20: | -Monstruos durmientes- |
—Tada, ¿No crees que hay algo mal con esto? —preguntó Isagi con una sonrisa tímida, señalando un mural con un lema en amarillo que le revolvió de cierta forma el estómago.
El susodicho miró el lema y se mostró extrañado. Nuevamente, se dirigió ante Isagi.
—¿Por qué? —preguntó.
—El fútbol se siente bien porque puedes vencer a tus oponentes y marcar golpes por ti mismo, ¿verdad? —respondió Isagi—. Esa es la alegría de ser delantero. No se trata de unir fuerzas, sino el poder de cada delantero individual. —Al ver la cara de confusión de Tada, Isagi empezó a dudar y su sonrisa de desvaneció poco a poco. Tímidamente, agregó—: Supongo.
Tada, por otro lado, solo sonrió levemente.
—No puedes jugar fútbol solo —contestó Tada.
Nagi e Isagi no apartaban la mirada el uno del otro. Isagi se encontraba impresionado por lo que acaba de presenciar. Él de ante mano sabía que Nagi Seishiro era el más alto en el ranking de goleadores del quinto estrato de Blue Lock. Y ahora entendía que no era en vano. Había demostrado en segundos algo que simplemente se vio incapaz de replicar.
Mientras Isagi pensaban y analizaba la situación, Nagi apartó la mirada de él con desinterés.
<<Pensar en ello es un gran dolor, pero... no puedo evitarlo>>, pensó Nagi, refiriéndose a sus dudas sobre su interés por el fútbol.
—¡Buen tiro, Nagi! —alagó Reo—. Exactamente como lo había imaginado.
—Oye, Reo, ¿Puedo relajarme el resto del partido? —preguntó Nagi.
—No, aún no —respondió Reo, sonriéndole—. No hasta que hagas cinco goles más.
Nagi ahogó un suspiro de fatiga, e intentó regatear.
—¿No pueden ser cuatro? —inquirió.
—No. Cinco —insistió Reo.
Nagi quería negarse y seguir regateando, pero no podía negar que había algo que lo llamaba a hacerlo de todas formas.
<<Algo no anda bien conmigo... últimamente.>>, pensó Nagi. Suspiró y sobó nuevamente su nuca.
—Cinco más... que dolor.
Isagi, aún viendo a Nagi desde lejos, comenzó a dudar de si podrían ganarle a tal monstruo perezoso. El equipo Z opinaba igual, pero Igaguri volvió a motivarlos, y eso lo hizo librarse de sus dudas. Solo tenían que apegarse a sus tácticas para lograr tener una oportunidad.
—¡Acabemos con este partido, equipo V! —gritó Reo, animando a su equipo.
Isagi reinicio el juego, sintiéndose un poco más centrado está vez, y la táctica que ahora tenía pensado usar, era la que habían practicado con Kunigami Rensuke, quién recibió el balón de Isagi para dirigirse a la portería del equipo V y así ejecutar su tiro con la izquierda a su rango de distancia ideal para anotar. Sin embargo, sin que se diera cuenta, Reo llegó por su punto ciego y le robó el balón.
—¿No estás un poco fuera de tu zona de tiro, musculitos Kunigami? —bromeó Reo, sonriéndole con burla.
Kunigami se mostró frustrado.
—Yo estudie cada habilidad que un bruto como tú podría tener. No te la dejaré tan fácil —dijo, y corrió con el balón.
Kunigami intentó alcanzarlo para quitarle el balón, pero por más que lo intentó, terminó admitiendo que Reo era demasiado bueno manteniendo el balón bajo su control a causa de una buena resistencia.
—¡Una vez más! —gritó Reo—. ¡Hagámoslo, Nagi!
Antes de que Kunigami lo alcanzará, Reo pateó el balón, y el único que se dio cuenta de las intenciones de Reo fue Isagi.
—¿Es la misma jugada? —musitó Isagi, y se volvió rápido hacia los jugadores que estaban más adelante de Nagi, quien ya iba en caminó a buscar el balón—. ¡Párenlo!, ¡Raichi, Igaguri!
—¡Lo presionaré!, ¡Ve a esperar adelante, Raichi! —gritó Igaguri.
—¿¡Qué!?, ¿¡Para que pierdas el balón como antes!? —ironizó Raichi, pero aún así no se negó.
El balón iba cayendo y Nagi, con solo mirar de soslayo, lo notó. Igaguri fue al encuentro con él, esperando que el balón tocará el suelo para evitar que Nagi siga adelante. No obstante, Nagi se detuvo abruptamente en su delante y le dio un vote al balón con la pierna izquierda, elevándolo más alto de lo normal. Sin embargo, Igaguri no sospechó de Nagi y se aproximó ante la oportunidad de robarle el balón.
<<¡La elevó!, ¡Ahora!>>, pensó Igaguri, pero al ver que Nagi se iba dando media vuelta, se extrañó y sospechó. De pronto, Nagi saltó, elevando la pierna derecha mientras Raichi se posicionaba, y pateó el balón a portería. El balón le rozó la cabeza a Raichi, dejándolo helado.
El marcador ahora está dos a cero gracias a Nagi. Isagi quedó atónito por la forma en la que se ejecutó aquella chilena.
—¿Es... en serio? —dijo Raichi para sí mismo, tratando de convencerse que lo que vio fue real.
—¿Qué... qué diablos acaba de hacer? —se preguntó Yudai Imamura, sorprendido—. ¡Es una locura!
—No puede ser, ya vamos dos a cero —dijo Naruhaya, algo desesperado mientras se sacudía el cabello—. ¡Nuestro plan no va a funcionar!
<<¿Vamos a poder ganar...?>>, se preguntó Isagi, viendo como Nagi se reincorporaba. A sus espaldas, vio que Raichi fue a discutir con Kunigami, por lo que iba a encaminarse a detenerlos, pero se detuvo al sentirse vigilado. Él se volvió, y ahí estaba esa mirada desinteresada y cansada de Nagi observándolo. Inevitablemente, recordó sus comentarios en la cafetería y eso lo llenó de energía.
<<No poder ganar aunque hagas tu mayor esfuerzo... Ser débil suena fastidioso... Yo lo dejaría.>>, solo le bastó rememorar esas palabras para devolverle la mirada con el ceño fruncido.
<<Como... lo odio...>>, pensó Isagi, gruñendo en sus adentros. <<Nagi Seishiro... No soporto a este tipo.>>
A sus espaldas, los gritos de Raichi se volvieron más feroces y acudió con ellos para detenerlos definitivamente, guardando la amargura que le empezó a recorrer las venas.
—¡Suficiente! —interrumpió Isagi—. Si perdemos una vez más será nuestro fin. Tenemos que jugar todos juntos para poder ganar —vociferó.
Y Nagi, quien no había apartado la mirada de él, notó su forma tan seria de dirigirse al resto de su equipo.
<<¿En serio planea continuar?>>, se preguntó Nagi, sin quitarle la mirada a Isagi. Por más que solo pensaba en el pequeño Isagi Yoichi, no pudo ignorar el semblante serio que ahora mismo estaba plasmado en su rostro.
<<Por lo menos ya no te ves tan llorón, niño bajito.>>
—¡Cálmense, el juego apenas empieza! —gritó Okuhito Iemon, intentando aportar paz al resto del grupo, pero a penas lo consiguió.
El partido volvió a dar inicio e Isagi fue el que comenzó con la siguiente jugada, la última arma que les quedaba. Sin dudar, Isagi pateó hacia un chico de hermoso cabello largo rosa rojizo, quien estaba corriendo como una pantera desatada por el campo de juego, Hyoma Chigiri.
—¡Ve, Chigiri! —gritó Isagi, avisándole.
Los ojos rosas del chico miraron a Isagi y apresuró el paso al ver como le daba el pase del balón. En ese momento, supo que había llegado su momento de brillar. El balón había caído lejos de él, y los jugadores del equipo V lo habían notado. Sin embargo, Chigiri iba más rápido que ellos y estaba cerca de poseer el balón como suyo, hasta que, a su costado, apareció Zantetsu Tsurugi.
Chigiri se mostró sorprendido al que que había alguien que lo igualaba en velocidad y, antes de siquiera tocar el balón, Zantetsu se lo quitó del camino y pateó el balón hacia Reo.
—¡Buena esa, Zantetsu! —dijo Reo, botando el balón con su pie para controlarlo antes de que tocará el suelo.
—¡Me encargaré de Reo! —gritó Isagi, dirigiéndose a Naruhaya—. ¡Intercepta cualquier pase a Nagi!
Narahuaya, sin si quiera dudar de las órdenes, se apresuró para apoyar a Raichi y a Igaguri. Sin embargo, Nagi no hizo nada más que quedarse parado como un espectador, dándole una última oportunidad al Isagi Yoichi para demostrarle por qué o cómo es que había sobrevivido tanto en Blue Lock. Después de todo, cuando no tenía nada más que hacer. Reo ya había trazado ese plan desde el principio. Si él estaba bloqueado, no quedaba de otra que usar al segundo as bajo la manga, Zantetsu Tsurugi.
—¡En ese caso, ve por ello Zantetsu! —gritó Reo, pasándole el balón—. ¡Entra en tu zona!
Zantetsu recibió el balón e Isagi maldijo por lo bajo.
—¡Mierda, regresa Naruhaya! —gritó Isagi, viendo como Naruhaya se abría camino mientras se dirigía a Zantetsu. Por desgracia, Zantetsu ya había visto el hueco que podía usar para patear el balón a la escuadra izquierda.
<<Si demasiadas personas van a bloquear a Nagi. Entonces...>>, pensó Isagi a medias, pues Zantetsu ya había anotado el tercer gol para el equipo V. Sus esperanzas de poder ganar comenzaron a flaquear nuevamente, y Nagi fue testigo de su cansancio y frustración.
—Reo —llamó Zantetsu, acomodándose los lentes—. ¿Qué significa "zona"?
Ante la pregunta, Reo rio, sacándole la lengua con diversión.
—Te dije que llevar lentes falsos no te hará parecer inteligente —instó Reo.
—Zantetsu, idiota —dijo Nagi.
Para ese punto, ningún jugador del equipo Z creía sinceramente que podría por más tiempo levantarse en ese partido... Excepto uno. Él era el único que quedaba con su espíritu de lucha.
—Bien, esto se acabo —dijo Reo, chocando los cinco con Zantetsu—. Al final todos los equipos son iguales —agregó, y, burlándose, sacó la lengua—. ¡Bleh!
Nagi alcanzó a escuchar lo que dijo Reo, y una duda se adentró en su mente.
<<¿El equipo Z... es lo mismo también?>>, se preguntó Nagi. <<Pero... Yo...>>. Las dudas volvieron a ocupar su mente. <<¿En serio todo terminaría así de repente? Eso suena bien. Pero... entonces, ¿Por qué estoy tan inquieto por dentro?>>
Las preguntas siguieron merodeando por su mente, pero, a esas alturas, Nagi estaba por resignarse. Había elevado demasiado sus expectativas por esas nuevas emociones que lo carcomían y ahora no le quedaba nada más que seguir adelante. Aceptando los hechos, Nagi se volvió a Reo, quién se encontraba apoyado en los hombros de Zantetsu para celebrar su gol. Ya estaba lo suficientemente cansado.
—Oye, Reo, ¿Cuántos goles más tengo que hacer para que pueda relajarme? —preguntó Nagi.
Reo se volvió a escucharlo y analizó bien la situación.
—Bueno, Nagi... —Su mirada escrutó a cada jugador agotado del equipo Z. Al ver las caras de todos, Reo sintió algo de compasión—. Creo que ya has hecho suficiente. Ellos ya lucen destruidos, al igual que los otros que derrotamos.
—Yo supongo que, con nuestra abrumadora ofensiva, nosotros tenemos espíritus similares —comentó Zantetsu.
—Eso no tiene sentido —dijo Reo, mirándolo incrédulo—. En todo caso, nosotros asesinamos sus espíritus, no tenemos nada similar. Zantetsu, idiota.
Para el equipo V, el futuro del partido ya estaba dictado. Estaban tres a cero de todas formas. Sin embargo, a pesar de ello, Nagi alcanzó a escuchar unas risitas que irrumpieron en sus pensamientos, provenientes del lado del equipo Z.
—Bueno, bueno... Nos estamos emocionando —dijo Meguru Bachira.
Nagi lo miró tranquilo, pero algo confundido. Y no fue el único que lo hizo, incluso miembros de su propio equipo también miraban raro a aquel chico de cabello negro corto con mechones rubios en la nuca.
—¿Qué sucede con ese chico? —preguntó Zantetsu.
—Ni idea —contestó Reo.
—Bachira... —llamó Isagi—. ¿Qué estás... diciendo?
—Ese trío es realmente increíble —dijo Bachira entre risas de emoción, votando el balón sobre su pie—. Me emociona mucho jugar contra ellos.
Isagi se mostró sorprendido.
—Pero... Vamos perdiendo tres a cero. A este paso...
—¿Eh?, ¿Isagi?, ¿Tienes miedo? —le preguntó Bachira, mirándolo fijamente a los ojos con unas pupilas doradas penetrantes y llenas de vida.
Isagi enmudeció.
—Es cierto, sus goles fueron super especiales —prosiguió Bachira, apoyando su muñeca sobre su cintura. Inevitablemente, mientras veía el contador de puntos, sonrió en grande—. Pero ganar es sencillo.
El pitido que da comienzo el reinicio del partido hizo que Bachira le pasará el balón a Isagi.
—Necesitamos ser super especiales —agregó Bachira, mostrándose determinado.
—Espe... —dijo Isagi a medias, pues se concentró más rápido en recibir el balón.
Nagi aprovechó la situación y se fue acercando sin que se diera cuenta.
—¡Isagi, dame el pase! —gritó Bachira.
—¿Qué?, ¡Pero nuestras jugadas ya han sido descubiertas!
—¡Ya te dije, superaremos los límites! —dijo Bachira, con la sonrisa aún impresa en su rostro—. ¡Date prisa, o te la robarán!
Isagi, instintivamente, miró a su alrededor, sus ojos chocando con unos ojos grises azulados lo hizo reaccionar rápido. Pateó el balón y se lo devolvió a Bachira, quien recibió el pase de Isagi.
—Si las armas y las fórmulas no sirven contra ellos, si marcamos un gol, significará que superamos los límites, ¿no? —inquirió Bachira. Estaba tan motivado, que ni se dio de la gran cantidad de adrenalina que estaba transmitiéndole a Isagi en ese entonces. Nagi, desde su posición, volvió a atisbar el mismo brillo inocente que una vez vio hace mucho tiempo oculto bajo su cerquillo azabache.
Aquel hermoso color azul lleno de vida que gritaba en júbilo a viva voz, le provocó un pequeño flash desenfocado a Nagi. Fue como si una aguja penetrará en su cabeza intrusivamente. Había recordado algo a medias.
Kunigami e Igaguri le reclamaron a Bachira por ser tan imprudente, pero este no les hizo caso.
—¡El monstruo que llevo dentro me dice que en una situación desesperada hay que emocionarse! —dijo Bachira, con una sonrisa tenebrosa floreciendo de sus labios—. ¡No asustarse!, ¿La desesperación no es algo a lo que temer, es mi escenario para brillar!
<<Bachira...>>, pensó Isagi sorprendido, estaba atento a lo que su compañero de equipo estaba apunto de hacer.
—Eres interesante —opinó Reo, esperando a que Bachira se acercará para robarle el balón—. Te espero, Meguru Bachira.
—Como quieras. ¡Te burlaré!
Bachira, a unos centímetros de él, empezó a pasar el balón entre sus piernas para distraer a Reo con una bicicleta rápida, pero él estuvo completamente atento al balón. Sin embargo, Bachira amagó a la izquierda para ir luego a la derecha, tal como Reo se esperaba, pero no contó con que Bachira haría una ruleta para bloquearle el camino, impidiendo que le robe el balón. Aquello sorprendió a Reo, pero Zantetsu fue el siguiente en intervenir ante el llamado de Reo.
—Ya te tengo, flequilludo —dijo Zantetsu.
—Cuatro ojos —respondió Bachira, y se detuvo de golpe—. En ese caso...
Zantetsu se adelantó a él y le bloqueó el camino, pero Bachira ya tenía una idea que solo lo emocionaba más. Él rebotó el balón, creando un globo que usó de distracción. Zantetsu creyó que tenía la ventaja, pero Bachira le demostró que no, atrapando el balón con el empeine y meneando su pie hacia la derecha. Zantetsu se inclinó ante la dirección del balón, pero Bachira volvió a hacer un amague y lanzó el balón a su izquierda para seguir avanzando, creando una elástica en el aire.
—¡Funcionó!, ¡Mi inspiración no tiene límites!
—Mierda —maldijo Zantetsu—. ¡Allá va un tipo peligroso!
Bachira miró más adelante y se encontró con tres defensas del equipo V, a los cuales Reo les ordenó pararlo.
—¡Me encanta, me encanta!, ¡Vinimos para convertirnos en el mejor delantero del mundo!, ¡Si no puedo superarlos, significa que no sirvo como delantero!
Aquellas palabras, llenaron de motivación a Isagi y a los demás.
—Más... Más... —repetía Bachira, pasando entre los tres defensas que lo rodearon para detenerlo.
<<Bachira... eres increíble...>>, pensó Isagi. <<Pareces muy contento jugando al fútbol... Tienes toda la razón... Si este va a ser mi último partido serio de mi carrera...>>
<<Wow...>>, pensó Nagi, sorprendido. <<¿Qué le pasa a este tipo?>>
—Tres... Dos... —musitó Bachira, pasándose a sí mismo el balón sobre las cabeza de dos de los defensas—. Uno...
Bachira corrió más rápido y se enfrentó en un uno contra uno contra el portero, quien ya se había preparado para bloquear el posible gol.
<<¡Ya me desesperaré cuando haya perdido!>>, pensó Isagi, finalizando su línea de pensamiento lleno de temores. <<Ahora mismo..., ¡Si quiero ganar!>>
—¡Cero! —gritó Bachira y, posicionándose de lado con el talón izquierdo, pateó con el lateral del pie derecho.
El balón voló sobre la cabeza del portero del equipo V, rozando su mano. Y por más que intentó alcanzarlo, solo pudo maldecir. La leve patada de Bachira entró al arco, marcando así el primer punto para el equipo Z.
—¿Lo ven? —inquirió Bachira, dándole espalda a la portería—. ¿Acaso las cosas no se están poniendo divertidas?
Con solo escucharlo, la sonrisa de Isagi se ensanchó y su mirada se mostró nuevamente determinada.
<<¿Divertido?>>, se preguntó Nagi, viendo como todo el equipo Z se encontraba reunido.
—¿Para ellos el fútbol solo es... divertido? —se preguntó Nagi, viendo como Isagi abrazaba del cuello a Bachira.
<<No lo había pensado como tal antes...>>
Isagi miró el reloj y se tranquilizó, aún teniendo sesenta y cinco minutos para remontar en el partido. No había motivo para desanimarse aún.
<<Quedan sesenta y cinco minutos...>>, pensó Isagi. <<El juego de Bachira ha elevado el ánimo en el equipo Z. Pero eso no será suficiente. Si queremos ganar tenemos que evolucionar nuestros egos. Tengo que encontrar la fórmula que me permitirá mejorar...>>
—Ehm..., ¿No parece que el equipo Z estuviera de espíritu celestial? —preguntó Zantetsu.
—Es de "buen humor" —corrigió Reo—. Zantetsu, idiota.
—Entonces... No hemos terminado aún, ¿no?
—Al parecer no —indicó Reo, y sonrió divertido—. ¿No te parecen encantadores? Se veían sin vida hace unos segundos y ahora vuelven a motivarse...
Nagi se volvió a ver a Reo y notó algo diferente en su mirada. Nunca antes lo había visto así.
—Reo, ¿Te estás enfadando? —preguntó Zantetsu, pasándole el balón.
El juego entonces dio comienzo.
—¿Yo? —inquirió, haciéndose el confundido y recibió el balón para empezar a correr—. Para nada. Porque desde que Nagi y yo empezamos a jugar hace seis meses el récord era perfecto y no quiero ensuciarlo. Solo tenemos que terminarlos para siempre. Eso es todo.
—¿Dijo se... seis meses? —tartamudeó Igaguri, sorprendido.
—¡Increíble!, ¡Son verdaderos monstruos! —gritó Bachira, comenzando a correr con una sonrisa.
—¿Lo dice en serio? —se preguntó Isagi. Entonces, se decidió por volver al plan inicial. Habría que volver a intentarlo. No quería que volvieran a anotar una tercera vez con el mismo truco de antes—. ¡Raichi, marca a Reo!
—¿Qué?, ¿Por qué tengo que hacerlo? —preguntó confundido.
—¡Podemos bloquearlo con tu físico! —avisó Isagi, corriendo, y se volvió hacia el resto del equipo—. ¡Chigiri, Gagamaru cubran los huecos que dejé!, ¡Si no paramos a Reo antes volverán a hacer lo mismo!
—¡Hagamos esto, ajusten la formación!, ¡Vamos! —gritó Iemon, posicionándose en la portería.
Sin embargo, Raichi no se veía para nada contento, pero entendía que Isagi tenía razón.
—Hijo de tu... —ahogó un gruñido mientras una vena se asomaba cerca de su ojo—. En está posición no puedo usar mi fútbol sexy... ¡Está bien, idiotas! —gritó, resignado, y comenzó a correr—. ¡Pero una cosa!, ¡Si llegamos a perder maldeciré a sus descendientes!, ¿¡Me oyeron!?
Raichi alcanzó a Reo y se interpuso en su camino. Nagi iba trotando cerca de Reo desde lejos y, ante el ánimo repentino del equipo Z, se empezó a sentir algo fastidiado, viendo como se esmeraban en bloquear a Reo. ¿Por qué simplemente no se rendían y ya en lugar de pasar todas las molestias? Un gol insignificante no valía nada. Pero, pese a eso, el ardor seguía recorriendo su pecho. Aquella sensación que lo quemaba por dentro lo doblegaba al deseo de obtener las respuestas a sus dudas. Todas esas preguntas eran molestas por la intriga que le causaban, y el equipo Z solo avivaba esas ansias por saber más.
—Eh... que molesto... —musitó Nagi.
Al final, Reo le pasó el balón a Zantetsu al sentirse presionado por Raichi, quien le estaba causando problemas y generando una gran molestia. Zantetsu recibió el balón y comenzó a correr, siendo perseguido por Chigiri. Los dos quedaron cabeza a cabeza por unos segundos y Zantetsu apresuró el pasó, dispuesto a pasársela a Nagi, quien, por otro lado, esperó el balón, aún perdido en sus pensamientos.
<<Tal vez el equipo Z... Tenga la respuesta... a estos sentimientos inquietantes... el por qué me molestó tanto...>>
—¡Nagi! —llamó Zantetsu, y pateó el balón en su dirección, pero, para su mala suerte, Chigiri logró alcanzarlo, interponiendo el pie en el tiró. El balón se desvió al lado contrario de donde Nagi se encontraba.
—¡Te alcance, tortuga! —gritó Chigiri, dirigiéndose a Zantetsu.
Nagi no se quedó parado y fue corriendo tras el balón, siendo perseguido por Naruhaya e Igaguri. Naruhaya por un momento creyó que tendrían la oportunidad de robarle el balón a Nagi, sin darse cuenta que él no estaba en lo más mínimo concentrado en ellos. De a partir de ese momento, solo andaba en piloto automático.
<<¿Por qué... me hervía la sangre?>>, se preguntó Nagi, dándole un bote al balón. Dio media vuelta con la pierna derecha levantada y se dispuso a patear, sorprendiendo a los defensas que venían detrás de él.
<<¿Desde ahí?>>, se preguntó Naruhaya, sorprendido. ¿En serio Nagi tenía planeado patear a la portería desde tan lejos?
Y Nagi chutó con fuerza hacia la portería, pero Igaguri se interpuso, recibiendo el balón directamente en la nariz. Nagi se sorprendió por la medida drástica de Igaguri para bloquear su tiro. Ese chico estaba loco. ¿Qué tanto podrían arriesgar solo por ganar?
—¡Igaguri! —gritó Iemon, preocupado por él.
Igaguri, por otro lado, cayó de rodillas, sintiendo el horrible dolor punzante en su nariz. Nagi esperó que dijera algo en su contra, pero ni bien lo vio alzar la cabeza con regocijo, puso los ojos en blanco.
—¡Pude detenerlo! —gritó Igaguri, orgulloso de su bloqueo de balón.
El balón salió volando y Bachira se dispuso a atraparlo.
—¡Buen bloqueo con la cara! —alagó Bachira y, con un pequeño saltó, controló el balón con su talón.
Bachira comenzó a correr, pero entonces Reo lo interceptó.
—Aquí te espero, flequilludo. Ni creas que podrás burlarme dos veces —advirtió Reo.
Pero Bachira no vaciló en ningún momento, y le sostuvo la mirada a Reo.
—¿Mh? —Bachira de mostró confundido con su comentario—. Ya lo sé. Pero ya no es igual que antes, ya no estoy jugando solo.
Y era cierto. Todo el equipo Z rebozaba de vida otra vez. Bachira sonrió.
—¡El equipo Z a despertado! —gritó Bachira, y le pasó el balón a los pies de un chico de cabello naranja.
—¡Sí! —gritó Kunigami, y comenzó a correr.
—¡Párenlo! —gritó Reo—. ¡Que no pueda acercarse a tirar!
Kunigami siguió corriendo hacia su zona de tiro, pero, ante las órdenes de Reo, terminó siendo interceptado por dos defensas del equipo V. Al verse bloqueado, comenzó a pensar demasiado y a quebrar su temple. Pero ahí apareció Isagi, gritando las palabras que más necesitaba escuchar. Isagi, rápidamente, le gritó:
—¡Corre, Kunigami!, ¡No pierdas los nervios!, ¿¡No habías dicho que serias un superhéroe!?
<<Isagi... Tienes razón... ¡No puedo limitarme a lo que ya sé hacer!>>, pensó Kunigami, sorprendido por las palabras de aliento de Isagi. Y al cabo de unos segundos, Kunigami anotó el segundo gol para el equipo Z con su sorprendente habilidad para hacer tiros lejanos. Todo gracias a la motivación de Isagi. El marcador pito fuertemente en los oídos de tontos mientras se agregaba otro punto para el equipo Z.
—¡Sííí! —gritó Kunigami.
—La situación no es buena... —comentó Zantetsu.
—Nos están alcanzando... —dijo Reo, y, ante la presión y molestia que estaba sintiendo, terminó decidiendo lo mejor que podría hacer en ese momento para el equipo—. Dame un descanso.
Nagi miró a Reo por el rabillo del ojo. Él jamás había visto que alguien le colme la paciencia a Reo. Eso lo motivó más para saber las razones del esfuerzo del equipo Z.
<<Quiero saber la razón..., ¿Por qué pueden pelear tanto y con tanta desesperación?>>
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