Capítulo 8
El concejal Pregona, Atticus y dos guardias custodian al mensajero, el cual es un cambia formas que vive en la isla, mientras tanto Shawn y Leith traen a Ayleen a este lugar.
— Sabes bien que los discípulos de Sein no pueden vivir en esta isla. — Dice el concejal Pregona.
— Lo sé, me iré luego de entregar el mensaje. — Responde el cambia formas
— Si intentas algo para lastimar a la princesa voy a asesinarte. Lo sabes ¿Cierto?
— El gran maestro Sein no quiere dañar a la princesa, simplemente busca el diálogo pacífico.
— Alteza, no se acerque más. — Ordena Atticus cuando Ayleen entra a la sala de tronos.
— ¿Qué pasa? — Pregunta un poco confusa. — ¿Quién es el mensajero?
— Alteza, él es Pterion, el mensajero de Gilbert Sein, él es quien comanda a los agentes de la noche. — Aclara el concejal.
— Es un placer conocerla finalmente alteza. — Hace una reverencia.
En ese momento el cambia formas toma la apariencia de Gilbert Sein.
— ¿Qué está pasando? — Pregunta Ayleen un tanto confundida.
— Tranquila, Pterion es un cambia formas, no es el verdadero Sein.
— El gran maestro pensó que ésta sería una mejor forma de transmitir su mensaje, un poco más íntimo.
— Es muy extraño, pero dime ya ¿Cuál es el mensaje?
Los ojos del cambia formas se vuelven amarillos completamente, está en una especie de transe, Shawn se para frente a Ayleen para protegerla, no está seguro de lo que sucede así que forma un escudo frente a ella, Leith toma su varita, se prepara por si hay necesidad de atacar al cambia formas.
— Esto no era parte del trato, dije sin trucos. — Dice el concejal tomando una postura un tanto defensiva con su varita.
— Tranquilos caballeros — Dice el cambia formas con otra voz. — Solo es un inofensivo hechizo de comunicación, no hay de que temer.
— ¿Sein? Ya acaba con esto ¿Qué es lo que quieres?
— Hablar con Ayleen ¿No es evidente?
— Hazlo ya, antes de que decida deshacerme de tu mensajero. — Amenaza Atticus.
— ¿Por qué no te acercas un poco más Ayleen? ¿A caso tienes miedo?
— ¿Miedo de ti? ¿De alguien que debe enviar un mensajero en vez de venir aquí el mismo? No.
— Me temo que no puedo pisar la isla debido al exilio de mi familia.
El cambia formas da un par de pasos para acercarse a Ayleen, Leith tira una pequeña bola de energía a sus pies como advertencia.
— Tranquilo joven mago, no dañaré a la princesa, esta visita es pacífica.
Ayleen camina unos pasos para acercarse al cambia formas, pero se detiene al acercarse al escudo que creó Shawn.
— Está bien Shawn, puedes quitarlo.
— Es peligroso. — Dice Shawn. — Podría hacerte daño.
— Sé que no intentará nada, me necesita con vida para realizar sus planes — Sonríe.
Shawn quita el escudo al comprender que ella tiene razón, Ayleen continúa su camino hasta estar frente a frente con el cambia formas.
— He estado investigando a su familia, y creo saber lo suficiente como para saber lo que quiere pedirme, la respuesta es no. No voy a ayudarlo.
— No esperaría menos. — Sonríe maliciosamente. — He escuchado mucho sobre ti Ayleen, por lo que me han dicho eres muy hábil y poderosa, pero terca. Lo único que quiero pedirte es que me devuelvas los poderes que tú familia me robó, quiero lo que me pertenece.
— Me temo que no puedo ayudarle en eso, un hechizo tan poderoso como el que hizo Lucy no puede revertirse y aunque pudiera hacerse, jamás le ayudaría. Sé lo que planea y no voy a permitir que les haga daño a los humanos, por si no recuerda yo provengo de allí, así que mientras viva no podrá dañarlos, ni a los mortales ni a las criaturas que habitan esta isla.
— ¿Qué hay con las criaturas que están en el mundo exterior siendo cazadas o explotadas por los humanos? ¿No hará nada por ellas?
— Para eso fue creado el protectorado, ellos rescatan a esas criaturas.
— ¿Sabe cuántas criaturas necesitan ser salvadas de los humanos? Miles y ellos se limitan a rescatar a las criaturas que piensan que les serán de más utilidad, a las demás las dejan a su suerte.
— ¿Eso es cierto? — Pregunta anonadada mirando a Atticus sin poder creerlo.
— Sí, pero tenemos una razón válida para hacerlo. — Replica Atticus.
— Ilústreme por favor señor Black, de verdad no comprendo porque abandonan a esas criaturas.
— Nos estamos quedando sin espacio en la isla, desde que su familia se fue no se ha podido expandir la isla, esa es una tarea que solo un McHall puede realizar, el ultimo que lo hizo fue el rey Waid. Es por eso que no nos podemos dar el lujo de traer a esas miles de criaturas aquí, no nos daríamos abasto con los recursos que tenemos y el espacio.
— ¿Hay algo más que deba saber? — Pregunta Ayleen al aire para que cualquiera en la habitación pueda responder.
— Vamos concejal, la princesa hizo una pregunta ¿Hay algo que deba decirle? Si no quiere revelar los sucios secretos puedo hacerlo yo.
— ¿Cuáles secretos?
— Cuéntele como el concejo de magia llegó al poder cuando el rey Keanu se fue de la isla, dígale como lograron que todos obedecieran sus reglas, también puede decirle como murió el rey Keanu.
— ¿De qué está hablando? — Pregunta Ayleen sumamente confundida.
— Solve fasciculos spell.
El concejal hechiza al cambia formas, este regresa a su forma original antes de desvanecerse.
— Llévenlo al barco, el castigo por traición es el exilio.
El concejal se lo ordena a los guardias reales, estos de inmediato lo sacan de allí. El concejal mira a Atticus, quien parece muy tranquilo, luego de pensar un poco mira a Ayleen.
— Podemos hablar en privado en un mejor momento — Sugiere.
— No, hablemos aquí y ahora ¿Puede explicarme que fue todo eso?
— Sein quiere provocar que ya no confíe en nosotros, no lo deje ganar.
— Si quiere mi confianza comience a hablar.
— ¿Qué quiere saber?
— ¿Cómo murió el rey Keanu?
— Trey Pregona lo asesinó. — Dice sin poder hacer contacto visual con nadie en la habitación. — Es el secreto mejor guardado en mi familia, porque nos avergüenza.
— ¿Él asesinó al rey? — Pregunta Atticus abriendo ambos ojos como platos. — ¿Cómo lo asesinó?
— Trey Pregona encontró al rey unos años después, le insistió que volviera a la isla porque había una guerra por el poder, el rey se negó a hacerlo, comenzaron una discusión, luego una pelea, finalmente por accidente Trey lanzó un hechizo mortal, el corazón del rey se paró y no volvió a latir jamás, Lucy nunca supo que fue él, sino estoy seguro de que lo habría matado o al menos hubiera hecho un maleficio.
— Eso es horrible — Dice Ayleen anonadada. — ¿Por qué nunca dijeron nada?
— Jamás se lo dijo a nadie, solo a su esposa, pero al pasar sus memorias a su hijo él lo supo eventualmente, así pasa de generación en generación, nadie se atrevió a decir nada por las consecuencias que pudo traer para nosotros, consecuencias tales como el destierro, entendería si quisieran que renuncie a mi puesto en el concejo y que mi familia sea desterrada.
— Eso pasó hace mucho, no es su culpa. Las acciones de un hombre no definen el futuro de su familia. No será desterrado por lo que hizo su antepasado.
— Quiero ver esos recuerdos ahora. — Dice Atticus muy molesto.
— Luego pueden discutir lo que quieran. — Interrumpe Ayleen. — Ahora quiero saber a qué se refiere con que tomaron el poder a la fuerza.
— Hubo una guerra que duró diez años, el concejo de magia de ese entonces decidió que ya era suficiente sangre derramada así que, hicieron un hechizo para que todas las criaturas se rindieran ante ellos, así ellos tendrían el poder absoluto.
— ¿Así es como lograron que obedecieran sus reglas?
— No, es contra nuestras leyes el controlar las acciones de otra criatura, quebrantaron la ley con el hechizo para que se rindieran, así que usaron otros medios para hacer que obedecieran.
— ¿Por qué suena todo esto a que algo malo pasó?
— Hay criaturas que no pueden ser afectadas por la magia, así que usaron el miedo para poder controlarlas. La guardia real se encargó de imponer orden sobre todo el reino, quien no quisiera obedecer órdenes o quebrantara la ley era ejecutado para poner el ejemplo.
— ¿Aún lo hacen? — Pregunta Ayleen con mucha preocupación.
— No exactamente.
— ¿A qué se refiere con eso? ¿Qué es lo que hacen?
— A los que no obedecen ordenes o quebrantan nuestras leyes los enviamos a un Vortex.
— ¿Qué es eso?
— La peor prisión que pueda imaginar. — Responde Atticus. — Al entrar allí comienza a caer, el vortex es infinito por lo que cae por el resto de su sentencia, también le hace alucinar con sus peores miedos.
— Eso se llama tortura y en cualquier lugar es ilegal. — Dice Ayleen muy molesta. — ¿Cómo es posible que hagan eso?
— Esta isla se ha innovado con tecnología, ha avanzado mucho más que la de los humanos, somos una civilización avanzada, sin embargo, algunos insisten en conservar tradiciones medievales. — Atticus ve al concejal como si quisiera matarlo. — ¿No es así?
— Quiero que saquen de allí a todos sus prisioneros, hagan una prisión de máxima seguridad donde ninguna criatura pueda usar ningún tipo de poder mágico, si quieren hacerlo en una realidad alternativa o en otro plano distinto al que vivimos por mí está bien, así ninguno podrá escapar, lo único que pido es que no haya ningún tipo de torturas, toda criatura tiene derechos y vamos a respetarlos.
— Alteza eso es difícil de hacer, llevaría mucho tiempo y esfuerzo. — Dice el concejal.
— Bueno, debería comenzar ahora si quiere terminar pronto.
— Antes de tomar una decisión así tengo que consultarlo con el concejo.
— El concejo era la máxima autoridad antes de que llegáramos aquí, ahora mi padre es el rey, estoy segura de que él respaldará mi decisión, si el concejo tiene alguna objeción puede hacérmelo saber, podemos armar una mesa de diálogo para discutir sus inquietudes, pero no me van a hacer cambiar de parecer. Quiero esa prisión y la quiero ahora, sino le haré saber al pueblo como murió el rey Keanu.
— ¿Es una amenaza?
— Tómelo como guste, solo haga lo que digo, tiene un mes para hacerlo.
Ayleen sale de allí sin escuchar la respuesta del concejal Pregona. Shawn y Leith quienes solo se limitaron a escuchar todo ese tiempo caminan justo detrás de ella.
— Alteza.
Atticus logra alcanzar a Ayleen antes de que se marche.
— ¿Qué pasa señor Black?
— Alteza, quiero su permiso para indagar en los archivos secretos del concejo de magia, quiero investigar si hay alguna otra anomalía que estén ocultando.
Ayleen mira a los ojos al señor Black, intenta saber si dice la verdad, aunque no está muy segura ella también tiene curiosidad.
— Manténgame informada sobre cualquier cosa que encuentre.
— Así lo haré. — Antes de irse vuelve a girarse para decir algo más. — Señor Black ¿Qué sabe usted sobre el hechizo para expandir la isla?
— Nadie lo conoce, seguramente puede encontrarlo en la biblioteca del pasadizo secreto, allí se resguardó todo lo importante ¿Por qué no la ayudan? — Se dirige a Shawn y Leith.
— Sí papá, vamos a ayudarle.
Atticus se transporta fuera de allí, Shawn y Leith guían a Ayleen a una de las entradas al pasadizo secreto, ya adentro van a la biblioteca escondida, Ayleen se sienta en una de las sillas, con un fuerte suspiro libera la tensión, se queda un momento en silencio analizando todo lo que ocurrió, nunca imaginó que esta isla tuviese tanto que esconder, pero así es.
— ¿Todo bien? — Pregunta Leith.
— ¿Alguno de ustedes sabía algo de eso?
— Sí. — Responde de inmediato Shawn. — Lo del vortex, también lo de las criaturas que rescatamos.
— Yo también lo sabía, siempre pensé que era injusto no poder rescatar a todos, pero es cierto que nos estamos quedando sin espacio y recursos para mantener a todos.
— Quiero encontrar ese hechizo y luego salvar a cada criatura mágica que aún esté allá afuera ¿Van a ayudarme?
— En cada paso. — Dice Leith.
— Absolutamente. — Dice Shawn.
— Entonces vamos a encontrar ese hechizo, cada uno busque en una estantería.
Luego de una exhaustiva búsqueda libro por libro han encontrado solamente tres libros que no pueden abrirse, estos necesitan una especie de llave, cada uno encontró uno de esos libros en la estantería en la que revisaban. El libro que encontró Ayleen brilló cuando lo tocó, ese brillo reveló el nombre del rey Gerab.
— Ahora que recuerdo, el diario del rey Blare McHall está en una de las gavetas del escritorio. — Dice Shawn mientras abre la primer gaveta. — Debe estar aquí.
— Buscaré de este lado. — Dice Leith abriendo la gaveta del lado izquierdo del escritorio. — Aquí está.
— Pongan los libros sobre el escritorio, quiero saber que son los otros dos libros.
Luego de ponerlos sobre aquel escritorio Ayleen revisa los libros uno a uno, cada uno de ellos al ser tocado por ella brilla con el nombre del dueño, todos esos libros son diarios que pertenecían a cada uno de los reyes que tuvo la isla.
— Este es el de Blare. — Ayleen lo pone de primero. ¿Quién era el segundo rey?
— Caleb McHall. — Responde Leith.
— Ese diario no está. — Dice revisando nuevamente cada libro.
— ¿En qué orden van los demás reyes?
— Gerab, luego Waid y el último Keanu.
— Bueno, así es como van ¿Alguien sabe dónde está el diario del rey Caleb?
— No, de hecho, solo sabíamos de la existencia del diario del rey Blare. — Dice Shawn mirando con atención los cuatro diarios.
— Supongo entonces que no saben cómo abrirlos.
— No, ni idea.
— Alguien tuvo que traer los libros aquí ¿No? Alguno de sus padres podría saberlo.
— Estoy seguro de que si lo supieran ya nos lo habrían dicho, quizás uno de los reyes fue quien los puso aquí, deben ser importantes si lo mantuvieron en secreto.
— También deben serlo si necesitas una llave para abrirlos ¿Creen que allí podamos encontrar ese hechizo? — Pregunta Leith.
— Quizás. — Dice Shawn un tanto pensativo.
— ¿Podrían guardar el secreto de los diarios? No quiero que nadie además de nosotros tres lo sepa, por alguna razón están ocultos.
— Guardaremos el secreto, no te preocupes.
— También te ayudaremos a encontrar la forma de abrirlos. — Dice Shawn.
— Gracias ¿Alguno de ustedes tiene un celular?
— Claro que si, en que siglo crees que vivimos. — Dice Leith desbloqueando su celular. — ¿Qué necesitas?
— ¿Podrías tomar una fotografía de cada libro?
— Seguro.
— Puedo conseguirte un celular si quieres. — Propone Shawn. — En el protectorado hay algunos de sobra.
— Gracias Shawn. — Sonríe. — Eso me sería de mucha ayuda.
— Object deferatur hic.
Una caja de celular aparece en la mano de Shawn, lo saca de su caja para ponerle el chip que viene junto a este.
— Este es un teléfono satelital, puedes usarlo donde quiera que estés, tiene plan de llamadas e internet ilimitados. Voy a agregar mi número de una vez.
— Agrega el mío también. — Dice Leith tomando la última fotografía. — Instala WhatsApp de una vez.
— ¿También usan WhatsApp?
— Obviamente ¿Quién no usa WhatsApp estos días? Aun crees que vivimos en la era de las cavernas ¿O qué?
— No, lo siento. No fue mi intención ofenderlos.
— Ya deja de molestarla. — Lo regaña Shawn.
— Está bien, de hecho, no usamos el WhatsApp habitual — Se ríe. — Nuestra aplicación se llama Magic WhatsApp, es solo para las criaturas mágicas.
— Aquí tienes, ya está instalado.
— Voy a escribirles para que guarden mi número.
Luego de escribirles individualmente, Leith le envía las fotografías. Al salir de los pasadizos se dan cuenta que ya es de noche, luego de cenar Shawn deja a Ayleen en su habitación antes de marcharse. Después de ponerse su pijama Ayleen abre la gaveta donde tiene los objetos mágicos, toma el anillo de la verdad, piensa en que puede poner una de las perlas contra la magia oscura en un anillo, así será más fácil de llevar que en su bolsillo. Mientras observa el anillo se da cuenta de que ha visto la forma de esa piedra en algún lugar, lleva el anillo a su cama para seguir pensando, quizás lo vio en un libro de objetos mágicos. ¡No! Lo vio en uno de los diarios, esta podría ser la llave de uno de ellos. Busca las imágenes en su celular, luego de comparar la forma de la piedra con los diarios encuentra al diario al que pertenece, es el diario del rey Waid.
— Ostendit viam.
La puerta del pasadizo secreto se abre, al entrar recuerda vagamente a donde debe ir para encontrar la biblioteca, sobre el escritorio aún están los cuatro libros, el tercero es el del rey Waid, coloca el anillo sobre el espacio que corresponde, espera unos segundos, pero no sucede nada.
— Quizás debo girarlo, es una llave después de todo.
Al girar el anillo hacia la izquierda el libro se abre, ante esta situación el corazón de Ayleen late rápidamente, antes de ver lo que hay dentro se sienta en una de las sillas, al abrir el libro en la primera página se encuentra con un alfiler y la inscripción "Solo con la sangre de un McHall puedes encontrar lo que buscas"
— No pretenden que me pinche el dedo con este alfiler de dudosa procedencia ¿Cierto?
Al revisar el resto del libro se da cuenta de que está totalmente en blanco, salvo por la inscripción del inicio.
— Bueno, creo que no hay de otra.
Toma aquel alfiler con su mano derecha, pincha uno de sus dedos con este, al hacerlo no siente dolor, una gota de sangre cae sobre el diario, este la absorbe revelando así poco a poco el contenido del diario.
Te preguntarás porque todos los diarios tienen llave, la respuesta es simple, el contenido de estos es sumamente importante y nadie más que nuestra familia puede tener acceso a esta información, ahora tú eres responsable de resguardar nuestros secretos, el mundo mágico depende de ti, no nos decepciones.
Existen tres diarios más, además de este. El contenido de cada uno es la ubicación de uno de los objetos mágicos y las instrucciones de cómo obtenerlos, adicional a esto cada diario contiene hechos importantes de cada uno de los escritores de los diarios, quizás sean de ayuda en algún momento de tu vida, habrá un diario en especial al que debes prestarle mucha atención, pues tiene los hechizos que son de importancia para la isla. Cada diario necesita de una llave para abrirse, he escondido cada llave en un lugar distinto por seguridad, la ubicación de la primera llave podrás encontrarla al final de este diario.
Usa los objetos mágicos solo si es realmente necesario, al colectarlos es tu deber mantenerlos a salvo, estos no pueden caer en manos equivocadas por que podrían ser usados para propósitos malignos, al terminar de usarlos tienes que esconderlos de nuevo, luego escribe la ubicación de cada uno de los objetos en los diarios, también la ubicación de las llaves para abrir los diarios, tal y como lo hice cuando los necesité.
Buena suerte.
Al terminar de leer esa página continua con las demás, en estas está escrita las cosas que hizo durante su reinado, desde como reformó las leyes de inclusión hasta la renovación del castillo y los pasadizos secretos, él fue quien hizo aquel laberinto en el jardín, también el último que se dio la tarea de expandir la isla para que pudieran traer a más criaturas, aunque no especifica los hechizos que utilizó. Ayleen mientras lee estas historias se queda profundamente dormida al tratar de descansar por un minuto antes de continuar leyendo, mientras duerme el texto del libro desaparece.
— Ayleen, despierta. — Dice Shawn moviéndola por el hombro.
Ella se sobresalta al asustarse, casi se cae de la silla, Shawn logra ayudarle a tiempo para que no se caiga.
— ¿Qué haces aquí? Debe ser muy tarde. — Frota sus ojos mientras bosteza.
— ¿Tarde? Son las diez de la mañana. Hemos estado buscándote desde las nueve, no desaparezcas sin decirle a nadie.
— Lamento haberlos hecho buscarme.
— Ahora tienes un celular, podrías haber avisado que estarías aquí.
— Lo sé, lo siento, es solo que encontré la llave del diario del rey Waid y moría por saber que había dentro.
— ¿De verdad? ¿Encontraste el hechizo?
— No, pero aquí dice la primera ubicación de una de las llaves de los diarios.
— ¿Dónde está?
— No lo sé, me quedé dormida antes de llegar a esa parte.
Shawn toma el libro de la mesa para poder ver su contenido, al ver el libro está completamente en blanco.
— Aquí no hay nada Ayleen.
— ¿De verdad tengo que hacer esto cada vez que quiero leerlo? — Se pregunta a sí misma sumamente disgustada. — Dámelo.
Se pincha un dedo para volver a develar el contenido del diario, luego de que aparece de nuevo la información le da el diario a Shawn.
— Ayleen, sigo sin poder ver nada ¿Estás segura de que no lo soñaste?
— ¿Cómo es que no puedes ver esto? A ver, aquí en la última hoja dice la ubicación. — Señala con su dedo mientras lee. — La primer llave se encuentra en territorio de las sirenas, en el lado sur de la isla, el punto de referencia desde donde debes comenzar es en la palmera con más cocos, la llave está a 50 metros de allí en el agua, debajo de una piedra marcada con una equis azul.
— Seguramente está hechizado para que solo tú puedas leerlo. ¿Cuándo quieres ir por esa llave?
— Ahora mismo.
— ¿Ahora? Está bien, antes creo que querrás cambiarte.
— Sí, creo que si ¿Me ayudas?
— Mutatio vestimentum. Allí tienes ¿Nos vamos?
— ¿Leith no vendrá con nosotros?
— No, de hecho, decidimos que nos turnaremos los días para cuidarte, hoy es mi turno.
— Bien, entonces vayámonos.
— Alibi deferatur.
Ambos se transportan hacia la playa del lado sur de la isla, es una muy hermosa y limpia playa, el agua es cristalina, desde donde están parados pueden ver algunos bancos de peces y una que otra sirena.
— Ya regreso. — Dice Shawn. — Es una equis azul ¿No?
— Yo también voy contigo.
— No, ni lo pienses. Las sirenas odian a las mujeres, en especial a las hermosas, si entras a su territorio van a atacarte. Yo iré por la llave.
— ¿A ti no van a hacerte daño?
— Podrían intentar seducirme con su canto y ahogarme, pero no creo que lo hagan, estaré bien.
— Si no vuelves en dos minutos iré por ti.
— Si no regreso ve por mi padre o Leith, pero no te metas en el agua, no es seguro.
Ayleen simplemente asiente, ya establecido lo que van a hacer Shawn se quita los zapatos, sus calcetines y la camisa antes de meterse al agua, ella lo observa desde la orilla mientras el nada desde aquella palmera hasta lo que él cree que son cincuenta metros, al llegar allí comienza a bucear buscando aquella equis azul en una piedra, cuando se queda sin oxígeno vuelve a la superficie para tomar más aire.
— La encontré, iré por ella. — Grita para que Ayleen lo escuche.
Luego de decir esto desaparece entre las olas, ella en ningún momento vio que tomara aire antes de volver a hundirse así que, comienza a preocuparse ¿Le habrá sucedido algo? Le da muchas vueltas al asunto antes de meterse por impulso al agua, en la escuela estuvo en el equipo de natación así que sabe nadar muy bien, al llegar al punto donde desapareció se hunde para buscarlo, bucea hasta llegar al fondo, allí ve a Shawn, dos sirenas lo sostienen para que no pueda salir a la superficie, Ayleen nada lo más rápido que puede hasta ellos, al verla las sirenas muestran sus afilados dientes, una de ellas suelta a Shawn para ir tras Ayleen, ella por instinto provoca que una corriente de agua golpee a la sirena, al mismo tiempo que se la lleva lejos de allí, un par de sirenas se unen a la pelea, toman a Ayleen por sorpresa la sujetan por los brazos para que no pueda moverse, al sentir que ya no puede respirar sus ojos cambian de color, el mar comienza a separarse formando un círculo alrededor de ellos dejándolos así respirar, las sirenas cambian su cola por piernas para adaptarse al nuevo ambiente. Los ojos de Shawn se tornan rojos, sus colmillos crecen dejando salir su lado vampiro, al dejar fluir ese lado suyo es más fuerte y veloz, toma a la sirena que aun lo tiene aprendido para tirarla hacia el agua con tal fuerza que llega casi a un kilómetro de donde están, dos sirenas más llegan para intentar matarlo, mientras que una de las sirenas que tiene a Ayleen saca una daga hecha de coral, se la pone en el pecho mientras muestra sus filosos dientes como amenaza.
— ¿Cómo te atreves a invadir nuestras tierras?
— Soy Ayleen McHall, técnicamente esta parte de la isla también me pertenece. — Dice sin dejarse intimidar.
— No me interesa quien seas, las sirenas no seguirán a una impura. Nos haría un favor a todos matándote ahora.
— Quiero ver que lo intentes. — Dice con una mirada penetrante que le causa un tanto de temor a la sirena.
Shawn toma por sorpresa a la sirena con la daga, le rompe el brazo antes de tirarla al agua, las otras sirenas se apartan de él al notar la sangre en su boca, intentan correr al agua, pero Shawn les bloquea el paso, es más rápido que ellas, una de las sirenas saca otra daga, intenta apuñalarlo en vano, Shawn toma su brazo con tal fuerza que hace que le clave el cuchillo a la otra sirena en el pecho, luego clava sus colmillos en el cuello de la sirena, bebe un poco de su sangre para finalmente devolverla al mar, las sirenas que están observándolos desde el agua lo miran aterrorizadas, ninguna se atreve a hacerle frente, Shawn se gira para ver a Ayleen quien también lo ve aterrada, cuando ve el temor en sus ojos entra en sí, retorna a su forma humana, camina hacia donde está la piedra marcada con la equis azul, al levantarla se lleva la sorpresa de que no está aquella llave.
— Tonta princesa. — Dice una sirena desde el agua. — El rey Keanu vino por esa llave hace mucho tiempo, nosotras ya no resguardamos nada de los reyes, antes de invadir nuestro territorio pudo preguntarnos.
— Ya vámonos. — Dice Shawn tomando a Ayleen por el brazo. — Perdonen la intromisión. Alibi deferatur.
Ambos se transportan de nuevo al castillo, aun recuperando el aliento por lo que pasó.
— ¿Qué fue todo eso? - Pregunta aun un poco asustada.
Shawn cambia su ropa antes de contestar, con la manga de su camisa limpia la sangre en su boca.
— Jamás vuelvas a ponerte en peligro por mí. — Dice Shawn muy molesto ignorando la pregunta de Ayleen.
— Salvé tu vida ¿Y así es como agradeces?
— ¿Salvar mi vida? Casi te matan esas sirenas, tuve que rescatarte. Te dije claramente que no fueras por mí, debiste hacer lo que te dije.
— Esas sirenas iban a ahogarte, de no haber hecho lo que hice estarías muerto.
— Yo debo protegerte a ti, no al revés. La siguiente vez déjame manejar la situación, si muero no importa, pero si tu mueres todo en esta isla se verá afectado.
— ¡Ya deja de regañarme! Odio que todo el tiempo estén diciéndome que hacer, odio que no confíen en que puedo hacer cosas por mí misma, detesto que me vigilen a todas horas, me siento como una prisionera. ¿Por qué no me crees capaz de defenderme sola? Tú me enseñaste hechizos de defensa, sabes perfectamente que puedo hacerlo.
— No estás lista, tienes mucho que aprender todavía, no lo sabes, pero para cualquiera matarte sería muy fácil, incluso un Ent podría hacerlo y ellos son seres pacíficos. Cualquier hechizo que creas saber es inútil contra cualquier cosa.
— ¿Me estás llamando inútil? — Pregunta Ayleen con evidente decepción reflejado en su rostro.
Shawn se queda en silencio, sabe que acaba de herir sus sentimientos, Ayleen camina hacia una de las salidas del pasadizo secreto.
— Si te hubiese pasado algo nunca me lo habría perdonado. — Dice finalmente antes de que ella se vaya. — Sé que puedes protegerte sola, pero no quiero que te pase nada malo.
— ¿Por qué me sobre proteges? No he visto que los guardias de mi padre lo protejan de ese modo.
— Porque yo... yo— Reconsidera lo que va a decir, así que tartamudea un segundo mientras piensa en otra cosa. — Mi familia hizo un juramento, debo cuidarte con mi vida.
— Ya no quiero que cuides de mí, no te necesito. Dile a tu tío que quiero que solamente Leith sea mi guardia.
— ¿Por qué? - Pregunta sumamente sorprendido.
— No me fío de que un vampiro me cuide, eso es todo. — Dice evasiva.
Ayleen no piensa eso realmente, pero él la lastimó primero así que, ella también debe lastimarlo para sentirse mejor. Sin esperar respuesta o decir algo más de lo que se arrepienta sale de aquel pasadizo, vuelve a su habitación dándole vueltas a esa conversación, piensa una y otra vez en las cosas hirientes que se dijeron, al cabo de un rato se queda dormida, no sin antes hacer aquel ritual contra la magia negra.
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