7: Reclutamiento
A llegado el día del partido y todo solo pueden contemplar la imponencia del equipo de la preparatorio Aomori. Reo se veía confiado y Nagi se encontrada indiferente, pero su equipo se encontraba algo nervioso al respecto. Ese sería su primer partido y si quería ir agarrando reconocimiento poco a poco, deben empezar a ganar desde el inicio.
Los del equipo de la preparatorio Aomori, de forma personal, estaban confundidos. No tenían idea del por qué tenían que jugar con aquel equipo de novatos, pero no tenían de otra, después de todo, al entrenador de la preparatoria Aomori, le habían pagado una jugosa cantidad de dinero por parte del jefe de la corporación Mikage. Era una oferta irrechazable, y ahora el equipo Aomori tendría que tragarse esa amargura; sin embargo, su único consuelo sería burlarse de esos novatos.
—Así que nosotros estamos forzados a cumplir las fantasías de este niño rico, eh —dijo un chico del equipo Aomori, Ryo, dirigiéndose hacia Reo—. Sin duda estaré encantado de destruir tus fantasías. Vamos a ver de qué estás hecho, niño protegido.
—Mejor cállense —respondió Reo con tranquilidad y firmeza, amarrándose el cabello—. No hables sobre tu insignificante calibre, tonto. No son nada más que unas cabezas huecas. Ustedes todavía no saben quién es el verdadero genio.
Al principio el equipo Aomori sintió indignación, pero con el comentario final de Reo, no pudieron evitar las risas.
—Les destrozaremos con todo, "verdadero genio" —dijo Ryo, mofándose junto a su equipo.
—Pueden intentarlo —contestó Reo, dándose media vuelta para reunirse con su equipo—. Y por cierto, yo no soy el genio. Somos nosotros —agregó, posándose junto a Nagi, pero este se mantuvo tranquilo.
Y así el partido empezó. Reo estuvo imbatible y el resto del equipo, actuando como sus fieles seguidores, siguieron al pie de la letra la planeación de Reo. Él ya había investigado sobre el equipo y conocía sus movimientos y los ataques que hacían, por lo que solo quedaba jugar bajo su planeación, creando triángulos en el campo de juego donde cada uno se pasaba el balón de esquina a esquina.
Ryo se quiso interponer, pero Reo ya lo tenía todo planeado, por lo que atrapó el balón antes que él. Todo lo que había planeado estaba saliendo a la perfección, pues fue gracias a sus compañeros que él pudo ejecutar ese plan, ya que, por grandes diferencias físicas y de habilidades, él no habría podido vencer a Ryo solo.
Ryo se sorprendió por ver que Reo era un buen estratega y de la gran defensiva que había creado.
Reo continuó corriendo con el balón y al ver un gran espacio libre, decidió pasar el balón a los compañeros de su equipo que se encontraban defendiendo el espacio libre. La defensa de Aomori era incapaz de reaccionar y Ryo, en un acto desesperado, le pide a su equipo que le hagan un sandwich a Reo, y dos defensas fueron presurosos para encerrarlo. Sin embargo, Reo, antes de ser intervenido, frena en seco y patea el balón entre los pies del defensa que veía por la espalda, mientras gira a un lado de este para atrapar el balón y seguir con su carrera.
Ryo no pudo evitar pensar que Reo era un genio y que tanto sus movimientos como su regate eran impecables. No obstante, no era lo único que le esperaba por ver.
Ryo gritó desesperadamente que bloquearán a Reo, pues, a su punto de vista, era el jugador más peligroso del campo. Todo, sin ver que, más a un lado, del otro lado del campo, había un jugador desmarcado que corría libremente a la par de Reo, concentrándose solo en él como este le había pedido.
—Sí, jefe... —musitó Nagi, para sí mismo, con los ojos brillosos y centrados. En ese momento, era como un monstruo acechando a una presa a la cual devorar.
—Buen chico —dijo Reo.
El plan de Reo, siendo la distracción para que Nagi pasará desapercibido había funcionado. Y, sin perder el tiempo, entre los dos defensas, Reo pateó el balón hacia Nagi.
—Ve, genio.
Nagi estaba por recibir el balón, pero, de pronto, Ryo apareció por detrás de Nagi, alertándolo un poco.
—¡Eso no va a ocurrir! —vociferó con coraje, empujando a Nagi para evitar que atrape el balón.
A Ryo le hubiera gustado negar que su defensa no había sido burlada por Reo, pero no podía evitar reconocerlo. Sin embargo, su sonrisa altanera no se desvanecía de su rostro porque creía haber marcado a Nagi y evitado que este atrapará el balón. Pero estaba muy equivocado.
<<Puedo alcanzar la pelota muy bien.>>, pensó Nagi.
Ryo siguió diciendo cosas que Nagi no tomaba en cuenta, pues no entendía de lo que hablaba. Solo podía concentrarse en el balón y en cómo atraparlo. Por eso, saltó, realizando una recepción escorpión con su pierna derecha que impresionó a Ryo, y lo dejó helado contemplando tal hazaña. La jugada de Nagi prosiguió y, antes de tocar el suelo, pateó el balón con un giro de ruleta directamente a portería.
El rival, incluido el entrenador, quedó incapaz de procesar lo que acaba de ocurrir. El equipo Aomori había sido devorado en su propio campo por un par de monstruos anormales nunca antes vistos, por unos verdaderos genios.
Todos los del equipo de la preparatorio Hakuho fueron a celebrar el gol con Nagi. Todos estaban eufóricos y soltando vítores con gran emoción mientras frotaban con algo de brusquedad y alegría la cabeza de Nagi, que, entre tanto ruido, no se dieron cuenta de que había una mujer bien vestida que había observado maravillada aquel partido.
Ella había ido para ver jugar a los miembros del equipo Aomori, pero en lugar de encontrar oro, había encontrado urgentemente unos diamantes que faltaban pulir en el equipo Hakuho: Mikage Reo y Nagi Seishiro.
Sin esperar más, fue a hacer una llamada urgente para invitarlos al proyecto Blue Lock.
Está es la historia del genio Nagi Seishiro, y del cómo le espera un futuro que lo llevará a encontrar un ego dentro de él que aun no conoce.
—¡Vamos, Nagi! —dijo Reo, sonriendo—. ¡Nosotros llegaremos a la cima del mundo juntos!
Con solo escuchar eso, Nagi, desganado, soltó un pequeño bufido discreto por dentro.
<<Que fastidio.>>
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