Capítulo 9
Han pasado cinco días desde la pelea entre Ayleen y Shawn, en ese tiempo no se han visto ni una sola vez, es Leith quien cuida de ella desde entonces.
- Hola ¿Que tal dormiste? - Pregunta Leith cuando Ayleen sale de su habitación.
Él ya estaba allí desde hacía una hora cuidando su habitación.
- Muy bien de hecho ¿Y tú?
- Me gustaría poder decir lo mismo.
- ¿Cuál es el problema?
- El problema es que no duermo más de seis horas desde que no dejas que Shawn sea tu custodio. Termino mi turno a las diez y luego debo venir aquí a las cinco para iniciar el siguiente turno ¿Puedo preguntar por qué no dejas que sea tu escolta?
- Creo que él ya te dijo por qué.
- Ayleen, los vampiros como él toman un sustituto de la sangre en forma de píldora, eso calma su sed de sangre durante ocho horas, Shawn no es peligroso, él jamás le haría daño a nadie, a menos de que fuera necesario. A demás para tu información yo soy un hombre lobo. ¿Eso también es un problema para ti?
- ¿Cómo es que eso es posible? Digo, son familia ¿Cómo es que tú eres un hombre lobo y el un vampiro, aparte de ser magos también?
- Nuestros padres tienen distintas madres, la abuela de Shawn era una vampiresa, mi abuela era una mujer lobo, así que nuestros padres heredaron esa parte de sus madres y la magia de su padre, luego nos la heredaron a nosotros, además como nuestras madres son magas también nosotros lo somos.
- Creo que entiendo, pero freíste mi cerebro con tanta información. - Se ríe.
- Lo sé. - Se ríe con ella. - Volviendo al tema inicial, soy un hombre lobo, pero no voy a hacerte daño, Shawn tampoco, los dos somos muy disciplinados y sabemos controlarnos muy bien, es más él casi no usa su lado vampiro, una vez me dijo que odia ser un vampiro.
- ¿Por qué?
- No creo que debería decirte esto, es mejor que él te lo diga si es lo que quiere.
- ¿Tan malo es? ¿A caso mató a alguien?
- No, no mató a nadie. Lo único que te diré es que no es un peligro para nadie.
- Bueno y dime ¿Qué pasa si olvida tomar una dosis y quiere beber mi sangre?
- Nunca olvida tomar sus píldoras, además siempre lleva una extra por si acaso. Ayleen, la verdad no creo que ese sea el problema ¿Por qué usas eso como excusa? ¿Qué sucede?
- Solo dije eso porque estaba muy molesta. - Suspira con pesar. - Él dijo cosas hirientes primero así que, yo también dije otras. Al menos lo que yo dije no lo pienso de verdad, él si cree cada palabra de lo que me dijo y lo peor es que tiene razón, soy una inútil.
- No lo eres, estoy seguro de que él no piensa de verdad nada de lo que dijo, él puede ser muy impulsivo algunas veces y no mide sus palabras ¿Por qué no lo buscas para hablar sobre eso?
- Él es quien debe buscarme, no hablaré con él hasta que se disculpe. Puedes tomarte el día libre, estaré todo el día con Dustyn en su habitación, no he pasado mucho tiempo con él recientemente.
- Está bien, pero no salgas del castillo ¿Sí?
- No lo haré. tranquilo. Alibi deferatur.
Ayleen se transporta a la habitación de su hermano, este la espera con algunos de los juguetes que le han comprado en la isla, mayormente figuras de plástico de las criaturas que viven allí.
- ¿Ya acabó la guerra entre los ponis con cuerno y los dinosaurios?
Ayleen se sienta junto a él en el suelo observando el nuevo campo de batalla, gigantes contra gnomos.
- Los ponis con cuerno ganaron la batalla, ahora se aliaron con los pequeños hombres barbudos para vencer a los gigantes, ellos custodian a la princesa de los pequeños hombres barbudos.
- Genial ¿Cómo les ayudo?
- Hay unos dragones allí ¿Por qué no nos ayudas a derrotar a los gigantes con ellos? Ellos nos tendieron una enmoscada, nos tienen rodeados.
- ¿Una emboscada? Son muy listos, pero no tanto como los dragones.
Ayleen toma dos dragones, los hace volar sobre los gigantes, Dustyn los tira al suelo mientras ella hace el sonido que cree que harían las bolas de fuego al chocar con la tierra.
- Que fácil fue vencerlos. - Ayleen deja a los dragones en el suelo. ¿Ahora qué?
- Ahora los pequeños hombres barbudos recuperan a su princesa.
Dustyn pone a la princesa que estaba detrás de los gigantes en el frente del batallón de los pequeños hombres barbudos.
- Oye Ayleen ¿Dónde está el collar de la abuela? Siempre lo usas ¿A caso lo perdiste?
- No, solo lo dejé en casa.
- ¿Sabes cuándo vamos a volver? Extraño a Frank. Le dije a mamá que quiero que vayamos por él, pero siempre dice que no. Si vas por tu collar ¿Puedes traerlo?
- Sabes que es peligroso ir a casa, ninguno de nosotros puede volver.
- Lo sé, pero de verdad lo extraño.
- Algún día iré por Frank, no te preocupes.
- Gracias Ayleen. Quiero jugo, le diré a mamá.
- Yo también quiero uno, aquí te espero.
Mientras Dustyn va a convencer a su mamá de que le dé un poco de jugo, Ayleen revisa en su celular las fotos del atardecer que tomó ayer, al llegar al final de esas fotos están las fotos de los diarios, mientras los ve una idea invade su mente. El collar de su abuela es una herencia familiar que va pasando de generación en generación, el dije del collar puede ser la llave del diario del rey Keanu.
- Aquí está tu jugo. - Dustyn entra por la puerta llevando ambos vasos.
- Gracias. - Bebe el jugo de un solo trago. - Sé que dije que pasaríamos el día juntos, pero tengo que hacer algo muy importante, no me tomará mucho tiempo ¿Puedes quedarte solo por unos quince minutos?
- ¿Vas a ir por tu collar? Trae a Frank. - Suplica.
- Voy a intentarlo, pero no prometo nada.
- Está bien. - Dice muy feliz.
- Ahora, quédate aquí jugando, vuelvo en seguida, no le digas nada a mamá. Alibi deferatur.
Ayleen aparece en la sala de su casa, justo frente a ella tirado en el suelo hay una hoja de papel, al levantarla puede ver lo que es. "Orden de cateo FBI"
En su casa parece haber pasado una estampida, las gavetas de mueble en la sala están tiradas en el suelo junto con su contenido, en la cocina hay muchos platos rotos, las gavetas de la cocina están abiertas de par en par, al subir a su habitación nota que faltan muchas cosas, como su computadora, sobre los muebles faltan algunas cajas y su Tablet tampoco está. Recuerda que aquel collar está en una bolsa de tela, la dejó dentro de la mesa de noche junto a su cama, la gaveta está abierta, algunas cosas están en el suelo, pero la bolsa sigue en la gaveta, al abrirla el collar está adentro.
- Eso es. - Sonríe.
Un sonido se escucha abajo, así que se apresura para ir a la habitación de su hermano para tomar el oso e irse de allí.
- ¿Qué estás haciendo?
Shawn está sumamente molesto de brazos cruzados junto a las escaleras, Ayleen se sorprende mucho al verlo, se pregunta cómo supo que estaba allí.
- ¿Por qué viniste aquí? Sabes que los agentes de la noche pueden rastrearte ¿Cierto?
- Solo voy por el oso de mi hermano y podemos irnos.
- ¿Solo vienes por ese oso?
- No, también por un collar.
- ¿Qué tiene de especial ese collar?
- Es una de las llaves, lo descubrí hoy.
- ¿Llave de qué?
- Ya lo sabes.
Ayleen toma el oso de la habitación de su hermano, mira a Shawn muy confundida, él la observa atentamente desde la puerta, ella no comprende cómo es que no sabe a qué llave se refiere, sin duda está actuando muy extraño.
- Sanarum menrium. - Se escucha una voz desde el final del pasillo.
Shawn cae al suelo inconsciente, al ver esto Ayleen se queda frizada, no tiene ni idea de lo que está sucediendo, en la puerta se asoma lo que parece ser Shawn, pero vestido de otra forma.
- ¿Qué demonios haces aquí? - Pregunta muy molesto. - Vámonos, apresúrate.
- ¿Qué acabas de...? Pero si tu... y él...
- Él no soy yo, él es un agente de la noche que usó un hechizo para parecerse a mí. Ya vámonos antes de que vengan más.
- No lo escuches. - Dice el Shawn que está en el suelo medio aturdido. - Él es el impostor, no te vayas con él.
- Sanarum menrium. - Lanza de nuevo el hechizo.
El Shawn que estaba en el suelo esquiva de milagro aquel hechizo, estando de pie comienzan a lanzar hechizos de ataque, uno detrás de otro.
- ¡Basta! - Grita Ayleen. - Ya basta ¿Cómo sé quién es el verdadero? Si es que alguno es el verdadero Shawn.
- Yo soy Shawn, él quiere llevarte con Sein.
- No, yo soy el verdadero Shawn, tenemos que irnos ahora.
Hay dos Shawn, uno del lado izquierdo, quien llegó primero y otro a la derecha el que llegó de ultimo, quizás con una pregunta puede saber quién es el verdadero, pero ¿Qué debería preguntar? Sin duda no debe ser algo sobre los diarios ya que, no quiere revelarle esa información al impostor.
- Esta bien, tres preguntas - Deja el oso de su hermano sobre la cama. - ¿Cuál es el objeto mágico que resguardaba tu familia?
- El reloj de arena del tiempo del rey Caleb. - Responden al mismo tiempo.
- Okay, punto para ambos ¿Qué me gusta desayunar?
- Cereal. - Dice el de la derecha.
- Panqueques. - Contesta el de la izquierda.
- Los panqueques obviamente. Dos a uno, última pregunta ¿Por qué peleamos recientemente?
- Porque no te dejé venir aquí sola. - Dice el de la izquierda.
- Porque crees que te llamé inútil, pero no fue así. - Responde el de la derecha.
- Sanarum menrium. - Ayleen lanza el hechizo al Shawn de la izquierda sin previo aviso.
Un lobo negro entra por la puerta, Shawn corre hacia Ayleen para hacer el hechizo de transportación, a ella ni siquiera le da tiempo de tomar el oso de Dustyn, en un abrir y cerrar de ojos están de vuelta en la habitación de Dustyn en el castillo.
- ¿Encontraste mi oso? - Pregunta Dustyn ansioso.
- No, lo siento, unos hombres malos nos atacaron y no pude traer tu oso, pero te prometo que intentaré traerlo pronto.
- Oh, está bien. - Dice sumamente desilusionado.
- ¿Por qué no vas a jugar con esos dinosaurios de allá? Hablaré con tu hermana afuera un momento.
- No tardes mucho, prometiste jugar conmigo. - Frunce el ceño.
- Mientras regreso hay unos elfos que me dijeron que los ogros secuestraron a su reina, seguramente los ponis con cuerno querrán ayudar.
Mientras Dustyn corre a ordenar todos sus juguetes para la guerra Ayleen y Shawn salen de la habitación.
- ¿En qué carajos estabas pensando? ¿Sabes lo peligroso que fue eso? De no haber llegado a tiempo ese impostor te habría llevado con Sein.
- Ya me había dado cuenta, él estaba actuando extraño, las preguntas que hice solo eran para saber si eras realmente tú o si eras otro clon o lo que sea que haya sido eso.
- No vuelvas a salir sin tu escolta ¿Entiendes? - Dice muy molesto.
- Eso debería decírmelo Leith, él es mi escolta.
- Aunque no me quieras como tu escolta me preocupo por ti Ayleen, cuando me dijo Dustyn a donde habías ido casi se me detuvo el corazón, no vuelvas a hacerme esto por favor. - La mira directo a los ojos, estos reflejan mucha preocupación.
- ¿Por qué viniste a la habitación de Dustyn? - Desvía la mirada y el tema de conversación.
- Vine a disculparme, lamento mucho lo que dije ayer, no eres una inútil, jamás quise decir eso, pero creo que eso se dio a entender por el calor del momento, sé que eres capaz de muchas cosas, nunca quise decir lo contrario.
- Lamento haberte despedido como mi escolta, no me importa que seas parte vampiro, confío en ti, es solo que estaba muy molesta, sentí la necesidad de herirte de alguna forma y eso fue lo primero que se me ocurrió.
- Entonces ¿Me dejas volver a ser tu escolta?
- Solo porque Leith ya está cansado de cuidarme todo el tiempo. - Se ríe. - Ahora que arreglamos todo ¿Quieres jugar con mi hermano y conmigo? Luego podemos ir a abrir ese diario.
Luego de jugar todo el día con su hermano, Ayleen y Shawn van a la biblioteca del pasadizo, aquí abren el diario con el dije del collar, esa era realmente la llave que necesitaban. Por fortuna este diario no tiene aquel hechizo que solo le permite ver a ella su contenido, así que Shawn puede leerlo con ella, tampoco fue necesario pinchar su dedo, al abrirlo todo estaba allí.
Si estás leyendo esto es porque finalmente la magia regresó a nuestra familia, quiero que sepas que intenté revertir la maldición que Lucy hizo, pero no fue posible, incluso para los objetos mágicos es imposible hacer algunas cosas, no revierten maleficios ni reviven a los muertos, tampoco afectan a la isla, el rey Blare se encargó de ello, así ningún mal creado por los objetos mágicos podría afectar a la isla.
En fin, bienvenido a la isla, este lugar es maravilloso, cuida bien de todos, no los decepciones como lo hice yo en mi tiempo, se mejor que cualquiera de los antiguos reyes, aunque sea un reto difícil.
Si quieres saber más sobre mi puedes seguir leyendo las siguientes páginas, aunque no es mucho lo que debo contar, si necesitas encontrar los objetos mágicos ve al final del diario, allí está la ubicación de la primer llave. Recuerda usar estos objetos con responsabilidad, cuando acabes de utilizarlos debes esconderlos, así como las llaves de los demás diarios. Luego escribe las ubicaciones de los objetos y de las llaves tal y como yo lo hice, mucha suerte.
- ¿Qué quieres hacer? - Pregunta Shawn. - ¿Hay algo que quieras saber sobre él?
- Sí, solo quiero saber cuándo fue la última vez que escribió en su diario.
- Bien, la última fecha en la que escribió fue esta. - Va al final del diario a buscar lo último que escribió. - Espera, esto es quince años después de que se fuera de la isla.
- ¿Qué no dijo el concejal Pregona que Trey Pregona lo asesinó diez años después de que se fuera de la isla?
- Quizás no lo hizo, tal vez solo fingió su muerte por algún motivo. Vamos a leer lo que hay aquí, si tenemos suerte va a explicarnos eso.
He vuelto a la isla después de quince años de ausencia, creo que todos piensan que he muerto porque fingí mi muerte frente a Pregona, cuando él se fue Sein me encontró y me dejó frente a la casa donde estaba viviendo con Lucy, la cual no estaba muy lejos de donde supuestamente me asesinó Pregona, hice esto porque no quería ser buscado o más bien, encontrado, tan solo quería seguir con mi vida como normalmente lo hice al irme de aquí con Lucy, luego del nacimiento de Kyle era muy importante para nosotros cuidar de él, y lo mejor era ser invisibles para todos, conmigo muerto no nos molestarían más, de hecho nadie supo cuando nació nuestro hijo. Sin embargo, aún sigo en contacto con alguien de mucha confianza en la isla, Dwayne Black, él cada tanto me envía información de lo que pasa aquí. Por eso decidí volver, los concejales están buscando la manera de abrir los diarios de los antiguos reyes para encontrar los objetos mágicos, ellos quieren cambiar el destino deseando que Lucy jamás existiera, no puedo permitir que lo hagan, ella es el amor de mi vida y la madre de mi hijo, voy a protegerla a cualquier costo, además no van a lograr abrir los diarios nunca por los hechizos de protección que tienen, pero es mi deber resguardar los diarios y evitar que sean dañados así que, los robé, traje dos de ellos aquí, a la biblioteca del pasadizo sin decirle a nadie, el diario del rey Blare ya estaba aquí, en su escritorio, solo Dwayne lo sabe, confío en que no se lo dará a nadie, el otro se lo di a Sein, no directamente, pero se lo hice llegar de una forma poco convencional, sé dónde está viviendo, así que lo dejé en su puerta sin dar un motivo, además supongo que cree que morí. Se lo di porque sé que no le dirá a nadie que lo tiene, sabe lo que es y tratará de usarlo, pero no podrá hacerlo, ya no tiene magia y no hay manera de abrirlo sin la ayuda de un McHall. Si un día necesitas de ese diario no habrá forma de que te lo entreguen por las buenas, tendrás que robarlo o hacer un intercambio con quien lo posea, sé inteligente, no les des nada de lo que puedas arrepentirte después.
Hay algo que no dije antes, pero es importante, antes de esconder los diarios intenté usar los objetos mágicos para revertir el maleficio que hizo Lucy, sin embargo, no funcionó, ella usó un potente hechizo de magia negra que nunca podrá ser revertido, ni siquiera con la poderosa magia de los objetos mágicos.
No tengo más que decir, solamente que Lucy y yo somos más felices que nunca, ahora Kyle tiene cinco años, no me arrepiento de haberme ido con Lucy, aunque si de como acabaron las cosas en la isla, causé mucho daño que jamás podrá ser revertido, pero tengo confianza en que tú podrás arreglar las cosas.
- Hizo un desastre y ahora espera que yo arregle todo, que descarado. Hizo un desastre y espera que alguien más lo repare, vaya idiota. - Dice muy molesta. - Mejor veamos donde ocultó la llave, antes de que decida usar el reloj de arena del tiempo e ir a su época a darle una paliza.
- Ya imaginé esa escena. - Se burla Shawn. - Llegas a su época, lo abofeteas y lo llamas idiota antes de desaparecer.
- Yo pensaba en algo peor que una bofetada. - Se ríe. - Bueno, aquí dice que la llave está en la gran pirámide de Giza, en una de las cámaras hay una estatua, dejó la piedra incrustada en lo que parece el sombrero de la estatua. Esto debe estar en un museo.
- Según Wikipedia está en el museo egipcio de El Cairo, puedo ir mañana, tengo que hacerlo de noche mientras no haya gente en el museo, con un par de hechizos seré indetectable para la seguridad, será muy fácil
- Voy contigo.
- ¡No! Le diré a Leith que vaya conmigo, tú te quedas, no quiero otro enfrentamiento con los agentes de la noche.
- Dijiste que esos hechizos te hacen indetectable.
- Para los humanos y la seguridad del museo, pero no para ellos.
- Quieras o no iré con ustedes, es mi llave y mi diario.
- ¿Cuál es el problema con esperar aquí? De todas formas, tendrás tu llave vayas o no.
- Quiero ver el museo, nunca fui a uno, tampoco he ido a Egipto.
- Podrás ir en otra ocasión, cuando sea más seguro para ti.
- No está a discusión, iré con ustedes te guste o no.
- Eres imposible. - Frota su sien izquierda con sus dedos para intentar relajarse. - Te dejaré ir porque sé que si no te dejo hacerlo irás en otra ocasión tu sola.
- Ves, no fue tan difícil llegar a un acuerdo. - Sonríe triunfante. - Ahora que hemos establecido lo que vamos a hacer quiero hacerte una pregunta.
- Adelante.
- Antes Leith mencionó que no te gusta ser un vampiro ¿Puedo saber por qué? Él no quiso decirme, dijo que es algo que debías decirme tu si querías.
- Voy a matar a Leith. - Suspira fuertemente para dejar salir su frustración. - Es por algo que pasó hace mucho tiempo.
- Leith dijo que no mataste a nadie, no puede ser algo peor que eso ¿O sí? - Ayleen lo mira expectante.
- Es cierto, no maté a nadie. Voy a decirte lo que pasó, pero no quiero que me interrumpas, cualquier pregunta déjala para el final.
Ayleen asiente enérgicamente, Shawn se queda en silencio un momento como recordando lo que pasó antes de decirle.
- Si no quieres contarme está bien, lo entiendo.
- Nunca me gustó ser un vampiro, es genial tener fuerza inimaginable y super velocidad, pero es horrible sentir sed de sangre, afortunadamente crearon unas píldoras que sustituyen a la sangre, su efecto dura ocho horas, las he tomado desde que nací, ya que un bebé vampiro con sed es muy peligroso, la cuestión es que nunca aprendí a controlar la sed como lo hicieron los demás vampiros en la isla, ellos son capaces de controlarse aun con hambre, yo no. No le vi el punto a hacerlo, después de todo con las píldoras era suficiente. Un día en la escuela perdí el control, tenía once años en ese entonces, ataqué a una profesora y a tres de mis compañeros, afortunadamente ninguno murió, no bebí lo suficiente como para matarlos. Luego del incidente llamaron a mi padre a la corte de los vampiros, iban a enviarlo al vortex por lo que yo había hecho. Mi tío mientras se llevaba a cabo el juicio se dedicó a buscar el motivo por el que me descontrolé, resulta que alguien cambió mis píldoras por placebos, por eso sentí hambre desde la tarde del día anterior, incluso tomé casi diez pastillas para saciar mi sed ese día, pero como eran placebos no funcionaron, por eso los ataqué. Mi tío llevó la evidencia a la corte antes de que le dieran una sentencia a mi padre, con lo que había descubierto lo dejaron libre, iniciaron una investigación para saber quién era el responsable de cambiar mis píldoras, pero nunca encontraron a quien lo hizo. Desde ese entonces no había dejado salir mi lado vampiro, hasta que lo necesité cuando nos atacaron las sirenas. Lamento que hayas tenido que verme así, pero no tuve otra opción, tenía que salvarte.
- Cuando me salvaste de las sirenas por un segundo creí que ibas a atacarme.
- No, nunca lo haría. Perdí el control con ellas al verte en peligro, pero por ti lo recuperé, al verte me recordé de que estaba protegiéndote y volví a la normalidad.
- Creo que tenemos más en común de lo que creía ¿No es así? Ambos tenemos una parte de nosotros que nos atemoriza mostrar. Gracias por salvarme.
- Gracias a ti por intentar salvarme, pero no intervengas a la siguiente.
- Entiende Shawn, no podía dejarte morir.
- La única condición que pondré para que nos acompañes por las llaves es que, si las cosas se complican tú regresas de inmediato a la isla y si por alguna razón no puedes huirás de allí sin pensarlo ¿Lo prometes?
- Yo no podría...
- Promételo.
- Lo prometo.
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