[Connor]
[24 de Diciembre 2039]
[PM 11:01:08]

Después de tratar de recuperar su viejo componente de manos de Hank, Connor terminó por rendirse en ello.

Sus esfuerzos habían sido inútiles debido a que su pareja en verdad deseaba verlo siendo más humano de lo que ya demostraba ser teniendo pensamiento propio.

Además de que le fue imposible hacer una 《reconstrucción》 en la que fuese capaz de recuperar el componente. Pues con la nueva actualización ahora tenía cosquillas en ciertas áreas de su cuerpo, y el ojiazul lo había torturado con ello al momento de descubrirlo, impidiendo que pudiese usar aquel recurso tan útil de su software.

Así que al final, al androide no le quedó de otra que conservar y aceptar su nuevo comportamiento involuntario debido a la actualización y componente recientemente añadidos.

- Ya que no hay más remedio, y parece hacerte feliz esto, me quedaré así -Connor habló resignado cuando dejó de sentir aún los resquicios de risas causadas por las cosquillas-. Con todo el tiempo que debió haber pasado, espero que la cena no se enfriase.

- ¿Preparaste algo? -Preguntó Hank mientras daba mimos a Sumo. Pronto detuvo ello y siguió a su pareja que caminó a la cocina para revisar lo que decía-. ¿Qué fue lo que hiciste?

- Pavo. Compré muchas cosas para preparar una cena navideña, pero las opciones eran varias y no sabía por cual decantarme -El androide se había acercado al horno apagado donde aún residía aquello que cocino. Al haberse mantenido allí aún estaba en condiciones de consumirse sin necesidad de calentar nuevamente-. Al final me fui por lo tradicional. Por suerte quedarse en el horno evitó que se enfriase, te serviré en un momento.

- No debiste hacerlo... Pero me alegra que lo hicieses. Esta es la primera navidad que celebro en muchos años -Reveló el Anderson con cierto dolor en su mirar al rememorar la última navidad que celebró; una donde su hijo Cole aún vivía.

El androide fue capaz de notar aquel dolor, y por alguna razón pareció sentirlo también, pues las palabras no salieron de si. Quiso llorar por ver a Hank con ese semblante de tristeza que mostró.

Connor no pensó en otra cosa más que acercarse y darle un fuerte abrazo, que no tardó nada en ser correspondido.

Las palabras no fueron necesarias por parte de ninguno, aquel gesto bastaba como bálsamo para el viejo dolor de Hank por la pérdida de su hijo.

[Connor]
[25 de Diciembre 2039]
[AM 12:00:00]

Después de aquel momento donde el ojiazul se mostró afectado por los viejos recuerdos de su hijo, a la vez que agradecido por los nuevos otorgados por el androide, procedió a cenar aquello que le fue preparado con gran esmero.

Una cena tranquila rememorando ahora los sucesos de la semana; fue lo que tuvo Hank en compañía de Connor.

El tiempo pasó a prisa de un momento para otro, oficialmente era navida y el androide estaba ansioso por ello.

En cuanto fueron las doce se puso de pie y fue a donde estaba el regalo que le daría a su pareja.

- Esto no es un gran regalo. De hecho, podría considerarse como un objeto simple y que no destaca mucho por ser tan común -Comenzó a decir el castaño mientras se ponía frente al ojiazul con el regalo en manos-. Pero fue una historia lo que me hizo decidirme para entregarte esto el día de hoy.

Hank tomó la bolsa de regalo que Connor le ofreció al terminar de hablar. Se encontraba realmente intrigado por aquello que al parecer tenía tanto significado según su pareja.

Al abrir la bolsa se topó con una bufanda roja tejida a mano.

- ¿Haz oído hablar de la leyenda del hilo rojo del destino? -Cuestionó el androide, a lo que recibió una respuesta negativa. Prosiguió hablando al ver que le pedían una explicación con la mirada, mientras, tomó la bufanda para colocarla alrededor del cuello del ojiazul-. Cuenta una leyenda que las personas destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo. Un hilo que nunca desaparece y permanece constantemente atado a sus dedos, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni importa el tiempo que pases sin verla.

- Connor... -Pronunció Hank al sentir cálidez, no solo gracias a la abrigadora y suave tela de la bufanda, sino por lo que decía su pareja. Pues comenzaba a comprender a donde quería llegar con lo que le contaba.

- Un hilo rojo directo al corazón, que conecta a los amores eternos, a los profundos, esos que simbolizan el antes y por los que no hay después. Dicho hilo puede estirarse, contraerse incluso enredarse, pero jamás romperse -Las manos del androide fueron tomadas por el hombre que ahora portaba la bufanda roja-. Quise que esta bufanda, que yo mismo hice, sea nuestro hilo rojo del destino. Tal vez sea demasiado cursi lo que pienso, y comprendo si no te llega a gustar pero...

La frase quedó sin terminar ya que Hank lo cayó con un suave beso.

- Sí, puede que parezca algo cursi. Pero a mí me ha hecho muy jodidamente feliz este regalo -Otro beso se volvió a sucitar mientras Connor sonreía genuinamente al saber que su regalo había sido el correcto-. Joder, ahora me siento de la mierda por lo puto simple de mi regalo.

El androide miró con confusión como el hombre se iba a su habitación para buscar el regalo que allí había ocultado.

- Habrás de disculpar que no tenga tanto significado como lo que tu me haz dado, pero tenía tanto tiempo sin preocuparme siquiera un poco por darle algo a alguien, que simplemente no sabía que darte -Comenzó a excusarse el ojiazul mientras se rascaba detrás de la nuca sintiendo pena de si mismo por su falta de ingenio.

Era un libro que en su momento Connor había mencionado que le llamó la atención, pero que ya no existían versiones físicas del mismo y solía leerlo desde su base de datos.

Al tomar el regalo en su manos, el androide miró con asombro a Hank, pues creyó que cuando le habló de eso este ni siquiera había prestado atención por su expresión molesta.

- Muchas gracias, lo cuidaré lo mejor posible para que se pueda conservar por muchos años -Dijo mientras abrazaba el regalo como si fuera lo más preciado y valioso que tuviera.

Y realmente era así, para Connor significaba mucho ese libro en ese preciso instante.

Después de apreciarlo un par de segundos lo dejo sobre la mesa para darle un abrazo a su pareja y poder desearle una feliz navidad. Dicho abrazo fue correspondido y con un beso como adicional.

Pronto, los besos dejaron de ser completamente tiernos y dulces, había un pequeño toque de pasión en ellos.

Pasión que, incluso Connor, era capaz de percibir no solo con la mente, sino ahora también con su cuerpo. Pues cosquillas parecían sentirse cada vez que su lengua rozaba en un toque tímido con la de Hank.

Y esto él lo supo cuando el androide dejó escapar un suave suspiro al separarse de un beso que se tomó su tiempo en explorar la boca contraria.

- Así que el regalo que te dio ese tipo también te ayuda a sentir incluso este tipo de sensaciones, eh... Vamos -El ojiazul tomó de la mano al castaño para llevarlo a la habitación, pues una idea nació en su mente.

Hank había sido el único de la relación que había disfrutado del ámbito sexual desde que comenzaron a experimentarlo poco a poco. Con esa actualización planeaba devolver un poco de aquel placer que había estado gozando solo él.

Por supuesto, siendo sensaciones nuevas, el hombre no quería abrumar al androide con algo que no podría sobrellevar, así que su plan era deleitarlo con las caricias más suaves, tiernas y delicadas que podría dar.

Una noche entera que deseaba que Connor recordase siempre, incluso después de que el partiera de este mundo.

Y podía estar seguro de que sería así, pues el castaño deseaba lo mismo. No quería olvidar el toque cálido y amoroso que las manos, labios, e incluso la piel contraria, le proporcionaron a su ser.

Ni siquiera culminar el acto era necesario, tampoco el tener un fascinante orgasmo, bastó simplemente las palabras de amor y caricias para hacer de aquel momento una experiencia cuanto menos placentera, que quedaría en memoria de ambos, y que posiblemente haya sido su mejor momento juntos hasta el momento.

- Te quiero y lo sabes ¿verdad?

- Lo sé, e igualmente te quiero, demasiado sinceramente.