[Connor]
[24 de Diciembre 2039]
[PM 06:13:50]

Eran ya las vispéras de navidad y Connor se encontraba solo en casa con Sumo, pensando en que hacer para la cena de esa noche, pues era una fecha importante; según lo investigado, eran fechas para pasar en compañía de familia y amigos.

El androide solo tenía al ex-teniente y a la mascota de este, así que bastaba con ellos para pasar aquel día. Por ello había insistido en decorar el exterior e interior de la casa, para entender mejor el ambiente que las fechas navideñas tenía. Y en verdad le agradaban ver tantos colores en casa, las luces y demás decoraciones lo hacían feliz de alguna manera. En especial el pino que los dos colocaron y decoraron.

A palabras de Hank, Connor se veía como un pequeño niño ilusionado por su primera navidad. Y nada más cercano a la realidad. El androide tenía grandes expectativas respecto a su primera navidad.

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Estaba en la cocina viendo a la nada tratando de tomar una decisión que le agradara a Hank. Había comprado muchos ingredientes distintos para típicas cenas navideñas pero no había una idea en concreto.

Se sentía casi tan desorientado e indeciso como cuando estuvo buscando que regalarle a su pareja; cosa que le tomó como dos semanas decidir.

— ¿Por qué todo lo relacionado con Hank resulta tan difícil de decidir? —Se preguntó en un pensamiento al ver la hora: seis y media de la tarde—. ¿Tú puedes darme una idea Sumo? —El San Bernardo levantó su vista al de cabello castaño y ladró sin más. Era obvio que no le daría una respuesta que pudiese comprender—. ¿Realmente acabo de hacerle un cuestionamiento a un canino para encontrar una solución a mi dilema? Mi software debe estar averiado a estas alturas...

Connor comenzó a caminar, sintiéndose inquieto, por toda la cocina y sala tratando de decidirse, no eran muchas las opciones pero no quería hacer algo innecesario.

— Lo mejor será decantarme por el lado tradicional, un pequeño pavo debe ser suficiente —Decidió finalmente el androide mientras se arremangaba las mangas de su suéter y se encaminaba a tomar lo necesario del refrigerador.

Buscando en su base de datos, encontró una buena receta navideña en la cual el ingrediente principal era el pavo y estaba más que dispuesto a realizarla a la perfección para que estuviese lista a la hora en que Hank, quien había sido el único de los dos que trabajaría ese día, llegase a casa.

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La cena ya estaba en su fase final de realización y Hank estaba ya en camino, según un mensaje que le mandó a Connor. Este se encontraba poniendo la mesa y llevando su pequeño obsequio a donde se encontraba el pino, pues siguiendo la tradición este debía estar debajo del árbol.

De pronto se alertó al escuchar el toquido de la puerta, pues sus cálculos decían que todavía no era momento en que su pareja llegase. Con cautela revisó por la mirilla y se sorprendió al ver al señor Kamski junto a una de sus androides en la puerta de la casa.

— ¿Señor Kamski? ¿Qué hace aquí? —Preguntó el androide al abrir la puerta.

— Vine a traerte un regalo de Navidad —Fue la respuesta que Connor recibió de su creador.

Aquello era realmente confuso.

¿Por qué traerle un regalo precisamente a él? El androide que hizo que todos los que estaban en la torre de CiberLife se tornaran divergentes.

Pero no era capaz de poner en duda los posibles buenos motivos que este podría tener, después de todo le había revelado el dato que tenía sobre la salida de emergencia en sus programas.

— ¿Y de qué trata su regalo señor Kamski?

— Algo que seguramente agradecerás.

La mirada y expresión de Connor indicaba cuan confuso se encontraba por ello que le dijo aquel hombre.

Los invitó a pasar y pronto le ofreció una bebida caliente debido a las bajas temperaturas que había aquel día de diciembre.

— Bien, el regalo se trata de una actualización, para cualquier modelo, que comencé a desarrollar desde que los primeros casos de divergencia surgieron en Detroit. Esta actualización esta fusionada con una función que los androides que se usaban para parejas iban a tener pronto.

— ¿Una actualización?

— Tan solo necesitas una clave de acceso e instalar este componente en tu pecho —Dicho componente se lo ofreció la androide rubia que acompañaba a Kamski. Con cierta desconfianza, Connor tomó aquel componente que estaba en una cajita con un moño rojo y una nota con la clave pegados—. Lo mucho que te puedo explicar, sin arruinar la sorpresa, es que ampliara tu sensor de temperatura. Debo retirarme, me quedan por visitar a unos cuantos androides para entregarles su obsequio.

El androide castaño tan sólo acompañó al hombre y la androide a la puerta y volvió a estar solo en casa.

Al regresar a la sala, donde habían charlado brevemente, se quedó mirando el regalo y lo tomó a los segundos para dirigirse al baño. Sumo lo siguió y se quedo en el umbral de la puerta observando atento lo que haría con aquel objeto y clave.

— Hay un gran porcentaje de que esto sea contraproducente pero... Se le puede otorgar el beneficio de la duda —Al decir ello, Connor miró la clave y la introdujo en la base de datos de CiberLife, pronto tuvo acceso para descargar un archivo en su software—. Que esto no se torne un error...

Lo siguiente fue el componente que debía usar, al analizarlo se dio cuenta que este era para reemplazar el que llevaba en el pecho y hacía función de corazón.

Con la misma duda que tenía al descargar el software, se quitó la ropa superior y cambió el componente. Todo iba bien hasta que el archivo de actualización estaba por instalarse.

En el momento en el que la instalación se completo, Connor pareció entrar en modo de desactivación y cayó al suelo apagado.

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— ...Connor...

[Iniciando sistemas...]
[Analizando memoria interna...]
[Actualización del software localizado.]
[Activando actualización...]

— ...¡Connor!...

[Actualización: Sensor y reacciones, activado.]
[Adaptando modelo RK800...]
[Adaptación exitosa.]
[Sistemas en línea.]

— ¡Connor, por favor reacciona! —Hank estaba arrodillado en suelo del baño y miraba con preocupación a Connor, que abrió los ojos de golpe al escuchar su voz llamándole—. ¡Por Dios! ¡¿Qué te sucedió?! ¡¿Por qué carajos estabas en suelo como si te hubieran desactivado?!

— Yo... No recuerdo bien, me duele la cabeza —Con aquella frase dicha por el androide, se creo un silencio incómodo entre ambos de pronto.

— No quiero sonar grosero pero, ¡eres un androide, no sientes puto dolor! ¡Tú mismo lo haz dicho! —Connor sabía eso de sobra, pero las palabras se formularon así al tener tal sensación en su cuerpo.

— ¿Será que...? —Sin meditar mucho lo que estaba por hacer, se puso de pie y se acercó a la pared para darse un fuerte tope contra esta, al punto en que incluso se dañóy terminó de rodillas en el suelo.

Hank se asustó de inmediato, no solo por la acción del androide, sino también por el grito que este dio mientras ponía las manos sobre su frente y se quejaba entre dientes por las sensaciones de dolor que estaba teniendo debido al golpe.

— ¡¿Pero que demonios éstas haciendo idiota?! ¡¿Estas bien?! ¡¿Te haz hecho daño?! —El hombre retiró las manos que cubrían la frente del androide y se alarmó al ver que había rastros de sangre azul. De inmediato buscó algo con que limpiar aquello—. ¡¿A qué ha venido semejante y estúpida acción tuya Connor?!

— Ouch... En verdad estoy sintiendo dolor ¿Cómo es eso posible... ¡El regalo del señor Kamski! —Entonces, Connor recordó lo que pasó antes de que Hank llegase y el terminara en el suelo del baño.

— ¿Kamski? ¿Tu creador? ¿Y ese idiota qué pinta en todo esto?

El androide comenzó a relatar los últimos recuerdas que por un momento había olvidado luego de entrar en un modo de desactivación temporal.

El hombre escuchaba atento mientras limpiaba cuidadosamente los rastros de sangre azul en la frente contraria, y esperaba el momento perfecto para darle un pequeño gran sermón a su pareja sobre confiar en ese sujeto que quiso obligarlo a dispararle a otro androide.

Pero dicho sermón jamás se dio, no cuando sus miradas se cruzaron y Connor se quedó en silencio viendo directamente el azulino mirar de Hank.

— Tus mejillas se han puesto algo rojas, Connor.

— ¿Q-qué? —Ante aquel comentario, el androide se miró en el espejo y comprobó que, en efecto, sus mejillas eran adornadas por un suave y delicado carmín.

— He de decir que no te va mal... Luces hasta lindo —El comentario tan repentino del hombre, y la sonrisa sincera que lo acompañaba, no hizo más que aumentar dicha sonrojez en su rostro.

Entonces el diablillo dentro de Hank despertó, sonrió divertido y comenzó a decir cuanto detalle lindo, y ligeramente cursi, cruzase por su mente con un solo objetivo: tornar tan rojo como le fuese posible a Connor.

— ¡H-Ha-Hank, b-basta por favor! ¡Detente, ya no digas más! —El rostro por completo del androide se había tornado de un brillante rojo que fácilmente podía ser comparado al de un tomate maduro.

— ¡Jajajaja! ¡Pero mira que rojo estás! ¡Hasta parece que en algún momento fueses a explotar! —Las risas por parte del Anderson no dejaron de escucharse mientras el castaño cubría su rostro con ambas manos.

Y a pesar de que el rojo disminuyó, este ya no era de pena por las dulces palabras, sino de vergüenza por las burlas inofensivas de su pareja. Que encontraba muy divertida la situación actual.

— Esto es inaceptable, voy a deshacerme de esta actualización y de este componente nuevo ¿Dónde quedó el mío? —Buscó con la mirada el objeto que mencionaba pero no lo encontró por niguna parte. Su mirada entonces se centró en Hank, que escondía algo tras de si— Eso que ocultas es mi viejo componente, ¿verdad? Entregamelo.

— ¿Esta cosa es tuya?... Vaya, creo que tendré que deshacerme de ella porque no podré verte siendo tan expresivo si la usas de nuevo —Y dicho ello, Hank se fue con prisas del baño, dejando a Connor confundido por un segundo y después salió tras él pidiendo que le devolviesen aquello. No sin antes colocarse la ropa superior que se había quitado con anterioridad—. ¡Lo siento, pero si lo quieres de vuelta deberás quitarmelo!

— ¡Regresamelo! ¡No dejaré esta actualización en mi sistema, y mucho menos este componente que me hace actuar extraño!

La casa pronto se llenó de risas por parte del Anderson, las exigencias del androide sonaban tras ellas y para complementar los ladridos del perro, creando una divertida y alegre sinfonía.