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Capítulo 7

"Aléjate, puedes conservar la poca ilusión que te queda enfrascada en un recipiente de mentiras"

Los días no ayudaban a su maldita mente, el trabajo era demasiado ligero, por lo que a veces ni siquiera tenía que presentarse a la empresa para atender sus asuntos, ya que de esto se encargaba Alice. Lo que conllevaba a más tiempo libre que daba igual a más pensamientos, más pensamientos igual a recuerdos, recuerdos igual a Park Jimin.

Pasaba el día entero reviviendo en su cabeza la última vez un su habitación, en la boutique de su madre, en uno de sus apartamentos, esa vez que probablemente lo marcó. Sonrió, excitado de solo imaginar la piel rojiza y marcada del rubio. Quería tenerlo nuevamente, pero solo era cuestión de tiempo.

Faltaba un día para viajar junto a su asistente a otro país, en busca de concretar el vigésimo primer hotel de la cadena hotelera "Alaskan Resort". Con el tiempo, ellos se encargarían del diseño de los demás, que serían en otras ciudades y probablemente otros países.
Está vez el trabajo era en conjunto con Namjoon, lo que significaba una cosa... Estaba a pocas horas de volver a ver a Park Jimin luego de varios días.
Y eso lo tenía bastante ansioso, sediento porque ya llegara el momento de ver su precioso trasero.

Estaba concentrado viendo la laptop, revisando algunos archivos de planos que tenía guardado para futuros proyectos que considerablemente tenían potencial, el timbre de su oficina se escuchó y distraído aún en el plano sintió los pasos de su secretaria entrar. 

—Buenos días señor Min.

—Buenos días...

—Aqui está el permiso requerido para el vuelo de mañana —dijo la mujer acercándole un papel.

—Déjalo ahí ¿Qué más?

—Oh, le llegó un mensaje electrónico.

—¿Quién es el remitente? —preguntó sin interés alguno bebiendo de su café.

—Es de parte del asistente del señor Kim.

—¿Jimin? —preguntó con interés. La chica asintió —. Déjamelo a mí, yo veré que quiere.

—¿Seguro?

—Muy seguro, retírate.

La chica se fue e inmediatamente Yoongi abrió su correo electrónico viendo el mensaje, le dió click leyendo el contenido.

De: [email protected]
Para: [email protected]

Asunto: Confirmación de viaje.

Muy buenos días señor Min, este mensaje es para confirmar su asistencia al viaje de mañana junto a su socio el señor Kim.

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Jimin tocó el timbre de la oficina, trayendo con esa acción recuerdos a su mente que inevitablemente se proyectaban con nerviosismo, preguntándose que tenían Min y su jefe en contra de lo tradicional de gritar un "adelante" después de tocar. La puerta segundos después se abrió y el chico caminó hasta quedar frente al moreno de cabello castaño.

—Señor Kim, la suite ya está confirmada.

—¿Reservaste tu habitación?— preguntó Nam.

—Claro.

—De acuerdo... —contestó tecleando algo rápidamente en su computador — ¿Obtuviste la confirmación de Min?

Al escucharlo nombrar se sintió mal, no supo cómo en realidad, pero instintivamente su rostro cambió a uno incómodo, recordando que ese hombre tenía que asistir a ese viaje, por lo tanto tendría que verlo.

Los días que no había sabido de él se había sentido mal, quiso en el fondo regresar, pero el miedo lo ataba y pensar en la posibilidad de estar loco por querer hacerlo. Para muchas personas la última experiencia que tuvo con Min Yoongi era inconcebible, sádico y anormal, incluso hasta para él fue así al principio, pero en esos momentos no sentía nada de aquello, en lugar de eso podía decir que lo extrañaba ¿Estaba loco? Probablemente.

—Pensé que usted iba a preguntarle— Namjoon lo miró fijamente sobre sus lentes.

—Jimin, ese es tu trabajo, no el mío. Confirma si él también vendrá con nosotros.

—Está bien, el señor Kim confirmó su presencia en las reuniones. 

—¿A, si? Estupendo, solo falta que Yoongi confirme entonces, ve y escríbele un correo a él y me avisas.

El rubio asintió y se retiró de aquella oficina, entrando a la suya, que estaba hubicada al lado de la de su jefe. Se sentó frente a la computadora tecleando un rápido mensaje hacia él con los nervios al mil, tanto así que no se fijó que dirección de correo había utilizado en la laptop, dejó de lado el portátil para atender sus pendientes, aquél día estaba seguro que terminaría tarde de dejar todo en orden para el viaje, y tendría pocas horas para empacar y descansar antes del vuelo.

Habían pasado veinte minutos y escuchó la notificación del mensaje en el correo, lo abrió con desgano, atento en la lectura.

De: [email protected]
Para: [email protected]

Asunto: ¿Park Minnie? Hermoso.

Señor Park, creo que está más que obvia mi confirmación al viaje. Con gusto nos veremos mañana.

¿Cómo la ha pasado desde la última vez que nos vimos?

—Esque para ser idiota no se estudia. Maldito Min Yoongi.

Ignoró completamente el mensaje pero al pasar un rato su teléfono empezó a sonar, observó el identificador apretando su mandíbula, ese hombre estaba loco si creía que iba a contestar, ignoró las primeras llamadas, pero la insistencia lo volvió loco y no tuvo más remedio que contestarle.

—Vaya, no creí que respondieras tan rápido, pequeño... quería seguir molestándote un rato.

Aquella voz logró sacarle una sonrisa tonta. Extrañaba escucharlo y sintió una tranquilidad grata. Aclaró su garganta, no queriendo que su voz saliera chillona o de alguna manera interesada.

—¿Qué quieres, Min?

—Vaya... Creo que perdimos el respeto cariño, te recuerdo que sigo siendo socio de tu jefe.

«Que te den y muy duro, Min» pensó el rubio.

—¿Qué se le ofrece al señor Min? —preguntó tras un suspiro con mala gana.

—Mucho mejor... ¿Sabes que se me ofrece?

—No, no tengo idea —contestó hastiado

—Tú, y tú hermoso culo recibiendo mi pene.

—Señor Min, si solamente llamó para decir ridiculeces voy a colgar —la risa del pelinegro se escuchó a través de la bocina. Causando estragos en su cuerpo.

—Ahora estamos a la defensiva...

—Estoy en mi trabajo, señor Min.

—Eso puedo solucionarlo fácil. Puedo tenerte en mi oficina chupando mi polla en menos de lo que te imaginas.

—No quiero que se meta en mi vida, mucho menos en mi trabajo.

Aunque sonó imperturbable, el rubor en sus mejillas no podía ser más intenso, le sorprendía como el lenguaje de ese hombre podía afectar tanto en él.

—No te imaginas cuánto daría por tenerte en cuatro en estos momentos.

Jimin abrió los ojos sorprendido, volteó por instinto a todos lados sabiendo que nadie lo veía o siquiera escuchaba la conversación.

»Dime que no quieres lo mismo...

—No lo quiero— intentó fallidamente sonar firme.

—Cariño, ¿Por qué mientes?

—¿Por qué no me deja en paz? Creí que ya todo había quedado claro —Yoongi río fuerte dejando confundido al menor.

—¿Enserio creíste que tú berrinche del otro día me afectó? Cariño... Estás lejos de conocerme, nos vemos mañana.

Cortó la llamada, no le dió tiempo de responder absolutamente nada a las palabras de Yoongi, quería decirle sus verdades, quería golpearlo y gritarle. Pero no podía, lo odiaba, lo odiaba y a la misma vez lo deseaba. Detestaba sentir eso.

El día había terminado, su salida se había retrasado dos horas después de las correspondientes, todo para dejar los últimos detalles listos. Tomó su bolso y salió de la oficina topándose con su jefe.

—Señor Kim, nos vemos mañana— dijo para seguir caminando.

—Espera— tecleaba algo en su teléfono, pasaron unos segundo y lo metió en su bolsa del pantalón —. Mi chófer pasará a recogerte mañana, nos veremos directamente en el aeropuerto. — Jimin asintió feliz y aliviado.

—Muchas gracias.

—El vuelo sale a las diez, sé puntual.

—Por supuesto. Hasta mañana.

Y sin más salió de la empresa, tomó un taxi y al fin llegó a la comodidad de su casa. La próxima hora se encargó de hacer su maleta. Llevando estrictamente lo necesario para un viaje de diez días como estaba previsto. Era la primera vez que viajaba fuera del país, así que los nervios eran incontrolables.

Se aseguró de colocar la alarma una hora y media antes, cepilló sus dientes y se duchó rápidamente para irse a dormir.
Cerró sus ojos, teniendo como último recuerdo la voz de Min.

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Se encontraba en la acera de su edificio, esperando el auto que debía recogerlo para ir al aeropuerto. Dos minutos después ya estaba frente a él, pero se quedó estático cuando vio al conductor bajarse para tomar su maleta.

—Buenos días señor Park— dijo el hombre, casi arrebatando el equipaje, se apartó y le abrió la puerta trasera, en donde logró ver apenas la pierna de él —. Ya puede subirse.

«Maldita sea mi suerte»

Con el corazón a mil se subió y cerró, pegándose lo más que podía a la puerta para evitar tocar o siquiera tener contacto con él, Yoongi se encontraba sumergido en su teléfono sin prestarle atención.

Agradeció mil veces llevar un gorro en su cabeza, lentes y un tapabocas, por qué de lo contrario sentía que Min se daría cuenta de cuán nervioso estaba.

—¿No crees que es demasiado excesivo?

—¿Eh?

—Cubrirse el rostro ¿Estás usando guantes? —Yoongi lo observó con desdén.

—No me gustan los lugares públicos ¿Sabe cuántas bacterias hay en un avión?— Yoongi alzó la ceja.

—¿Y quién te dijo que viajaremos en un avión comercial?

—¿No será así?

—Quítate esa cosa de la boca, me estorba verte con eso puesto.

Jimin no pudo ver sus miradas porque las cubría con unos lentes oscuros igual a los suyos. Hizo caso a la petición, deshaciéndose del tapabocas, pero dejándose su gorro y los lentes puestos. Media hora después ya estaban en el aeropuerto, varios camarógrafos estaban en el lugar y se sintió mal, no quería bajar del auto.

—¿Qué sucede?— Yoongi pareció ver su nerviosismo.

—¿P-por qué hay demasiados camarógrafos?

—Es normal, no solo están por nosotros.

—¿No-nosotros?

—Nam y yo no solo somos arquitectos, es obvio que la prensa está loca por obtener información de nosotros.

—¿Y eso no le afecta?

—¿Porqué lo haría? La presa no me da de comer, lo hace mi trabajo, lo que ellos escriban en los periódicos o en las noticias no me importa.

Yoongi se bajó del auto quedando de pie viendo al chico mientras miles de Flash rebotaban en su cuerpo.

—¿No vas a salir?

—No quiero que me fotografíen.— se quejó Jimin.

—Es imposible que no lo hagan, ven, toma mi mano e ignoralos.

Jimin se deslizó por el asiento hasta tomar la mano que se le era otorgada, Yoongi le ayudó a salir y cerró la puerta tras de ellos. Jimin creyó que ya abajo soltaría su mano, grande fue su impresión cuando empezó a caminar con él hasta la entrada del aeropuerto, se mantuvo cabizbajo todo el camino mientras escuchaba preguntas que lograron avergonzar enormemente al rubio.

Pensó que se habían salvado de los camarógrafos de afuera, pero adentro había muchos más sacando cada ángulo de las manos entrelazadas de ambos hombres, aprovechando el momento perfecto para inventar cualquier titular para la prensa y los medios, eso a Min no le importaba lo más mínimo ¿Entonces porqué debía importarle a él? Con esa pregunta en mente se irguió y levantó su cabeza provocando que los Flash de las cámaras lo cegaran un poco a pesar de llevar lentes oscuros.

Yoongi volteó a verlo y ambos se conectaron miradas por un pequeño momento que quedaría probablemente en las portadas de los periódicos del día siguiente. El pelinegro apretó su mano para hacerlo sentir mejor y el rubio sonrió para seguir caminando junto a él.

Llegaron a una pista privada, en donde el Jet los esperaba y abajo ya se encontraba Namjoon al lado de Alice Sheng, la secretaría de Yoongi.

—¿Si saben que mañana saldrán en la portada de los periódicos verdad? —preguntó Nam encendiendo un cigarrillo.

—No me importa— dijo Yoongi aún de la mano del chico, quien intentó zafarse pero el mayor no se lo permitió, reforzando aún más el agarre en la pequeña mano.

—¿Y tú? —se dirigió a Jimin.

—Buenos días jefe— hizo una reverencia hacia el mayor —. Si a él no le importa a mí menos.

—Entonces ya suelten sus manos, están dando de qué hablar.

—¿Por qué? No es cómo que nos estuviéramos besando— el pelinegro dijo con molestia

—¿Ya son novios?—preguntó Namjoon con una ceja alzada. Divirtiéndose de molestar un rato a su amigo, pues sabía que aquello estaba lejos de pasar.

—No— respondió rápidamente Jimin.

—¿No?— preguntó Yoongi.

—¿Lo somos?— el menor se ruborizó ante la posibilidad.

—No— respondió el pelinegro.

—¿Entonces para qué pregunta?

Yoongi y Namjoon quedaron sorprendidos por la respuesta, más el moreno, quién jamás se esperó que hubiera alguien quién le contestara a su amigo. Yoongi le soltó la mano bruscamente empujándolo hacia el Jet.

—Mocoso malcriado, sube.

Jimin se quitó sus gafas dedicando una mirada asesina al pelinegro que lo veía fijamente. Decidió voltearse y subir las escaleras seguido de Alice.

—¿Quién lo diría? Min Yoongi controlado por su bullying de secundaria— el susodicho lo vió con mala cara haciendo reír al moreno.

—Tu ni te rías, bien que andas arrastrado pidiéndole perdón a Seokjin. Quiero verte cuando lleguemos al hotel y lo tengas enfrente.

El moreno dejó de reír instantáneamente, mientras veía al pálido subir las escaleras.

—¡Ey, eso no fue divertido! No vuelvo a hacerte ningún favor para dejarte a solas con Park.

Como respuesta recibió la mano alzada de Yoongi mostrando su dedo medio. Ambos subieron sentándose uno frente al otro, al igual que sus asistentes, los cuales estaban enfocados en sus laptops revisando las agendas de cada uno.

Jimin cerró por un momento el portátil luego de largos minutos pasando en limpio la agenda de su jefe, sabiendo que se le haría más cómodo tener la agenda en digital. Se recostó y colocó sus audífonos, cerrando los ojos y dejándose llevar por la música, aquél sería un largo viaje.

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Observó por largo rato al chico sobre la mesa, se encontraba boca abajo, con sus rodillas flexionadas hacia arriba balanceándose de adelante hacia atrás.
Le encantaba la imagen inocente que el chico tenía, se acercó aún más, hasta quedar detrás de él, teniendo una grata vista de su trasero. Gruñó con disgusto al verlo cubierto por los pantalones.

El chico trató de enderezarse al escuchar a alguien gesticular. Sin embargo, Yoongi fue más rápido al dejarlo con su cuerpo pegado a la mesa.

—¿Qué diablos hace? Deténgase— su voz salía temerosa.

—¿Por qué debería?

—Estamos en un avión, por el amor al cielo, mi jefe está al otro lado de la cortina.

—Si. Y si no haces silencio podrán escucharte.

Dirigió sus manos a la pretina del pantalón ajeno, desabotonó y bajó el cierre de manera rápida, bajando la prenda junto a la ropa interior. La vista que tenía era gloriosa. En los glúteos de Jimin aún se podían ver las marcas rojizas que le había causado, acarició con admiración su obra de arte, escuchando al menor suspirar ante sus toques.

Apretó la piel rojiza con fuerza, ganando como recompensa un hermoso gemido de parte del pequeño rubio. No pretendía follarlo, pero la sumisión de Park no ayudaba en nada, tampoco pretendía ir y masturbarse para bajar su creciente erección.

Se deshizo con rapidez del botón de su pantalón, sacando su pene que ya dolía por la presión.

—Señor Min… pueden vernos…

—¿Y? Eso lo hace más excitante— separó con ambas manos los glúteos rosáceos, dejando ver en todo su esplendor el rosado anillo apretarse, relamió sus labios colocando la punta de su pene en la apretada entrada —. Será mejor que no hagas ruido.

Sin darle tiempo a Jimin, se adentró con rudeza en su interior, cerró sus ojos ante la sensación que se le brindaba al no prepararlo antes, con una mano sostuvo su espalda y empezó las embestidas que para Jimin estaban siendo insoportables.

—No… por favor, deténgase… duele.

Yoongi con su mano libre tapó la boca del rubio, importando muy poco para él los sollozos y quejidos que el menor dejaba salir. Sentía como las paredes se apretaban a su miembro y como el menor se removía antes de sentir su pene ser estrangulado de manera deliciosa. Aceleró aún más las estocadas, aprovechando que las tela de su camisa caía sobre las nalgas de Jimin, y el pantalón del rubio a medio camino del límite de sus glúteos impedían el sonido obsceno de sus pieles chocando con rapidez.

Los espasmos de Jimin por su orgasmo lo llevaron al propio, vaciando su esencia en el interior del menor. Admirando al salir como su semen salía, resbalando hacia los testículos del rubio y cayendo sobre su pantalón, admirando como el cuerpo de Jimin se inflaba y sacaba el aire en respiraciones cansadas, hecho un completo desastre que estuvo encantado de ver.

—Límpiate y relájate antes de volver a tu asiento.

—No se vaya— Yoongi había puesto en su lugar sus prendas, y el menor empezó a acomodarlas cuando él azabache detuvo sus pasos.

—¿Qué quieres?

—¿Por qué es así?

—No te entiendo.

—¿Acaso… cree que soy algún tipo de esclavo sexual? Que estaré siempre cada vez que quiera meter su polla en algún agujero.

Las palabras del menor sacaron de él una sonrisa divertida. Se acercó hasta quedar a escasos centímetros de su rostro, se inclinó, para poder sentir el aroma a sexo que el menor emanaba, cerró sus ojos un momento grabando en su cabeza el olor. Se separó, el cuerpo de Jimin temblaba, y su ego crecía cada vez que notaba el efecto que tenía sobre él.

—Eso es exactamente lo que eres, cariño— los ojos acuosos del contrario no le causaron nada.

—¿Cómo puede ser tan..?— Jimin se silenció, dejando la cuestión en el aire.

—¿Tan, qué?. Anda, dilo ¿Tan cabrón, tan egoísta, tan manipulador?— Yoongi cargó el cuerpo delgado hasta sentarlo en la misma mesa que en la que minutos antes estuvo sometido a él, quedando entre sus piernas y tomando su mandíbula con fuerza —. Si no te gusta como soy dímelo, dime que te deje en paz, dime que no quieres seguir teniéndome de esta manera, enterrándome en tu interior cada que me plazca tu cuerpo— ladeó el cuello del menor, dándole total acceso a besar su cuello —¿Vez? ¿Sabes por qué pasa esto?— observó la mirada del menor, en dónde por su mejilla ya corría una lágrima que estuvo el paso en los dedos de Yoongi —. Porque no haces nada para impedirlo.

—Al principio— dijo apenas, sintiendo la presión de la fuerte mano de Yoongi en su quijada —... Al principio le pedí que se alejara y no me hizo caso, no quería. Usted me tomó a la fuerza.

—Tampoco es como que te fuera a hacer caso al principio ¿Qué?, ¿Ahora sí quieres?

—Ahora no puedo detenerlo— confesó, Yoongi observó la mirada triste el contrario

—No me digas…— el pelinegro echó la cabeza hacia atrás en una risa burlesca —. Yo soy la persona menos indicada por la cual sentir cosas, Jimin— el menor desvío su mirada —. Dime que me aleje y lo haré, ya obtuve lo que quería, si no lo haces... Todo seguirá igual.

Soltó al chico, dándose la vuelta para volver a su asiento. Por otra parte Jimin sentía el corazón latir fuerte y a la vez romperse ¿Cómo había sido tan tonto de confesar sentir algo por ese hombre? Cuando estaba claro que Min Yoongi no tenía sentimientos.

"De regalo
te dejaré jugar a que en realidad te creí"

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