buena fiesta, ahí estaré. —cuelga el teléfono y se levanta de su escritorio, agarra dos pistolas gemelas que tenía encima de la mesa y su mítica espada grande.
Con paso confiado, salió de dicha agencia. Listo para enfrentar lo que se vendría. Al llegar al lugar, estaba a unos cuantos pasos de dicho edificio, el cual se hacía ver muy apagado.
El olor a demonio era evidente, y más por qué en el suelo encontró a un demonio, el cual por deducción lógica, debió haber sido tirado desde arriba del edificio.
—Al parecer la fiesta empezó sin mí. —lo mencionó a modo de broma, pero no parecía convencido de que solo cadáveres de demonios estuviesen ahí. —Es extraño, me pregunto si los demonios despertaron suicidas hoy, o...—hizo una breve pausa mientras miraba el edificio.— Alguien me quiere volver a robar el protagonismo.
Pasó de largo al demonio, pero este aún seguía con vestigios de vida. Así que, una vez el hombre le dió la espalda, el demonio no tardó en ponerse de pie, dispuesto a atacarlo.
Pero en eso una vara metálica vino a toda velocidad. Empalando en el acto a dicho demonio, el hombre volteó a ver con curiosidad. Estuvo por sacar sus pistolas gemelas, pero al ver dicho palo de metal de largo considerable. Quiso ver de dónde o quién lo había lanzado.
—Oh, mis disculpas. —dijo cierta voz femenina, el hombre volteó a la dirección de dicha voz, y encima de un farol, estaba Emma. Tenía buen equilibrio, como para seguir parada ahí sin caerse. —Ese se me había perdido de vista...—su tono de voz era relajado y tranquilo a la vez.
El de cabellos blancos todavía mantenía la guardia alta, mientras observaba a la mujer. Lo más destacable de ella eran sus ojos verdes, su cabello rubio casi atado del todo y su apariencia que transmitía elegancia.
—Esa fue toda una entrada, preciosa. —había tardado un segundo en recomponerse, pues la presencia de esta mujer era embriagadora para sus ojos. Sin embargo, no debía ser excusa para bajar la guardia. Sonrió descaradamente a la mujer, su curiosidad por su aparición repentina se habia despertado. — ¿Te apetece presentarte?
—Cierto, ¿Dónde están mis modales? —ella se aclara la garganta, mientras se sienta encima de dicho farol. Se cruza de piernas mientras tomaba un sorbo de una taza de café, que anteriormente pudo haber conseguido. —Soy una cazadora de demonios, ¿Nombre completo? Emma Swan. —tomó sin dudar el apellido de la Emma que conocía.
—Emma Swan, ¿eh? Un nombre encantador para una mujer encantadora. —su interés hacia esa mujer parecía incrementarse. — Entonces debo suponer que los demonios que hay en este lugar, han sido exterminados. ¿No es así?
—De nada por cierto, es mi especialidad. —dijo mientras bebía un sorbo de su café, sin perderlo de vista.
—Aun no te he agradecido, además, me robaste la fiesta. Eso es descortés. —no sonaba tan molesto por el hecho de que Emma le haya robado su misión.
—Lo sé. —ella ladea un poco la cabeza, sin perderlo de vista. —Posiblemente quería una excusa para conocerte en persona. —acto seguido, bebe otro sorbo de su café.
La atención de Dante pasaron de sus penetrantes ojos verdes a sus cautivadores labios. No pudo evitar sentir curiosidad, de por qué ella había aceptado robar una misión, solo para verlo.
—Pues aquí me tienes. —dijo con despreocupación.—Ahora, no voy a negarlo, esa es una manera única de conocer personas. Dime, ¿Que has oído de mi?
—Si tanto quieres saberlo, ahí va. —toma otro sorbo de su café. —Escuché varias cosas sobre ti, Dante...derrotaste a varios demonios, ninguno de ellos fue obstáculo para ti. Y por supuesto, eres el más duro de todos los duros...—sonríe levemente.— ¿Es correcta esa descripción?
El cabello de la rubia se mueve sutilmente en el viento, su aura de elegancia no desapareció a pesar de eso. La sonrisa de Dante se mantuvo confiada, miró a Emma como si la estuviese evaluando. Y su sonrisa en sus labios solo se ensanchó.
—No te equivocas, preciosa. Sin embargo, me pregunto si simplemente estás aquí por un desafío o para tener una cita.
—Bueno, se supone que estoy aquí para que podamos ser aliados... Pero ya que mencionaste el hecho de un desafío...—ella sonríe con picardía, deja su taza de café a un lado y baja de farol, en un salto ágil y preciso. —Estaré encantada de enfrentarme a ti.
El hombre se dió cuenta de su expresión depredador en el rostro de la contraria. Ahora ambos estaban en la misma altura, la idea de un enfrentamiento con la mujer le resultaba interesante.
—Si así quieres saludar a un nuevo aliado, que así sea. —su expresión confiada seguía, mientras sacó a su mítica espada, Rebellion. —Vamos a bailar, Emma Swan.
La mujer atrajo su bastón de combate de acero a sus manos. Cómo si de magnetismo se tratase, y en un movimiento ágil y ligero, se pone en guardia, lista para enfrentarlo.
—Caballeros primero...—ella lo incita a comenzar la pelea.
Dante no pudo evitar sonreír ante esa provocación, como caballero, tuvo que cumplir con dicha petición. Tomo iniciativa y se abalanzó sobre ella, con su espada lista para acertar un golpe.
Cómo en camara lenta, Emma se movió sutilmente hacia un lado, viendo que la espada iba vertical. Y una vez que Dante la atacó nuevamente en forma horizontal, ella uso su bastón de acero para bloquear el ataque. El ambiente era algo atractivo y tenso, a la luz de la luna.
El presionó el ataque, atacandola continuamente con sucesivos cortes verticales y horizontales, como poniendo a prueba sus habilidades, sus capacidades y sus reflejos. Sin embargo, Emma logró bloquear cada uno de los ataques con su vara metálica. Igualando la resistencia de Rebellion, la espada característica de Dante.
—Vas muy bien, preciosa... —comentó el de ojos azules con una ligera sonrisa. —¿Vamos al siguiente nivel?
—Justo iba a preguntar eso. —ella respondió de manera desafiante.
Cada ataque de Dante hacía Emma con su espada, ella lo bloqueaba o contrarrestaba, su habilidad con ese bastón de combate era toda una hazaña. Ver cómo ella maniobraba su arma, como si estuviesen sincronizadas.
Dante la miraba con cierta admiración, nunca antes había conocido a alguien con tanta maestría y control sobre una vara metálica. Los movimientos eran gráciles y precisos. Su mirada estaba fija en Emma, y también aumentó sus movimientos. El combate se intensificaba, pero no quería presionarla demasiado, quería extender la pelea un poco más.
Ambos sabían que esta era una batalla amistosa, nada demasiado serio. Querían tantear el terreno. A medida de que avanzaba el duelo, Emma comenzó a usar patadas rápidas, era un buen toque, sobre todo cuando se usan para desorientar al oponente. Para Dante, era divertido pelear con alguien de su calibre.
En un momento de la batalla, sus armas chocaron, de dicha colisión lograron surgir chispas. Ambos se miraron en ese momento. Dante no pudo evitar sentirse atraído por su magnética presencia. Se creó una pausa momentánea en el fragor de la batalla.
Ella lo estaba dando todo en este duelo, tanto como él, pero lo que faltaba en está pelea...era un poco de picante.
Una vez que Dante salió del trance y estuvo listo para ir un poco más en serio, la atacó nuevamente con su espada horizontalmente. Sin embargo, Emma ya estaba un paso por delante. Saltó ágilmente al otro costado del ojiazul. Y no perdió el tiempo y pensó en atacarla de nuevo con Rebellion una vez que tocara el suelo. Pero, la mujer aterrizó en un split, como una bailarina de ballet, lo que provocó que el ataque del contrario fracasara.
Ella aprovechó para golpear sus piernas con su arma, haciéndolo caer. Acto seguido, ella se paró encima de él, con su rodilla en el cuello de Dante y su pie sujetando su brazo.
—Bueno, bueno, mira quién está jugando al depredador ahora. —a pesar de su imponente presencia sobre él, no pudo evitar sentirse un poco emocionado. El la vió con una sonrisa traviesa, su cuerpo inmovilizado debajo de ella.
—Parece que ya sabemos quién ganó aquí... —dijo ella con cierta seriedad, mientras lo apuntaba con su bastón de combate, lista para empalarlo en la cabeza en cualquier momento.
—Tal vez si, pero disfrutaría de esto un poco más. —sus palabras tenían la intención de burlarse de ella, el le sonrió coquetamente. Incluso si estaba en una posición en la que ella podría matarlo en cualquier momento, sin embargo, aún no lo hizo.
—Fue divertido pelear contigo, estuviste a la altura de las expectativas-... —fue severamente interrumpida. En un movimiento rápido, Dante la tenía debajo de él, mientras seguía de pie, sosteniendo la mano de Emma, como si estuvieran bailando Tango.
El de cabellos blancos la observa con su sonrisa característica, un movimiento audaz destinado a burlarse de ella. Emma se encontraba desconcertada en su totalidad.
—Parece que los roles cambiaron. —él comentó con clara diversión en su voz. Empezaba a sentirse como si estuviera en una comedia romántica.
—¿Pero que?... —fue levantada y inclinada un poco hacia atrás, sin ser soltada.
—Bueno, ¿Que puedo decir? Eres tan...hermosa...—el le sonrie coquetamente. Su cuerpo tocó el de ella de manera íntima. A él no parecía importarle este pequeño juego, lo encontró muy disfrutable.
—¿Es otro truco tuyo? Nunca tuve esto en mente. —La propia Emma estaba desconcertada, tratando de no perder su profesionalismo. Un ardor comenzó a aparecer en sus mejillas.
Dante no se estaba tomando encerio el resultado de la pelea. El acercó su rostro al de ella, estando a escasos centímetros separados.
—¿Puedo?...—el preguntó en un susurro. Con clara intención de besarla.
Emma estaba a nada de dar una respuesta, pero en eso, alguien salió del edificio, dispuesta a detenerlos.
—¡Esperen! ¡No se maten, ella no es peligrosa ni nada así! —dijo una chica de cabello rubio cenizo y mechones rojizos, tenía dos trenzas como coletas. Estaba dispuesta a detener está pelea pero al verlos en esa posición tan comprometedora, se detuvo. —Ouuh...
De manera rápida, la mujer de ojos verdes hizo a un lado a Dante, tirándolo. Recuperando la compostura sería, mientras levantaba su bastón de combate, que seguramente habia caido en cuanto Dante comenzó con su juego.
—Aqui no has visto nada, ¿Que haces aquí, Salem? —cuestionó ella con seriedad.
—¿No es obvio? No quería que se maten. Aunque...¿Se estaban peleando o...?
—Nada de eso, lo malinterpretas, estábamos discutiendo los términos de esta alianza y...
—¡Hey, estábamos en lo más bueno! —le reprochó Dante, levantándose del suelo y volviendo a poner su arma en su espalda. —Un momento, ¿Ustedes dos se conocen? —cuestionó un tanto curioso mientras señaló a Salem y a Emma. Luego vió a Salem. —¿Tú no estabas con el chico?
—...aguarden un segundo, ¿Ustedes también se conocen? —Emma cuestionó igual de confundida, luego miró a la chica esperando explicación.
—Je...bueno, esa es una historia un tanto interesante. —dijo mientras se rascaba la nuca, con una sonrisa nerviosa. —Bien, ya que ninguno se va a matar entre si...con permiso. —volvió a entrar al edificio abandonado. Claramente llendo a dónde estaban Ragen y si la intuición de Emma no estaba mal, también hacia donde Kaege.
—Me gustaría escuchar esa historia,pero será para después...ahora... —Emma suspiró un poco mientras volvía a ver a Dante.
—Bien...¿En qué estábamos, preciosa? —cuestionó con una sonrisa ladina, claramente teniendo ganas de volver a lo de antes. Se acercó a Emma, pero está agarro su brazo en un movimiento rápido, evitando que la toque.
—Escuchame con atención, tu gesto fue encantador, lo reconozco...pero no soy ese tipo de mujer, ¿Quedó claro? —ella lo vió, seriamente.
—Aww, vamos, no seas aguafiestas...
Emma lo soltó una vez que Dante entendió que ese momento, quedó atrás. Ella se acomodó el cabello y lo vió, manteniendo su seriedad.
—Entonces...somos aliados, ¿Verdad?
—Correcto, somos aliados.
Las palabras eran casuales. Emma volvió a poner su bastón de combate en su hombro. Estaban algo callados, aunque Dante iba a decir algo, pero la rubia se le adelantó.
—En fin...un gusto conocerte, hasta luego, señor Dante...—se despidió, viendolo de reojo.
—Oye, Emma, espera. Tengo algo más que decir... —sin embargo, ya era tarde, Emma desapareció de su vista, como si el viento se la hubiese llevado así como así. —Maldición...
El se dispuso a irse, está vez no mató demonios, la paga se vería entrometida por Emma, pero obtuvo algo muy interesante...una pelea interesante con una mujer interesante. Y al juzgar por su despedida, la volvería a ver en algún momento.
Mientras que Emma, estaba en el techo cercano del edificio abandonado. Pensando en como sus compañeros, probablemente estén pensando en reunirse con ella, para terminar con el asunto que dejó pendiente hace mucho tiempo y la presencia de Salem lo había confirmado. En eso, la silueta medio visible de la auténtica Emma Swan, apareció. Mientras observaba a un Dante alejándose, notablemente curiosa de que tenia que ver él con todo esto y claro, ligeramente atraída.
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