21: || -Monstruos durmientes- ||
En el medio tiempo, mientras todos alagaban el gol de Kunigami en los vestidores, Isagi se centró, sentado en el banquillo, en pensar en cómo Kunigami y Bachira anotaron sus goles.
<<Hay una fórmula para marcar que usa tu arma...>>, meditó Isagi. <<Y si la extrapolas... Te espera una nueva sensación para marcar... Tu ego puede evolucionar como una extensión de lo que eres capaz... Pero..., ¿Qué tengo yo en mi arsenal?, ¿Mi consciencia espacial?, ¿Mi movimiento en el campo?>>, se preguntaba. Y entonces recordó su primer gol en el partido contra el equipo Y. <<¿Cómo pude... marcar ese gol? Si va a ser mi último partido... quiero probar una nueva versión de mí.>>
Iemon comenzó a alentar al equipo Z. Solo quedaban cuarenta y cinco minutos, e Isagi estaba listo para demostrar de lo que era capaz. Tenía que descubrir su fórmula para hacer goles y eso iba a hacer.
—Nosotros vamos a ganar —dijo Reo, acaparando la atención de su equipo—. Ellos lo único que saben hacer es contraatacar. Cambiaremos la táctica en respuesta a eso.
—Fue ese pelirrojo —dijo Zantetsu con el ceño fruncido, sentando junto a Reo, mientras se refería a Chigiri Hyoma. Él se había atrevido a insultarlo mientras se peleaban por tener el balón en una competencia de velocidad. Sus venas brotaban de su rostro de la irá—. Se atrevió a llamarme idiota sin siquiera conocerme. Me las pagará.
—Usa eso para alimentar tu fuego, estúpido Zantetsu. No podemos permitirnos perder aquí —comentó Reo.
El equipo V se le quedó mirando extrañados. Ellos tampoco lo habían visto así.
—¿Verdad, Nagi? —inquirió Reo, pero Nagi a penas le hizo caso por estar sumido en su mente.
Nagi dejó de beber agua y dijo:
—Sí.
<<¿Cuál es el origen de ese fuego que arde por mis venas?>>, se preguntó Nagi.
El segundo tiempo dio comienzo, y todos dieron todo lo que tenían. El equipo Z estuvo cerca de meter otro gol, pero Zantetsu lo bloqueó. Nagi se encontró absorto al ver como el balón caía en el poder de Isagi. Recuerdos intrusivos se apoderaron de su mente al ver los ojos azules de Isagi mientras veía como este esquivaba a los defensas del equipo V. Aquel chico que tantos dolores de cabeza le ha dado, el que tanta incertidumbre le ha generado, quizás, tenía la respuesta de lo que sentía.
<<Necesitó saber... Todos los delanteros reunidos en Blue Lock..., ¿Cuál es su ego?>>, se preguntó Nagi, yendo a por un Isagi Yoichi concentrado pero abrumado. Estaba siendo interceptado y su plan de querer acercarse para marcar gol no le iba a servir.
<<No me sirve... Está fórmula no me ayudará a marcar un gol...>>
Isagi siguió corriendo, y Nagi se acercó para interceptarlo, pero al ver que le quitaron el balón, se volvió a preguntar lo mismo de antes, con una cara extrañada.
<<¿Por qué...?>>
—¿¡Qué haces incompetente!? —riñó Raichi—. ¡Baja de una vez!
—¡Lo siento! —dijo Isagi y siguió corriendo.
<<¿Qué me falta?, ¿Qué estoy haciendo mal?>>, se preguntó Isagi. <<¡Tenía oportunidad de disparo, pero no pude hacerlo!, ¡Si mi arma fuera el regate o un físico que pueda retener el balón...!, ¡No, es absurdo pensar en lo que no tengo!, ¡Tengo en mi interior la pista para evolucionar!¡Con el tiempo que nos queda tengo que encontrar una forma de evolucionar mi arma...! Pero, ¿¡Cómo puedo hacerlo... en tan poco tiempo!?>>
—Eres muy ineficiente.
Isagi se alertó y, al mirar a un lado, se volvió a topar con aquel monstruo perezoso, quien corría a la par suya.
—Con lo creído que eres, ¿Por qué no disparaste?
Isagi lo miró fijamente a los ojos, confundido por tenerlo a su lado. ¿Qué quería?, ¿Por qué se le acercaba?
—Desperdiciaste muchas oportunidades.
<<Nagi Seishiro...>>, pensó Isagi. Otra vez estaban cara a cara. Habían pasado tantos años y, el tenerlo así de cerca, le entregó una extraña sensación de familiaridad a Nagi.
—Oye, ¿Puedes decírmelo? —preguntó Nagi. Ahora tenía la oportunidad de tener respuesta, y por si fuera poco iba a ser de la persona que empezó todo.
Isagi lo miró extrañado.
—¿Por qué no te rindes ya?, ¿Por qué sigues peleando? —insistió Nagi. Por un instante recordó lo que Reo había dicho, y entendió que él estaba equivocado—. Ustedes son diferentes a cualquier otro equipo contra el que hemos jugado, ¿Por qué siguen insistiendo en atacar?, ¿Son estúpidos?
Isagi le frunció el ceño y apretó los dientes con molestia. Estaba fastidiado por sus comentarios. ¿Acaso se estaba burlando de él?, ¿Se estaba creyendo mejor que todos ahí?
La respuesta era...
—Yo realmente no lo entiendo. Creo que si no hubiera tenido talento como ustedes, habría dejado el fútbol —sentenció Nagi, mirándolo tranquilamente. Quiso mirar a Isagi a los ojos, pero su cerquillo se los cubría—. Entonces dímelo, ¿Qué es lo que te motiva tanto?
No.
Isagi alzó la mirada encolerizado y miró fijamente a Nagi. Esos ojos oscurecidos por la irá lo extrañaron, pero fue suficiente para que un atisbo de su memoria se armará como un rompecabezas. Esos mismos ojos determinados le recorrieron de cierta forma la columna vertebral.
—¡Cierra la boca, genio! —gruñó Isagi—. ¡Estoy en racha!
Nagi dejó de correr y se vio como Isagi se alejaba a toda prisa. Estaba confundido.
<<¿Qué?, ¿No quiere decírmelo?, ¿Y además se enfada?>>, pensó Nagi, comparando inconscientemente la sonrisa tímida de un Isagi infantil con la mueca torcida del Isagi actual. Eran dos caras complemente diferentes. ¿Qué estaba pasando?
—¿Qué es eso...? —musitó Nagi, mirando algo sorprendido a Isagi—. ¿Qué es... esa criatura?
—¡Sube, Nagi!, ¡Haremos una contra! —gritó Reo, pero fue bloqueado por Raichi.
—¿Tú no vas a ir a ningún lado! —gritó Raichi.
Reo miró a sus espaldas y ahí estaba aquel chico rubio con dientes afilados como los de un tiburón. De un momento a otro, se sintió irritado.
—¿¡Eres un acosador o qué!?
—¡Te voy a aplastar! —contestó Raichi, sonriendo de oreja a oreja.
—El partido está yendo como habías predicho, Ego —dijo Anri, viendo lo que captaban las cámaras de video que grababan el partido.
—Sí, es intenso —contestó, sentado en su silla sin apartar la mirada del juego—. Ganar o perder, vivir o morir... —Suspiró levemente—. Cada vez que se cruza esa línea, un delantero se ve obligado a despertar. Esto es lo que quería ver.
Los dos siguieron mirando el juego atentos en silencio, pero Ego cortó la quietud entre ambos.
—Anri, ¿Sabes que significa despertar? —preguntó Ego.
—Bueno... Imágino que es pasar de corriente a extraordinario —supuso Anri—. Como un super saya... uh eso.
—No, estás equivocada.
Anri entornó los ojos.
—Esa es una analogía tonta de alguien que desconoce el éxito.
Anri se mostró indignada.
—Idio... —dijo a a medias, y se mordió el labio para contener sus palabras, apartando la mirada.
—Despertar es como hacer un rompecabezas con tu conocimiento y experiencia —indicó Ego—. Tienes una situación extrema para ganar y tras mucho probar y equivocarse las piezas empiezan a encajar y florece un nuevo ego —explicó—. En pocas palabras, cuando descubres quién eres en realidad.
Inevitablemente, Isagi recordó lo que le dijo Nagi.
<<¿Por qué no disparaste? Desperdiciaste muchas oportunidades.>>
<<¿Desperdiciar?>>, se preguntó Isagi sin dejar de correr. <<Ya veo, estaba siendo ineficiente. Cuando me paré a pensar si tirar o no, cuando les di tiempo de dejarme sin posibilidad de tiro... Con mi arma, la consciencia espacial, puedo posicionarme bien para tirar. Pero, si no tiró no conseguiré nada. ¡Basta de tonterías!>>
—¡Oye, Reo!, ¡Prepárate otra vez! —gritó Zantetsu, pero no entendía lo complicado que se le estaba haciendo a Reo librarse de Raichi.
<<¡Este acosador me tiene harto!>>, pensó Reo, dándole la espalda a Raichi.
—¡Oye!, ¿¡Qué te pasó!?, ¿¡Vas a denunciarme a la policía!? —bromeó Raichi.
<<Está corriendo sin parar, ¿Y no se cansa nunca?>>, se preguntó Reo.
—Odio admitirlo, pero eres un muy buen jugador —dijo Raichi—. Pero ya estoy viendo como puedo pararte. ¡En cuanto recibes el balón te pones a buscar a Nagi!
Reo soltó un gruñido de fastidio, mientras Nagi, por otro lado, se quedaba viendo lo que pasaba, rodeado por Igaguri y Yudai.
—¡Bien, Raichi! —alagó Yudai—. ¡Ahora que Nagi puede recibir menos balones será más fácil defender!
—¡Así es! —gritó Igaguri, y se volvió hacia Nagi—. ¡Aunque seas un monstruo ya no me das miedo!, ¿¡Me oíste!? ¡No puedes hacer nada sin que Reo te lo diga!
Nagi solo parpadeó ante sus gritos. No se encontraba alarmado por ningún motivo.
—Lo mismo para ti, Reo —dijo Raichi, impasible en su lugar para que Reo no dé ningún pase—. ¡Sin ese genio ayudándote no eres para tanto!
—Infeliz... —gruñó Reo y, con venas en su cien, golpeó a Raichi en la yugular con el codo derecho.
El pitido del altavoz resonó en el lugar.
—Euipo V, número nueve —se escuchó del altavoz—. Mikage Reo recibe tarjeta amarilla por golpear con el codo a un rival.
Reo ahogó un gruñido, y Raichi rio por lo bajo ante la exasperación del chico millonario. Apenas podía mantener una sonrisa mientras se sobaba la yugular, pero estaba complacido con el trabajo realizado por el arbitro.
—Eso es, enójate más... —dijo Raichi con dificultad—. Otra tarjeta más y te vas. ¡Vamos, señorita! —gritó, pasándole el balón a Chigiri, dando así reinicio al partido.
Chigiri recibió el balón y comenzó a correr. Zantetsu entonces intervino, pero este pateó el balón por un costado y siguió corriendo para alcanzar su propio pasé. Sin embargo, Zantetsu se puso a la par de él. Nagi creyó él llegaría primero, pero Chigiri volvió a repetir el mismo movimiento anterior y sobre pasó a Zantetsu, pues este solo era rápido al inicio de cada carrera y no la podía mantener por siempre.
<<Zantetsu... perdió a máxima velocidad.>>, pensó Nagi, algo sorprendido por como su compañero fue superado.
—Un despertar puede producirse en situaciones extremas —comentó Ego, con una taza de café en la mano—. Por ejemplo, cuando estás frente a un rival formidable, alguien débil puede multiplicar su habilidad. —Dio un sorbo a su café sin apartar la mirada de la pantalla—. Para crear una nueva fórmula que le permita ganar.
—¡Piérdete, tortuga! —gritó Chigiri, y pateó directamente a portería, en la escuadra derecha.
—Quedan treinta minutos para que acabe el partido. El mejor delantero del mundo será el que pueda dominar este frenesí azul.
El marcador empató a los equipos tres a tres, e Isagi se sentía más encendido que nunca, mientras Kuon y Reo no se lo podían creer. Por otro lado, Nagi miraba sin cuidado lo que acaba de pasar. Ya no tenían la ventaja de antes y eso era evidente.
Igaguri y Kunigami fueron con Chigiri a celebrar el gol, pero no todos soltaron alaridos y risas.
<<¿Qué, qué?, ¿Qué es este tres a tres?>>, se preguntó Kuon. <<¿Qué está pasando?>>
—¡Esperen, esperen! —vociferó Kuon, llamando la atención de todos—. ¿¡Qué demonios es esto!?, ¿¡Están jugando en serio equipo V!? —riñó—. ¡Que vergonzoso perder contra un equipo de diez hombres!, ¿¡No están avergonzados!?, ¡Inútiles!
Nagi se mantuvo impasible escuchando los gritos desesperados de Kuon, de cierta forma él tampoco podía entenderlo. Zantetsu fue posicionando el balón para que se de reinicio al partido mientras miraba como Reo temblaba de la ira.
—Cállate, basura —dijo Reo, viendo a Kuon.
Kuon enmudeció.
<<Vaya... Reo se está impacientando.>>, pensó Nagi. <<¿Acaso Reo, Zantetsu y yo... vamos a perder aquí?>>
El juego volvió a reiniciarse y Reo se estaba exigiendo bastante. Zantetsu y Nagi estaban bloqueados y él seguía siendo buscado por Raichi. Tenía que pensar bien su siguiente movimiento, pues, si fallaba algún tiro, el número once, Isagi Yoichi, se apresuraría en busca de un posible balón suelto.
—Maldito, niño mimado —dijo Raichi—. ¿Tanto miedo le temes a la derrota?, ¡Entonces voy a hacer que pruebes la primera!
<<Desgraciado. Por su culpa se me limitaron las opciones de pase a Nagi. Abrirse pasó por el otro lado hacia Zantetsu no será fácil. ¿Qué hago? Quiero quitarme de encima a este acosador. Pero... Su número once está esperando un balón suelto... Si ataco con demasiada fuerza... perderé la pelota...>>, pensó Reo, aturdido. <<No quiero que conviertan esto en un contraataque. Pero... no sé cómo debería atacar... No puedo dejar que remonten. ¿Cómo voy a...?>>, y los pensamientos negativos siguieron entrando, a tal punto de que le pareció sentirse apresado por cadenas. <<El equipo Z... me tiene atrapado y tienen el control total del campo...>>
—¿Acaso...? —musitó Reo, con una expresión de pánico—. ¿Es que Nagi y yo... vamos a perder?
La cara de Reo era todo un poema, incluso Nagi se sorprendió por ver a Reo así. Nunca había tenido el placer de ver asustado a su amigo...
—Reo... —musitó Nagi.
<<No sabía... que podía poner esa cara...>>, pensó. Y, repentinamente, Nagi comenzó a correr, sorprendiendo a Igaguri y a Yudai. Reo llegó a atisbar la presencia de Nagi acercándose y eso lo sorprendió.
—¡Dámela! —gritó Nagi.
—¿Nagi...?
Rápidamente, Reo le pasó el balón. Nagi recibió el balón y eso llamó la atención de Isagi.
<<¿Qué pasó?, ¿Tomó la iniciativa por primera vez?>>, se preguntó Isagi, viendo como Nagi controlaba el balón, pero mientras lo hacía, él se encontraba nuevamente confundido.
<<Yo... voy a intentarlo de nuevo...>>, pensó Nagi. <<A pesar de... ser un fastidio...>>
—¿Por qué están tan desesperados de nuevo? —preguntó Nagi—. ¿Se supone que es problemático?
Reo lo miró confundido.
—Reo... Voy a intentarlo —dijo Nagi. Esa fue la primera vez que Reo vio una especie de llama florecer en los ojos de Nagi.
<<Nagi...>>, pensó Reo, confundido, y lo vio salir corriendo hacia la portería del equipo Z.
—¿¡Qué está pasando!? —gritó Igaguri, impresionado.
—¿¡La conducción es una de sus armas!? —se preguntó Yudai.
<<Mi cuerpo se mueve más rápido de lo que puedo pensar...>>
Nagi se estaba acercando cada vez más, y al estar cerca de Igaguri, le regateó la pelota en el aire, haciendo un globo. Igaguri estaba por quitarle el balón al creer que planeaba patear para anotar, pero Nagi lo burló, pateando el balón entre sus piernas para hacerle un túnel y seguir corriendo.
—¡Imamura, te toca! —alertó Igaguri.
Sin embargo, Nagi miró a su costado y, antes de que Yudai se interpusiera, pateó el balón hacia una dirección completamente libre. Chigiri y Zantetsu hicieron carrera, pero Zantetsu atrapó el balón al haber reaccionado antes.
<<Y mi espíritu está celebrando más rápido que mi cuerpo...>>, pensó Nagi. Zantetsu comenzó a correr y miró algo sorprendido a Nagi.
<<Su movimiento a cambiado el ritmo del equipo V...>>, pensó Chigiri.
—¡Zantetsu, dame un buen pase al área! —gritó Nagi, mirando por encima de su hombro al susodicho.
—Es la primera vez que me pides que te dé un pase, Nagi —dijo Zantetsu.
Y Reo no hizo más que quedarse sorprendido.
—Nagi... Pero tú...
<<¿Por qué... me estoy esforzando tanto?>>, se preguntó nuevamente. <<¿Es por la cara que puso Reo?, ¿Cree que... perderá por primera vez o es...?>>
Zantetsu pateó el balón al ver a Nagi en el área de penal. Al ver la pelota acercándose, volvió a recordar un balón pateado por él mismo que entró entre dos árboles. Se sentía al límite y estaba comenzando a comprender esa sensación familiar que lo enlazaba con Isagi.
<<Tengo que verificar... está curiosidad...>>
—¡Párenlo! —gritó Igaguri.
<<Los que pensé que eran unos inútiles... ¿En realidad eran especiales?, ¿Acaso Isagi Yoichi... también tiene algo especial que afecta en mí?>>, se preguntó y, sin vacilar, saltó hacia el balón cerca de una vara del arco. Igaguri y Yudai se interpusieron detrás de él al ver que controló el balón en el aire con el lateral del pie derecho. <<Pero, ahora que tengo el balón el resto es inevitable.>>
Nagi comenzó a sentir como ese ardor se transmitía por todo su cuerpo.
<<Está curiosidad que tengo... No hay quien la paré.>>
—¡No puede ser! —gritó Igaguri, esperando bloquear nuevamente el balón con la cara.
—¡No tiene ángulo de disparó! —avisó Yudai.
<<Quiero desafiarme... Y usaré el fútbol... ¡Para descubrir este ego mío desconocido!>>, pensó Nagi y, al pisar el suelo, volvió a saltar para impulsarse, dándose media vuelta en el aire con el fin de anotar.
Isagi, miró todo con sorpresa mientras iba corriendo para ofrecer su apoyo.
<<No somos los únicos... que despertamos en está situación extrema.>>, sentenció Isagi, y fue testigo de como Nagi anotaba un gol que dictaba el cuatro a tres para el equipo V. <<Este monstruo también...>>
El equipo V soltó alaridos hacia Nagi mientras se acercaban a él. Pero Nagi, no hacía más que estar perdido viendo como el balón se había quedado dentro de la portería mientras caía al césped.
<<Este sentimiento... es como si se me calentará la sangre.>>, pensó Nagi y cayó de costado al suelo.
—¡Nagi! —gritó Reo, preocupado de si estaba bien, y fue corriendo a verlo—. ¿Estás bien?
<<Bien, puedo sentirlo aunque sea un poco...>>, meditó Nagi, pero no le parecía suficiente. Sentía que estaba tan cerca de obtener la respuesta del por qué su corazón palpitaba de emoción, pero necesitaba más. Si Isagi Yoichi no le diría la respuesta, él las obtendría a como dé lugar. Nagi se reincorporó del suelo y se posó de cuclillas para ver a Reo.
—Oye, Reo... El fútbol es muy divertido.
Reo quedó en blanco. Fue en ese entonces que se dio cuenta de que había sido engañado por sí mismo. Todos esos años siempre habían sido normales. Ahora lo entendía todo, mientras sentía como un delicioso impulso recorría su cuerpo y lo motivaba a descubrir más.
<<Mi vida había sido un completo aburrimiento... Hasta que descubrí esta forma del ego... Llamada curiosidad.>>
Nagi se llevó el puño a los labios para replantearse un poco las cosas.
—¿Cuántos goles queremos?
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