Capítulo 20
"He tratado de mantenerlo dentro de mi, pero la forma en la que me vez ahora no es la forma con la que quiero que lo hagas"
Intentó moverse, su cuerpo estaba preso ante el peso de otro cuerpo en su espalda. La ropa que llevaba encima no recordaba que fuera con la que había caído desmayado luego de que Yoongi se molestara con él. Todo estaba confuso, todo parecían lagunas mentales que le jugaban en contra.
Se volteó con dificultad, viendo el rostro de Yoongi plácidamente dormido. Su corazón latió desenfrenado, Yoongi estaba molesto con él, pero ahí estaba, a su lado.
Se levantó despacio, se dirigió al baño a asearse con rapidez, cambió su ropa por algo cómodo y se detuvo frente a la cama en dónde Yoongi seguía dormido. Estaba confundido. La venda en su quemadura parecía haber sido cambiada recientemente, pero a la vez, no estaba en carne viva. Es como si hubieran pasado varios días.
Su muñeca dolía, y al verla mejor, podía ver en ella ligeros pinchazos. Se giró saliendo del cuarto de Yoongi, tenía hambre, demasiada hambre. Al llegar a la cocina se topó con Soonu, quién al verlo casi deja caer los platos que llevaba.
—¡Minnie! Por todos los cielos— colocó los platos en la encimera y lo llevó al sofá más cercano —. Siéntate ¿Cómo te sientes?
—Bien— hasta su voz había salido con mucha dificultad, su garganta estaba reseca —. Espera aquí, iré a buscar a Yoongi Hyung.
—¡No! Él está dormido, déjalo.
—Está bien, iré a buscar a mi señor.
—No. Dime qué pasó ¿Porqué todo se me hace confuso?
—Jimin— la voz de Hobi le alegró, el mayor se sentó a su lado y lo atrajo a su cuerpo besando su frente —¿Cómo te sientes?— Jimin se apartó un poco extrañado.
—¿Por qué me preguntan cómo me siento? No entiendo nada.
—Sonnu, cielo. Ve con tu hermana y ordena que preparen el almuerzo ¿Si?
—Por supuesto, mi señor. Con permiso— el chico se retiró sin chistar ni ver hacia atrás, Hobi volvió su vista havia él y suspiró —. Han pasado dos días, Minnie. Cuando te desmayaste estabas con fiebre bastante alta. Costó que tu temperatura bajara, pasaste estos dos días así, dormido.
—No puede ser…
—Así es. Yoongi te ha estado cuidando mucho estos días. Casi no ha dormido.
La calidez en su pecho se desparramó en lágrimas en sus ojos que no pudieron salir, su sonrisa impedía tal acto.
—Él está dormido.
—Me alegra, también me hace muy feliz que tú estés bien. Yoongi no ha dejado de bajar angeles del cielo para que despertaras. Ya estaba por amarrarlo y ponerle cinta en la boca— Jimin sonrió ante la imagen mental de aquello —¿Aún te duele la marca?
—Si, mucho— dijo arrugando su nariz.
—Espérame aquí— Hoseok se levantó del sillón y se perdió en el ala oeste de la casa, minutos después regresó con un botiquín —. Yoongi no me dejó curarte en su debido tiempo. Ven— el peli rosa se levantó y caminó hasta él —. Acuéstate en la mesa, baja un poco tu short y la ropa interior.
Jimin obedeció sin protestar, quedando con su trasero hacia Hoseok, solo dejando descubierta esa pequeña parte de su piel. El mayor se dedicó a poner un guante en su mano.
—Esto puede incomodar un poco, así que respira.
Sintió el ardor al roce de algo suave en aquella zona, pero que igualmente dolía como el infierno. Los dedos de Hobi se deslizaron por la herida y de repente se detuvieron.
Yoongi apareció al lado de Hoseok sin que Jimin se diera cuenta, agradeciéndole con la mirada el ayudar a su ángel. Hoseok retrocedió sin hacer ruido y Yoongi tomó su lugar para colocar la crema encima de la marca. Era majestuoso ver aquello, Yoongi no había querido ver con atención que era lo más precioso que en su vida había visto. Resaltada en la piel de porcelana del menor, se hallaban sus iniciales juntas, “MY”, y rodeandolas un círculo. Era hermoso, Jimin era el ángel más hermoso, y se sentía un imbécil por no verlo desde mucho antes.
Acarició los alrededores, sintiendo como Jimin se removía incómodo. Se pegó a su cuerpo y antes siquiera de lograr dejar un beso en su cuello, Jimin ya había salido de su agarre completamente asustado. Jimin creyó que era Hoseok el que lo tocaba de aquella manera tan provocativa.
Cuando lo vió a los ojos, su gesto molesto cambió por uno de asombro y vergüenza. Yoongi lo tomó del brazo y volvió a colocarlo en la misma posición, Jimin se dejó hacer a sus movimientos, vendando la marca con gasas para que no se lastimara.
Yoongi se inclinó y besó con adoración la piel de su espalda en repetidas ocasiones mientras acomodaba nuevamente su short en su lugar. Lo volteó e hizo que se sentara en el filo de la mesa, quería decirle tantas cosas, infinidades, pero de su boca no salía ni una palabra, todo lo que tenía planeado decirle en cuanto estuviera despierto se estaba viendo opacado por la mirada azul de Jimin.
—Perdón, no debí…
—No— cortó el mayor —. Perdóname tú a mí, cariño, debí preguntarte, debí escucharte y no lo hice. Hoseok me contó todo. Fuí un imbécil. Un idiota— Jimin negó, no podía permitir que solo él se echara la culpa.
—Yo también tengo culpa, no debí creer en lo que ella me dijo. Yo sólo quería sorprenderlo— Yoongi acarició la mejilla del menor con cariño, con amor.
No pudo resistir ni un segundo más a unir sus labios con los suyos. Había estado muriendo por besar sus labios, por tomar su cintura, por aquella cercanía que lo hacía estar en el cielo besando un ángel.
Se separó apenas unos centímetros de sus labios, era una tortura seguir guardando en su pecho aquél sentimiento.
—Te amo, Jimin. Te amo como no tienes idea. Por favor, acepta ser mi vida, mi muerte, mi ángel. Acepta ser mi todo.
No podía creer lo que estaba escuchando, de su boca no salía ni una palabra, su cuerpo estaba como si su sistema hubiera dejado de funcionar. Solo gruesas lágrimas salían de sus ojos.
—Yoon…
—Por favor, mi amor— Yoongi cayó de rodillas frente a él, Jimin había dejado de respirar, Yoongi había tomado su mano para posarla en su mejilla —. Hago lo que tú me digas, si quieres que nos vayamos de aquí, hoy mismo lo hacemos. Pídeme lo que quieras, pero por favor no me dejes, no me rechaces, y si vas a hacerlo mátame, eso sería menos doloroso que no volver a tenerte a mi lado.
Jimin parpadeó con fuerza, y suspiró ante el alivio y serenidad que le traían aquellas palabras que tanto había estado esperando. Y que aún miraba como imposibles, como un sueño ¿Acaso seguía desmayado y esto era un espejismo?
Jimin se agachó con lentitud, hasta quedar de rodillas con él, tomando su rostro entre sus manitos. Por primera vez aquella mirada de aquél niño de dieciséis años se asomó en sus ojos oscuros, este era el verdadero Yoongi, el que le había enamorado no una, sino dos veces en diferentes facetas.
—Ni en esta, ni en mil vidas más podría rechazarlo. Señor Min, yo también lo amo.
Se fundieron en un fuerte abrazo, por fin ambos sentían que sus mundos estaban en paz, en completa calma y sincronía.
Yoongi se levantó con el menor en brazos, cargando a Jimin para llevarlo a la habitación.
—Dijo que haría lo que yo quisiera ¿Verdad?— Yoongi lo observó curioso, asintiendo sin dudar.
—¿Qué deseas? Lo que tú quieras yo hago o te lo doy.
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Se arrepentía de sus propias palabras, de haber dicho que haría lo que él quisiera, pasó cuatro días tratando de distraer a Jimin para no tener que cumplir su petición. No podía creer que ese chico que salió corriendo la primera vez que pisó la isla, ahora le estaba pidiendo que lo follara en frente de todos.
Pero no podía negarse a sí mismo que verlo de esa manera le causaba estragos en todo su ser. ver su completa desnudez hacía que su mirada oscura no se posara en nadie más que él.
Saboreaba la imágen antes de convertir a Jimin en un desastre de gemidos, sudor y lágrimas. Se encontraba tan tranquilo, tan expectante, con sus dos gemas celestes viendo fijamente como se lo comía con la mirada.
Jugó unos segundos con ambos controles en su mano, observando cómo la mirada de Jimin le suplicaba que hiciera algo, que presionara los botones y que calmara el fuego en su interior. Y así lo hizo, Yoongi presionó el botón del control más pequeño, aumentando la velocidad de uno a tres de un solo toque.
Jimin empezó a jadear, a removerse en el espacio de la plancha suspendida en donde estaba de rodillas. El miembro del menor se erectó en cuestión de segundos. Estaba a punto de terminar, pero la argolla en la base de su pene se lo impedía. Estaba delirando, solo con eso podía sentirse al borde del precipicio. Min tocó el botón del segundo control, haciendo soltar un grito al menor, que era ahogado con la mordaza en su boca.
Las descargas eléctricas en sus pezones en combinación con el vibrador en su culo eran celestiales. Las cadenas que elevaban sus brazos se movían con fuerza chocando entre sí. Era mucho, demasiado. Pero no quería que se detuviera.
Yoongi se acercó a la plataforma, colocando los controles a un lado. Tomó el miembro de Jimin y con una sonrisa empezó a hacer círculos con su pulgar en la punta de él. Las correas en sus piernas le impedían siquiera atreverse a dar un respingo, su piel estaba erizada, sus mejillas rojas y las lágrimas de éxtasis empezaban a acumularse en sus ojos hasta desbordarse.
Yoongi tomó el cuello de Jimin con su mano libre, haciendo que el peli rosa lo viera a los ojos. Le encantaba, podría estar él a sus pies en esos momentos con esa mirada cargada de sumisión, necesidad y lujuria. Las lágrimas ya caían en cascada, el sobre estímulo acabó. Intentó recuperar aire, la respiración por su nariz no le era suficiente y Yoongi lo supo, por lo que quitó el cuero de sus labios y los besó fugazmente. Probando la humedad de la saliva en ellos.
Perdió de vista a Yoongi, quedó solo en aquella plataforma, con la vista hacia al frente podía ver con claridad a todos los espectadores, como aquella primera vez. Chicos y chicas se arrodillaba ante sus amos, otorgándoles placer con sus bocas, algunos de manos atadas en la espalda, otros siendo embestidos sin la posibilidad de hacer sonidos. Todos, con la vista hacia él, y se sentía poderoso, sabía que se encontraba vagando en las mentes de cada persona ahí presente.
Las correas en sus piernas desaparecieron al igual que el vibrador en su interior, haciéndolo sentir vacío. Las cadenas subieron, y fué obligado a despegar su trasero de la fría plataforma, quedando de rodillas, pero esta vez con sus piernas más abiertas. Yoongi lo tomó por la cintura, bajando con lentitud por sus caderas. Dejó un beso sobre su hombro, adentrándose en su dilatado ano, se deslizó en su interior, gozando la humedad y estrechez que se le ofrecía.
—Enséñales cuánto disfrutas, cuánto te encanta estar de esta manera.
La voz de Yoongi lograba excitarlo aún más, su cuerpo se balanceaba bruscamente al ritmo de las embestidas del azabache. Min separó totalmente las piernas del menor, tomó cada una de sus piernas sosteniéndolas en sus antebrazos dando mucha más profundidad, Jimin estaba en otro mundo, uno en el que solo existían ellos dos. No quería estar de otra manera.
Sus gritos y gemidos no cesaron. Sus piernas y brazos empezaban a doler de una forma excitante. Yoongi escuchaba con una sonrisa perversa como el menor rogaba que parara. Veía como rasguñaba sus propias manos y sentía su cuerpos contraerse con cada embestida que le daba. Yoongi no paró las penetraciones hasta que llenó su interior con su abundante semen, y segundos después la argolla fue despojada de la base de su miembro para culminar en un largo y delicioso orgasmo que le nubló el juicio.
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Se movió en la cama, quejándose de los molestos toques en su cuerpo, quería dormir. Estaba cansado, pero unas peludas y pequeñas patitas recorrían su rostro y no lo dejaban descansar.
Un momento ¿Patas?
Abrió los ojos, el pequeño gatito negro se restregaba en su cuello y mandíbula.
—¿Qué es esto?— tomó al animal entre sus manos y se sentó, sonrió por lo pequeño y lindo que era.
—Es tuyo— dijo Yoongi entrando al cuarto.
—¿Enserio?— chilló emocionado, feliz, él siempre había querido tener una mascota.
—¿Cómo se llamará?
—Suga— dijo aquello sin pensarlo, poniendo al animalito frente a su rostro tocando su nariz con la suya. Recibiendo un pequeño maullido. Yoongi lo veía serio, aunque en realidad era una mueca divertida —¿Qué?
—¿Es en serio?
—Si
—¿Le pondrás al pobre animalito mi apodo en la escuela?
—Si, se parece mucho a usted.
—Mejor te hubiera traído un caballo— Yoongi caminó hasta sentarse a su lado, y Jimin negó con frenesí —¿No qué?
—Me dan miedo, además, no sé montar.
—Qué curioso— dijo cerca de sus labios —. Eres experto en eso.
Las mejillas de Jimin se tornaron del color de su cabello, Yoongi sonrió con ternura. Jimin podía ser muy pervertido y aún así avergonzarse de palabras tan simples.
—¿Señor Min?
—Cariño, sabes que ya no es necesario que me llames así ¿Verdad?
—A mí me gusta llamarle así.
—Está bien— dijo rendido —¿Qué quieres saber?
—¿Qué pasó con Linda?— Yoongi suspiró, en realidad no había tomado las acciones que le hubieran gustado.
—Hoseok se encargó de ella.
—¿La castigo él?— los ojos de Jimin se abrieron sorprendidos, y luego de unos instantes su mirada se tornó triste al recordar sus palabras—. Ella dijo que usted era su amo, que seguían juntos— él negó.
—Para nada, lo fuí, hace tres años más o menos. Ella quería algo más que ser mi sumisa.
—Pero… después de terminar con ella, ¿estuvo..?— Yoongi entendió la pregunta.
—Si, si estuve con ella, el año pasado incluso, con la condición que dejara de lado sus sentimientos, juró que ya no sentía nada por mi. Veo que no era cierto.
—¡Ah! Entiendo.
A Yoongi no le gustó ver la incomodidad en el rostro de su pequeño, pero no iba a mentirle, él iba a ser sincero incluso si la verdad llegara a doler.
—Cariño, ignora cualquier cosa que ella te diga ¿Si? Solo querrá lastimarte con sus palabras. Aquí no hay una ley que le impida lastimarte verbalmente, aunque si llega a hacerte daño físico si habrá consecuencias ¿Entendido? Solo ignorala.
—De acuerdo.
—Promete que no te dejarás provocar y no te alejarás de mí.
—Lo prometo.
El resto de la tarde la pasó jugando con él felino que descansaba en sus piernas, salió al salón y estuvo un largo rato con los chicos. Los acompañó a conocer un poco más de las instalaciones de la casa principal. Para ser sincero, no se había tomado el tiempo de hacerlo debido a las situaciones que acontecieron a través de los días.
Se divirtieron mucho conociendo a otros y otras sumisas que eran muy agradables y tenían distintos talentos. Había aprendido a hornear galletas y pastel, que luego comieron entre risas y pláticas en las que pudo conocer un poco más de todo y de todos.
Todos y cada uno de los sumisos quedaban maravillados al saber que el pelirosa tenía la marca del señor Min, era todo un acontecimiento que se hablaba en los cuartos de los sumisos y hasta entre los dominantes que visualizan a Yoongi como el más sádico entre todos ellos, y el que menos veían en una relación vainilla con nadie. Se preguntaban qué tenía ese chico para traer a Min de esa manera.
Al llegar la noche se despidió de los chicos y se fué a su habitación, iría a traer al gatito y pondría su cuna a los pies de la cama que compartía con Yoongi en su cuarto. Cargó al gatito en sus brazos y antes de tomar la cuna de Suga, vió encima de la cama una hoja de papel doblada. Colocó a Suga encima de la cama y tomó la hoja, sonriendo ilusionado por lo que decía en ella.
”Cariño, todos estos días a tu lado han sido los mejores de mi vida. Por eso, quiero celebrar contigo un nuevo comienzo.
Te espero en el muelle
Attm. Yoongi”
"Este es mi infierno, y yo soy lucifer.
Mi amor...
Alrededor de este infierno siempre habrán demonios que nos atormenten.
Prometo ignorarlos, si me prometes que tú también lo harás"
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