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16: No soy un esclavo

Reo no podía dejar de reír y sonreír en grande, había conseguido su objetivo, y ahora tenía una cama de lujo gracias al sistema de bonus. Solo necesitó cambiar tres goles para tenerla y ahora podía dormir plácidamente. Nagi también se aventuró a probar el rebote de la cama, tirándose de espaldas sobre el colchón.

—¡He adquirido una cama de lujo! —gritó Reo.

—Yay —soltó Nagi suavemente, rebotando sobre la cama—. Esto está fuera de este mundo —opinó, pues le era irreal la calidad y comodidad de la cama.

Zantetsu, al oír lo dicho por Nagi, se quitó las gafas y se lanzó con ellos.

—¡Me uniré a ustedes! —gritó Zantetsu, y cayó en la cama poniéndose en forma de bola, haciendo reír al resto de compañero—. ¡Zantetsu pelota lenta! 

Reo no paró de reír.

—¡Maldito, esa es mi cama! —dijo Reo, riendo con una sonrisa al ver a Zantetsu rebotar.

—Espera, ¿Dónde están tus gafas?, ¿Puedes ver sin ellas? —preguntó Nagi.

—Oh, son gafas falsas —respondió Zantetsu, sin dejar de rebotar.

—¿¡En serio!? —preguntó Reo, algo sorprendido.

—Entonces, las gafas que llevas en el partido, ¿También son falsas? —inquirió Nagi.

—Sí, solo me las pongo para parecer más listo.

—Eres un maldito idiota —dijo Reo, sin dejar de reír.

—¡Hey, mis tres señorías! —llamó un chico del equipo, señalando una pantalla prendida, donde se mostraba un jugador de Blue Lock—. ¿Qué pasa con la reunión? He hecho un resumen de los datos del equipo X. Su as es este chico, Barou Shouei. Sus armas son su excepcional regate con carga, su tiro a larga media distancia...

—Ah, sí, sí... —interrumpió Reo, sin dejar de rebotar en la cama—. No te preocupes, no te preocupes.

Reo dio otro rebote y calló encima de Nagi, haciéndolo soltar una queja ahogada, y por si fuera poco, Zantetsu cayó encima de Reo, aplastando más a Nagi. Ahora mismo, él era incapaz de respirar.

—¡Los tres somos imparables! —vociferó Reo, animado.

—¡Somos incomparables! —afirmó Zantetsu.

Reo entonces se levantó de golpe, empujando a Zantetsu de su encima sin querer, empujándolo de la cama. Aunque Zantetsu ya no este en su encima, Nagi seguía acorralado por la retaguardia de Reo posada sobre su espalda baja.

—¡Vamos a ganar todos, equipo V! —gritó Reo, animando a todos, quienes le siguieron a los vitoreos.

<<Bueno... ahora no tendré que trabajar tan duro para ganar...>>, pensó Nagi, con la mejilla apoyada en el colchón. <<Muchas gracias, Zantetsu.>>


Había llegado el momento del siguiente partido. Ahora les tocaba enfrentarse contra el equipo X, siento estos últimos quienes tendrán la posesión del balón.

—Bien, cerraremos el partido rápidamente con una victoria —dijo Reo sonriendo, anclando cada brazo con el hueco de los codos para estirarse.

—Somos incomparables —instó Zantetsu.

—Sí, sí —dijo Nagi.

El partido dio comienzo y el as del equipo X, Barou Shouei, se apresuró a correr con el balón.

<<Este tipo tiende a actuar solo. Entonces, con mi físico y velocidad... ¡No pienses, simplemente ponte en su camino!>>, pensó Zantetsu, tratando de marcar a Barou. Sin embargo, se vio incapaz de desestabilizarlo. No lo había movido ni un solo centímetro pese al empuje. <<Es tal como dijeron, este tipo tiene una gran fuerza de carga.>>, opinó impresionado.

—¡Buen trabajo, Zantetsu! —gritó Reo, apareciendo por la izquierda, sorprendiendo a Barou—. ¿Qué tal maldito Saiyan?, ¿De verdad creías que podrías ganarnos por tu cuenta? —dijo, y se deslizó por el suelo, pateando hacia arriba el balón en un pase.

Barou ahora había perdido toda la posesión del balón.

—¡Bien, Reo! —dijo Zantetsu.

El pase de Reo fue rápidamente atrapado por Nagi, a pesar de estar rodeado por dos defensores.

—¡Aquí! —dijo Reo.

Y Nagi, sin dejar que el balón toque el suelo, se lo pasó a Reo. Reo recibió el balón dándole un pequeño bote con el pecho.

—¡Se los dije, una victoria fácil! —dijo Reo, sonriendo divertido, y chutó al arco en toda la escuadra.

El marcador va uno a cero para el equipo V. Seguidamente, lo va a celebrar con Nagi y Zantetsu. Él saltó entre los dos, llevándose a Nagi consigo hacia atrás al abrazar su yugular con el hueco del codo, sacándole todo el aire, y chocó los cinco con Zantetsu. Ante ese gol, el equipo X se vió frustrado.

—¡Mierda, Barou, deja de ser un rey tan molesto!, ¿¡Cuánto tiempo más seguirás hundiéndonos con tus jugadas egoístas!? —gritó un chico del equipo X.

—¿Rey? —inquirió Reo, incrédulo, sin soltar a Nagi del cuello.

—Al parecer el equipo contrario se está peleando —dijo Zantetsu.

—¡Está es la última oportunidad del equipo X! —continuó el chico—. ¡Si no ganamos aquí seremos eliminados!

Acto seguido todos los otros miembros del equipo comenzaron a rodear a Barou.

—¡Eres el máximo anotador, así que pasa el balón ahora, Barou! 

—¡Por favor, Barou! —prosiguió otro chico.

—¡Préstanos tu fuerza!

—¡Vamos a unirnos como hacen los otros equipos!

Barou los escuchó perfectamente, pero, a sus ojos, solo podía ver a un montón de campesinos rogándole para que comparta sus riquezas. Él solo los miró con frustración y venas remarcándose alrededor de su rostro.

—¿Les parece que me importe, campesinos?, ¿Por qué debería el rey cuidar de los cadáveres de sus sirvientes?

Todos sus compañeros quedaron en shock y hubo algunos que maldijeron por lo bajo mientras miraban al rey con desdén.

—Todos ustedes, sanguijuelas, no tenían ningún problema en aprovecharse de mis talentos cuando la marcha era suave —prosiguió Barou—, pero ahora que parece que el barco se va a hundir, ¿Es repentinamente culpa del rey? No tienen lo necesario para llamarse humanos.

Todos se estremecieron por la dura verdad, pues desde que empezaron a jugar habían sido muy dependientes de las capacidades físicas de Barou, y todo empezó desde que unió al equipo con el primer gol que hizo en Blue Lock, el primer gol contra el equipo Z. Él marcó el inicio de esa tendencia por parte de todo el equipo X cuando atravesó ese muro de jugadores constituido por su propio equipo y por el equipo contrario; cuando se robó el balón y fue corriendo hacia la dirección de Isagi Yoichi, al cual esquivó haciendo volar el balón por su cabeza para seguir adelante, hacer dos cañones entre las piernas de otros dos jugadores del equipo Z y así, finalmente, anotar el gol que definió el futuro del equipo X.

—¡Ustedes han llegado tan lejos gracias a mí! —dijo Barou—. Ahora... ofrezcan sus servicios a mí.

Los jugadores del equipo X temblaron por la gran presencia de Barou.

—Que pedazo de tirano —comentó Zantetsu.

<<Me alegra no estar en su equipo.>>, añadió Zantetsu en su mente. Reo solo rió un poco.

—Pero son egoístas como él los que sobrevivirán en Blue Lock —agregó Reo.

—Rey Barou... —musitó Nagi.

<<Este tipo parece otra molestia en el trasero.>>,pensó Nagi.

Barou pasó el balón para dar reinicio al partido, y cuando un miembro del equipo X recibió el balón, este, junto a otros jugadores, se coordinó para cambiar los planes.

—Hey... —dijo un chico del equipo X hacia al chico que recibió el balón.

—Sí... Ya lo sé —respondió y comenzó a correr—. ¡Escuchen todos, ganaremos este partido sin Barou!, ¡Pasen el balón y metan gol!

Ante esa declaración, Barou se mostró algo sorprendido, pero a la vez enojado.

—Ustedes, bastardos...

—¡Tom esto! —gritó el chico, pasando el balón—. ¡Vamos equipo X!

Nagi se mostró algo sorprendido.

—¿Oh? Ellos están jugando en equipo  —comentó Nagi.

—¿De verdad? —inquirió Reo—. Pero aún puede ser una victoria sencilla. Incluso si trabajan juntos son un puñado de don nadies.

Y Reo demostró su punto. La defensa del equipo V robó el balón y se la pasó a Zantetsu.

—Por otro lado, nosotros somos el centro de todo el equipo. Somos el equipo más completo y fuerte del quinto estrato. Nuestros lazos no son tan débiles. Es imposible que perdamos con un equipo tan improvisado como este.

Y eso se siguió demostrando cuando Zantetsu recibió el balón y  metió el segundo gol y Nagi el tercero. El equipo X comenzó a entrar en desesperación y Barou también se veía irritado y algo cansado. Cada miembro del equipo X no dejaba de maldecir y de decir palabras desesperanzadoras, mientras otros, aún con lágrimas en los ojos, trataban de aferrarse a la fe, a pesar de que la gran mayoría creían que sería el final.

—No... no debemos parar. ¡Mientras quede una pizca de esperanza hay que luchar! —gritó un chico del equipo X, y pateó para dar reinicio al partido.

—No, no es posible —dijo Reo, recuperando el balón mientras empujaba un poco al jugador del equipo X que iba a recibir el pase—. No pueden crear algo de la nada. Es hora del bonus. —Pateó el balón a otra dirección y este se fue hacia su objetivo—. Ahora te toca conseguir tu cama de julujo, Nagi.

Nagi siguió corriendo y vio como el balón se dirigía hacia él.

<<Eh... que pereza...>>, pensó Nagi, esperando a que el balón llegue hasta donde está él. Sin embargo, Barou, de un salto, intervino el pase en el aire, sorprendiendo a Nagi y a Reo.

—Estúpido golpe de estado, tienen muchas agallas campesinos —dijo Barou, cayendo al suelo casi de rodillas, completamente encolerizado con las venas brotando de sus ojos y alrededor de su cara.

—¡Lo siento, Nagi, baje la guardia! —gritó Reo.

—No hay problema —contestó Nagi, tranquilo, y aproximándose para interceptar a Barou—. Devuélveme eso, Rey.

Por favor, devuelve eso, ¿verdad? —corrigió Barou, anteponiendo los modales, pues...—: Tú solo eres un esclavo que no puede hacer nada sin que se lo ordenen —dijo, y trató de abrirse de Nagi por el lado derecho.

—¿Esclavo...? —inquirió Nagi, mirándolo algo confundido mientras intentaba parar a Barou.

Sin embargo, Barou cambió rápidamente la dirección del balón, pasando del bloqueo de Nagi.

<<Maldición, ese fue un buen contraataque.>>, pensó Nagi, y Reo compartió ese pensamiento mientras se aproximaba al encuentro con Barou. <<Él es bueno. Cuando se trata de carga y de jugar individualmente , él es el mejor. Pero con Zantetsu y yo sigue siendo una victoria sencilla.>>

—¡Zantetsu! —llamó Reo.

—¿Me llamaste? —inquirió, acercándose del lado opuesto para marcarle el paso con Reo.

<<Lo haré desacelerar para que Zantetsu lo presioné.>>, pensó Reo, y Zantetsu y él quedaron delante de Barou.

—¡Presiónalo! —gritó Reo.

—¡Bien, cerrémoslo! —contestó Zantetsu.

Pero Barou no desaceleró, sino todo lo contrario, queriendo pasar a toda velocidad entre los dos. Zantetsu y Barou se sorprendieron.

<<Mierda, este bastardo... hizo un movimiento muy calculado. Su objetivo era esperar a que cambiemos posiciones para aprovechar el hueco momentáneo entre nosotros.>>, pensó Reo, viendo como Barou seguía corriendo como un león buscando a su presa. Era como si tuviera una bestia contenida que solo se manifestaba en esa clase de momentos en particular. Ese era su ego, un gran león desatado con ganas de devorar.

—Mierda —maldijo Reo, intentando parar a Barou sujetando su hombro.

<<Aunque haya bajado mi guardia, solo alguien con una visión sólida de juego e inteligencia futbolística podía haber visto ese punto ciego. ¡Este tipo no es un egoísta cualquiera, es un talento excepcional que vive por el bien de su propio gol! Cuando destaca es fácil de predecir y destruir, pero cuando se deja sin marca, empieza a brillar, un talento que aguarda en la oscuridad.>>, pensó Reo, algo frustrado e intentando parar a Barou, pero su fuerza descomunal  era un impedimento.

—No... Tú no eres un rey... —dijo Reo.

<<¡Es un jodido joker(Bufón)!>>, pensó Reo, y fue testigo de cómo el "bufón" pateó el balón a la escuadra de la portería, desestabilizando a Reo y hundiendo la red hasta el fondo. Ahora el marcador estaba tres a uno. Barou se volvió a Reo con un gesto iracundo y los dientes apretados.

—¿Sigue creyendo que será un victoria sencilla? Maldito campesino —bramó Barou.

Entonces, cuando Reo estaba por caerse al suelo, apareció Nagi para atraparlo, para la sorpresa de Reo.

—Yo no soy un esclavo —dijo Nagi, mirando fijamente a Barou—. Yo soy el compañero de Reo.

En ese instante, Nagi y Barou compartieron miradas. Nagi se prepara para luchar contra el Rey Barou.


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