Capítulo 9
10: 20 am. Mientras en dicha carretera.
Uno de los demonios armados había lanzado un misil al costado del auto, haciendo que Kaege casi pierda el control. Pero se mantuvo firme aún así y siguió manejando rápido.
-Oigan, no sé si el escudo resista más, ¿Alguien tiene un plan? -Salem cuestionó, con un dejo de preocupación. Mientras intentaba mantener a pie el escudo.
-Pues...Emma dijo que regresaramos para el mediodía, y eso vamos a hacer. -dice Ragen, preparando algunas de sus flechas.
-¡¿Osea que le importa un carajo lo que nos pueda pasar?! Vaya líder de mierda...-el peliblanco decide ya no perder el tiempo, desactivó el seguro de su lado de la puerta. Luego los vió de reojo. -¡Ustedes vayan a un lugar seguro, yo me encargo! -de una patada abrió la puerta del auto y salió de un solo salto.
-¡Nero!
Los tres le gritaron, sin embargo, el chico ya había salido del auto, directo a atacar a los demonios armados. Pero, en eso, un balazo, venido de otra dirección lo alcanza. El chico llega a bloquearlo con su brazo demoníaco, sin embargo, dicha bala lo empuja con más fuerza, lo suficiente para alejarlo algunos metros de dichos demonios.
-Se morirá.-el de cabello rubio cenizo mira por el retrovisor, tenía que salvar el trasero de su compañero. -Ustedes vayan a un lugar seguro. -Ragen dice, y de una, sale del auto de la misma forma que Nero.
-Y ahí va otro... -Kaege da un leve suspiro con algo de molestia, y mira a Salem por el retrovisor delantero. -No me digas, ¿tú también irás?
Salem también se dispuso a acompañar a Ragen, para ayudar y asegurarse de que tanto Nero y Ragen estuviesen bien.
-Suicidas... -Kaege simplemente suspiró y siguió manejando. Ya con la barrera desecha, solo le quedó estacionar el auto en un lugar seguro. Y unírseles en el último segundo.
Nero fue arrastrado a una calle vacía, dicha bala no le dañó el brazo, aunque no pudo evitar hacer una mueca de dolor. Definitivamente, esa bala no era común y corriente.
Detrás de él, iba viniendo aquella mujer con un francotirador, el cuál se desvaneció, transformándose en una cuchilla. Dispuesta a matarlo, estaba por clavarle la cuchilla en el corazón, sin embargo, el joven reaccionó y la atacó con su espada.
La fémina no perdió tiempo de contraatacar y a la mínima oportunidad, de una patada lo alejó de ella. La mujer deshizo la cuchilla, transformándolo en un par de pistolas.
El de cabellos blancos todavía no entendía como es que alguien así era tan fuerte, era claro para él que ella no era normal. Pudo notar de un vistazo, que ella tenía un medallón plateado con una "C" en el centro, confirmando así, que ella era parte del Clan Campbell.
-Entonces si eras uno de ellos... -el joven murmuró y su brazo demoníaco brilló de manera un tanto extraña, con mucha mas intensidad. Ya no le quedaban dudas de que ella, era una demonio. Con su brazo izquierdo, empuñó su pistola, disparándole.
La mujer, con cada bala que se dirigía a ella, la esquivaba de manera ágil y rápida, mientras que cuando le podía disparar, Nero también disparaba hacia las balas, haciendo que las balas choquen entre sí.
-Esto es todo, tendré que usarlo. -su brazo demoníaco brilla y se forma una proyección fantasmal más grande de dicho brazo detrás de él, el Devil Bringer.
Con eso, la atacó sin titubear. Pero algo andaba mal, su poder demoniaco no le permitía atacarla de manera directa. Cada vez que intentaba agarrarla, fallaba. Lo cuál estaba empezando a frustrarlo.
-¡¿Puedes estarte quieta?! -Gritó con claro enojo, tratando de asestarle un golpe.
10:30 am, 7 de Agosto, unas calles más adelante.
Emma andaba de lo más tranquila, dispuesta a volver a su mansión en el tiempo acordado. Y quizás con tiempo de sobra para hacer otra misión. Sin embargo, en eso que consideraba hasta pedir unos bollitos de pizza para la noche. Un demonio la atacó por detrás, siendo que debía ser, algún remanente del combate que se estaba realizando unas calles atrás.
-Oye, ¿Tú sitio de pelea no era por allá? -ella sonrie levemente, viéndolo de reojo, estando lista para atacarlo.
Rápidamente usó su bastón de combate para bloquear dicho ataque, de manera ágil y precisa. El demonio que la atacaba era uno blindado y tenía una lanza eléctrica.
-Bueno, bueno... ¿Se te olvidaron las metralletas en casa? -ella continuó maniobrando el Silver Strike, bloqueando cada ataque y dañándolo poco a poco. -«Este no parece ser un demonio específico para el campo de batalla que seguramente estén librando los otros. Por lo tanto... debe estar aquí por alguna razón.»
Ella pensó en deshacerse del demonio como cualquier otro. Y saltó hacia él, a punto de darle en un punto débil con un extremo del bastón de combate.
Sin embargo...
Falló el golpe seguro y cayó, está vez, mostrando el mismo saco beige, con el cabello rubio lacio y sujetado con una diadema negra. Sin sus lentes, ni bastón de combate.
-¡Ugh! Eso dolió... - la verdadera Emma Swan volvió a tener el control del cuerpo, luego de estar inconsciente, debido a la bebida que Liam le dió.
La mujer estaba desorientada, sintiendo que estuvo en un sueño bastante pesado. A pesar de haberse estrellado contra el suelo, intentó levantarse. No obstante, notó al demonio en su detrás, cosa que le hizo sentir miedo.
El demonio, se estaba regenerando poco a poco, la miró, dispuesto a acabar con ella, ahora que estaba más vulnerable.
-No, ¿Por qué ahora?... -la rubia se quejó en un tono asustado, y con rapidez, se levantó a correr, sintiendo que la criatura la perseguía. -¡Mejor me hubiera quedado dormida!
Ella siguió, tratando de no pensar en que iba a morir. Corriendo con todas sus fuerzas, para su sorpresa, siendo algo rápida. Al menos lo suficiente, para estar unos metros lejos de las fauces del demonio. No obstante, la criatura la alcanzó de un salto. Golpeándola contra una pared cercana.
Emma se quedó medio inconsciente tras el fuerte impacto. El demonio aprovechó para empalarla en ese mismo instante, con dicha lanza.
Estando a nada de asestarle un golpe, una mano demoniaca lo detuvo. Ni más ni menos de la propia persona a quien iba a matar.
Sin previo aviso, de una patada, el demonio fue golpeado hacia la pared más cercana. La fémina dejó de estar en un estado vulnerable, a tener una nueva apariencia y de cabellos rubios cortos.
-¿Te atreves a dañar lo que me pertenece? -ella sonríe de manera ladina, su tono de voz era peligroso y bajo. -Criatura insolente...
Ella caminó hacia la criatura, saliendo un poco de las sombras y revelando tener una ropa un poco más desgastada. Lo más destacable eran sus pantalones azules, zapatos negros, camisa desgastada blanca y su chaqueta de un azul más oscuro.
La mujer tenía ojos rojos que se notaban incluso en la luz natural. Se pasó una mano por el cabello, haciendo aparecer dos cuernos demoníacos de un morado oscuro, al igual que sus brazos, los cuales adquirieron una apariencia y endurecimiento digno de un demonio.
Estando cerca del demonio, lo mantuvo en su lugar, pisándolo con el pie derecho. La criatura, sintiendo un aura descomunal viniendo de ella. Intentó hacerle algo con la lanza, pero esta simplemente lo agarró sin esfuerzo y, de un apretón, lo hizo añicos.
-Eres una criatura bastante audaz...te concedo eso. No todos se atreverían a algo así. -ella ejerció más presión a su pisada. Empezando a estrujarlo desde su aparente estómago, y solo oyendo los gritos de agonía de ese demonio. -No te mataré todavía, aún podrías servirme de algo...
Ella sonríe de manera levemente clínica y se agacha a su altura. Dirigiendo sus garras a su pecho, atravesándo y buscando en su interior con el tacto. Luego de eso, sacó lo que buscaba, vísceras del demonio. Acto seguido, los desconectó de su cuerpo, con este último aún con vestigios de vida.
De un bocado, se comió las vísceras. De su boca chorreaba sangre de color negro. Luego del bocado, agarró la cabeza del demonio y lo estrujó, matando al instante.
-Nada mal... -ella dió unos pasos atrás, estaba satisfecha de por fin tener el mando una vez más. De un salto, estuvo parada encima de un edificio, mirando la cuidad desde esa distancia. -Esa idiota por poco jode las cosas...estaba mucho mejor inconsciente. -La mujer comenta con fastidio. -Ninguna de las dos es discreta...
Sin embargo, desde su rango de vista, pudo ver la pelea que se realizaba unas calles más atrás. Viendo desde esa distancia al joven peliblanco y su brazo demoniaco. Lo cuál captaba aún más su interés.
-Con que así se llama...Nero...Interesante... -piensa para sí misma.
Continuando con la pelea entre Nero y la Francotiradora Fantasma, el chico corrió por el callejón, la proyección de su brazo demoniaco extendido hacia la francotiradora, que esquivó con facilidad el ataque. Sus ataques no parecían presentarle un reto para ella.
—¡No jodas! ¡No puedes esquivar todo! —gritó Nero, pero la mujer no respondió. A través de sus googles oscuros, lo podía localizar como un objetivo y su pistola creaba balas teledirigidas, que buscaban encontrar un hueco en la defensa de Nero.
El peliblanco decidió dejar de valerse por ello y ir a por sus terrenos. Sacó nuevamente a Blue Rose, apuntandole directamente.
—¡Vamos a ver cómo te gusta esto! —dijo, disparando una ráfaga de balas hacia la francotiradora. Ella esquivó con facilidad, su cuerpo moviéndose con una velocidad y agilidad sobrenaturales.
La francotiradora creó una ametralladora con su mano y comenzó a disparar balas teledirigidas hacia el joven, que esquivó con habilidad. Las balas teledirigidas buscaban encontrar un hueco en la defensa de Nero, pero él evadia con facilidad, su cuerpo moviéndose con una velocidad y agilidad impresionantes.
Nero se acercó a ella, disparando con Blue Rose, pero la francotiradora esquivaba cada bala con facilidad.
—¡¿Qué diablos eres?! Maldita sea... —gritó Nero, frustrado. La francotiradora se acercó a él, su pistola creando balas teledirigidas que buscaban encontrar un punto débil en su defensa.
La pelea continuó, con ambos combatientes moviéndose a una velocidad increíble. Nero esquivaba y disparaba con Blue Rose, pero la francotiradora seguía adelante, implacable.
—¡Ya di algo! Andas bastante callada ¿Acaso eres tímida? —el se burló levemente, pero la francotiradora no respondió. Solo siguió atacando, sus movimientos rápidos y precisos buscando encontrar un punto débil en la defensa de Nero.
La lucha era intensa, con ambos combatientes dando todo de sí. El peliblanco comenzaba a sentir el cansancio, pero la francotiradora parecía no tener límites.
En un tiro de suerte. una de las balas de Nero, logró acertar en sus gafas oscuras. Ella se quitó dichos googles para ver mejor a su oponente. Ella le recordaba un montón a Emma.
Rápidamente, la mujer de cabellos rubios opacos volvió a disparar, está vez sin mostrar signos de detenerse en sus ataques. En el proceso, Nero tuvo muchos percances con las balas impredecibles que lo alcanzaban y le rozaban, hasta una le dió en el brazo demoniaco, inhabilitandolo.
Pasaron algunos minutos para que las balas teledirigidas y los disparos cesaran, y la pelea llegó a un punto muerto. Nero y la francotiradora se enfrentaron cara a cara, ambos jadeando. La tensión era palpable, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a rendirse. Ni siquiera Nero, quien ya le llegaba factura de su brazo inhabilitado.
Ambos quedaron cerca, apuntándose a la cabeza el uno al otro con una pistola.
—Tú pareces cansada... Pero no hay recesos. —El la apunta más cerca. —Ya has causado muchos problemas a mis amigos...
La mujer parecía enojada con dicha declaración, estaba a nada de jalar el gatillo. La punta de su pistola tocó levemente la frente de Nero. Al instante, un escalofrío corrió por las venas de la fémina.
A su mente vinieron varias imágenes, unas difusas, otras inentendibles. Pero, todas eran confusas. A su memoria venían muchas cosas, entre ellas, los momentos vividos en la infancia con una chica que era bastante familiar, de ojos verdes y cabello rubio. También fue un breve vistazo a los recuerdos borrosos de un chico de traje azul y cabello blanco, y por último, un bebé envuelto en mantas negras. Al despertar de dicho trance, sacudió la cabeza con total confusión.
—¡¿Que es esto?!...—su voz estaba distorsionada por la mascarilla, notandose su confusión.
La francotiradora dió unos pasos atrás, su mente aún confusa por esa información dada de golpe. Nero quedó extrañado ante su reacción.
El momento se interrumpió debido a una flecha que cayó cerca de ella. Haciéndola retroceder por los rayos que liberó.
—¡Nero, retrocede! —Ragen le advierte, estaba volando y apuntándole a la mujer con su arco y flecha. Disparando varias flechas que ella esquivaba a duras penas por el aturdimiento momentáneo.
En un parpadeo, ella desapareció del rango de vista, justo cuando se iba a disparar otra flecha. Nero miró alrededor, intentando ubicarla, pero había desaparecido.
Nero se apoyó en la pared del callejón, exhausto. Su pecho subía y bajaba con cada respiración, y su brazo demoniaco colgaba inerte a su lado. Blue Rose yacía en el suelo, descargada y silenciosa.
Ragen descendió del aire y fue rápido al lado de Nero, para revisar que estaba bien.
—¿Estás bien?
—¿No les dije que se pusieran a salvo? —el peliblanco lo miró, exhausto. A lo que Ragen negó con la cabeza.
—No. Sabes que mientras podamos, te ayudaremos.
Nero se enderezó, recogió Blue Rose y se dirigió hacia la salida del callejón. Sin saber, que había sucedido, y al mismo tiempo, frustrado por no haberle dado un tiro cuando pudo. Pero sintió que no iba a poder de todas formas.
—Por más que quise, no pude hacerle daño...
—Hey, está bien... —lo tranquilizó Ragen.— Ya lo hablaremos luego. Por ahora vamos a volver con los demás. Están lidiando con los demonios restantes.
—De acuerdo. —él estaba demasiado cansado como para percatar que lo estaban observando desde arriba.
La mujer de cuernos largos demoníacos, observaba con atención al joven. No tenía idea de que tan poderoso podría llegar a ser. Percibía dos líneas de sangre conocidas en el ser del muchacho, era uno de los tantos talentos que ella posee.
Ya había visto mientras estaba dentro de Emma. Le pareció bastante curioso que mientras todos caían en la fachada de la de lentes, él simplemente desconfió de ella. Y no estaba alejado de la percepción general. Sobre todo cuando descubrió los cadáveres en el sótano. Tuvo que admitirlo, estaba bastante hambrienta en el breve momento que se apoderó del cuerpo de Emma, hace días.
—¿Será acaso...? —Ella estaba a nada de decirlo.
Hubiera terminado la frase, de no ser por que alguien le apuntó con un par de pistolas. Diablos, estaba tan absorta en sus pensamientos... Y no podía ser nadie menos que ese molesto legendario cazador de demonios.
—Bueno, bueno, bueno... ¿Qué tenemos aquí?
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Salem se encargó de los demonios con armas implementadas. Lanzándoles dagas demoníacas rojas, y se cuidaba la espalda con escudos creados a base de esas mismas dagas.
No fue tan difícil acabar con los demonios. Aunque luego, una horda se acercó detrás de ella para atacarle. Sin embargo, un destello rojo paso rápido, dejando aturdidos a los demonios, que empezaron a desmoronarse en pedazos.
Kaege se había unido de último momento, como pensó que llegaría. Rápidamente se levantó del suelo, de dónde estaba arrodillado y de un movimiento con su brazo, la cuchilla roja de su antebrazo volvió a meterse.
—¡Llegaste! ¿y el auto? —Cuestiona Salem, deshaciendo sus cuchillas.
—No lo estacioné muy lejos. —Respondió brevemente, mirando a todos lados. —¿Y los pendejos suicidas?
—Oye, no les digas así... —Ella trata de defenderlos, pero Kaege levantó una ceja, no creyéndoselo. —Bueno, medio lo son...pero...¡Ragen está con él, así que no creo que hayan salido lastimados!
Justo cuando dijo eso, Ragen vino sosteniendo a Nero del brazo. Salem los vio preocupada y fue a ayudar a sostener a Nero del otro brazo.
—Dios santo... —él se acerca a ellos y le da un zape a Nero y Ragen. —A uno por suicida y al otro por no llegar a tiempo.
—¡Hey! ¡Al menos si llegué a ayudarlo! —Ragen se queja. —No me culpes si mi instinto demoniaco no esta agudizado para saber exactamente dónde estaba.
—Ugh... —Nero se queja, tal vez exageró al pensar que podía encargarse de eso solo. Pero sabía que esto era demasiado diferente a lo vivido anteriormente. —¿Ahora si podemos ir al maldito auto? Ya me duele el jodido brazo...
—De hecho, Emma espera que lleguemos. —Agrega Salem, haciéndoles recordar que tenían un tiempo exacto para llegar. De otro modo serían multados. Con esto en mente, regresaron al auto, guiados por Kaege.
—Si, debe estar demasiado tranquila tomando cafecito mientras ponemos nuestros culos en riesgo. —Nero murmura entre dientes. Por dentro no pudo sacarse la imagen de esa mujer francotiradora, que viera por donde lo viera, se parecia mucho a Emma...
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