Capítulo 5
Luego de almorzar van a la sala para mirar algo de television, para su sorpresa es el mismo cable que tenían en casa, debe estar hechizado o algo parecido, no puede ser coincidencia.
El timbre de la puerta principal suena, la señora Black abre la puerta, del otro lado está Noah, son casi las tres, ya deben ir a ver a Barry.
— Pasa, no te quedes alli. La princesa está en la sala con su familia.
— Gracias señora Black.
Noah se dirige a la sala, al entrar decide anunciarse.
— Buenas tardes majestades, vine para llevar a Ayleen a su clase.
— Noah ¿Cierto? - Pregunta Marie.
— Si, soy Noah Pibet, hijo del concejal Pibet. Es un placer conocerlo al fin majestad. — Se dirige a Clive.
— El placer es mio. — Estrecha su mano.
— El es mi hermano, Dustyn. — Dice Ayleen.
— Es un gusto conocerte. — Sonríe.
Dustyn le ofrece una sonrisa para luego continuar viendo su programa de televisión.
— Lo siento, el no habla demasiado. — Se escusa Ayleen. — ¿Nos vamos?
— Si, vamos al patio trasero, es mas rápido llegar por allí.
Noah guía a Ayleen hasta la casa de Barry, está a un kilómetro del castillo, él vive en una pequeña y acogedora cueva.
— ¿Ya te informaron de la feria que habrá el fin de semana? - Pregunta Ayleen.
— Sí, mi padre lo mencionó.
—¿Habrá juegos?
— Sí, claro que hay juegos. Tiro al blanco, atrapa al duende, casería del tesoro del gnomo.
— ¿Atrapa al duende?
— Literalmente debes atrapar a un duende en un enorme corral con varios obstáculos, los duendes son muy escurridizos. ¿Ya sabes quién va a acompañarte?
— Eres la segunda persona que pregunta eso. — Dice un poco incómoda.
— Entonces ya tienes pareja. — Dice algo decepcionado.
— No, Shawn solo preguntó si ya tengo alguien con quien ir, no preguntó si quiero ir con él.
— ¿Entonces no tienes pareja?
— No.
— Bueno, en ese caso ¿Podrías pensar en mí como una opción de pareja para ir a la feria?
— Lo pensaré. — Sonríe.
— Estupendo. — Le devuelve la sonrisa. — Ya llegamos.
— Gracias por traerme
— Vuelvo por ti en una hora.
— Yo puedo volver sola, gracias.
— ¿Segura?
— Completamente.
Noah antes de irse hace una pequeña fogata.
— Siéntate. — Ayleen escucha a Barry en su cabeza. — Cierra los ojos
— ¿Dónde estás? — Mira a su alrededor.
— Siéntate y cierra los ojos. — Repite.
Ella obedece, aunque dudando un poco ya que no ha visto a Barry en el tiempo que lleva allí.
— Quiero que pienses en todo lo que te hace enfadar. Sí, piensa en todas esas cosas malas que te han pasado ¿Puedes decir en voz alta alguna?
— Estoy enojada conmigo misma, por todo lo que está pasando, por tener que huir y esconderme, por arrastrar a toda mi familia hasta aquí, por no poder comprender nada de lo que pasa.
— ¿Y por qué reprimes ese sentimiento? Veo en tu corazón que tiendes a acumular ese sentimiento, no debes temerle, es más, debes abrazar ese sentimiento y dejarte llevar por él, como lo harías con cualquier otro sentimiento u emoción.
— ¿Cómo haría eso sin dañar a los demás? Cada vez que lo expreso lastimo a alguien.
— Exprésalo en pequeñas cantidades. Siempre que lo acumulas explotas en ira y lastimas a los que amas ¿No es así?
— Si, así es. ¿Qué es lo que propones entonces?
— Siempre que estés molesta expresa lo que sientes en el momento en que lo sientas. ¿Por qué sientes temor a expresar tu enojo?
— Ya lo sabes, tengo miedo a lastimar a alguien.
— No estas escuchando princesa. Abre tu mente, respira profundamente, luego exhala. Siento que tus emociones están a punto de estallar.
— ¿Cómo lo sabes?
— Los unicornios sentimos esas cosas, miedo, felicidad, tristeza, ira, también sentimos el amor y el odio.
— ¿Qué es lo que sientes en mí?
— Principalmente, temor, tienes miedo de ti misma, también puedo ver que reprimes demasiada ira. Tus otros sentimientos y emociones se ven opacados por este.
— ¿Por eso dices que debo expresar la ira? pero ¿Cómo?
— Cada vez que te sientas molesta por algo quiero que se lo digas a alguien, libera tu carga emocional con alguien en quien confíes.
— Creo que puedo hacer eso.
— No es necesario que vengas aquí todos los días, ven solamente los martes y viernes a esta hora, también puedes venir cuando sientas que lo necesitas. Quiero que pruebes meditar al menos quince minutos al día.
— ¿Eso es todo?
— Sí, estas lista, ya puedes irte.
Ayleen abre los ojos, ve solamente humo saliendo de lo que fue una fogata, al mirar a su alrededor no ve a nadie, está completamente sola.
Se queda sentada en el suelo un momento analizando lo que Barry le dijo, debe dejar fluir su ira poco a poco. Se pone de pie, decide caminar por el bosque un rato, quiere despejar su mente, no puede seguirse engañando, aún está molesta con Shawn por lo que dijo sobre ella, pero no puede dejar de pensar en que él es la persona ideal para desahogarse.
Visualiza su habitación, el centro donde no hay nada que pueda dañarse o dañarla para ser más precisos, quiere transportarse allí, pero ¿A quién engaña? Es mejor transportarse al jardín donde tiene más espacio para aparecer.
— Alibi deferatur.
Ayleen cierra los ojos, los abre segundos después cuando ya está segura de que está tendida en el suelo del jardín.
— Es un progreso. — Se alienta a sí misma.
La señora Black quien está cortando algunas hiervas y flores nota la presencia de Ayleen.
— Está progresando mucho alteza.
— Eso creo, aunque no puedo evitar caer cada vez que me transporto.
— Eso me recuerda a Shawn, cuando estaba aprendiendo en la escuela intentaba transportarse a casa en vez de caminar, se caía todo el tiempo — Se ríe. — Una vez incluso empujó a su padre al aparecer en el jardín, y esa vez que calló entre aquellos rosales, tuve que quitarle las doce espinas que se clavaron en su piel.
Ayleen ríe con la señora Black, ahora se siente un tanto mejor es bueno saber que no es la única que comete errores.
— ¿Para qué son todas estas raíces, hiervas y flores?
— Hago medicinas para venderlas en el mercado.
— Deben ser difíciles de hacer.
— No, para nada, si gusta puedo mostrarle como hacer la pasta que usé para curar sus raspones.
— Me encantaría aprender, pero quizás mañana, antes debo hablar con Shawn ¿Lo ha visto por aquí?
— Sí, se fue a casa.
— Oh, bueno... Esperaré hasta mañana entonces.
— Alteza, nuestra casa de hecho le pertenece, así que puede ir a buscarlo cuando desee.
— Señora Black, su casa es suya y de nadie más, me aseguraré de que esté por escrito, creo que puedo hacer eso ¿O no?
— Claro que puede hacerlo alteza. — Sus ojos se llenan de brillo. — Es usted muy generosa, intentamos por mucho tiempo comprarla, pero el concejal Pibet nunca nos lo permitió.
— Entonces por ahora mantengámoslo en secreto, cuando mi padre sea coronado rey me aseguraré de que les obsequie esas tierras por su lealtad con mi familia.
— Muchas gracias. — Hace una reverencia. — Si quiere ver a Shawn, siga ese sendero, al final está nuestra casa.
— Gracias. — Sonríe.
Ayleen camina por aquel sendero, el cual no es tan largo, a unos cuantos metros ve una cabaña de dos pisos, afuera esta Shawn sin camisa, cortando madera con un hacha, Ayleen se asombra por su marcado abdomen y su musculatura, al verlo más detenidamente nota que está sudando, y sus mejillas están rosadas por el esfuerzo, se pregunta también porque no usa su magia ¿No será eso más fácil?
Continúa caminando hasta llegar al campo visual de Shawn, este al notarla deja de cortar madera, pone el hacha en un tronco, luego limpia el sudor en su frente con su camisa que estaba tirada en el pasto.
— ¿Cómo te fue con Barry?
— Muy bien de hecho.
— Eso es genial. — Intenta recuperar el aliento. — No quiero sonar grosero, pero ¿Qué haces aquí?
— Estaba buscándote, quiero pedirte algo.
— ¿A mí? ¿Qué podría necesitar una princesa de un don nadie como yo?
— Eres sumamente exagerado. — Se ríe. — Barry me dijo que debo desahogarme con alguien, ya sabes para descargar mis emociones, sugirió que lo hiciera con alguien en que confiara y...
— ¿Quieres que yo sea ese alguien? — Interrumpe.
— Sí.
— ¿Confías en mí? A penas nos conocemos.
— Lo sé, pero eres la única persona a parte de mi familia en quien confío en la isla, pensé también en Noah, de hecho, pero es hijo del concejal Pibet, en quien no puedo confiar y puede que le informe a su padre sobre las cosas que comparta con él y bueno... Se supone que eres o serás un guardia de la realeza, o como sea que se llame, el punto es que confío en que me mantendrás a salvo a mí y a mis secretos.
— Será un honor alteza, gracias por la confianza, no voy a defraudarla.
— Prometo que no perderé el control mientras me desahogo.
— Lo sé, de hecho, se me acaba de ocurrir algo.
— ¿Qué cosa?
— El castillo tiene un calabozo, este tiene celdas anti—magia, así que podríamos encerrarte allí antes de que te desahogues así no podrás dañarme.
— Debo admitir que no me gusta la idea de ser encerrada en un calabozo, pero eso te mantendrá a salvo de mí, acepto tu propuesta ¿Crees que podamos hablar ahora?
— Solo un segundo. Mutatio vestumentum. — Shawn chasquea sus dedos, esto provoca que cambie de ropa, ya que estaba sumamente sudado.
— Debes enseñarme a hacer eso.
— Solo piensa en la ropa que quieres usar di: Mutatio vestumentum y chasquea los dedos. Advertencia, inténtalo las primeras veces sola en tu habitación, puede que las primeras veces termines con la ropa puesta al revés o peor, sin ropa.
— Es un buen consejo.
— ¿Vamos? — Le extiende su mano a Ayleen.
— Sí. — Toma su mano.
— Alibi deferatur.
Al aparecer en el calabozo Shawn sostiene con fuerza la mano de Ayleen para ayudarle a mantener el equilibrio, ella le sonríe al ver su intención.
— Gracias.
— No hay de qué. Ahora entra allí.
Él abre una de las celdas con las llaves que encuentra en uno de los muros, ella entra con desconfianza y cierra la reja.
— Te escucho. — Se aleja unos cuantos pasos hacia atrás, recostándose sobre la pared opuesta.
— Aún estoy molesta contigo por lo que dijiste sobre mí, si antes era insegura ahora lo soy más. No te culpo por tenerme miedo, yo a veces también tengo miedo de mí misma, pero no me llames tonta de nuevo, tampoco hables cosas sobre mí a mis espaldas, eso duele.
— Solo te tengo miedo cuando te enfadas y pierdes el control. No cuando usas tu magia, sé que esto es nuevo para ti, acepté ayudarte a usar tu magia, yo conocía los riesgos, de verdad lamento todo lo que dije.
— También estoy molesta por que mi familia tuvo que seguirme hasta aquí, sé que ellos no son felices y que arruiné sus vidas.
— Este lugar tiene mucho que ofrecer, si le dan una oportunidad sé que lo van a amar.
— Estoy molesta también, porque yo tenía una vida allá afuera, tenía amigos, tenía mi hogar, mi carrera universitaria. Luego paso eso con aquella chica...
— ¿La que lastimaste?
— Sí. — Dice cabizbaja.
— ¿Era tu amiga?
— No, ella me molestaba todo el tiempo, me hacía la vida imposible.
— ¿Recuerdas algo de lo que pasó?
— Fragmentos solamente. — Agita su cabeza y cruza los brazos. — Recuerdo que estaba hablando con Aren, mi mejor amigo. Aquella chica pasó junto a mí y derramó su frappé sobre mí, pero no fue allí donde la lastimé, fue ese día más tarde, fui a la cafetería por algo de comer, Aren me encontró allí, cuando tomé la charola con mi comida esa chica me empujó, caí al suelo sobre la comida y se rompió la pulsera antigua de mi bisabuela, Aren me ayudó a levantarme, en ese momento perdí el control, hice levitar a la chica hasta que casi llego al techo de la cafetería, la estaba asfixiando hasta que Aren puso su mano sobre mi hombro y me calmé, luego de eso me desmayé y desperté en el hospital custodiada por un agente, él estaba dormido frente a la camilla, mi padre me sacó de allí, luego llegaron los agentes de la noche, comenzaron a disparar, un mago nos salvó, también llegaron otros hombres lobo, vampiros y creo que un elfo a rescatarnos, luego terminamos en esta isla.
— Esa chica lo merecía, sin duda alguna, yo habría hecho lo mismo.
Ayleen niega con la cabeza.
— Pude haberla matado, así como también pude haberte matado a ti. De verdad lo lamento mucho.
— Cuando pasó eso, noté que tus ojos se ponen completamente negros, también noté que luchas contra esa parte de ti, para no seguir haciendo daño, mi madre cree que por eso te desmayas, por esa agotadora lucha en tu interior.
— Es probable, tiene sentido de hecho. ¿Sabes que más recomendó Barry?
— ¿Romper cosas cuando estés molesta?
— Buena sugerencia, pero no, recomendó meditación. ¿Conoces algún lugar que sea bueno para meditar?
— El único lugar en el que puedo pensar ahora es en el río, es un lugar muy tranquilo y con un paisaje hermoso.
— ¿Está muy lejos?
— No, si te transportas.
— ¿Me llevas?
— Con gusto.
Shawn abre la reja para dejar salir a Ayleen, luego toma su mano para transportarse al río, es un precioso lugar, hay una cascada, lo único que se escucha al rededor son las aves cantando y el agua, Ayleen se acerca al borde, ve unos cuantos peces nadando allí.
— Tienes razón, es muy tranquilo y relajante de hecho. — Se sienta en el suelo.
— ¿Vuelvo por ti más tarde?
— Quédate, por favor. No quiero estar sola.
Shawn se sienta junto a ella, ambos ven el agua recorriendo el río en silencio.
— ¿Cómo llegaron a casa de Barry?
— Caminando.
— ¿Qué te parecen los unicornios ahora?
— No lo sé, no vi a Barry.
— ¿Ah no? — Pregunta intrigado.
— No, nunca se apareció, solo habló conmigo, lo escuché en mi mente.
— Eso es raro.
— Lo sé. — Suspira.
— ¿Noah te esperó o se fue?
— Yo le pedí que se fuera, me transporte al castillo cuando acabo la tutoría.
— ¿Hablaron de algo importante cuando caminaban por el bosque?
— No, pero me preguntó lo mismo que tú sobre la feria, luego me invitó a ir con él.
— Oh. — Dice algo decepcionado. — ¿Que le dijiste?
— Le dije que voy a pensarlo, mañana voy a darle mi respuesta, después de todo ya solo falta un día para la feria.
— ¿Piensas decirle que sí?
— No sé, depende de mis opciones para el baile, por ahora solo tengo la suya.
— Seguramente alguien más te invitará a ir. — Dice evasivo.
— Probablemente ¿Regresamos al castillo?
— Sí.
Al volver al castillo Ayleen va directo a su habitación a gritar con su almohada puesta sobre su cara para que nadie la escuché, luego se recuesta con desgano sobre su cama.
Clive toca la puerta de su hija antes de entrar, al verla se da cuenta de su frustración.
— ¿Ahora que tienes? Pensé que ibas a arreglar las cosas con Shawn.
— Lo hice. — Dice sin levantar su cabeza de la almohada.
— ¿Qué tienes entonces?
— Quiero que Shawn me invite a la feria, pero quizás no está interesado. Noah me invitó y le dije que voy a pensarlo.
— Sobre la feria hija... Hay algo que debo decirte.
— Dime que van a cancelarlo, eso sería una buena noticia.
— Me temo que no es eso.
— ¿Entonces qué es?
— ¿No has salido a tu balcón?
— No ¿Por qué?
Ayleen se levanta de su cama, al asomarse por el balcón nota que hay muchas criaturas afuera del castillo, hay gigantes, gárgolas, elfos, duendes, un golem, un ent, trolls, sátiros y hadas.
— ¿Es una turba furiosa? — Pregunta asustada.
— No, ellos vienen para verte, quieren entregar algunos presentes y conocerte.
— Bueno, no los hagamos esperar más. — Sonríe.
Al salir encuentran a la concejal Baylis, ella sostiene un hermoso vestido.
— Majestad, alteza — Se dirige a ambos. — Espero no ser inoportuna. — Hace una reverencia.
— Para nada concejal ¿Cómo podemos ayudarla? — Pregunta Clive.
— Solo quería darle este pequeño presente a la princesa, creo que sería bueno que lo usara hoy para ver a sus súbditos.
— No creo que... — Intenta objetar.
No la deja terminar de hablar, hace un chasquido con sus dedos y de inmediato Ayleen tiene puesto el vestido, también está peinada y usa una pequeña tiara.
— Usted también alteza, necesita estar más presentable.
Hace otro chasquido, Clive ahora usa un antiguo traje formal.
— Así está mejor. Sonríe ampliamente muy complacida. — Bien síganme.
Ambos se ven el uno al otro como preguntándose que acaba de pasar, ninguno tenía planeado cambiar de ropa para recibir a sus invitados.
— ¿Dónde está mamá?
— Prefirió quedarse con Dustyn en su habitación.
Ayleen asiente y continúa caminando, pronto llegan a un enorme salón, donde hay columnas con flores, cortinas enormes que van desde el techo hasta el suelo, hay también un par de tronos, uno más grande que el otro.
— Princesa, puede sentarse aquí. — Señala el trono pequeño. — Usted su alteza, este será su trono.
Ambos se sientan en los lugares asignados, dos gárgolas abren las puertas para que comiencen a entrar las criaturas.
— Recuerden ser amables y entablar conversaciones cortas, hay demasiadas criaturas esperando verlos, sobre todo a la princesa.
Los presentes van desde gemas preciosas hasta animales de granja, pociones, talismanes y amuletos.
— Majestades. — Saluda un Ent haciendo una reverencia. — Es un placer conocerlos.
— ¿Cuál es su nombre? — Pregunta Ayleen
— Yo soy Heira. Traje esté presente para usted.
Heira le extiende aquel presente, Ayleen lo toma en sus manos, es algo pequeño que está envuelto en un paño celeste, al abrirlo hay una varita, tiene tallados en el mango un ciervo y un ave.
— Esta era la varita del rey Blare McHall, los Ent la cuidamos por más de quinientos años para usted su majestad.
— Pensé que los McHall solo hacían magia de manos.
— No majestad, esta varita es especial, fue fabricada con la rama del árbol más viejo y sabio, con la pluma de un fénix, el aliento de un dragón, las lágrimas de una sirena y el cuerno de un unicornio, es la varita más poderosa de todas.
— Gracias por cuidarla todo este tiempo Heira. Estoy en deuda contigo.
— Nosotros al cuidar de esta varita saldamos la deuda que teníamos con el rey Blare, él nos salvó a todos.
La concejal está a punto de tomar la varita para ponerla con los demás obsequios cuando Ayleen la detiene.
— Yo me quedaré con esto. — Niega con la cabeza. —Espero verte en la feria Heira.
— Allí estaré majestad.
Hace una reverencia antes de retirarse, los siguientes en pasar son una elfo y su hijo, el niño lleva un ramo de rosas en sus pequeñas manos, al estar frente a la princesa se las acerca.
— Gracias, eres muy amable. — Dice con una dulce voz.
— Son del jardín de mi mamá, son sus flores favoritas.
— Son las flores más hermosas que jamás haya visto. — Sonríe. — Las pondré en mi habitación.
Shawn ve a Ayleen desde la puerta lateral del salón, nota que sus ojos brillan con mucha intensidad mientras habla con aquel niño. Shawn sostiene un regalo para Ayleen, su familia ha custodiado el reloj de arena del tiempo del rey Caleb, este reloj te permite viajar en el tiempo al pasado o futuro durante quince minutos, al terminar de caer el ultimo grano de arena en el reloj eres transportado de nuevo a tu tiempo original.
— Ves que no todos te odian. — Susurra Clive.
— Me doy cuenta. — Sonríe Ayleen ampliamente.
— Majestad. — Interrumpe Shawn. — Tengo algo para usted.
— ¿Qué es? — Pregunta entusiasmada.
— Este reloj de arena del tiempo del rey Caleb, mi familia ha cuidado de el por más de quinientos años, hasta el regreso de su familia.
— ¿Qué pasa con los objetos familiares custodiados por quinientos años? Eres el segundo que me da uno.
— Los objetos mágicos de los antiguos reyes solo puede poseerlos todos juntos un McHall, no se le confían a nadie más porque pueden ser utilizados para fines malignos, el rey Keanu antes de marcharse le entrego cinco objetos a distintos clanes con el fin de que los cuidaran a toda costa y que solo se los devolvieran a un McHall, esa eres tú.
— Un árbol gigante parlanchín acaba de entregarme la varita del rey Blare.
— Es un Ent. — Se ríe Shawn al hacer la corrección. — Debo mostrarte ese libro de criaturas mágicas en seguida.
— Creo que sería lo mejor ¿Quién más debe entregarme algo como esto?
— ¿Los objetos mágicos? Mi familia tenía uno, los ent otro, si no estoy mal los gigantes, los sátiros y los golem.
— ¿Podrías ver si todos ellos están aquí y hacerlos venir de inmediato?
— Claro princesa. — Hace una reverencia antes de desaparecer.
Ayleen y su padre continúan saludando a todos los visitantes, mientras Shawn se dedica a reunir a los demás custodios de los objetos mágicos, uno a uno los envía a encontrarse con Ayleen en el gran salón. El suelo se sacude cuando el gigante entra al castillo, cada paso que da resulta en un pequeño temblor, al llegar frente al rey y la princesa pone una rodilla en el suelo, sostiene una caja abierta para que Ayleen pueda tomar lo que hay dentro, ella se acerca con timidez, toma aquella capa que yace dentro de la caja.
— Esta es la capa de invisibilidad del rey Gerab, los gigantes han servido a tu familia cuidando de esta capa durante más de quinientos años.
— Mi familia se los agradece. — Ayleen hace una reverencia.
El siguiente en llegar es un sátiro, lleva consigo una pequeña caja, al llegar frente Ayleen hace una reverencia.
— Este es el anillo del rey Waid, cuando lo use majestad ningún ser viviente podrá mentirle cuando entable una conversación con usted. Los sátiros hemos cuidado de este anillo con nuestras vidas por más de quinientos años.
— Se los agradezco. — Ayleen hace una reverencia.
Un golem entra al gran salón, camina con mucha lentitud, Shawn camina detrás de él, lo deja atrás muy rápido.
— Pensé que el golem ya estaría de vuelta, él fue el primero que envié. — Suelta una discreta carcajada.
— Son realmente muy lentos. — Continúa observándolo Ayleen.
Ayleen opta por acercarse al golem para acelerar el proceso.
— Majestad, esta es la caracola de la sabiduría del rey Keanu, puede hacer cualquier pregunta y esta le contestará con toda honestidad, solo debe ponerla en su oído.
— ¿Cualquier pregunta? Respondería también si le pregunto ¿Qué quiero para el desayuno? ¿Quiero comer cereal o panqueques?
— Si majestad, la caracola es muy sabia, pero también influye en ciertas respuestas lo que haya en su corazón, el rey Keanu la hizo de esa manera porque era un mago que seguía siempre su corazón. Con su pregunta del desayuno si usted deseara más los panqueques que el cereal la caracola lo sabría y le diría que coma los panqueques.
— Gracias por cuidarla por tantos años.
— Fue un honor servirle su alteza.
El golem comienza a dar poco a poco la vuelta para retirarse.
— Esa pregunta fue muy extraña. — Se burla Shawn.
— Fue lo primero que se me ocurrió, no me juzgues.
Ayleen regresa al trono donde dejo todos los objetos mágicos, los admira un tiempo, todos antiguos, útiles y valiosos, será mejor que los guarde bajo llave.
— Shawn ¿Podrías llevar esto a mi habitación? En el closet hay una gaveta que tiene cerradura, esta es la llave, guárdalas allí.
— Si, no hay problema princesa.
— El anillo se queda conmigo.
Ayleen le da el resto de los objetos mágicos junto con la llave, Shawn se transporta a la habitación de Ayleen, al abrir la gaveta nota que hay un joyero y unas fotografías. No toca el joyero, pero si las fotografías ya que, le dan mucha curiosidad, en una de las fotos esta Ayleen con su familia en la playa, en otra está con su mejor amigo, en la siguiente con sus abuelos en su casa y la última es de ella y su hermano en un sube y baja en el parque, Ayleen se ve genuinamente feliz en todas sus fotos, él desea que ella pueda ser así de feliz en la isla. Antes de devolver las fotografías hace una copia de la foto con su amigo y la guarda en su bolsillo, luego de guardar las fotografías guarda la capa, doblada, los demás objetos los coloca sobre la capa, le pone llave de nuevo y regresa al gran salón.
— Aquí tienes tu llave.
— Gracias Shawn ¿Viste algo de lo que estaba en la gaveta?
— Tus fotografías.
Shawn cubre de inmediato su boca, no puede creer que le haya revelado eso.
— Anillo. — Ayleen le muestra el anillo de la verdad. — Necesitaba probarlo, si funciona. — Se burla. — ¿Abriste mi joyero?
— No, parecía haber cosas valiosas para ti dentro, por eso no lo abrí.
— Ahora confió mucho más en ti. Gracias Shawn. — Lo ve a los ojos mientras le ofrece una amigable sonrisa.
— Me iré de aquí antes de que preguntes algo más.
Shawn desaparece en ese instante, mientras Ayleen continúa atendiendo sus visitas, después de dos largas horas más, al fin terminan con la última criatura, muy exhausta come con su familia para luego ponerse su pijama antes de irse a dormir lee aquel libro de hechizos de protección que le dio Shawn, él marcó la pagina que debe leer.
— Dos círculos de sal frente a mi, el libro en el circulo de la derecha, en el de la izquierda un mechón de mi cabello. — Dice Ayleen analizando el texto. — Luego decir el hechizo. No es tan complicado. —Se anima a si misma. — Alivi Deferatur. — Se transporta a la cocina para conseguir sal.
Encuentra un tarro de sal en una de los gabinetes, antes de irse se corta un mechón de cabello con un cuchillo, al volver a su habitación ata el mechón de cabello con una liga para cabello para mantenerlo todo junto y así poder usarlo en futuros hechizos de protección. Hace los dos círculos de sal frente a ella, coloca el libro en el circulo de la derecha luego de memorizar el hechizo, coloca su cabello en el otro circulo, se pone de pie para comenzar.
— hoc fascinum seu tutela tenebris magicae. - Al comenzar el hechizo su cabello se vuelve pelirrojo, incluso el mechon que se cortó . - Maledica verba mala voluntate possint nocere: et me, et qui in quas maledicta reddet decuplatus. In somnis mihi nihil nocere possit. Statim evigilabit mihi nihil nocere possit. Aut meus vulnerability mihi nihil nocere possit.
Ayleen observa su mano derecha, en esta aparece un símbolo azul brillante, poco a poco este se desvanece.
- Supongo que funcionó. - Se siente orgullosa de si misma.
Recoge el libro del suelo al igual que su mechón de cabello que ha vuelto a ser de su tono normal. Guarda ambos bajo llave en la misma gaveta donde están sus objetos mágicos. Deja los círculos de sal en el suelo, decide limpiar mañana ya que ahora mismo está sumamente agotada. Al poner la cabeza en la almohada cae rendida de inmediato.
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